Este monumento megalítico con unos 5500 años de antigüedad, descubierto por el que esto escribe y confirmado por la gran especialista Primitiva Bueno ha sido derribado y corre el riesgo de desaparecer como sucedió con el llamado menhir de Parrillas que primero fue derribado y luego fue sustraído, aunque parece que todo el mundo en Navalcán sabe dónde está.
Esta pieza debería llevarse y exhibirse en Gamonal o en Talavera o mejor, ser preservado en su lugar con las debidas medidas de seguridad. Desde luego, donde no debe ir es al Museo de Santa Cruz de Toledo.
Van a hacer algo o como siempre esperaremos a que suceda el desastre para luego lamentarnos-
Para quien quiera saber más sobre este menhir puede leer el enlace que sigue de este mismo blog.
Dibujo de Enrique Reaño sobre una foto antigua que muestra los arruinados muros de la alcazaba
HISTORIA DE LA ALCAZABA (el Huerto de San Agustín)
Comenzaremos la descripción de las antiguas murallas talaveranas por el extremo suroriental, donde se encontraba la antigua alcazaba musulmana descrita así por el historiador musulmán Al-Razi «Talavera fiziéronla los antiguos sobre el río de Tejo, en el partimiento de los moros e de los Christianos. E el muro de Talavera es muy fuerte e mucho alto e de muchas altas torres. E quando andava la era de los moros de trezientos e veynte e çinco años, e mandó Mira bomelym, fijo de Mafomad que fiziesen en Talavera un departimiento entre los de la villa e los de fuera, e que fiziese ay un alçar en que morasen los almoxarifes». Vemos así como es Abderramán III quien ordena construir un alcázar en el año 936 para que residieran en él los gobernadores militares de la ciudad.
Fragmento del dibujo de Talavera de Van der Wingaerde que muestra el alcázar en el siglo XVI
Esta alcazaba ocupaba el antiguo huerto de San Agustín. En recientes excavaciones arqueológicas se descubrieron los muros que dibujan el trazado de la planta del antiguo edificio. Según Francisco de Soto, Almanzor descansó en él cuando regresaba de sus campañas por Galicia.
Arcos mudéjares del ábside de la capilla del Alcázar de Talavera
Alfonso VI conquista Talavera en 1083 y nombra gobernador de su alcázar a Sancho del Carpio, ejecutado posteriormente por no haber sabido defender de los musulmanes el paso del río Tajo. Alfonso VII gustaba de pasar largas temporadas en el alcázar talaverano y hace algunas obras de acondicionamiento en el mismo. Alfonso VIII mejora las fortificaciones y reforma también este Alcázar Real. En 1351 muere degollada en este edificio doña Leonor de Guzmán, madre de Enrique II.
Placa fundacional de la construcción por Abderramán III de la alcazaba y las murallas reforzadas. Actualmente en el Museo Arqueológico Nacional
El alcázar es palacio arzobispal a partir de 1371, cuando Talavera pasa a depender del señorío de la mitra de Toledo. Durante el reinado de Enrique III vuelve por un corto periodo de tiempo a estar bajo la custodia real.
Antigua postal con las murallas de la alcazaba árabe de Talavera
Durante la Guerra de las Comunidades acomete el ayuntamiento talaverano ciertas reparaciones y restablece la vigilancia del castillo para la cual eran precisos seis hombres. Su conservación debía ser precaria ya en el siglo XVI pues el arzobispo Jiménez de Cisneros inicia unas labores de acondicionamiento del alcázar al que ya se hace referencia como derruido.
Fotografía aérea 1934, vista parcial con la Alcazaba
Fotografía de Ruiz de Luna desde el paredón. Se ve el edificio de las Reales fábricas en la misma orillaDetalle de la foto de Ruiz de Luna con la casa de la Hilanza
Traemos hoy aquí algunas de las pocas fotografías y grabados que representan el mayor edificio de la Real Fábrica de Sedas de Talavera de la Reina. Se trata de la Casa de la Hilanza, donde trabajaban cientos de hilanderas. Su solar se encontraba donde actualmente se sitúa el Instituto Ribera del Tajo y la construcción fue recibiendo otros usos después de cerrarse las Reales Fábricas a mediados del siglo XIX.
Detalle de fotografía aérea de los años sesenta con la casa de la Hilanza
Después de la guerra Civil fue utilizada como cárcel para los presos republicanos y de ella salieron muchos reclusos para ser fusilados, aunque muchos de los tres mil represaliados murieron en ella de hambre, frío y tuberculosis.
Plano de la casa de la Hilanza que se guarda en el Archivo Municipal
Podemos ver también el plano de la Casa de la Hilanza que se encuentra en el archivo municipal. Se observa cómo linda con el río y con la calle los Templarios donde se encontraba la fachada principal con la que hoy es portada del cuartel de la Guardia Civil, los patios que luego fueron patios carcelarios y las grandes cuadras donde se estabulaban las caballerías y la noria central.
Detalle de un dibujo que se halla en la Biblioteca Regional en el que se ven con el número 12 la casa de la Hilanza y con el 11 el de la Afinaduría
Realmente no era lugar muy saludable por estar sus muros prácticamente lamidos por el Tajo, por lo que también muchas de las hilanderas estaban aquejadas de paludismo por los mosquitos que se criaban en las aguas estancadas, y fue tanta la incidencia de esta enfermedad que por eso el director Juan rulière pensó en trasladar parte de las instalaciones a Cervera de los Montes.
Detalle de otro dibujo del siglo XVIII en el que se ve el edificio de la HilanzaCasa de la Hilanza de las Reales Fábricas de Seda en la que se observa una garita de cuando era cárcel
Vista aérea de los años 60 con la casa de la Hilanza ya arruinada junto a La Portiña en su desembocadura en el Tajo
La cerámica es una expresión cultural de los pueblos. Las diferentes civilizaciones no sufren una aculturación inmediata tras una invasión, sino que la influencia de la cultura invasora va impregnando poco a poco a la del pueblo invadido. Es el caso de la población visigoda e hispanorromana tras la conquista de Hispania por los árabes.
Las técnicas y las formas de la cerámica visigoda permanecerán todavía durante muchos años, pero de manera paulatina se van introduciendo otras formas en las vasijas y otras decoraciones propias de la cultura recién llegada. Es conocido que se han hallado algunas piezas claramente visigodas con inscripciones o pinturas en letra cúfica que demuestran esa pervivencia cultural que, por otra parte, también se irá modificando con las necesidades que la diferente dieta y alimentación de la nueva cultura junto a otros muchos factores, como el utilitarismo de las nuevas piezas fabricadas para diferentes funciones laborales, artesanales e incluso estéticas que van conformando una cultura material determinada.
Otro factor de gran importancia en las cerámicas medievales es la convivencia, más o menos alterada en determinados momentos históricos, de diferentes religiones y de los rasgos culturales que ellas condicionan. Mozárabes, muladíes, judíos, musulmanes, mudéjares, cristianos viejos conviviendo en el territorio irán imprimiendo a lo largo de la historia sus específicas inclinaciones estéticas o funcionales en los objetos fabricados para su vida diaria con una mayor o menor influencia sobre los otros colectivos.
Una vez que pasa la ciudad a manos de los cristianos con Alfonso VI, comienza en el territorio talaverano una mayor influjo de la cultura castellana y, aunque los almorávides y almohades mantuvieron acciones militares y razzias contra la villa del Tajo su cerámica solamente se fabricó en la parte invadida por estos grupos africanos en el sur de la comunidad autónoma, en La Mancha.
Sobre el sustrato visigodo comienza a influir la cultura cerámica árabe y empiezan a encontrarse tras la invasión nuevas decoraciones con pintura roja en trazos anchos o formas nuevas como el tazón o el candil de piquera, la pieza quizá más característica entre los objetos cerámicos musulmanes. Conviven con piezas de tradición visigoda como los jarros con fondo plano y pellizco vertedor o las ollas trípode, muchas veces elaborados con torno lento.
Pero la innovación tecnológica más específica del mundo musulmán en la cerámica es el vidriado que protege los contenidos alimentarios e impermeabiliza las vasijas y acaba por aplicarse en ambas superficies de los cacharros que se fabrican ya con el torno alto. En muchos casos cuentan estas piezas con anillos soleros, primero de perfiles angulares y luego más redondeados. El vidriado suele ser de color melado o verde, o blanco, verde y manganeso. Es frecuente también el tratar algunas superficies para que adquieran color negro con el manganeso, ya que es color sagrado para los musulmanes. Esa religiosidad también hace que sólo se representen motivos de resonancias religiosas sin temas figurativos salvo las aves del Edén, la flor de loto, o las estrellas del firmamento, cuya bóveda es representada simbólicamente por la concavidad de la pieza.
Las formas de las vasijas de mesa son de volumen considerable y ello nos indica que se hacían muchas comidas familiares en común, esa “cucharada y marcha atrás” que es costumbre que hasta hace muy poco se mantenía en muchos hogares rurales, compartiendo con las cucharas respectivas un mismo recipiente. También hay otras piezas tratadas con engobe, mezcla de barro líquido con pigmentos de vidriado.
En Talavera hay yacimientos muy significativos en los que han podido encontrarse piezas de gran interés. Es el caso de los yacimientos de la calle de la Lechuga y Entretorres donde, por ejemplo, se han hallado ollas llamadas de escotadura, con sus tapaderas, típicas del período omeya. También son típicas las cazuelas empleadas en la cocina, anchas de diámetro, pero de baja altura y con dos o cuatro asas. Algunas están decoradas en sus bordes con incisiones o con trazos de pintura roja agrupados muchas veces de tres en tres. Hay una gran variedad de tipologías en cuanto a las vasijas documentadas y en Talavera hay que destacar entre otras un pistero y una cantarilla.
También son de destacar las tinajas domésticas para contener agua o grano y de las que se han hallado buenas muestras en la ciudad de Vascos, población hispanomusulmana de gran interés arqueológico por tratarse de una ciudad fortificada de ocho hectáreas de extensión que fue abandonada tras perder su interés estratégico por anexionarse Alfonso VI Talavera y otras poblaciones ribereñas del Tajo como Castros, Espejel o Alija, todas ellas en el alfoz talaverano.
Las excavaciones de este yacimiento están proporcionando numerosas piezas de cerámica omeya y de la época taifas de gran interés, aunque la mayoría son objetos de uso en la cerámica doméstica, llamada “común”, con escasas muestras de las que podríamos denominar de cerámica de “lujo”, tanto por el poco nivel de vida de la mayor parte de los habitantes de este asentamiento militar y agropecuario de Vascos como porque probablemente esas pocas piezas de mayor calidad y decoración se las llevarían consigo sus habitantes al abandonar la ciudad en el siglo XI. Es en los objetos destinados al ajuar de la mesa donde encontramos una mayor calidad de técnicas como la cuerda seca total o parcial, o los vidriados verdes y de manganeso, así como los motivos decorativos más complejos dentro de su sencillez.
Muchas de los recipientes que se han hallado estaban destinados a contener y trasportar el agua que se encuentra a relativa distancia de la muralla bajando al río Huso por pendientes pronunciadas, aunque probablemente también se haría alguna represa en el arroyo de la Mora para abastecimiento. Encontramos por ello cantimploras, lebrillos, cántaros y tinajas. Otros líquidos, alimentarios o no, se contenían en las jarras, los jarros o las redomas, mientras que los alimentos se contenían en los ataifores, una especie de platos hondos.
Otra pieza muy característica es el candil que se ha hallado con cierta abundancia. También se hallan numerosas tapaderas destinadas a cubrir las ollas para cocinar, los anafes, una especie de hornillo portátil, o los coladores que también se pueden confundir con la vasija que utilizaban para hacer el cuscús. Otras piezas muy características son las botellitas y las limetas, de cuerpo ancho y cuello alargado.
Hay otros yacimientos de interés para el estudio de la cerámica en la comarca. Uno de ellos es el de Torrejón en Malpica donde se han encontrado ataifores con vidriado verde, otros con verde y manganeso con anillos de solero y con formas ataiformes y otros fragmentos realizados con la técnica de la cuerda seca parcial con fragmentos de jarritas o cuencos.
El único edificio que todavía queda en pie del complejo de las Reales Fábricas, los llamados «molinos Nuevos»
La Real Fábrica de Sedas de Talavera de la Reina languideció sin su director y fundador Juan Rulière hasta su cierre definitivo en 1851, sufriendo el deterioro sus instalaciones, especialmente durante la invasión de las tropas francesas y la famosa batalla de Talavera. El rey José Bonaparte, a su paso por la ciudad a la cabeza del ejército francés, se alojó durante tres días en la Casa del Director de las Reales Fábricas que también construyera Juan Rulière.
Después de la Guerra Civil, la Casa de la Hilanza fue utilizada como cárcel, donde se hacinaron más de tres mil presos republicanos. Hoy ocupa su solar un instituto de enseñanza secundaria.
La portada de la casa de la hilanza es actualmente la del Cuartel de la Guardia Civil y la casa de los molinos nuevos es el único edificio fabril que se mantiene en pie. En el exterior de la Basílica del Prado, en el muro de la cabecera se encuentra encastrado un blasón granítico de la fábrica, y en el interior se custodian mantos de la Virgen donados por ella, además de los tejidos que en palacios de toda España y especialmente de Madrid y Aranjuez son muestra de la perfección que llegaron a alcanzar las “telas ricas” de Talavera mientras don Juan Rulière dirigió las Reales Fábricas.
Casa del Tinte de la seda en el barrio de la Puerta de Cuartos
A continuación podéis ver una serie de rótulos del callejero relacionados con las reales fábricas de Seda. Y en otra entrada mostraremos documentos gráficos de las antiguas Fábricas de Seda.
En un espléndido entorno se encuentra la ermita de la Virgen de Chilla, patrona de Candeleda, pero también muy vinculada a lugares tan lejanos como Calera y Chozas o Mejorada. Cuenta la leyenda que un pastor llamado Finardo, natural de Calera, cuidando sus ganados en el entorno de su pueblo, vio como se le aparecía la Virgen en dos lugares distintos del término de esa localidad.
Piedra sobre la que es tradición se le pareció la Virgen de Chilla (o de la Vega) a Finardo en Calera y Chozas
Uno de ellos se encuentra en las inmediaciones de la Vía Verde de la Jara, y en el lugar se ha construido una nueva ermita dedicada a la Virgen, aunque se ha cambiado el nombre de Virgen de Chilla por el Virgen de la Vega.
En la anterior capillita que existía en el lugar se puede ver una piedra con una curiosa inscripción de difícil interpretación sobre la que es tradición tuvo lugar la aparición. Los caleranos, cuenta la leyenda, que en principio no hicieron caso al pastor, considerando que lo que contaba sólo eran fantasías, pero cuando éste se encontraba con su rebaño en las inmediaciones de la garganta de Chilla, tuvo lugar una nueva aparición en la que la Virgen curó una de sus cabras, lo que en este caso sí fue creído por las gentes de Candeleda porque María le estampó al pastor dos dedos en su rostro, y por ello erigieron una ermita en el lugar.
Azulejos de talavera de la casa del santero de la Virgen de Chilla. Esa ermita de estilo herreriano ha tenido después diferentes reformas, especialmente en el siglo XVIII, que han ido conformando el estado actual del edificio. Junto a él se encuentra también la casa del santero levantada con la pintoresca arquitectura de entramado de la zona y un merendero con un pequeño refugio de peregrinos. Bajo las copas de grandes árboles, con una fuente generosa se encuentra un agradable paraje en el que también se ha instalado un altar donde se dicen las misas en las celebraciones religiosas.
Dentro de la ermita se encuentra la imagen de la Virgen y cuadros que refieren algunos milagros, como aquel en el que salvó a una joven de un toro que la atacaba y otro que nos explica la vinculación con el pueblo de Mejorada, pues parece ser que en el siglo XVI, cuando iban en un navío de guerra español un capitán llamado Juan Briceño con soldados de esta población, se encomendaron a la Virgen de Chilla en una situación de enfrentamiento desigual con dos barcos turcos y uno holandés y la Virgen candeledana les favoreció salvándoles de una situación de verdadero riesgo para sus vidas. Las gentes de Mejorada han tenido una gran devoción a la imagen de Chilla y siguen acudiendo en romería todos los años por un camino utilizado para ello desde hace siglos.
Parece que las bonitas pinturas del camarín fueron restauradas a principios del siglo XX por Ruiz de Luna.
Ya hemos hablado de la destrucción sistemática de las puertas de la muralla durante el siglo XIX. Una de ellas, que daban acceso al primer recinto amurallado era la puerta de San Pedro, llamada así porque aunque era de construcción musulmana estaba muy cerca de esa iglesia del mismo nombre hoy desaparecida. Fue la más monumental de todas ellas, y todavía hoy da nombre a la calle en la que se situaba.
Fotografía reciente del lugar donde se encontraba el arco o puerta de San Pedro
Fue derribada en 1885 y se apoyaba en la antigua muralla árabe aunque modificada y agrandada en varias ocasiones. De una de estas reconstrucciones tenemos referencias, concretamente de la reforma que realizó el Cardenal D. Pedro González de Mendoza, cuyo escudo aparecía sobre la puerta que, además, estaba dotada de rastrillo para asegurar el acceso. El padre Fita refiere que había en esta puerta una inscripción que decía: «Esta puerta mandó alçar el cardenal nuestro Señor el año de MCCCCXCIIII años, siendo corregidor el comendador Juan de Horosco».
Su estructura declara la época de la reforma ya que en los dibujos que han llegado hasta nosotros se aprecia que la puerta es construcción típica del siglo XV con su arco carpanel y su decoración de bolas con tres pináculos. Sobre el central de ellos se situaba una imagen gótica de la Virgen con doselete, actualmente está adosada a uno de los muros del interior de la Ermita de la Virgen del Prado.
También decoraban la puerta algunas pinturas de temas religiosos alusivos a la Eucaristía que, según dice el padre Fita, habrían sido pintadas en el siglo XVI o el XVII: «en la cúspide representa la custodia del sacramento, con varias figuras a los lados y en las gradas inferiores: ya alegóricas como la Fe; ya históricas como Santo Tomás de Aquino, el noble autor del Pange Lingua, ya bíblicas en fin y muy adecuadas, de mayor tamaño que el natural, como David con su arpa y Moisés con el rótulo profético, tomado del Deutoronomio, XVIII, 15».
En los lienzos de muralla inmediatos, había alguna inscripción epigráfica romana dedicada a Pompeyo. Sobre la cimentación de una de las torres que protegían esta puerta se construyó la antigua torre del Reloj y sobre el arco discurría un pasadizo para dar acceso al relojero. En una casa particular, que tenía a la inmediata torre albarrana formando parte de su estructura, existía todavía en el siglo XVIII una tinaja, cuyo dibujo realizó Pedro Guerra y que muestra su escritura árabe.
Hoy traemos al Museo de los Horrores el estafermo que permanece en pie en la plaza de El Salvador.
Los vecinos, con muy buen criterio, han calificado al invento de «gasolinera» por ser una estructura de hierro con azulejería más digna de un anuncio de Nitrato de Chile que de la tradicional cerámica renacentista del Imperio Español, aunque lo que aquí impera es el más gusto y el sin sentido.
Una plaza es por definición un lugar de encuentro, un lugar abierto donde sobran paredones, hierros y escalinatas, y que tal vez en otro lugar fuera aceptable, de mucha modernidad e ingenioso efecto, pero no aquí.
En esta plaza se encuentra uno de los cuatro monumentos del mudéjar de Talavera, la iglesia de El Salvador, que como todo el mundo sabe es lo que mejor combina con la estética Campsa del petardo que nos endilgó el anterior ayuntamiento.
En la parte posterior de la fotografía se observa el escaparate de algo muy bien traído al caso, una carnicería. Pues bien, el solar de ese edificio ocupa el del antiguo convento de la Madre de Dios donde fue enterrado Fernando de Rojas, alcalde de Talavera y autor de la segunda obra más universal de la literatura española, «La Celestina».
Pero en eso no han caído, tal vez porque ni lo sepan, y por ello ni un monumento, ni una referencia, ni una humilde placa al inmortal autor que debería ser orgullo de la ciudad. Eso sí, los alcaldes de Talavera se ponen calles y placas unos a otros al acabar sus mandatos, merecidamente por supuesto, pues todos conocemos el estado calamitoso en el que han dejado unos y otros a su ciudad.
La flecha señala la torre de San Pedro en un dibujo de 1768 de la Biblioteca Regional
Ya conocimos en otra entrada la historia y la descripción de la iglesia de San Pedro, hoy conoceremos otras curiosidades
FIESTAS, COFRADÍAS Y CURIOSIDADES
En esta iglesia se produjo una junta de los vecinos que decidió que Talavera no se uniera a los comuneros sublevados contra Carlos V.
Especial realce daban a esta parroquia las cofradías en ella radicadas. La cofradía de La Minerva a la que el Papa Pablo III concedió «las indulgencias de Santa María de la Minerva de Roma …y por particular privilegio concedió bula para que cualquier sacerdote que diga misa en el altar mayor de esta iglesia, saque un ánima del purgatorio».
El Corpus se celebraba antes en esta iglesia que en el resto de los templos de la ciudad y «el día de las fiestas del Sacramento había grandes riquezas en los altares y calles por donde andaba la procesión e invenciones de pólvora y de animales hechos de yerbas y autos y danzas y se daban premios a los que hiciesen sonetos y coplas en honor del santísimo». El día de Jueves Santo «se traen doce pobres y después de haberles lavado los pies se les da a cada uno una camisa nueva». Se conocía esta cofradía como la del Mandato.
Una curiosa institución fue la Cofradía de los Treinta Hidalgos. No se sabe si su origen estaba en una asociación de mutua defensa de la baja nobleza tras la represión que Sancho IV ejerció contra ella y que llevó al descuartizamiento de muchos de sus miembros, o si se fundó para intentar evitar los agravios de Pero Suárez de Toledo que, en tiempos de Juan II, parece que abusaba de las vidas y haciendas de los talaveranos, obligándoles incluso en materia de casamientos. Esta hermandad exigía de los hidalgos que quisieran pertenecer a ella rigurosas informaciones de la nobleza de sus componentes y cuando alguno de ellos moría era acompañado en su entierro por el resto con hachas blancas de cera.
Por último, también radicó en esta iglesia una cofradía de los Sastres de San Antonio.
Cuenta Ildefonso Fernández que en cierta ocasión fue enterrada en la capilla mayor una señora que resultó estar todavía con vida.
Pocos testimonios gráficos nos quedan de San Pedro, las antiguas fotografías, los esquemáticos dibujos del sigo XVI y XVII y algunas vistas lejanas de la torre en viejas postales e instantáneas.
Hasta que en 1881 el ayuntamiento de Talavera decide utilizar los sillares de la Puerta de Mérida para la construcción del cementerio actual, se mantuvo en pie esta entrada de la muralla de la cual solamente queda hoy día parte de la estructura semicircular del torreón norte, el situado junto a la casa de la Panadería, aunque recientes excavaciones han descubierto el trazado original de los muros y torres inmediatos.
En el grabado de Laborde del siglo XIX, pueden observarse las dos torres semicirculares de construcción musulmana y otra estructura central con dos arcos; entre ambos se sitúa una hornacina y todo el conjunto está sostenido por dos pilares de planta rectangular que tienen aspecto de ser una construcción anterior a la edificación árabe. Para Dionisio Urbina esta puerta monumental es claramente romana y guarda similitud con otras similares fuera de España.
Su destrucción es un ejemplo de cómo en el siglo XIX se destruyó gran parte del recinto amurallado de Talavera por haber sido utilizado como cantera y porque se consideraba a las murallas de las ciudades como un freno al crecimiento urbanístico.
Al fondo del arco parece observarse un edificio que podría tratarse de la antigua iglesia de San Clemente, aunque la perspectiva estaría un tanto idealizada por el autor, pues las ruinas actuales de esta antigua iglesia talaverana se encuentran situadas más a la derecha.
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
Uso de cookies
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR