OTROS TESOROS LAGARTERANOS

OTROS TESOROS LAGARTERANOS

Uno de los altares colocados en los portales de Lagartera el día del Corpus

La riqueza etnográfica de Lagartera se manifiesta principalmente en tres de sus aspectos culturales: el emblemático traje típico, las labores de Lagartera y la fiesta del Corpus Christi, donde se muestran muchas de sus mejores y más antiguas telas labradas.

El traje de lagarterana es mundialmente conocido, aunque en otros pueblos arañuelos las indumentarias tradicionales son también sumamente llamativas. La fama de la que goza actualmente comienza con las pinturas que hace Sorolla de tipos lagarteranos, guiado por Platón Páramo allá por los primeros años del siglo XX, aunque otros pintores y fotógrafos famosos contribuyeron también a su divulgación, llegando a ser tal vez uno de los símbolos españoles del mundo rural más castizos. Una boda en lagartera es un espectáculo que vale la pena realmente por el colorido desplegado en traje y rituales.

Lagarteranos en uno de los cuadros de Sorolla de la Hispanic Society

EL MUSEO:

Algunas muestras de los diferentes tipos de labores pueden ser admiradas en el Museo Marcial Moreno Pascual, muestra pequeña pero abigarrada, como todo lo lagarterano, donde podemos ver en el entorno de una casa típica las diferentes dependencias de la vivienda con su decoración tradicional y específica para cada pieza y con los elementos etnográficos habituales de cada una de ellas. Especialmente esos zaguanes tan típicos, repletos de cerámica de talavera y Manises y objetos de cobre. En el piso superior se puede visitar una magnífica muestra de las pinturas y dibujos del artista que da nombre al museo con una variada muestra de sus retratos y algunos de sus cuadros más significativos referidos a escenas costumbristas de Lagartera.

Lagarteranas en el Corpus

EL CORPUS LAGARTERANO:

Esta fiesta no se ha valorado suficientemente pues se trata de una explosión de estética popular durante la que por un espacio muy breve de tiempo, apenas tres horas, se exponen algunas de las mejores y más antiguas labores de Lagartera que se sacan de los arcones para, inmediatamente después del paso de la custodia, volver a la intimidad de los ajuares familiares.

Desde las nueve de la mañana aproximadamente comienzan en un buen número de casas lagarteranas las labores de decoración de sus portales para alojar al paso de la procesión pequeños altarcillos que son un prodigio de abigarrada pero al mismo tiempo delicada estética popular llena de colorido. Se hace del portal una preciosa hornacina cubriendo uno o dos metros del zaguán de entrada con bellas labores.

Niño Jesús en un altar del Corpus, vestido de lagarterano

La procesión, en la que últimamente desfilan vecinos con el vistoso traje local, parte de la puerta de la iglesia y recorre un trayecto fijado desde hace siglos solamente modificado por las ampliaciones del casco urbano. Los caballeros de la Veracruz con sus capas acompañan a la custodia. El sacerdote se va deteniendo en cada altar para bendecirle y mientras lo hace, niñas vestidas de comunión lanzan pétalos de rosa. La comitiva sigue el recorrido cantando y un momento después de pasar la procesión se deshace cada altar para que las telas labradas no se deterioren con el sol y la intemperie.

Oso con colmena en deshilado lagarterano

ARTESANÍA Y GASTRONOMÍA:

Las primeras referencias a las mujeres lagarteranas que realizaban bordados son del siglo XVI, cuando aparecen en un documento del Archivo Histórico Nacional tres muchachas lagarteranas llamadas Isabel, Catalina y María, nietas de Juan García Herráez, uno de los compañeros de Pizarro en la conquista del Perú, que cosen en su casa del barrio de Toledillo para doña Juana de Toledo, condesa de Orgaz, que les hace encargos para la decoración del castillo de Oropesa.

Desde pequeñas se ejercitan las niñas en Lagartera en la ejecución de labores, trabajando en esas muestras de variadas puntadas y motivos que son los dechados, conservándose así la tradición bajo la mirada atenta de las madres y abuelas.  Hoy se mantiene la producción y no debemos marcharnos sin llevarnos un recuerdo de tan preciada artesanía.

Quesos y otros productos lagarteranos

Un plato típico de Lagartera es el hornazo que, como su nombre indica, es una masa de pan con relleno de embutido cocida en el horno. Todos los pueblos arañuelos tienen en el cerdo una de sus bases gastronómicas y también es de destacar el queso de las ovejas que pastan en sus dehesas. La caza menor se complementa con las perdices y codornices de los criaderos locales. Los dulces tradicionales son mangas, roscas o floretas.

LA ARQUITECTURA, LAS ERMITAS Y LA IGLESIA DE LAGARTERA

LA IGLESIA:

Iglesia parroquial de Lagartera en azulejos

Aunque Lagartera guarda sus más preciados tesoros en los arcones y portales de sus casas, también son dignos de conocer algunos aspectos de su patrimonio. En primer lugar debemos visitar la iglesia parroquial de El Salvador. En el antiguo barrio de Toledillo parece que existió un primitivo templo que hacia mediados del siglo XV es sustituido por el actual. Aunque se comenzó a construir en aquella época, tuvo diferentes fases de ampliación en siglos posteriores. Del siglo XV y comienzos del XVI quedan el coro y algunas de las zonas del edificio como las portadas decoradas con las típicas perlas del gótico tardío. Los muros son de mampostería con sillería en algunas zonas. La planta del templo es de cruz latina enmarcando sus tres naves que están separadas por pilares ochavados y se construyen en el siglo XVI con el impulso del conde de Oropesa don Francisco Álvarez de Toledo. Ya mediado el siglo XVIII se hizo el crucero y a principios del XIX se levantó la esbelta torre que domina todo el caserío, pues la iglesia se construyó en lugar elevado que incluso hizo necesaria la adecuación del terreno de acceso con calzadillas y escaleras.

Portico norte de la iglesia de Lagartera, donde Sorolla pintó algunos tipos lagarteranos

Cuenta la parroquia con dos pórticos, uno al sur y otro más pintoresco al norte llamado pórtico de Gredos, con un patio anterior y sostenido por seis arcos rebajados con las armas del conde de Oropesa y de su esposa en la enjuta central. Precisamente en este pórtico aparece Sorolla en una antigua foto pintando a tipos lagarteranos. La Guerra Civil se llevó gran parte de la imaginería antigua aunque quedan dos tallas de Santa Teresa y Santa Catalina de cierta calidad, así como tres retablos barrocos que sobrevivieron a la contienda.

Ermita de Lagartera dedicada a los Santos Mártires

ERMITAS:

En Lagartera se mantienen en pie dos ermitas, una de ellas es la de los Santos Mártires y se sitúa en el camino que más tarde tomaremos para seguir hasta Herreruela. Es un edificio del siglo XVII construido en aparejo toledano con sillería en algunas zonas de los zócalos y contrafuertes. El edificio está coronado por una espadaña de ladrillo y la entrada se sitúa en la portada del muro sur. Es de destacar el artesonado mudéjar octogonal que cubre su capilla mayor. Fue también cementerio donde se enterraban los cofrades de los santos mártires Fabián y Sebastián, de ahí su nombre.

Erimta de Santa Ana de Lagartera con los restos de su ábside y retablo

De la ermita de Santa Ana solamente queda el ábside original de sillería y mampuesto. Fue también cementerio y se sitúa al norte del caserío, cerca de la antigua carretera Nacional-V.

Arquitectura popular de Lagartera

ARQUITECTURA POPULAR:

En nuestro deambular por Lagartera podemos disfrutar también de una arquitectura popular granítica de mampostería con portadas de cierto empaque en algunos casos, aunque solamente dos de ellas aparecen blasonadas. Ya han desaparecido casi todos los pavimentos empedrados con grandes losas de piedra que se pueden ver en algunas fotografías antiguas, pero todavía se conservan en el casco y su entorno algunas cruces de granito de las que varias eran utilizadas en el rito religioso de las llamadas “Rogativas”.

Chozo de cúpula en Lagartera

También se mantienen en uso los dos puentecillos que salvaban el arroyo en el barrio de Toledillo. En la plaza que se encuentra junto a la cabecera de la iglesia se levantó un monumento a las labranderas lagarteranas que también podemos visitar.

NOTAS HISTÓRICAS SOBRE LAGARTERA

NOTAS HISTÓRICAS SOBRE LAGARTERA

Molino de Tío Gartera representado en un edificio cercano al arroyo

Según el historiador local Julián García Sánchez, Lagartera fue fundada en torno a un molinillo situado aguas abajo de un pequeño puente del camino que une este pueblo con Oropesa, en el barrio conocido como Toledillo.

Caballero y dama del siglo XVI representados en deshilado lagarterano

Como se deduce de un documento del siglo XI que se refiere a las iglesias de la zona, Lagartera y Torralba serían núcleos habitados antes incluso que la misma Oropesa, que ve cómo se reconstruye su castillo y la población empieza a habitar sus alrededores en fecha más tardía que estos dos pueblos. Después formarían ambos parte del señorío que perteneció al extenso alfoz de Ávila en lo civil hasta el siglo XIX, cuando se incluyó en la provincia de Toledo, y en lo religioso hasta mediado el siglo XX centuria en la que pasan a la diócesis toledana. Seguir leyendo NOTAS HISTÓRICAS SOBRE LAGARTERA

 RUTA DEL EMBALSE DE ROSARITO y otros parajes de La Calzada de Oropesa

 

Embalse de Rosarito con Gredos al fondo

 Recorrido aproximado 16 kilómetros, 4 horas (20 kilómetros si recorremos más trayecto por la orilla del embalse, o si nos acercamos hasta el muro).

Ruinas de la iglesia del convento de Rosarito

 Dentro del ámbito de La Calzada se encuentran parte de las riberas del embalse de Rosarito, concretamente la gran dehesa conocida como el Monte de La Calzada. Vale la pena acercarse hasta la zona pues es uno de los lugares, junto al embalse de Navalcán, donde de noviembre a febrero podemos ver miles de grullas que invernan en sus orillas y dehesas. Hay que tener en cuenta que se encuentra ya muy cercana la Sierra de Gredos, con su macizo central presidido por el Almanzor que se alza majestuoso frente al embalse, y la pluviosidad es por tanto mayor, por lo que empezamos a constatar la presencia de dehesas de roble y alcornoque, árboles que siempre exigen algo más de humedad que la encina.

Placio de los condes de Oropesa en Rosarito

Comenzaremos el periplo acercándonos hasta el cruce de la carretera de Oropesa a Madrigal con el río Tiétar. Dejaremos el coche justo antes de pasar el puente, junto al canal, que seguiremos en sentido ascendente siguiendo el camino de servicio. Subimos hacia la cumbre del cerro y vemos el palacio y el convento. Un camino público discurre por el cerro hasta un puente que había sobre el Tiétar, pero puede que se encuentre cerrado, por lo que deberíamos conformarnos con reducir la excursión al paseo por las riberas del embalse de la segunda parte de la excursión.

El embalse de Rosarito prácticamente seco el verano pasado

Es un palacio  de propiedad privada en la actualidad pero perteneció a los condes de Oropesa. Es un edificio del siglo XVI que dibuja una planta cuadrada con cuatro cubos también cuadrados en las esquinas. Está construido con sillería en vanos y esquinas y mampostería combinada con ladrillo en los paramentos. Tiene un patio en la fachada norte en torno al cual se alojaban las caballerizas y el servicio, y un jardín de entrada en la fachada meridional. Cuenta con tres alturas y buhardilla además de una galería acristalada y otros porches y corredores.

Al Oeste del palacio se observan los restos del antiguo convento de la Virgen del Rosario al que debe su nombre el embalse. Parece que hubo una primera fundación monástica en el siglo XIII a cargo de los monjes servitas que luego lo abandonaron en 1392. A petición de San Vicente de Alcántara, lo refundó el Conde de Oropesa a mediados del siglo XVI. En 1786 fue derruido y mandado después reconstruir por el obispo de Ávila. Sus frailes franciscanos solamente tenían por sustento un huerto que cultivaban, pero lo montuoso de las tierras que lo circundan hacía que les fuera necesario mendigar para subsistir, aunque algunos de sus monjes tenían fama de buenos médicos y llegaron  a regentar un hospital en Oropesa. Hoy día solamente quedan unas ruinas del edificio destechado de la iglesia que tiene planta latina con la nave  dividida por arcos fajones de medio punto y acceso por una puerta de arco rebajado. Queda también una espadaña, además de los restos del camarín de la Virgen y de las dependencias conventuales.

Imagen antigua del palacio de los condes de Oropesa en Rosarito

Saldremos después del cerro de Rosarito e iremos en dirección del camping, ya sea por la carretera o por el camino señalado. Se puede pernoctar en el camping y practicar la pesca o el piragüismo en un marco de gran belleza junto a las aguas embalsadas que más abajo regarán los campos de tabaco y otros cultivos de La Vera. Es lugar privilegiado para la observación de aves, no sólo las grullas sino también el azulón, el ánade silbón, los cormoranes, garzas reales, somormujos y otros muchos a los que se unen las numerosas rapaces que sobrevuelan las dehesas cercanas.

Volveremos después hacia el punto de partida, aunque si lo deseamos

Fachada de la iglesia del convento de Rosarito

pasaremos antes por el muro de la presa para disfrutar de sus vistas.

 Entre los parajes naturales más cercanos al casco urbano de La Calzada debemos destacar la laguna de Las Limas, el arroyo de Landrino, la dehesa boyal del pueblo y la dehesa del Verdugal que aunque pertenece a Oropesa se encuentra en el ámbito geográfico de La Calzada. Ya hemos comentado que la fuente de Carrasca es el único resto que nos queda del antiguo pueblo de Carrascalejo aunuqe también se puede visitar la zona recreativa de la “Fuente de la República” hecha en los años treinta y rodeada de grandes eucaliptos. Son dignos de reseñar, al igual que en otros pueblos arañuelos, el gran número de colonias de cigüeña que habitan en sus tejados, especialmente en la techumbre de la iglesia parroquial. Junto a la autovía Nacional V se encuentran las ruinas de una dieciochesca Casa de Postas.

 

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

Fachada del convento de Calzada de Oropesa

EL CONVENTO: Cuenta la leyenda que en cierta ocasión un antiguo hospital del pueblo situado en el camino de Carrascalejo vio como se derrumbaba por falta de medios una de sus estancias. Al cabo de unos días las gentes de La Calzada comenzaron a observar que entre los cascotes del derrumbe se veía una luz extraña e, intrigados por el hecho, removieron los escombros y apareció la imagen del Santo Cristo de las Misericordias, que primero se veneró en el hospital, para más tarde construir para su alojamiento una ermita con las limosnas que ofrecieron los devotos y curiosos que acudían a visitar la imagen para remediar sequías, epidemias y hasta un terremoto que, afectando a toda la zona, dejó  sin embargo indemne a esta villa arañuela.

Cùpula de la iglesia del convento de La Calzada de Oropesa

En 1667 se transformó la ermita en iglesia siendo su maestro de obras el calzadeño Pedro Sánchez. El recinto tenía una sola nave separada de la capilla mayor por una escalera de tres peldaños cerrada con reja de madera sobre zócalo de piedra. El coro está a los pies en planta alta y la fachada estaba rematada por espadaña de un solo hueco. Los muros son de aparejo toledano tanto en la iglesia como en el resto del actual edificio conventual.

Convento y torre de la iglesia de La Calzada

Fray Francisco Ignacio del Castillo fue el agustino que a mediados del siglo XVII tomó la iniciativa para que se instituyera el convento de agustinas recoletas de Calzada de Oropesa, bajo cuya custodia quedaría el Cristo de la Misericordia, así como también fundó el convento hermano de Serradilla en Cáceres. En ambas instituciones tuvo mucho que ver sor Isabel de la Madre de Dios, nacida en Guadyerbas las Altas, despoblado situado en el ámbito geográfico de Navalcán, en cuya parroquia se conservan sus actas de bautismo. Fue sobrina de otra mística y tía suya, también navalqueña llamada sor Isabel de Jesús, profesó en el cenobio de Arenas de San Pedro para desde allí salir a fundar el convento de la población extremeña de Serradilla, desde donde vino a La Calzada para fundar otro monasterio. Fue esta monja famosa en su tiempo por su santidad y misticismo y a ella acudían nobles y prelados para consultar diversas cuestiones.

Casa de la Hidalga en La Calzada de Oropesa

A petición de la madre Isabel, el conde de Oropesa, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y su esposa Isabel Pacheco, piden a la villa de La Calzada la ermita y el viejo hospital para la fundación de un convento, lo que concede el concejo local a cambio de que el conde les proporcione otro edificio para destinarlo a funciones hospitalarias. En 1675 comienzan las obras y se inaugura en 1676. En 1704 se hacen algunas reformas añadiendo la parte de la iglesia que sobresale de la fachada y haciéndose la espadaña actual de tres huecos.

Arquitectura popular de La Calzada de Oropesa

La iglesia del monasterio tiene planta de cruz latina con una sola nave. El crucero está cubierto por cúpula de media naranja con linterna que descansa sobre un rico cimborrio. En las pechinas hay pintados santos de la orden agustina. Tiene tres buenos retablos barrocos y en el central se encuentra la hermosa talla del  Cristo de la Misericordia.

Labores de La Calzada de Oropesa

ARQUITECTURA POPULAR: La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo. Son de destacar la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano.

Corona de granito sobre la puerta del ayuntamiento de La Calzada

FIESTAS: En cuanto a las fiestas populares debemos destacar dos días en que se sale a disfrutar en los campos cercanos, el día del Calbote que se celebra el 1 de noviembre y el del Hornazo el 25 de abril. En las fiestas del Cristo de Septiembre se hace una comida colectiva popular con la vaquilla y en el mes de mayo se va a la romería de la Virgen del Rosario.

Siempre ha tenido La Calzada artesanos que destacaron por su arte pastoril, fabricando algunos de ellos hermosos objetos en raíz de fresno como morteros o rabeles. También hay un cestero, Germán Parra, que fabrica piezas de artesanía del mimbre. Las monjas del convento decoran piezas de cerámica. También fue famosa La Calzada por sus magníficos herreros que han dejado como muestra algunas de las rejas repartidas por las fachadas del pueblo.

LA VIDA DEL MOLINERO (2): Camino del molino

 

Molino de los capitanes en el Tajo, en término de Valdeverdeja

La maquila es “la medida que el molinero saca para sí del grano que se muele en su molino”. Este sistema de pago en especie ha sido mayoritariamente utilizado en nuestra provincia y, aunque se llamaban tradicionalmente molinos maquileros a los molinos de arroyo que utilizaban este sistema de cobro, se ha hecho extensiva la denominación a todos los demás pues eran escasos los pagos en metálico. Incluso en los últimos años de funcionamiento, en la postguerra, la escasez de cereales y el estraperlo aumentaron la demanda del pago en grano por su sobrevaloración real con respecto a los precios que pagaba el Servicio Nacional del Trigo

El sistema de pago por intercambio con otro tipo de mercancías o trueque era bastante infrecuente y solamente se acordaba en situaciones de penuria, casi siempre en condiciones ventajosas para el molinero.

Molino en el Guadyerbas, cerca del «puente romano»
de Navalcán

El transporte del grano lo realizaba el propio labrador, los arrieros del pueblo o bien se hacía a cuenta del molinero, ya fuera llevándolo él mismo o un peón acarreador asalariado. Cuando el transporte se hacía por cuenta del molinero se realizaba teóricamente sin cobro de ninguna comisión, aunque un molinero nos decía con sorna que “eso era lo que el cliente se creía”. En algunas poblaciones como Valdeverdeja, se recogía el cereal por las calles tras ir voceándolo el acarreador.

En los casos en que los pueblos tenían situados los molinos en el mismo casco urbano, la proximidad les daba una mayor afluencia de público y una mayor rentabilidad, excepción hecha de las épocas de contrabando y estraperlo en las que cuanto más aislado y peor comunicado estuviera un molino, más clientes recibía a causa de la menos efectiva vigilancia de las autoridades.

El llamado «molino Nuevo en Valdeverdeja, sobre el Tajo

Pero en la mayor parte de las ocasiones se debía transportar el grano a cierta distancia, hasta doce leguas en el caso de los pueblos manchegos más alejados de las corrientes fluviales. Este ir y venir al molino se hacía casi siempre en caballerías, pues lo más frecuente era que solamente se accediera a los molinos por caminos de herradura o caminos carreteros en mal estado.

El peso que habitualmente transportaban los jumentos era  de una carga, unidad tradicional equivalente a cuatro fanegas que se distribuían en tres costales de algo más de una fanega, dos cargados sobre los flancos y otro sobre el lomo del mulo o el borrico.

Recordemos también que un celemín es la doceava parte de una fanega, mientras que la cuarta parte de un celemín es una cuartilla, tomándose ésta como la unidad que más frecuentemente se utilizaba en el cobro maquilero. La cuartilla cobrada podría ser enrasada o con copete, según se pasara o no la tablilla-rasero sobre la cajita de madera que servía para medir esta cantidad de harina.

Molino de Peña en el Tiétar

Tenían los molineros otras formas de sisar a sus clientes que se relacionaban con las medidas de volumen y así lo describe en 1758 el Informe de la Ciudad de Toledo al Consejo de Castilla sobre la Igualación de Pesos y Medidas : “El entrar de golpe la Fanega, o Almud de madera en el montón, o echar  en ella el trigo blandamente a mano; el darla golpe para recalcarla o no, el diverso modo de correr el rasero ( fuera de la distinción clara de ser rasada o colmada) hace que de una misma cantidad de trigo se llene, y sobre de un modo de medir la fanega, y falte de otro” .[1]

Cuando los molinos eran más rentables o se encontraban más próximos a pueblos, puentes, barcas o vías de comunicación importantes, se preparaban mejores caminos carreteros, calzados incluso y con un mantenimiento más continuado. Esto nos da una idea del desembolso de capital que, en algunas ocasiones, podía suponer la construcción de una instalación molinera pues conllevaba inevitablemente el adecentamiento de un mínimo trazado de comunicaciones. Si a esto añadimos las costosas obras hidráulicas necesarias para la edificación de las grandes aceñas del Tajo, nos daremos cuenta de porqué estos grandes molinos más activos fueron en su mayoría propiedad de personas o de instituciones poderosas y de porqué se reaprovechaban una y otra vez a través de los siglos las instalaciones arruinadas.

Era la vigilancia de estos caminos y veredas molineras la que más interesaba a la Guardia Civil para conseguir el control, aunque solamente fuera parcial, del estraperlo, pues una inspección estricta del propio molino conllevaría el cierre efectivo del mismo, y no parece haber sido realmente éste el  verdadero objetivo de la administración en la época de postguerra.

En la toponimia es fácil encontrar referencias a las comunicaciones molineras y hallamos así por ejemplo caminos de tal o cual molino, vereda de moledores o camino de la aceña,. Aunque el lugar de asentamiento de las instalaciones molineras estaba condicionado por su accesibilidad, también ocurría el caso inverso y podía suceder que las barcas instaladas en los remansos de las presas facilitaran que un camino discurriera cerca de un molino. También los puentes construidos para dar servicio a un molino atraían hacia ellos el trasiego de las gentes consolidándose luego ese camino dentro de la red viaria local. Algunos ejemplos son las barcas de Aceca, Merillos, Ciscarros, los Sacristanes o Espejel en el Tajo. Puentes como los del molino Campanero en el Cedena, el molino del Puente en el Pusa y el de Rebollos o los Sacristanes en arroyos cercanos al Tajo.

Cuando los ríos disminuían de caudal, las presas eran utilizadas para un vadeo más fácil de la corriente. Por ejemplo, en Toledo capital, durante los tiempos de peste, era necesario vigilarlas para evitar que se violara la cuarentena[2]. En tiempos de asedio sucedía lo mismo y, por el contrario, la elevación del nivel de las aguas producido por esas presas mejoraba las defensas de las ciudades como Talavera, que vio cómo en los ataques de almohades y almorávides se destruyeron los azudes de los molinos de Abajo para así hacer descender la altura de las aguas que llenaban el foso y lamían sus murallas haciéndolas más inaccesibles.

Los caminos de los molinos eran transitados por mercancías tan valoradas como el trigo, la harina y las caballerías. No es de extrañar por ello que fueran frecuentados por bandidos, cuatreros y más tarde por el “maquis”. Varios ejemplos de asaltos en el entorno de las instalaciones molineras se nos relatan en las curiosas historias que podemos entresacar de las causas criminales de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera, institución de policía rural que, unida a la de Toledo, perseguía desde el siglo XIV el crimen en despoblado dentr del ámbito de nuestro estudio.

Los labradores y acarreadores que acudían al molino debían permanecer en ocasiones largas horas en él, llegando muchas veces a tener que pernoctar. Es por eso que en muchísimos de ellos, incluso en los más pequeños, se construían cuadras y pesebres para dar servicio a las caballerías que transportaban el cereal. Esto suponía un beneficio suplementario para el molinero al poder abastecerles del forraje o del pienso obtenido de molturar los granos de peor calidad.

[1] MARCOS BURRIEL A. Informe de la ciudad de Toledo al Consejo de Castilla sobre igualación de pesos y medidas. IPIET, Diputación Provincial de Toledo, Toledo 1991, p.335.

[2] DE PISA, F. : Apuntamientos para la segunda parte de la Historia de Toledo. Diputación Provincial, Toledo 1976.

LA VIDA DEL MOLINERO (1)

LA VIDA DEL MOLINERO (1)

Molino en el arroyo Pizarroso de Valdelacasa

Aunque no era el oficio de molinero un trabajo que tuviera muchos niveles de especialización, sí que podíamos hablar de peones molineros y de molineros propiamente dichos. Otro escalón superior era el de maestro molinero que ostentaban quienes no solamente sabían accionar adecuadamente la maquinaria molinera, sino que además estaban capacitados para las reparaciones, diseño y construcción de los artificios. En el Diccionario de Autoridades figura como oficio diferenciado el de aceñero, que es definido como “el que tiene arrendada la aceña o cuida de ella”[1].

Muchos molineros comenzaban a trabajar en el molino como simples peones acarreadores, llevando cargas de grano al molino o ajechando, palabra que definía el trabajo de limpiar manualmente el grano con un arnero. Auxiliaban además a su “amo en lo que fuera menester” para, en muchas ocasiones, llegar ellos mismos a convertirse con el tiempo en molineros.

Molino de arroyo en Valdeverdeja

Algunos molineros me relataban cómo empezaron a familiarizarse con el oficio en la postguerra, conformándose con el pobre pago de la comida, el alojamiento y “lo que sisaran”, que venía a ser entre medio y un celemín de grano diario.

Era frecuente la cría de cerdos o de gallinas con “lo que se barría” del suelo del molino, mezcla de harina y salvado de gran valor alimenticio para los animales. Precisamente las cochineras son dependencias algo separadas de la casa del molinero y del propio molino pero casi siempre presentes en su entorno.

Molino de agua en el río Jébalo cerca de Las Hunfrías

En La Jara se asociaba con cierta frecuencia la molinería con el cuidado de las colmenas en los agrestes parajes molineros siguiendo la tradicional cultura apícola jareña, pues debemos tener en cuenta que las abejas precisan de la cercanía del agua para un buen rendimiento. Menos frecuente es la presencia del palomar en el mismo molino o en dependencias anejas.

La horticultura y la pesca fueron actividades muy unidas a la molienda y  todavía he podido estudiar los restos de algún cañal, antiguo artilugio hecho de cañas y situado en un canal de obra o de madera mediante el que se pescaba en las chorreras cercanas al molino e incluso en su mismo cárcavo. Los animales abonaban con sus excrementos la huerta del molino que además se regaba fácilmente abriendo los vierteaguas del canal.

Molino de agua en el río Huso, cerca de Campillo

En otras ocasiones, la situación estratégica de determinados molinos junto a los puentes o a las  vías de comunicación, unida al trasiego continuo de clientes, hacía rentable la explotación de otros oficios y servicios que, dada la vinculación de la molinería con el transporte, resultaban rentables, como sucedía en el caso ya comentado de Puente del Arzobispo en cuyo molino se formó un complejo que daba servicio de carretería, herrería y herrador completando así los ingresos del dueño del molino.

[1] REAL ACADEMIA DE LA LENGUA : Diccionario de Autoridades Edición facsímil, Ed. Gredos. Madrid 1990.

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

Una de las pinturas de Claudio Coello en la iglesia de La Calzada de Oropesa

Como su nombre indica, La Calzada ha sido tierra de paso desde la antigüedad. Así lo atestigua el verraco vettón hallado en su casco urbano y los restos romanos que se reparten por su demarcación, entre los que cabe destacar la necrópolis de sepulturas formadas por lajas de pizarra descubierta en las inmediaciones de la laguna de Las Limas al construir la autovía, moderna heredera de la antigua calzada que unía Toletum con Emérita Augusta. En un principio esta villa estuvo formada por dos núcleos de población La Calzada y Carrascalejo, que no debemos confundir con el pueblo jareño y del que solamente queda una fuente a “dos tiros de ballesta” del casco urbano actual de La Calzada, concretamente en el paraje conocido como Carrasca. Seguir leyendo UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

ANA DE ALMENDRAL, SECRETARIA Y AMIGA DE SANTA TERESA

BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ

 Nació en 1549 en Almendral de la Cañada, en la comarca de Talavera de la Reina. Con diez años quedó huérfana y hubo de dedicarse al pastoreo. Ya entonces tenía experiencias místicas retirada en una cueva de la vieja iglesia del pueblo convertida hoy en cementerio, según relata en sus escritos autobiográficos, donde asegura también que tenía conversaciones con el Niño Jesús.

La Iglesia vieja de Almendral, donde refería experiencias místicas la Beata Ana

A los veintiún años quisieron casarla sus hermanos con un joven de buena posición, pero su vocación la hizo presentarse ante él con un aspecto tan desaliñado que el muchacho desistió de la boda. Por consejo del párroco de su pueblo decidió dirigirse al convento de San José en Ávila y, aunque al principio sus hermanos se opusieron, fue tanta su insistencia que acabaron por conducirla ellos mismos hasta allí.

Monumento a la Beata Ana en su pueblo, Almendral

Fue la primera hermana lega que ingresó en el Carmelo reformado por expreso deseo de Santa Teresa al comprobar su vocación sincera. Su salud era muy precaria y aun así la santa la encomendó la tarea de ser enfermera de las demás monjas y “priora” de las novicias, como ella misma la llamaba. Aunque era analfabeta, llegó a ser la discípula predilecta de Santa Teresa y su secretaria, acompañándola en su deambular fundacional. Llegó la santa abulense a decirle que de ella era la fama, pero las obras eran de Ana. Destacó siempre por su sentido de la caridad y su despego de todo lo material. Santa Teresa murió en sus brazos, pasando después a Francia, donde realizó nuevas fundaciones.

Santa Teresa (Concha Velasco) muriendo en brazos de la Beata Ana de Almendral (Silvia Munt) en la serie de RTVE

Murió en Amberes en el año1622 habiendo sido de gran influencia espiritual en Bélgica, hasta el punto que en la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad se salvo de los desastres bélicos se atribuyó a la intercesión de Ana.

REPRESENTACIONES EN CERÁMICA DE TALAVERA

Beata Ana de Almendral en azulejería de Ruiz de Luna en Castillo de Bayuela

*Iglesia Parroquial de Castillo de Bayuela. Serie de Juan Ruiz de Luna y Rojas sobre los santos y mártires de la diócesis de Ávila. Siglo XX . Policromía: amarillo, azul, anaranjado, verde y blanco. Enmarcado en óvalo con motivos renacentistas vegetales y de ferroneríe con querubines.

La Beata Ana de Almendral en azulejería de Arenas de San Pedro

*Iglesia parroquial de Arenas de San Pedro. Mismo diseño (hacia 1933)

Aparece con su hábito carmelita y con el corazón en la mano simbolizando su fervoroso amor a Cristo.

RUTA ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES ENTRE TORRALBA Y VELADA

ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES

 Recorrido aproximado 26 kilómetros, 5 horas y media si se hace el recorrido completo, aunque podemos reducir a nuestra conveniencia el trayecto de ida y vuelta por el Camino Real de Veratos

 Tenemos muy cerca de Talavera uno de los mayores y mejor conservados bosques adehesados de España. Desde la Sierra de San Vicente hasta el embalse de Rosarito podemos viajar y llegar a perdernos entre encinas y alcornoques en parajes que no tienen que envidiar a las mejores dehesas extremeñas.

Alcornocal e las dehesas que vamos recorriendo

Tomaremos en coche desde Torralba una pista asfaltada que se dirige hacia el Dehesón del Encinar. Cuando hemos recorrido algo más de tres kilómetros nos desviamos hacia la derecha para visitar la ermita de la Virgen de Aravalles. Aquí hubo un pueblo hoy desaparecido, como su vieja ermita, antigua iglesia del mismo. Debido a la tradición romera que había en el lugar se construyó una nueva y peculiar ermita con los muros abatibles que es premio de arquitectura de Castilla-La Mancha, aunque su aspecto sea el de un transformador de la luz.

Las parras silvestres suben a los fresnos de ribera en las dehesas de Velada y Oropesa, como en este arroyo de El Dehesón

Lo único que nos queda del viejo edificio es la imagen de la Virgen de su advocación que hoy se encuentra en la iglesia parroquial de Torralba, una bonita talla de transición del románico al gótico. Si lo deseamos podemos acercarnos por otra pista hasta una charca donde tomaban baños antiguamente gentes que venían de muy lejos atraídas por supuestas cualidades curativas de las enfermedades reumáticas. Como otros baños similares tienen el nombre de “baños de la Guarra” y están en la dehesa de El Horcajo.

Ermita de la Virgen de Aravalles

Volvemos a la pista de El Dehesón pero, antes de llegar a otra pista que va de La Corchuela al Dehesón del Encinar, nos cruzamos con el Camino Real de Veratos, llamado así porque era el utilizado desde hace siglos por las gentes de La Vera para llevar sus frutas y hortalizas a Madrid, para ser allí comercializadas principalmente en la Plaza Mayor, donde textos del siglo XVII nos hablan de la comercialización de decenas de especies diferentes de manzanas y otras frutas que procedían de los cultivos veratos. Tomaremos a pie o en bicicleta este camino”frutero” con aspecto de cordel en dirección este, hacia Velada.

Uno de los grandes alcornoques de las dehesas de Velada

Vamos en un agradable recorrido por dehesas de encinas y alcornoques de gran porte surcadas por arroyuelos pintorescos festoneados con bonitos bosques de ribera de fresnedas, sauces y espinos que, si tenemos tiempo, vale la pena seleccionar alguno de ellos y seguirlo por la orilla.

Llegamos a Velada, cuyo patrimonio ya hemos descrito en las rutas de la Cañada Leonesa Oriental y volveremos por el camino nuevamente. A la derecha de nuestro recorrido queda el camino del Barrero, cuya vivienda se cimenta sobre los restos de lo que fuera el primer asentamiento del pueblo de Velada en época medieval. Las ruinas de gruesos muros nos hablan de que aquí los caballeros abulenses construyeron el castillo que defendería del ataque musulmán estas tierras reconquistadas. Es significativo que estos parajes conserven todavía el topónimo de Cerro Dávila, apellido de los feudales repobladores. Llegamos de vuelta por el camino de los veratos hasta el cruce de otra pista que tomándola en dirección norte nos lleva hasta la Dehesa Nueva, pasando junto a una fuente abrevadero conocida como el Pilón del Artillero.

Encinas milenarias de las dehesas de Velada y Oropesa

Vamos por el recorrido señalado rodeando dicha labranza hasta llegar al Dehesón del Encinar, finca que fue objeto de un largo pleito sobre su pertenencia entre los condes de Oropesa y los pueblos de su señorío pues, aunque Felipe IV donó el usufructo de los mismos a los señores, no donó su propiedad permanente y los pueblos, entre ellos Torralba, se vieron obligados a pleitear durante muchos años. Fue una granja experimental propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. En la época de migración son numerosas las bandadas de palomas torcaces que por aquí tienen uno de sus pasos predilectos, además de las rapaces, águilas y milanos que intentan darles caza. Desde aquí volveremos al punto de salida y desde allí a Torralba.

Tejar en el Dehesón del Encinar