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DOS HISTORIAS DE AMOR EN EL PALACIO DE VELADA

UN BORBÓN DE LUNA DE MIEL EN VELADA

La familia del infante Don Luis, retratada por Goya, que residió en el palacio de Velada La familia del infante Don Luis, retratada por Goya, que residió en el palacio de Velada

Don Luis de Borbón fue hijo de Felipe V y hermano de Carlos III. Debido a las presiones de la madre de ambos, Isabel de Farnesio, fue destinado a ser arzobispo de Toledo y Sevilla y cardenal, cargos para los que no tenía vocación y que le llevaban a insistir ante su hermano el rey en su intención de casarse, renunciando finalmente a los arzobispados. Pero Carlos III temía que los descendientes de Luis, que era en realidad el verdadero heredero de la corona, pudieran quitársela a sus hijos que, al ser nacidos en Nápoles, no podían por tanto ser herederos legítimos a causa de la Ley Sálica. Pero Carlos III consigue que se nombre como heredero a su hijo Carlos IV y es entonces cuando, más tranquilo, consiente el matrimonio de su hermano, un hombre por otra parte débil de espíritu y un tanto obsesionado con la experiencia sexual.

El rey permite al fin que don Luis contraiga matrimonio a los cincuenta y un años con Mª Teresa de Ballabriga, joven de diecisiete que no es de sangre real. A este matrimonio pone Carlos III duras y humillantes condiciones que entre otras cosas suponen un destierro encubierto, pues nunca podrá estar su residencia cercana a la corte. Se casó el infante en 1776 en el palacio que en Olías del Rey tenían sus amigos los marqueses de Villafranca y la luna de miel la pasaron en Velada.

Entrada al palacio de los marqueses de Velada en dibujo de Enrique ReañoLa "velaína Condesa de Chinchón retratada por Goya La «velaína Condesa de Chinchón retratada por Goya

Los condes de Chichón, único título que permitieron conservar a don Luis tuvieron un hijo, también llamado Luis, que así mismo sería cardenal de Toledo. Primero fue el matrimonio a vivir a Cadalso de los Vidrios donde su casa fue apedreada por la turba viniendo la atribulada pareja a parar a Arenas de San Pedro. Allí fijaron su residencia en el palacio que aún se puede visitar aunque quedó inacabado. Toda la familia pasaba largas temporadas en Velada, donde nacieron y fueron bautizadas sus dos hijas quedando como recuerdo de aquel hecho unas crismeras que don Luis regaló a la iglesia de la villa. Una de esas reales “velaínas”, doña Teresa, condesa de Chinchón, fue mujer de Manuel Godoy, Príncipe de la Paz y favorito de la reina. Fue pintada por Goya en un magnífico retrato, así como don Luis y su familia en otra pintura famosa, probablemente ejecutada por el genial pintor entre los palacios de Arenas y de Velada.

Sala cubierta completamente por azulejos del siglo XVII del palacio de Velada, hoy en el museo Ruiz de Luna Sala cubierta completamente por azulejos del siglo XVII del palacio de Velada, hoy en el museo Ruiz de Luna

OTRA HISTORIA DE AMOR

 El palacio de los marqueses de Velada fue escenario de la historia de amor de don Luis de Borbón. Pero además, una de las últimas habitantes del convento me refirió otra historia que sucedió cuando ya habitaba el palacio un nuevo dueño acaudalado que lo había adquirido y que no sé cuanto tendrá de leyenda y de verdad. Parece que su joven esposa, recién casada, entabló amistad con el médico del pueblo, amistad que acabó en amor apasionado que llevó a la fuga de Velada a los dos amantes. Pasada la primera fogosidad ambos se separaron, el médico no volvió al pueblo pero ella pidió perdón a su marido, que la dejó regresar a su lado y vivir en el palacio pero con la condición de que no saliera jamás y de que no hablara con ningún hombre salvo el confesor. Como el cornúpeta ya no se fiaba de nadie, solamente dejaba entrar al cura, pero debía confesar a su mujer en la salita recubierta de cerámica del siglo XVII de la que ya hablamos y que por su buena sonoridad permitía a ambos hablar en voz baja pero sin tener contacto físico. Se hizo precavido el astado.

Crismeras con las que bautizaron a la condesa de Chinchón y su hermana en Velada, obsequio a la parroquia de don Luis de Borbón

RUTA DEL MUDÉJAR RURAL

RUTA DEL MUDÉJAR RURAL

Ruta del Mudéjar Rural de mi Libro "Rutas y Senderos de Talavera y comarcas"
Ruta del Mudéjar Rural de mi Libro «Rutas y Senderos de Talavera y comarcas»

Un nuevo recorrido de mi libro Rutas y Senderos de Talavera y Comarcas que nos da la oportunidad de conocer parte de la comarca de El Horcajo y dos iglesias mudéjares.

Azulejos del siglo XVI en la iglesia de Mañosa que representan a San Pedro.
Azulejos del siglo XVI en la iglesia de Mañosa que representan a San Pedro.

Iniciamos nuestro trayecto poco antes de llegar a Cebolla desde Talavera, a menos de un kilómetro del pueblo hay una desviación que, en dirección norte, nos lleva hasta el despoblado de Mañosa, Solamente queda la iglesia de lo que fue un lugar habitado hasta finales de este siglo. La parroquia estaba bajo la advocación de San Pedro, que aparece en una bonita placa de cerámica de Talavera sobre la puerta principal, también es digna de detenerse la cerámica del siglo XVII que adorna los muros junto al altar. El templo es del siglo XVI y tiene su encanto. El entorno se encuentra poblado de las higueras de Cebolla, famosas desde antiguo por su magnífico fruto que se exporta, las viñas cercanas producen el vino de Montearagón, el más comercializado y conocido de la comarca.

Tampoco es muy antigua la iglesia de Cebolla aunque impresiona su  gran mole de ladrillo con una estilizada torre que destaca sobre el casco urbano. La picota y el palacio de los señores feudales, con su balconada en la fachada, también merecen una parada .

Vista de cebolla desde el despoblado de Mañosa
Vista de cebolla desde el despoblado de Mañosa

Preguntamos por el cordel que nos llevará a Erustes por un vallecillo de olivares y cañaverales pasando junto al antiguo rollo de ladrillo que se halla a la derecha del camino sobre un montículo, cruzamos sobre la vía férrea y llegamos a este pueblecito que guarda un precioso tesoro artístico entre su caserío.

La iglesia de Erustes, construida en el siglo XIV aunque con pruebas de anteriores elementos en el siglo XII y tal vez de la construcción de templo romano un anterior. Tiene varios detalles en los que detenerse. En primer lugar la torre con decoración de lacería en ladrillo típicamente mudéjar y ventanas en arco de herradura. Ya en el interior, un impresionante artesonado de madera con lacería de formas geométricas y con estalactitas y piñas de hermosa tradición morisca. Es monumento declarado Bien de Interés Cultural y también cuenta con dos interesantes paneles de antigua cerámica de Talavera.

Detalle de la decoración mudéjar de la torre de la iglesia de Erustes
Detalle de la decoración mudéjar de la torre de la iglesia de Erustes

Salimos de Erustes en dirección sur y tomamos una desviación a la izquierda que nos lleva a la estación de ferrocarril que, como la de Montearagón, tiene ese sabor especial de la arquitectura ferroviaria neomudéjar de principios de siglo.

Cruzamos un puente sobre la vía que nos llevará, por un camino que discurre por el vallecillo del arroyo Mesegar, hasta el pueblo del mismo nombre. Aquí también podemos visitar una iglesia mudéjar con la torre similar a la de Erustes aunque algo más sencilla. El interior tiene un falso techo que no permite ver el artesonado pero su construcción en ladrillo con grandes arcos de gruesos muros es interesante, así como la disposición de la puerta, situada en la base de la torre.

Portada de la iglesia mudéjar de Mesegar
Portada de la iglesia mudéjar de Mesegar

Descendemos hasta la carretera de Talavera a Toledo por la Puebla de Montalbán y la tomamos hacia la derecha en dirección al cruce de Malpica, junto a él y sobre una loma, se encuentra el Castillo de Villalba. Tiene esta fortaleza el halo mágico de haber estado habitada por los templarios que defendían desde ella el estratégico paso del ganado por el valle del Tajo. Parece que se asienta sobre algún muro de dependencias romanas, probablemente de alguna villae situada junto a la calzada que por aquí discurría uniendo Toletum y Emérita Augusta pasando por Talavera o Caesaróbriga.

Ermita de San Illán de Cebolla
Ermita de San Illán de Cebolla

Seguimos nuestro trayecto por la carretera hasta que, dos kilómetros antes de llegar a Cebolla, tomamos un camino a la derecha que nos lleva hasta la ermita de la Virgen de la Antigua, patrona del pueblo y de la que, hasta un reciente robo, se conservaba una imagen de alabastro procedente según tradición popular, del Castillo de Villalba. La ermita se encuentra bajo la advocación de San Illán hijo de San Isidro. Son curiosas dos placas de cerámica del XIX de la fachada y una reja del XVIII en la parte posterior y un magnífico panel interior de azulejos talaveranos sobre la vida del santo.

Fuente de San illán, donde acudían para curarse la rabia
Fuente de San illán, donde acudían para curarse la rabia

Aguas milagrosas

Dice el párroco de Cebolla en 1786 :» …,se llama la fuente del Calbete, de la que el rey Dn.Phelipe gastó cuando bajó a Portugal, que hasta dicho reino se la llevaron de dicha fuente; …la de San Illán, abogado del mal de rabia, en donde de infinitas tierras vienen a valerse de su patrocinio los inficionados de semejante mal….se llama la fuente del Santo, porque estando arando dio con la rejada en una piedra y salió agua para que bebiese su amo».

LA LEYENDA DEL NACIMIENTO DEL ALBERCHE

DOS LEYENDAS

Hércules matando al rey Gerión, con las tres cabezas
Hércules matando al rey Gerión, con las tres cabezas

Gerión es el primer rey mitológico de Tartessos. Fue antepasado de Argantonio, el último rey y el que hizo progresar más su reino antes de que un gran cataclismo unido a la presión fenicia y al agotamiento del comercio de los minerales que le proporcionaban su gran riqueza acabara con aquella civilización..

De Gerión dicen los griegos que apacentaba sus manadas de bueyes junto al Guadalquivir y que uno de los trabajos de Hércules fue precisamente arrebatarle esos ganados. Gerión tenía tres cabezas y tres cuerpos y Hércules lo mató atravesando sus tres corazones con una flecha impregnada de la sangre venenosa de la Hydra.

Meandros por las praderas del primer tramo del río Alberche

Rafael Gómez, archivero municipal, ha recogido una curiosísima leyenda de nuestra comarca en la que aparece este rey Gerión como creador del río Alberche.

Hay dos versiones. En una de ellas el gigante Gerión se agacha a beber agua del Tajo y bebe con tanta sed que al levantarse se marea y su vómito hace que nazca el río Alberche. En la segunda lo que le provoca su sed desmedida es una gran necesidad de orinar y esta orina fluyente es la que da lugar al Alberche, cuyo recorrido tendría esa forma peculiar, con la característica gran curva que traza al entrar en la provincia de Madrid para dirigirse luego a Talavera, por el jugueteo con el chorro de la micción del propio gigante Gerión.

El Alberche a su paso por Navalosa
El Alberche a su paso por Navalosa

Hay otra leyenda con la que a veces bromeamos quienes tenemos afición por la historia, que como todas las leyendas puede que tenga algo de verdad. En algunos cronicones de los siglos XVI y XVII que hablan de la historia de Talavera se dice que nuestra ciudad fue fundada “por los griegos de Cádiz” y no es nombre de chirigota. Esto que parece un disparate, pues Cádiz fue en realidad una ciudad fenicia, puede que tenga algo de verdad.  Ya hemos visto cómo hasta el Tajo subió la cultura tartéssica, que era en realidad una cultura indígena con un probable sustrato céltico atlántico y muy influenciada y admirada por los griegos, que siempre la tuvieron como aliada contra las colonias de los fenicios, y que en muchos referencias clásicas se confunde con Cádiz.

¿Y quién nos dice a nosotros que la primera población fundada en la pequeña elevación a orillas del Tajo y La Portiña no lo fuera por gentes de aquella Edad del Bronce tan influenciadas por los “griegos de Cádiz”?

Fuente del nacimiento del Alberche

OTRAS CASONAS

OTRAS CASONAS

Casa del Arciprestazgo en la esquina de calle del Perdón con la Corredera
Casa del Arciprestazgo en la esquina de calle del Perdón con la Corredera

Haciendo esquina entre la calle del Perdón y la Corredera se encuentra la Casa del Arcipreste o Casa de la Vicaría que es uno de los escasos ejemplos de las en otro tiempo numerosas casas de Talavera levantadas íntegramente en el aparejo llamado toledano con predominio del ladrillo y que, como casi todos los ejemplos que hemos visto, se distribuye en función de un patio interior, siendo una muestra más de esa tipología tan talaverana de la casa-patio. El zócalo es de sillería y tiene sobria balconada en planta alta con algunos de los huecos hoy cegados.

La llamada Casa de la panadería, hoy juzgado de los social.
La llamada Casa de la panadería, hoy juzgado de los social.

 

De tipología similar, solo que con la puerta de entrada rematada con arco de medio punto, es la llamada Casa de la Panadería, situada junto a la Puerta de Mérida. La balconada es más modesta así como el patio interior en torno al cual también se articula.

Casona llamada de los Pizarro en la calle Delgadillo
Casona llamada de los Pizarro en la calle Delgadillo

En la calle Delgadillo se puede todavía contemplar una hermosa casa- palacio del barroco tardío aunque con modificaciones posteriores. Edificada en aparejo toledano con paños de mampuesto y rejería del siglo XVIII, alero de canes de madera y canalón de plomo. Portal recercado de piedra y ventanas con recercados cerámicos. El patio está decorado también con cerámica.

Portada de una casa patio del siglo XVI en la calle San Sebastián
Portada de una casa patio del siglo XVI en la calle San Sebastián

En la calle de San Sebastián se conservan una casa-patio, las columnas son de orden dórico y con galería. La puerta de acceso tiene un arco de medio punto moldurado sobre pilastras nervadas en piedra y balconada sobre la clave.

Blasón del palacio de la calle San sebastián
Blasón del palacio de la calle San sebastián

También en esta calle, y probablemente relacionada con el hospital del mismo nombre, se encuentra una hermosa casa solariega barroca articulada en torno a un patio de planta rectangular y columnas de orden dórico con galería superior y pozo, aunque se ha derrumbado el interior en los últimos años. Se accedía por un zaguán y la fábrica es de aparejo toledano con un hermoso escudo nobiliario sobre la fachada

PALACIOS Y CASONAS (II)

PALACIOS Y CASONAS (II)

Palacio de los Girón y antiguo ayuntamiento
Palacio de los Girón y antiguo ayuntamiento

En torno a la plaza del Pan se distribuyen una serie de edificaciones palaciegas, el antiguo ayuntamiento, hoy sede de la delegación de la Junta de Comunidades, fue palacio de la familia Girón cuyo blasón ostenta sobre el balcón. Uno de sus miembros más conocidos se dedicó al servicio de las armas, el capitán Salcedo.

Este antiguo ayuntamiento acogió entre sus muros al autor de La Celestina, Fernando de Rojas cuando fue alcalde talaverano y es tradición que por la puerta que da a la plaza del  Arzobispo Tenorio accedía al edificio. Son de destacar la clavazón de la puerta, los llamadores en forma de toro, la portada con la balconada superior y la escalera interior. Seguir leyendo PALACIOS Y CASONAS (II)

UN DÍA CORRIENTE Y MOLIENTE

UN DÍA CORRIENTE Y MOLIENTE

Molino de Riofrío en Sevilleja de la jara
Molino de Riofrío en Sevilleja de la jara

Salvador había nacido en el molino. Su madre casi le parió cuando se agachaba para abrir uno de los aliviaderos del canal. Su padre tuvo que correr con la mula hasta llegar al pueblo para traerse a Juana, la comadrona, hasta la ribera. Lo primero que escuchó al nacer fueron los tres ruidos molineros: el agua al salir del saetín para mover el rodezno, las piedras en su roce benéfico pero atronador y la tarabilla golpeando sobre las muelas.

Aquel día era importante para Salvador. Había construido un cubo nuevo junto al antiguo para poder así mover una piedra más que hoy tendría que traer desde la cantera. Habían pasado muchos días desde que localizó la buena veta de granito para labrar las dos muelas necesarias. Con paciencia y unas buenas cuñas que le había preparado especialmente su amigo Remigio, el herrero, había conseguido separar el bloque adecuado que con paciencia había ido retocando a ratos perdidos. Ayer acabó de hacer el ojo de la piedra y hoy tenía que trasportarla. Se había levantado temprano y había dicho a su mujer que preparara un buen almuerzo para sus dos cuñados y el molinero de abajo que vendrían a echarle una mano. El esfuerzo necesario para mover esas moles debía serles reconocido a sus ayudantes y también había preparado algunos buenos chorizos para regalárselos. Al fin y al cabo a él le sobraban. En el molino nunca se pasaba hambre y sus cerdos y gallinas siempre estaban bien hermosos comiendo la harina y el salvado que recogía de barrer  la sala.

Molino en el río Guadyerbas cerca de Navalcán
Molino en el río Guadyerbas cerca de Navalcán

Habían preparado una rampa. Acularían el carro y, metiendo un palo por el ojal de las piedras, después de levantarlas con una palanca, las harían rodar hasta el interior de la carreta tirada por bueyes. Después las llevarían por el pedregoso carril hasta el molino. Todo salió bien y el vino corrió en abundancia. Por fortuna no había sucedido como cuando el molinero de arriba perdió un brazo al caerle una piedra.

Solamente quedaba repicar la superficie de las dos muelas, la solera y la volaera, con el dibujo que su padre le enseñó, con sus rayones y sus abanicos. Se puso las gafas de red de alambre para no herirse los ojos. Lentamente, con sumo cuidado, empezó con la piqueta a trazar los dibujos que tronzarían el grano y llevarían la harina hacia el exterior de la piedra.

Su mujer le observaba. Siempre le había sorprendido lo serio y abstraído que su marido se ponía cuando realizaba esta labor. Sabía que durante ese tiempo no debía hablarle, pues entraba en una especie de trance. En el misterioso tintineo de la piqueta palpitaba la musica de su vida.

Molino de cubo en el arroyo Cubilar, en Campillo de la Jara

Con la cabria colocó la piedra  ajustando la lavija y, con gesto grave, le ordenó a su hijo que abriera la compuerta del canal que movería el nuevo rodezno. El cubo comenzó a llenarse y enseguida todo quedó dispuesto para abrir una nueva puerta al futuro de su familia. Tiró de la palanca de la paraera y el agua comenzó a golpear en los álabes de la rueda que, con un crujido, hizo girar al árbol. El ruido y el olor a piedra nueva un poco quemada le gustó. Abrió la espita de la tolva y el grano comenzó a caer. Ya salía la harina por la pitera.

Acercó un saco al harinal para llenarlo de aquel fecundo polvo blanco. Quería ofrecer la primicia a su padre en reconocimiento a su maestría de viejo molinero.

Todo iba bien. Ajustó la corriente con la llave de dar agua y la separación de las piedras con la barra de alivio. Todo funcionaba a la perfección. Se sentó en el poyete, junto a la saetera y, mirando hacia los fresnos del río, comenzó a liar un cigarro. Por entre las ramas podía ver a su mujer afanándose entre  las tomateras del huerto que se regaban con el mismo canal del molino. María levantó feliz la cabeza al oir la nueva piedra.

Miró sonriendo hacia la ventana donde estaba Salvador. Le lanzó un beso con la mano y volvió a sus surcos. Pensó que al año próximo podrían comprarse la casa en el pueblo y el pequeño podría ir a la escuela. Ella quería que fuese maestro; no deseaba que se oxidara su vida entre las humedades del río.

Por la tarde llegaron algunos clientes a moler y, como el caudal ya no era muy abundante, la espera se hacía necesaria. Uno de ellos sacó la guitarra y la bota empezó a correr. Entre canción y canción se contaba algún chisme del pueblo que la molinera degustaba con curiosidad. Salvador recordó aquella ocasión en que, en pleno enero, se atascó el saetín con un cabrito muerto que habían arrastrado las aguas y estuvo a punto de morir de una pulmonía que le trató don Segismundo. Recordaba con orgullo que su mujer se hizo cargo del molino durante dos meses sin que ningún cliente se quejara, salvo las protestas habituales por el desacuerdo con las maquilas que todos sabían eran algo más de los estipulado, pues no había molinero honrado. Dicho esto por el mismo Salvador causó la risa de los demás contertulios aunque fueran ellos los perjudicados. Pero también sabían que en los años de la sequía, había ayudado a algunos de los vecinos del pueblo más necesitados que habían acudido a él en demanda de un poco de pan.

Paco, el arriero que más trabajo traía a su molino,  pidió que les contara una vez más lo sucedido cuando aquel bandolero intentó robarle una noche de tormenta y despúes de volcarle encima la tolva del trigo le sacudió con la paleta poniendole en fuga tras quitarle la escopeta.

En ese momento llamaron a la puerta. Era la pareja de la Guardia Civil que venía haciendo su recorrido. Les invitaron a sentarse y aunque se sentaron un poco aparte con el gesto algo distante que les exigían las ordenanzas, también participaron en la conversación con monosílabos mientras trasegaban de la bota. Salvador estaba contento y echó unos pedazos de tocino a la lumbre. La juerga continuó, el molino palpitaba, el molino tenía vida.

Cárcavo de un molino de agua

PALACIOS Y CASONAS (I)

Zaguán del palacio de Villatoya

Palacio de Villatoya o de los Duque de Estrada Palacio de Villatoya o de los Duque de Estrada

Gonzalo Céspedes de Meneses fue un escritor de origen talaverano del siglo XVII que, en su novela Varia Fortuna del Soldado Píndaro, nos habla de sus paisanos en estos términos: «la gente della es apacible, agradable y en particular, la noble, que es mucha, lucidísima y de las más calificadas casas de España». Esta pequeña nobleza local tuvo su etapa de esplendor  desde finales del siglo XV hasta iniciado el XVII y en sus palacios exhibió la muestra de su poder oligárquico.

Pocos son los edificios que todavía se mantienen en pie, tristes y casi abandonadas muestras del pasado esplendor talaverano y de la permanente desidia de nuestra ciudad con su patrimonio histórico. La mayor densidad de estas casonas blasonadas se localizaba en  la“villa”, el casco antiguo cercado por el primer recinto amurallado. También en los arrabales mayores, más concretamente en la colación de las parroquias de San Miguel y El Salvador se concentraron algunas de estas nobles construcciones palaciegas.

villatoyadetPALACIO DE VILLATOYA

Dentro de la “villa”, se sitúa en la plazuela a la que da nombre el antiguo palacio gótico de los Marqueses de Villatoya. El Conde de Cedillo lo data en el siglo XV y lo enmarca dentro del arte gótico con «La portada que muestra un arco rebajado con exorno de bolas y dos pinaculillos. El portal, el más característico de Talavera en su género, tiene dos robustos arcos retorcidos y rebajados también con el adorno de bolas…Esta casa ha pertenecido sucesivamente a la familia talaverana Duque de Estrada y a los marqueses de Lanzarote, Villatoya y Jura Real. En ella se hospedó el Rey Felipe V durante su estancia en Talavera, entre el 8 y el 12 de Marzo de 1704». La fábrica es de sillería y junto al alero tiene, a modo de remate, toda una tira con decoración de bolas y tres canes, sobre ella, una cornisa moldurada. La fachada sur es posterior y reformada. Antes de su abandono definitivo, alojó el colegio Electrón.

Detalle de la fachada del palacio de Villatoya

Detalle de la fachada del palacio de Villatoya

En realidad debería llamarse palacio Duque de Estrada, ya que fue esta familia burgalesa, que se asienta en Talavera desde los primeros tiempos de la reconquista de la ciudad, la que lo construyó. Puede que Diego Duque o su hijo Fernando Duque, diplomático y hombre de confianza de los Reyes Católicos, iniciaran la edificación del palacio según podemos deducir por la cronología de su estilo. Entre los hechos históricos en los que se vio mezclado Fernando Duque destaca su periodo como embajador en Francia, la negociación de la boda de la princesa Catalina con el rey Enrique VIII de Inglaterra o su etapa como mayordomo de Juana la Loca. Francisco y Manuel Duque de Estrada sirvieron con las armas a Felipe IV y Felipe V respectiva- mente, interviniendo el primero en la toma de Lérida con una compañía de nobles talaveranos. Ildefonso Fernández identifica el palacio de los Duque con el edificio en el que tenía su sede el casino de Talavera en su época.

Palacio de los Condes de la Oliva hace unos años, cuando un fotomatón y demás "adornos" hicieron que Julio caro baroja lo sacara en un artículo de EL PAÍS como modelo de poca consideración con el patrimonio Palacio de los Condes de la Oliva hace unos años, cuando un fotomatón y demás «adornos» hicieron que Julio Caro Baroja lo sacara en un artículo de EL PAÍS como modelo de poca consideración con el patrimonio

PALACIO DE LOS CONDES DE LA OLIVA

Siguiendo la misma calle, frente al teatro Victoria, se encuentra ocupado por una juguetería el que fue palacio de los Condes de la Oliva. Hace unos años Julio Caro Baroja ilustraba un artículo sobre el deterioro del patrimonio en España con una foto de la fachada de este palacio recientemente adecentada. Edificado mayoritariamente en ladrillo, todavía conserva en su interior un bonito patio porticado con galerías en dos niveles.

Palacio de los conde de la Oliva en una foto antigua

El Conde de Cedillo refiere la existencia en ese mismo patio de dos lápidas romanas con sendas inscripciones, una de ellas se encuentra encastrada en el muro trasero de la Basílica del Prado.

Una de las lápidas romanas que se hallaban en el palacio de los condes de la Oliva Una de las lápidas romanas que se hallaban en el palacio de los condes de la Oliva

FOTO AÉREA DE 1934 Y PATRIMONIO DESTRUIDO DESDE ENTONCES

FOTO AÉREA DE 1934 Y PATRIMONIO DESTRUIDO DESDE ENTONCES

Fotografía aérea de 1937
Fotografía aérea de 1937

Vamos a recorrer con atención esta foto realizada en plena Guerra Civil y que además de otras cuestiones sumamente interesantes, como la arquitectura popular de la ciudad y los cambios urbanísticos, nos muestra algunos elementos patrimoniales desaparecidos desde entonces que comentaremos.

Vemos cómo se mantiene todavía en pie la iglesia de san Miguel con la torre y el templo todavía con sus cubiertas
Iglesia de san Miguel y plaza de Aravaca

En primer lugar observamos todavía techada la torre de la iglesia de San Miguel, el edificio del templo parece encontrarse completo y todavía no se comunicaba la plaza de San Miguel con la Portiña de San Miguel. El pórtico sur todavía no está tapiado formando la vivienda actual.

En la Plaza de Aravaca se conservaban los edificios antiguos, como el de la derecha que era el palacio de los marqueses que dan nombre a la plaza.

San Pedro y Torre del Reloj
San Pedro y Torre del Reloj

La segunda foto parcial nos muestra la torre del reloj con su vieja estructura anterior a esta y el edifico adosado que da la sensación de ser una torre albarrana reutilizada en la que se percibe el hueco relleno de la propia torre. Puede que esta fuera la torre que pidió Fernado de Rojas que le permitiera utilizarla al ayuntamiento.

A la izquierda se observa el techo almenado de la torre que aloja la capilla del Cristo de los Mercaderes.

La plaza de Santa Leocadia y calles Carnicerías y Pescaderías
La plaza de Santa Leocadia y calles Carnicerías y Pescaderías

La tercera imagen nos enseña la plaza de Santa Leocadia con el templo tras el edificio con numerosas ventanas. La torre de la iglesia todavía se mantiene en pie.

Es también curioso reseñar la existencia todavía de la calle carnicerías con la manzana que entonces la separaba de la plaza de Santa Leocadia, hoy inexistente, la torre albarrana que ha sido restaurada y que entonces se mostraba con los muros descarnados, sin sillares. y la que entonces era calle pescaderías y que pasaba por la puerta de Sevilla, hoy exenta.

Iglesia y claustro del antiguo convento de San Francisco
Iglesia y claustro del antiguo convento de San Francisco

En la cuarta foto vemos la iglesia de San Francisco pero mantiene todavía el claustro y la planta del monasterio franciscano que fue antes de convertirse en parroquia.

Convento de la Trinidad
Convento de la Trinidad

Por fin traemos una quinta foto parcial en la que todavía se mantiene en pie el monasterio de La Trinidad, cuya destrucción fue uno de los últimos atropellos a nuestro patrimonio y del que solamente quedan las portadas  del antiguo convento en los portales del edifico moderno que se construyó en su solar.

DOS HISTORIAS PARALELAS

DOS HISTORIAS PARALELAS

El mudéjar de Guadalupe guarda grandes similitudes con la arquitectura de la Colegial de Talavera El mudéjar de Guadalupe guarda grandes similitudes con la arquitectura de la Colegial de Talavera

1154 (Río Guadalupejo)

Un hombre jadeante se inclina para beber en las orillas del río Guadalupejo. Sus cuatro compañeros aguardan inquietos, ocultos entre los alisos. Miran en todas las direcciones, como esperando una desgracia que puede sobrevenir en cualquier momento.

Uno de ellos observa cómo el borrico que les acompaña levanta dolido la pata por la caída que ha sufrido en plena huida. Los fugitivos presentan un aspecto poco adecuado para andar por estas sierras, con sus túnicas de seda llenas de arabescos y desgarradas por las zarzas. El que va armado toma el asno del ramal y se dirige hacia la espesura donde, después de descargar un fardo con sumo cuidado, se santigua y asesta una certera puñalada en el cuello al animal que cae desangrándose dando espasmódicas coces de agonía. Con el mismo cuchillo descoyunta una de las patas del pollino que se echa al hombro. Se acerca al resto del grupo y en voz baja le dice al más anciano:

-¡Vamos! Ese no volverá a delatarnos con sus rebuznos. Deprisa, que nos van pisando los talones.

El grupo asciende la empinada cuesta de la ribera entre los robles, han conseguido su objetivo. Los perseguidores han dejado en paz al grueso del grupo que se separó al cruzar el Guadiana dirigiéndose hacia La Xara. Pero, aunque los despistaron, ahora casi oyen la respiración de los soldados de la media luna.

-Debemos esconderla antes de que nos cojan – dice el anciano señalando el fardo.

Junto a una fuente se levantan algunas pizarras que intentan formar una balsa para que beba el ganado. Los hombres sacan sus cuchillos y excavan con ellos la tierra. Ponen una de esas lanchas en el fondo del agujero y otras en los lados formando una caja. Introducen el paquete en su interior. Mientras, el anciano escribe sobre un pergamino que deposita también en el nicho antes de taparlo con piedras y tierra. A continuación,  los cinco hombres desaparecen entre los castaños.

,,,y pidieron los mozárabes huidos de Sevilla ser acogidos en las tierras de Talavera ,,,y pidieron los mozárabes huidos de Sevilla ser acogidos en las tierras de Talavera

Año de 1155 (Talavera)

Junto a la torre de la Colegial esperan los vecinos la llegada del cabildo. Los regidores y hombres buenos van apareciendo por la plaza del Pan y se sientan en la escalinata que, desde tiempo inmemorial, ha servido para las reuniones públicas de la villa. Al final hacen acto de presencia los canónigos el arcediano y otros clérigos de la villa.

Bruscamente cesan el bullicio y los comentarios de la gente cuando ven aparecer, ataviados con vestidos a la morisca, a unas decenas de personas que a primera vista parecerían mendigos, sino fuera por que sus rostros y los nobles pero destrozados harapos que les adornan indican una crianza acomodada.

Imagen de la virgen de Guadalupe en cerámica

A la cabeza va un hombre de edad vestido con sus atributos de obispo que en voz alta se dirige al concejo diciendo:

– Cuando Ab al Mumerr y sus fieras almohades comenzaron a matar a los nuestros en Sevilla, cuando la desgracia llegó a nuestras casas y fueron quemadas nuestras iglesias. Dejamos nuestra tierra, en la que antes nos permitieron vivir los hijos de Mahoma y tuvimos que huir hacia el norte. Llegamos a vuestra villa donde fuimos acogidos y alimentados como hermanos. Hoy, mis amados hijos quieren apelar nuevamente a vuestra caridad para poder ganar el pan que hasta ahora vuestra beneficencia nos ha otorgado. Por esta razón, pedimos a la villa tenga a bien otorgarnos, dentro de los límites de su alfoz, la tierra donde poder construir nuestras casas, aprovechar nuestras granjerías y labrar nuestra propia tierra

Un rincón de Gargantilla, anejo Sevilleja de La Jara, que antes se llamó Cordobilla por ser repoblada por mozárabes huidos de Córdoba

-Los regidores han deliberado y, animados por vuestros hermanos mozárabes que habitan en esta villa, hemos decidido concederos para poblar las tierras que junto a la sierra del Puerto Viejo se hallan incultas y despobladas, para vosotros y vuestros hijos.

-Dios premiará en el cielo lo que hacéis con estos cristianos desdichados que, en recuerdo de la ciudad donde nacieron, llamarán Sevilleja a su nueva patria – respondió el obispo Clemente.

Imagen que muestra la aparición de la Virgen a Gil Cordero indicándole donde se halla la imagen de Guadalupe Imagen que muestra la aparición de la Virgen a Gil Cordero indicándole donde se halla la imagen de Guadalupe

 1274 (  Río Guadalupejo )

Dos hombres se afanan en cargar una mula con anchos caños de corcho recién pelado. Emprenden el camino dejando atrás los rojizos troncos desnudos de los alcornoques.

-Vamos Damián – dice uno de ellos- hay que cubrir la santa imagen antes de que empiecen las lluvias

-Pero decidme ¿Cómo fue hallada la Virgen?. Sabéis que soy nuevo en Alía y no conozco la historia.

-Pues resulta que se hallaba un pastor llamado Gil Cordero por estas sierras y perdió una de sus vacas. La encontró muerta cerca del río y, cuando iba a hacer la cruz sobre ella para desollarla, la vaca se levantó viva apareciéndose la Virgen María en ese momento. Le dijo que fuera a su tierra y avisara a los clérigos y a las gentes para que buscasen en el lugar donde estaba la vaca muerta, porque allí se hallaba una imagen suya. No creyeron al pastor pero, cuando un hijo de él sanó milagrosamente de una mala enfermedad, decidieron cavar y hallaron la imagen con una campanilla y un pergamino. Ya sabéis que con estos corchos haremos el tejado de la capilla que la guardará.

UN VERRACO DOBLE Y OTRAS CURIOSIDADES DE EL BERCIAL

UN VERRACO DOBLE Y OTRAS CURIOSIDADES DE EL BERCIAL

Verraco doble y otro más situados en las afueras de El Bercial, anejo de Alcolea de Tajo
Verraco doble y otro más situados en las afueras de El Bercial, anejo de Alcolea de Tajo

La finca que hoy se denomina El Bercial de San Rafael y que pertenece al patronato que financia el Hospital de San Rafael de Madrid tiene muestras de haber sido habitada desde antiguo. Así lo demuestran los dos curiosos verracos unidos por sus costados, como dos siameses, y otro más deteriorado también hallado en su término. Son muestra del aprovechamiento ganadero de sus pastos desde el tiempo de los vettones. La presencia romana se ha constatado por diferentes hallazgos de la época en su entorno, ya en el siglo XVIII una descripción dice «adviertense algunos vestigios o monumentos de haver habido poblaziones».

La fuente de La Solana tiene dos sepulcros por abrevaderos y en la fuente del Arco se aprecia un molino romano en su estructura. Pero la muestra más hermosa del paso de los romanos por El Bercial se encuentra encastrada en el muro del patio de la casa palacio, es la inscripción que aparece en la imagen que para algunos eruditos habla de la muerte en unas carreras de un joven romano y para otros dice que el individuo en cuestión murió joven, demasiado rápido. El último asentamiento se produce hace unas décadas cuando en parte de la finca expropiada se  construye un poblado de colonización que aprovecha las vegas más próximas al embalse de Azután.

Estela con inscripción romana de El Bercial de San Rafael
Estela con inscripción romana de El Bercial de San Rafael

Alfonso VIII donó al Hospital del Rey de Burgos, regentado por el Monasterio de las Huelgas Reales de esa misma ciudad , la dehesa que entonces se conocía como «Real Vosque, Villa y Casa de Vercial». Su terreno se dividía en diez departamentos o millares donde pastaba la cabaña ganadera trashumante de ese hospital, una cabaña compuesta por catorce mil cabezas de ganado lanar que bajaba desde Burgos hasta el Bercial todos los inviernos.

Dos sepulcros romanos utilizados como pilones en la fuente de la Solana
Dos sepulcros romanos utilizados como pilones en la fuente de la Solana

En su término se encontraban los molinos de Ciscarros de la orilla norte del Tajo y el puente de Pinos que pertenecía al Convento de San Clemente de Toledo como la villa de Azután. Al ser una villa tenía su rollo y  su horca, así como la iglesia parroquial y una casa palacio donde residía el Caballero Comendador que era el delegado de la abadesa del Monasterio de las Huelgas para administrar la cabaña ganadera. La campana del torreón tenía por fin » llamar a los pastores repartidos por la dehesa en el caso de verse acometidos en tal desierto de alguna invasión de gente de mal vivir o de algún incendio» también contaba con «fuertes y seguros calabozos con porzión de grillos y cadenas y todo género de prisiones. Los habitantes de los alrededores se beneficiaban de la finca con la recogida de criadillas de tierra muy valoradas en toda España y la corta de retamas destinadas a los hornos alfareros de Puente del Arzobispo.

Cruz junto a los verracos de El Bercial, el fuste esprobablemente romano