HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA EN TALAVERA (9). UNA CIUDAD PUJANTE Y COMERCIAL DE AL -ANDALUS

Foto de Ruiz de Luna río años 20 con la muralla árabe lamida por el río y donde se ve la torre de Nazar

UNA PUJANTE CIUDAD DE AL-ANDALUS

Hace mil años, un viajero árabe llamado Al -Edrisi describía así la Talabayra de entonces:

Talavera es una gran villa construida en la orilla del Tajo; el castillo está perfectamente fortificado y la villa es notable por su belleza, su extensión y la variedad de sus producciones. Los bazares son dignos de verse y las casas están agradablemente dispuestas; un gran número de molinos se elevan sobre las aguas del río. Capital de una provincia importante, Talavera está rodeada de campos fértiles. Sus barrios son hermosos y antiguos, y se encuentran allí monumentos de remota antigüedad. Está situada a setenta millas de Toledo.

La villa de Toledo es una capital no menos importante por su extensión que por el número de habitantes

Las aceñas y molinos del Tajo impresionan a Al Edrisi

Si analizamos este texto observamos la referencia a su importancia estratégica y militar, constatamos las alusiones a una ciudad pujante en la que destacan, su aspecto comercial, los bazares, y su actividad agropecuaria.

Otra constante de Talavera es su vinculación con una gran comarca, en el texto vemos que Al- Edrisi comenta que es capital de una provincia importante, el “iqlim” talaverano que, aunque dependiente del reino toledano, gozó según los historiadores de una relativa independencia. También es curiosa la alusión a los antiguos monumentos, probablemente romanos, que llaman la atención de Al-Edrisi. En definitiva, una gran ciudad que el viajero árabe se permite comparar en términos de igualdad en el último párrafo con la ciudad que había sido capital del reino visigodo, Toledo. Una gran ciudad que en Córdoba, la capital del califato, daba nombre a una de las puertas de su muralla.

Una vista de la alcazaba de ciudad de Vascos, uno de las ciudades del Iklim o provincia de Talavera

En toda la civilización musulmana se producía una fractura importante entre el medio urbano y el rural, Talavera no es una excepción y podemos imaginarnos nuestra comarca de una manera muy parecida a la actual, un foco de atracción urbano importante y una población rural cada vez más dispersa en la comarca. La cultura del agua, tan dominada por la técnica islámica, nos hace imaginar un gran número de huertas en fincas de recreo con jardines, situadas en la que también Al-Edrisi considera fértil vega talaverana.En el río los molinos de rueda vertical, las aceñas, eran dinamizados por los azudes del río, las presas que coincidían en gran medida con las actuales. En una de las torres de la muralla que se adentraba en el cauce del río, una rueda de arcaduces como la albolafia de Córdoba; la alcazaba, el palacio de los gobernadores, con sus baños, como esos otros baños que probablemente ya existían en época musulmana y que dieron nombre a una de las calles de lo que entonces eran arrabales de la ciudad, la calle del Baño. La impresionante muralla árabe es el monumento más importante que nos queda de aquella época y precisaría todo un libro para su descripción.

Rótulo de la calle del Baño de Talavera

La influencia de Toledo hace que hasta aquí se irradie el gran movimiento científico y cultural de la capital del taifa, acudiendo, por ejemplo, a impartir lecciones a Talavera grandes juristas como Muhamed ben Abdús. No olvidemos que nuestra ciudad era la segunda en importancia del territorio de Castilla la Nueva después de Toledo y que en ella se desarrollaba una sociedad próspera y poderosa con notables personajes como Abu Othman caid ben Haken Al Karashi nacido en Talavera ya en época de dominación cristiana, 1205, fue rey de Menorca y además de justo y buen gobernante, fue considerado un hombre muy culto, escritor y poeta con profundos conocimientos de derecho y medicina. Reunió en su corte una importante colección de libros científicos y volúmenes preciosos, allí acudían ante él sabios de todas partes, aunque tenía también fama de sanguinario, llegando en su intransigencia a aplicar penas de tortura y muerte a los que bebían vino o a quien cometía faltas igualmente leves pero consideradas negativamente por la moralidad musulmana.

Pocos restos arqueológicos quedan de aquella época, fragmentos de cerámica que aparecen por doquier pero apenas nada más salvo la muralla. Según algunos arqueólogos, la falta de estudios serios y de excavaciones sistemáticas, además de las numerosas incursiones bélicas que la arrasaron pueden ser la causa.

Arcaduz de noria  árabe de cerámica hallado en la excavación del centro Rafael Morales

Para algunos, la mezquita mayor se situó en el solar de lo que más tarde sería iglesia colegial, para otros es el solar del frontero Hospital de la Misericordia el que la habría albergado, ya que existe una curiosa referencia al hallazgo en él de una inscripción epigráfica en la que se leía en letras cúficas: En este lugar no es lícito decir cosa mala, cuando más hacerla.           

En otras entradas de este blog puede el lector encontrar información sobre la ciudad de Vascos y las otras fortalezas del Tajo, sobre la muralla árabe y la alcazaba y también sobre las atalayas y torrecillas de la comarca.

Lucerna o candil árabe de Talavera

RUTA: CEBOLLA Y SUS DOS ERMITAS

RUTA: CEBOLLA Y SUS DOS ERMITAS

Recorrido aproximado 14 kilómetros, tres horas y media. Con desviación a los molinos: 18 kilómetros, una hora más. 

Rollo del desaparecido pueblo de Sanchón entre los olivares de Cebolla
Rollo del desaparecido pueblo de Sanchón entre los olivares de Cebolla

Comenzamos la ruta de hoy en la población de Cebolla, por cuyo entorno vamos a deambular conociendo su patrimonio. Salimos en dirección a levante siguiendo el cordel o camino llamado de Talavera en su tramo anterior a Cebolla. Nos llevará a encontrarnos con un rollo o picota de ladrillo en medio de los olivares. Se trata del rollo de Sanchón, uno de los despoblados medievales que dieron lugar a Cebolla, al igual que otro llamado llamado la Aldehuela, lugar que en el siglo XVIII da el párroco como origen de la villa en torno a unos cebollares en el arroyo, aunque Jiménez de Gregorio hace derivar el curioso nombre de Cebolla de “yebaila”, palabra árabe que significa montecillo.

Aunque en vega tan fértil no es extraño que se hayan encontrado huellas del paleolítico o la Edad del Bronce, los romanos dejaron sus huellas, como por ejemplo una estela con epigrafía a nombre de un hispano llamado Asterio, un “Astérix” español de probable origen céltico. También hay restos romanos en el castillo de Villalba, del que hablaremos en otra ruta y los restos de un sepulcro, además de restos visigodos. En 1184 aparece ya el propio lugar con el nombre de Cebolla en un documento mozárabe.
Plano de la ruta Cebolla y us dos ermitas

Plano de la ruta Cebolla y sus dos ermitas

Seguimos nuestro camino y poco después pasamos junto a la fuente con el sugestivo nombre de Fuente de la Mora, relacionada también con el despoblado de Sanchón.

Tomamos a continuación un camino a la derecha y luego otro que sale también a la derecha para llegar así a la ermita de San Illán, edificio de ladrillo que se encuentra sobre una elevación con una magnífica vista panorámica y cuenta con gracioso pórtico en las caras sur y oeste, donde se sitúa la entrada. Es la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, con magnífica imagen del siglo XIV, que la tradición dice que proviene del castillo de Villalba, y también tiene la advocación de San Illán. Es tradición que este santo es el hijo de San Isidro. Se trata de un culto local que no ha sido reconocido por los hagiógrafos, que incluso aducen razones de anacronismo, pues dicen que Illán vivió en el siglo XI e Isidro en el XII por lo que sería imposible que fuera su hijo. En un magnífico panel de cerámica del siglo XVI de la ermita antes referida se han representado escenas de la vida de San Illán en cuadros diferentes datados en la parte inferior por una inscripción que da el nombre del vicario que ordenó hacer los azulejos. La ermita era muy conocida por la fuente que junto a ella manaba y que  decían protegía contra la rabia, y cuenta la leyenda que fue el propio santo con la reja de su arado el que la descubrió. Para algunos, Illán sería la deformación del nombre del patrono de San Isidro, Juan o Ivan en grafía antigua, aunque para la mayoría solamente sería equivalente a Julián. Los cuadros cerámicos representan la aparición de la Virgen a San Illán, la resurrección del caballo del amo del santo, cómo amansa a unos toros bravos y labra con ellos, o cómo un toro rabioso descubre la tumba del santo, además de la escena en que sus compañeros de trabajo se quejan de que no trabaja, como sucede con San Isidro, al que mientras oraba un ángel le hacía sus tareas.

Panel de azulejos talaveranos del siglo XVI en la ermita de Mañosa o San Blas
Panel de azulejos talaveranos del siglo XVI en la ermita de Mañosa o San Blas

Olivos, higueras y viñas adornan el paisaje que vamos recorriendo, mientras vemos que en la vega del Tajo los regadíos se han ido extendiendo. Llegamos a la carretera, que cruzamos para ir más cómodamente por un camino paralelo al otro lado. 

Al llegar al pueblo parte un camino en dirección sur que nos llevará hasta los que fueron grandes molinos del Tajo, propiedad del señor de Cebolla y sobre los que se han instalado una central de los años cincuenta y otra moderna, aunque quedan cárcavos y bóvedas antiguas de grandes dimensiones edificadas en ladrillo que pertenecieron a los primitivos molinos de varias centurias de antigüedad.

En el siglo XIII es señor de Cebolla don García Álvarez de Toledo, su hijo Fernando deja la mitad del señorío y el castillo y despoblado de Villalba a su esposa en 1398, y en el siglo XV adquiere el castillo de Villalba don Juan Álvarez de Toledo, del que pasa a  Diego López de Ayala. El rollo jurisdiccional de la villa podemos datarlo a finales del XV o principios del XVI y lleva el escudo de los Ayala con las consabidas ménsulas finalizadas en cabezas de animales y fuste de cinco piezas sobre grada con remate cónico.

Ermita de San Illán en Cebolla
Ermita de San Illán en Cebolla

En Cebolla debemos visitar su iglesia, un edificio del siglo XVII de grandes proporciones. Es una gran mole de ladrillo que se levanta sobre el caserío con su torre  estilizada de cuatro cuerpos rematada mediante templete metálico con estatua de Jesús Redentor. En el interior del templo la nave central está cubierta con artesonado y el crucero con bóveda de media naranja sobre pechinas. Son de destacar los retablos barrocos y las imágenes de San Sebastián y la del Cristo de la Salud, del siglo XIV, cuya capilla se adorna con azulejos talaveranos del siglo XVI.

También debemos ver el antiguo palacio de los señores de Cebolla, los duques de Frías y Condes de Oropesa, que es también un edificio barroco de ladrillo del XVII con ventanales adornados por buena reja y en el centro balconada sobre forma redondeada de ladrillo.

En un breve paseo nos acercaremos al despoblado de Mañosa, donde solamente queda la iglesia de lo que fue un lugar habitado hasta finales de este siglo. La antigua parroquia, que hoy es ermita de san Blas, estaba bajo la advocación de San Pedro, que aparece dibujado en una bonita placa de cerámica de Talavera sobre la puerta principal. En su interior veremos el artesonado y la azulejería del siglo XVI que adorna los muros junto al altar. El entorno tiene su encanto, allí se hace la fiesta de san Blas y se encuentra poblado de las higueras de Cebolla, famosas desde antiguo por sus frutos que se exportan, las viñas cercanas producen el vino de Montearagón, el más comercializado y conocido de la comarca hasta la llegada de las bodegas de Valdepusa.

Azulejo del siglo XVIII representando a San Illán en la fachada de su ermita 

PASEO AL DESPOBLADO DE BRUGEL

PASEO AL DESPOBLADO DE BRUGEL

Tiene  La Enramá como lema heráldico del colectivo la frase “Semper res” porque estamos convencidos de que hasta en el lugar más ayuno en fama de monumentos y atractivos pueden encontrarse pequeños encantos que nos harán deleitarnos con la cultura de la tierra.

Y por eso decidimos Rafael y yo dirigirnos no ya a un pueblo con poco magnetismo, sino a un despoblado, el lugar donde hubo un pueblo que ya desapareció: Brugel

Para ello vamos por la A-5 hasta el cruce de Lucillos y siguiendo el camino de servicio en dirección Talavera, bajamos hasta la entrada de la urbanización Kien y cruzamos por debajo de la autovía, seguimos el camino en dirección norte y llegamos hasta el cruce con el cordel que lleva a El Casar de Escalona, y allí, sobre una pequeña elevación del terreno, se ve un grueso muro de cal y canto todavía enhiesto, pobre osamenta de la iglesia que cobijó a los vecinos de Brugel hasta que se despobló el lugarejo en 1808, cuando podemos imaginar cómo al estar junto al camino de Extremadura las tropas, los huidos y los hambrientos acabaron de despojar a sus gentes de lo poco que les servía para mal vivir.

Muros de las ruinas del despoblado de Brugel

Muros de las ruinas del despoblado de Brugel

Damos una vuelta por el entorno salpicado de los cantos y ladrillones que formaban los muros junto con el barro que ya deshizo el tiempo y observamos la planta de la parroquia que enriqueció con sus donativos el único vecino ilustre del pueblecillo. Vemos junto a los restos de los muros buenos  sillares de granito y hasta la tapa de una sepultura, y pensamos si no será la del sepulcro del tal Juan Ag:uero que llegó a ser obispo de Zamora y creó nada menos que tres capellanías, para entendernos,  plazas  de curas con sueldo por atender la capilla correspondiente de la iglesia de un lugar con algo más de cien vecinos, que se quejaban veladamente de que los capellanes ni siquiera vivan en el pueblo. Incluso, se construyó el obispo un caserón que destacaría en el pobre caserío pero que no vio terminar y se destinó a casa de los capellanes, por si querían permanecer allí, pero ni con esas, pues pasa como sucede ahora en los pueblos, que se nos mueren como se murió Brugel, porque entre otras cosas ya no viven allí ni curas, ni maestros, ni médicos, ni guardias civiles que ya ponen también  en los cuartelillos carteles con el horario de apertura.

Tapa de un sepulcro entre las ruinas de la iglesia de Brugel
Tapa de un sepulcro entre las ruinas de la iglesia de Brugel

Pero en las relaciones  de Felipe II dicen los más viejos del lugar que lo fundaron los romanos y que la imagen de la Virgen que es advocación tiene aire de imagen antigua y que es por eso llamada Nuestra Señora de la Romana. Y como en tantos lugares con pátina mágica y arqueológica hay una fuente del Moro y otra con fama de saludable en el mismo caserío. Y como la fantasía vuela libre, también dicen que el pueblo se llama así por que lo fundó uno de apellido Urgel.

Salimos por la fresnedilla que pespuntea el arroyo junto al que los brugeleños o como quiera que se llamaran cultivaban huertecillos de supervivencia y nos vamos al otro lado de la carretera.

Allí, en el prado de Siegaverde, llegamos a una construcción hermosa en su ruina que va desmoronándose como lo hicieron las de Brugel. El paraje es un curioso lugar de prados y juncales, sorprendentemente húmedo entre aquellas barbecheras, y que sigue la cañada de un arroyo donde visitamos una fuente de la Mora,

Fuente de la Mora en Segaverde, Lucillos. Al amanecer la noche de San Juan la mora se convierte en liebre
Fuente de la Mora en Segaverde, Lucillos. Al amanecer la noche de San Juan la mora se convierte en liebre

Tiene una de esas leyendas en las que aparecen moras o mujeres misteriosas  en la noche de San Juan con un final curioso en este caso: la mora se peina como en otros casos, pero aquí al amanecer la mora se convierte en liebre.

Vamos entre olivos, barbechos, higueras y viñas y acabamos fotografiando, antes de que se caiga como la de Gamonal,  la casa de postas de Cazalegas y fantaseamos sobre la vida que albergaban estas construcciones donde se cambiaban los coches de la diligencia.

Como ven ustedes “Semper res”, siempre hay algo, hasta en el término de Lucillos.

Miguel Méndez-Cabeza Fuentes

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

En esta última parte del artículo hablamos de oficios y artesanos de este pueblo de la Sierra de San Vicente

La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales
La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales

Los núcleos rurales eran hasta hace poco unidades casi autárquicas donde prácticamente todas las necesidades quedaban cubiertas por los propios habitantes, así era frecuente, como en Bayuela, encontrar zapateros y sastres que satisfacían las modestas necesidades de las gentes, aunque a veces el capricho o la prenda de respeto para fiestas o celebraciones señaladas se adquiría a vendedores ambulantes o en las ferias cercanas, Talavera fue siempre el punto de referencia de la comarca en ese sentido.

Nos sorprende sin embargo que en el siglo XVIII solamente hubiera dos albañiles en el pueblo, pero es que la arquitectura popular tiene como característica además de las señaladas, que es autosuficiente en la mayoría de los casos, eran los propios interesados  quienes construían sus viviendas, sus pajares o sus cuadras.

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Torneando elementos de muebes artesanos y una reproducción del rollo de Castillo de Bayuela

Las herramientas agrícolas precisaban de artesanos que fabricaran y repararan los útiles necesarios y los mayores recordarán todavía el sonido de las fraguas con el martillo golpeando sobre la bigornia los aparejos más diversos y el gran fuelle soplando sobre el carbón de brezo, el más calorífico de todos los carbones, cuya brasa conseguía domesticar el hierro; y ese otro sonido inconfundible de las herrerías, el del hierro candente al ser introducido en el agua. Desgraciadamente ya no queda ninguna de esas fraguas tradicionales en Bayuela.

La tracción animal ha sido, incluso en los terrenos ásperos sigue siéndolo, fundamental, para el aprovechamiento agrícola de vuestras sierras, por ello formaba parte del paisaje rural ese potro de herrar a la entrada de los pueblos que también ha desaparecido desgraciadamente en vuestro caso, el herrador solía ser además lo que podíamos definir como el A.T.S. del veterinario, el que le ayudaba en el cuidado de las caballerías.

Los animales de tiro precisaban de los arreos necesarios para su mejor uso y así, era necesaria la fabricación de albardas, colleras, frontiles y otros útiles. En Castillo parece que hasta hace poco vivió y trabajó también un albardero, oficio que como tantos otros ha desaparecido por falta de demanda como ha sucedido con la mayoría de los oficios artesanos, salvo que se hayan reciclado para la fabricación de objetos de interés decorativo o de recuerdos turísticos.

Tampoco parece haber tenido importancia la carretería en Castillo aunque la madera era relativamente abundante, pero es que esta actividad artesanal tenía más demanda en localidades situadas cerca de las vías de comunicación principales, es el caso de Talavera o Torralba de Oropesa, por poner dos ejemplo cercanos.

Hubo otra serie de oficios artesanales que se desarrollaron como medio de subsistencia complementario a las economías más modestas de los pueblos, y que a veces intentaban proporcionar un medio de vida protoindustrial a los jornaleros, este tipo de artesanía estuvo muy relacionado con la industria textil aunque en Bayuela nunca alcanzó gran desarrollo, en el siglo XVIII  había siete tejedores en el pueblo. No es esta zona rica en ciertas fibras vegetales como el esparto, es el caso de pueblos cercanos como Mesegar donde la existencia de esta fibra desarrolló esa actividad artesanal. Sin embargo en vuestro entorno se desarrolló el cultivo del lino que hizo que se celebrara una famosa feria del lino en Pelahustán , y también parece que se trabajó el cáñamo por algunos indicios toponímicos como el Arroyo del Cáñamo en Nuño Gómez, una de las aldeas del señorío.

Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto
Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto

Pero sí que destaca Bayuela por una actividad  artesanal, el trabajo de la anea, el artesano silletero que además creó la necesidad de que los carpinteros desarrollaran el trabajo de torneros para elaborar el mueble rural quizá más característico, la silla de anea.

Las necesidades de objetos domésticos de hojalata se cubrían con los artesanos ambulantes, hojalateros que suministraban cántaras para la leche, alcuzas o aquellos objetos necesarios para la iluminación de las viviendas, candiles, faroles e incluso las conocidas como cocinas económicas que funcionaban con carbón, eran los objetos de más demanda entre los fabricados por estos “fabriqueros” como se conocía antiguamente a los artesanos.

Pero en un pueblo tan vinculado a la ganadería como es Castillo de Bayuela, no podemos dejar de hablar de la artesanía pastoril. Cuando todavía no existían los transistores, los pastores entretenían sus momentos de ocio en el careo del ganado, elaborando diversos objetos que les eran de utilidad. En primer lugar la mochila o el zurrón con pieles que muchas veces se curtían ellos mismos y los zajones más o menos decorados que adornaban con tiras de cuero o, trabajando los huesos de cabras y ovejas conseguían labrar los canutillos de hueso o la plancha de cierre en la que dibujaban curiosos motivos populares.

Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora
Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora

El cuerno del gazpacho, el cuerno de beber, las cucharas de enebro o de espino y el cuzarro, recipiente de corcho o madera vaciada eran junto a los bastones y cayados los objetos más necesarios a los pastores que ellos según su sentido estético popular adornaban más o menos. Pero por lo que he podido ver en vuestro pueblo esa sobriedad castellana de la que ya hemos hablado impregnaba también toda la artesanía local y así son escasos los motivos decorativos de los objetos artesanales. Es la artesanía bayolera eminentemente práctica sin mucha filigrana, son escasos los motivos decorativos como los que podemos observar en nuestra geografía cercana, es el caso de las labores de Lagartera, los labrados rabeles de Ventas de San Julián, o las tarras y especieros decorados de Navalcán, ningún objeto alcanza la variedad de motivos de esos pueblos que parecen proceder de la influencia orientalizante de los mozárabes o esa complejidad de la artesanía del occidente peninsular que algunos retrotraen hasta los tiempos de la Vía de la Plata, cuando la influencia de los artesanos de Tartessos dejaron sus huellas en complicadas artesanías extremeñas o salmantinas, baste recordar como ejemplo los sombreros de Montehermoso o los trajes charros salmantinos. La artesanía de aquí es sin embargo, principalmente utilitaria, sin más complicaciones ornamentales que las de las labores textiles femeninas.

Pocos testigos quedan de aquella antigua actividad artesanal en Castillo, además la actividad de algunos de ellos raya más bien con el mundo de las manualidades aunque con pinceladas de artesano. Es el caso del trabajo en cuero de Cipriano, los curiosos artilugios mecánicos de Epifanio Muñoz, los objetos en madera de Flores Morales  y los trabajos pastoriles de Vicente o de Valentin. Otros bayoleros  forran botellas o hacen forja pero adaptada a la tecnología actual como Justo Ferrero.

En fin hemos querido dar aquí una introducción general con una mayor incidencia en la perspectiva histórica a las formas tradicionales de vida en Castillo de Bayuela, quede para otra ocasión la realización de encuestas y un más exhaustivo estudio de aspectos del patrimonio etnográfico inmueble y de la artesanía así como el estudio del ciclo de la vida y las fiestas y rituales bayoleros, el estudio de formas de vida que desaparecen, de formas de vida muy duras pero que son un patrimonio que desaparece sin remisión y por tanto tenemos la obligación de conservar sus últimas huellas.

Acabaré con unas palabras de mi paisano el Padre Juan de Mariana, el padre de la historia en España como lo definió Benito Pérez Galdós,

Es una descripción de la sierra de San Vicente a la que se retiró para escribir de Rege Institucione, texto que pretendía ser un manual educativo para Felipe III:  Suministran abundantemente los pueblos y las aldeas vecinas todo lo necesario para la vida, uvas higos y peras que pueden sostener la comparación con los mejores, jamones excelentes, peces, carnes, aves y vinos que podrían hacer olvidar la patria. Es verdaderamente de admirar que guardando tan buenas dotes estén aquellos lugares faltos de quintas y de moradas de recreo y de placer para los ricos, que difícilmente podrán encontrar otros más amenos saludables y fecundos…Nunca brillaron para mi días tan alegres ni tan claros; tan dulce y tan agradable era la sociedad en que vivíamos.

Cuernos labrados de pastor

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

Cultivos y arquitectura popular

Espada de espadar el lino y rueca para hilar
Espada de espadar el lino y rueca para hilar

En el siglo XVIII se nos dice que la mayor parte de las parcelas de regadío se dedican al cultivo del lino, sesenta fanegas nada menos son para este aprovechamiento que junto al de la morera son los dos grandes desaparecidos en la historia de la Sierra de San Vicente. Vamos a acudir a un paisano nuestro, el talaverano Gabriel Alonso de Herrera para saber algunos datos de cómo era el cultivo tradicional del lino, este clérigo de la parroquia de San Miguel que durante el siglo XVI vivió en Talavera sacó de sus vivencias por toda la comarca sus conocimientos para escribir el primer tratado de agricultura de España y uno de los primeros que en Europa intentaban hacer una ciencia del cultivo de los campos. Hoy da nombre a un instituto donde estudian muchos de los hijos de este pueblo. Pues bien sobre los tipos de lino dice: “ Uno es invernizo, que se siembra antes del invierno que en algunas tierras llaman vayal, otro hay que se siembra a la primavera, que es por hebrero o marzo, y porque se riega llaman regantío”

Aparece una palabra que a todos os sonará, vayal y que es una bayuela, sino un diminutivo de vayal, yo estoy con los que mantienen que el nombre de vuestro pueblo y el apellido de bayolero por el que se conoce a los vecinos de aqui deriva directamente de estos linares ya desaparecidos.

Y sigue Alonso de Herrera: “ Cuando lo arrancaren han de hacer pequeños manojos…unos lo sacuden sobre sábana y otros con un peine de madera tan estrecho de púa que la cabezuela donde está la simiente no pueda pasar..y luego lo lleven al río… pónganle pesas encima porque ello es muy liviano…después bien enxuto y soleado, tráyanlo so techado, y antes que lo majen pónganlo en lugar algo húmido que la hebra tome correa, que si así seco lo majassen y espadassenc ortaríen la hebra y perdería mucho. Esto hecho entréguenselo a las mujeres que hagan dello como saben y lo pongan en perfición”

He leido en un artículo de AGUASAL como se guarda todavía memoria de los lugares donde se cultivaron los últimos linares y las piedras donde se majaba el lino virgen, y cómo todavía se guardan algunas espadas de madera de espadar el lino y algún peine de púas para obtener la fibra vegetal además de algunas mañas de esta fibra vegetal.

Molino de agua del arroyo Saucedoso
Molino de agua del arroyo Saucedoso

En el Catastro de Ensenada se hace también referencia a los olivares de donde se obtenía la aceituna que más tarde se molturaría en los lagares o molinos de aceite del pueblo. En aquella época eran dos y hoy todavía queda algún resto del llamado molino del Cura, hoy todavía se puede recrear la planta de sus instalaciones.

En cuanto al vino, hemos visto que en época tan temprana como el siglo XIV ya se hace referencia a las “viñuelas del castiello”. Todavía en la actualidad quedan algunas bodegas donde se mimaba la producción vinícola de la zona que, en el caso de una de las aldeas de Castillo, como es Hinojosa llegó a tener cierta fama.

Entre las instalaciones preindustriales de interés en Castillo de Bayuela debemos destacar la molinería de sus arroyos, nada menos que ocho molinos de agua eran movidos por el Guadmora y el Saucedoso. Son preciosas muestras de arquitectura popular en granito que debéis conservar, son molinos de cubo, de rampa y algunos de cubo-rampa según la terminología que utilizo en mi trabjo sobre los molinos de la provincia, el molino fue siempre lugar de trabajo pero también de encuentro, de vida y porqué no decirlo, de sisa y de estraperlo. Nos llevaría mucho tiempo hablar de su funcionamiento, de la maquila, de sus presas de sus canales de sus cárcavos y rodeznos, pero quede constancia de nuestra referencia a los molinos de agua, primera máquina que ahorra tiempo y esfuerzo al ser humano.

Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado
Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado

Ya me he referido a la belleza que como arquitectura popular tienen los edificios molineros, pero hay muchas otras muestras de esa arquitectura tradicional  que tuvimos tiempo de analizar en una conferencia anterior monográfica sobre ese tema. Pero recordemos que la sencilla forma de costruir de estas sierras hunde sus raices en el mundo céltico de las edificaciones redondas con techos vegetales que luego se transforman en falsas bóvedas por superposición de lanchas de granito, es el caso de los chozos y las cochineras, repartidas por vuestros montes. La arquitectura popular tiene una característica fundamental que es la utilización de los materiales más inmediatos y así el granito en mampostería y en más raras ocasiones en sillería predomina sobre otros materiales como el adobe y el tapial que se reservan para construcciones secundarias o para aumentar la altura de las escasas viviendas dobladas. Ese segundo nivel de vuestras casas donde se guardaba la paja y que os valió el nombre que se os aplica en el conocido dicho “ Los de Castillo pajariegos, que toda la paja encierran y un año que no la cerraron se murieron las becerras.”

Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente
Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente

La tradición arquitectónica de los pueblos serranos abulenses se deja también sentir en vuestras viviendas tradicionales: bajos perfiles de prolongadas techumbres, pequeños huecos y vanos y sobriedad absoluta en la ornamentación. Si acaso alguna cerradura en la que el herrero se entretuvo en adornar con motivos sencillos.

Pero no debemos olvidar las encantadoras construcciones secundarias como los pilones graníticos, los abrevaderos y comederos de animales vaciados en la piedra o en grandes troncos, las parideras, las majadas, los ameales, las fuentes y los puentes de bloques ciclópeos de granito, ese granito que también sirvió para labrar las cruces del calvario o la calavera que preside el cementerio, porque hasta en el cementerio se puede encontrar el sabor de la cultura popular y alli también me adentré con todo respeto y contemplé algunas de esas preciosas lápidas de cerámica de Talavera que tienen escritos bonitos epitafios imaginados por el corazón sencillo de un labrador que ha perdido a un ser querido, casi siempre algún niño.

No había sin embargo lavaderos en Castillo, las mujeres se encontraban en el arroyo y allí cambiaban impresiones y chascarrillos, hoy la consulta del médico y los comercios han sustituido a ese lugar de encuentro que era la fuente o el lavadero.

Pero volvamos otra vez doscientos años atrás y analicemos la sociedad bayolera de entonces: Dos clérigos representaban a la iglesia en el pueblo, los funcionarios de entonces entre comillas eran un administrador del señor feudal, un cirujano y un boticario, un maestro de primeras letras y un escribano;  hoy, la mejora de los medios de comunicación y el falso atractivo de la ciudad hace que ni los sanitarios, los maestros o los administrativos vivan en los núcleos rurales en su mayoría, este hecho disminuye de alguna manera el dinamismo social de nuestros pueblos.

Pozos y pilas en Bayuela

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO (II)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA

Conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza en Castillo de Bayuela. 2ª parte: Sus recursos en la historia

Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo
Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo

Escuchad si no lo que dicen unos bayoleros de 1578:

“ …que en esta villa en tiempos que vivían en el Castillo, han oído decir a los pasados que los vecinos de él eran personas principales y gente de guerra y desde el castillo corrían la tierra de la comarca, y se defendían, y han oído decir que los habitantes de el dicho castillo tuvieron en tiempos pasados muchas diferencias y cuestiones con los de la villa de Escalona, y se llevaban los ganados de las unas partes a las otras y sobre la defensa de ellos siempre se apellidaban los de el dicho Castillo, y salían a defenderlos.”

Un lugar tan estratégico como vuestro cerro del Castillo no podía pasar desapercibida su situación estratégica para los pueblos que pasaron por aquí, pero este hecho tenía sus inconvenientes y como también decían en el siglo XVI,” por ser la tierra fragosa, y en parte alta, y mucha estrechura, los vecinos dejaron aquella vivienda y se bajaron a vivir donde al presente están, que antes dellos se llamaba Pajares, por estar adonde el dicho lugar está agora algunas labranzas y casas pajizas.”

Antes de su deforestación, estas tierras se encontraban cubiertas de bosque y así los vecinos del tiempo de Felipe II dicen “ Hay bastante leña, y cerca, como son encinas, robles, madroñeras, alcornoques, enebros y  otros montes bajos». Hoy esos montes y dehesas no son tan frondosos, pero hubo un tiempo en que como nos decía el archivero Rafael Gómez, se carbonearon los bosques de Balsamaña llegándose a exportar ese carbón a Madrid en más de mil carretas, poco nos queda ya de aquella actividad carbonera, si acaso el recuerdo de la extracción de picón en tiempos más recientes y manchas circulares de color oscuro que no son otra cosa que la huella de antiguas carboneras.

Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro
Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro

Pero esa leña no sólo sirvió para arder en los hogares o en los muchos hornos de pan llamados maquileros como los molinos por cobrarse el dueño su servicio en especias quedándose con algún pan de la cochura del vecino, también servirían para cocer las tejas que sustituirían a los techos retamizos o pajizos de las viviendas según se iba consolidando la población, todavía os queda uno de esos hornos tejares en recuerdo de aquella antigua actividad hoy ya desaparecida.

También se utilizó su madera para la construcción de las viviendas, pilares y vigas de enebro son tal vez el mejor y más duradero de los materiales que pueden utilizarse en la arquitectura popular y vuestros antepasados no dejaron de hacer uso de esas cualidades. Los cuarterones y las vigas maestras de las construcciones de  envergadura precisaban de una mayor longitud y formas más rectilíneas, es el caso del pino como que, también decían hace quinientos años: la traen de las villas del Adrada y… que están a ocho y cuatro leguas”

Una de las actividades primeras de los repobladores cristianos, que  ya desde los visigodos se venía desarrollando en nuestro entorno, es la producción del único edulcorante existente hasta el descubrimiento de América y la caña de azúcar, me refiero a la miel. Era, como podemos comprender, un producto de primera necesidad y su aprovechamiento se acompañaba del de otro producto fundamental, la cera, necesario para dar luz a las oscuras casas de vuestros antepasados y preciso para los rituales de la iglesia, tan imbricados en su vida cotidiana. Pues bien con la corteza del alcornoque se hacían esas primitivas colmenas que incluso hoy día se utilizan, uniendo sus tapas y el cuerpo con virus de jara, ese otro material vegetal que daba calor o que servía para hacer las techumbres de las viviendas, sosteniendo el entortado de barro sobre el que se apoyaban las tejas.

Siguiendo con los recursos naturales que aprovechaban vuestros antepasados esta relación que venimos siguiendo del siglo XVI nos dice que el pueblo era “ tierra de alguna caza como son: perdices, liebres, conejos, aunque no en mucha cantidad, y algunas zorras, lobos y tejones.” lazos , lanchas de piedra hábilmente dispuestas y otros artilugios han servido hasta hace poco para complementar la escasa proporción de proteínas de la dieta al alcance de una sociedad rural como esta de la sierra se San Vicente.

Casi dos siglos antes, Alfonso el Onceno cazaba osos por estas tierras como se dice en su Libro de la Montería: “ et Guadamora es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en ivierno. Et son las vocerías, la una desde cabeza del Oso, la cumbre ayuso, fasta la cabeza del Toconal, et travesar el arroyo de la Fresneda fasta la cabeza de la Gatera, et por esta fasta La Calera: et la otra desde el arroyo del Real et por medio de las viñas del Castiello fasta las dehesas de Pajares. Et son las armadas, la una en Salzedosa a la boca de Navaconejeros, et la otra en las Cañadiellas”.

En 1578 Bayuela “es tierra de alguna labranza, …y que en ella se cría seda más cantidad que en lugares comarcanos, y hay algunos ganados como cabras, ovejas, ganados de cerda …”

Como veis poco ha cambiado desde entonces la condición ganadera  que desde tiempos prehistóricos tenían vuestros prados y dehesas, que al encontrarse atravesados por un importante ramal de la cañada Segoviana, eran arrendados a los ganaderos trashumantes desde San Andrés hasta finales de abril. Los merinos o serranos como se les conocía aportaban así una fuente económica complementaria al pueblo

Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca
Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca. Se mantienen sus ramas con vigas de granito.

Pero ya tenemos aquí una desaparecida actividad que hasta no hace mucho se desarrolló especialmente en la Sierra de San Vicente, el cultivo de la seda, que salvo los más jóvenes todavía habéis conocido con esas trojes llenas de hoja de morera que alimentaban a los gusanos que todavía los chavales de toda la comarca crían pero ya convertida esta actividad en un juego, modesta huella  de lo que fue otra fuente de ingresos complementaria, principalmente durante el siglo XVIII, cuando la Real Fábrica de Sedas de Talavera elaboraba ricas telas que adornaban los mejores palacios con el producto de esas viejas moreras centenarias que todavía se conservan en vuestros cercados y que son monumentos vivos de una actividad por la que nuestra tierra fue conocida incluso en el extranjero, de la que dependieron miles de personas y que al cesar con el cierre de esas Reales Fábricas ocasionó una época de hambruna en la comarca. Esas moreras eran conocidas como árboles prudentes por los antiguos debido a su brote tardío que evitaba así las heladas.

Y en fin, en esta relación dirigida a Felipe II, el rey Prudente, que estamos analizando se definen los recursos de este pueblo con una preciosa frase que ya habréis escuchado pero que por ser encantadora traigo de nuevo aquí: “Es tierra, de muchas cosas poco, y de ninguna mucho”  ¡Qué castellana y sobria forma de aceptar la humildad de recursos pero al mismo tiempo la variedad de los mismos que lleva a esa independencia, a esa tendencia a la autarquía del labrador castellano.

Pero vayamos al siglo XVIII, allí  encentraremos algunos datos más concretos sobre la forma de subsistir de los bayoleros. Los regadíos son pocos y dependen en gran medida de la pluviosidad anual, de todas formas se nos refiere que entre los frutales cultivados se encuentra el cerezo, lo extremo y seco del clima actual impediría seguramente que además de las higueras y las moreras los huertos de las riberas contaran con estos frutales. También han casi desaparecido los robles de los que se dice en el siglo XVI que estaba poblado el término, confirmándonos hoy esa regresión del ecosistema.

Molinos en el arroyo Saucedoso

EL MORO MUZA EN TALAVERA

EL MORO MUZA EN TALAVERA

Recreación del encuentro entre Tarik y Muza
Recreación del encuentro entre Tarik y Muza

Durante los atentados del 11-M pudimos ver en los medios de comunicación cómo los terroristas islamistas encapuchados que reivindicaban la masacre en un vídeo, hacían una alusión a España como “la tierra de Tariq ibn Ziyad”. Este personaje era de etnia bereber, como la mayoría de los terroristas implicados procedentes del Magreb, y de ahí su identificación con Tariq como héroe legendario del Islam.

Puede que el personaje sea únicamente una personificación literaria y que jamás llegara a existir, pero en las crónicas árabes aparece como protagonista de la conquista musulmana de la península. Tariq era, según esos escritos, el gobernador de Tánger, un mawla o esclavo liberado por su amo Musa ben Nusayr, el conquistador del norte de África para las huestes de Mahoma que ha quedado en la memoria popular como “el moro Muza”, que sí era de etnia árabe, la raza de los dominadores del mundo musulmán.

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Tariq no era sólo el esclavo de Muza, sino que también hacía las veces de su lugarteniente militar que, en la famosa expedición ocasionada por la traición del conde don Julián, cruzó el estrecho de Gibraltar (Monte de Tariq) y derrotó al ejército visigodo de Don Rodrigo en Guadalete, comenzando así la conquista de España en el año 711. A continuación siguió con su expedición militar hasta la capital de los godos, Toledo, conquistándola con todas las riquezas y tesoros que allí acumulaba su monarquía. Mientras tanto, el “moro Muza” cruzó también el estrecho y se dirigió hacia el norte, un tanto celoso de las victorias de su liberto, al mismo tiempo que iba conquistando otras importantes ciudades como Mérida, acompañado por un ejército compuesto sobre todo por tropas de raza árabe y no bereberes como las de Tariq. Parece además que Tariq no obedeció correctamente las órdenes de Muza quien, un tanto irritado también por las meteóricas conquistas de su subordinado, se dirigió hacia Toledo desde Mérida como cuenta la crónica del moro Rasis:

“Musa ibn Nusayr se trasladó de Mérida a Toledo, donde estaba Tariq ibn Ziyad. Este salió a recibirle, para saludarle y tributarle honores. Se reunió con él en Talavera y regresó en su compañía a Toledo”

Otras crónicas aseguran que Muza al encontrarse con su lugarteniente y antiguo esclavo no pudo reprimirse y le dio un latigazo por su indisciplina, y que incluso hubiera tomado otras medidas de no ser porque Tariq le llevó a Talavera los tesoros arrebatados a los visigodos para así aplacar su ira. Entre esos tesoros habría estado la Mesa de Salomón, traída a Europa por los cruzados y que el rey Alarico había tomado como botín en Roma al conquistarla, pasando luego a España con el tesoro de los godos.

Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón
Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón

Tariq y Muza siguieron peleándose y el califa de Damasco les hizo regresar con las riquezas obtenidas en su conquista. Les reprendió por sus disputas, quedándose él con la mesa encantada de Salomón, que para unos era de oro y piedras preciosas y para otros estaba tallada en una sola esmeralda de tamaño gigantesco.

El escritor americano Washington Irving escribe una versión de esta leyenda en sus “Crónicas Moriscas”:

“Tan pronto como Tarik supo que Muza se aproximaba a la ciudad, salió para encontrarlo en Talavera, acompañado de muchos de sus más distinguidos compañeros de armas, llevando consigo una recua de caballos y mulas cargados con un gran botín, mediante el cual pensaba conciliar el favor de su jefe…Así, pues, cuando Tarik estuvo frente a él, Muza lo observó durante unos instantes con severo e indignado semblante. “¿Por qué has desobedecido mis órdenes? … He procedido en esa forma –le replicó Tarik- porque pensé que así serviría mejor la causa del Islam y colmaría tus deseos. Cuanto he realizado ha sido en calidad de servidor tuyo. Contempla tu parte como comandante en jefe que eres, en el botín que he reunido.”Así diciendo, descubrió el inmenso tesoro en oro y plata y costosas blancas y piedras preciosas que traía, el cual esparció en el suelo delante de Muza. La ira del jefe árabe se encendió más aún a la vista de este botín porque ello le probaba cuán espléndidas habían sido las victorias de Tarik” En esta versión de la leyenda, Muza destituye a Tarik ante el descontento de sus generales pero tiene que restituirle en su puesto por orden del califa de Damasco.