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ALBERCHE (13) BURGOHONDO Y SU ABADÍA

Abadía de BurgohondoDespués del despoblamiento de estos territorios por las guerras de la reconquista, se estableció un monasterio que aparece referido por primera vez en un documento de 1179 del Papa Alejandro III, confirmando las posesiones de don Sancho, obispo de Ávila. Se denominaba Monasterio de Santa María de Fundo, palabra esta última que quiere decir Hondo, por la profundidad del valle del Alberche, y de ahí que la población fundada en torno a este cenobio se acabara denominando Burgohondo.

Escudo señorial en un edificio de Burgohondo

En torno a ella se articuló la repoblación del territorio pasando después a los agustinos: “más hace ocho siglos que en el Burgohondo hay abad y canónigos; en el principio eran aquellas montañas un negro y sombrío y espantoso desierto; retirados en la soledad los que entonces vivían en comunidad religiosa, sin perder de vista todo lo que podía ceder en utilidad del estado, se ocupaban continuamente en cantar las alabanzas de Dios, con el transcurso de los años fueron desmontando las incultas breñas en que vivían y por su diligencia se formaron aldeas que componen en el día el concejo del dicho lugar” como relataba el abad del monasterio poco antes de que desapareciera en el siglo XVIII.

LA ABADÍA

rquitectura popular en Burgohondo

La iglesia del monasterio, que aloja hoy la parroquia del pueblo, cuenta con tres naves separadas por dos hileras de pilares hechos de sillería. La puerta del lado oeste es de la época de fundación del monasterio y hoy está tapiada y tapada por la sillería del coro. La puerta de acceso al templo se encuentra en la actualidad en la cara norte y es del siglo XVI. En el ábside, el aparejo de mampuesto de gran tamaño, separado por verdugadas de ladrillo que le dan un aspecto mudéjar, nos orienta hacia su construcción también en los primeros tiempos de la abadía, con la robustez que hacía que los templos de la época fueran en realidad pequeñas fortalezas que podían ser utilizadas en el caso de una situación de peligro ocasionado por las razzias musulmanas, como también nos demuestran dos ventanucos o saeteras situados en el muro norte.

El río Alberche a su paso por Burgohondo

Al siglo XVI pertenece también la cubierta de madera que conserva algunos detalles decorativos, así como la sobria sillería del coro, donde destaca por su tamaño el asiento del abad. Podemos observar también las sepulturas medievales de dos clérigos y la del abad Pedro Vazquez, que es del siglo XVI, así como la torre, de planta cuadrada, rematada en campanario, dos escudos nobiliarios y la pila bautismal. Los retablos son barrocos del siglo XVIII, churrigueresco el del altar mayor.

También el monasterio, situado en la cara sur del templo tiene aspecto defensivo por las torres semicirculares que lo adornan. El cerramiento, es así mismo de mampostería y tiene una puerta gótica que da acceso a la iglesia y otra del siglo XVII que se abre a la huerta.

Escena en los barrios de Burgohondo

Como en tantos otros lugares, la ermita de San Roque, como santo protector contra las pestes se encuentra en una de las entradas del pueblo para servir así de protección a los vecinos.

JUDÍOS EN EL ALBERCHE

También existe en Burgohondo una construcción conocida como la Ermita de los Judíos. Se halla situada en el barrio de La Esperanza, que alojó la judería del pueblo y por ello se ha especulado con que el pequeño edificio fuera una sinagoga. Lo cierto es que alojó a la cofradía de la Vera Cruz y que las pinturas de sus muros representan imágenes del evangelio. Se sabe que tanto en Burgohondo como en Navaluenga y Hoyocasero se establecieron colonias de judíos que se dedicaban al pastoreo, pero también al curtido y tinte de las pieles en las tenerías, además de otros trabajos artesanales, mientras que algunos de ellos, de clase más elevada, cobraban los diezmos y derechos feudales o de escribanía del Burgo.

Cama abandonada en los «barrios» de Burgohondo

EXCURSIÓN AL PARQUE DEL VALLE DE IRUELAS JUNTO AL ALBERCHE

Embalse de Burguillos con el parque de Iruelas al fondo

 Esta reserva natural de más de ocho mil hectáreas se divide entre los términos de Barraco, San Juan de la Nava, Navaluenga y El Tiemblo. Se sitúa en las estribaciones orientales de Gredos, a las orillas del embalse de Burguillos, y se reparte su territorio a ambos lados del arroyo de Iruelas.

Pino monumental en el parque de valle de Iruelas

Cuenta con más de seiscientas especies vegetales cuya variedad está condicionada por la pluviosidad, la altitud y la diferente orientación de los valles que la conforman. Las zonas que fueron modificadas por la acción humana producida por roturaciones o incendios suelen estar cubiertas de cambrones, piornos, enebros rastreros o genistas. Podemos encontrar ejemplares de pino laricio de proporciones monumentales y los bosques de pino negral han sido favorecidos por el aprovechamiento resinero. En los arroyos de las zonas más bajas los alisos y los fresnos se acompañan de sauces, cerezos, avellanos y olmos. A mayor altura, podemos encontrar abedules y tejos, además de los enebrales y encinares en las partes más secas.

Bosques del parque de Iruelas

En cuanto a la fauna hay que destacar la presencia en la reserva de casi ciento cincuenta especies de aves y más de ochenta de otros vertebrados, muchas de ellas protegidas. Las más llamativas son el águila imperial, el buitre negro y el leonado, además de pequeñas aves como el pechiazul, el picogordo, el bisbita alpina o el gorrión moruno. También podemos ver al gato montés y algunas especies peculiares de reptiles.

Vista general del valle de Iruelas

Además de la ruta general del parque que mostramos en el plano, hay otras rutas habilitadas en el parque de las que dos parten del puerto de Casillas en la zona más elevada del valle. La más corta lleva hasta un pozo de nieve del que hablaremos en el capítulo de El Tiemblo y dura dos horas entre ida y vuelta; la otra va hasta el cerro de la Escusa y tardaremos seis horas en recorrerla. También hay señalada una breve ruta botánica, y otra hasta la lancha de las Víboras que nos enseñará las zonas boscosas.

 

Monumento a los resineros

RESINEROS

Los edificios de recepción e interpretación del valle de Iruelas se encuentran en las antiguas instalaciones del centro maderero y resinero de Las Cruceras. Allí podemos ver algunas de las herramientas utilizadas por estos trabajadores que explotaron este recurso hasta los años setenta, aunque se quiere recuperar la actividad para producir trementina y colofonia. Los resineros hacían incisiones oblicuas llamadas “entalladuras” o “picas” que convergían sobre el “pote”, recipiente cerámico sujeto con un clavo al árbol.

Instalaciones de la resinera resinera de Iruelas

Se conservan la destilería y los depósitos  metálicos en los que se almacenaba la resina En otras zonas de la sierra quedan restos de esta actividad más antiguos y precarios, como el llamado “horno de la pez”, situado en el pueblo de Garganta del Villar cerca de las fuentes del Alberche. Se trata de una pequeña pileta redonda excavada en la piedra donde se observan los restos de la resina carbonizada.

 Recorrido aproximado 18 kilómetros ida y vuelta, 5 horas

Museo de madereros y resineros del Parque de Iruelas

ALBERCHE (11) CONOCEMOS EL BARRACO

Verraco de nueva factura ante el ayuntamiento de Barraco

El nombre de este pueblo parece estar relacionado con la palabra verraco, que son las esculturas zoomorfas labradas por los vettones, el pueblo céltico prerromano que habitó en la zona. Hubo uno de estos verracos en esta localidad pero hoy solamente queda una reproducción junto al ayuntamiento. En la primera alusión a Barraco en la Edad Media aparece de hecho su nombre como “verraco”. Algunos aventuran también la posibilidad de que la llamada Puente Nueva fuera construida en época romana.

Arquitectura popular en El Barraco

Barraco no dependió de la abadía de Burgohondo, sino que nace como aldea de la misma ciudad de Ávila. Alrededor de ella se van formando otros núcleos como Navalmulo, Navalpuerco, Navacarros, Murueco, La Torre de Gaznata, el Burgo de la Puente o Burguillo, hoy bajo el embalse al que da nombre, y otros. Más tarde se van despoblando estos núcleos, quedando hoy día escasos restos de su existencia, como son algunos molinos de mano o sepulturas antropomorfas excavadas en la piedra A principios del siglo XIV, Ávila  asigna al lugar su propia jurisdicción.

Portada de la iglesia de El Barraco

Entre los monumentos de interés debemos destacar el ayuntamiento, construido en sillería granítica durante el siglo XVI, aunque fue rehabilitado en el siglo XVIII y sufrió un incendio en 1937. Su antigüedad se deduce de la inscripción que aparece a ambos lados de un escudo situado sobre la puerta y que corresponde a las armas de don Juan del Águila, maestre de campo de Felipe II, que participó en numerosas acciones bélicas de su tiempo en Flandes, Lisboa, Italia y África e Irlanda. La plaza, porticada en parte, da también realce al conjunto urbano.

Detalle de una fuente de El Barraco

La iglesia parroquial es un  edificio de granito de considerables dimensiones levantado en el siglo XVI y que presenta adorno de perlas o bolas en su torre y en las puertas de entrada. La bóveda de la capilla mayor es de crucería gótica y aloja un magnífico retablo dedicado a la Asunción, advocación del templo. Es una gran obra del siglo XVI en madera policromada de la escuela abulense y sus autores fueron Pedro de Salamanca, Isidro Villoldo.

Azulejo en las calles de El Barraco

Cerca del templo se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Piedad y bajo el pantano de Burguillos se sitúa el puente edificado en el siglo XVII junto al despoblado referido más arriba, además de una venta de la época de los Reyes Católicos. Sobre el río Gaznata se puede ver también el puente del Visillo. Cuenta Barraco con una plaza de toros y la ermita de San Marcos, a un kilómetro y medio del casco en dirección a San Bartolomé. Allí se dirige una animada romería que se celebra el 25 de Abril. Otra fiesta de interés es la Candelaria en la que se mezclan los cantos de ronda a la Virgen de la Piedad con la fiesta de quintos o soldadesca, en la que los mozos van vestidos con traje y capa adornada de escarapelas con cintas que les han regalado las mozas.

Algunos edificios están porticados en El Barraco

EXCURSIÓN POR LA GARGANTA FERNANDINA, AFLUENTE DEL ALBERCHE

Cruz y ameal en Navatalgordo

En el paseo de hoy partiremos de Navarrevisca hacia el paraje de El Pontón, donde junto a un viejo puente de piedra se encuentran los restos de una antigua instalación textil.

Fuente de Valdehierro

Seguimos el sendero paralelo a la garganta Fernandina entre agradables arboledas ribereñas y pasando junto a un gran bloque granítico aislado conocido como La China. Llegamos a la confluencia con el Alberche, donde tablas de agua y bosques de alisos nos invitan a descansar.

El Alberche en el tramoque recorremos en esta excursión

En la otra orilla están los restos arruinados del molino del Hierro. A continuación subimos en dirección oeste hasta dar con una senda que bordea a cierta altura la ribera sur del Alberche en un agradable paseo con buenas vistas y pozas donde si lo deseamos podemos pescar o darnos un chapuzón.

Puente de Valdehierro

En el paraje conocido como La Puente hay un merendero donde podremos comer y otras pozas para bañarse. Después tenemos dos opciones para volver, o subir por la carretera hasta el camino que nos lleva a Las Majadillas, donde hay magníficas muestras de arquitectura popular navalosera, o tomar un camino desde el puente que asciende en dirección sur para bajar después hacia la garganta Fernandina por un camino que sigue un trayecto paralelo al arroyo de Pedro Calvo, que desemboca en la misma.

Ermita de San Pedro en las elevaciones cercanas a Serranillos

Hay algunas rutas de interés desde esta localidad. Una de ellas sube hasta la ermita de San Pedro, una construcción en ruinas que conserva una curiosa bóveda granítica y que para algunos es una construcción anterior que alojaba una casa fortificada de los templarios. Hasta ella sube una pista asfaltada que parte desde la carretera que va de Serranillos a Navarrevisca y que también nos permite llegar hasta los repetidores y antenas, desde donde es impresionante la vista panorámica del valle del Alberche.

Praderas y arboledas jalonan el paisaje por donde trascurrimos

ALBERCHE (8) RUTA PARA CONOCER LAS «PALLOZAS» O PAJARES DE NAVALOSA

Uno de los pajares de verano de Navalosa

El recorrido sugerido parte de la carretera de Hoyocasero a Navalosa, cerca del kilómetro 8 y desciende hacia la ermita de Los Santos, para desde allí bajar hacia el Alberche por una pista. Cruza el río por un pequeño puentecillo para subir después hasta el paraje de Las Cabañas donde hay una buena agrupación de estas construcciones.

Chozo de Navalosa con techumbre de lajas de granito

Seguimos ascendiendo hasta otro conjunto un poco más elevado en la ladera y descendemos hacia el paraje del Batán, junto al arroyo de Navalvado, que cruzaremos para subir entre algunas de estas construcciones hasta la pequeña aldea de Majadillas, otro núcleo que cuenta con un buen grupo de estas pintorescas construcciones.

Conjunto de pajares o «pallozas» en el valle del Alberche, término de Navalosa

Luego descendemos por la carretera hasta el paraje de La Puente, donde podremos reponernos del camino en su merendero para después subir hacia el pueblo atravesando otro núcleo con varias cabañas. Desde Navalosa, después de dar una vuelta, especialmente por su barrio alto, volveremos por carretera hasta el punto de partida.

Puente sobre el Alberche en Navalosa

 Recorrido aproximado 15 kilómetros, 4 horas y media

Prados en el alto Alberche

 

 

ALBERCHE (7) NAVALOSA Y SU ARQUITECTURA

NAVALOSA, PUEBLO DE LAS «PALLOZAS»

Arquitectura popular en Navalosa

Desde Hoyocasero podemos seguir nuestro recorrido por el valle del Alberche acercándonos por una pista asfaltada hasta el pueblecito de Navaquesera, con su caserío que se asoma desde el balcón de sus 1509 metros. Es una localidad pintoresca rodeada de huertos y calles que se alegran con flores cultivadas. Su pequeña iglesia granítica está rematada con espadaña y desde allí podemos bajar hasta la carretera que nos lleva a Navalosa, pueblo al que también podemos llegar directamente desde Hoyocasero.

Arquitectura popular de Navaquesera

El principal atractivo de Navalosa es su arquitectura popular, no sólo en su casco urbano sino también en su entorno, ya que repartidas por su término hay numerosas construcciones muy similares a las pallozas de León. Se trata de edificaciones rústicas de planta generalmente rectangular u ovalada con techo de piornos o retamas. El ganado se situaba en la planta inferior, donde además se suele encontrar un pesebre hecho con lajas de granito. En el nivel superior, situado sobre una tosca estructura de vigas de madera, se encuentra el pajar, al que se accede por una puerta-ventana exterior, generalmente abierta sobre uno de los extremos laterales del edificio. Sobre la cumbrera se colocan lanchas de granito que impiden que se vuele la techumbre vegetal.

Arquitectura popular en Navalosa

Frecuentemente, junto a estos pajares de verano o cabañas, que es como se denominan aquí estas peculiares edificaciones, podemos ver unos pequeños habitáculos de mampostería en forma de casillas de planta cuadrada con el techo de grandes lajas de piedra, donde la familia solía hacer su vida diaria para evitar el peligro de incendio que tienen los pajares.

Pajares o «pallozas» de Navalosa

Otras edificaciones como chozos, zahúrdas o gallineros se encuentran en las inmediaciones de estas “pallozas” serranas formando conjuntos muy vistosos que en algunos lugares llegan a  constituir verdaderos poblados, como es el caso de Las Majadillas, las Cabañas y otros situados principalmente junto a las riberas del Alberche, además de algunos en la periferia inmediata del casco urbano de Navalosa, concretamente en sus barrios más elevados, donde también podemos observar curiosas eras delimitadas por losas graníticas y varios potros de herrar.

Construcciones auxiliares como zahurdas, chozos o allineros acompañan a los pajares

Hay que señalar que estas construcciones se encuentran solamente en el término de Navalosa y son una de sus señas de identidad, pero no las únicas, ya que es una localidad que ha contado siempre con numerosos artesanos que con frecuencia salían de su pueblo para ir a vender sus productos a zonas más o menos cercanas como la Moraña, la comarca de Talavera etc. Hoy día quedan todavía algunos talleres artesanos que fabrican mantas típicas en telares manuales.

Imagen de San Bartolomé en Navalosa, con el demonio atado por la cadena y el cuchillo con el que le martirizaron despellejándolo

También es muy característica su fiesta de carnaval, en la que salen los quintos disfrazados de “cucurrumachos” , palabra similar a la que denomina a estos personajes en fiestas de invierno similares como los morraches de Malpica de Tajo, o los marraches de Navalucillos, y que además es un término relacionado con “mamarracho” con el que se califica a personas de aspecto grotesco, por similitud con estos disfraces llamativos que, en el caso de Navalosa, se hacen con pelambreras confeccionadas con crines de caballo y con cuernos de cabra, además de las artesanales mantas de la localidad que se ciñen con cinturones que sostienen los cencerros. Los mozos se dividen en los quintos nuevos y viejos, que se reúnen en torno al mayo de la plaza, donde también se lanza paja a los presentes. Otros elementos comunes a otras de estas fiestas de invierno son la vaquilla o las cuestaciones de los quintos pidiendo alimentos o bebida por el pueblo, entre otras. También se visten los mozos de manera similar a las soldadescas de otras localidades, con las escarapelas, las cintas etc. Además del carnaval, otras fiestas de Navalosa son Santa María la Blanca el ocho de Septiembre y la Romería de San Felipe el dos de mayo.

ALBERCHE (6) EXCURSIÓN POR EL ALBERCHE DESDE VENTA RASQUILLA AL PINAR DE HOYOCASERO

 

Puente sobre el Alberche en Hoyocasero

En la excursión de hoy seguiremos el curso del Alberche desde la venta de Rasca, justo en el punto en que el río cambia su dirección norte-sur para descender en sentido oeste-este. 

Ruinas de la central eléctrica sobre el Alberche

Tomaremos la orilla sur para descender río abajo, por donde sigue un camino que deberemos abandonar cuando asciende, para continuar andando por la misma ribera. La vegetación es escasa hasta que llegamos al arroyo de los Avellanos, donde son muy abundantes los árboles de esta especie.

Turbina de la central eléctrica

Comienzan los prados y pronto encontramos en la orilla opuesta un pequeño bosquecillo de pinos y robles en la zona conocida como La Atalaya. Poco después, comienza a embalsarse el agua debido a la presa que daba caudal a una antigua central eléctrica. El bosque de ribera comienza a hacerse más espeso con más fresnos, sauces y chopos que crecen junto al canal que lleva el agua a este complejo. Aunque está en ruinas, deja ver las viejas turbinas de la central, los restos de un molino y los de varias viviendas de los dueños y operarios de estas instalaciones, que además, cuentan con un edificio arruinado con gruesos muros y restos de los ventanales de unas dependencias que parecen más antiguas y tal vez dedicadas a alguna actividad minera.

Pinar de Hoyocasero

Seguimos por esa misma orilla y llegamos a un viejo puente de granito en un paraje muy agradable junto al cerro del Calamocho. Frente a él confluye un arroyo con un bosque de robles y hermosos prados. El Alberche discurre sobre el batolito granítico que deja algunas pozas y una presa que abastece a un molino restaurado del siglo XVIII.

El Alberche a su paso por Hoyocasero

Desde aquí, podemos acercarnos a Hoyocasero y a su magnífico pinar, protegido por su interés como paraje botánico único con numerosas especies autóctonas de las que hemos ahablado en el post anterior

Otra de las especies peculiares de la flora del pinar de Hoyocasero

Otra alternativa es acercarnos en coche hasta el pinar y hacer solamente el recorrido indicado en su entorno, sin recorrer las riberas del Alberche.

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Recorrido aproximado 14 kilómetros ida y vuelta, 3 horas y media

ALBERCHE (3)POR DONDE MORABA “EL MARAGATO” Y BUSCÓ NOVIA RUBEN DARÍO

POR DONDE MORABA “EL MARAGATO” Y BUSCÓ NOVIA RUBEN DARÍO

Navalsauz

Salimos del valle del naciente del Alberche en dirección a Navalsauz por una zona donde el río va más encajonado, girando su cauce hacia el sur. Navalsauz es otro pueblecito en el que debemos destacar también su arquitectura popular, el bonito enclave en el que se encuentra, elevado su caserío sobre un rincón en el valle del Alberche. La pequeña iglesia se sitúa en el cementerio y tiene una curiosa torre exenta

Rubén Darío y Francisca Sánchez

Este camposanto llamó la atención del gran escritor nicaragüense Rubén Darío, cuando vino a este pueblecito a conocer a la familia de su tercera mujer y observó que era un cementerio sin cruces. Y es que el poeta conoció a Francisca Sánchez en un paseo por la Casa de Campo en Madrid con su amigo Valle Inclán. Era una muchachita de apenas dieciséis años y analfabeta, pero de una gran belleza, por lo que el nicaragüense que ya había contraído matrimonio con su primera mujer, ya fallecida, y se había separado de la segunda, convivió durante años con la joven abulense. Con ella tuvo un hijo y una hija, pero ambos murieron prematuramente. Un hijo de Francisca que llevaba el apellido de Rubén Darío vivió en Villarejo del Valle, donde editó algunas de las obras del gran hispanista. La casa de Francisca todavía se conserva y una placa la recuerda sobre la puerta.

Placa en la casa de Francisca Sánchez en su casa de Navalsauz

La carretera de Ávila cruza sobre el Alberche y sigue descendiendo en dirección sur, paralela a la carretera en dirección a la Venta del Obispo, fundada en 1803 por el obispo Gómez de Salazar, no es la única que encontramos en el camino, pues el trasiego de gentes y mercancías por el Puerto del Pico ha sido por su situación estratégica muy intensa desde la prehistoria, y para muestra basta observar la calzada romana magníficamente conservada que sirve para unir las dos mesetas y de la que hablaremos en otro capítulo.

Curioso campanario exento de la iglesia de Navalsauz

Desde el Puerto del Pico desciende el río Piquillo hasta confluir con el Alberche, y en su trayecto encontramos la venta de San Miguel, la venta Rasca, la venta Rasquilla, frente a la que se encuentra otro hostal en un edificio con aspecto de haber sido construido en el siglo XIX, además de la venta del Obispo.

Rincón pintoresco de Navalsaúz

Pero no son las únicas, ya que si seguimos ascendiendo camino de Ávila, antes de subir hacia la cueva del Maragato, vemos que la calzada discurría antiguamente por el lado opuesto al que hoy día va la carretera. Se intentó arreglar para mejorar el tránsito en época de Carlos III, aunque no se finalizaron las obras. En él se encontraba el venturro del Quinto y más adelante, junto al cruce de Navalacruz, estaba la venta de Marchamalo, de la que sí permanece en pie el edificio con su horno. Junto al cruce de Cepeda la Mora están las ruinas de la Posada de Santa Teresa, cuyo edificio se intentó modificar de forma poco afortunada, aunque quedan alguna puerta y sillares del viejo edificio que nos demuestran su construcción en el siglo XVI. Había algunas ventas más hasta llegar a Ávila pero se salen del ámbito del valle del Alberche que vamos recorriendo.

Arquitectura popular en Navalsauz

 

 

CONOCIENDO EL ALBERCHE (1)

EN LAS FUENTES DEL ALBERCHE

Fuente donde nace el río Alberche

El nacimiento del río Alberche se encuentra a casi 1800 metros de altura, en la conocida como Fuente del Alberche, en término de San Martín de la Vega (Ávila). Desde el naciente discurre el río por una zona de praderas y monte bajo, con algunos tramos entre bosques de ribera, hasta las inmediaciones del pueblo, donde pasa bajo tres puentes graníticos, el puente Nuevo, el Viejo y el puente Herrón.

San Martín de la Vega del Alberche, donde nace nuestro río

Nos detendremos en San Martín, población que como otras de este valle se asienta sobre una zona llana y elevada con ricos pastos, que siempre condicionaron su actividad pecuaria y vinculada a las cañadas de la mesta. Aunque desde antiguo se asentaron pastores en majadas que construyeron en estas alturas, no es hasta el siglo XIV cuando aparece el pueblo nombrado como tal.

San Martín partiendo su capa con el mendigo, en la parroquia de San Martín de la Vega del Alberche

Daremos una vuelta por el caserío, que sobre todo en su parte baja, la más cercana al río, cuenta con numerosos rincones de una pintoresca arquitectura popular muy condicionada en su distribución por la dedicación a la ganadería de sus habitantes. Las casas de mampostería berroqueña suelen tener un corral delantero y pajares. También en el aspecto etnográfico es de reseñar la existencia de un tejar, potro de herrar,  una vieja fragua y algunos molinos, de los que el más accesible se encuentra junto al puente Viejo, al lado del casco urbano. La iglesia parroquial preside el caserío y es de gran envergadura con un  pórtico en su lado sur y algunas imágenes de cierto interés, como la de San Martín Obispo, bajo cuya advocación se encuentra.

Arquitectura popular de San Martín de la Vega del Alberche

El pueblo cuenta con casa rural y un complejo turístico con restaurante y apartamentos. Una de las fiestas locales se celebra a finales de julio o principios de agosto con romería, música y juegos populares, aunque lo más peculiar de ella son los encierros de burros, mientras que la fiesta tradicional de Nuestra Señora de la Piedad cae en el tercer fin de semana de Septiembre.

Puente sobre un recién nacido Alberche

Partimos de San Martín recorriendo esta norme nava de pastos generosos por la que el Alberche discurre haciendo numerosos bucles y meandros bajo la mirada de las vacas avileñas. Llegamos así al pueblo de Garganta del Villar, una pequeña localidad de algo más de 50 habitantes que cuenta con una bonita iglesia, a cuyo campanario podemos ascender para extender la vista sobre todo el valle. Es curioso el púlpito de granito y muy ameno su pórtico.

Las peculiares cubiertas de los tinados del alto Alberche

Frente a Garganta y cerca de la carretera a Navadijos, el Alberche pasa bajo un puente de factura probablemente medieval recientemente restaurado y que se encuentra cerca del antiguo despoblado de Altopaso, cuyas escasas ruinas se encuentran al suroeste del puente. Tres paseos de fácil recorrido se pueden realizar desde el pueblo, uno de ellos ascendiendo por otra ruta hasta el chozo referido en la excursión que sugerimos mañana, y un tercero que lleva al Venero y el último a la piedra Horca, denominada así por tener forma de árbol, un curioso y mágico lugar en el que los pastores han dejado inscripciones. El 2 y 3 de Mayo se celebra la fiesta de la Vera Cruz, de índole religiosa, y el 14 y 15 de Agosto las fiestas típicas de verano.

Campanario-espadaña de Navadijos

Navadijos es otro pequeño pueblo que también cuenta con una berroqueña iglesia de graciosa espadaña a la que se puede ascender, con una fuente curiosa y con una pintoresca arquitectura popular. Tiene un par de bares donde tomar algo y podemos hacer algunos paseos como el que nos acerca a su molino en el arroyo cercano y otro al risco de Piedragúa.

Detalle de la decoración del coro de la iglesia de Cepeda la Mora

Cepeda la Mora es el último pueblo de este valle del Alto Alberche que también cuenta con la típica arquitectura granítica, su iglesia de parecida factura a la de los otros pueblos del valle, un potro y un rollo jurisdiccional. Podemos visitar también un molino de agua, como a un kilómetro al norte del pueblo, unas chorreras en el río Serradillas, y más lejos, en el camino de ascenso a la Serrota, las ruinas de la ermita de San Martín.

Rollo de Cepeda la Mora

 

NOS FALTABA CARDIEL DE LOS MONTES

NOS FALTABA CARDIEL DE LOS MONTES

Portada sur de la iglesia de Cardiel de los Montes

Muy cerca del reculaje del embalse de Cazalegas se encuentra la pequeña localidad de Cardiel de los Montes, cuyo nombre han relacionado unos eruditos con los cardos y otros con los jilgueros (“carduelis” en latín). Es uno de los pueblos más antiguos de la zona y se dice que el paraje llamado de «Sacanovias» tiene su origen en el hecho de que pasaban por allí los novios de otras aldeas cercanas para casarse en la iglesia de Cardiel, pues era la más antigua de la zona.

Perteneció el lugar al marqués de Navamorcuende hasta que se independizó judicialmente con el privilegio de villazgo que es simbolizado por el magnífico rollo erigido en la plaza del mismo nombre, aunque antes se situaba en la de la iglesia. Construido en granito se sitúa sobre tres gradas con un fuste muy estilizado rematado con pieza circular de la que parten tres canes zoomorfos. Pináculo decorado con escamas y escudo de la casa Dávila con seis roeles .

Es un territorio donde se encuentran restos arqueológicos, paleolíticos, de la Edad del Bronce, romanos y medievales.

Artesonado de la iglesia de Cardiel

Es lugar que se sitúa junto a un antiguo vado del Alberche al que protegía la atalaya que da nombre a una urbanización cercana. En esta zona el río se remansa y es agradable navegar en piragua entre sus saucedas y carrizos.

Detalle del rollo jurisdiccional de Cardiel de los Montes con el escudo de los Dávila, marqueses de Navamorcuende

En las relaciones de Felipe II se dice que los vecinos consideraba a Cardiel el pueblo más antiguo de la zona y que había un despoblado con ruinas de una iglesia en el lugar llamado Casas del Bispo. En ese mismo documento se describe así nuestro río: “Que cerca de dicha villa pasa un río que tiene por nombre Alberche, el cual de invierno es muy caudaloso y de verano tiene poco agua, el cual no tiene frutales en las riberas, ni árboles algunos, ni otro aprovechamiento que el abrevadero de ganados, porque la dicha ribera son grandes barrancos. El río por la parte de la villa no tiene puente ninguno sino una barca que es del señor don Enrique, en el que llaman puerto de Atacón. En dicho río se crían bogas, y barbos y peces más pequeños que se pescan con mangas y cestos y, en tiempos de desovadero, con atarrayas para la rexaca”.

Llanura entre Cardiel y la Sierra de San Vicente

En el lugar ribereño de El Rincón hay un paraje en el que las praderas llegan hasta el río y las gentes acuden a disfrutar de un buen día en el campo. También hay en el pueblo dos viejas fuentes, la del Arco y la Fuentona.

Una de las fuentes de Cardiel: La Fuentona

La iglesia se construye en varias fases que comienzan en el siglo XIV y conserva tallas de antiguas como las de Santa Brígida, San Gregorio o San Benito. Es de interés su artesonado, la pila bautismal, su portada meridional y su graciosa espadaña.

Quedan pocas muestras de arquitectura popular aunque quedan un par de casonas de cierta entidad.

Detalle de uno de los canes del rollo de Cardiel