Fernando Jiménez de Gregorio junto al bloque en que se halló la nscripción
Don Fernando Jiménez de Gregorio, entrañable maestro que tanto estudió nuestra tierra, fue quien primero describió esta inscripción rupestre hallada sobre un gran bloque de cuarcita en el vallejuelo de Los Maíllos en el alto Jébalo y en término de Belvís de la Jara. El bloque fue llevado al domicilio de don Fernando y allí ha sido estudiado por varios especialistas.
Inscripción ibérica de Los Maíllos
Se trata de un bloque de piedra dividido en dos fragmentos que se encontraba formando parte de un vallado y tiene unas dimensiones de 90 por 50 cm. Los signos, unos 40 identificables según Alberto Porlan, se distribuyen a lo largo de dos renglones paralelos al modo de las cartillas escolares y al menos seis de los signos son claramente ibéricos.
Otra vista de la inscripción ibérica
Se trata de lo que parece ser un lenguaje levantino del que nunca se ha hallado más al occidente de Valencia y por tanto tiene una gran importancia por hallarse en territorio céltico vettón,cuyos pueblos hablaban lenguas indoeuropeas y no ibéricas, lo que plantea interrogantes sobre la distribución de estas lenguas paleohispánicas. Las inscripciones similares más cercanas son dos de badajoz pero son del tipo de escritura del sudoeste y no levantino.
Lectura de los signos según Eigenio Ramón Luján Martínez
La inscripción principal ocupa dos líneas paralelas, como vemos en los dibujos, aunque parece haber signos sueltos y otros más pequeños ilegibles.Es un lenguaje llamado semisilabario que se lee de izquierda a derecha.
Paraje de El Portezuelo, junto al arroyo de Los Maíllos
Eugenio Ramón Luján quiere ver en la inscripción dos nombres, uno masculino y otro femenino, lo que le induce a pensar que es una inscripción funeraria probablemente dedicada por el marido a su esposa.
Entrada a la cueva de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta
La cumbre del cerro de San Vicente, el llamado monte de Venus que según el historiador alemán Schultén sirvió de refugio a Viriato para desde él hostigar a los ejércitos romanos, es uno de esos lugares llenos de magia en nuestra comarca.
Capilla del eremitorio de l cueva de los Santos Mártires. Al fondo el castillo musulmán.
Cuenta el paraje con restos de la atalaya y castillo musulmán, se encontró una estela dedicada a un dios prehistórico de la caza llamado Togote, yacimientos anteriores con cerámicas de la Edad del Bronce y la conocida como cueva de los Santos Mártires y un eremitorio que daría origen al convento del Piélago. Seguir leyendo LA CUEVA DE LOS SANTOS MÁRTIRES→
Instalaciones de procesamiento del mineral de las minas de oro de SierraJaeña
Término Municipal.-
La Nava de Ricomalillo-Buenasbodas
Situación.-
En la Sierra Jaeña
Categoría.-
Bien inmueble y excavaciones mineras
Fotografía antigua en la que se ven las instalaciones mineras de Sierra Jaeña tras una nevada
Descripción del Bien.-
Fueron las minas de mayor producción aurífera de la península durante el siglo XVIII, aunque se tiene constancia de su explotación desde el tiempo de los romanos hasta el pasado siglo. De sus vetas se extraía el oro finísimo con el que se fabricaban durante el siglo XVI las monedas conocidas como “doblas jaeñas”.
En cierta ocasión fueron arrasadas sus instalaciones por el alcalde de Talavera obedeciendo una orden real por un problema de concesiones. Se destruyeron sus dependencias y se quemaron las chozas de los mineros. En su última etapa se conocieron con el nombre de “La Oriental” y hasta hace poco se conservaban en Buenasbodas algunas de las viejas cajas blindadas con fuertes herrajes para guardar el polvo de oro extraído.
Hoy apenas se mantienen en pie los restos de los muros de los edificios donde se procesaba el mineral con los almacenes, canalizaciones, túneles y hornos en los que se producía el proceso. Puede entrarse con iluminación y mucha precaución a la bocamina principal y observar en sus galerías las vetas de cuarzos auríferos.
Bocamina de La Oriental. mina de oro de Sierra Jaeña
Cronología principal.-
Siglo III ?-Siglo XX
Protección legal.-
La normativa genérica
Chimenea de ventilación de las minas de oro
Propietario.-
Privado
Valoración del Bien.-
-Valor histórico
-Arqueología Industrial
Principales riesgos apreciados.-
Riesgo de derrumbe de los restos de edificios mineros y de las galerías de las minas
Fotografía antigua con las instalaciones de la mina de oro llamada Pilar en 1945Galería de la mina de oro La Oriental en Sierra Jaeña
Bibliografía de referencia
-Jiménez de Gregorio, F., Los Pueblos de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII, Toledo
-Larruga, E., Memorias políticas y económicas sobre frutos, comercio, fábricas y minas de España, Madrid 1792
Si, como ha anunciado, el ayuntamiento realmente restaurara este inmueble, conservando sus elementos de arqueología industrial, se podría remediar su estado. Esperemos que esta vez sea definitiva, no como las numerosas ocasiones en que se ha asegurado en varias ocasiones desde hace años.
Detalle de la central eléctrica del puente Viejo a principios de siglo en una postal ampliada
FICHA DE BIEN EN PELIGRO
Denominación.-
Central eléctrica del Puente Viejo
Término Municipal.-
Talavera de la Reina
Rótulo en la fachada sur de Hidroeléctrica Renilla al que se ha eliminado este apellido. Otro rótulo mayor dice Hidroeléctrica Española en la fachada oeste
Situación.-
Tramo medio del Puente Viejo de Talavera
Categoría.-
Bien Inmueble
Descripción del Bien.-
Central eléctrica del Puente, la segunda de España después de la de Gerona
Las presas o azudas que, al menos desde tiempos árabes, servían para mover las piedras de molino que molturaban los cereales de la fértil vega talaverana, constituían una base inmejorable para aprovechar la energía hidráulica del Tajo en la producción de energía eléctrica. Por eso no es extraño que solamente seis años después de que Thomas Alba Edison iluminase con lámparas de incandescencia el Mento Park de Nueva York, se alumbrara por primera vez con luz eléctrica la Plaza de la Constitución, hoy del Reloj, de Talavera. Según nos cuenta Julián Quiroga, trabajador del sector eléctrico talaverano e investigador del mismo, el 18 de Noviembre de 1886 se trató en el ayuntamiento talaverano, regido a la sazón por don Justiniano Luengo, de la concesión del servicio de alumbrado público a los hermanos Miguel y Vicente Fernández Santamaría. La fuerza motriz se tomaría de los molinos del puente Viejo y se conduciría por las calles de Puerta del Río, San Bernardo, plazas de San Pedro y Villatoya, y Arco de San Pedro, para instalar en la plaza del Reloj una lámpara de cinco bujías que iluminaría la misma desde la puesta del sol hasta la una de la madrugada.
La central del puente edificios anejos. Todavía mantiene el rótulo de Hidroeléctrica Renilla
En 1891 la misma empresa extiende la red eléctrica a otras calles talaveranas mediante corriente alterna y transformadores que permitían una corriente de 110 voltios. Se trata de una de las primeras instalaciones de España junto a la de Gerona. Era propiedad de la misma empresa y considerada como una instalación ejemplar en Europa.
En lo que parece que Talavera fue pionera, pues no se conoce otra instalación anterior, es en el transporte de corriente alterna de alta tensión, con un recorrido de unos 800 metros desde los molinos del Puente hasta la plaza. Todavía se conservan perdidas por el casco urbano palomillas con aisladores de porcelana de aquella primitiva instalación, y en fotos antiguas del puente se pueden observar los postes de madera que servían para llevar el fluido eléctrico.
Postal de Ruiz de Luna en la que se perciben los postes y palomillas primitivas que trasportaban la luz hasta la Plaza del reloj
Cronología principal.-
Siglos XIX-XX, sobre molinos medievales
Protección legal.-
Las genéricas de protección de la normativa autonómica y estatal
Propietario.-
Iberdrola
Fachada norte de la central eléctrica del puente Viejo
Valoración del Bien.-
Valor histórico
Arqueología industrial
Principales riesgos apreciados.-
Riesgo de desaparición por deterioro del edificio y acción de la corriente fluvial
Bibliografía de referencia.-
-Quiroga, J., La llegada de la electricidad a Talavera de la Reina
-Méndez-Cabeza Fuentes, M. Leyendas y Curiosidades de la Historia de Talavera 2002
Menhir de la laguna «del Conejo» (nombre popular) o laguna de la Dehesa
Término Municipal.-
Gamonal (Talavera de la Reina)
Situación.-
Al sur del casco de Velada pero en término de Talavera (Gamonal) muy próximo al cruce de la Cañada Leonesa Oriental con el llamado Carril de las Mulas. Se encuentra cerca del paraje conocido como la laguna del Conejo. En Gamonal se denomina Cerro de la Piedra.
Categoría.-
Menhir, monumento megalítico
Menhir de la laguna del Conejo
Descripción del Bien.-
Menhir que, que se enmarca dentro del conocido como Megalitismo Extremeño que como otro desparecido junto al embalse del Guadyerbas, el llamado menhir de Parrillas, también se localiza junto a las viejas vías pecuarias de la trashumancia.
Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos. Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos y que podemos ver en la imagen señaladas por una flecha.
En su entorno encontré algunas lascas trabajadas de sílex de tonalidades blancas.
Detalle del menhir mostrando sus cazoletas y señalado uno de sus canales por la flecha
Cronología principal.-
Quinto Milenio Antes de Cristo
Protección legal.-
Las genéricas de la normativa de protección autonómica y nacional
Propietario.-
Junto al camino referido, probablemente utilizado como mojón en límite de dominio del camino con parcela privada
Valoración del Bien.-
Valor arqueológico singular
Principales riesgos apreciados.-
Riesgo de desaparición como otro menhir similar junto al Guadyerbas en término de Oropesa
Riesgo de caída y deterioro por las labores agrícolas
En mi opinión debería llevarse a la población de Gamonal donde se podía exhibir en algún lugar señalado con información al respecto.
Bibliografía de referencia.-
Méndez-Cabeza, M. Palomo, G. La Villa de Velada, Toledo 1990,
Recorrido aproximado 12 kilómetros, 3 horas y media
También desde Puente del Arzobispo nos acercaremos en un agradable paseo ribereño hasta la fortaleza musulmana de Castros que, aunque se encuentra en término de Villar del Pedroso, es más accesible desde aquí. Los lugareños conocen el paraje como “La Muralla” y para ir hasta allí tomaremos un camino público que coincide con un cordel y que sale inmediatamente a la izquierda del puente, discurriendo por la ribera del río. Justo al comenzar nuestra ruta vemos enfrente los molinos de Santa Catalina que también podremos curiosear de vuelta en el pueblo
Puerta norte de la fortaleza de Castros junto al Tajo
Desde esta orilla tenemos una pintoresca vista de la villa con el puente, los molinos y el caserío. Después de andar unos dos kilómetros, tropezamos con la desembocadura del río Pedroso, que se despeña en cascada sobre el Tajo en un hermoso paraje. Una curiosa leyenda dice que una mora que vivía en el castillo que vamos a visitar, despechada por mal de amores, se arrojó desde estas alturas al río y todavía se la puede ver saltando y se escuchan sus lamentos en las noches de luna del día de San Juan.
Justo en el codo que hace el río Pedroso antes de su desembocadura, se observan sobre el cauce los restos de un batán, con cuyos beneficios dejó también estipulado el arzobispo Tenorio que se financiaran los hospitales de Puente. Siguiendo el cauce del riachuelo nos encontramos con el bonito conjunto que forman un puente y un molinillo de ribera. En la elevación situada entre los dos ríos se sitúa la fortaleza que formaba, junto a las de Vascos, Espejel, Alija, Azután, Canturias o Talavera, una fuerte línea defensiva destinada a impedir que los cristianos atravesaran la frontera natural del Tajo en su avance hacia el sur. En este caso nos encontramos ante una alcazaba con un poblado alrededor, sin contar en este caso con el amurallamiento que rodea al caserío en la Ciudad de Vascos pero que, como se deduce por sus características constructivas, también se levantó entre los siglos IX y XI por las aguerridas gentes bereberes con las que los árabes repoblaron estas orillas.
Fortaleza de Castros vista desde el otro lado del río
La vista desde sus murallas es impresionante y vemos al río Tajo que discurre por terreno quebrado con su cauce cortado por las azudas o presas que llevaban agua a los molinos, como las aceñas del Conde de Oropesa, un gran edificio que se contempla algo más abajo de esta fortaleza Castros, en la otra orilla. Parece que este castillo tenía también como misión la defensa de un puente que se encuentra a sus pies y del que se mantienen todavía los tajamares. Reconquistada esta tierra por Alfonso VI fue encomendada la defensa de este castillo a los caballeros de Calatrava y de ahí que a unos molinos cercanos, situados río arriba, se les conociera como molinos “de Calatravilla”.
Tajamares del puente de Castros
Desde la fortaleza seguiremos por el camino indicado hasta el paraje de La Oliva, un antiguo despoblado rico en restos arqueológicos. Es una de las diecisiete heredades del Pedroso que Fernando III otorgó a Talavera para que las repoblara. Se trata de La Oliva, situada en una hermosa dehesa con buenos ejemplares de encina y alcornoque y que, al igual que El Villar, muestra signos de las diferentes culturas que se asentaron allí a través de los siglos. Se han hallado al menos tres verracos en su entorno, de los cuales quedan dos, uno apenas reconocible en un prado cercano a la arruinada iglesia y el otro, situado junto a la vivienda de los propietarios actuales de la finca, que es conocido como el “Toro Mocho” por haber perdido parte del morro.
El Toro Mocho, hoy en El Villar de El Pedroso
Para algunos eruditos, los cimientos de la iglesia tienen en sus aparejos la apariencia de haber sido romanos, civilización que confirma su presencia por la inscripción de un ara que se sitúa frente a la puerta norte, entre otros restos arqueológicos. La construcción de la iglesia medieval pudo hacerse en su mayor parte durante el siglo XV, como indican los arcos conopiales de sus portadas. La cúpula ochavada que cubre el ábside tiene aspecto de haber sido construida en el siglo XVIII y en ella todavía se percibe el camarín donde se alojaba la Virgen de las Misericordias, según la tradición aparecida sobre una oliva y con fama de milagrosa en la comarca.
Iglesia de La Oliva
Volveremos a Puente por el camino indicado o desandando el que hemos traído.
Dehesa de la Oliva desde la otra orilla del Tajo.Al fondo La jara y la sierra de Altamira
Dibujo sobre fotografía del siglo XIX. Se observa sobre el arco la imagen gótica de la Virgen que se ve adosada a uno de los muros de la ermita del Prado
Nos ocuparemos ahora de las puertas que daban acceso a este primer recinto murado. Comenzaremos por la que fue la más monumental de todas ellas, la puerta de San Pedro, que todavía hoy da nombre a la calle en la que se situaba. Fue derribada en 1885 y se apoyaba en la antigua muralla árabe aunque modificada y agrandada en varias ocasiones. De una de estas reconstrucciones tenemos referencias, concretamente de la reforma que realizó el Cardenal D. Pedro González de Mendoza, cuyo escudo aparecía sobre la puerta que, además, estaba dotada de rastrillo para asegurar el acceso. El padre Fita refiere que había en esta puerta una inscripción que decía: «Esta puerta mandó alçar el cardenal nuestro Señor el año de MCCCCXCIIII años, siendo corregidor el comendador Juan de Horosco». Su estructura declara la época de la reforma ya que en los dibujos que han llegado hasta nosotros se aprecia que la puerta es construcción típica del siglo XV con su arco carpanel y su decoración de bolas con tres pináculos. Sobre el central de ellos se situaba una imagen gótica de la Virgen con doselete, actualmente está adosada a uno de los muros del interior de la Ermita de la Virgen del Prado. También decoraban la puerta algunas pinturas de temas religiosos alusivos a la Eucaristía que, según dice el padre Fita, habrían sido pintadas en el siglo XVI o el XVII: «en la cúspide representa la custodia del sacramento, con varias figuras a los lados y en las gradas inferiores: ya alegóricas como la Fe; ya históricas como Santo Tomás de Aquino, el noble autor del Pange Lingua, ya bíblicas en fin y muy adecuadas, de mayor tamaño que el natural, como David con su arpa y Moisés con el rótulo profético, tomado del Deutoronomio, XVIII, 15».
Arco de San Pedro visto desde la antigua iglesia, luego almacenes Moro y hoy Merkamueble. Es curiosa la galería que ocupaba la parte superior en ambos lados.
En los lienzos de muralla inmediatos, había alguna inscripción epigráfica romana dedicada a Pompeyo. Sobre la cimentación de una de las torres que protegían esta puerta se construyó la antigua torre del Reloj y sobre el arco discurría un pasadizo para dar acceso al relojero. En una casa particular, que tenía a la inmediata torre albarrana formando parte de su estructura, existía todavía en el siglo XVIII una tinaja, cuyo dibujo realizó Pedro Guerra y que muestra su escritura árabe.
Tinaja árabe hallada en el arco de San PedroPuerta de Mérida según grabado de la obra de Laborde en 1809. Recreación en dibujo de Enrique Reaño
Hasta que en 1881 el ayuntamiento de Talavera decide utilizar los sillares de la Puerta de Mérida para la construcción del cementerio actual, se mantuvo en pie esta entrada de la muralla de la cual solamente queda hoy día parte de la estructura semicircular del torreón norte, el situado junto a la casa de la Panadería, aunque recientes excavaciones han descubierto el trazado original de los muros y torres inmediatos.
Foto donde observamos los escasos restos de la puerta de Mérida antes de su demolición en el siglo XIX
En el grabado de Laborde del siglo pasado, pueden observarse las dos torres semicirculares de construcción musulmana y otra estructura central con dos arcos; entre ambos se sitúa una hornacina y todo el conjunto está sostenido por dos pilares de planta rectangular que tienen aspecto de ser una construcción posterior a la edificación árabe. Al fondo del arco parece observarse un edificio que podría tratarse de la antigua iglesia de San Clemente, aunque la perspectiva estaría un tanto idealizada por el autor, pues las ruinas actuales de esta antigua iglesia talaverana se encuentran situadas más a la derecha.
Detalle de un dibujo de la historia de Talavera de la Biblioteca Regional del siglo XVIII del siglo donde se representa la Puerta delRío (22) junto a la de Sevilla (28) del segundo recinto
En el sur de la ciudad y dando acceso al puente “romano” se encontraba la Puerta del Río, derribada en 1862 y de la que solamente nos queda como testimonio gráfico el tantas veces referido grabado de Van der Wingaerde, en él aparece este acceso junto a una torre cuadrada, no albarrana y que tiene una mayor altura de la habitual en las torres musulmanas similares del recinto
Puerta del Río y Molinos del primer ojo del puente
Todo el trayecto de la muralla junto al Tajo fue también demoliéndose durante el pasado siglo, hasta no quedar apenas restos de la misma, salvo un pequeño lienzo, que parece pertenecer a la barbacana, conservado todavía frente a la cuesta de San Clemente. Parte de los lienzos de este tramo sur se encuentran sepultados bajo los escombros que se arrojaron sobre la muralla para poder dar anchura suficiente a la Ronda Sur. Una fotografía de Ruiz de Luna nos muestra los restos de la muralla lamida por el río con un torreón que se introducía en el cauce y que se hallaba junto al postigo de Nazar o de la Victoria.
Muralla ribereña en la zona del lagar y entorno de los jeronimos donde se observa la puerta de Nazar con su torreón
Según Jiménez de Gregorio podría tener este nombre por haber tomado por allí la ciudad los musulmanes en alguno de sus muchos asedios. El torreón de Nazar tiene aspecto de ser más bien el soporte de una rueda de arcaduces, similar a la albolafia de Córdoba, que todavía se conserva, y que servía para elevar el agua a la ciudad con la misma fuerza de la corriente fluvial. Hay constancia de que sobre este torreón tenían los jerónimos situado un artificio para subir agua a una huerta inmediata.
Otro postigo era el de El Águila llamado así probablemente por tener sobre el mismo el escudo de los Reyes Católicos.
La flecha señala el hueco entre la muralla y la plaza de Abastos donde se habría situado la llamada Puerta de las Cebollas
Tres puertas más se abrieron en este primer recinto, pero ya en época medieval tardía, la Puerta Nueva o de las Cebollas que daba acceso a la villa desde la Corredera y se situaba junto al Palenque. La Puerta de las Pescaderías, en la calle del mismo nombre, también llamada del Alcázar por hallarse en sus inmediaciones, junto al muro norte y dando acceso a la zona del convento de los agustinos. Parece que ambas fueron reformadas en 1579.
En este recorrido por el primer recinto amurallado podemos observar la existencia de postigos o pequeñas entradas de las que la más peculiar, en la zona de la calle Carnicerías, es una entrada acodada para que el ángulo de acceso dificulte la entrada al enemigo. Este elemento parece tener muy pocos paralelos en la arquitectura militar musulmana.
Una de las peculiares puertas de la alcazaba a las que se refiere el texto
El puerto del Pico ha sido desde la prehistoria el más transitado por las gentes, ganados y mercancías que querían ir de una meseta a otra, ya que es el más accesible, con sus 1352 metros, comparado con los puertos cercanos de Mijares o Serranillos que cuentan con 1570 y una mayor pendiente. Eso ha hecho que nos quede como huella de ese trasiego la calzada romana más larga y mejor conservada de todo el territorio peninsular. La Cañada Leonesa Occidental coincide en su trazado con esta calzada, lo que nos habla de la antigüedad de estas viejas vías trashumantes.
En el mismo puerto comienza a descender esta impresionante vía histórica, pero debemos antes disfrutar de la vista que se contempla sobre todo el valle del señorío de Mombeltrán, con sus Cinco Villas repartidas por sus laderas, y al fondo las llanuras del valle del Tajo, La Jara y el Campo Arañuelo. En las inmediaciones del puerto vemos dos antiguos indicadores que nos dan la distancia a Ávila de 10 leguas y a Madrid 29 leguas, y sobre las praderas cercanas vemos erigido un monumento de dudoso gusto estético en el que se recuerda a los caídos de uno de los bandos en los combates que, para defender lugar tan estratégico, tuvieron lugar durante la Guerra Civil.
Vista de un tramo de la calzada romana del Puerto de El Pico
Un poco más abajo se hallan las ruinas del antiguo Portazgo, lugar que tenía una finalidad aduanera para el cobro de los impuestos que grababan a las mercancías y ganados que circulaban por nuestros caminos. Es un edificio de granito que tuvo que tener también una utilidad militar, ya que las ruinas nos muestran sillares bien trabajados y de buen tamaño, con pequeñas aberturas o troneras en sus muros destinados a dar mayor seguridad y facilitar la vigilancia del puerto.
Alcantarilla para evacuar las aguas de un regato bajo la calzada
El trazado de la calzada romana es sinuoso, con mayor pendiente que la carretera (15%) pero muy bien acabado en su solado, en los quites para desviar las corrientes de agua y en los pequeños puentes y alcantarillas que impedían su destrucción por las avenidas. También se ven en los tramos altos postes graníticos que tenían la finalidad de marcar el camino después de las nevadas, como actualmente se marcan con barras metálicas. Podemos observar su estructura, elevada sobre el terreno, con grandes bloques laterales que soportaban las piedras de la calzada. Va discurriendo por todo el valle pasando por Cuevas del Valle con unos tres kilómetros de trazado empedrado.
Calzada romana con el valle de Cinco Villas al fondo
Después de atravesar bonitos bosques de castaño y algún pinar entramos en el primero de los cinco pueblos que salpican el valle, se trata de Cuevas del Valle que acredita su condición de villa por el rollo jurisdiccional que se levanta en la zona norte del casco urbano. No vamos a describir el patrimonio de los pueblos que atravesamos, pues ya lo haremos en sus rutas respectivas encuadradas en el valle del Tiétar.
Si no queremos cansarnos mucho, podremos recorrer la calzada descendiendo, dejando un vehículo en la Villa de Mombeltrán o en Cuevas y subiendo con otro coche hasta el puerto.
Pequeño puente sobre la calzada para salvar un arroyo
Va descendiendo luego hacia la Villa de Mombeltrán, pasando su caserío cerca de la garganta del Puerto al este del caserío. Todavía continúa por la zona más llana del valle hasta Ramacastañas, y aunque algunos tramos se han perdido por pasar sobre ellos la propia carretera, otros afloran en curvas y cambios de rasante, demostrándonos la importancia de esta vía de comunicación con más de dos mil años de antigüedad. Una vía romana que comunicaba la meseta norte con las dos calzadas que desde Toletum (Toledo) y Caesaróbriga (Talavera) iban hasta Mérida.
En Mombeltrán la cañada pasa junto al rollo, que se encuentra en su lado norte después de haber cruzado un puente sobre el arroyo del Herradero.
Quites para el agua en la calzada de Puerto del Pico
Más tarde pasamos por la iglesia en ruinas de Arroyocastaño, un despoblado junto al que hay una antigua venta que daba servicio a los trashumantes. Aquí se cobraba el portazgo por cada oveja merina que pasaba aunque varió durante el trascurso de la historia y hubo algunos problemas de competencia con el señor feudal de Mombeltrán. También vemos una ermita en ruinas que es la la antigua iglesia de la población.
Discurre después la cañada por el valle entre prados y arboledas dejando en ocasiones que veamos alguna alcantarilla de la calzada o algún pequeño tramo empedrado, sobre todo en las cuestas que sube antes de bajar hacia Ramacastañas, lugar donde también se controló en algunas épocas el trasiego ganadero y los impuestos respectivos, y que sigue teniendo esa función de dar comida y cama a los viajeros, igual que hacían sus habitantes hace siglos con los trashumantes.
Cruzado el río Ramacastañas, seguimos hasta el río Tiétar por un tramo en que la cañada está muy bien conservada en sus dimensiones.
Recorrido aproximado 23 kilómetros, 6 horas
En todas las rutas de las cañadas solamente se señala la ida del recorrido, sin la vuelta
Lápida con escritura cúfica de la torre de la alcazaba musulmana de Talavera, hoy extraviada
Recientemente ha aparecido en los medios una noticia que anuncia que el Ayuntamiento y la Uned van a realizar una reproducción de una lápida con una inscripción árabe en letra cúfica que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
La historia es triste porque fue el propio ayuntamiento talaverano el que la donó a la Real Academia de la Historia a mediados del siglo XVIII , y no solo la regalaron, sino que además pagaron de las arcas municipales los 100 reales que costó el trasporte en carreta hasta Madrid, como puede verse en el documento de la imagen adjunta.
Durante mucho tiempo se pensó que la lápida pertenecía al castillo de Baños de la Encina en Jaén, pero ya se ha demostrado por los historiadores Alberto Cantó e Isabel Rodríguez, entre otros, que se trata de la placa talaverana
En el cruce de Ronda del Cañillo con la calle Carnicerías, en la torre de la alcazaba que hace esquina entre las dos vías se mantiene en el muro un hueco donde estaba encastrada esta lápida de mármol con una inscripción que, según una tradición popular, decía: «Cuando el Tajo llegue aquí , Talavera , ¡Ay de ti !», pero es en realidad se trata de la placa conmemorativa de las obras de fortificación de las murallas y alcazaba o castillo (bury) talaveranos que acometiera Abderramán III, aunque el nombre que aparece en la inscripción es el de su hijo y sucesor Al-Hakan II.
Torre de la alcazaba en la Ronda del Cañillo. La flecha señala el lugar de la lápida desaparecida
Las trascripción de la inscripción árabe dice:
«En nombre de Dios, clemente y misericordioso,
ordenó construir esta torre Abdallah al Hakán
al-Muntasir bi -Llah, Emir de los creyentes
-al que Dios dé larga vida- por obra de su señor y
dirigente Manshud ben Naser. Se terminó
con la ayuda y apoyo de Dios, el mes de Ramadán
del año 356″
Lámina que reproduce la inscripción árabe realizada por el grabador Jerónimo Gil por encargo de la Academia de Historia (Archivo Universidad de Sevilla)
Actualmente se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, aunque sería bueno que una de las piezas más importantes de la arqueología musulmana de Talabyra volviera al lugar de donde nunca debió salir, el muro donde ordenó instalarla Al-Hakan II. Pero mucho me temo que deberemos conformarnos con que se haga simplemente esa reproducción para que se instale de nuevo en la torre de la muralla, porque legalmente es difícil reclamarla por haber sido donada por el ayuntamiento.
La placa tal como se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional
Al menos en este caso no está la pieza en los sótanos del Museo de Santa Cruz de Toledo, donde yace tanto patrimonio talaverano usurpado. Como esa escultura romana de bronce de Hércules que iba a ser devuelta a Talavera «echando leches», como el AVE. Y todavía estamos esperando.
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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