EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO A SU PASO POR TALAVERA

 

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO

En el siglo XVI hay un hecho que debemos reseñar en primer lugar en la historia de nuestro río,

Y es el primer plan de navegación del mismo. Se debe al ingeniero Juan Bautista Antonelli, italiano para unos y rumano para otros, la propuesta y elaboración del primer proyecto de navegación del Tajo. Había trabajado anteriormente para Felipe II en diversas obras de fortificación y pensando tanto en el provecho que podría suponer para la corona la comunicación fluvial entre Madrid y Lisboa -las dos principales capitales de su imperio por la unión de los dos reinos por herencia- como en el interés estratégico de la navegación para el transporte de tropas ante los previsibles levantamientos de los portugueses, el rey Prudente apoyó con entusiasmo este primer intento de hacer navegable el río con mayor longitud de la península ibérica.

La empresa se desarrolló durante los años 1581 a 1588 y no ha quedado documentación alguna de los planos y proyectos propiamente dichos, aunque sí sabemos que su financiación siempre se vio aquejada de cierta precariedad económica. En el repartimiento destinado a obtener fondos entre las ciudades ribereñas correspondió a Talavera la cantidad de 170.000 maravedíes mientras que Toledo debía pagar 1.300.000. Los gastos para hacer navegable el tramo comprendido entre Talavera la Vieja y Toledo supusieron un total de 433.000 reales y se llevaron a cabo entre los años 1586 y 1588.

Entre las obras acometidas se sabe que se pagaron por rotura y acondicionamiento de las presas de Cabañuelas y El Tejar, cerca de Talavera, 1.156 y 13.305 reales respectivamente. Conocemos también que en Talavera se realizaron embarques por lo que es posible deducir la existencia de algún muelle aunque fuera sencillo en su construcción. Una estructura de obra hoy cubierta por el terraplén de la orilla, aguas abajo del puente viejo, pudo haber correspondido a ese embarcadero pero también pudo haber sido parte de los edificios de los molinos que se situaban aprovechando el primer ojo del puente.

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi

En carta a Felipe II describía así Antonelli su paso por nuestra comarca:

            Seguí mi camino y, pasado dos leguas encima de la dicha Puente ( del Arzobispo), hallé mejor tabla de río, y mejores orillas y mejor navegación hasta Talavera y Toledo; tanto que si no fuera los sotos que embarazaban la girga con estas crecientes que cubrían las presas, era tan buena la navegación como la del Po; y por la benignidad del cielo y fertilidad de la tierra, paréceme que se puede hacer otra Lombardía, aderezándose la navegación para de invierno y verano, como se puede con cuya comodidad y despacho, convidará a plantar viñas, olivares y frutales, y se llevarán aquí, a Madrid, y a una parte y a otra, harto barato, y será de mucho provecho y comodidad, Talavera y todos los pueblos comarcanos a Tajo…

           

Azután con su desparecida torre musulmana y los molinos

Condiciones y Obstáculos para la navegabilidad

Para que una corriente sea navegable en primer lugar es preciso que tenga una anchura suficiente de cauce, cuestión que en el Tajo no suele ser problemática.

La segunda condición es que la dirección de la corriente no sufra cambios bruscos de velocidad como los producidos por los remolinos que aparecen en los planes de navegación como “regolfos” y  “ollas”, aunque esta última palabra tiene más bien un sentido de poza o zona de aguas profundas. Estos obstáculos podían salvarse mediante canales realizados de piedra o de empalizadas y señalados en algunos mapas como “carreras” Uno de ellos es señalado en las inmediaciones de los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya como “Carrera del Rey” en un proyecto posterior.

Los islotes deben también tenerse en cuenta por las maniobras bruscas que pueden obligar a realizar a las embarcaciones. Además deben reflejarse los afluentes que en sus desembocaduras llegan causar dificultades para los navíos debido a los remolinos, los cambios repentinos de dirección de la corriente y los bancos de arena que suelen originar.

En los planes de navegación se señalan los obstáculos como las chorreras de éste

En tercer lugar debía haber una profundidad o calado suficiente que variaba con el plan de navegación por el tipo de embarcación a utilizar en su época pero, en general, se consideraba necesario que no fuera menor de medio metro. Los obstáculos aparecen en los planos como bajos de arena, cascajares o riberas bajas e islas de cantos rodados o grava. También se detallan los fondos rocosos y los peñascos que emerjan de las aguas o se encuentren a baja profundidad.

Las presas son obstáculos que deben salvarse mediante la rotura de las mismas o con la construcción de esclusas y compuertas. Este segundo sistema mantendría el nivel de las aguas para así reducir los perjuicios de molineros y otros usuarios ribereños mientras que, al mismo tiempo, elevaría los niveles de la corriente aguas arriba facilitando la navegación.

Otra condición necesaria para la navegación es que la velocidad no exceda de determinados límites. Es lo que se señala en los planos como “rápidos”, que si se acompañan de fondos pedregosos y superficiales aparecen como “chorreras” o cuando la velocidad es muy elevada como “chorreras furiosas”. Entre la desembocadura del Jébalo y el Puente del Conde, bajo el embalse de Valdecañas, aparecen numerosas zonas de rápidos y chorreras furiosas que se intentaron eludir por Carducci como luego veremos con la excavación de un canal.

Puerta del Río y Molinos del primer ojo del puente

Para el estudio de todas estas condiciones de navegabilidad era necesario que en los planos se vieran reflejados las distancias, la anchura del cauce, los fondos verificados mediante sondeos, los márgenes, las chorreras, las pendientes y los afluentes.

La navegación contra corriente plantea el problema de la tracción necesaria, sobre todo en tramos de corriente rápida y en el paso de presas y esclusas. Los primeros caminos de sirga se abrieron en época de Antonelli y en las obras realizadas con motivo de los planes de navegación del siglo XIX para que por ellos, mediante tracción humana o animal, se “halara” a los barcos río arriba. Estos caminos eran muy costosos debido a lo escarpado de las orillas de nuestro río y a causa de esto se añadían a veces a su pavimento pequeñas lanchas de piedra o pizarra clavadas transversalmente para que sirvieran de punto de apoyo a los hombre o animales que tiraban de la embarcación. En otras ocasiones se colocaban anillas que facilitaran el efecto de polea del sistema de tracción  utilizado.

El Tajo está en todo su segundo tramo muy despoblado en sus orillas. No tiene pueblos ribereños, ni posadas ni refugios que sirvan para realizar paradas de reparación o avituallamiento y por ello en algunos proyectos se contemplaba la edificación de ventas y mesones. También debían construirse embarcaderos que dieran servicio a las comarcas ribereñas además de acondicionarse los caminos de acceso a las orillas que casi siempre se encontraban en mal estado para la circulación de carretas debido, sobre todo, a las grandes pendientes de las riberas del Tajo.

Los molinosde Abajo en Talavera y otros muchos con sus presas fueron obstáculo para la navegación

A todos estos obstáculos se unía la resistencia de los dueños de presas y artificios a las expropiaciones y roturas,  más teniendo en cuenta que en muchas ocasiones la propiedad de molinos o batanes estaba en mano de poderosas e influyentes instituciones religiosas o de señoríos laicos.

En la época de Felipe II descendieron desde Toledo y sobre todo desde Alcántara algunas barcazas con tropas, pertrechos de guerra y productos necesarios para el mantenimiento de esas fuerzas como eran principalmente las cargas de trigo. También bajaron algunas embarcaciones con hasta ciento diez forzados a galeras.

Múltiples fueron los problemas y deficiencias estructurales y presupuestarias que impidieron el que, al menos en el tramo bajo de su recorrido, se mantuviera como una realidad rentable la navegación del Tajo. Entre otros habría que citar la falta de marineros con experiencia en una navegación fluvial, no exenta por otra parte de obstáculos. Sabemos que cuatro de los marineros de una de las expediciones eran originarios del ribereño pueblo de Serradilla y conocemos un naufragio en Garrovillas, un choque contra el puente de Talavera y algunos embarrancamientos como ejemplos de los frecuentes accidentes acaecidos. A esto se añadía la ausencia de pueblos y caseríos en las escarpadas y muchas veces mal comunicadas orillas del río, dificultándose así la reparación y el servicio de las embarcaciones y de sus viajeros y tripulantes. Otras vías alternativas de comunicación ofrecían más rapidez y seguridad, sobre todo durante el pasado siglo. El contrabando era un fenómeno crónico en la zona que competía en desigual superioridad con tan dificultosa navegación. Los intereses de propietarios y molineros que restauraban las presas en cuanto disminuía el tráfico se unía a la precariedad financiera crónica de todos los proyectos y a hechos bélicos contemporáneos con las iniciativas de navegación fluvial como fue, por ejemplo, la financiación de la Armada Invencible en tiempos del proyecto de Antonelli.

En otros capítulos me referiré a otros planes de navegación posteriores.

EXCURSIÓN A LA MINA DE ORO DE SIERRA JAEÑA

 

Vista desde la Sierra Jaeña, cerca de las minas, donde se ve a la izquierda el cerro Mogorro y al fondo la sierra de La Estrella

Recorrido aproximado 8 kilómetros, tres horas.

 Tomaremos un camino que sube hasta las instalaciones mineras y que parte de la carretera, en la salida oriental del pueblo.

Vamos ascendiendo y tomamos el tercer camino que sale a la izquierda, pasamos junto a una majada serrana de cuarcita y pizarra típica de la arquitectura de la zona y, envueltos por el aroma de las jaras, llegaremos a las casas de la mina donde se situaban las viviendas de los mineros, las cuadras, la administración y las dependencias donde se trataba el mineral con las correspondientes albercas de lavado y decantación.

Dependencias arruinadas de la mina de oro de sierra Jaeña

Las vistas sobre La Jara, con las Villuercas y la Sierra de la Estrella al fondo,  las rañas de encina y cereal y las barreras de olivar ciertamente impresionan. También podemos observar cómo en medio de los canchales característicos de estas sierras, que aquí ocupan grandes superficies, se ven las manchas de la tierra extraída en diferentes bocaminas, pero la que nos interesa se encuentra justo detrás y por encima de estas casas mineras. Subiremos por una senda hasta la gran acumulación de materiales que se sitúa delante de la entrada a la galería.

Boca de la mina de oro de sierra Jaeña

Podemos entrar dentro con linternas pero con sumo cuidado en la misma bocamina  por estar hecha sobre conglomerado de arcilla con canto rodado que le da cierto aspecto de inseguridad, aunque ese terreno se convierte a los dos metros en la roca madre de la galería, en la que también se ven los orificios de ventilación y las vetas de cuarzo con puntos dorados que brillan con la luz, pero que en su mayoría son piritas, el llamado “oro de los tontos”, por confundirlo muchos neófitos con el oro verdadero.

Galería de la mina de oro de Sierra Jaeña

Si subimos por la ladera unos veinte metros llegaremos a un camino que tomaremos hacia la izquierda hasta la confluencia de otros en un collado. Junto al primero que encontramos se halla un gran boquete en el suelo que es otra explotación aurífera lo que deducimos por verse los restos del cuarzo aurífero que buscaban los mineros. Luego llegamos a otra confluencia ya en el mismo collado Guerra, y desde allí tomamos el camino a la derecha descendiendo por una mancha de bosque mediterráneo realmente bien conservado que nos puede dar idea de cómo eran nuestros bosques antes de que sufrieran la acción de los hombres.

Arquitectura popular en el camino de la mina

Bajamos en este agradable paseo en el que veremos baños de jabalíes y no será extraño que se nos cruce algún venado, o algún corzo, hasta llegar a otro camino en el collado de La Barrosa, llamado así por tener otra explotación minera con ese nombre, a la que se accede bordeando por la derecha la parcela de la vivienda situada en el collado, y siguiendo un camino que va hasta la casa minera y la galería hecha en la roca viva. Desde esta última mina regresaremos a Buenasbodas según nos indica el plano.

Entrada a la galería de la mina de Barros.

BUENASBODAS

Arquitectura popular en Buenasbodas

Buenasbodas es una de las antiguas aldeas de la Tierra de Talavera que todavía pertenece al ayuntamiento de Sevilleja, aunque últimamente ha aumentado su población hasta alcanzar e incluso superar a su cabecera. En las proximidades se encontraron piezas de piedra pulimentada que nos demostrarían la presencia del hombre del neolítico en la zona o al menos de la Edad del Bronce pues, aunque ya se trabajaran los metales en esta época, todavía se tallaban instrumentos líticos.

Paisaje de la Jara Alta al sur del Buenasboda

En el siglo XIV ya aparece en el Libro de la Montería de Alfonso XI la sierra de «Bonas Bodas» como un paraje rico en caza mayor, y en el siglo XVI ya figura como una pequeña aldea dependiente de Sevilleja. Buenas-bodas no hace relación a los matrimonios de este pueblo, como nos orientaría el dicho de “Buenasbodas, malos casamientos”, que dicen los vecinos de los pueblos cercanos, sino que según algún autor erudito alude a las budas, unas plantas que viven en las zonas húmedas de estas sierras.

Buenasbodas tiene otras explotaciones mineras además de las minas de oro de Sierra Jaeña

Su iglesia nace como una ermita bajo la advocación de San Blas y es muy modesta, como todos estos pequeños templos serranos, salvo el de Piedraescrita.

También conserva el casco urbano numerosos elementos de arquitectura popular levantada con muros de cuarcita y pizarra, en construcciones que tienen la hermosa sencillez que caracteriza a la arquitectura de La Jara Sus edificios tienen una sola planta y a lo sumo otra destinada a troje, con un patio o portal de entrada y los corrales traseros.

Majada en el entorno de Buenasbodas

En el ámbito de Buenasbodas se sitúa el arroyo del Mazuelo que impresiona por lo agreste de su vegetación a lo largo de su recorrido paralelo a la carretera de Espinoso. Cerca de su desembocadura en el Jébalo se encuentra una antigua central eléctrica en el paraje de El Martinete. Subiendo por el canal de la central nos adentramos en una de las zonas más solitarias y salvajes de la Jara Serrana como describimos en la ruta de los grabados rupestres.

El río Jébalo a su paso por el Martinete

Las minas de oro de Sierra Jaeña fueron las de mayor producción aurífera de la península durante el siglo XVIII, aunque se tiene constancia de su explotación desde el tiempo de los romanos hasta el pasado siglo. De sus vetas se extraía el oro finísimo con el que se fabricaban durante el siglo XVI las monedas conocidas como “doblas jaeñas”.

En cierta ocasión fueron arrasadas sus instalaciones por el alcalde de Talavera, obedeciendo una orden real por un problema de concesiones. Se destruyeron sus dependencias y se quemaron las chozas de los mineros. En su última etapa se conocieron con el nombre de “La Oriental”. Se conserva en el museo de la minería jareña de Buenasbodas alguna de las viejas cajas blindadas con fuertes herrajes para guardar el polvo de oro extraído.

Cofre donde se guardaba el polvo de oro de la mina de La Oriental, exhibido en el museo de la minería de La Jara en Buenasbodas

Hoy apenas se mantienen en pie los restos de los muros de los edificios donde se procesaba el mineral con los almacenes, canalizaciones, túneles y hornos en los que se desarrollaba el proceso. Puede entrarse con iluminación y mucha precaución a la bocamina principal y observar en sus galerías las vetas de cuarzos auríferos y piritas.

Iglesia y ayuntamiento de Buenasbodas

El acceso a las minas de oro se hace más fácilmente desde Buenasbodas, donde se ha instalado un aula de interpretación de la minería en La Jara que deberemos visitar antes o después de hacer nuestra excursión. En ella se pueden ver interesantes paneles explicativos y algunos elementos del utillaje minero como un cofre reforzado con metal para guardar el polvo de oro, y que lleva grabado “La Oriental”, faroles, carretillas mineras etc…

DONDE EL ARCIPRESTE DE HITA REPRENDIÓ A LOS CLÉRIGOS DE TALAVERA

 

Arcipreste de Hita, Clérigos Talavera, capilla San Sebastián Colegial
Detrás de esta reja se habría reunido el arcipreste de Hita para reprender a los clérigos de Talavera

La Capilla de San Sebastián es el lugar donde se reunía el cabildo, y por ello el sitio más probable donde en el siglo XIV se habría producIdo la escena en la que el Arcipreste de Hita reprende a los clérigos de Talavera por sus poco edificantes costumbres sexuales.

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

Allá por Talavera, a principios de Abril,

llegadas son las cartas de Arzobispo D. Gil,

en las cuales venía mandato no vil

que si a alguno agradó, pesó a más de dos mil

El arzobispo de Toledo es don Gil de Albornoz, que vivió durante el siglo XIV y que no debemos confundir con otro prelado del mismo nombre, que era talaverano y cuyos restos se hallan en un sepulcro del convento de las bernardas fundado por su familia. Cuando dice que el mandado pesó a más de dos mil se puede referir no sólo a los canónigos, sino también a los propios vecinos de Talavera, a los que luego veremos que prohíbe también tener barraganas

Este pobre arcipreste que traía el mandado,

más lo hacía a disgusto, creo yo, que de grado.

Mandó juntar cabildo; deprisa fue juntado,

¡Pensaron que traía otro mejor recado!

 Comenzó el Arcipreste a hablar y dijo así:

-Si a vosotros apena, también me pesa a mí.

¡Pobre viejo mezquino! ¡En qué envejecí,

En ver lo que estoy viendo y en mirar lo que vi!

 Llorando de sus ojos comenzó esta razón:

Dijo:- El Papa nos manda esta constitución,

os lo he de decir, sea mi gusto o no

aunque por ello sufra de rabia el corazón

 Colegial, capilla de San Sebastián, Talavera de la Reina, Arcipreste de HitaLa flecha señala la reja tras la que se encuentra la capilla de San Sebastián de la Colegial de Talavera, donde el Arcipreste de Hita reprendió a los clérigos

El arcipreste de Hita demuestra en sus escritos ser clérigo de manga ancha en cuanto a los principios morales que tienen que ver con la sexualidad, y por eso no le agrada la misión que trae, pues en realidad debería también reprenderse a sí mismo. El cabildo era la reunión de los canónigos presidida por el deán de la Colegial y se celebraba en la capilla de san Sebastián, cuya ventana cubierta por hermosa reja de forja se asoma a la plaza del Pan, junto a la torre.

Las cartas recibidas eran de esta manera:

Que el cura y el casado, en toda Talavera,

no mantenga manceba, casada ni soltera:

el que la mantuviese, excomulgado era.

No sólo se reprende a los clérigos talaveranos, sino que también advierte a los vecinos casados que deben ser más comedidos en sus hábitos eróticos.

Con aquestas razones que el mandato decía

quedó muy quebrantada toda la clerecía;

algunos de los legos tomaron acedía.

Para tomar acuerdos juntáronse otro día.

Fue tal el disgusto por la amenaza del Papa que algunos “tomaron acedía”, es decir que la noticia les produjo ardor de estómago.

Estando reunidos todos en la capilla,

levantose el Dean a exponer su rencilla.

Dijo: -Amigos, yo quiero que todos en cuadrilla

nos quejemos del Papa ante el Rey de Castilla.

 -Aunque clérigos somos vasallos naturales,

le servimos muy bien, fuimos siempre leales;

demás lo sabe el Rey: todos somos carnales.

Se compadecerá de aquestos nuestros males.

La referencia al Rey tiene una doble intención cuando dice que todos somos carnales, pues en aquella época los monarcas reinantes no brillaban precisamente por su moralidad, ya que Alfonso XI tuvo nada menos que diez hijos con su favorita, doña Leonor de Guzmán, la que luego sería degollada en Talavera por orden de la reina legítima doña María de Portugal. Otro ejemplo de la época es el hijo de ésta, Pedro I el Cruel, que hizo asesinar a su esposa doña Blanca para disfrutar así de sus amores con doña María de Padilla.

Sigue después uno de los canónigos justificando su convivencia con una barragana:

-¿Dejar yo a Venturosa , la que conquisté antaño?

Dejándola yo a ella recibiera gran daño;

regalé de anticipo doce varas de paño

y aún ¡por la mi corona!, anoche fue al baño.

 -Antes renunciaría a toda mi prebenda

y a la mi dignidad y a toda la mi renta,

que consentir que sufra Venturosa esa afrenta.

Creo que muchos otros seguirán esta senda.

Postal de la colegiata de Talavera donde se señala la capilla de San Sebastián.

 El canónigo se queja por tener que perder los regalos que hizo a su barragana Venturosa, como las doce varas de paño, y el gasto que le supuso pagarla el baño. Pone por testigo a “su corona” es decir la tonsura de la coronilla que debía llevar como clérigo. Hoy día existe en Talavera la calle del Baño donde había unas instalaciones que, aunque todavía daban su servicio en época cristiana, recién reconquistada la villa, podían tratarse de uno de los baños a los que los viajeros árabes aludían en sus descripciones de la Talabira musulmana.

Juro por los apóstoles y por cuanto más vale,

con gran ahincamiento, así como Dios sabe,

con los ojos llorosos y con dolor muy grande:

 -¡Perdonarnos pues porque es agradable!

Habló en pos del Deán, deprisa el Tesorero

era en aquella junta, cofrade justiciero

Dijo:- Amigos, si el caso llega a ser verdadero

si vos esperáis mal, yo lo peor espero

 Si de vuestro disgusto mucho a mí me pesa,

¡También me pesa el propio, a más el de Teresa!

Dejaré Talavera, me marcharé a Oropesa

antes que separarla de mí y de mi mesa

 Pues nunca tan leal fue Blancaflor a Flores,

ni vale más Tristán con todos sus amores;

ella conoce el modo de calmar los ardores,

si de mí la separo volverán los dolores.

 Como suele decirse: el perro en trance angosto

por el miedo a la muerte, al amo muerde el rostro;

¡ Si cojo al Arzobispo en algún paso angosto,

tal vuelta le daría que no llegara a Agosto!

Dama representada en un capitel de la colegiata de Talavera

El tesorero amenaza con irse a Oropesa porque en aquella época pertenecía al obispado de Ávila y no al de Toledo, por lo que de alguna forma podía así escapar a la reconvención del arzobispo de Toledo Gil de Albornoz. Una colegial es una catedral sin obispo. A su cargo están los canónigos sobre los que gobierna el deán, además de otros cargos como el chantre, el tesorero etc. Flores debe ser otro de los canónigos que enfermaría si le separaran de su Blancaflor

Habló después de aqueste, Chantre Sancho Muñoz.

Dijo: – Aqueste Arzobispo, ¿Qué tendrá contra nos?

El quiere reprocharnos lo que perdonó Dios;

por ello, en este escrito apelo, ¡Avivad vos!

 Pues si yo tengo o tuve en casa una sirvienta,

no tiene el Arzobispo que verlo como afrenta;

que no es comadre mía, ni tampoco parienta,

huérfana la crié; no hay nada que yo mienta.

Mantener a una huérfana es obra de piedad,

lo mismo que a viudas, ¡Esto es mucha verdad!

Si el Arzobispo dice que es cosa de maldad,

abandonad las buenas y a las malas buscad!

En muchas ocasiones la excusa para mantener una barragana era que la mujer en cuestión se trataba de alguna sobrina desamparada del clérigo, alguna huérfana que hacía de criada o alguna viuda a la que se hacía pasar por ama de llaves. Hipócritamente el chantre dice que es una obra de caridad.

Don Gozalo, Canónigo, según vengo observando,

de esas buenas alhajas ya se viene prendando;

las vecinas del barrio murmuran comentando

que acoge a una de noche contra lo que les mando.

 Pero no prolonguemos ya tanto las razones;

apelaron a los clérigos, también los clerizones;

enviaron deprisa buenas apelaciones

y después acudieron a más procuraciones.

Clérigo representado en un capitel de la Colegiata de Talavera

Los clérigos intentaron evitar mediante apelaciones dejar a sus amantes o al menos no ser castigados, pero no debió surtir mucho efecto la regañina que en nombre del arzobispo traía el arcipreste de Hita pues algunos años más tarde, el arzobispo Tenorio, de familia talaverana, intenta que los canónigos hagan vida reglada y para eso les ofrece ricas propiedades entre las que destaca la dehesa de Castellanos cerca de Alcaudete, pero los canónigos prefieren seguir con su vida libertina y renuncian al ofrecimiento, por lo que el arzobispo destina el claustro y el que después sería monasterio de Santa Catalina a los frailes jerónimos.

El Libro de Buen Amor llegó a causar el encarcelamiento del Arcipreste de Hita, tal vez por orden del propio arzobispo Gil de Albornoz.

 

 

                                                                                       

 

PASEO HASTA EL POCO CONOCIDO CASTILLO DE SAN SILVESTRE

Un paseo hasta el castillo de San Silvestre

 

Portada del castillo de San Silvestre en Maqueda

Aparte de recorrer el camino del Lazarillo en sí, vamos a realizar desde Maqueda una excursión que nos llevará hasta el poco conocido castillo de San Silvestre, situado en una aldea medieval hoy despoblada de la que solamente queda la antigua iglesia, hoy ermita junto al castillo que visitaremos, aunque desde  los caminos que lo circundan, porque es propiedad privada.

Castillo de San Silvestre

Tomaremos para ello el camino vecinal de Maqueda a Novés, que parte cerca de la rotonda de la carretera que pasa debajo de la autovía, en el lado sur. Seguiremos el camino que va paralelo al valle del arroyo Grande y de la acequia del Prado que riega sus tierras ribereñas. Llegaremos así a un viejo molino con un gran cubo que también se surtía por una acequia que a la vez regaba esas vegas. Poco después accederemos al castillo que impresiona emergiendo en estas soledades. Se trata de una fortaleza del siglo XV construida por el Comendador Gutierre de Cárdenas. Tiene planta cuadrada y conserva tres de los lienzos de su muralla con torres redondas de base troncocónica. Cuenta con buena portada blasonada a saliente que tuvo puente levadizo sobre el foso. Son peculiares las almenas dobles de piedra y ladrillo así como las saeteras cruciformes de granito. En el interior se conservan dos grandes salas subterráneas abovedadas. En sus cercanías hay también un pozo de nieve.

Cubo del molino de San Silvestre

A la vuelta cruzaremos el arroyo y pasaremos, según indica el plano, junto a la ermita de Nuestra Señora de la Monjía que se encuentra enfrente del molinillo. Es una ermita a la que se hace romería desde Novés el domingo siguiente a San Isidro. Este pueblo, que también tiene una iglesia de interés, es el lugar de nacimiento de los comuneros Padilla y Bravo y también residió aquí temporalmente Lope de Vega, en el llamado palacio de “Las Cadenas”.  Después de visitar la ermita seguiremos de vuelta nuestro paseo hasta Maqueda cruzando nuevamente el arroyo.

Ermita de San Silvestre, cerca del castillo.

POR LAS RAÑAS Y LAGUNAS DE BELVÍS

Construcciones tradicionales en las rañas de Belvís

Desde Belvís vamos a tomar el camino que en dirección sur nos lleva hasta la raña de Montarco y luego a la de Paniagua. Las rañas son las llanuras rojizas de esta comarca, limitadas por los valles que ha modelado la erosión de los ríos y arroyuelos que bajan de la sierra. En las laderas de esos valles, o «barreras» como se llaman aquí, miles de olivos contrastan su verde plateado con el rojo de la tierra.

Lagunas de Paniagua y al fondo la sierra de La Higueruela

La vista hacia el norte al coronar sobre la raña es impresionante por los geométricos olivares, pero el paisaje cambia al llegar a la raña o llanura donde las salpicadas encinas nos hacen tener el espejismo de encontrarnos en la sabana africana.

En el camino hemos ido viendo algunas construcciones típicas de la Jara Baja con las pequeñas huertas y las casillas de olivar en cuarcita, pizarra y adobe. Pasamos incluso junto a algunas en la raña con sus pozos y revestidas por el revoco de barro rojizo y paja.

Otra vista de las lagunas de Paniagua

La pista pasa junto a las dos lagunas que todavía aumentan esa sensación de paisaje africano, reflejando las elevaciones de la Jara Alta.

Las dos lagunas, dada la sequía actual, varían mucho su superficie según la pluviosidad, pero es llamativo, cuando se llenan, observar las aves migratorias que paran en ellas y el contraste de estos pequeños humedales con el duro paisaje jareño.

Mar de montes de la Jara Alta

Junto a ellas discurre una pista por la que ascenderemos en dirección sur hasta unos pinares cercanos salpicados de algunos alcornoques y quejigos, podemos desde allí observar la sierra del Algibe y de la Picaza, con un manto vegetal bien conservadoy donde es posible ver algún ejemplar de venado ,corzo o jabalí si nos adentramos por los bosquecillos. El aficionado a los níscalos puede también recogerlos en los pinares, y los madroños son abundantes para el que guste de su fruto.

Horno de cal en nuestro camino de vuelta

Es interesante ascender hasta la cumbre por el camino y detenerse allí a contemplar una vista que impresiona de toda la Jara Alta .

Si no deseamos ascender hasta el collado y observar sus magnífica panorámica, volveremos por el camino que nos lleva a la finca Rosalejo, junto a la que hay dos hornos de cal o caleros, uno a trescientos metros de otro, y en el más cercano a la casa una casilla destechada por el estallido accidental de unos barrenos de los utilizados para extraer la piedra caliza. También hay una fuente y una gran labranza. Seguimos este solitario y agradable camino hasta llegar de nuevo a Belvís de la Jara.

Otra de las lagunas de Belvís al oeste del casco urbano

DAMOS UNA VUELTA POR BELVÍS DE LA JARA

EL CONJUNTO URBANO
La decadencia del medio rural
 La plaza, con los soportales del ayuntamiento y algunos de los edificios que la conforman, conserva cierto sabor. Es interesante recorrer la Calle Real en la que se puede observar un conjunto de viviendas construidas con la arquitectura tradicional de La Jara Baja, entre las que destacan algunas edificaciones de calidad de finales del siglo XIX e inicios del XX. Son típicos los arcos rebajados con rejería en las ventanas de planta baja y los balconajes de hierro en el primer piso. Las fachadas están enfoscadas y el recercado de los huecos se pinta en color diferente al de los muros. Frente a la almazara donde se prensa el fruto de los magníficos y extensos olivares de Belvís se ha levantado un monumento con los rulos de un antiguo lagar de aceite.
Reja antigua en Belvís de la Jara
IGLESIA
Junto a la plaza se encuentra la iglesia que es un templo modesto pero que conserva algunos de sus elementos mudéjares de interés, seguramente procedentes de la segunda y tercera reconstrucciones que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XVI. Es un edificio de tres naves con ábside plano y torre a los pies. La capilla mayor está cubierta con bóveda de medio cañón y se separa del crucero por arco triunfal de medio punto.
Visión nocturna de la torre de la iglesia de Belvís
El crucero está cubierto con artesa cuadrada de par y nudillo con limas mohamares y buena ornamentación de lacería mudéjar tardía. La nave central es de mayor anchura y está separada de las dos laterales por arcos de medio punto de ladrillo apoyados sobre machones ochavados del mismo material. La torre se levantó en 1857 y las vidrieras son sencillas y modernas pero tienen su encanto.
Vidriera de la iglesia de Belvís de la Jara
FIESTAS: En Belvís se celebran las fiestas de San Sebastián protagonizadas por una antigua hermandad que organiza la procesión y las pujas. Los quintos queman el Judas el Domingo de Resurrección formando corro en torno al fuego que encienden con grandes haces de jara traídos del monte
Tirador de herrería en una puerta de Belvís
ARTESANÍA y GASTRONOMÍA: Antes de marcharnos de Belvís se puede adquirir alguna de las labores tradicionales elaboradas por sus mujeres  con motivos lagarteranos que nada tienen que envidiar a los del pueblo arañuelo. Entre los productos autóctonos debemos destacar el delicioso aceite jareño. El preciado líquido se puede adquirir en la cooperativa olivarera del pueblo, aunque no debemos tampoco despreciar el recio vino que se corre en las pitarras locales y que se vende en sus bodegas. Para los abstemios recomendaremos las aguas minerales que se embotellan en una planta local. Tampoco nos olvidamos de las almendras especialmente ricas en Belvís y conocidas como almendras de “desmayo”.
Una de las vivirndas de principios de siglo XX en Belvís
Este es un pueblo en el que tuvieron fama sus guisanderas. Tal vez el cochifrito sea el plato más característico, pero citaremos otros como la cachuela, el ajocano, el gazpacho o el caldo “breve”. Los dulces domésticos como las cañas, los buñuelos de miel, las rosquillas de bola, las tortas de chicharrones, los bollos de leche o la torta sobada pueden servirnos de postre.
Arquitectura popular en Belvís

GUÍA FÁCIL PARA CONOCER LA CIUDAD DE VASCOS

GUÍA FÁCIL DE LA CIUDAD DE VASCOS

Completamos al capítulo anterior sobre fortalezas del Tajo con esta excursión a la Ciudad de Vascos, toda una ciudad amurallada musulmana abandonada  hace casi mil años

Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos
Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos

conocervascos

Recorrido aproximado 19 kilómetros ida y vuelta si vamos andando desde Puente del Arzobispo, 6 horas; 10 kilómetros si el recorrido lo hacemos solamente desde el cruce de Navalmoralejo, 3 horas.

Calle calzada en Ciudad de Vascos
Calle calzada en Ciudad de Vascos

Salimos de Talavera y nos dirigimos a Puente del Arzobispo, cruzamos el puente y tomamos la carretera de La Estrella. En el camino podemos visitar el dolmen de Azután y un paraje junto al Andilucha en el que vemos un viejo puente, un horno tejar y los restos de un viejo molino. Llegamos después al cruce de Navalmoralejo. Justo enfrente, parte un camino que nos conducirá a la Ciudad de Vascos tras un recorrido de unos cuatro kilómetros. Los conejos saltan a nuestro lado mientras recorremos un agradable encinar adehesado.
Trescientos metros antes de llegar a la muralla podemos observar enterramientos musulmanes a ambos lados del camino. Se trata de una de las necrópolis de la ciudad compuesta por inhumaciones de cadáveres colocados de costado, orientados de este a oeste y con cuatro cipos o piedras alargadas que delimitan las cuatro esquinas de cada sepultura. Parece que antropológicamente, los individuos allí enterrados son de la etnia bereber, que sabemos también por datos históricos que fueron traídos por su carácter aguerrido a esta línea del Tajo para defender la frontera contra los cristianos.
Aparcamos el coche en una pequeña explanada junto a la muralla y accedemos al interior a través de un derrumbe de la misma. Pasamos al interior de la zona amurallada e iniciamos el recorrido siguiendo los indicadores. Descendemos por la zona oeste del recinto amurallado, que encierra nada menos que las ocho hectáreas de superficie que tiene esta misteriosa ciudad.
vascos croquisLlegamos a la zona “A”, situada en una pequeña vaguada bajo la alcazaba. Es uno de los sectores urbanos ya excavados donde observamos las dependencias de las viviendas, habitaciones pequeñas en torno a un patio y algunos detalles como molinos de mano fragmentados, silos de almacenamiento excavados en la roca, las jambas de las puertas, el lugar chamuscado donde se situaba el hogar y alguna pila excavada en la piedra.
Junto a esta puerta noroccidental de la muralla se observan las dependencias del cuerpo de guardia con acceso directo al muro. Es curioso ver en la cara exterior de la puerta un arco de herradura labrado en bajorrelieve para darle aspecto musulmán, en una especie de arabización a posteriori de la puerta.

Caldarium del baño de la Mora
Caldarium del baño de la Mora

Y ya que hemos salido por esa puerta, precisamente subiendo unos metros por el arroyo de La Mora arriba se encuentran los restos de uno de los baños árabes de la ciudad. Con su vestuario, sus salas de baño caliente y frío, la leñera y la dependencia donde se calentaba el agua etc.

Mezquita de la Ciudad de vascos
Mezquita de la Ciudad de vascos

Volvemos nuevamente al interior del recinto amurallado y subimos hacia la alcazaba, la parte más fuerte de las ciudades medievales. Antes de entrar observamos una dependencia de planta rectangular con columnas que es la mezquita principal de la ciudad. Es curioso observar en ella los restos del mihrab, esa pequeña dependencia orientada a la Meca que estaba más o menos lujosamente decorada según la riqueza de la mezquita, aunque en este caso solamente queda un hueco en el tapial del muro sur. A la entrada de la mezquita se observa una pileta apenas conservada donde probablemente hacían sus lavados rituales los musulmanes antes de rezar. Se mantienen también fragmentos de algunas de las columnas que sostenían la techumbre.
La entrada a la alcazaba, donde además residía el jefe militar de la plaza, conserva todavía el arranque del arco de herradura, restos de murallas y torreones y un aljibe para almacenar agua. Si nos asomamos al sur contemplamos una vista espléndida con la confluencia del arroyo de la Mora en el río Huso o el embalse de Azután y Gredos al fondo.

Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura
Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura

Bajamos de la alcazaba y vamos observando la zona “E”, donde se encuentran los cimientos y muros viviendas de rango superior y algunos edificios públicos. En esta zona se han hallado también restos de poblamiento romano anteriores a la ocupación árabe de la ciudad, e incluso lascas de sílex y cerámica que demuestran poblamiento prehistórico.
Ascendemos hacia la zona “B” donde veremos lo abigarrado de las callejuelas, su empedrado, los sistemas de desagüe de las viviendas, los hogares etc. En la muralla de esta parte se observa un portillo de los seis que se conservan actualmente.

Aquí nos asomamos a la muralla y vemos un entorno paisajístico de gran belleza con el bosque mediterráneo rodeando la ciudad, en cuyo interior crecen los almendros. Está flanqueada al este por el impresionante cañón granítico del río Huso en cuyos despeñaderos abundan los espárragos de cambronera y las rapaces que sobrevuelan la impresionante formación granítica. Los patos también transitan por las aguas tranquilas del reculaje del embalse de Azután en el río Huso. Al otro lado del arroyo de La Mora se esconden también los restos de un barrio extramuros, con las ruinas de unas tenerías y quizá otras dependencias artesanales.

Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños
Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños

Muchas teorías se han aventurado sobre la significación del nombre “Vascos” pero ninguna está fundamentada. La despoblación de la ciudad en el siglo XI también es un enigma, aunque sí sabemos que tuvieron que abandonarla los musulmanes por las exigencias de Alfonso VI, que ya preparaba la toma de Talavera y Toledo. Sí conocemos la finalidad estratégica que tuvo esta población defendiendo, junto con otras fortalezas, como Castros, Espejel o Alija, la línea defensiva del Tajo del avance de los cristianos en la Reconquista. Sí sabemos que la propia ciudad o al menos su ámbito de influencia se conoció como Nafza en el mundo musulmán. También conocemos que en el siglo XVII aparece en documentos como la ciudad de “Vasquez”, por lo que puede que este nombre de “Vascos” simplemente haga alusión al apellido de un antiguo dueño, y tal vez pueda esta explicación tan sencilla darnos la solución al enigma.
La tradición local vincula a Vascos con cierta actividad metalúrgica pues, aparte de ciertos restos hallados, se encuentra comunicada por un viejo camino con las minas de oro y hierro de Sierra Jaeña.
Desde aquí partieron tropas convencidas por un santón musulmán llamado Al Quit para conquistar la ciudad cristiana de Zamora. Los generales bereberes no se fiaron de su jefe en el último momento y abandonaron el asedio, por lo que los pocos fieles que le quedaron no pudieron evitar su derrota por Alfonso III y que su cabeza quedara expuesta clavada en una pica junto a las murallas del Duero. Este curioso personaje convencía a la gente mediante trucos de magia y predicaba a los fieles de pie sobre un asno.
Además del patrimonio que antes hemos mencionado antes de llegar a la Ciudad de Vascos también podemos acercarnos a Navalmoralejo, donde se ha instalado un pequeño museo para dar a conocer mejor los restos arqueológicos de la ciudad hispanomulmana.

También podemos acercarnos al embalse de Azután pasando por el pueblo que le da nombre, que fue propiedad de las monjas del monasterio de san Clemente de Toledo. Quedan junto al río restos escasos de la torre árabe de observación que lo originó y un viejo molino que se halla junto a ella. El pueblo cuenta con una arquitectura tradicional en adobe y tapial.
Se puede hacer el camino hasta la Ciudad también en turismo, aunque la parada en el dolmen es un tanto dificultosa y debemos avanzar para aparcar hasta el arroyo Andilucha por seguridad.

BELVÍS DE LA JARA, UN POCO DE HISTORIA

Paisaje de La Jara Baja cerca de Belvís

Nuestra excursión de hoy comienza en Belvís de la Jara, el pueblo de mayor número de habitantes de la Jara Baja en cuyo término abundan los yacimientos arqueológicos que nos indican la presencia del hombre desde el paleolítico, como nos demuestra el hallazgo de útiles de piedra tallada en la zona del Viñazo. También se ha encontrado industria pulimentada datada en el neolítico y el calcolítico, época a la que pertenecen unos de los primeros vasos documentados en España pertenecientes a la cultura Campaniforme.

Cerámica de la Edad del Bronce en la tumba excavada de El Carpio

Damos un salto en el tiempo de un par de milenios y tenemos que referirnos a la tumba hallada en la labranza de “El Carpio”. Un enterramiento de características principescas, como se deduce de la calidad de los objetos metálicos de hierro y plata y el ajuar cerámico de tipo orientalizante aparecidos en su excavación y que nos hablan de una influencia del mundo tartésico en las culturas de la zona, allá por el siglo VII antes de Cristo.

Inscripción ibérica de Los Maíllos

En el paraje conocido como Los Maíllos encontró don Fernando Jiménez de Gregorio, belviseño ilustre e historiador de estas tierras, una curiosa inscripción ibérica grabada sobre un gran fragmento de cuarcita. Son varios los asentamientos romanos documentados en el término y el Padre Fita asegura que el “Castellun Ciselli” se hallaba en el paraje del Tajo conocido como Canturias que, erosionada la ribera por el río, acabó desplomándose sobre sus aguas. En el desaparecido lugar de Aguilera parece que existió un convento femenino en época visigoda o paleocristiana.

Sepultura romana descubierta por las aguas en la desembocadura de el Jébalo

También en esta zona cercana a la desembocadura del Jébalo en el Tajo se encontraron al bajar las aguas del embalse de Azután restos de una de las muchas atalayas medievales de observación y refugio que defendían estas tierras fronterizas.

Cruz a la entrada de Velvís de la Jara

En 1081, pocos años antes de conquistar la Talabaira musulmana, Alfonso VI recibe la fortaleza de Canturias del rey de la taifa toledana a cambio de ayudarle en su defensa contra el reyezuelo de Badajoz. Una vez conquistada la villa de Talavera, comienza la repoblación de estos territorios. Con ella se puebla el lugar cercano de “Pajares” y a principios del siglo XV Talavera concede permiso para establecerse en el actual Belvís a un tal Juan Ladurda y otros compañeros. Como casi todos los pueblos jareños también éste permaneció unido a Talavera, capital del alfoz, hasta que a mediados del siglo XIX se abolieron los señoríos.

Olivares, almendros y casillas en Belvís

Antes de ello, había sufrido Belvís los avatares de la Guerra de la Independencia con las idas y venidas de las tropas españolas y francesas. También anduvieron por aquí algunas partidas carlistas como la del famoso “Palillos” o la del violento “Jara. El general Prim y sus tropas se alojaron en Belvís durante su recorrido por estos montes mientras huían hacia Portugal.

UN PASEO POR LAS BARRANCAS DE PUEBLANUEVA

UN PASEO POR LAS BARRANCASun-paseo-por-las-barrancas-b

Barrancas de Las Vegas de Santa María
Barrancas de Las Vegas de Santa María

La orilla sur del Tajo conforma a su paso por Talavera un paisaje muy peculiar debido a las grandes barrancas excavadas por el río y a los arroyos que rompen las terrazas cuaternarias.

Estas formaciones tienen un pequeño ecosistema con una fauna y una flora características.

Para comenzar nuestra ruta de hoy, vamos a aproximarnos en vehículo o bicicleta hasta el punto inicial. Cruzamos el río por el puente de Hierro y nos encaminamos hacia nuestro objetivo por la carretera que nos lleva a San Bartolomé de las Abiertas. Nos desviamos en dirección a La Pueblanueva y, pasados unos cuatrocientos metros del kilómetro número seis, nos desviamos en dirección norte. El camino llega a la labranza de Charquitos, donde dejaremos el vehículo para descender andando hacia el arroyo del Boquerón .

Otra de las vistas de las barrancas de Pueblanueva

Lo seguimos y pasamos junto a una fuente abrevadero. Más abajo vamos viendo como pequeñas barrancas afluentes del arroyo dicho se van haciendo más espectaculares hasta llegar a las últimas junto al río, donde hay bosquetes de ribera de álamo blanco, tarayeras y playazos sobre la ribera. Después de curiosear en la zona subiremos por la loma indicada hasta una zona de siembra a la que llega un camino por el que finalizaremos el ascenso a la raña.

Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas
Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas

En el recorrido podemos asomarnos a contemplar los barrancos que quedan a la izquierda del camino. En los arroyos que descienden por las barrancas podemos ver espeso monte de coscoja,  que es una especie de quercus, familia de las encinas, pero que crece más achaparrada y en terrenos algo más calizos, y que se caracteriza por tener las hojas con borde irregular, punzante y de un verde más vivo que las de la encina. Los chaparros, los enebros, en las zonas más secas y empinadas, las cornicabras y algo de romero y esparto suelen acompañar a estos coscojares. En las zonas bajas y húmedas hay algún álamo blanco y a veces quejigos dispersos. En estas cárcavas podemos observar infinidad de córvidos y alguna nidificación de rapaces que anidan en sus paredes.

Llegamos así a una bifurcación que tomaremos a la izquierda pasando por el cerro de Santa María, donde antiguamente hubo una población medieval. Descendemos hacia el río y vamos a visitar en la vega, un monumento funerario romano, tal como indica el plano, aunque probablemente tengamos que preguntar a los hortelanos de la zona.

Dibujo del sarcófago hallado en el mausoleo Las Vegas de Pueblanueva

La cámara sepulcral tardorromana es impresionante, aunque su entorno se halla bastante descuidado. En su interior se encontró un magnífico sepulcro romano paleocristiano bellamente labrado y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Aquel que lo desee puede dirigirse hacia la población de Las Vegas, poblado de «Colonización» de los años cincuenta que es quizá el que, de todos los pueblos creados con los regadíos, conserva mejor ese aire tan homogéneo y característico de estos lugares de nueva fundación.

Volvemos sobre nuestros pasos subiendo nuevamente hacia el cerro de Santa María y observamos desde allí las barrancas y el gran meandro que hace el río junto a ellas. Nos detendremos a contemplar una magnífica vista de la comarca de Talavera y toda la vega del Tajo que la circunda con Gredos y la Sierra de San Vicente al fondo y el Soto de Entrambosrríos, llamado así por encontrarse en la confluencia del Alberche con el Tajo, La vista es impresionante con grandes y peligrosos cortados que caen a plomo desde alturas cercanas a los cien metros sobre el cauce del Tajo

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