Eusebio Hieronymus Sophronius nació en el año 340 en Dalmacia, en la actual Bosnia, y es uno de los cuatro Padres o Doctores de la iglesia Latina. Primero estudia latín y griego en Roma donde frecuenta por igual a filósofos y a bellas mujeres. Pero tiene un sueño en el que, tras preguntarle en el Tribunal de Dios si era cristiano, él dice que sí y recibe una fuerte bofetada, mientras se oye una voz que le llama mentiroso por estar en esos momentos inclinado intelectualmente por las ideas ciceronianas.
Al día siguiente, despierta con señales de haber sido golpeado. Su fervor le hace viajar a Tierra Santa para después retirarse al desierto de Siria donde se hace anacoreta y escribe la vida de Pablo el Ermitaño. En su vida eremítica estudia hebreo y sufre grandes tentaciones por el recuerdo y el deseo de las muchas mujeres que había conocido. Vence las tentaciones con el ayuno y golpeándose el pecho con una piedra con la que a veces es representado como uno de sus atributos.
En cierta ocasión quitó una espina de la pata a un león que mansamente se dejó curar, y por ello este animal es su atributo más frecuente, así como el de la orden jerónima, por lo que ha sido representado formando parte de los emblemas de los diferentes monasterios que encargaban sus lozas o sus botes de farmacia en Talavera. En el Museo Ruiz de Luna se conserva una magnífica pieza de azulejería de gran calidad en su factura con el escudo del cenobio talaverano en el que aparece el león.
Jerónimo vuelve a Roma en 382 y conoce al Papa Dámaso, del que recibe el encargo de traducir las escrituras. Comienza así su ingente tarea en Roma y la finaliza en Palestina, donde es acompañado y auxiliado por Santa Paula. Vive en el entorno de Belén y muere en el año 420 dejando la versión de la Biblia de la que directamente deriva la llamada “Biblia Vulgata”, versión considerada como la oficial por el Concilio de Trento.
*Iglesia de Piedrescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Retablo de San Cristóbal. Siglo XVI. Policromía. Se ve a Jerónimo como Doctor de la Iglesia, de pie y vestido de cardenal. Se distingue de los otros tres doctores por su vestimenta de cardenal con el manto rojo, el capelo y el báculo con dos cruces. Lleva también el Libro en alusión a sus trabajos bíblicos y su erudición. Luce las largas barbas con las que suele caracterizársele, aunque no lleva la también habitual iglesia a escala.
*Hospital de los jerónimos en Guadalupe. Siglo XVIII (1797). Talavera –Puente? Policromía. El santo aparece como penitente desaliñado y semivestido con una tosca estameña, arrodillado ante un crucifijo en una escena en la que casi siempre se ve con una calavera, un reloj de arena y el capelo cardenalicio colgado de una rama o en el suelo.
*Convento de Santa Isabel en Valladolid. San Jerónimo penitente es la representación del santo en el desierto con la calavera, el libro y el crucifijo como sus atributos habituales y el león a los pies.
Mural de San Jerónimo: Se trata de un panel de azulejería con la representación de varios santos que tiene 1,48m de anchura y 1,19m de altura con 13,5cm de lado- pintada polícroma que desarrolla una escena figurada, separada en dos pisos por una línea de cinta -13,5×6,5cm- decorada con calabrotes o cordones sogueados, enmarcando todo el mural una corona –de iguales dimensiones que los azulejos- con el motivo de glifos o pequeños arquillos bajo un friso lineal. La parte inferior se delimita con una línea de alízares -16×4,5cmde estilizada decoración vegetal.
Otra imagen del santo en este mismo convento es similar a la de Piedraescrita, solo que tiene el león rampante a sus pies.
Muchos son los platos de vajillas pertenecientes a conventos jerónimos como el de Talavera, el Escorial o Guadalupe que llevan el león rampante, símbolo de la orden, dibujado en ellos.
LA PUERTA DE CUARTOS Y EL SEGUNDO RECINTO AMURALLADO
EL TERCER RECINTO AMURALLADO
El tercer recinto amurallado acogía desde finales del siglo XII la zona de Talavera conocida como los Arrabales Viejos, incluyendo las parroquias de San Andrés, Santiaguito, San Ginés (Santo Domingo) y San Esteban . Su trazado comenzaba en las inmediaciones de la puerta de las Alcantarillas Nuevas al final de la calle de Cererías y, pasando por Santo Domingo, se abría al camino de Extremadura por la puerta de Cuartos para, desde allí, encaminarse hacia la antigua ermita de la Magdalena, cerca del actual camino del Cementerio.
En 1283, el infante don Sancho se encuentra en disputa con su padre el rey legítimo Alfonso X al que apoyan los habitantes de los Arrabales Viejos de Talavera dirigidos por un tal Romero, mientras que la Villa, comprendida dentro del primer recinto amurallado, con sus nobles habitantes de un estrato más acomodado que el anterior, apoya a Sancho.
Romero y sus hombres huyen perseguidos y queman el puente Pinos, situado actualmente bajo el embalse de Azután. Irritado el Infante, descarga su ira sobre la población de los arrabales talaveranos arrasándolos, ajusticiando y descuartizando a cuatrocientos de sus más nobles vecinos cerca de la Puerta de Cuartos.
La tradición local potenciada por la confirmación del hecho por Juan de Mariana, nacido por cierto en las inmediaciones de la puerta, hicieron que se tomara como auténtica la teoría de que se llamaba así esta puerta por haber sido colgados en ella los cuartos de los nobles ejecutados y despedazados. Pero parece que medio siglo antes ya se denominaba Puerta de Cortes o de Cuartos, lo que nos permite, al menos, dudar del origen sangriento de su nombre legendario.
De la puerta de Cuartos sí que conservamos algún testimonio gráfico y se nos muestra como un arco rebajado con dos cubos almenados flanqueándola. Estaba blasonada con el escudo del arzobispo Carranza, que la restauró, y con el de Talavera que se encuentra despiezado en el muro trasero de la Basílica del Prado.
Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas y media
Parte nuestra ruta de hoy de Espinoso del Rey, desde donde nos dirigiremos al camino del arroyo de los Castaños .Como su nombre indica, conserva magníficos ejemplares de éste árbol no autóctono que, en tiempos, se aclimató a los arroyos y umbrías de estas sierras pero del que hoy quedan escasas manchas como la aquí referida.Seguir leyendo SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS→
“Vero Icon” significa la verdadera imagen, y es el nombre que la leyenda da a la mujer que al paso de Jesús camino del calvario enjugó su rostro con un paño quedando marcadas sus facciones. Este personaje solo aparece en el evangelio apócrifo de Nicodemo.
El supuesto lienzo se encuentra entre las reliquias que se guardan en San Pedro del Vaticano.
Aunque hablaremos en otra ocasión de los vía crucis en la cerámica talaverana en el caso de la Verónica se representa en la VI estación en todos ellos. En el vía crucis de la basílica se observa una gran cantidad de personajes y la Verónica muestra el lienzo con el rostro marcado, como también sucede en el vía crucis del siglo XVIII del monasterio de San Pedro en Arenas y el de Bayuela, mientras que en otros tres se observa el momento en que la mujer se dispone a secar el rostro de Jesús.
*Iglesia de Piedraescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Policromía. Siglo XVI. La imagen se encuentra enmarcada por dos columnas abalaustradas con decoración de grutescos de cabeza de león y hojas de acanto con friso inferior de querubines. La Verónica se encuentra de pie sobre terraza mostrando el lienzo con el rostro de Jesús.
ARQUITECTURA POPULAR EN LAS TIERRAS DE TALAVERA III, OTROS MATERIALES
Cuarcitas: En los canchales de los terrenos terciarios de La Jara se encuentran bloques de cuarcita fragmentada con formas poliédricas que, por la limpieza de fractura de sus caras y lo anguloso de sus formas, se emplean directamente en la construcción de muros, principalmente en las zonas serranas qua están más próximas a los canchales o pedrizas.
Si descendemos a las tierras de raña, las cuarcitas que allí encontramos son más redondeadas por un mayor rodamiento además de tener un menor diámetro. Se utilizan también en mampostería y si sus formas son excesivamente redondeadas se fragmentan en dos con un golpe de almadana y así so consiguen dos buenas caras para el exterior do los muros. Si seguimos bajando, en los valles jareños o en los terrenos aluviales de los ríos de toda la comarca, encontramos la cuarcita en forma do cantos rodados de difícil utilización en los muros de las viviendas por la poca resistencia de los aparejos con ellos conseguidos, pero que sí se empleaban en las cercas preparando las dos caras externas del muro con estos cantos superpuestos y una capa central de barro que los aglutinaba, aunque era necesario cubrir el muro en su parte superior con teja, ladrillo o un “bardal” o cubierta vegetal, que protegieran la valla de las aguas.
En las comarcas graníticas podemos encontrar también cantos rodados de este material, como es el caso de las gargantas del valle del Tiétar, en la parte norte de la sierra de San Vicente o en Navalcán y Parrillas, más al oeste.
Todos estos aparejos en los que se utiliza el canto rodado precisan de un más elaborado ripio para el ajuste de la mampostería. El “engorronado”, con pequeños cantos rodados, fue el pavimento más utilizado en nuestros pueblos, incluso en Talavera, donde todavía hoy puede observarse en las calles del Hospital o San Sebastián por ejemplo.
En la subcomarca del Horcajo hay una excepción a la utilización de cantos rodados en muros de carga, aquí sí se utilizaban, aunque unidos por argamasa, por la escasez de estos materiales.
Piedra caliza: Dado que en nuestra comarca existen escasos afloramientos de roca caliza es muy infrecuente su utilización. Solamente he hallado un ejemplo en el valle de Valdevendega cerca de Pueblanueva. Se empleaban pequeñas piedras aplanadas o lentejones para la construcción de muros de aparejo en espiga.
Pizarra: El único lugar de nuestra tierra donde puede encontrarse pizarra en abundancia es en La Jara, principalmente en los valles del río Uso y del Jébalo. En el valle medio del Uso es donde se halla la pizarra de mayor calidad, es de color negro y más dura, por lo que de ella se extraen lajas más grandes y delgadas. Incluso hoy día se explotan canteras de pizarra en la zona del Uso próximas a La Nava de Ricomalillo y Fuentes.
Las pizarras de colores ferruginosos y grises se hallan repartidas por casi toda la comarca jareña pero son de inferior calidad.
La pizarra se emplea en el levantamiento de muros pero con barro como aglutinante, siendo raras las paredes hechas con pizarra y mortero de cal.
Con las lanchas más fuertes y regulares se pueden solar viviendas y cuadras, o se forman alacenas, poyos y bancos corridos en las cocinas, y también se emplean en el remate superior de los muros, donde se apoyan las últimas tejas de “las canales” formando los aleros.
Algunos chozos jareños tienen la techumbre formada por una falsa bóveda hecha mediante superposición de las lanchas algo desplazadas hacia el centro de la bóveda.
Las pizarras de estas tierras no tienen la suficiente calidad como para cortarse en lajas tan finas que se puedan usar para tejados, salvo en pequeñas superficies techadas de construcciones menores, como hornos, zahurdas o chozos.
Igual que el granito, las lanchas de un mayor grosor se emplean para enlosado de lavaderos, abrevaderos, canales, albercas y en algunas ocasiones para suelos doblados de extensión limitada, como es, el caso de los palomares, que se construyen mediante un entramado de palos sobre los que se sostienen las pizarras.
Madera: Varía mucho su utilización según la especies disponibles en cada zona, y así el castaño sí que era empleado en la sierra de San Vicente o en los pueblos serranos de La Jara, pero en tierras más bajas se aprovechaba el álamo, la encina, el fresno y el enebro para vigas y pilares aunque cuando se precisaba de vigas y alfangías o cuartones de mayor calidad o más largas y rectas se compraba madera de pino traídas desde Arenas de San Pedro o La Adrada.
Desde la Edad Media era importante Talavera como centro de intercambio de mercancías del gremio de carreteros que, con una organización similar a La Mesta, llegaban a nuestra ciudad con sus cargamentos madereros para después seguir viaje hasta Sevilla cargados de loza talaverana.
De ese ir y venir a Gredos aún nos quedan testimonios como las ruinas del parador de San Prudencio en término de Velada donde pernoctaban estos carreteros para saliendo de madrugada llegar a Talavera a la mañana siguiente.
Otros materiales vegetales empleados en la construcción vernácula eran la caña, la jara, la retama, la escoba y la paja, además del ramón o rama fina de los árboles utilizado para cubierta de muros o bardales o en zahúrdas.
INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL CALCOLITICO EN LA JARA (y II)
El Riscal de Velasco: PATRON.-Poblado ubicado en la parte superior de un cerro amesetado de gran extensión, caracterizado por los afloramientos rocosos que forman una auténtica barrera natural desde la que domina el acceso al valle medio del Cedena, ya que es desde esta zona donde se produce un encajonamiento del cauce y por lo tanto, de la vía de comunicación inherente al mismo, hacia el interior de los Montes de Toledo. En cuanto al relieve y suelos inmediatos, se caracteriza el terreno circundante nuevamente por los afloramientos rocosos y alguna llanura de suelos arenosos pobres en las cercanías más inmediatas, existiendo, no obstante, tierras de mejor calidad a media distancia hacia el norte.
ESTRUCTURAS.- Aun cuando el cerro presenta una estructura amesetada casi perfectamente definida naturalmente, se localizaron en las zonas más accesibles los restos de un muro defensivo realizado con piedras de pequeño tamaño, del que es imposible analizar sus características externas al existir un fuerte derrumbe que lo cubre en las zonas detectadas. En el interior del poblado se documentan numerosos restos de muro de mampostería, pertenecientes la mayoría de ellos, presumiblemente, a la fase de ocupación estable más moderna existente en este yacimiento.
MATERIALES.- (Fig. 4).
De los materiales documentados, destacan por su variedad la existencia de diversas ollas de borde saliente que en algunos casos presentan decoración mediante digitaciones y cordones (Fig. 4-212 a 30, 32 y 33), diversos tipos de cuencos (Fig. 4-1 al 15), destacando alguno por su borde algo entrante (Fig. 4-1) o su forma troncocónica (Fig. 4-9 a 13), uno de los cuales presenta la característica decoración de almagra (Fig. 4-10). Por último, en cerámicas a mano existen numerosos restos de ollas de borde entrante (Fig. 4-16 a 21), alguna de labio apuntado (Fig. 4-17).
En cerámicas a torno únicamente vamos a citar algunos cuencos (Fig. 4-34) y fundamentalmente dos fragmentos de T.S.C. o imitación de ésta (Fig. 4-35, 36) que sirven para datar la última fase de este yacimiento. Por último, también hay que citar la aparición de numerosos restos de talla y algún que otro canto trabajado en cuarcita, que denotan una industria de aspecto arcaizante.
FASES DE OCUPACION.-La fase fundacional a la luz de los materiales documentados, sería presumiblemente la calcolítica, que parece puede perdurar hasta bien entrada la Edad del Bronce, incluso Bronce Pleno.
Un segundo momento sería el tardorromano, al que habría que asociar las distintas estructuras de hábitat visibles, así como los fuertes derrumbes de tejas existentes.
Por último, dado lo destacado del lugar, se han venido sucediendo poblamientos ocasionales de pastores (o incluso bandoleros y carlistas según la tradición de la zona), que aprovechando las covachas y resguardos existentes, han dejado también su huella en la Zona.
Mildiablos (Villarejo de Montalbán)
PATRON.-Asentamiento ubicado en la parte superior de un cerro amesetado, formado por distintos afloramientos rocosos, en las cercanías del cauce del Cedena, a cuyo valle domina visualmente en una amplia zona. El terreno circundante es bastante quebrado, caracterizándose por los numerosos relieves graníticos que únicamente dejan libres algunas pequeñas llanuras de suelo arenoso, producto de la descomposición de los granitos existentes, que posibilitan únicamente una agricultura de secano de escasos rendimientos, al no existir, ni siquiera en las cercanías del cauce del rio citado, ningún resto de llanura aluvial.
ESTRUCTURAS.-Debido a la tupida vegetación existente, fundamentalmente musgos y carrascas, ha sido imposible observar ningún tipo de estructura defensiva o de hábitat, por lo que, en principio, parece no presentar la fortificación que sí presentan el resto de los yacimientos estudiados en este artículo, aunque la forma natural del cerro y los afloramientos rocosos hacen casi innecesaria cualquier obra de fortificación.
MATERIALES.-(Fig. 2-1 a 21).Entre los distintos materiales documentados, únicamente vamos a destacar la presencia de varios fragmentos pertenecientes a platos de borde engrosado (Fig. 2-9 a 12), un fragmento de fuente de gran tamaño (Fig. 2-4), diversas ollas de borde entrante o recto (Fig. 2-13 a 15 y 18 a 21), vasos de perfil en «S» (Fig. 2-16, l7), cuencos (Fig. 2-5 a 8) y fundamentalmente, un fragmento de olla globular con decoración de triángulos incisos, rellenos de pequeñas impresiones oblicuas (Fig. 2.-1).
FASES DE OCUPACION.-Por el momento y tras el estudio del material documentado, parece existir un único momento de ocupación perteneciente al asentamiento calcolítico, no habiéndose detectado ningún tipo de material más moderno.
II.–ESTUDIO DEL PATRON DE ASENTAMIENTO
Como hemos podido ver en la descripción de los distintos yacimientos documentados, la totalidad de los poblados se ubican en lugares altos, junto a vías de comunicación naturales a las que dominan tanto por su posición como por sus defensas que, salvo en el caso de Mildiablos, aparecen en todos los demás, diferenciándose únicamente por el mayor o menor tamaño de las piedras disponibles en cada lugar para su construcción. La totalidad de ellos, se localizan en los cursos medios de los principales ríos, dominando el acceso al interior de los Montes, en una zona bastante quebrada, alejada ya de las llanuras del Tajo, únicas en las que se han realizado estudios hasta la fecha (ALVARO, E., MUNICIO, L. y PIÑÓN,F, 1988).
En lo referente a las fuentes económicas de estos asentamientos, el análisis del territorio muestra que en casi todos ellos el aprovechamiento agrícola es nulo o mínimo, posibilitándose únicamente en el mejor de los casos un régimen de aprovechamiento de la dehesa que pudo establecerse en los alrededores, con la recolección de especies como la bellota y posibilitando una ganadería que, como hipótesis de trabajo o falta de excavaciones, hay que suponer de cierta importancia. Sin embargo, no creemos sea la ganadería la causa determinante de la existencia de estos poblados y de sus fortificaciones, ya que existen zonas menos quebradas, más aptas para estas explotaciones en las que hasta ahora no se han descubierto restos de estas épocas. Tanto la posición de control de comunicaciones, como las fortificaciones, nos llevan a pensar que el factor básico de la economía de estas gentes, sería el aprovechamiento minero de los afloramientos de cobre que han caracterizado a la zona media del glacis de erosión toledano. Así pues, habría que explicar la aparición de estos poblados como resultado de un sistema de explotación del territorio básicamente minero por primera vez en estas zonas, bien como lugares de extracción, bien como lugares de control de las vías de salida del mineral hacia los grandes centros del valle del Tajo. Sería un tipo de explotación ya supuesta para algún poblado de nuestra provincia, caso de El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), pero ahora más específica, por las características del territorio en el que se encuentran inmersos la mayor parte de nuestros asentamientos. Fenómeno similar parece que ocurre para el momento cronológico que luego propondremos para estos yacimientos en algunas zonas de la Península Ibérica, caso de la zona del Bajo Alentejos-Algarve, en la que se documentan una serie de poblados ya eminentemente metalúrgicos, con fortificaciones pertenecientes al denominado Horizonte Monte Novo/Corta-douro/Alcalar (TAVARES, C. y SOARES, I., 979). Lo mismo parece documentarse en la Fase IV de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1986 b) en la que aparecerían poblaciones «ex novo» en zonas serranas hasta ahora no pobladas, o más cerca geográficamente en la zona extremeña, asimilables al momento representado por el poblado de La Pijotilla o Fase II b del Calcolítico de la Cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), en que un fenómeno similar de amurallamientos y repliegues hacia el interior, se atribuye a una posible ola de inseguridad (ENRÍQUEZ, J. y HURTADO, V., 1986). Sería por tanto el aprovechamiento y control de estos recursos la aportación básica para la economía de estas gentes, que solventarían su falta de especies vegetales cultivadas mediante el posible intercambio con los centros agrícolas del valle del Tajo, de los que el Castillo de las Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PUTJÖN, F., 1988), aun con diferente cronología, puede ser un buen ejemplo.
III.-ESTUDIO DEL MATERIAL Y CRONOLOGIA
Antes de proceder a realizar ninguna valoración cronológica a partir de los materiales documentados, hay que hacer la precisión de que se trata de conjuntos de superficie escasamente representativos a la horade establecer una cronología precisa, ya que en gran parte de la periodización del Calcolítico se viene realizando en base al estudio de los porcentajes de las formas más representativas. No obstante, y por la existencia de algunos tipos y decoraciones muy características, pueden realizarse algunas precisiones que pasamos a exponer.
Material cerámico
Las principales formas documentadas son:
Cuencos.-En sus numerosas variantes, se trata de piezas que por su simplicidad técnica no parecen poder servir para realizar precisiones de tipo cronológico o cultural, tal y como se reconoce en algunos estudios (JIMENO, A., 1984), no obstante, según algunos autores, algunas variantes como la de casquete esférico serían características del Calcolítico final meridional (ESCACENA, I. L., 1985), sin que por ello dejen de aparecer en otras zonas o períodos, como se demuestra en los hallazgos de Papa Uvas más antiguos e incluidos en su forma 3 (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1985).
Vasos de paredes rectas algo exvasadas.-Se trata de un tipo de piezas bien representada en alguno de nuestros yacimientos, destacando la del Riscal de Velasco por su asociación a decoración de almagra. Se trata nuevamente de una forma no excesivamente representativa cronológica y culturalmente, apareciendo ya en momentos antiguos como el representado en Papa Uvas, piezas 27, 181 y 383 (MARTÍN DE LA CRUZ, J. C., 1985), en las que alguna presenta un mamelón bajo el borde similar al documentado en el ejemplar de Alcaudete de la Jara I (Fig. 3-10). Para momentos más tardíos hay evidencias, recogidas en la zona norte de Portugal, donde parecen ser característicos de los períodos Calcolítico/BronceAntiguo (OLIVEIRA, V., 1987).
Vasijas de borde vuelto.-Son frecuentes en nuestros yacimientos e igualmente de toda la producción de cerámicas a mano, habiéndose documentado en yacimientos de la zona como El Guijo para momentos que los autores suponen de transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), aunque ya están presentes en fases antiguas como la representada en Papa Uvas, tipo, C-3 (MARTíN DE LACRUZ, J. C., 1985), o en los estratos II de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) o VI de la Carigüela (PELLICER, M., 1964).
Ollas de borde entrante.-Constituyen uno de los tipos más ampliamente representados en los distintos yacimientos documentados, siendo a su vez una de las formas más características del Calcolítico, aunque perduran durante la Edad del Bronce como se demuestra por su aparición en Los Tolmos de Caracena (JIMENO, A., 1984), donde se reconoce no obstante su rareza, ya que se trata de elementos residuales que no sobrepasan el Bronce Pleno de forma representativa. En nuestra zona están presentes desde momentos antiguos, como muestran algunos hallazgos en dólmenes de nuestra provincia (BUENO, P., en prensa).Se trata pues de una forma representativa para un momento amplio, pero no lo suficiente como para indicar fases o períodos específicos.
Platos-Fuentes.-Se trata de las piezas más representativas cronológicamente de las expuestas hasta ahora, al ser características del Calcolítico Pleno fundamentalmente, tal y como se demuestra por su presencia como elemento definitorio en el Horizonte Monte Novo/Cortadouro/Alcalar del suroeste português (TAVAREs, C. y .SOAREs, J., 1979), en la fase III de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 ) o en la fase II b del Calcolítico Pleno extremeño (HURTADO, V., 1987), sirviendo además para diferenciar un amplio espacio cultural occidental por su masiva presencia frente a su escasez en la zona del sudeste. En nuestros yacimientos aparecen, especialmente en Mildiablos, diversos platos-fuentes de borde engrosado similares a los que vienen apareciendo en los horizontes y yacimientos citados, en claro contraste con lo supuesto por algunos autores para estas zonas del interior peninsular (ALVARO, E., 1987).
Piezas carenadas.- Aunque escasas, existen algunas carenas en los yacimientos de Alcaudete de la Jara I y Mildiablos, que parecen pertenecer a alguna cazuela de las que caracterizan el Calcolítico Inicial de amplias zonas, representado por la fase I de la periodización de la cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), de las fases II/III de Papa Uvas. (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 a) del Horizonte vale Pincel II /Cabeco da Mina y SOARES, J., 1979) o de la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979). No obstante y lógicamente es una forma que no desaparece completamente en un determinado momento, como ocurre en las fases IIA y IIB del Calcolítico extremeño (HURTADO, V., 1987), especialmente vinculado al nuestro como posteriormente veremos.
Otras piezas cerámicas.-Se ha recogido un único fragmento de pesa de telar prismática de sección rectangular (Fig. 2-213), similar a alguna de las documentadas en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), presentando como principal característica la existencia de decoración incisa. Se trata de un tipo de piezas documentadas en el Calcolítico Pleno de la zona madrileña (MARTíNEZ., M. J., 1987) e igualmente en la fase IV de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1978).También apareció un fragmento de quesera que, al igual que otros materiales estudiados anteriormente, son escasamente representativos, documentándose no obstante por primera vez en la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) y en el Calcolítico Pleno de Madrid en yacimientos como El Ventorro y Juan Barbero (MARTíNEZ, M. J., 1987).
Cerámicas decoradas.-Existen dos sistemas decorativos en el material estudiado, por una parte el realizado mediante digitaciones sobre el borde o cordones, nada representativos cronológica y culturalmente. Más significativa es la decoración de triángulos incisos con pequeños trazos oblicuos impresos en el interior, en sustitución de los característicos puntos, que se documentan en gran parte de los yacimientos calcolíticos peninsulares, en concreto en la zona en Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PIÑÓN, F., 1988) y en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), entre otros muchos. Se trata de una decoración fundamentalmente característica del horizonte II de La Pijotilla (HURTADO, V., 1987), así como de los yacimientos madrileños de Juan Barbero y El Ventorro (MARTíNEz, M. J., 1987), dentro del Calcolítico Pleno.
Material lítico.-Se han documentado en los diversos yacimientos una serie de piezas que, para su estudio, vamos a subdividir según el material empleado para su ejecución.
a) Sílex.-Es muy escaso lo encontrado en este soporte, destacando únicamente algunos restos de talla no representativos.
b) Cuarcita.-Una de las principales características de los yacimientos objeto de estudio es la existencia de una amplia industria realizada en cuarcita, que ha dado lugar a la presencia de una gran cantidad de núcleos, de lascas generalmente poco trabajadas, e incluso, de auténticos cantos trabajados que dan un aspecto completamente arcaizante al conjunto de la industria, fenómeno similar al detectado en los yacimientos de Araya y El Lobo, representativos de las fases I y II A del Calcolítico del Guadiana Medio (ENRIQUEZ, J. J. y HURTADO, V., 1986).
Otros datos cronológicosPor último, los datos ya aportados en el estudio del patrón de los asentamientos, nos vuelven a vincular nuestro yacimiento a los Horizontes Monto Novo/-Cortadouro/Alcalar, Papa Uvas IV y fase II b del Calcolítíco del Guadiana, según quedó explicado en su momento.
Conclusiones
En principio y tras el estudio del material, creemos que puede afirmarse una cronología similar para los yacimientos objeto de estudio, al menos en algunas de las fases de sus asentamientos, que básicamente coincide con los horizontes Monte Novo/Cortadouro/Alcalar para el sudoeste portugués, fase IV de Papa Uvas en el sudoeste español, Pijotilla II dentro de la fase II b del Calcolítico de la cuenca del Guadiana, fase II-IV de Castillejos de Montefrío paralelizable a la II de Valencina de la Concepción e igualmente a la II del yacimiento de Millares en el sudeste o a la misma del yacimiento de Rotura en el Estuario del Tajo, todas ellas incluidas en el Calcolítico Pleno (RAMOS, A., 1981), que en cronología absoluta viene a coincidir aproximadamente con las fechas incluidas entre el 2500y el 1800 a.c., con leves diferencias según zonas, defendiendo para nuestros yacimientos una fecha relativamente antigua, dentro del espacio cronológico propuesto, ante la aparición de algunos fragmentos de carenas y, fundamentalmente, por la ausencia de cerámicas campaniformes de tipo marítimo o puntillado que vienen a marcar el final del horizonte y que en la zona se encuentran representados en los dólmenes de La Estrella y Azután que, con origen más antiguo, sirven para demostrar su continuidad hasta estos momentos (BUENO, P., en prensa), siendo por lo tanto perfectamente asociables, al menos en parte de su desarrollo, a alguno de los poblados aquí estudiados como manifestación funeraria del grupo allí establecido (Fig. I).
IV.-VALORACION CULTURAL
Tras el estudio del patrón de asentamiento y de los materiales, creemos que como hipótesis de trabajo para un futuro, se puede establecerla existencia de una serie de poblados pertenecientes al Calcolítico Pleno y dedicados básicamente a la extracción de cobre y, en algún posible caso, plata y oro, vinculables por su cultura material y patrón básico de asentamiento al calcolítico extremeño, relacionado a su vez al de toda la zona occidental de la Península, en claro contraste con la del sudeste. Estos poblados serían, en parte, causantes de algunos de los escasos monumentos megalíticos descubiertos hasta ahora en la provincia de Toledo, constituyendo su manifestación funeraria más genuina, aunque posiblemente no única, como muestran los hallazgos de San Martín de Pusa (ALVARO, E., 1987).
Vamos a recorrer hoy la zona más septentrional de la Sierra de San Vicente. El término de La Iglesuela se encuentra en pleno valle del Tiétar y asciende incluso por las laderas de Gredos. Históricamente formó parte del señorío de La Adrada y como casi toda la Sierra de San Vicente perteneció a la poderosa ciudad de Ávila y fueron sus caballeros medievales quienes lo repoblaron.
La Iglesuela es el punto de partida de esta ruta que podemos recorrer a pie o en bicicleta de montaña, con la dificultad de que en parte del trayecto no hay camino pero el terreno es practicable en bici.
Debemos dar una vuelta por el casco urbano y observar su arquitectura popular, de la que todavía quedan no pocos edificios con las características típicas de las construcciones serranas abulenses. Los tejadillos voladizos, las balconadas en algunas fachadas y los perfiles largos de los tejados con escasos huecos en los muros graníticos, son algunas de las características más significativas.
Otra peculiaridad de La Iglesuela es la abundancia de fuentes tanto en el casco urbano, como en los alrededores, casi todas están abovedadas con sillares graníticos y tienen lavaderos o bebederos para el ganado del mismo material. Junto al pueblo, en el Ejido, hay varias de estas fuentes, una de ellas algo más ornamentada y con un largo bebedero para facilitar el acceso a rebaños numerosos.
A unos quinientos metros del casco urbano, en dirección norte, parte un camino a la derecha que nos llevará hasta la curiosa Ermita de la Fuente Santa, a ella se dirige una bonita romería a primeros de Mayo y es muy venerada la Virgen de la Fuensanta en la comarca por las propiedades curativas atribuidas a la fuente que se sitúa en los mismos muros de la ermita.
Desde aquí seguiremos un camino en dirección nordeste que nos llevará tras ascender al Cerro del Cuadro, hasta el río Tiétar, que en esta zona es de singular belleza por discurrir entre un bosque de pinos piñoneros autóctonos. En estos parajes es muy abundante la cigüeña negra y un gran número de rapaces y otras especies de aves. Esto ha hecho que parte del término de La Iglesuela, haya sido declarado recientemente zona protegida de caza para conservar su rico patrimonio natural.
Descendemos el Tiétar por su mismo cauce si vamos andando, o por un camino que nos conduce a la carretera de Casavieja. Junto al puente de la carretera, río arriba, se halla otro puente más antiguo en un paraje muy ameno, donde podemos, como en el resto del trayecto fluvial, intentar pescar algún barbo, cachuelo e incluso black-bass. En el descenso del río se adornan las orillas con algunas alisedas, saucedales, choperas y fresnedas, en los lugares donde el regadío y las plantaciones de espárragos no han deteriorado el bosque de ribera. También encontraremos tres ejemplares de molino de agua que dan un toque pintoresco al entorno, sobre todo el conocido como de Castillo construido en obra de sillería.
Llegamos a la desembocadura de la Garganta Torinas en el Tiétar y un poco más abajo cruza el río un camino que nos conducirá hasta el pueblecito de Sartajada, que es famoso por haber tenido en tiempos una pujante artesanía alfarera con numerosos hornos árabes en su caserío. Sus pequeños cántaros eran célebres por la frescura con que mantenían el agua, eran utilizados en toda la comarca, y tanto es así que cada vez que se rompía alguno se decía «Eso se ha oído en Sartajá», en referencia a que aumentaría el negocio alfarero de sus habitantes.Hoy permanece abierto un taller donde podremos adquirir alfarería tradicional.
Podemos volver a La Iglesuela a través de un camino que atraviesa un puente medieval o subir hacia la carretera junto a la que, en el paraje conocido como Arroyolugar se halla un curioso museo al aire libre de escultura popular. Un pastor local, Longino, ya fallecido, talló en los bloques graníticos enormes esculturas con motivos animales.
El proverbial cochinillo de La Iglesuela, nos repondrá de la caminata.
CACERÍAS MEDIEVALES
La riqueza faunística de este terreno ya era conocida en el medievo, y aparece reflejada en el Libro de la Montería de Alfonso XI. En él se cuenta que «la Yglejuela» y otras zonas cercanas de la Sierra de San Vicente eran «buenas para oso en ynvierno y para puerco en otoño e invierno». También dice que «cuando a buen venado sueltan e lo bien porfían, teniendo buenos canes, non ay si non matarle.
Entre 1719 y 1721 tiene lugar en el tribunal de la Santa Hermandad uno de los procesos más espectaculares, casi novelesco, del siglo XVIII. Don Alejandro Pérez Calderón y Manuel Ramos estaban acusados y presos por haber cometido numerosos actos criminales por la Sierra de Madrid, Valle del Tiétar y Campo de Arañuelo, en un largo periplo delictivo de robos, hurtos, escalamiento, salteamiento, violación, heridas y muerte.
Durante la instrucción, comprendiendo el alcalde que no existe posibilidad de declaración voluntaria por parte de los encartados, y al no ser las pruebas concluyentes, decide solicitar los permisos oportunos para aplicar tortura a los acusados.
La autorización de la pena de tormento sorprendió y provocó una gran desesperación en la persona de don Alejandro, noble de Alcobendas venido a menos, más entregado a la vida y bienes ajenos que a otros negocios acordes con su origen. Pero no era sólo el rigor de la pena lo que le preocupaba, sino que también su honra y apellidos quedarían manchados para siempre. Era un noble de cuna y no actuaba solo en sus fechorías, pues le acompañaba Manuel Ramos Sanz, “hombre de sangre y calidad baja”, compinche en los horrendos crímenes que se les imputaban. Como él sufriría tormento (1).
El tribunal les había condenado, el diez de marzo de 1721, “a cuestión de tormento, por sí y en cabeza ajena”. Manuel Ramos no planteaba ningún problema jurídico, pero don Alejandro dada su noble extracción no debía sufrir esta pena tan plebeya. Era necesario evacuar consultas al rey Felipe V por mediación del Consejo de Castilla (2). El rey no sólo confirma la pena de tormento, sino que se adelanta al propio tribunal y ratifica de antemano por sentencia definitiva la que se dicte.
Todo se previene como de costumbre. El ejecutor del tormento se trae de Toledo sigilosamente y en secreto, por no haberlo al presente en esta villa. Igualmente se previene que los presos sean separados por ser muy estrecha la cárcel, de tal manera que dándole a uno tormento el otro escucharía por fuerza la confesión, de que se sigue graves ynconbenientes en las averiguaciones. El alcalde ordena que don Alejandro sea llevado, con las prisiones, guardias y custodia nezesarias a casa de Francisco Puebla, vecino que moraba enfrente de la cárcel. Mientras tanto se daría tormento a Manuel, por ser de menor hedad y menor resistenzia. Al tiempo se avisa a los oficiales de la Santa Hermandad para que a las nueve de la noche del tres de abril, estén preparados a las puertas de las casas de don Luis de Arellano Duque de Estrada Meneses y Pacheco, marqués de Villatoya y alcalde que lleva la causa (3).
Diez menos cuarto de la noche. Todo está dispuesto para comenzar en la cárcel de la Puerta de Zamora. Asisten al tormento además del alcalde, su asesor jurídico, el escribano, el ejecutor, un médico y un cirujano. No está presente el abogado de la parte, ni siquiera se le ha notificado la pena de tormento. Con posterioridad protestará ante el tribunal, por esto y por no haber admitido la recusación de uno de los asesores jurídicos, hecha por don Alejandro. Dicha circunstancia causará la reprimenda del presidente del Consejo de Castilla al marqués de Villatoya.
Pero sigamos con el asunto. La sala del tormento está ubicada en la planta superior de la cárcel. Una vez torturado Manuel Ramos la noche del tres de abril, “según la calidad y cantidad que determinó el alcalde”, por la mañana, se trajo a don Alejandro Pérez Calderón desde la casa del vecino. Acto seguido se le comunica de nuevo la sentencia y se le requiere por tres veces para que declare y confiese la verdad… en que está negativo, si no quiere experimentar el rigor del tormento; con apercivimiento que…los riesgos que de él se le siguieren serán de su quenta y riesgo.
En este solar de la Puerta de Zamora se encontraban las dependencias donde fue torturado en directo don Alejandro por la Santa Hermandad de Talavera.
Don Alejandro no se impresiona y lo niega todo. Pero la presión continúa. Ahora, a la vista del potro, se le requiere de nuevo para que confiese sus delitos. Por respuesta se obtiene un no. El alcalde manda a Andrés de Brizuela, ejecutor venido de Toledo, que le desnude y prepare para el tormento, pues don Alejandro estaba con los grillos y prisiones nezesarias. Un nuevo requerimiento para que confiese resulta tan poco fructífero como los anteriores. Por lo cual el alcalde le toma juramento para iniciar inmediatamente el castigo. Sin embargo, aun falta un trámite por hacer; es el reconocimiento físico del reo antes de sufrir la pena.
Los peritos del examen no son otros que el médico y el cirujano (4). El primero en efectuar el rejistro (5) es el médico don Pedro de Herrera, que no halla impedimento alguno. Pero al parecer don Alejandro tiene algo abultadas las piernas, por lo que es llamado el cirujano Manuel Vicente Figuereo. Tras su inspección Ocular declara ser un morbo edematoso de las umedades de la prisión pero que, no obstante, ella no le sirbe ni puede serbir de ympedimento para la ejecución del tormento.
Así pues, a la hora de la una y cuarenta minutos de la mañana del día cuatro de abril, don Alejandro fue sentado por el ejecutor en el potro. Y estando en él le afianzó con un cordel por bajo de los brazos a una alcayata, y de las pies al potro, Y luego le dio la primera buelta de lígadura(6) al brazo yzquierdo. Y en ella le preguntó su señoría:
-¿Quiény cuántos rovaran las casas de doña Antonia de Quirós, vecina de Robledo de Chavela?
-¿ Quién rovó en las zercanías de las vosques de El Escorial a diferentes arrierao?
-¿Y quién rovó, y quién y quántos rovaron en el pinar de Santa Marina seis arrieros?
-¿ Quién y quántos rovaron al Salto de López diferentes arrieros y pasajeros y una mujer que biolentaron en presencia de su marido?
-¿Quién y quántos rovaran a la Encina Voticaria diferentes arrieros?
-¿Quiény quántos rovaran al señor obispo de Lima mas allá de la villa de Almaraz, en el año pasado de mil setezientos y diez y nueve?
-¿Quién y quántos rovaron e yrieron más de setenta gallegos a la entrada del monte de Parrillas, en el año de mil setezientos y die zy ocho?
-¿ Quién y quántos rovaron o unos caldereros en las zercanías de Montesclaros?
-¿ Quién y quántos quisieron rovar a Domingo González entre la villa de Casatejada y Navalmoral?
-A que respondió:
-No sé, señor. ¡Ay Dios mío!, no sé nada. Y si tal sé, no salga del sitio adonde estoi; que estava preso en la cárcel de Corte por el mes de mayo del año pasado de setezientos y diezyocho.
El noble delincuente no proporciona ninguna información y niega todas las acusaciones en las que está imputado. El juez decide continuar y ordena que se le dé la primera vuelta de ligadura en el brazo derecho. Persiste en su actitud anterior y sólo consigue decir que es “desgraziado y le an levantado este falso testimonio”.
Con un grito desgarrador exclama:
-¡Ay Virgen Santísima!… y puedo jurar a Dios y a setenta mil cruzes que no sé dónde cae el pinar de Santa Marina. Y ya tengo dicho a vuestra señoría estava en la cárzel de Corte por mayo de setezientos y diezyocho. Y que estava en Madrid cuando el rovo del señor obispo de Lima. Que para qué se le pregunta lo del rovo de los caldereros, si an benido a reconozerle a la cárcel y dijeron que no era él…
El juez prosigue con el tormento y ordena una nueva vuelta de ligadura en el brazo derecho requiriéndole a que diga la verdad. A lo que respondió
-¡Virjen Santísima! Señor, de todo lo que se me acumula en la causa ni sé cosa maldita… Yo no sé nada, señor No sé, señor…
Por lo qual mandó su señoría se prosiga. Y por dicho ofizial ejecutor se le dio primer tranpazo (7) del pie yzquierdo. Y en él se le volvió por su señoría a repreguntar quién y quántos yzieron los rovos y violenzia aquí contenido, con espresión de cada uno separado. A que dijo:
-Yo no lo sé, señor, como dios consiente que no permitierais, señor; vajara tu justizia a declararlo, que yo nazí con mucha honra y no puedo ejecutar cosas tan viles (8), Y que en cuanto al rovo de los caldereros, consta del reconozimiento de ellos, que no lo yzo. Y si vuestra señoría quiere que yo diga lo que no e echo, si me salba la conzienzia, lo diré. ¡Virjen de la Soledad! ¡Madre mia!
Prosigue la tortura visto que el penitenciado está en negativo. Ahora el trampazo va dirigido al pie derecho con igual interrogatorio. La respuesta es la misma, dice no lo sabe y grita:
-¡Ay Virjen Santísíma! que me quiebra el muslo. Señor, yo no lo sé. ¡Confesión!
Don Alejandro aguanta cuanto puede, pues su libertad pende de un hilo y él lo sabe. Al menor desfallecimiento, a la menor de las debilidades provocadas por el dolorosísimo castigo, el hilo puede trocarse en soga y pender su cuerpo en el patíbulo. También sabe esto el juez que dirige la sesión de tortura. Por eso ordena al ejecutor que continúe, dando ahora la primera vuelta de garrote (6) en el brazo izquierdo. El atormentado noble responde:
-¡Ay Virjen Santísíma! … En la causa de Madrid está provado y los señores de la Sala del Crimen me dieron por libre. Déjelo vuestra señoría, que yo no sé nada… Y el royo del Salto de López yestupro de la muxer, no lo sé… Y era menester toda España para rovar a setenta gallegos… Y ya tengo dicho estava en Madrid al tienpo que se rovó al señor obispo de Lima… Y en quanto al rovo de los caldereros,… en mi vida he sido amigo de hacer calderos…
Aún en estas circunstancias tan especiales el sufrido gentilhombre se permite el lujo de dar unos chispazos de humor a su crítica situación. Cosa que no debía alegrar mucho al acompañamiento.
Alternándose el tormento en sus miembros se le da garrote en el otro brazo.
-¡Virjen Santísima del Carmen!
De nuevo es apercibido para que diga la Verdad, porque en su defecto se continuará con el rigor del tormento. Como su actitud no cambia, el juez manda al executor de la justizia prosiga. Y le dio primera vuelta de mancuerda” (7).
-¡Ay!, que se me quiebran los brazos… Yo no lo sé, señor, ¡ay!… No lo sé señor, que tengo quebrado este brazo…
Segunda vuelta de garrote en el brazo izquierdo.
-Yo no sé nada, señor…¡Virjen Santísíma! No tengo que responder nada más de lo que tengo respondido.
Segunda vuelta de garrote en el brazo derecho.
-¡Ay, Virjen Santísima! No lo sé, señor…¡Virjen Santísima del Prado! No lo sé señor…
Y viendo su negativa se le dio segundo tranpazo del pie yzquierdo. Y en él se le bolbió, por su señoría, a preguntar quién y quántos ejecutaron los referidos rovos, con expresión de cada uno de por sí. A que dijo:
-¡Ay!, no lo sé, señor. Señor no lo sé…
Segunda vuelta de trampazo en el pie derecho.
-Por amor de Dios, señor, que me quiebra el pie… No lo sé señor. ¡Ay Bírjen Santísíma!, yo no sé nada, señor…
La sesión continúa alternando las distintas modalidades de tormento de cuerdas en el potro. Don Alejandro, casi desvanecido por el dolor, niega una y otra vez las acusaciones clamando entre vuelta y vuelta, e implorando incansablemente socorro a la Virgen.
Y queriendo proseguir en el terzer tranpazo de los pies por el ofizial ejecutor de la justizia, se reconozíó tener las piernas y muslos ynchados y muy enbarados. Se mandó por su señoría entrase el dicho Manuel Vicente Figuereo, zirujano, le reconozca de vajo del juramento que tiene fecho y declare el estado en que se alla. Y que si de proseguir en el tormento se le podrá sobrebenir riesgo, 0 aczídente por donde pueda perder la bida o mienbro alguno,
Visto y reconocido por el cirujano insiste en que por ser el dicho don Alejandro demasiado de fornido y grueso, y el potro estrecho, tiene con esijenzia de que se le quiebre el muslo o se le disloque la rodílla, por lo qual es de sentir no se puede proseguir sin riesgo conozido.Ante el peritaje del especialista, el juez manda cesar la ejecución del tormento y que se le ponga en un quarto, en cama y los dichos médíco y zirujano le asistan y curen aplicándole los remedios y medizinas que fuesen necesarias y allaren conduzentes.
No hubo más tormento, ni para el hidalgo ni para su compinche. Ninguno de los dos confiesa delito alguno. No obstante, el tribunal les sentencia a penas de presidio y destierro. La entereza y firmeza demostrada en el potro los libró, sin duda alguna, de una segura pena de muerte por ahorcamiento en el patíbulo del Prado.
1.- Ya adelantábamos que los casos de tormento en el tribunal de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera son poco comunes. Traemos aquí éste por dos razones, la primera ya dicha, la segunda es más excepcional ya que éste es el único caso de tormento ejecutado en la persona de un noble, aunque de baja estofa, que se conserva en el archivo de la audiencia hermandina.
2.- El rey era quién únicamente podía autorizar el tormento. El Consejo de Castilla, a través del cual se tramita el asunto, se corresponde hoy con nuestro Tribunal Supreme.
3.- Las casas del palacio del marqués de Villatoya todavía pueden reconocerse en la plaza que lleva su mismo nombre. Es un edificio de construeeión gótica con una hermosa portada.
4.- Para ser médico o cirujano se necesitaba haber cursado determinados estudios y pasar un examen ante el “Protomedicato», tribunal examinador compuesto por los tres médicos del rey. Hasta el más humilde de los oficios relacionado con la medicina, como es el caso de los barberos, debían superar una prueba de aptitud si querian ejercer la profcsión.
5.- Esta palabra se utiliza todavía en la zonas rurales como sinónimo de reconocimiento médico.
6.- Tormento que se daba apretando los cordeles a modo de torniquete. Es uno de los antecedentes de nuestro castizo garrote vil.
7.- Se entendía por trampazo la última de las vueltas que se dan en el tormento de cuerdas, en nuestro caso es la primera, seguramente por la comprensión general del término.
8.- Hace referencia aquí al delito de violación del que es acusado.
9.- Ligadura fuerte que se hace con una cuerda gruesa, dándole vueltas con un palo o garrote. No difería mucho de los anteriores.
10.-.- En este caso, se refiere a la vuelta que se da con la mano en el torno o rueda del potro, del cual el reo permanece atado por los píes, produciéndose el estiramiento del cuerpo al estar las manos atadas a una alcayata en la pared.
TRES PETARDOS DE OROPESA PARA EL MUSEO DE LOS HORRORES
Oropesa es una localidad amante de su patrimonio y de sus tradiciones que ha mejorado mucho en la conservación, la indicación y la accesibilidad y aprovechamiento de sus monumentos. vale la pena la visita detenida de su patrimonio que ha sido más conocido desde que se celebran las jornadas medievales tal vez más concurridas del territorio nacional. Toda la población se vuelca y es digna de elogio la actitud de sus habitantes para con su legado cultural.
Pero en todas partes hay horrores que hoy traemos como ejemplo de los esperpentos que a veces originan las poderosas compañías eléctricas, empresas de telecomunicación o entidades bancarias.
En la primera foto vemos parte de la muralla y la casa natal de San Alonso de Orozco, fundador de los agustinos recoletos y único santo de la comarca.
Una espeluznante torre llena de antenas y repetidores destroza la perspectiva no sólo de este edificio histórico sino de todo el perfil del precioso conjunto histórico de Oropesa, especialmente a los viajeros que discurren por la nacional V.
El otro petardo que traemos hoy es un ejemplo más de los destrozos que aluminios, vidrios, mármoles, y otros elementos disonantes con la arquitectura de nuestros pueblos, en los que son especialistas las entidades bancarias que, salvo honrosas excepciones, afean plaza< y calles principales.
Pero en este caso tiene el agravante de haberse construido detrás de los restos de la muralla que vemos en la fotografía.
Por último presentamos un ejemplo de la prepotencia e impunidad absoluta con las que las compañías eléctricas llenan de cables, repetidores y torretas metálicas nuestros pueblos sin que nadie les obligue a mantener un mínimo decoro en sus instalaciones para no atentar estéticamente contra el patrimonio.
Es famosa la anécdota que relata cómo en cierta ocasión en que pernoctaba en el parador el presidente francés Giscard D¨Estaign al ver un espeluznante edificio que rompía toda la vista del casco histórico de Oropesa, exclamó: ¡Quel horreur! Se remedió a medias aquel atentado contra el patrimonio y esperemos que los otros que aquí señalamos también vayan remediándose.
Otro de estos horrores era la inmensa escombrera que se estaba haciendo al noreste del casco antiguo y que también es muy visible desde la autovía, afeando la perspectiva, y en la que parece se ha detenido el vertido de escombros
INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL CALCOLITICO EN LA JARA
Miguel Méndez-Cabeza y Jesús Carrobles Santos
A don Fernando Jiménez de Gregorio, en homenaje particular con este artículo sobre los orígenes de La Jara, su tierra.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años y con motivo de la realización del Inventario Arqueológico de la provincia de Toledo, de la Excma. Diputación Provincial, se han localizado una serie de yacimientos en la zona de la Jara que ponen de manifiesto la existencia de un tipo de poblados que creemos son interesantes, al ser por ahora los asentamientos estables más antiguos conocidos en esta zona de la provincia y estar posiblemente asociados a la realidad funeraria megalítica que también está empezando a ser descubierta.
Nuestra intención es, a falta de excavaciones arqueológicas que aseguren las conclusiones que vamos a exponer, realizar un estudio de los datos existentes y presentar una hipótesis de trabajo sobre estos yacimientos representativos de una de las primeras fases de nuestra prehistoria.
I.-CATÁLOGO DE YACIMIENTOS Y MATERIALES
El Castrejón (Aldeanueva de San Bartolomé)
PATRON.-Poblado ubicado en la parte superior de un cerro que, de forma aislada, se destaca en el valle del Andilucha, sobre una zona en la que con algún relieve suave, predominan las llanuras con suelos no muy evolucionados, aunque lo suficiente como para permitir una agricultura de secano con ciertas garantías, al ser una Zona húmeda por la proximidad a alguna de las principales alturas de los Montes de Toledo. El asentamiento se ubica sobre una antigua vía de comunicación (Cañada Leonesa Oriental) que desde los pasos del Tajo por Azután y posteriormente por Puente del Arzobispo, se dirige hacia el sur a través del Puerto de San Vicente
ESTRUCTURAS.-Aislando la zona superior del cerro, se localiza un recinto amurallado caracterizado por un muro realizado por bloques de mediano y gran tamaño junto a piedras pequeñas, que aprovechando los afloramientos rocosos, rodean por completo la elevación, dando lugar a un recinto irregular formado en zonas por simple acumulación y sin cara vista. En el interior se documentan numerosas estructuras de hábitat realizadas con muros de mampostería trabadas con barro, pertenecientes a la última de las fases existente en este lugar.
MATERIALES.- (Fig. 2-22 a 25).Se han encontrado algunas cerámicas a mano, entre las que únicamente vamos a destacar una gran fuente de borde engrosado (Fig. 2-22), junto a algunos cuencos y fuentes de labio redondeado simple. También se localizó un fragmento de pesa de telar prismática con decoración de incisiones oblicuas (Fig. 2-23). En este yacimiento también aparecen numerosos restos de cerámicas a torno, no dibujadas ni tratadas en este artículo.
FASES.-Tras la descripción del material se pueden presumir dos fases distintas de población. Por un lado una primera calcolítica, en la que se realizaría el recinto amurallado y por otro, una segunda fase medieval a la que pertenecerían las estructuras de hábitat existentes y posiblemente algunos de los tramos del recinto amurallado.
Cabeza del Conde (La Estrella)
PATRON.- Poblado ubicado en la parte superior de un cerro de naturaleza granítica que en su parte superior presenta una amplia meseta, casi por completo aislada naturalmente, desde la que se domina visual y de forma efectiva el Valle del Uso que constituye la principal vía de comunicación de los Montes de Toledo al Valle del Tajo en la zona. El terreno próximo se caracteriza por los afloramientos rocosos que, salvo al norte, en el que a considerable desnivel existe una llanura de tierra bastante pobre, hacen imposible cualquier aprovechamiento agrario de la zona.
ESTRUCTURAS.-Como ya hemos dicho anteriormente, existe en lo más alto del cerro un recinto natural, formado por grandes piedras de granito que únicamente han debido complementarse en algunas zonas, en las que se aprecia un gran muro realizado con piedras de pequeño y mediano tamaño dispuestas en seco. Se trata sin duda de una fortificación, de la que no podemos precisar sus características, dado el derrumbe que cubre las zonas en las que aparece y la vegetación natural que impide conocer datos como el grosor, etc. En el interior del recinto se documentan distintas alturas aterrazadas en las que aparecen restos de estructuras de hábitat que aprovechan los afloramientos rocosos para protegerse de los agentes atmosféricos. Son muros de mampostería de escaso grosor, realizados con piedras de pequeño tamaño dispuestas en seco.
MATERIALES.- (Fig. 2-26 a 31). Se documentaron escasos materiales cerámicos, entre los que destacan algunas ollas de borde entrante, bien con el borde marcado (Fig. 2-26), apuntado (Fig. 2-27) o de tendencia recta (Fig. 2-31). También han aparecido algunos cuencos (Fig. 2-29, 30) y ollas de paredes verticales (Fig. 2-28). En lo referente a la industria lítica, aparecieron algunos restos de talla en sílex y fundamentalmente en cuarcita.
FASES DE OCUPACIÓN .- Según el material localizado, existen al menos dos fases de ocupación claramente distintas. En primer lugar, un poblamiento presumiblemente calcolítico, como luego veremos, al que hay que asociar los tramos conocidos del recinto amurallado y gran parte de las estructuras de hábitat citadas. En segundo lugar habría una segunda fase no bien definida cronológicamente y que, asociada a la cerámica a torno, habría que relacionar con alguna de las estructuras de hábitat más expuestas a la intemperie, que interpretamos como pertenecientes a pastores que a lo largo de los últimos siglos han aprovechado alguno de los resguardos naturales para construir sus cabañas, a veces sobre estructuras mucho más antiguas.3.
Alcaudete de la Jara II
PATRON.-Poblado ubicado en la parte superior de un cerro caracterizado por los afloramientos graníticos, que de nuevo conforman una meseta en la que se establece el asentamiento. El acceso se realiza únicamente desde el oeste, al ser el resto de los flancos fuertes barrancos que acaban en el cauce del Jébalo, en una Zona más interna que el que estudiaremos a continuación, pero desde donde también se ejerce un profundo control visual y de posibles rutas que desde la Jara Alta se dirigen al Valle del Tajo. El terreno cercano es quebrado en la Zona este y ondulado al oeste, con ciertos afloramientos graníticos que permiten, no obstante, la existencia de una agricultura necesariamente pobre por la naturaleza de la tierra, no existiendo ninguna zona de suelo aluvial cercana al yacimiento objeto de estudio.
ESTRUCTURAS.- Aislando la meseta citada, se documenta una curva de nivel bastante marcada identificable con el recinto amurallado, escasamente visible por la existencia de una gran vegetación, que en los escasos lugares en los que puede entreverse, parece estar realizado con piedras de pequeño y mediano tamaño dispuestas en seco que, aprovechando los afloramientos, cerca por completo el cerro, sin que se observen diferentes técnicas constructivas. En el interior existen diversos aterrazamientos que regularizan la superficie cercada, sin que se pueda asegurar la existencia de estructuras de hábitat visibles por la existencia, ya comentada, de una fuerte vegetación.
MATERIALES.- Por la vegetación que venimos citando, únicamente se recogieron algunos fragmentos de cerámicas a mano, atípicos, que no permiten realizar ningún tipo de valoración.
FASES DE OCUPACION.- Ante la escasez de materiales y estructuras documentadas, únicamente podemos presumir la existencia de una única fase de ocupación para este yacimiento, no descartando que posteriores hallazgos puedan hacer cambiar este panorama.
Alcaudete de la Jara I
PATRON.-Asentamiento ubicado en la parte superior de un Cerro, con numerosos afloramientos graníticos que forma una pequeña meseta en su parte superior. Presenta un fácil acceso desde el Este, al situarse al final de una serie de elevaciones y es difícil en el resto, al existir un gran desnivel con respecto al cauce del Jébalo, cuyo valle domina en gran medida, siendo la primera gran elevación que existe sobre este río desde su desembocadura en el Tajo. El terreno circundante es bastante quebrado, caracterizándose por los afloramientos graníticos, bancos de arena, producto de la descomposición de los anteriores y escasa existencia de tierras cultivables, que se localizan únicamente en un pequeño valle perteneciente al arroyo de las Alamedas que, por su humedad y buena calidad del suelo, permite la explotación agrícola intensiva del lugar.
ESTRUCTURAS.- En la meseta natural antes mencionada, se localiza la existencia de una serie de estructuras de defensa, pertenecientes presumiblemente a diversas fases, que aíslan esta Zona de los alrededores en los que en algunos puntos también aparecen materiales, sin que existan huellas de ningún tipo de estructuras. La muralla documentada presenta tres tramos perfectamente diferenciados: En su lado oeste y norte existe un lienzo realizado por simple acumulación de grandes piedras caballeras en los bordes de la meseta natural sin ningún tipo de talla, llenando posteriormente los huecos con piedras de regular tamaño que hacen inaccesibles estos flancos. En la esquina noreste y sobre todo a lo largo del lado este, protegiendo la zona más accesible, se localizó un muro realizado por bloques de piedra algo trabajados en su cara externa y con un grosor total cercano a 1,60 m. El interior del muro está realizado con piedras de pequeño tamaño dispuestas en seco, siendo escasos los lugares en los que es posible ver las características de la cara interna, que parece estar realizada con piedras algo mayores, pero en ningún caso del tamaño de las de la cara externa. En la Zona sur, salvo en la esquina suroeste donde aparecen los grandes bloques, aparece un lienzo de características similares al descrito anteriormente, con la única particularidad de presentar en su cara externa un mayor número de piedras regulares que en la zona central y para dar lugar a un pequeño portillo, llegan incluso a ser auténticos sillares algo irregulares. En el interior del recinto y aprovechando los afloramientos rocosos, también se ven restos de muros de mampostería que no permiten, no obstante, definir ninguna estructura completa.
MATERIALES.- (Fig. 3).El material cerámico se caracteriza por la presencia de algunos vasos de paredes rectas y bordes algo exvasados (Fig. 3-11, 2, 8, 10 y 13), alguno de los cuales presenta una orejeta bajo el borde. También han aparecido diversos cuencos (Fig. 3-5, 6 y 7), una gran fuente de labio algo apuntado (Fig. 3-4) y algunas formas carenadas (Fig. 3-11, 12 y 15). En lo referente a la industria lítica, destaca fundamentalmente la existencia de una gran cantidad de restos de talla y útiles en cuarcita de aspecto absolutamente arcaizante, con auténticos cantos trabajados, etc. En sílex únicamente han aparecido algunos restos de talla.
FASES DE OCUPACION.-A la vista de los materiales y estructuras documentadas, se puede ver claramente la existencia de dos fases de ocupación, una primera calcolítica en la que, aprovechando la meseta, se realizaría un recinto amurallado que no incluye a toda la población en el interior, ya que ésta parece ubicarse también en toda una amplia zona de los alrededores más cercanos. Con posterioridad y aprovechando las posibilidades estratégicas del lugar, en una fase indeterminada de la Edad Media, se poblaría de nuevo la zona, ahora únicamente en la meseta, reconstruyendo parte de los lienzos de muralla presumiblemente calcolíticos en el lado este o edificando casi completamente el lado sur, dando lugar a un castillete que debió de servir de punto de control de todo el valle del Jébalo.
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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