Archivo de la categoría: Rutas y Senderos

RUTA DE LOS AZULEJOS Y GARGANTAS

AZULEJOS  Y GARGANTAS

Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón
Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón

Vamos a acercarnos a los pueblos y gargantas de Gredos para conocer el tesoro de antigua azulejería talaverana que se reparte por muchos de los pueblos del valle del Tiétar.

Nos dirigiremos por la carretera de El Real de San Vicente hasta Higuera de las Dueñas, en cuya iglesia gótica se pueden ver tres paneles de azulejos que representan a tres de los cuatro evangelistas en cerámica del siglo XVI.

Desde Higuera podemos ir a La Adrada y visitar el recién reformado castillo, con su museo de interpretación del valle del Tiétar que nos muestra de forma pedagógica la historia de la zona. Desde allí podemos acercarnos al siguiente pueblo que cuenta con cerámica talaverana. Se trata de Lanzahita, en cuya iglesia parroquial podemos ver su magnífico retablo renacentista y un frontal de altar con San Juan Bautita y los dos santos diáconos que se distinguen por vestir ambos la dalmática, San Lorenzo con la parrilla del martirio y San Vicente. Por supuesto no debemos marcharnos sin probar sus sandías, casi tan buenas como las de Velada.

Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón
Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón

Desde Lanzahita nos dirigiremos a la Villa de Mombeltrán donde debemos visitar el imponente castillo construido por quien la opinión pública consideró en su época el verdadero padre de la “Beltraneja”, y no el rey Enrique IV el Impotente, al que el pueblo consideraba incapaz de procrear. Iremos a la iglesia parroquial donde no sólo la magnífica reja es obra de talaveranos, sino también uno de los retablos y dos altarcillos decorados con azulejería, en los que se representa la caída de San Pablo del caballo, santos franciscanos, o la Cena del Rico Epulón además de otros santos como San Joaquín y Santa Ana, San Pedro, San Ildefonso y un curiosísimo Juicio Final en el que un demonio hace las veces de Caronte llevando las almas en el barco a través de la laguna Estigia, escena donde se une la mitología clásica con el cristianismo. La Villa tiene además la peculiaridad de que celebra también Las Mondas, pero con una comilona en el campo en el que la monda es una hogaza rellena de sustanciosos productos del cerdo.

Desde Mombeltrán nos acercaremos hasta Villarejo del Valle, donde en la llamada capilla de los Mártires, una coqueta ermita de tipología popular, encontraremos su pequeño ábside y bóveda forrado de azulejería talaverana del siglo XVI de buena calidad que representa una crucifixión con los ladrones y una imagen de Dios Padre con el sol y la luna, símbolos que a veces acompañan al Crucificado en la iconografía religiosa.

Azulejo talaverano en la casa del santero de la ermita de la Virgen de Chilla en Candeleda

Volvemos atrás y nos dirigimos a través de La Parra hasta el monasterio de San Pedro de Alcántara, cuyo interior podemos visitar hasta las doce del mediodía, y que cuenta entre otras bellezas artísticas que allí nos mostrarán, con dos pequeños paneles de azulejos del siglo XVIII en la entrada del cenobio y un pequeño museo en el que también se pueden ver algunas piezas de cerámica antigua talaverana utilizada por los monjes. La iglesia parroquial de Arenas de San Pedro cuenta con una hermosa serie de los santos abulenses realizada por Ruiz de Luna y en El Arenal también tenemos una ermita del Cristo que tiene decoración de motivos geométricos y vegetales de tradición mudéjar, también del siglo XVI, además de un Calvario.

Charco de los Nogales

Si todavía tenemos ánimo podemos acercarnos hasta Candeleda y ver la azulejería renacentista de Juan Fernández que decora su iglesia parroquial, con imágenes de San Zacarías, la Ültima Cena, y varios santos franciscanos y evangelistas.

Este trayecto precisa en realidad dos jornadas pues para facilitar el acceso a los templos deberemos hacerla preferentemente un domingo por la mañana, cuando los oficios religiosos nos permiten entrar sin problemas.

Azulejería de Ruiz de Luna en la iglesia parroquial de Arenas de San Pedro

Para bañarnos no tendremos ningún problema pues en todo el recorrido cada uno de los pueblos cuenta con piscinas naturales para darnos un baño en sus aguas transparentes, aunque yo recomiendo ascender desde algún paraje accesible garganta arriba hasta encontrar alguna poza solitaria en la que descansar. Son también numerosos los lugares en los que podremos degustar unas patatas revolconas, unas judías de El Barco o un chuletón de ternera avileña.

TALAVERA LA VIEJA, LA AUGUSTÓBRIGA SUMERGIDA

TALAVERA LA VIEJA, LA AUGUSTÓBRIGA SUMERGIDA.

EN EL CAMINO DE LOS IBORES A GUADALUPE

Los «Mármoles», el antiguo templo de Diana de Talavera la Vieja salvado junto al embalse de Vldecañas

La mayor parte del término de Talavera la Vieja, incluido el caserío, pasaron tras la inundación provocada por el embalse de Valdecañas en los años sesenta, a formar parte de la demarcación de Bohonal de Ibor. Fue una gran pérdida para la historia y la arqueología de la zona el anegamiento de “Talaverilla”, pues esta población asentaba sus cimientos sobre la antigua Augustóbriga de los romanos.

Los «Mármoles» o templo de Diana, y para otros la curia romana en su emplazamiento original de Talavera la Vieja

Ya el nombre orienta de por sí a la existencia de una población prerromana anterior, pues la raíz “briga” indica “lugar fortificado” en el idioma de los pueblos célticos anteriores a los romanos que, al colonizarlo, pusieron el apellido de Augusto a la primitiva ciudad. Es como si se hubiera llamado algo así como “El Castillo de Augusto” al igual que Talavera de la Reina se llamó Caesaróbriga, “El Castillo del César”.

Talavera la vieja descubierta por la bajada de aguas del embalse

Visto desde el aire el plano de Talavera la Vieja era la típica cuadrícula con la que urbanizaban los romanos sus fundaciones. Son muy numerosas las huellas de su colonización encontradas en el caserío y sus alrededores. En primer lugar debemos destacar el conjunto monumental conocido como “Los Mármoles”. Se trata, según el investigador Marcelino Santos, del edificio que habría servido de curia o tribunal en la antigua Augustóbriga.

Restos sumergidos del templo de la Cilla

En 1963 fue salvado de las aguas trasladándose piedra a piedra hasta su emplazamiento actual junto al puente del embalse por el que discurre la carretera de Navalmoral de la Mata a Guadalupe, en un marco realmente pintoresco. Se conserva íntegro el basamento granítico sobre el que se asientan cuatro grandes columnas en el frente y dos a los costados, sobre un zócalo interrumpido por la portada coronada con un arco también de granito.

El templo de Diana, los mármoles o la curia,  en su situación actual

Todo el edificio es de piedra y parece que en él se distinguían restos de estuco. En el pueblo se decía que el nombre de Los Mármoles derivaba de que anteriormente las columnas habían estado decoradas con vidrio que por su brillo hacía que las gentes denominaran así al monumento. No sabemos si el resto del edificio estaría formado por más columnas o si fue simplemente una construcción de sillares berroqueños. El monumento está datado en el siglo II.

Las tres columnas salvadas del templo de la cilla que hoy se encuentran junto al templo de Dianao curia  fuera del embalse

Cerca del emplazamiento actual de Los Mármoles se pueden ver también, mirando hacia el oeste, tres fustes pertenecientes a las cuatro columnas que formaban parte del pórtico de otro edificio singular que todavía conserva bajo las aguas los gruesos muros de su construcción. Se trata de la construcción conocida como “el Templo” o la cilla, pues fue utilizada como panera por el feudal del pueblo y en sus sótanos es tradición se mantuvieron presos a los Santos Mártires. Según antiguos viajeros en su fachada se podía ver una inscripción en la cual podía leerse que el templo había estado dedicado a Júpiter.

Restos sumergidos de Talavera la Vieja

En el siglo tercero de nuestra era dicen los eruditos que fue construida la muralla romana de forma semicircular y fabricada en mampostería y argamasa de la que todavía se perciben restos cuando bajan las aguas. Además, también quedan ruinas de lo que parece haber sido un antiguo acueducto o más bien una tarjea, además de conducciones subterráneas de agua con restos de baños y de otras estructuras tal vez relacionadas con actividades metalúrgicas.

Restos sumergidos de Talavera la Vieja con el templo de la cilla en primer término

Hasta treinta y una inscripciones epigráficas documentó Marcelino Santos entre las ruinas anegadas del pueblo junto a otras halladas anteriormente en el pueblo. En ellas se pueden leer diferentes textos entre los que señalaremos la de los Santos Mártires, una que habla de la propia Augustóbriga y otra funeraria de una tal Tita Salvia que por avaricia mató a sus hijos. También se encontraron restos de calzadas, esculturas romanas entre las que destacan dos bustos de ambos sexos, cerámica, piedras de molino, monedas e incluso un tesorillo de plata que estaba embutido entre unos ladrillos del edificio de “Los Mármoles”.

Er,ita en la orilla más cercana a Talavera la Vieja, levantada con sillares de la misma por sus antiguos habitantes

ALBERCHE (17) EL LAZARILLO LLEGA A ESCALONA

Detalle de la ornamentación de la portada de la entrada palaciega del castillo de Escalona

Vamos a continuar el camino que siguió el Lazarillo con el ciego, y por ello nos acercaremos a la capital del señorío, a la gran villa de Escalona, donde hay un refrán que dice: Tres cosas tiene Escalona/ dignas de ver y admirar/ el castillo de don Álvaro,/ la iglesia y el hospital. Pues empecemos por el primero.

Probablemente estas elevaciones escarpadas sobre el Alberche han sido habitadas desde la prehistoria, aunque solamente se han hallado restos arqueológicos de la Edad del Cobre en el cercano paraje de Sambabilé, y de época visigoda en el ámbito de la propia fortaleza. Además, aseguran los viejos cronicones que la villa fue fundada por hebreos, basándose en la similitud del nombre de Escalona con la ciudad de Ascalon en Palestina, pues así se denominaba nuestra villa en tiempos de la reconquista. Los romanos dejaron un monumento o “aedícula” con un relieve que representa a dos personajes en el paraje de Piedraescrita, ya en término de Cenicientos. Otros autores han querido identificar a Escalona con la desconocida ciudad hispanomusulmana de Saktán. Seguir leyendo ALBERCHE (17) EL LAZARILLO LLEGA A ESCALONA

RUTA POR EL EMBALSE DE PICADAS EN EL ALBERCHE

Recorriendo la presa de Picadas

El ferrocarril que nunca existió Madrid-Arenas de San Pedro es hoy una vía vede

Entre San Martín y Pelayos discurre una vía abandonada. Es un tramo de siete kilómetros que se completa con otro de diez que van por el desfiladero del embalse de Picadas entre bosques magníficos. Desde San Martín podemos salir recorriendo en bicicleta, andando, o en todoterreno la antigua vía del tren que debería haber llegado hasta Arenas de San Pedro, pero que no vio pasar ningún tren, pues no se acabaron de tender las vías, salvo un tramo de doscientos metros por el que circuló el día del simulacro de inauguración una locomotora que se trajo para hacer el paripé con el general Franco. Seguir leyendo RUTA POR EL EMBALSE DE PICADAS EN EL ALBERCHE

UN PASEÍTO DESDE RAMACASTAÑAS

Vamos a conocer este pequeño pueblo de Gredos, anejo de Arenas de San Pedro y que siempre fue lugar de paso ganadero y de viajeros que deambulaban desde la meseta norte hasta el valle del Tajo, mediante la Cañada Leonesa Occidental.

La disposición de su caserío nos orienta en ese sentido y en su puente se cobraba el derecho de paso a las merinas que transitaban por la vieja vía pecuaria, aunque en otras ocasiones se hacía en Arroyocastaño, junto a la Villa de Mombeltrán.

Molino del río Ramacastañas y tal vez antigua ferrería

En su ámbito se encuentran las bonitas cuevas del Águila, cuya descripción dejaremos para otra ocasión, pero sí debemos visitar su iglesia construida en sillería granítica y rodeada de un pequeño parquecillo con una cruz gótica, aunque el remate sea más reciente. En el templo es pintoresca su espadaña sobre un remate abalconado hacia el oeste y algunas inscripciones antiguas en su muro sur.

En una de las viviendas vemos dos paneles de Ruiz de Luna que representan a San Pedro de Alcántara, cuyos restos reposan en el monasterio de Arenas y otra de San Isidoro de Sevilla, no sé porqué.

Vamos entre chopos , pinos y alisos camino de la presa del Ramacastañas

Partimos desde un camino que sale justo antes de cruzar el puente viniendo de Talavera hacia Ramacastañas. Por el camino, si observamos el suelo, vemos numerosos restos de escorias de hierro pues no en vano este pueblo fue de los primeros en fundarse en el piedemonte de Gredos bajo el nombre de las Ferrerías de Ávila y durante la edad media sin duda se desarrolló allí actividad minera y metalúrgica.

Presa del Ramacastañas

Vamos junto a una reguera  y llegados a un cruce de caminos debemos tomar a la izquierda para subir paralelos al río y justo en este giro del cauce y del camino se puede apenas vislumbrar entre las zarzas un molino en ruinas que este caminante piensa que pudo en una utilidad anterior estar relacionado con esa actividad metalúrgica de la zona.  El camino nos llevará hasta una presa de abastecimiento en un paraje ameno. Una alambrada nos corta el camino pero abriremos la portera para pasar y subir por una senda y así seguir nuestro camino río arriba.

Pastoreando las merinas por la cañada leonesa,

Vamos entre umbrías de pinos y alamedas con hiedras que suben por los troncos los alisos  y llegamos cerca del llamado Vado de las Vegas donde tomaremos otro sendero que sube a la derecha claramente, aunque tiene aspecto de arroyada por el arrastre de las aguas. Y llegamos a una pista que nos acercará ya sin problemas hasta el paraje de Playas Blancas con sus pozas para refrescarse y zona de pic-nic con un merendero y fuente.

Tramo de calzada en la cañada

Subimos ahora hacia la carretera cruzando el puente para a continuación imaginarnos como ganaderos trashumantes y recorrer la cañada hasta Ramacastañas. Vemos lugares donde todavía se conserva algún tramo calzado, no sabemos si en época romana como en el puerto del Pico o posteriormente.

Fuente Fría en la cañada

En el camino me encuentro a un pastor con sus ovejas merinas y talaveranas que van pastando la propia cañada, y se queja con toda la razón de la usurpación que vienen sufriendo las vías pecuarias y que a los ya maltratados ganaderos les dificulta su labor.Le pregunto la utilidad de un gancho rematado en una bola que lleva sobre su borriquillo y me dice que es para acercar a las ovejas por las patas si se las quiere separar del rebaño, observar alguna herida o ver alguna patología que puedan tener «en sus partes».

IGlesia y cruz de Ramacastañas

Ya de vuelta paro en la fuente fría que ha visto pasar millones de merinas por esta cañada, bebo y realmente está fría y su vierteaguas de granito le da un aspecto antiguo y pintoresco.

Compro melocotones y las ricas cerezas de la vertiente sur de Gredos regreso a casa a disfrutarlas después de un día serrano.

Panel de azulejos de Ruiz de Luna en Ramacastañas

CONOCIENDO EL ALBERCHE MADRILEÑO, AL MONASTERIO DE PELAYOS POR EL CANTO DEL GUARRO

Partimos desde las inmediaciones de la ermita del Cristo de la Sangre y pasada la carretera, vamos entre pinares por los caminos señalados en dirección a la cumbre del Canto del Guarro, desde donde tenemos unas magníficas vistas.

Monasterio de Pelayos de la Presa

Bajamos en dirección este a través de una pista y discurriendo por un camino paralelo a la carretera, que seguiremos hasta la cercana localidad de Pelayos. A la salida del pueblo, giramos a la izquierda y nos acercamos al monasterio descrito en el texto.

Embarcaciones de recreo en el embalse de San Juan

Cogemos después en dirección a poniente la vía abandonada del tren que nos llevará de vuelta por un camino agradable hasta San Martín de Valdeiglesias.

El tren que habría de unir Madrid con Gredos se quedó solo en proyecto, aunque cuentan que fue inaugurado solo con cien metros de vía y algunos vagones para hacer el paripé el entonces jefe del Estado, general Franco

Si lo deseamos podemos antes acercarnos en dirección contraria desde el monasterio al muro de la presa de San Juan, desde donde contemplaremos el embalse y su puerto deportivo.

Una de las muchas ermitas que hubo en este «valle de iglesias», Valdeiglesias

VALLE DE IGLESIAS…Y ERMITAS

Es San Martín una población en la que debemos destacar su abundancia de ermitas, como si quisieran seguir con la tradición medieval de los eremitorios de Valdeiglesias. La ermita de Ecce Homo se encuentra en la entrada occidental del casco urbano y es de planta cuadrada con pares de arcos apuntados en sus muros. La Virgen de la Nueva es la patrona de San Martín y tiene también su ermita junto al embalse, pues sustituye a la original, sumergida por las aguas, en un paraje rodeado de merenderos y urbanizaciones pero que con sus magníficos pinares hasta la ribera hacen del lugar un objetivo a visitar, sobre todo el día de la romería. Otra ermita es la de la Sangre, que se halla al sur del casco, junto a la carretera, y se edificó en el siglo XVII en estilo gótico con contrafuertes exteriores. La ermita del Rosario destaca por su dintel con motivos renacentistas, pues fue construida en el siglo XV. La ermita de la Virgen de la Salud es del siglo XVII, y la imagen que se guarda en ella y que tiene cerezas en las manos es del XVIII. La del Cristo es más moderna y de menor interés.

Los pinares autóctonos pueblan las orillas del Alberche en la zona

PASEO PARA CONOCER EL MONASTERIO Y LOS TOROS DE GUISANDO

Monasterio y ermita desde los toros de Guisando
Hoy nuestro paseo será corto en recorrido pero muy interesante desde el punto de vista del patrimonio histórico.
Monasterio jerónimo de Guisando en El Tiemblo

Desde el kilómetro 1,6 de la carretera Ávila 511 que nos lleva hacia el Tiemblo, un kilómetro al sur de los Toros de Guisando parte un camino que primero cruzará la Cañada Leonesa Oriental y que luego nos lleva hasta el convento de Guisando, un lugar que os sorprenderá por su aspecto de ruinas románticas con la hiedra subiendo por las paredes, con los restos de la iglesia, los arruinados claustros y una curiosa ermita renacentista sobre la cueva donde en principio se instalaron los ermitaños.

Claustro arruinado del monasterio de Guisando

El paraje tiene también unas hermosas vistas sobre el valle del Alberche y está rodeado de una rica vegetación de robles, castaños y cornicabras, que en otoño consiguen efectos pintorescos con el variado colorido de sus hojas.

Escalera de subida a la ermita desde el monasterio deGuisando labrada directamente sobre la roca

Desde el monasterio bajaremos por otro camino que se dirige en dirección noreste hasta la carretera que seguiremos hacia el sur hasta donde se encuentran los toros de Guisando y después al punto de partida.

 Recorrido aproximado 7 kilómetros, 2 horas.

Portada de la ermita junto a la cueva del ermitaño
Camino del Monasterio

 

 

UNA EXCURSIÓN DESDE CEBREROS AL PUENTE DE VALSORDO EN EL ALBERCHE, Y COSAS DE CELA

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Al oeste de la gasolinera parte un camino que nos lleva en dirección sur hasta la ermita de la Virgen de Valsordo, El rollo jurisdiccional también nos pilla de paso parara verlo.

Rollo de Cebreros

De la ermita hay referencias documentales desde el siglo XIII  y alusiones legendarias desde la época musulmana, aunque la mayor parte del edificio actual parece del siglo XVII. Tiene un pórtico en la fachada sur y los muros decorados con fragmentos de escoria. También hay salpicadas por el entorno piedras vetustas de probable origen arqueológico e incluso una portada gótica de un edificio anterior y un crucero del siglo XVIII en el llamado Jardín de la Virgen, parquecillo que se sitúa delante de la ermita y se amplía en el entorno con una zona de picnic.

Ermita de Cebreros

Seguimos después ese mismo camino y llegamos hasta el puente de de Valsordo. Una magnífica construcción medieval con referencias documentales del siglo XV y que consta en realidad de dos puentes consecutivos con un buen empedrado en el suelo. El primero de ellos tiene tres arcos con tajamares río arriba que lo protegen de la corriente. El otro es de un solo arco y salva un brazo menor del río. Pero lo más curioso de este puente es la inscripción labrada en un bloque granítico cercano del texto de un acuerdo entre el obispado de Ávila y la Mesta para cobrar por el paso de los ganados que deambulaban por la referida cañada leonesa.

Inscripción gótica de grandes dimensiones en el puente de Valsordo
Transcripción de una de las inscripciones

Río arriba, a unos trescientos metros se sitúan los restos de una antigua central eléctrica que mantiene en pie su presa y los edificios de los generadores levantados ambos en buena sillería granítica. En esa misma orilla podemos también ver las ruinas de otros tres molinos harineros a lo largo de su ribera, aunque todo ello se encuentra en término de El Tiemblo. Volveremos después siguiendo el camino indicado que coincide en parte con la Cañada Leonesa Oriental

El río Alberche a su paso por el puente de Valsordo

El río Alberche pierde después del embalse del Charco del Cura su carácter de río serrano y se hacen más áridas sus orillas, aunque aumentan las viñas que han hecho famoso al vino de Cebreros.

 Recorrido aproximado 9 kilómetros, dos horas y media

Central eléctrica en el Alberche

 CELA EN CEBREROS

 Nuestro premio Nobel residió en los años 50 en esta localidad mientras recorría estas sierras y escribía su encantador libro de viajes “Judíos, moros y cristianos”, cuya lectura recomendamos y en el que dedica algunas páginas a Cebreros, que es “pueblo importante, con dos bancos, dos boticas, cuatro cafés, seis médicos, cien tabernas, mil bodegas y dos retretes, como es natural sin agua corriente. Cebreros es pueblo de vino. En Cebreros, al caminante prefieren darle un vaso de vino a un sorbo de agua; el caminante no suele contrariar tan donosa preferencia.” “pueblo donde siempre lo trataron bien, la villa donde mordió el níscalo y bebió el vino, donde puede pegar la gorra en el café de Cartujo, beber de balde en el bar de Isabelilla y comer al fiado en la taberna de la tía Ratona, que es gorda, y poderosa, y maternal y guisa de perdiz y fríe la trucha y pega si es preciso un tantarantán que lo dobla, al que enseña los vapores airados…

Reloj de sol del siglo XVII en el muro de la ermita

RUTA POR EL CASTAÑAR DEL TIEMBLO AL POZO DE NIEVE

 

Paseando el castañar de El Tiemblo

Por una pista en parte asfaltada de algo más de siete kilómetros podemos acceder a este bosque maravilloso que, sobre todo en otoño, con el variado colorido de las hojas, es un espectáculo digno de ver. En su recorrido, hacia el kilómetro 4, encontramos un monumento dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente, que anduvo por estos parajes estudiando el buitre negro. Debemos dejar el vehículo en el paraje de El Regajo, donde hay una zona habilitada para merendero. Podemos hacer diferentes recorridos entre las arboledas de castaño, pino y roble con manchas de serbales o acebos entre otras especies, pero en invierno puede estar a veces cortado el acceso por las monterías.

El castaño monumental de El Tiemblo conocido como El Abuelo

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ALBERCHE (9) EL TIEMBLO Y ALGUNOS DE SUS PARAJES

Ermita de San Antonio en El Tiemblo

Los pueblos que pasaron por El Tiemblo fueron dejando muestras de sus culturas desde la prehistoria, una de cuyas huellas más significativas son los  llamados Toros de Guisando, de los que hablaremos en otro capítulo y que también por sus inscripciones demuestran la presencia romana. La época de los visigodos nos dejó como muestra de su paso una necrópolis de “lucillos” o sepulcros labrados en la piedra en el lugar de Valdepalomas, y ya desde la Edad Media hay documentos que nos hablan de El Tiemblo como aldea.

Arquitectura popular de El Tiemblo

Así, en el siglo IX nos cuentan las crónicas que pasaron por aquí las reliquias de Santa Leocricia y San Eulogio. En el siglo X aparece el pueblo por primera vez con el nombre de “Trémulo” en latín, y en el siglo XI, en plena reconquista de la zona, pasan por aquí con sus tropas Alfonso VI y Alfonso VII, repoblándose después el territorio con gentes venidas del norte de la península. El monasterio jerónimo del cerro Guisando es obra del siglo XIV. En el siglo XV, El Tiemblo adquiere la condición de villa y en el XVI está documentado el paso por aquí de Santa Teresa y Felipe II.

Millones de ovejas merinas pasaban anualmente por el puente de Valsordo recorriendo la Cañada Leonesa Oriental

El pueblo de El Tiemblo cuenta con algunos elementos patrimoniales de interés como es la ermita de su patrón, San Antonio de Padua, un edificio de dimensiones considerables de estilo barroco, levantada en granito y adornada por curiosos pináculos. En el interior es curioso observar los cuadros que relatan diferentes milagros del santo en la localidad. La iglesia parroquial fue construida entre los siglos XV y XVI y cuenta con dos esculturas de interés artístico. Delante de la ermita se encuentra un esbelto crucero del siglo XVIII, aunque también podemos ver en el pueblo otro más antiguo llamado de San Sebastián.

Inscripción en letra gótica sobre una roca de grandes dimensiones junto al puente de Valsordo con el texto que figura abajo
Transcripción de las inscripciones del puente de Valsordo

Otros dos edificios de interés de estilo neomudéjar son el matadero y las escuelas, ambos de principios del siglo XX. Desde el punto de vista etnográfico debemos hacer reseña de la industria artesanal de elaboración de tinajas, uno de cuyos hornos ha sido rehabilitado, y también el pozo de nieve que se sitúa cerca del Castañar.

Hornos de tinajas de El Tiemblo

En el río Alberche debemos señalar puentes como el de Valsordo y el de Santa Yusta además del molino del Arca de Piedra entre otros. Hay dos puentes medievales en la garganta de la Yedra, los llamados de la Casilla y el Pasil y bajo las aguas del embalse del Charco del Cura se encuentra el puente de la Ladera.

En el próximo capítulo conoceremos el famoso castañar de El Tiemblo.

Puente sobre la garganta de Yedra