Archivo de la categoría: Arte y patrimonio

EL NOMBRE DE OROPESA Y SU CASTILLO

UN NOMBRE DE LEYENDA

Escudo de Oropesa en azulejería talaverana

En el siglo XVIII se atribuía la fundación de Oropesa nada menos que a un capitán egipcio que acompañaba a Hércules en una expedición de Ávila a Trujillo. El capitán se habría llamado Oróspedo Arúnculo, de donde derivarían los nombres de Oropesa y la comarca adyacente del Campo Arañuelo, según dato recogido por García Gil y Fernández Arroyo. Pero la leyenda con más arraigo popular y que recientemente se ha recreado en jornadas medievales es la que justifica el nombre por el rescate entregado a los moros para obtener la libertad de una doncella. El precio era el peso en oro de la dama de donde habría derivado el nombre de Oro-pesa, y de ahí que el escudo heráldico de la población sea una dama sobre un castillo sosteniendo una balanza en una mano y la cruz en la otra. El tributo de este tipo a reyes moros aparece realmente en las crónicas y en la literatura épica medievales.

Escudo de Oropesa labrado en la muralla

Aunque este tema de la toponimia es siempre escurridizo, otros autores quieren ver la procedencia del nombre de Oropesa en declinaciones y latines que indicarían que “Oros” significa monte, refiriéndose a la pequeña sierra de La Ventosilla sobre la que asienta el pueblo, y el sufijo “pes” o “pedis” haría referencia a que el casco urbano se situaría a los pies de esa montaña, lo cual evidentemente no es cierto.

Detalle de la torre del homenaje del castillo de Oropesa

EL CASTILLO DE OROPESA

Ya hemos conocido la existencia en época romana de un “castillo comediano” que tal vez se asentara sobre un castro céltico anterior aprovechando las estratégicas elevaciones de la pequeña sierra de la Ventosilla, que domina desde la altura todas las llanuras del Campo Arañuelo hasta Gredos y que protege el paso de la importante calzada y cañada que desde Toledo iba a Mérida pasando por Talavera y Oropesa.

torres meridionales del complejo del castillo de Oropesa

A la época musulmana puede que pertenezcan algunos muros terrizos de la zona nororiental de la fortaleza que tradicionalmente se ha conocido como el “Castillo Viejo”o “Patio Musulmán”. Alfonso X manda restaurar y ampliar el castillo y que se pueble su entorno. Desde la creación del señorío de Oropesa, por merced de Enrique II a García Álvarez de Toledo, hasta su transformación en condado en 1477, parece que se sitúa en el tiempo la construcción del “Castillo Nuevo”.

Puerta sur del castillo y la torre del homenaje al fondo

Lo primero que llama la atención es la torre del homenaje, una esbelta construcción que se sitúa en el centro del lienzo de muralla occidental junto al patio del palacio, actual parador de turismo. La torre está rematada por cuatro garitones en los que se pueden ver encastrados los escudos de los Álvarez de Toledo y los Zúñiga, y un parapeto volado sobre canecillos y defendido por cañoneras y saeteras cruciformes. Actualmente se accede al castillo por la planta baja de esta torre y se puede ascender por sus tres plantas hasta el ático a través de una escalera de madera. La vista panorámica es impresionante. En la planta primera se conserva el solado antiguo y una puerta cegada que daba paso a construcciones hoy desaparecidas. Desde la planta segunda se accede al adarve de la muralla. La planta tercera conserva dos miradores palaciegos y una chimenea.

Aspillera de una de las torres de la fachada este del castillo

La entrada dispuesta en codo para su mejor defensa y los variados aparejos utilizados hacen pensar a investigadores como Ramón Villa en diferentes fases constructivas y en que este primer nivel de la torre pudiera ser incluso de época musulmana.

Una segunda torre se sitúa en el ángulo noroccidental, también tiene en su interior un mirador y se accede a su plataforma desde el adarve. A continuación un lienzo de muralla une las torres segunda y tercera conservando algunos tramos de tapial por lo que, como he señalado, se ha especulado con su origen árabe. De la tercera torre que se encuentra a mitad del lienzo norte de la muralla apenas se conservan los cimientos de su planta circular. La cuarta torre se sitúa en la esquina nororiental y también es circular, aunque mejor conservada y de mayores proporciones. La quinta torre es maciza y de planta semicircular y la sexta es cuadrada y con dos garitones protegiendo dos portillos que la flanquean. Es de las más recientemente construidas y podemos observar en su sillería numerosas marcas de los canteros que la ejecutaron. En el ángulo sudeste del castillo se encuentra la séptima torre, que es de planta cuadrada y de estructura muy maciza aunque bastante arruinada en su parte superior. Esta dotada de mirador y de una escalera de caracol que daba acceso a la plataforma. Por fin, la torre octava se encuentra en el ángulo suroccidental y es circular en su base y semicircular en su planta alta. En el lienzo occidental se abrió en el siglo XVIII un acceso para el patio de armas.

Torre adosada al muro oriental del castillo

En el interior del castillo debemos destacar una escalinata más ornamental que defensiva en el lado occidental, un aljibe situado en el llamado patio musulmán y las caballerizas adosadas al lienzo oriental de muralla que actualmente se utilizan como sala de exposiciones. En la excavación arqueológica de las mismas se descubrieron restos de un edificio anterior y unos moldes para la fundición de campanas que hoy se pueden contemplar a través del solado de vidrio.

Cubo de la muralla de Oropesa reutilizado como vivienda en el portillo del cementerio

Además del castillo, Oropesa conserva una parte considerable de su muralla circundante que podemos empezar a recorrer a partir del ángulo noroccidental del Parador con la Puerta del Paseo. La muralla se mantiene todavía en pie hasta la puerta de La Vega y después, hasta la carretera con un portillo que aún se conserva. A partir de aquí, la destrucción de la muralla ha sido casi total y solamente se conserva un pequeño tramo formando parte de la fachada de una institución bancaria, tampoco se puede ver en la plaza, ni se conserva la antigua Puerta de la Villa, situada antiguamente en el lado septentrional de la plaza. Pero siguiendo su trazado unos metros sí se conserva un tramo considerable aunque no con la altura original. Otra puerta desaparecida era la Puerta de Talavera y ya sobre el cementerio Viejo, delimitándolo por uno de sus lados, se conserva otro lienzo que acaba en una torre circular reutilizada como vivienda y que formaba parte del llamado Portillo del Cementerio.

Vista del castillo desde la esquina noreste

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

Fachada del convento de Calzada de Oropesa

EL CONVENTO: Cuenta la leyenda que en cierta ocasión un antiguo hospital del pueblo situado en el camino de Carrascalejo vio como se derrumbaba por falta de medios una de sus estancias. Al cabo de unos días las gentes de La Calzada comenzaron a observar que entre los cascotes del derrumbe se veía una luz extraña e, intrigados por el hecho, removieron los escombros y apareció la imagen del Santo Cristo de las Misericordias, que primero se veneró en el hospital, para más tarde construir para su alojamiento una ermita con las limosnas que ofrecieron los devotos y curiosos que acudían a visitar la imagen para remediar sequías, epidemias y hasta un terremoto que, afectando a toda la zona, dejó  sin embargo indemne a esta villa arañuela.

Cùpula de la iglesia del convento de La Calzada de Oropesa

En 1667 se transformó la ermita en iglesia siendo su maestro de obras el calzadeño Pedro Sánchez. El recinto tenía una sola nave separada de la capilla mayor por una escalera de tres peldaños cerrada con reja de madera sobre zócalo de piedra. El coro está a los pies en planta alta y la fachada estaba rematada por espadaña de un solo hueco. Los muros son de aparejo toledano tanto en la iglesia como en el resto del actual edificio conventual.

Convento y torre de la iglesia de La Calzada

Fray Francisco Ignacio del Castillo fue el agustino que a mediados del siglo XVII tomó la iniciativa para que se instituyera el convento de agustinas recoletas de Calzada de Oropesa, bajo cuya custodia quedaría el Cristo de la Misericordia, así como también fundó el convento hermano de Serradilla en Cáceres. En ambas instituciones tuvo mucho que ver sor Isabel de la Madre de Dios, nacida en Guadyerbas las Altas, despoblado situado en el ámbito geográfico de Navalcán, en cuya parroquia se conservan sus actas de bautismo. Fue sobrina de otra mística y tía suya, también navalqueña llamada sor Isabel de Jesús, profesó en el cenobio de Arenas de San Pedro para desde allí salir a fundar el convento de la población extremeña de Serradilla, desde donde vino a La Calzada para fundar otro monasterio. Fue esta monja famosa en su tiempo por su santidad y misticismo y a ella acudían nobles y prelados para consultar diversas cuestiones.

Casa de la Hidalga en La Calzada de Oropesa

A petición de la madre Isabel, el conde de Oropesa, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y su esposa Isabel Pacheco, piden a la villa de La Calzada la ermita y el viejo hospital para la fundación de un convento, lo que concede el concejo local a cambio de que el conde les proporcione otro edificio para destinarlo a funciones hospitalarias. En 1675 comienzan las obras y se inaugura en 1676. En 1704 se hacen algunas reformas añadiendo la parte de la iglesia que sobresale de la fachada y haciéndose la espadaña actual de tres huecos.

Arquitectura popular de La Calzada de Oropesa

La iglesia del monasterio tiene planta de cruz latina con una sola nave. El crucero está cubierto por cúpula de media naranja con linterna que descansa sobre un rico cimborrio. En las pechinas hay pintados santos de la orden agustina. Tiene tres buenos retablos barrocos y en el central se encuentra la hermosa talla del  Cristo de la Misericordia.

Labores de La Calzada de Oropesa

ARQUITECTURA POPULAR: La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo. Son de destacar la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano.

Corona de granito sobre la puerta del ayuntamiento de La Calzada

FIESTAS: En cuanto a las fiestas populares debemos destacar dos días en que se sale a disfrutar en los campos cercanos, el día del Calbote que se celebra el 1 de noviembre y el del Hornazo el 25 de abril. En las fiestas del Cristo de Septiembre se hace una comida colectiva popular con la vaquilla y en el mes de mayo se va a la romería de la Virgen del Rosario.

Siempre ha tenido La Calzada artesanos que destacaron por su arte pastoril, fabricando algunos de ellos hermosos objetos en raíz de fresno como morteros o rabeles. También hay un cestero, Germán Parra, que fabrica piezas de artesanía del mimbre. Las monjas del convento decoran piezas de cerámica. También fue famosa La Calzada por sus magníficos herreros que han dejado como muestra algunas de las rejas repartidas por las fachadas del pueblo.

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

Una de las pinturas de Claudio Coello en la iglesia de La Calzada de Oropesa

Como su nombre indica, La Calzada ha sido tierra de paso desde la antigüedad. Así lo atestigua el verraco vettón hallado en su casco urbano y los restos romanos que se reparten por su demarcación, entre los que cabe destacar la necrópolis de sepulturas formadas por lajas de pizarra descubierta en las inmediaciones de la laguna de Las Limas al construir la autovía, moderna heredera de la antigua calzada que unía Toletum con Emérita Augusta. En un principio esta villa estuvo formada por dos núcleos de población La Calzada y Carrascalejo, que no debemos confundir con el pueblo jareño y del que solamente queda una fuente a “dos tiros de ballesta” del casco urbano actual de La Calzada, concretamente en el paraje conocido como Carrasca. Seguir leyendo UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN DE LAS MADRES BERNARDAS

CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN

DE LAS MADRES BERNARDAS

Fachada de la iglesia del convento de la Encarnación de las Madres Bernardas

Doña María de Albornoz era la heredera de un rico mayorazgo de tres mil ducados creado por sus padres. Al enviudar, recayó también sobre ella el patrimonio de su marido el marqués de Aravaca, cuyo palacio se levantaba en la plaza del mismo nombre.

San Bernardo representado en azulejería del siglo XVIII sobre una de las puertas del convento de las bernardas

Una noche del verano de 1608, la marquesa salió con su servidumbre para bañarse en el Tajo, bajo el primer ojo del Puente Viejo. La señora y una criada fueron arrastradas por el agua, la sirvienta pudo salvarse por la intervención de un hombre que se arrojó al agua, pero doña María se ahogó perdiéndose en la oscuridad.Su cuerpo se encontró al día siguiente después de peinar el río con redes y barcas pues se habían recorrido las orillas la noche anterior con hachas encendidas sin hallar el cadáver. Fue enterrada en el panteón familiar de la capilla del Cristo de los Espejos de “La Colegial”.

Arbotantes sobre la fachada oeste del convento de las bernardas

Volvió el mayorazgo a su madre doña Teresa Saavedra que en 1610, con su otra hija llamada Catalina y monja profesa de San Benito, fundó un monasterio con el título de la Encarnación en sus propias casas, pues una de las cláusulas del mayorazgo establecía que, si quedara éste sin herederos, se emplearía su patrimonio en la fundación de un convento de monjas descalzas.

Una de las rejas del convento de las Bernardas

El templo se construyó bajo traza de Fray Lorenzo de San Nicolás. Es edificio de ladrillo, como es habitual en la obra de este arquitecto. La iglesia es de planta de salón y está coronada por una bóveda semiesférica. La decoración es la habitual de cornisas y molduras de yeso. Destacaremos los dos paneles de azulejos sobre las puertas de acceso del convento y de la iglesia con el motivo de San Bernardo y el misterio de La Encarnación respectivamente. Son pintorescos los arcos de los arbotantes que sirven de apoyo al edificio en su cara oeste.

La Encarnación representada en azulejería de Talavera del siglo XVII sobre la puerta principal de las bernardas

En la planta del siglo XIX que reproducimos se observa al este de la iglesia el coro y un dormitorio alargado que da a una pequeña huerta. Junto al muro que separa el convento de la plaza de San Agustín se puede ver un pequeño cementerio y la huerta principal con un corral y un basurero en el extremo sur de la misma que además contaba con un emparrado sobre machones. En torno al patio del Pozo discurre el claustro alrededordel que se distribuyen las dependencias habituales de los conventos: la cocina, dos refectorios, el capítulo, la entrada con el torno y los locutorios. Un patinillo más al sur daba acceso al ropero, almacenenes y un portal. También aparecen señalados los aljibes, carboneras, despensas, gallinero, horno y excusado.

Puerta tapiada del convento de las bernardas.

CURIOSIDADES Y PERSONAJES

El historiador talaverano Cosme Gómez de Tejada fue capellán de este convento, pero el personaje histórico más relevante relacionado con la institución fue el cardenal Gil de Albornoz, sobrino de los fundadores y protector del nuevo monasterio al que obsequió con un magnífico ajuar que hizo traer desde Roma. Allí murió manifestando su intención de ser enterrado en este convento de La Encarnación de Talavera donde, todavía hoy, se puede observar su sepulcro de jaspe suspendido en el muro oriental de la iglesia.

Sepulcro del Cardenal Gil de Albornoz en el convento de la Encarnación

Don Gil era vallisoletano y se decía en Talavera que durante su juventud estuvo enamorado de su infortunada prima Dª María, pero el padre de ella no permitió la relación, por lo que marchó a Salamanca donde comenzó una brillante carrera eclesiástica y política que le llevaría a ser embajador en Roma y capitán general del ejército en Milán.

IGLESIA, ERMITA, Y OTRAS COSILLAS DE VALDEVERDEJA

IGLESIA, ERMITA, Y OTRAS COSILLAS DE VALDEVERDEJA

Iglesia parroquial de Valdeverdeja

LA IGLESIA:

Bajo la advocación de San Blas, es un edificio de magníficas proporciones, pues no debemos olvidar que Valdeverdeja llegó a ser uno de los lugares más poblados de la comarca con casi seis mil habitantes. Se comenzó a construir en el siglo XVI y hubo de ser ampliado en el XVIII, cebándose en ella los avatares bélicos de la Guerra de la Independencia y de la Guerra Civil. Tiene planta de cruz latina con una gran nave central cubierta con bóveda de cañón con lunetos y dos naves laterales de escasa profundidad que alojan diferentes capillas cubiertas mediante cúpula de media naranja, al igual que la del crucero que se encuentra decorada con pinturas que representan a los evangelistas en las pechinas, además de otros motivos geométricos.

Púlpito granítico de la iglesia de Valdeverdeja
Detalle del púlpito de la iglesia de Valdeverdeja

También está decorada con molduras de motivos vegetales y geométricos la bóveda de la nave central y son además de destacar en el interior el bello púlpito granítico, el coro sobre arco rebajado y el enlosado con sepulturas. El acceso a la iglesia se realiza por la fachada sur mediante una portada de finales del siglo XIX con una inscripción alusiva que está precedida por un espacio porticado sobre columnas de granito. En la fachada norte se encuentra la puerta más antigua con arco de medio punto. Todo el templo está rodeado de una cerca de piedra que deja un espacioso atrio enlosado. El mobiliario y la imaginería son modernos, pues tanto el retablo como las tallas fueron destruidos durante la contienda del 36.

Pórtico de la iglesia de Valdeverdeja y suelo enlosado de granito

LA ERMITA: La ermita de Nuestra Señora de los Desamparados se sitúa en un cerrete al sudoeste de la población disfrutándose desde allí de una hermosa vista panorámica del caserío y del entorno verdejo. Se construyó a finales del siglo XVII y se amplió derribando la primitiva capilla mayor y prolongando el edificio a mediados del XVIII. Sirvió de parroquia en las ocasiones en que por diferentes motivos la iglesia de San Blas hubo de ser reformada.

Ermita de Valdeverdeja

Se trata de una construcción en mampostería con sillares en las esquinas que cuenta con una sola nave, cabecera plana y presbiterio cubierto por bóveda semiesférica sobre pechinas rematada en linterna. Se accede a la ermita por un pórtico con tejadillo a los pies que protege una puerta adintelada. Sobre este acceso se levanta la espadaña de un solo hueco.

Calvario y calzada de subida a la ermita de Valdeerdeja

Para llegar a la ermita se asciende desde el pueblo por una pintoresca calzada de losas graníticas adornada con árboles y un bonito Viacrucis que, aunque fue levantado en el siglo XVIII, fue destruido en la pasada Guerra Civil volviendo a tallarse sus cruces de fuste ochavado en 1937.

Antigua farmacia que se conserva en Valdeverdeja

EL AYUNTAMIENTO: Otro edificio de interés es el ayuntamiento que ocupa la fachada oeste de la Plaza Mayor. Es construcción de mampostería con sillares en las esquinas que como elemento más característico cuenta en la planta baja con soportales sobre columnas graníticas. Fue construido a principios del siglo XVIII pero un incendio y diferentes reformas le han dado el aspecto que hoy presenta, al que se añade la torre del reloj que se edificó sobre otra anterior afectada por un rayo en 1926. Ésta es de ladrillo visto y se remata con una de esas típicas estructuras de hierro con templete que en aquella época se construyeron en muchas casas consistoriales de la zona. Enfrente del ayuntamiento se puede observar una de las fachadas de la casa curato.

Chozo de planta cuadrada y falsa cúpula en Valdeverdeja

En Valdeverdeja se conserva una antigua y curiosa farmacia de estilo mudejarista y, además de la arquitectura urbana de la que ya hemos hablado, se conservan en el entorno numerosas construcciones comochozos, fuentes o zahurdas de pintoresca construcción en granito. Capítulo aparte merecen los molinos del Tajo y de sus arroyos, la vieja central eléctrica o fábrica de la luz y el arroyo de los pozos nueos de los que hablamos en otras entradas.

RUTA DE LAS ATALAYAS ( y 2) MEJORADA Y EL CASAR

RUTA DE LAS ATALAYAS ( y 2) MEJORADA Y EL CASAR

Castillo de Mejorada

A continuación nos dirigiremos hacia Mejorada por la carretera, con unos dos kilómetros de recorrido. Preguntamos por el camino del castillo y nos dirigimos a él, haciendo un alto en esta pequeña fortaleza que fue residencia de los Señores de Mejorada y que probablemente estuvo previamente habitada por los árabes. Siguiendo el mismo camino hacia el sur, sobre un cerrete que se encuentra al otro lado del castillo, se erige la atalaya de Mejorada, la menos conocida de las que hoy veremos, por ser una pequeña torrecilla de observación de algo más de dos metros de altura.

Atalayuela de Mejorada

En el entorno de ese mismo cerro se encuentran un puentecito medieval y la llamada fuente de la Mora. A la salida de Mejorada, encontraremos en nuestro recorrido una ermita. La iglesia también es porticada y conserva buena azulejería talaverana del siglo XVI. Los dos pueblos vecinos, Segurilla y Mejorada,  mantienen algunos edificios de arquitectura vernácula en mampostería con muros blanqueados total o parcialmente.

Zaguán de en la arquitectura popular de Mejorada

 Desde Mejorada tomamos el camino de Gamonal, y por él continuaremos hasta dar vista a la atalaya que se yergue sobre el cerro Malojo, que es quizá la mejor conservada. En ella pueden observarse los huecos donde se sostenían las vigas de la escalera y los pisos de madera del edificio. Como en la otra atalaya, la puerta se encuentra elevada. En los alrededores de la torre todavía se pueden ver derrumbes y muros de los edificios donde probablemente habitaba la guarnición.

Atalaya de El Casar de Talavera

Bajamos de la atalaya otra vez hacia el camino de Gamonal, continuamos por él y como a un kilómetro, a la derecha, se encuentra la ermita de la Encarnación, una de las iglesias más antiguas de la comarca (s.XIV), ya que fue la parroquia de la antigua población de Gamonal que al venir tiempos más seguros y ante la escasez de agua del lugar, se despobló porque descendieron sus habitantes al actual emplazamiento. Acabamos bajando a Gamonal para dirigirnos desde allí por la carretera hasta Talavera. Si vamos andando, podemos volver también en los autobuses urbanos que van hasta este pueblo y así nos ahorraremos diez kilómetros de marcha.

Puente de Mejorada junto a la vereda de los Madroños

En el camino, sobre todo en el último tramo, hemos venido entre encinas y enebros, y también podemos encontrar algún zorro (no en vano se les llama zorreros cariñosamente a los habitantes de Mejorada). Desde las atalayas no es raro contemplar rapaces sobrevolando los vallecillos en busca de sus presas.

Fuente de la Mora en Mejorada

MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA: DESCRIPCIÓN

 MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

DESCRIPCIÓN

Puerta llamada de «los Serafines»

 Las primitivas construcciones de esta iglesia, por ser en su mayoría edificadas a finales del siglo XIV e inicios del XV , fueron levantadas en estilo gótico-mudéjar, de ellas apenas nos quedan restos, solamente la conocida como puerta del Serafín, frente a la desembocadura de la calle Empedrada y alguna ventana cegada , como la que se observa en esa misma construcción frente a la torre de la Colegial. Algún otro detalle como la rejería o los canecillos y aleros nos orientan sobre la antiguedad de esta parte del monasterio de Santa Catalina.

Puerta sur de la iglesia del monasterio de Santa catalina

Ya hemos comentado que la misma puerta del Serafín era la que daba acceso al templo primitivo y por ello era necesario entonces pasar por el claustro para acceder al templo. Para remediarlo, en 1452, concede el papa Nicolás V permiso para construir una nueva iglesia cuyo edificio coincide con la nave de la actual. Precisamente el retablo de esta nueva construcción fue estofado por Copin de Holanda y pintado por Juan de Borgoña, aunque hoy ha desaparecido. La nave está cubierta por una bóveda de cañón y a los pies otra bóveda rebajada soporta el coro.

Cúpula de la iglesia de los jerónimos

Los canónigos de la Colegial se opusieron a la nueva edificación, como también se negaron a que se construyera la capilla mayor que, sin embargo, se comenzó a levantar en 1536 con el permiso de Pablo III . Esta parte del monasterio es la más característica del mismo y un elemento característico del paisaje urbano de la antigua Talavera. El padre Sigüenza, en su Historia de la Orden de San Jerónimo, decía: «Por ignorancia o malicia de los oficiales no se ha podido acabar fábrica de harta costa y apariencia, sin fundamentos, de tal suerte que estando casi cerrada la cúpula del cimborrio, se venía toda al suelo, y el mejor medio es deshacerla piedra a piedra.»  No hizo falta llegar a tanto, ya que se llamó a Juan de Herrera que se encontraba entonces construyendo otro monasterio jerónimo,el de El Escorial. Vino a Talavera y consiguió salvar el edificio, aunque quedaron como recuerdo de aquellos percances los antiestéticos machones y contrafuertes de la cara sureste del testero y las fisuras que todavía hoy  se perciben en el mismo.

Retablo de la iglesia de los jerónimos de Santa Catalina

Diferentes avatares históricos hicieron perder a esta iglesia su primitiva grandeza. En la capilla mayor estaban los enterramientos de los señores de Gálvez y Jumela y en el claustro se hicieron sepultar numerosos caballeros y nobles talaveranos. Celebrábanse los oficios «con toda grandeza, puntualidad y magestad que puede encarecerse teniendo siempre capilla de sonoras voces e instrumentos. Los ornamentos son muchos, ricos y costosos. El aderezo de plata es muchísimo»

Detalle de la decoración renacentista del edificio de los jerónimos de Santa Catalina

El acceso actual al templo desde la calle se realiza a través de la portada de piedra de la fachada sur, un tanto vulgar si la comparamos con la grandeza del resto del edificio. En el interior destacaremos la capilla mayor. Los mármoles que la decoraban adornan ahora el altar mayor de la basílica de Ntra Sra del Prado. La cúpula es de grandes proporciones, las pechinas se ornamentan con relieves de los cuatro evangelistas y bajo ellas se sitúan las estatuas de cuatro doctores de la Iglesia. La sacristía es de gran belleza, octogonal y con cúpula toda de piedra, menos decadente que el renaciente estilo del resto de la iglesia. También al siglo XVII pertenece la grandiosa escalera de subida al coro, toda de sillería y suspendida en el vacío. Menos conocida aunque muy curiosa se nos muestra la escalera helicoidal de acceso al exterior de la cúpula, “la giralda”, que se rodea de balaustrada con adorno de pirámides.

Contrafuerte que se construyó por indicación de Juan de Herrera, arquitecto de El Escoria,l para evitar que aumentaran las grietas del edificio

Se mantiene en un estado lamentable el claustro sur, que durante años ha sido casa de vecindad hasta su amenaza de ruina. Se perciben los arcos  gótico-mudéjares ya cegados  y en algunas de pendencias pueden observarse restos de pinturas en los muros, muy similares a otras pequeñas muestras que persisten en la granja jerónima de La Alcoba y Guadalupe.

MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

HISTORIA

Monasterio de Santa Catalina con la cúpula en construcción y los claustros delante

 Como vimos en el capítulo referente a la Colegial, el Arzobispo de Toledo, D. Pedro Tenorio, a finales del siglo XIV, visto el escandaloso proceder de los canónigos de la iglesia mayor de Talavera, les ofreció llevar vida reglada, enclaustrándolos en un monasterio que a la sazón fundaría en el actual solar del convento de Santa Catalina, más conocido hoy por los talaveranos como San Prudencio. No fue del agrado de los canónigos la propuesta y el arcipreste de Hita nos describe su descontento en el Libro del Buen Amor.

Foto de Clifford de mediados del siglo XIX donde se aprecia todavía el edificio más meridional del claustro hoy desaparecidodesaparecido

El arzobispo había acompañado su oferta con la donación al futuro convento de numerosas propiedades, entre las que destacaba por su rentabilidad la de tres casas de aceña (molino de rueda vertical) que el arzobispo había heredado de su madre, los llamados molinos de Calbete, que pudieran ser los conocidos más tarde como molinos de Abajo. Al no ser aceptadas las condiciones por los canónigos, se lo propone a los jerónimos y envían para la nueva fundación, la cuarta de esta orden, a doce frailes del monasterio de la Sisla en Toledo que eligen como prior a fray Gonzalo de Olmedo. Se pone el nuevo convento bajo la advocación de Santa Catalina, a la que D. Pedro Tenorio tenía gran devoción, heredada la parecer de su madre, pues recordemos que tanto el puente como los molinos y el hospital de Puente del Arzobispo estaban también bajo el patrocinio de esta santa cuyo símbolo, la rueda con la que sufrió martirio, podemos contemplar en el testero de la iglesia, en el escudo de cerámica del monasterio que se encuentra en el Museo Ruiz de Luna y en el dintel de la puerta de entrada de los molinos de Puente del Arzobispo.

Rueda de Santa Catalina en el ábside del monasterio de su mismo nombre

Juan Ortiz Calderón era un caballero talaverano que poseía una gran fortuna; al parecer mató a un alcalde de nuestra ciudad y, desterrado en Portugal, conoció al obispo de Coimbra que entonces no era otro que D. Pedro Tenorio, al cual nombra su albacea testamentario. Entre las muchas propiedades de Juan Ortiz se hallaban las dehesas de Valdemorales, Pompajuela y Castellanos. En esta última, situada en el actual término de Alcaudete, dejó mandado se fundase un monasterio de jerónimos. Tenorio consideró más adecuado, por lo insalubre del terreno y por la insuficiencia de la dote, que la nueva institución se afincara en Talavera y para ello añadió al patrimonio del futuro convento varias paradas de molinos y algunas fincas que había heredado de su madre, Juana Duque, nacida en Talavera. Parte del terreno necesario para la construcción de la iglesia y las dependencias monacales, de muy inferiores proporciones a las actuales, fue cedido por los canónigos de la Colegial y otra parte fue donada por el concejo de la villa, comprando más tarde el monasterio manzanas enteras con diversas donaciones de talaveranos acaudalados.

Escudo de la orden jerónima en el muro sur del templo

El  Monasterio de Santa Catalina tenía por ello gran número de propiedades en toda la comarca, según Ildefonso Fernández, superiores a las de los otros dos grandes cenobios jerónimos, el de Guadalupe y el de El Escorial, ya que fue recibiendo durante siglos numerosas donaciones llegó a ser la mayor potencia económica de la comarca y el primer terrateniente. Estaban bajo su dominio la tercera parte de todos los bienes de instituciones religiosas. Cuando se desamortizó el convento era el décimo propietario de la provincia por la extensión de sus fincas.

Además de las propiedades ya enumeradas se donaron al monasterio grandes fincas como Maricantarillo, al sur de Talavera -cerca de las barrancas del Águila- las fincas de La Alcoba, El Pinar y Torrejón, situadas todas en el ámbito de El Casar de Talavera. Estas últimas posesiones estaban enclavadas en antiguos yacimientos romanos y guardaba por ello el monasterio una magnífica colección de monedas y otros objetos hallados allí. La dehesa de Lientes -junto al arroyo del mismo nombre-, numerosas posadas de colmenas, otras fincas cercanas a Talavera como Las Jarillas y Las Albueras. Propiedades diversas en Espinoso, Piedraescrita y Villar del Pedroso, Brujel, Gamonal, Calera, Fuentelapio y Valdeazores además de innumerables censos, capellanías y memorias que hacían de este monasterio de Santa Catalina una de las instituciones religiosas más ricas de España. Además, regentaban los frailes una botica que abastecía a la comarca, tenerías, lagares, molinos y aceñas del Tajo que tenían una elevada rentabilidad. En el siglo XVIII por ejemplo, llegó a tener hasta diez mil cabezas de ganado lanar.

Pueden todavía encontrarse numerosas superficies que estaban pintadas en los claustros mudéjares deSanta Catalina y hoy ocultas

Pedro Tenorio solamente tenía labrados el claustro alto y bajo con dos órdenes de celdas, sirviendo de iglesia que luego se denominó capilla del capítulo a la cual entraba el pueblo a través de la puerta del Serafín. Por ella también se accedía al cementerio de la Colegial, situado frente a la conocida entonces como calle Empedrada.

Por bula del papa Nicolás V se permite la construcción de un nuevo templo que comienza a edificarse en 1452, en presencia del arzobispo Alonso Carrillo, que se encontraba en Talavera y asistió al acto de “echar los cordeles”.

Detalle de la decoración del ábside de Santa Catalina

En 1455 se procedió a la construcción de una iglesia de mayores proporciones. Según el Conde de Cedillo, en la decoración del retablo intervinieron Juan de Borgoña y Copin de Holanda. Este templo ocupaba el espacio de la nave actual y a mediados del siglo XVI se construyó el crucero y la capilla mayor por bula de Pablo III, con la oposición de la Colegial que entabló un pleito contra el monasterio. Felipe II pernoctaba en el convento siempre que pasaba por Talavera. En 1624 se reconstruyó el cuerpo de la iglesia.

Varios fueron los monjes ilustres de este monasterio, el predicador Fray Alonso de Plasencia, los dos priores historiadores de Talavera, Fray Andrés de Torrejón y Fray Alonso de Ajofrín, y Fray Pedro de los Molinos, llamado así por ser arquitecto e ingeniero hidráulico que diseñó y construyó numerosas obras de aceñas y molinos de Talavera, Puente del Arzobispo y otros lugares de España. Fray Alonso de Oropesa fue su prior en tiempo de los Reyes Católicos. Fue familiar de Fray Hernando de Talavera y General de la Orden Jerónima.

Detalle de la decoración del ábside

También Cedillo nos dice que «durante la Guerra de la Independencia y con motivo de las varias estancias de los franceses en Talavera el convento quedó muy mal parado…el claustro bajo convirtieron en cuadra, la iglesia en depósito de granos, el claustro alto en enfermería, los panteones fueron abiertos, el molino de aceite destruido y las imágenes quemadas».

La decadencia del monasterio comienza en el siglo XVIII y tras varios escándalos de índole sexual y económico, que requieren la presencia de visitadores que inspeccionan las costumbres y la gestión económica de la institución, acaba por cerrarse en 1821 por un decreto de las cortes durante la oleada revolucionaria de Riego. Se abre otra vez en 1823 con la reacción absolutista para cerrarse definitivamente en 1835. Con la desamortización se vende su edificio y propiedades en lotes que se destinan a cuartel, casa de vecindad, fábrica de sedas y cerillas, almacén de paja y hasta circo de caballos.

detalle del muro sur de Santa Catalina

En 1882 vuelven los jesuitas a Talavera y se les dona el edificio para establecer en él la Compañía su Escuela Apostólica de San Jerónimo. En 1903 una comunidad de padres agustinos calzados se instalaron en la parte del edificio que habían ocupado anteriormente los jesuitas y establecieron allí  un colegio.

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

Pináculos góticos en el remate de los contrafuertes del claustro

El mismo Francisco de Soto dice que «el claustro de esta Santa Iglesia no cede a los mejores del reino; es muy largo, ancho y alto, y todo él está fabricado de piedra de sillería muy curiosamente labrado», con motivos entre los que hay que destacar las gárgolas de animales fantásticos y los pináculos de remate de los contrafuertes con gruesas hojas de acanto.

Planta del Claustro de la colegial en un plano del siglo XIX

Fue levantado en 1469 y cada una de sus cuatro galerías cuenta con seis tramos con sus bóvedas  de nervios vistos sobre una pareja de arcos cruceros y pilarillos adornados con perlas. Se abren al patio por grandes arcos ojivales elevados sobre un podio y reforzados con contrafuertes.

Bóvedas del claustro de la Colegial

Sobre el suelo aparecen lápidas con inscripciones diferentes y en él se encuentran actualmente los restos de Fernando de Rojas, autor de La Celestina. El pozo central tiene una pila que es un antiguo sepulcro romano para algunos y árabe para otros.

Panel de azulejos talaveranos que indican el lugar donde yacen los restos del escritos y alcalde de Talavera

Hoy ha sido reformado a mi modo de ver desafortunadamente, perdiendo su palmera, y se ha enlosado, retirándose el sepulcro del pozo.

Sepulcro que hacía de pila junto al pozo del claustro

Desde el claustro se daba acceso al antiguo cementerio anejo a la Colegial que se estableció en una antigua huerta llamada «de Moctezuma» por haber pertenecido al Duque del mismo nombre.

Carrillo dieciochesco del Corpus, en el claustro de la Colegial

En el claustro se exhiben algunos fragmentos escultóricos como lo que parece una representación de la imposición de la casulla a San Ildefonso. Un curioso carrillo utilizado en las desfiles del Corpus del siglo XVIII, una pilastra visigoda, y dos altarcillos con retablos barrocos deteriorados.

Altar y retablo en el claustro de la Colegial

CAPILLA DEL CRISTO DE LOS ESPEJOS Y SACRISTÍA DE LA COLEGIAL

LA CAPILLA DE SAN ILDEFONSO O DEL CRISTO DE LOS ESPEJOS

Cristo de los Espejos y una Dolorosa del siglo XVIII de la escuela madrileña en la base.

Corresponde a la cabecera de la nave lateral sur, en ella podemos contemplar el llamado Cristo de los Espejos. Según Francisco de Soto éste era el Cristo de las Misericordias que se hallaba anteriormente en la capilla del antiguo alcázar de Talavera. Y también alojó al llamado «Cristo Santiaguito» que hoy se encuentra en la ermita y que perteneció al antiguo Hospital de Santiago.

La imagen actual es en realidad una obra realizada en 1759 por José Zazo y Mayo por lo que probablemente el historiador Soto  se refiriera a otra imagen. Este escultor que tiene otras obras en Talavera nació en el cercano pueblo de Nombela en 1720 y desarrolló su trabajo en Madrid, donde murió.

Caída de Cristo en la capilla de San Ildefonso o del Cristo de los Espejos

También aloja esta capilla un retablo neoclásico de parecida factura al del altar mayor con un cuadro de grandes dimensiones donde aparece la Caída de Cristo camino del Calvario, y puede ser obra de un pintor de la escuela madrileña del siglo XVII llamado Pedro Núñez.

Enterramiento femenino que pudo ser de doña Juana Duque, madre de el arzobispo Tenorio, en la capilla del Cristo de los Espejos o de San Ildefonso

Esta capilla y parte de la obra de la nave de la epístola fueron financiadas por un caballero que guerreó en compañía de Alfonso XI, Alonso Díaz de Medina y su esposa. Más tarde perteneció a la familia del arzobispo talaverano Gil de Albornoz, a un indiano llamado Juan de Prada, que era descendiente de otro de su mismo nombre paje de Juan II, y a la de un corregidor de la villa y mayordomo de la Santa Inquisición llamado Diego Montero de Espinosa y su mujer, de la familia Gaytán y Meneses.

SACRISTÍA

Desde esta capilla se pasa a la sacristía a través de una dependencia techada con una bóveda gótica. es una dependencia con decoración de yeso construida en el siglo XVIII y de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón.

El mayor tesoro que aquí se guarda es la imagen de la Virgen rubia que sostiene al niño en postura y gesto de travesura infantil mostrando sus genitales, por lo que alguna severa descripción del siglo XVIII dice que es «deshonesto»  y feo,aunque realmente está lleno de encanto. . Es una imagen del siglo XV de gran calidad. Está policromada y estofada, y presenta claras influencias flamencas y tal vez relacionada con la escuela de Burgos. Probablemente formó parte del retablo de la capilla mayor. La imagen se encuentra en un retablo dieciochesco similar al del Cristo de los Espejos.

También en la sacristía un tal Becerra pintó varios lienzos con imágenes de la vida de la Virgen. Hay que destacar además la existencia de una curiosa fuente-aguamanil de mármol.

Eccehomo al que se refiere el texto, aunque hoy día no esté en la Sacristía

También se encuentran en la sacristía dos bustos de un Ecce Homo y de la Dolorosa que antiguamente se situaban sobre peanas finamente decoradas. Juan Nicolau ha relacionado estas obras con la escuela granadina y el entorno de José de Mora.

A continuación de esta capilla se encuentra la puerta de la sacristía vieja con un rótulo que dice en latín: «Estad limpios los que lleváis los vasos del Señor».

Puerta de la Sacristía Vieja con el rótulo aludido en el texto