Archivo de la categoría: Arte y patrimonio

LA DESTRUCCIÓN DE LA CÁRCEL DE LA SANTA HERMANDAD

Detalle del interior de la capilla de la cárcel de la Santa Hermandad, antiguo taller de «el Maño»

Nos encontramos ante una de las últimas grandes fechorías cometida por los políticos locales y regionales contra el patrimonio talaverano.

Allá por los primeros años 80 el ayuntamiento decidió derribar la Cárcel de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera, una de las primeras policías rurales de Europa, además de antecedente histórico de la Guardia Civil y de las fuerzas armadas españolas. Estaba situado el edificio al final de la calle mesones, junto al torreón que permanece en pie de la antigua puerta de Zamora, y su solar está ocupado hoy por una horrenda plaza sin la menor gracia decorada con un espeluznante ladrillo visto.

Grabado del siglo XIX que representa la antigua portada de la cárcel de la Santa Hermandad de Talavera

Solamente quedan los azulejos que dicen lo de «aquí estuvo», costumbre esta muy talaverana de derribar o esperar a que se caigan los monumentos para luego poner un panel de azulejos como testigo de la ignominia.

Plano de la cárcel de la Santa Hermandad del siglo XIX

A un vecino italiano de la plaza se le salían los ojos de las órbitas cuando un día vio llegar a la excavadora que hizo añicos el histórico edificio saltando por los aires las tablas pintadas del artesonado mudéjar del siglo XIV que decoraban el techo, y todavía hay vecinos que conservan algunas de ellas

Grabado del siglo XIX que representa al Puerta de Zamora. Se perciben las columnas de la portada de la cárcel desde el otro lado

Julián Sobrino, un profesor del instituto Juan Antonio Castro, que hoy es un prestigioso especialista universitario en arqueología industrial de la Universidad de Sevilla , denunció esta barbaridad ante la consejería de la Junta de Comunidades y le respondieron, más o menos, que en cuestión de gustos no hay nada escrito, aunque lo que sí está escrito es la enorme necedad que pueden llegar a tener aquellos que nos gobiernan,

Ábside de la capilla de la Cárcel de la Santa Hermandad con la puerta de Zamora al fondo a la izquierda

A día de hoy la desidia continúa porque además de tener quever el petardo de plaza que se hizo en el lugar, no se ha movido un dedo por recuperar al menos la capilla, que sigue siendo el almacén lleno de trastos de un tallar mecánico.

SAN GABRIEL EN AZULEJERÍA TALAVERANA

 

San Gabriel en una escena de la Anunciación de la ermita del Prado en Talavera

*Basílica de Nuestra Señora del Prado. Talavera de la Reina. Siglo XVII. Policromía. Enmarcado en cenefa de glifos y motivos renacentistas. La Virgen está ante un escritorio con un libro en el que según San Bernardo estaría leyendo la profecía de Isaías (7: 14): “La joven está encinta y dará a luz un hijo”, y para otros, como Alberto Magno, simboliza que María es la maestra de las siete artes liberales.

SAN GABRIEL

Es el tercer arcángel del que conocemos el nombre y como San Miguel o San Rafael tiene antecedentes en las religiones antiguas. Es aceptado por los hebreos y también por los musulmanes, que lo consideran el ángel que trasmitió el Corán a Mahoma. Una leyenda babilónica dice que estuvo temporalmente castigado por no haber seguido exactamente la misión encomendada por Dios. Aunque no se expresa explícitamente el nombre del ángel que se apareció a la madre de Sansón para anunciarle el nacimiento de éste, se le ha identificado tradicionalmente con San Gabriel, que también anuncia a Daniel el nacimiento del Mesías en un plazo de setenta años. En los textos apócrifos hay numerosas alusiones a él y tiene además la función de ángel guardián como San Miguel, por lo que en ocasiones podemos verle en las puertas de las iglesias como símbolo protector contra los demonios.

En el Nuevo Testamento aparece en varios pasajes y se le ha identificado tradicionalmente como el ángel que, por ejemplo, anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús o se le ha considerado que es el ángel que anuncia la resurrección de Cristo, o el que trasmite por tanto a los hombres la voluntad de Dios.

San Gabriel en una escena de la Anunciación del monasterio de la Encarnación de madres Bernardas de Talavera

*Convento de la Encarnación  de las madres bernardas. Talavera de la Reina. Siglo XVII-XVIII. Policromía. San Gabriel sobre nubes sostiene el cetro mientras mantiene la mano derecha levantada.

Además de las anteriores, dos son las escenas en que aparece más representado en el arte cristiano. La primera es la de la anunciación a Zacarías de que iba a tener un hijo, el que sería San Juan Bautista, aunque al no creerle quedó mudo hasta su nacimiento. La segunda escena y la más abundante es la de la Anunciación a la Virgen del nacimiento de Jesucristo. En ella aparece María de pie o sentada, a veces con el cesto de la costura, y el ángel entre nubes con el dedo índice levantado. También suele verse a la paloma del Espíritu Santo o a Dios Padre en el cielo

San Gabriel en una escena de la Anunciación de Ruiz de Luna en la ermita de la Virgen del Puerto de Plasencia

*Ermita de la Virgen del Puerto de Plasencia. Siglo XX. Policromía.

San Gabriel La escena está pintada en tonos manganeso y pertenece a una representación de la Anunciación. Siglo XX. Mano levantada en actitud de bendición y arquitecturas en el fondo. Ruiz de Luna

San Gabriel suele aparecer vestido con túnica larga y ceñida, y a veces con manto. Se le caracteriza como un joven imberbe de cabello largo y rubio y, a partir del siglo XV, ceñido con una diadema. Casi siempre su dedo índice está levantado en actitud de hablar y lleva el palo del mensajero o una palma. Su atributo más característico es la azucena, la flor que simboliza la pureza de la Virgen María que es sostenida por San Gabriel o está en un jarro en medio de la escena. También aparece en muchas ocasiones la cinta o filacteria en la que se pueden leer las primeras palabras del Ave María. En la escena de la Anunciación, el ángel está casi siempre de pie pero a partir del renacimiento suele representarse de rodillas o descendiendo del cielo.

San Gabriel en un panel del siglo XVI en el Museo Ruiz de Luna

*Museo Ruiz de Luna. Policromía. Siglo XVI.

Forma parte de una escena de la Anunciación con el dedo índice levantado en señal de su anuncio, con la filacteria en la que se lee el Ave María. Viste túnica y manto y presenta larga melena rubia.

 

San Gabriel en una escena de la Anunciación de la iglesia de Garciaz (Cáceres)

*Iglesia de Garciaz. Policromía. Siglo XVI.

Forma parte de una escena de la Anunciación con el dedo índice levantado en señal de anuncio, con la filacteria en la que se lee el Ave María. Melena rubia y alas amarillas. Se apoya sobre nubes de formas espirales como Dios Padre en la parte superior.

 

DOS ROLLOS AL SUR DEL TAJO: ESPINOSO DEL REY Y LOS NAVALMORALES

Salvo Espinoso del Rey, que compró su privilegio de villazgo a Felipe II , todos los pueblos de La Jara pertenecieron al alfoz de Talavera hasta su «independencia» en el siglo XIX, y de ahí la excepcionalidad del rollo de Espinoso en territorio jareño.

Solamente Azután, pueblecito que perteneció a las monjas del Convento de San Clemente de Toledo fue excepción a esta situación en el territorio jareño al sur del Tajo. Otro caso diferente por pertenecer a un señor feudal es el de Los Navalmorales.

El rollo de Espinoso del Rey, único en La Jara

Rollo de Espinoso del Rey
Rollo de Espinoso del Rey

Pero en 1579, necesitado Felipe II de fondos para sus empresas bélicas, decide vender a los lugares de su reino el derecho a convertirse en villas independientes de sus señoríos. El primero en separarse de Talavera, y por tanto del señorío arzobispal, fue el lugar de Espinoso pasando a estar bajo la jurisdicción real directa, de ahí el apellido “del Rey” que lleva nuestro pueblo.

Como símbolo de la nueva condición de villa que toma se erige el rollo jurisdiccional. Los vecinos deciden comprar su independencia  al monarca alarmados porque un aventurero flamenco llamado Comelín intenta comprar el lugar para vendérselo a un noble talaverano. Con todo ceremonial se hace el amojonamiento del término que, por su aislada situación y cercanía a las sierras jareñas, siempre estuvo muy relacionado con los cuadrilleros de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera que lo defendían de los bandoleros.

Detalle del rollo de Espinoso mostrando los garfios y argollas de hierro

En el siglo XVI adquiere Espinoso su privilegio de villazgo y, como símbolo de la independencia judicial y administrativa que esto supone para el lugar, se erige el rollo en la plaza a la que da nombre. Está fabricado en granito con cuatro escalones en los que se asienta una basa y, sobre ella, un fuste de dos piezas rematado con moldura convexa y un pináculo bajo el que se insertan tres sencillos garfios de hierro con argollas en lugar de los habituales canecillos de piedra. Otra argolla se sitúa en la zona medial del fuste, lo que nos induce a pensar que servía para amarrar a los reos que se exponían en vergüenza pública por sus delitos.

Rollo reconstruido de Los Navalmorales

El rollo de Los Navalmorales:

El Señorío de Valdepusa es un territorio que fue desgajado de La Jara, tierra histórica de Talavera,  para formar un señorío Feudal. Una de aquellas aldeas que lo conformaron era Navalmoral de Pusa que junto a su gemelo Navalmoral de Toledo, otro pueblo separado solamente por un arroyo, formaron lo que hoy es el municipio de Los Navalmorales.

Fotografía antigua en la que aparece el rollo de Los Navalmorales

Recientemente se ha reconstruido en la plaza del ayuntamiento el antiguo rollo del que apenas nos quedan imágenes y que simbolizó la independencia de la villa desde el punto de vista jurisdiccional. Los Navalmorales se hizo villa durante el reinado de Felipe IV  y se ha reproducido en la plaza del ayuntamiento el rollo que lo simbolizaba.

Se trata de un rollo granítico sobre cuatro gradas con un largo fuste y remate en un pináculo sobre semiesfera agallonada.

Fotografía de 1910 del rollo de Los Navalmorales realizada por el conde de Cedillo

Así es descrito en el libro de fotografías comentadas de Los Navalmorales que lleva por título » Los Navalmorales, perfiles de un ayer» de Jose A. del Pino Ruiz

El rollo en principio se levantó de madera, con horca, tres garfios y cuchillo en las eras del Espartal, después se construyó uno de granito, que es el que vemos en la fotografía, cuya base son unas gradas de cinco escalones y columna toscana que suavemente iba disminuyendo de diámetro, teniendo al final un par de garfios de hierro que terminaba en una cabeza de ave y, como colofón, un capitel sobre el que descansaba un cuerpo curvilíneo estriado con aditamento labrado, rematando la obra una pequeña cruz.
Se comenzó a construir el 2 de Julio de 1655 y en 1659 ya estaba terminado e instalado en la plaza; más tarde se trasladó a la huerta, hoy parque, del convento de Capuchinos, luego se desmontó, Se deshizo y fue aprovechado para diversas construcciones, bancos, etc.

LA IGLESIA DE SAN PEDRO, EL MUDÉJAR HECHO ALMACÉN

En el Museo de los Horrores traemos hoy la destrucción de una iglesia mudéjar para  construir unos almacenes comerciales, es la iglesia de SAN PEDRO

 

Iglesia de San Pedro convertida en almacén antes de su destrucción
Iglesia de San Pedro convertida en almacén antes de su destrucción
La misma vista hoy día con el edificio que tan desafortunadamente sustituyó a la iglesia mudéjar de San Pedro
La misma vista  con el edificio que tan desafortunadamente sustituyó a la iglesia mudéjar de San Pedro
Edificio que actualmente ocupa el solar de la iglesia de San Pedro

HISTORIA Y DESCRIPCIÓN DEL TEMPLO DESAPARECIDO

 Seguimos al Conde de Cedillo en la descripción de uno de los templos más antiguos de Talavera: «La parroquia de San Pedro está en el mejor sitio de la villa y junto a la plaza del Comercio (hoy del Reloj), por cuyo motivo es muy frecuentada. Es edificio y obra muy antigua y no se halla razón de su principio y origen».

En efecto, ya aparece nombrada en documentos del siglo XIII, y a la siguiente centuria pertenecen los restos mudéjares que todavía este autor observa en su estructura. Su periodo de mayor esplendor es el siglo XVI durante el que la nobleza local la frecuenta y construye en ella sus capillas, radicando también aquí añejas cofradías.

La capilla mayor fue reconstruida y enriquecida en 1615 por el regidor Miguel Polo que la «levantó y labró de bóveda». Contaba esta capilla, que se vislumbra en la fotografía que recoge el momento de su derribo, con un buen retablo adornado de «pinturas razonables que a mi entender son de algún discípulo del Greco» según Ponz.

La capilla de Nuestra Señora de la Anunciación fue fundada por doña Elvira de la Rúa, noble talaverana que dejó la finca de Valdefuentes al Cabildo de Curas de la villa en 1511. Era también conocida como la capilla Cienfuegos, nombre del regidor esposo de la fundadora. Estaba construida en estilo ojival del siglo XV con bóveda de crucería y entrada de arco rebajado con perlas. Había en ella una imagen de la Virgen con los Santos Juan Bautista y Evangelista.

Fachada norte de la iglesia en el momento en que se saca mobiliario para su posterior derribo
Fachada sur de la iglesia en el momento en que se saca mobiliario para su posterior derribo

En otra capilla , la de San Gregorio, se enterró al canónigo de la Colegial Gabriel de Albornoz que, desde sus destinos en la curia romana, trajo a Talavera numerosas reliquias de San Pedro, San Lucas, San Sebastián, San Cenón y San Blas. A esta iglesia acudían los talaveranos en la fiesta de este último santo, protector de las enfermedades de la garganta. El sacerdote se situaba en la puerta norte del templo, que aparece en la fotografía, para que el pueblo contemplara y besara la reliquia.  Esta costumbre y la parroquia de San Pedro como tal pasó luego a la parroquia de Santa Leocadia, es decir, a la que hoy es iglesia de San Francisco y donde actualmente se conserva una imagen de San Blas que pudiera proceder de la iglesia desaparecida. Además, se conserva en ella la tradición del culto a este santo en Talavera.

Martín Mejía, «persona rica y principal» fundó otra capilla en la que instaló un altar de la Quinta Angustia, advocación que también encontramos en capillas de la parroquia San Miguel y de La Colegial. En un altar adosado al muro sur de la nave principal de la ermita del Prado se puede observar un grupo escultórico con este motivo que, como sucedió con el patrimonio de otras iglesias desaparecidas, pudo haber sido trasladado de lugar y nos preguntamos si no sería precisamente éste de San Pedro pues, en el caso de San Miguel, la obra se trataba de una pintura mural.

Derribo de la iglesia de San Pedro donde se percibe el ábside mudéjar
Derribo de la iglesia de San Pedro donde se percibe el ábside mudéjar

En 1855 se cierra definitivamente como parroquia agregándose a la de Santa Leocadia y Santa Eugenia. Es desamortizado el edificio que se destina a diversos fines como carretería, café, salón de baile y Administración de Consumos, hasta que se derriba y se construyen en su solar los actuales almacenes de muebles y sanitarios.

 DESCRIPCIÓN

 El edificio contaba con tres naves en estilo mudéjar y tenía una planta que, según la descripción, parece similar a la de San Clemente que reproducimos. Entre los detalles de su decoración mudéjar tiene «cinco ajimeces cegados en cuyas formas se ven alternar la ojiva marcadamente árabe, la ojiva túmida y la ojiva polilobulada», tal como Cedillo nos lo describe. También en la antigua fotografía cedida por el Archivo Municipal, podemos observar su estructura modificada por la adaptación como almacén y observamos asimismo su planta de tres naves y los aleros y hastiales de claro sabor mudéjar. Ya hemos comentado que algunas de sus capillas estaban construidas en estilo ojival. La torre es evidentemente posterior ya que se termina en el siglo XVIII.

DONDE EL ARCIPRESTE DE HITA REPRENDIÓ A LOS CLÉRIGOS DE TALAVERA

 

Arcipreste de Hita, Clérigos Talavera, capilla San Sebastián Colegial
Detrás de esta reja se habría reunido el arcipreste de Hita para reprender a los clérigos de Talavera

La Capilla de San Sebastián es el lugar donde se reunía el cabildo, y por ello el sitio más probable donde en el siglo XIV se habría producIdo la escena en la que el Arcipreste de Hita reprende a los clérigos de Talavera por sus poco edificantes costumbres sexuales.

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

Allá por Talavera, a principios de Abril,

llegadas son las cartas de Arzobispo D. Gil,

en las cuales venía mandato no vil

que si a alguno agradó, pesó a más de dos mil

El arzobispo de Toledo es don Gil de Albornoz, que vivió durante el siglo XIV y que no debemos confundir con otro prelado del mismo nombre, que era talaverano y cuyos restos se hallan en un sepulcro del convento de las bernardas fundado por su familia. Cuando dice que el mandado pesó a más de dos mil se puede referir no sólo a los canónigos, sino también a los propios vecinos de Talavera, a los que luego veremos que prohíbe también tener barraganas

Este pobre arcipreste que traía el mandado,

más lo hacía a disgusto, creo yo, que de grado.

Mandó juntar cabildo; deprisa fue juntado,

¡Pensaron que traía otro mejor recado!

 Comenzó el Arcipreste a hablar y dijo así:

-Si a vosotros apena, también me pesa a mí.

¡Pobre viejo mezquino! ¡En qué envejecí,

En ver lo que estoy viendo y en mirar lo que vi!

 Llorando de sus ojos comenzó esta razón:

Dijo:- El Papa nos manda esta constitución,

os lo he de decir, sea mi gusto o no

aunque por ello sufra de rabia el corazón

 Colegial, capilla de San Sebastián, Talavera de la Reina, Arcipreste de HitaLa flecha señala la reja tras la que se encuentra la capilla de San Sebastián de la Colegial de Talavera, donde el Arcipreste de Hita reprendió a los clérigos

El arcipreste de Hita demuestra en sus escritos ser clérigo de manga ancha en cuanto a los principios morales que tienen que ver con la sexualidad, y por eso no le agrada la misión que trae, pues en realidad debería también reprenderse a sí mismo. El cabildo era la reunión de los canónigos presidida por el deán de la Colegial y se celebraba en la capilla de san Sebastián, cuya ventana cubierta por hermosa reja de forja se asoma a la plaza del Pan, junto a la torre.

Las cartas recibidas eran de esta manera:

Que el cura y el casado, en toda Talavera,

no mantenga manceba, casada ni soltera:

el que la mantuviese, excomulgado era.

No sólo se reprende a los clérigos talaveranos, sino que también advierte a los vecinos casados que deben ser más comedidos en sus hábitos eróticos.

Con aquestas razones que el mandato decía

quedó muy quebrantada toda la clerecía;

algunos de los legos tomaron acedía.

Para tomar acuerdos juntáronse otro día.

Fue tal el disgusto por la amenaza del Papa que algunos “tomaron acedía”, es decir que la noticia les produjo ardor de estómago.

Estando reunidos todos en la capilla,

levantose el Dean a exponer su rencilla.

Dijo: -Amigos, yo quiero que todos en cuadrilla

nos quejemos del Papa ante el Rey de Castilla.

 -Aunque clérigos somos vasallos naturales,

le servimos muy bien, fuimos siempre leales;

demás lo sabe el Rey: todos somos carnales.

Se compadecerá de aquestos nuestros males.

La referencia al Rey tiene una doble intención cuando dice que todos somos carnales, pues en aquella época los monarcas reinantes no brillaban precisamente por su moralidad, ya que Alfonso XI tuvo nada menos que diez hijos con su favorita, doña Leonor de Guzmán, la que luego sería degollada en Talavera por orden de la reina legítima doña María de Portugal. Otro ejemplo de la época es el hijo de ésta, Pedro I el Cruel, que hizo asesinar a su esposa doña Blanca para disfrutar así de sus amores con doña María de Padilla.

Sigue después uno de los canónigos justificando su convivencia con una barragana:

-¿Dejar yo a Venturosa , la que conquisté antaño?

Dejándola yo a ella recibiera gran daño;

regalé de anticipo doce varas de paño

y aún ¡por la mi corona!, anoche fue al baño.

 -Antes renunciaría a toda mi prebenda

y a la mi dignidad y a toda la mi renta,

que consentir que sufra Venturosa esa afrenta.

Creo que muchos otros seguirán esta senda.

Postal de la colegiata de Talavera donde se señala la capilla de San Sebastián.

 El canónigo se queja por tener que perder los regalos que hizo a su barragana Venturosa, como las doce varas de paño, y el gasto que le supuso pagarla el baño. Pone por testigo a “su corona” es decir la tonsura de la coronilla que debía llevar como clérigo. Hoy día existe en Talavera la calle del Baño donde había unas instalaciones que, aunque todavía daban su servicio en época cristiana, recién reconquistada la villa, podían tratarse de uno de los baños a los que los viajeros árabes aludían en sus descripciones de la Talabira musulmana.

Juro por los apóstoles y por cuanto más vale,

con gran ahincamiento, así como Dios sabe,

con los ojos llorosos y con dolor muy grande:

 -¡Perdonarnos pues porque es agradable!

Habló en pos del Deán, deprisa el Tesorero

era en aquella junta, cofrade justiciero

Dijo:- Amigos, si el caso llega a ser verdadero

si vos esperáis mal, yo lo peor espero

 Si de vuestro disgusto mucho a mí me pesa,

¡También me pesa el propio, a más el de Teresa!

Dejaré Talavera, me marcharé a Oropesa

antes que separarla de mí y de mi mesa

 Pues nunca tan leal fue Blancaflor a Flores,

ni vale más Tristán con todos sus amores;

ella conoce el modo de calmar los ardores,

si de mí la separo volverán los dolores.

 Como suele decirse: el perro en trance angosto

por el miedo a la muerte, al amo muerde el rostro;

¡ Si cojo al Arzobispo en algún paso angosto,

tal vuelta le daría que no llegara a Agosto!

Dama representada en un capitel de la colegiata de Talavera

El tesorero amenaza con irse a Oropesa porque en aquella época pertenecía al obispado de Ávila y no al de Toledo, por lo que de alguna forma podía así escapar a la reconvención del arzobispo de Toledo Gil de Albornoz. Una colegial es una catedral sin obispo. A su cargo están los canónigos sobre los que gobierna el deán, además de otros cargos como el chantre, el tesorero etc. Flores debe ser otro de los canónigos que enfermaría si le separaran de su Blancaflor

Habló después de aqueste, Chantre Sancho Muñoz.

Dijo: – Aqueste Arzobispo, ¿Qué tendrá contra nos?

El quiere reprocharnos lo que perdonó Dios;

por ello, en este escrito apelo, ¡Avivad vos!

 Pues si yo tengo o tuve en casa una sirvienta,

no tiene el Arzobispo que verlo como afrenta;

que no es comadre mía, ni tampoco parienta,

huérfana la crié; no hay nada que yo mienta.

Mantener a una huérfana es obra de piedad,

lo mismo que a viudas, ¡Esto es mucha verdad!

Si el Arzobispo dice que es cosa de maldad,

abandonad las buenas y a las malas buscad!

En muchas ocasiones la excusa para mantener una barragana era que la mujer en cuestión se trataba de alguna sobrina desamparada del clérigo, alguna huérfana que hacía de criada o alguna viuda a la que se hacía pasar por ama de llaves. Hipócritamente el chantre dice que es una obra de caridad.

Don Gozalo, Canónigo, según vengo observando,

de esas buenas alhajas ya se viene prendando;

las vecinas del barrio murmuran comentando

que acoge a una de noche contra lo que les mando.

 Pero no prolonguemos ya tanto las razones;

apelaron a los clérigos, también los clerizones;

enviaron deprisa buenas apelaciones

y después acudieron a más procuraciones.

Clérigo representado en un capitel de la Colegiata de Talavera

Los clérigos intentaron evitar mediante apelaciones dejar a sus amantes o al menos no ser castigados, pero no debió surtir mucho efecto la regañina que en nombre del arzobispo traía el arcipreste de Hita pues algunos años más tarde, el arzobispo Tenorio, de familia talaverana, intenta que los canónigos hagan vida reglada y para eso les ofrece ricas propiedades entre las que destaca la dehesa de Castellanos cerca de Alcaudete, pero los canónigos prefieren seguir con su vida libertina y renuncian al ofrecimiento, por lo que el arzobispo destina el claustro y el que después sería monasterio de Santa Catalina a los frailes jerónimos.

El Libro de Buen Amor llegó a causar el encarcelamiento del Arcipreste de Hita, tal vez por orden del propio arzobispo Gil de Albornoz.

 

 

                                                                                       

 

LA PUEBLA DE MONTALBÁN

Verraco de La Puebla de Montalbán hallado en la Vega de los Caballeros

Vamos a visitar hoy La Puebla de Montalbán, pueblo que aunque forma parte de la comarca de los montes de Toledo siempre ha tenido muchos vínculos con Talavera y es cuna del autor de la Celestina, el bachiller Fernando de Rojas, que murió en nuestra ciudad habiendo sido uno de sus  alcaldes. En este pueblo, también famoso por sus frutales, especialmente sus melocotones, podremos visitar el Museo de La Celestina así como su patrimonio, entre cuyos elementos podemos destacar en primer lugar  la iglesia parroquial.

Ricón pintoresco en la plaza de La Puebla de Montalbán

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LA ERMITA DE PEÑITAS Y OTROS ELEMENTOS DEL PATRIMONIO OROPESANO

Ermita de la Virgen de Peñitas

Cuenta la leyenda que en este ameno paraje al sur del casco urbano de Oropesa se apareció la Virgen a un pastorcillo. El edificio es de sillería y mampostería con un pórtico de entrada a poniente. En sus muros vemos dos buenos paneles de cerámica talaverana que representan a la Virgen y a San Pablo. Dentro se adorna el altar con cerámica de Ruiz de Luna.

Ermita de la Virgen de Peñitas

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PATRIMONIO OROPESANO 1, LA IGLESIA Y «LA COMPAÑÍA»

PATRIMONIO OROPESANO

LA IGLESIA

Portada plateresca de la iglesia de Oropesa

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción conserva algunos elementos constructivos de comienzos del siglo XVI e incluso de finales del XV, época en la que existen documentadas reformas del templo por el IV señor de Oropesa. Esta parte más antigua estaría representada en la torre de las campanas por sus balaustres renacentistas y los pináculos y las gárgolas góticas que la adornan.

Según una tradición, un rayo provocó el derrumbamiento de gran parte del edificio, lo que supuso nuevas obras de reconstrucción promovidas por el III conde, don Fernando, que concluyeron en 1613 como reza una inscripción. Las obras las dirigió el discípulo de Juan de Herrera, Francisco de Mora, simultaneándolas con las de la Capilla de San Bernardo, y su aspecto más representativo es el pórtico sur del templo.

Iglesia de Oropesa. Fachada sur

Se trata de una iglesia con planta de cruz latina que presenta en el exterior altos contrafuertes. Tiene ábside poligonal de cinco paramentos y cuatro capillas laterales. El mayor interés del edificio radica en su portada oeste, una buena obra renacentista con los blasones de los Álvarez de Toledo y de los Pacheco-Figueroa y decoración plateresca de columnas y flameros. Enfrente se perciben todavía los restos de los arcos que debían sostener el pasadizo inacabado por el que hubieran accedido los condes a la iglesia desde el Palacio Nuevo.

Detalle de la portada de la iglesia de Oropesa

El mobiliario y las obras de arte del interior han sufrido diversas vicisitudes a lo largo de la historia. Parece que el retablo original de la capilla mayor estaba muy deteriorado y se sustituyó a finales del siglo XIX por otro neogótico que actualmente se encuentra en la iglesia de Velada. Éste a su vez, fue reemplazado en Oropesa por el que luce actualmente, procedente de la parroquia de Santiago en la villa abulense de Arévalo, cerrada al culto por las vicisitudes de la Guerra Civil. Las imágenes de Santiago, San Pedro y San Nicolás de Bari también proceden de dicha iglesia. En el centro se halla la imagen de la Asunción, titular de la iglesia y parece que los dos cuadros que se sitúan actualmente junto al acceso de la sacristía pertenecían al retablo original. Enfrente de esta puerta se encuentra el altar de San Alonso de Orozco con frontal de cerámica talaverana  de Ruiz de Luna. Otros cuadros y retablos de los diferentes altares y capillas proceden de templos y conventos desaparecidos en el señorío, como Guadyerbas Alta y Baja, Rosarito, San Bernardo etc.

En esta iglesia se custodian los restos de don Francisco de Toledo, virrey del Perú, y los  de algunos de los señores de Oropesa, como es el caso de los segundos condes que reposan bajo dos losas de mármol cerca de la entrada a la torre de las campanas.

Edificio de «la Compañía» en Oropesa

«LA COMPAÑÍA»

En el perfil monumental de Oropesa destaca otro gran edificio que se recorta en el cielo. Se trata de la llamada Capilla de San Bernardo, una enorme mole construida en buena sillería y fundada por Francisco de Toledo, Virrey del Perú, para ser enterrado en ella y ofrecer los servicios religiosos a los alumnos del anejo colegio  menor de jesuitas que también él instituyó, aunque en principio a la Compañía no le parecieron bien sus condiciones y lo abandonaron, para volver cuando el heredero de don Francisco y conde de Oropesa, don Juan Álvarez de Toledo, llegó a un acuerdo con los jesuitas.

Esta capilla debía haberse construido a la vuelta de América del virrey en 1581, pero su caída en desgracia ante Felipe II, que llevó a su encarcelamiento y muerte, retrasó las obras hasta comienzos del siglo XVII. Fueron también dirigidas por Francisco de Mora, discípulo de Herrera y principal ayudante suyo en El Escorial.

La cúpula de la capilla mayor de «la Compañía

La edificación tuvo algunos contratiempos y problemas de presupuesto que llevaron incluso al encarcelamiento del contratista. Esa precariedad fue probablemente la causa de la finalización en ladrillo de la gran cúpula que debería haberse fabricado en piedra, y éste fue precisamente el lugar por donde comenzó la ruina de la capilla, condicionada también por la expulsión de los jesuitas. Se cerró y volvió a abrir al culto en varias ocasiones por las guerras y desamortizaciones del siglo XIX. En 1930 el Duque de Frías, cuya casa se había vinculado a la capilla e incluso había alojado aquí su archivo hasta su traslado a Montemayor, en Córdoba, cedió la propiedad de la misma a la parroquia de Oropesa. Unos años más tarde se desmanteló todo el maderamen, retablos, puertas y ventanas quedando solamente la estructura pétrea del templo que llegó a tener hasta ocho capillas decoradas con magníficos cuadros y retablos además de un rico ajuar. La plata era abundante, como no podía ser de otra manera en una iglesia patrocinada por el Virrey del Perú, e incluso las campanas tenían en su composición una aleación muy rica en este metal. Su biblioteca era muy variada y valiosa, albergando además el archivo de la casa ducal de Frías.

Portada de la iglesia de «la Compañía»

Destaca en la construcción su gran altura y lo sobrio de su decoración arquitectónica con grandes superficies graníticas apenas interrumpidas por sencillos vanos rectangulares. Solamente en la fachada oriental encontramos una sencilla portada renacentista con una hornacina que alberga una cruz que a los lados presenta los escudos de la casa de Oropesa y en las alturas una sencilla espadaña como remate en cada lateral del frontón. Otras dos espadañas más sencillas se levantan detrás sobre dos contrafuertes.  El interior tiene planta de cruz latina con una sola nave de grandes proporciones y capillas laterales que se comunican entre sí. La capilla mayor estuvo adornada por un gran cuadro de Ricci de grandes dimensiones, representando a San Bernardo recibiendo la leche de la Virgen en un magnífico marco de madera labrada. Delante se instaló un cimborrio con adornos dorados. El edificio ha sido recientemente restaurado.

Fachada de «la Compañía» en Oropesa

 

EL NOMBRE DE OROPESA Y SU CASTILLO

UN NOMBRE DE LEYENDA

Escudo de Oropesa en azulejería talaverana

En el siglo XVIII se atribuía la fundación de Oropesa nada menos que a un capitán egipcio que acompañaba a Hércules en una expedición de Ávila a Trujillo. El capitán se habría llamado Oróspedo Arúnculo, de donde derivarían los nombres de Oropesa y la comarca adyacente del Campo Arañuelo, según dato recogido por García Gil y Fernández Arroyo. Pero la leyenda con más arraigo popular y que recientemente se ha recreado en jornadas medievales es la que justifica el nombre por el rescate entregado a los moros para obtener la libertad de una doncella. El precio era el peso en oro de la dama de donde habría derivado el nombre de Oro-pesa, y de ahí que el escudo heráldico de la población sea una dama sobre un castillo sosteniendo una balanza en una mano y la cruz en la otra. El tributo de este tipo a reyes moros aparece realmente en las crónicas y en la literatura épica medievales.

Escudo de Oropesa labrado en la muralla

Aunque este tema de la toponimia es siempre escurridizo, otros autores quieren ver la procedencia del nombre de Oropesa en declinaciones y latines que indicarían que “Oros” significa monte, refiriéndose a la pequeña sierra de La Ventosilla sobre la que asienta el pueblo, y el sufijo “pes” o “pedis” haría referencia a que el casco urbano se situaría a los pies de esa montaña, lo cual evidentemente no es cierto.

Detalle de la torre del homenaje del castillo de Oropesa

EL CASTILLO DE OROPESA

Ya hemos conocido la existencia en época romana de un “castillo comediano” que tal vez se asentara sobre un castro céltico anterior aprovechando las estratégicas elevaciones de la pequeña sierra de la Ventosilla, que domina desde la altura todas las llanuras del Campo Arañuelo hasta Gredos y que protege el paso de la importante calzada y cañada que desde Toledo iba a Mérida pasando por Talavera y Oropesa.

torres meridionales del complejo del castillo de Oropesa

A la época musulmana puede que pertenezcan algunos muros terrizos de la zona nororiental de la fortaleza que tradicionalmente se ha conocido como el “Castillo Viejo”o “Patio Musulmán”. Alfonso X manda restaurar y ampliar el castillo y que se pueble su entorno. Desde la creación del señorío de Oropesa, por merced de Enrique II a García Álvarez de Toledo, hasta su transformación en condado en 1477, parece que se sitúa en el tiempo la construcción del “Castillo Nuevo”.

Puerta sur del castillo y la torre del homenaje al fondo

Lo primero que llama la atención es la torre del homenaje, una esbelta construcción que se sitúa en el centro del lienzo de muralla occidental junto al patio del palacio, actual parador de turismo. La torre está rematada por cuatro garitones en los que se pueden ver encastrados los escudos de los Álvarez de Toledo y los Zúñiga, y un parapeto volado sobre canecillos y defendido por cañoneras y saeteras cruciformes. Actualmente se accede al castillo por la planta baja de esta torre y se puede ascender por sus tres plantas hasta el ático a través de una escalera de madera. La vista panorámica es impresionante. En la planta primera se conserva el solado antiguo y una puerta cegada que daba paso a construcciones hoy desaparecidas. Desde la planta segunda se accede al adarve de la muralla. La planta tercera conserva dos miradores palaciegos y una chimenea.

Aspillera de una de las torres de la fachada este del castillo

La entrada dispuesta en codo para su mejor defensa y los variados aparejos utilizados hacen pensar a investigadores como Ramón Villa en diferentes fases constructivas y en que este primer nivel de la torre pudiera ser incluso de época musulmana.

Una segunda torre se sitúa en el ángulo noroccidental, también tiene en su interior un mirador y se accede a su plataforma desde el adarve. A continuación un lienzo de muralla une las torres segunda y tercera conservando algunos tramos de tapial por lo que, como he señalado, se ha especulado con su origen árabe. De la tercera torre que se encuentra a mitad del lienzo norte de la muralla apenas se conservan los cimientos de su planta circular. La cuarta torre se sitúa en la esquina nororiental y también es circular, aunque mejor conservada y de mayores proporciones. La quinta torre es maciza y de planta semicircular y la sexta es cuadrada y con dos garitones protegiendo dos portillos que la flanquean. Es de las más recientemente construidas y podemos observar en su sillería numerosas marcas de los canteros que la ejecutaron. En el ángulo sudeste del castillo se encuentra la séptima torre, que es de planta cuadrada y de estructura muy maciza aunque bastante arruinada en su parte superior. Esta dotada de mirador y de una escalera de caracol que daba acceso a la plataforma. Por fin, la torre octava se encuentra en el ángulo suroccidental y es circular en su base y semicircular en su planta alta. En el lienzo occidental se abrió en el siglo XVIII un acceso para el patio de armas.

Torre adosada al muro oriental del castillo

En el interior del castillo debemos destacar una escalinata más ornamental que defensiva en el lado occidental, un aljibe situado en el llamado patio musulmán y las caballerizas adosadas al lienzo oriental de muralla que actualmente se utilizan como sala de exposiciones. En la excavación arqueológica de las mismas se descubrieron restos de un edificio anterior y unos moldes para la fundición de campanas que hoy se pueden contemplar a través del solado de vidrio.

Cubo de la muralla de Oropesa reutilizado como vivienda en el portillo del cementerio

Además del castillo, Oropesa conserva una parte considerable de su muralla circundante que podemos empezar a recorrer a partir del ángulo noroccidental del Parador con la Puerta del Paseo. La muralla se mantiene todavía en pie hasta la puerta de La Vega y después, hasta la carretera con un portillo que aún se conserva. A partir de aquí, la destrucción de la muralla ha sido casi total y solamente se conserva un pequeño tramo formando parte de la fachada de una institución bancaria, tampoco se puede ver en la plaza, ni se conserva la antigua Puerta de la Villa, situada antiguamente en el lado septentrional de la plaza. Pero siguiendo su trazado unos metros sí se conserva un tramo considerable aunque no con la altura original. Otra puerta desaparecida era la Puerta de Talavera y ya sobre el cementerio Viejo, delimitándolo por uno de sus lados, se conserva otro lienzo que acaba en una torre circular reutilizada como vivienda y que formaba parte del llamado Portillo del Cementerio.

Vista del castillo desde la esquina noreste

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

Fachada del convento de Calzada de Oropesa

EL CONVENTO: Cuenta la leyenda que en cierta ocasión un antiguo hospital del pueblo situado en el camino de Carrascalejo vio como se derrumbaba por falta de medios una de sus estancias. Al cabo de unos días las gentes de La Calzada comenzaron a observar que entre los cascotes del derrumbe se veía una luz extraña e, intrigados por el hecho, removieron los escombros y apareció la imagen del Santo Cristo de las Misericordias, que primero se veneró en el hospital, para más tarde construir para su alojamiento una ermita con las limosnas que ofrecieron los devotos y curiosos que acudían a visitar la imagen para remediar sequías, epidemias y hasta un terremoto que, afectando a toda la zona, dejó  sin embargo indemne a esta villa arañuela.

Cùpula de la iglesia del convento de La Calzada de Oropesa

En 1667 se transformó la ermita en iglesia siendo su maestro de obras el calzadeño Pedro Sánchez. El recinto tenía una sola nave separada de la capilla mayor por una escalera de tres peldaños cerrada con reja de madera sobre zócalo de piedra. El coro está a los pies en planta alta y la fachada estaba rematada por espadaña de un solo hueco. Los muros son de aparejo toledano tanto en la iglesia como en el resto del actual edificio conventual.

Convento y torre de la iglesia de La Calzada

Fray Francisco Ignacio del Castillo fue el agustino que a mediados del siglo XVII tomó la iniciativa para que se instituyera el convento de agustinas recoletas de Calzada de Oropesa, bajo cuya custodia quedaría el Cristo de la Misericordia, así como también fundó el convento hermano de Serradilla en Cáceres. En ambas instituciones tuvo mucho que ver sor Isabel de la Madre de Dios, nacida en Guadyerbas las Altas, despoblado situado en el ámbito geográfico de Navalcán, en cuya parroquia se conservan sus actas de bautismo. Fue sobrina de otra mística y tía suya, también navalqueña llamada sor Isabel de Jesús, profesó en el cenobio de Arenas de San Pedro para desde allí salir a fundar el convento de la población extremeña de Serradilla, desde donde vino a La Calzada para fundar otro monasterio. Fue esta monja famosa en su tiempo por su santidad y misticismo y a ella acudían nobles y prelados para consultar diversas cuestiones.

Casa de la Hidalga en La Calzada de Oropesa

A petición de la madre Isabel, el conde de Oropesa, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y su esposa Isabel Pacheco, piden a la villa de La Calzada la ermita y el viejo hospital para la fundación de un convento, lo que concede el concejo local a cambio de que el conde les proporcione otro edificio para destinarlo a funciones hospitalarias. En 1675 comienzan las obras y se inaugura en 1676. En 1704 se hacen algunas reformas añadiendo la parte de la iglesia que sobresale de la fachada y haciéndose la espadaña actual de tres huecos.

Arquitectura popular de La Calzada de Oropesa

La iglesia del monasterio tiene planta de cruz latina con una sola nave. El crucero está cubierto por cúpula de media naranja con linterna que descansa sobre un rico cimborrio. En las pechinas hay pintados santos de la orden agustina. Tiene tres buenos retablos barrocos y en el central se encuentra la hermosa talla del  Cristo de la Misericordia.

Labores de La Calzada de Oropesa

ARQUITECTURA POPULAR: La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo. Son de destacar la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano.

Corona de granito sobre la puerta del ayuntamiento de La Calzada

FIESTAS: En cuanto a las fiestas populares debemos destacar dos días en que se sale a disfrutar en los campos cercanos, el día del Calbote que se celebra el 1 de noviembre y el del Hornazo el 25 de abril. En las fiestas del Cristo de Septiembre se hace una comida colectiva popular con la vaquilla y en el mes de mayo se va a la romería de la Virgen del Rosario.

Siempre ha tenido La Calzada artesanos que destacaron por su arte pastoril, fabricando algunos de ellos hermosos objetos en raíz de fresno como morteros o rabeles. También hay un cestero, Germán Parra, que fabrica piezas de artesanía del mimbre. Las monjas del convento decoran piezas de cerámica. También fue famosa La Calzada por sus magníficos herreros que han dejado como muestra algunas de las rejas repartidas por las fachadas del pueblo.