UN BORBÓN DE LUNA DE MIEL EN VELADA
La familia del infante Don Luis, retratada por Goya, que residió en el palacio de Velada
Don Luis de Borbón fue hijo de Felipe V y hermano de Carlos III. Debido a las presiones de la madre de ambos, Isabel de Farnesio, fue destinado a ser arzobispo de Toledo y Sevilla y cardenal, cargos para los que no tenía vocación y que le llevaban a insistir ante su hermano el rey en su intención de casarse, renunciando finalmente a los arzobispados. Pero Carlos III temía que los descendientes de Luis, que era en realidad el verdadero heredero de la corona, pudieran quitársela a sus hijos que, al ser nacidos en Nápoles, no podían por tanto ser herederos legítimos a causa de la Ley Sálica. Pero Carlos III consigue que se nombre como heredero a su hijo Carlos IV y es entonces cuando, más tranquilo, consiente el matrimonio de su hermano, un hombre por otra parte débil de espíritu y un tanto obsesionado con la experiencia sexual.
El rey permite al fin que don Luis contraiga matrimonio a los cincuenta y un años con Mª Teresa de Ballabriga, joven de diecisiete que no es de sangre real. A este matrimonio pone Carlos III duras y humillantes condiciones que entre otras cosas suponen un destierro encubierto, pues nunca podrá estar su residencia cercana a la corte. Se casó el infante en 1776 en el palacio que en Olías del Rey tenían sus amigos los marqueses de Villafranca y la luna de miel la pasaron en Velada.
Entrada al palacio de los marqueses de Velada en dibujo de Enrique Reaño La «velaína Condesa de Chinchón retratada por Goya
Los condes de Chichón, único título que permitieron conservar a don Luis tuvieron un hijo, también llamado Luis, que así mismo sería cardenal de Toledo. Primero fue el matrimonio a vivir a Cadalso de los Vidrios donde su casa fue apedreada por la turba viniendo la atribulada pareja a parar a Arenas de San Pedro. Allí fijaron su residencia en el palacio que aún se puede visitar aunque quedó inacabado. Toda la familia pasaba largas temporadas en Velada, donde nacieron y fueron bautizadas sus dos hijas quedando como recuerdo de aquel hecho unas crismeras que don Luis regaló a la iglesia de la villa. Una de esas reales “velaínas”, doña Teresa, condesa de Chinchón, fue mujer de Manuel Godoy, Príncipe de la Paz y favorito de la reina. Fue pintada por Goya en un magnífico retrato, así como don Luis y su familia en otra pintura famosa, probablemente ejecutada por el genial pintor entre los palacios de Arenas y de Velada.
Sala cubierta completamente por azulejos del siglo XVII del palacio de Velada, hoy en el museo Ruiz de Luna
OTRA HISTORIA DE AMOR
El palacio de los marqueses de Velada fue escenario de la historia de amor de don Luis de Borbón. Pero además, una de las últimas habitantes del convento me refirió otra historia que sucedió cuando ya habitaba el palacio un nuevo dueño acaudalado que lo había adquirido y que no sé cuanto tendrá de leyenda y de verdad. Parece que su joven esposa, recién casada, entabló amistad con el médico del pueblo, amistad que acabó en amor apasionado que llevó a la fuga de Velada a los dos amantes. Pasada la primera fogosidad ambos se separaron, el médico no volvió al pueblo pero ella pidió perdón a su marido, que la dejó regresar a su lado y vivir en el palacio pero con la condición de que no saliera jamás y de que no hablara con ningún hombre salvo el confesor. Como el cornúpeta ya no se fiaba de nadie, solamente dejaba entrar al cura, pero debía confesar a su mujer en la salita recubierta de cerámica del siglo XVII de la que ya hablamos y que por su buena sonoridad permitía a ambos hablar en voz baja pero sin tener contacto físico. Se hizo precavido el astado.
Crismeras con las que bautizaron a la condesa de Chinchón y su hermana en Velada, obsequio a la parroquia de don Luis de Borbón