El caserío cuenta sin embargo con bastantes construcciones y algunos rincones que nos pueden dar una idea de lo pintoresco que debió ser el aspecto de estas poblaciones jareñas cuando todavía conservaban su bonita arquitectura popular en pizarra y algo de granito.
Este pueblo situado a las orillas del arroyo de Malojo que baja desde la cercana sierrecilla de El Berrocal se llamó antes El Casar del Ciego por se invidente su primer habitante.
Por ello su arquitectura se ha levantado mayoritariamente en mampostería de granito, aunque en mucha menor medida se utilizó el ladrillo, el adobe y el tapial en su pequeño caserío.
En las Relaciones de Felipe II se dice que «los edificios son de teja y madera, y otros de paja y madera, y que los alimentos de que se hacen se trae dende dos leguas la teja, y la madera ocho leguas».
Una nueva referencia a las techumbres vegetales en muchas construcciones hace casi quinientos años y a la importación de la madera para la construcción desde Gredos. El origen de las tejas puede ser por la distancia Talavera o Calera yChozas.
Muchos de los muros estaban enjalbegados.
A mediados del siglo XIX tiene «23 casas sin que formen calles».
Hoy día la mayor parte de los edificios son de nueva construcción o se hayan muy modificados por reformas.
Es una localidad de la Campana de Oropesa que como tal está situada en el Campo Arañuelo y es limítrofe con tierras extremeñas, influencia que se deja notar en su arquitectura. La mampostería de granito y algo de pizarra así como el adobe son los materiales más empleados, aunque el ladrillo y la sillería se emplean en las edificaciones y casonas de las clases más pudientes.
La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas más humildes de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo.
Las viviendas modestas suelen estar construidas en adobe con un zócalo de mampostería de pizarra y granito. Los huecos son pequeños y sus paredes enjalbegadas. En el diccionario de Moreno Nieto de 1960 se dice que las cuadras y pajares están dentro de las viviendas, que los tejados son de regular inclinación y que la lumbre es baja con chimenea de campana.
Abundan las puertas carreteras con su tejaroz y algunas portadas se realzan con jambas y dinteles de granito a veces rematadas en arco de medio punto.
Entre las viviendas de más prestancia destacan la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI al XVIII, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano. Las portadas con arco de medio punto en piedra nos recuerdan a las viviendas extremeñas.
Desde el punto de vista etnográfico debemos destacar también la existencia de varios lagares, uno de los cuales, en la llamada Casa de la Hidalga, es de los tradicionales de viga con tornillo de madera y se encuentra junto a un gran número de útiles y herramientas de la cultura rural de La Calzada. También se reparten por el término algunos hornos de tejares.
El denominado ventorrillo daba servicio a los trashumantes que recorrían las cañadas y cordeles que surcan el término.
Campillo pertenece a la comarca de La Jara, tierra histórica de Talavera. Se sitúa en territorio especialmente pizarroso por lo que éste es el material más abundante en sus construcciones.
Los edificios más numerosos se levantan en mampostería de pizarra con barro como aglutinante. También existen partes y construcciones auxiliares en las que podemos ver el adobe o el tapial, pero en menor medida. La pizarra más fina se utiliza en algunos remates de los muros que sostienen los tejados protegiéndolos.
La mayor parte estaban enjalbegados pero también hay algunos que han sido revocados y pintados, tanto la pared como el recercado de puertas y ventanas con las casas de típica arquitectura jareña con ventanas con arco de medio punto y reja carcelera sencilla.
Algunas ventanas están protegidas por una especie de visera de pizarra que sobresale del muro encima del dintel. El hecho de no contar con grandes bloques de pizarra en la mampostería hace que sea más fácil remata las esquinas redondeándolas por no utilizarse la sillería granítica en esta zona pizarrosa.
La descripción que se hace de la vivienda campillana en 1960 es así: «la casa está construida de piedra de pizarra; tiene el tejado a dos aguas, con poca inclinación, y la fachada enjalbegada. La habitación principal es la cocina. Los suelos son de pizarra; las ventanas pocas y de pequeño tamaño.
La habitación principal es la cocina. El piso superior está destinado a granero y todas las casas tienen corrales muy amplios en los que se hayan situados los pajares, cuadras y tinadas.»
Resumiendo. Campillo es un pueblo típico de la Jara Baja. Conserva una arquitectura popular con numerosos rincones tradicionales, principalmente en los modestos arrabales de La Pasión y del Calvario, también conocidos como barrio de la Zorra. Están situados al este del casco, sobre una zona elevada, y constituyen un bonito conjunto bastante bien conservado y homogéneo, donde son numerosas las construcciones de vivienda con anejos de utilidad agropecuaria como las huertas o los corrales.
El trazado de las calles es irregular y abigarrado, con los muros de mampostería de pizarra a veces enjalbegada, pequeñas ventanas y remate redondeado en sus esquinazos. Es característico del casco urbano la alternancia de las edificaciones con espacios todavía dedicados a prados, huertas u olivares sin que, como sucede en otros pueblos de La Jara, el caserío esté tan concentrado.
Esta pequeña población de la Campana de Oropesa cuenta con una arquitectura popular que todavía nos muestra numerosos edificios de interés.
Se encuentra situada en las estribaciones de la pequeña sierra de la Ventosilla, formación granítica en cuya ladera norte se sitúan la mayoría de los pueblos de esta comarca.Todo el Campo Arañuelo es sumamente arenoso por lo que, aunque el adobe y el tapial es frecuente entre los materiales elegidos, es poco el barro de calidad disponible para levantar los muros con estos aparejos. Sin embargo, los materiales más empleados son la mampostería de granito en forma de sillarejo no muy trabajado, y sillares enmarcando portalones y huecos de las casas más pudientes.
Son muy características de esta comarca los portalones para el acceso de carros y vehículos con buena sillería y los característicos topes graníticos o cantoneras para evitar que los carros puedan rozarse contra las jambas. Como en toda la Campana de Oropesa, son frecuentes los patios solados con grandes lanchas de granito y su pozo del mismo material.
El adobe y el tapial se utiliza, como viene siendo habitual en los pueblos que vamos mostrando, en el segundo piso destinado a trojes y pajares, así como en tapias de corrales, huertos y otras construcciones auxiliares.
Tenemos que señalar también la existencia de algún muro con esgrafiados y arquitecturas fingidas en sus muros.
Vemos en sus calles algunas rejas del siglo XVII y XVIII así como las llaveas y herrajes de puertas de Bernardo Igual, el herrero de Alcolea que las comercializó por toda la zona.
En el diccionario de Madoz informan de que a mediados del siglo XIX había tres calles y algunas «callejuelas». Y ya en 1960 la casa «suele estar construida de adobes, tiene la fachada enjalbegada y el tejado a dos vertientes con bastante inclinación. Consta de dos plantas. Las cuadras y los pajares suelen estar en las casas. La cocina es de lumbre baja y está provista de campana. como leña se utiliza la leña de encina»
Algunas apreciaciones parecen inexactas pues realmente predomina el granito, aunque el adobe se utiliza en trojes y construcciones auxiliares.
Veíamos en la entrada anterior la descripción de la vivienda en término de Calera durante el siglo XVI. Falta decir que según el historiador Noel Salomon, en aquella época los términos de Talavera y Calera eran los mayores productores de cereales de nuestro entorno.
Ello condicionó los edificios que fueron levantándose en el pueblo, pues se hacía necesario que se dotaran de corrales, pajares, cuadras y otras dependencias necesarias para el ganado de tiro que cultivaría tan buenas tierras y para el almacenaje de aperos, carros, paja y grano. De hecho es curioso cómo en el libro de Moreno Nieto se habla en 1960 de que se consume en sus chimeneas leña de encina y paja.
En 1960 ya se alude al empleo, no sólo del ladrillo macizo o «de era», sino que ya se emplea también el ladrillo hueco, especialmente en los secaderos que se hacen necesarios para las labores del tabaco de los regadíos: «Las casas construidas con adobe y ladrillo hueco, tienen la fachada enjalbegada. La cocina es de lumbre baja, está provista de campana y como combustible se utiliza leña de encina y paja.
En el corral anejo a la casa se hallan las cuadras, sobre las que están situadas los pajares y soportales para los carros y aperos de labranza, el gallinero, la zahurda etcétera. El tejado dispuesto a tres o cuatro aguas es de teja árabe. Los suelos son de baldosas o baldosín de cemento. Casa y corral tienen entradas independientes.»
La evolución natural de los antiguos materiales de adobe hacia el ladrillo hace que primero se vayan reforzando los muros de adobe o tapial con machones e hiladas de ladrillo para finalmente construirse con ladrillo completamente.
Mención aparte merecen ciertos aspectos de los materiales más característicos de esta localidad. En primer lugar el barro de Calera, que no olvidemos era de tal calidad que desde Talavera venían los ceramistas a por elbarro para sus cacharros por el llamado camino del barro, atravesando la vega. La cal, baste decir que la lleva Calera hasta en el nombre y por último, las tejas, pues es conocida en la comarca la calidad de las tejas que se cocían en los tejares caleranos, de tonos claros pero muy resistentes, pues se dice que si hombre se sube sobre sus bordes y se balacea sobre ellas, no se romperán.
Esas grandes dehesas y propiedades dejan su huella en algunos edificios de mayor empaque por ser de dueños más pudientes. Hay labranzas en las dehesas circundantes y viviendas en el casco con empleo de balcones y rejería y mayores volúmenes y huecos.
Podemos ver también algún edificio con influencia de la arquitectura de La Jara con el enmarcado de los huecos de las fachadas y arcos de medio punto rebajados en puertas y ventanas.
También comentaremos los viejos rótulos de algunas de las calles en azulejo del siglo XIX y el enlosado de granito en algunas de las calles principales que se debería conservar.
Este pueblo perteneció históricamente al alfoz de Talavera de la Reina, se sitúa sobre las terrazas del Tajo en su orilla norte sobre terrenos arcillosos y como su propio nombre con vetas calizas.
Por ello en las Relaciones de Felipe II del siglo XVI ya se dice que las casas de esta localidad son «de tierra e texa, que hacen vecinos de ella, las demás están cubiertas con retama». Una referencia más a la existencia en la época de muchas viviendas con techumbre vegetal, utilizándose en la zona la retama por ser la más abundante. Y por supuesto la mención de la «tierra» como material de construcción es lógico en un lugar donde las más cercanas afloraciones de granito se encuentran a cierta distancia,
Tenemos que reseñar también la descripción de la arquitectura en dos lugares hoy despoblados que pasaron a formar parte del término de Calera. Uno de ellos es Chozas, cuyo nombre todavía permanece en el nombre del pueblo y en el del Cristo patrón de la localidad, el Cristo de Chozas. De este pueblo hoy desaparecido dicen las relaciones que la mitad de las casas son «texadas» y la otra mitad de retama, pero es ilegible el material del que estaban hechas las casas, aunque por la situación de su antiguo núcleo urbano y por los escasos retos que nos quedan podeos deducir que también eran de tierra, ya sea de adobe o de tapial.
El otro pueblo que formó parte de Calera fue Cobisa, donde las casas están «fabricadas de tierra, y de cal, y de ladrillo, y algunas tienen los cimientos y esquinas y pilares de piedra, y cubiertas de teja y de retama, y los dichos materiales los hay en la dicha tierra». La novedad en este caso es la referencia al ladrillo y la piedra a pesar de ser una aldea modesta, pero no es de extrañar por situarse en un yacimiento romano de importancia y aún hoy verse sillares sueltos por el entorno que probablemente pertenecían a las antiguas construcciones romanas, de las que aún persisten restos de un edificio de cal y canto y los sillares referidos y donde también se han encontrado mosaicos.
Tenemos que añadir que en la vega del Tajo y en algunas zonas rañosas del término de Calera se pueden hallar los cantos rodados que también se utilizan en algunos de los aparejos de sus muros.
Hoy vamos a dar una vuelta por el pueblo de Buenaventura para conocer su arquitectura popular. Es una localidad que se ubica en la zona noroeste de la Sierra de San Vicente con su término ribereño del Tiétar y muy cercano a Gredos, por lo que se observa la influencia abulense en sus características constructivas. Históricamente fue uno de los lugares incluidos en el marquesado de Navamorcuende, villa de la que dependió hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.
Como sucede con otros pueblos de la zona, el material predominante es el granito, aunque algunos doblados y muros secundarios están formados por adobes o tapial. Predominan los muros de mampostería con esquinazos y vanos de sillería. En algunas de ellas emplean la argamasa como aglutinante y a veces están enfoscadas con los huecos enjalbegados para aumentar su luminosidad.
Algunas de las viviendas son de construcción más tosca con elementos de menor tamaño formando sus muros, pero otras algo más modernas tienen sus paredes levantadas con sillería de mayor calidad. Quedan pocas balconadas y algunas han cambiado las maderas de sus balaustres por otras más modernas que les hacen perder encanto.
La descripción de Moreno Nieto de 1960 nos habla de que » la casa típica construida de piedra y adobe, tiene el tejado a dos vertientes. Consta de una planta y troje o granero, espacio situado entre el techo y el tejado. La cocina es de campana y en ella se quema leña de encina».
En algunas viviendas hay pequeñas puertas accesorias que dan acceso a los corrales y otras dependencias. Otras edificaciones son muy estrechas y parecen embutidas entre las construcciones colindantes. Podemos ver casas de perfiles muy prolongados que hacen descender los tejados hasta muros de baja altura.
Seguimos de la mano de don Fernando, belviseño ilustre, conociendo la arquitectura tradicional de su pueblo y, ya en el siglo XVIII, se deduce del Catastro de Ensenada que en en el registro de casas, aparecen las palabras baja y baja con troje, indicando con ellas si estas viviendas tienen una o dos plantas. Siempre se vive en la baja, Entre dieciséis casas escogidas aleatoriamente sólo la mitad poseen troje.
Por lo que se ve en las descripciones de los edificios con fines de catastro, las casas no son excesivamente amplias, porque en los fondos se incluyen grandes vacíos no edificados, como los corrales.
Todo lo que venimos anotando muestra aproximadamente lo que fueron las casas de Belvis en este tiempo: bajas y relativamente pequeñas para la época. aunque perfectamente documentadas hay solamente dos casas: una que ostenta en su dintel de piedra el año 1775, pero que ha sufrido después importantes modificaciones, y la que construyó Gabriel de Cáceres. La construcción se caracteriza
Aunque en el siglo XIX persisten los elementos mudejaristas, que son comunes a toda la comarca, y las formas de construcción más primitivas que ya describimos en el capítulo anterior, las viviendas comienzan a mejorar con mayores dimensiones y más modernas técnicas constructivas con el enfoscado de los muros, rejería, aunque modesta, huecos mayores en puertas y ventanas, estructuras más sólidas con techumbres de mayores vanos por las vigas de madera de pino traídas de Gredos.
A mediados del siglo XX Jiménez de gregorio nos define así la vivienda belviseña:
«es generalmente de cimientos de canto y barro, sobre los que carga el tapial de tierra y la cubierta de madera. En el mejor de los casos, cimientos de mampuesto o ladrillo con mortero de cal. Siendo un pueblo de labriegos, las viviendas responden a esa función: gran portal, cuadras, amplios corrales, pajares y trojes. La cocina con el hogar en el suelo y cubierto de gran campana y culminada por gigantesca chimenea.
Enjalbegadas por dentro y la mayor parte de las veces por fuera. Aquí se vive sin excepción en la planta baja, aunque a pesar de ello la mayor parte de las casas tienen dos plantas y solo unas pocas tres. Ventanas de labrada rejería y abundante balconaje completan la casa belviseña, muchas revocadas y pintadas en tonos suaves.
El nombre de Azután es árabe y hace referencia a una torre medieval del sultán. No debemos tampoco olvidar la repoblación berebere de la zona y la cercanía de la Ciudad de Vascos.
Esta población pertenece a la comarca de La Jara, aunque no perteneció al señorío de la villa de Talavera como el resto, sino que Alfonso VII se la cedió en señorío a Miguel Midiz, un personaje mozárabe que le prestó servicios. Murió y su mujer decidió que su hija Rama ingresara en el monasterio de San Clemente de Toledo. Cuando fallece la madre la herencia pasa a su hija y tras la muerte de ésta el pueblo de Azután pasa a ser dominio del monasterio toledano.
Ya en la carta puebla, y como sucede en otras localidades de nuestro entorno, aparece que por ser vecinos y tener casa en el pueblo se debían entregar tres perdices o tres gallinas al año. Algunos vecinos edifican casas y cercas en el siglo XIV sin permiso de la abadesa de San Clemente y ordena que se derriben generando un conflicto judicial.
Al estar situado el caserío en plena vega fluvial del Tajo, los materiales utilizados son el barro en forma de adobe o de tapial con zócalos de canto rodado para evitar en lo posible que la humedad suba por los muros o se destruyan con la humedad. En ocasiones estos materiales se consolidan con ripio de fragmentos de teja.
También hay algunas casas construidas en ladrillo con características mudejaristas. De hecho cerca del arroyo Andilucha se localiza un gran horno tejar para cocer ladrillos y tejas.
A mediados del siglo XIX Madoz dice que las casas son «malas y de pocas comodidades». Sin embargo, a mediados del XX las describe Moreno Nieto las describe como construidas de adobe y tapial de tierra y encaladas, «La casa en general suele ser amplia con techos bajos de madera y de corrales amplios. El tejado es a dos aguas y con regular inclinación. Las puertas son grandes y por una de ellas entra el carro.»
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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