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EL TAJO NEOLÍTICO, DE LA SERIE RÍOS DE HISTORIA (3)

 

POBLANDO LA VEGA HACE 8000 AÑOS

Los primeros agricultores del valle del Tajo, el neolítico en nuestra comarca. Dentro de la serie Ríos de Historia

La vega de Talavera fue poblada desde la prehistoria por su fertilidad La vega de Talavera fue poblada desde la prehistoria por su fertilidad

El Padre Juan de Mariana, nuestro paisano y “padre de la Historia”, como le llamaba Pérez Galdós, escribe que Talavera “Está sentada en un valle de cuatro mil pasos de anchura… que cortan muchos ríos de amenísimas riberas, entre ellos el Tajo, célebre por sus arenas de oro, por su extenso cauce y por los muchísimos arroyos que le dan tributo. Besan hacia el norte las aguas de este río las firmes murallas de aquel antiguo municipio…”.

El Padre Tajo ha sido siempre el principal referente geográfico de Talavera. Primero el vado y más tarde el puente, además de la estratégica confluencia de cañadas y caminos, condicionaron sin duda el nacimiento y crecimiento de nuestra ciudad. Vamos a ver en esta serie de artículos hasta qué punto los ríos forman parte de nuestra historia y nuestra cultura.

Hace siete u ocho mil años, con un clima más suave tras el deshielo de los glaciares y el descenso de los ríos como nuestro Tajo, desaparecen algunas especies de grandes animales y de plantas, y nacen nuevas formas de explotación y de ocupación del territorio y de sus recursos.

Pequeña hacha pulimentada votiva

A nuestra comarca llegó tarde el neolítico, un periodo definido básicamente por el cambio producido en el sistema económico. Los clanes paleolíticos ambulantes cazaban o simplemente recolectaban, sin aportar nada a cambio ni modificar el medio. La domesticación de las plantas y de los animales supuso la posibilidad de obtener alimento con más facilidad, su almacenamiento para los períodos de carencia y la posibilidad de generar un excedente, que «revolucionó» a todos los niveles la sociedad pues dejó más tiempo para el ocio o la artesanía. El desarrollo de la cerámica proporcionó una mejora en la alimentación y la cocción, además de ser un testigo inestimable para la investigación además de utilizarse nuevas técnicas aplicadas a la piedra, el hueso y el asta. La cultura material del neolítico también nos dejó las hachas de piedra pulimentadas y aunque muchas de las halladas pertenecen a culturas posteriores de la edad del cobre o del bronce, son las mismas que en nuestros pueblos denominan “piedras de rayo”, por la creencia popular de que son rayos petrificados que quedan bajo tierra al caer.

Menhir del Guadyerbas, en término de Oropesa hoy desaparecido tras caer al suelo cuando fue excavada su base excavado Menhir del Guadyerbas, en término de Oropesa hoy desaparecido por sustracción tras caer al suelo cuando fue excavada su base. Tiene una serpiente grabada y se perciben en la foto las «cazoletas»

Así pues decíamos que el proceso de neolitización hasta llegar a nuestra tierra es lento y consecuencia de una irradiación desde los focos meridionales y atlánticos de la península ibérica hacia el interior aprovechando como vías de penetración los cursos de los ríos como el padre Tajo y sus afluentes,

Curiosamente en nuestra zona, las áreas de ocupación donde se han encontrado restos no son las mejores desde el punto de vista agrícola, sino que se instalan en zonas a veces intrincadas y no muy aptas para el cultivo, lo que nos inclina a pensar una preferencia por la actividad ganadera sobre la agricultura, una constante que seguiremos viendo en nuestra historia. Así sería la situación de las cuevas o abrigos en la confluencia del Ibor-Tajo y en zonas ribereñas de Calera en el reculaje de Azután o en las orillas del Tajo, donde el embate de las aguas del embalse de Valdecañas ha descubierto, en el interior de abrigos graníticos, algunas muestras escasas pero bastante significativas de cerámicas, industria lítica y pesas para las redes de pesca que se enmarcan dentro de las tipologías neolíticas tardías que conectarían a esta zona con el mundo del neolítico del occidente peninsular.

Restos de alimentos han aparecido en varios de estos yacimientos mencionados, tales como cebada, trigo, centeno, avena, leguminosas y frutos como castañas, bellotas y aceitunas silvestres. En cuanto a animales están representados el cerdo, oveja, cabra y vaca así como restos de productos de la caza y pesca.

Menhir llamado de Parrillas hoy desaparecido por sustracción. Dibujo del libro de Primitiva Bueno sobre el megalitismo extremeño

 

Grabado por piqueteado de un ciervo en la estación rupestre del Martinete junto al río Jébalo[

EL RÍO DE LOS PRIMEROS TALAVERANOS. DE LA SERIE «RÍOS DE HISTORIA» (1)

EL RÍO DE LOS PRIMEROS TALAVERANOS

Terrazas del Tajo en la Barranca de la Media Luna Terrazas del Tajo en la Barranca de la Media Luna

El Padre Juan de Mariana, nuestro paisano y “padre de la Historia”, como le llamaba Pérez Galdós, escribe que Talavera “Está sentada en un valle de cuatro mil pasos de anchura… que cortan muchos ríos de amenísimas riberas, entre ellos el Tajo, célebre por sus arenas de oro, por su extenso cauce y por los muchísimos arroyos que le dan tributo. Besan hacia el norte las aguas de este río las firmes murallas de aquel antiguo municipio…”

El Padre Tajo ha sido siempre el principal referente geográfico de Talavera. Primero el vado y más tarde el puente, además de la estratégica confluencia de cañadas y caminos, condicionaron sin duda el nacimiento y crecimiento de nuestra ciudad. Vamos a ver en esta serie de artículos hasta qué punto los ríos forman parte de nuestra historia y nuestra cultura.

UN POCO DE GEOLOGÍA DEL RÍO

Terrazas del Tajo cerca de Las vegas de Pueblanueva Terrazas del Tajo cerca de Las Vegas de Pueblanueva

El valle por el que discurre el Tajo se limita por las elevaciones y barrancas del Cerro Negro al sur y por la pequeña sierrecilla de El Berrocal, con las elevaciones de Mejorada y Segurilla, al norte.

Como su nombre indica, El Berrocal es un paisaje granítico que se corresponde en su geomorfología labrada hace dos mil ochocientos millones de años, con la era geológica conocida como precámbrico. Es continuación hacia el oeste de la Sierra de San Vicente y resulta de un sistema de fractura alpina relacionado geológicamente con Gredos.

Esta imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es 2.-BIFACES-PALEOLÍTICO-INFERIOR.jpg Útiles paleolíticos de las terrazas del Tajo

La mayor parte de las rocas graníticas que lo conforman han ido sufriendo el modelado de los agentes externos, como vientos, lluvia, cambios de temperatura, que han conseguido formar los típicos bolos, pilancones, taffonis y piedras caballeras, característicos del paisaje de las inmediaciones de La Portiña o de Santa Apolonia, Mejorada, El Casar o Gamonal.

Nos vamos ahora a la otra orilla del Tajo y damos un salto en el tiempo. Hace unos veinticinco millones de años, durante el final del Terciario, se formaron los rellenos sedimentarios de las fosas que habían originado los plegamientos alpinos, es decir se elevan las sierras graníticas de nuestro entorno y los valles formados se rellenan de sedimentos

Por entonces el clima es en nuestro ámbito árido-seco. Las lluvias son irregulares pero torrenciales y consiguen que desde los grandes macizos montañosos se arrastren sedimentos que quedarán depositados en las cuencas. Así se formaron las elevaciones del Cerro Negro, esos estratos de arcosas de hasta cien metros de altura que conforman las alturas que, al sur de Talavera, limitan el valle del Tajo. Esos sedimentos se modelaron después por la erosión de las corrientes de agua y formaron cárcavas y barrancos como los de El Águila, la Media Luna o el Cerro Negro.

Las arcosas y subarcosas que constituyen el material de estas elevaciones, en las que se ha excavado fácilmente el polvorín del Cerro Negro y sobre las que se ha trazado el magnífico circuito de motocross, son de color claro, amarillento o grisáceo y entre ellas se han encontrado ya algunas muestras de la fauna de finales del terciario, concretamente en el arroyo de Lientes, donde se han documentado huesos de roedores, tortugas y cocodrilos de esa época prehistórica.

Hace tres millones de años, en el periodo conocido como Villafranquiense, con clima seco y frío, se forman rampas suaves y colgadas hasta a doscientos metros de altura sobre los cauces fluviales actuales, se trata de las llanuras que en Talavera podemos contemplar si nos dirigimos hacia el sur por las carreteras de La Jara después de subir las barrancas antes aludidas y que conocemos con el nombre de rañas. Las arcillas de color rojo y las cuarcitas, esos característicos cantos más o menos rodados, son los materiales más característicos de estas rañas, muy habituales en el paisaje jareño.

Y nos venimos ahora hasta hace dos millones de años, cuando comienza la era cuaternaria. Durante ella se alternan periodos fríos con otros más suaves en los que se deshielan los glaciares, aumentando el caudal de los ríos. Podemos imaginar un enorme río Tajo al comienzo de los deshielos con una profundidad de cien metros a su paso por el actual territorio talaverano. Esos periodos sucesivos de inundación provocaron lo que se conoce con el nombre de terrazas fluviales formadas cuando el río bajaba de caudal, abandonaba el nivel anterior provocado por el deshielo y labraba un cauce nuevo a otro nivel inferior. Y así se formaron los once niveles o terrazas que han querido ver los geólogos, aunque las han resumido en cuatro:  la terraza de los 5-7 metros, la de los 15-20, la terraza de los 45-55 metros en la que ya aparecen restos de herramientas elaboradas por la mano del hombre en el paleolítico inferior, y por último la terraza de los 95-100 metros o más. Estas terrazas se localizan en ambas riberas pero se identifican con mayor claridad en la orilla del lado sur del río.

Recreación del despiece de un ElePhas Antiquus en el museíllo de los yacimientos arqueológicos de El Bercial Recreación del despiece de un Elephas Antiquus en el museíllo de los yacimientos arqueológicos de El Bercial, en Alcolea de Tajo

Los primeros tres o cinco metros actuales del cauce del Tajo se consideran como aluviales o formados por la hidrodinámica más reciente del río. Las gravas, cantos, arenas y limos arrastrados por la corriente son los materiales que constituyen estos estratos cuaternarios y que se aprovechan actualmente en las graveras talaveranas.

El hombre deja las primeras huellas de su existencia en las herramientas realizadas sobre esos cantos rodados que se han localizado en varios yacimientos de la zona. Con esas herramientas del ser humano también aparecen restos de grandes animales cuaternarios como el Bos Primigenium, o el Elephas Antiquus, enormes toros o elefantes que convivían con nuestros paisanos del paleolítico

21 FOTOS MÁS DE INUNDACIONES EN TALAVERA ( y 2)

El río Alberche desbordado en la presa de Cazalegas

Vamos a conocer otra serie de fotos de inundaciones en Talavera. En la entrada anterior vimos algunas fotos de inundaciones del Tajo y otras provocadas por el arroyo de La Portiña. Hoy comenzamos con esta de la presa del Alberche a punto de desbordarse en el embalse de Cazalegas.

Otras fotos son de la entrada este de Talavera, siempre inundada cuando las crecidas del Alberche llegaban a un Tajo con gran caudal e inundaban la entrada oriental de la ciudad desde el puente del Alberche hasta los jardines del Prado y la Alameda.

El Centro Regional de Salud Pública inundado con la Nacional V

CIMASA, comercial mecánico agrícola era un establecimiento que se inundaba con frecuencia en las crecidas del Tajo

Cimasa, «la ILTA» e INMONTA inundadas a la entrada de Talavera

CIMASA y la Nacional V inundadas

Entrada oriental de Talavera por la nacional V durante una inundación

El Tajo desbordado

El Tajo con enorme caudal por el puente Viejo

El Tajo desbordado con el tejar de Ruiz de Luna delante

El kiosko de Valerio y la Alameda inundados

Inundaciones en la plaza de la Trinidad a principios del siglo XX. Detalle

Otra serie de fotografías pertenecen a lugares y momentos en los que se inunda la parte occidental de Talavera por las crecidas del arroyo de la Portiña.

Rescates en la inundaciones de la Portiña en el Puente de la Villa

Quiosco de puente de la Villa y calle San Gines al fondo

Inundación de La Portiña por la calle del Carmen

Inundaciones de La Portiña

Inundaciones de La Portiña en la zona norte de Talavera

Inundaciones de La Portiña por la zona de la carretera de Cervera

Inundación de la Portiña

La carretera inundada por la Portiña de San Miguel

Inundación en la Portiña de San Miguel, puente de la Villa  y plaza de la Cruz Verde

Inundaciones de la Portiña

INUNDACIONES DEL TAJO y LA PORTIÑA (I)

INUNDACIONES DEL TAJO

Hay un dicho talaverano que nos enseña que:

Si el Alberche y el Tajo se amistan, ¡Talavera Dios te asista!

Y es que antes del infame trasvase Tajo -´Segura, nuestro río era un verdadero río con el régimen normal de crecidas y estiajes que hacía que el río más largo de España tuviera su régimen natural.

El dicho viene a confirmar lo que casi siempre ha sucedido, que cuando se simultaneabann la crecida del Tajo con grandes deshielos en Gredos que aumentan el caudal del Alberche, éste al llegar a la confluencia con el Tajo no puede desaguar y la corriente se dirigía por la antigua Nacional V hasta Talavera por el menor nivel del cordel paralelo a la misma y se inundaba toda la zona de entrada a nuestra ciudad. en torno al actual hotel Ébora

Telesforo con su barca en la zona de huertas a la entrada de Talavera
Telesforo con su barca en la zona de huertas a la entrada de Talavera

 

Telesforo con su barca junto a la gasolinera Edán
Telesforo con su barca junto a la gasolinera Edán

Inundación en la plaza de la Trinidad a principio de siglo. Se ve al fondo todavía en pie el convento trinitario
Inundación en la plaza de la Trinidad a principio de siglo. Se ve al fondo todavía en pie el convento trinitario

Las calles de Talavera inundadas a mediados del siglo pasado
Las calles de Talavera inundadas a mediados del siglo pasado

También el arroyo de La Portiña y otros afluentes menores llegaban a tener tal caudal que inundaban especialmente las zonas más bajas de la Portiña de San Miguel a la entrada de la calle San Ginés. De pequeño yo he visto correr como un río la calle de Santo Domingo impidiendo ir a los niños al colegio.

Confluencia de la calle San Ginés con la Portiña de San Miguel inundadas
Confluencia de la calle San Ginés con la Portiña de San Miguel inundadas

Rescate de unos vecinos en una inundación
Rescate de unos vecinos en una inundación

Rescate de vecinos junto al inicio de la calle san Ginés
Rescate de vecinos junto al inicio de la calle san Ginés

Presentamos hoy una primera serie de fotografías de inundaciones en Talavera de cuando nuestros ríos eran verdaderos ríos y no habían sido expoliados.

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO A SU PASO POR TALAVERA

 

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO

En el siglo XVI hay un hecho que debemos reseñar en primer lugar en la historia de nuestro río,

Y es el primer plan de navegación del mismo. Se debe al ingeniero Juan Bautista Antonelli, italiano para unos y rumano para otros, la propuesta y elaboración del primer proyecto de navegación del Tajo. Había trabajado anteriormente para Felipe II en diversas obras de fortificación y pensando tanto en el provecho que podría suponer para la corona la comunicación fluvial entre Madrid y Lisboa -las dos principales capitales de su imperio por la unión de los dos reinos por herencia- como en el interés estratégico de la navegación para el transporte de tropas ante los previsibles levantamientos de los portugueses, el rey Prudente apoyó con entusiasmo este primer intento de hacer navegable el río con mayor longitud de la península ibérica.

La empresa se desarrolló durante los años 1581 a 1588 y no ha quedado documentación alguna de los planos y proyectos propiamente dichos, aunque sí sabemos que su financiación siempre se vio aquejada de cierta precariedad económica. En el repartimiento destinado a obtener fondos entre las ciudades ribereñas correspondió a Talavera la cantidad de 170.000 maravedíes mientras que Toledo debía pagar 1.300.000. Los gastos para hacer navegable el tramo comprendido entre Talavera la Vieja y Toledo supusieron un total de 433.000 reales y se llevaron a cabo entre los años 1586 y 1588.

Entre las obras acometidas se sabe que se pagaron por rotura y acondicionamiento de las presas de Cabañuelas y El Tejar, cerca de Talavera, 1.156 y 13.305 reales respectivamente. Conocemos también que en Talavera se realizaron embarques por lo que es posible deducir la existencia de algún muelle aunque fuera sencillo en su construcción. Una estructura de obra hoy cubierta por el terraplén de la orilla, aguas abajo del puente viejo, pudo haber correspondido a ese embarcadero pero también pudo haber sido parte de los edificios de los molinos que se situaban aprovechando el primer ojo del puente.

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi

En carta a Felipe II describía así Antonelli su paso por nuestra comarca:

            Seguí mi camino y, pasado dos leguas encima de la dicha Puente ( del Arzobispo), hallé mejor tabla de río, y mejores orillas y mejor navegación hasta Talavera y Toledo; tanto que si no fuera los sotos que embarazaban la girga con estas crecientes que cubrían las presas, era tan buena la navegación como la del Po; y por la benignidad del cielo y fertilidad de la tierra, paréceme que se puede hacer otra Lombardía, aderezándose la navegación para de invierno y verano, como se puede con cuya comodidad y despacho, convidará a plantar viñas, olivares y frutales, y se llevarán aquí, a Madrid, y a una parte y a otra, harto barato, y será de mucho provecho y comodidad, Talavera y todos los pueblos comarcanos a Tajo…

           

Azután con su desparecida torre musulmana y los molinos

Condiciones y Obstáculos para la navegabilidad

Para que una corriente sea navegable en primer lugar es preciso que tenga una anchura suficiente de cauce, cuestión que en el Tajo no suele ser problemática.

La segunda condición es que la dirección de la corriente no sufra cambios bruscos de velocidad como los producidos por los remolinos que aparecen en los planes de navegación como “regolfos” y  “ollas”, aunque esta última palabra tiene más bien un sentido de poza o zona de aguas profundas. Estos obstáculos podían salvarse mediante canales realizados de piedra o de empalizadas y señalados en algunos mapas como “carreras” Uno de ellos es señalado en las inmediaciones de los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya como “Carrera del Rey” en un proyecto posterior.

Los islotes deben también tenerse en cuenta por las maniobras bruscas que pueden obligar a realizar a las embarcaciones. Además deben reflejarse los afluentes que en sus desembocaduras llegan causar dificultades para los navíos debido a los remolinos, los cambios repentinos de dirección de la corriente y los bancos de arena que suelen originar.

En los planes de navegación se señalan los obstáculos como las chorreras de éste

En tercer lugar debía haber una profundidad o calado suficiente que variaba con el plan de navegación por el tipo de embarcación a utilizar en su época pero, en general, se consideraba necesario que no fuera menor de medio metro. Los obstáculos aparecen en los planos como bajos de arena, cascajares o riberas bajas e islas de cantos rodados o grava. También se detallan los fondos rocosos y los peñascos que emerjan de las aguas o se encuentren a baja profundidad.

Las presas son obstáculos que deben salvarse mediante la rotura de las mismas o con la construcción de esclusas y compuertas. Este segundo sistema mantendría el nivel de las aguas para así reducir los perjuicios de molineros y otros usuarios ribereños mientras que, al mismo tiempo, elevaría los niveles de la corriente aguas arriba facilitando la navegación.

Otra condición necesaria para la navegación es que la velocidad no exceda de determinados límites. Es lo que se señala en los planos como “rápidos”, que si se acompañan de fondos pedregosos y superficiales aparecen como “chorreras” o cuando la velocidad es muy elevada como “chorreras furiosas”. Entre la desembocadura del Jébalo y el Puente del Conde, bajo el embalse de Valdecañas, aparecen numerosas zonas de rápidos y chorreras furiosas que se intentaron eludir por Carducci como luego veremos con la excavación de un canal.

Puerta del Río y Molinos del primer ojo del puente

Para el estudio de todas estas condiciones de navegabilidad era necesario que en los planos se vieran reflejados las distancias, la anchura del cauce, los fondos verificados mediante sondeos, los márgenes, las chorreras, las pendientes y los afluentes.

La navegación contra corriente plantea el problema de la tracción necesaria, sobre todo en tramos de corriente rápida y en el paso de presas y esclusas. Los primeros caminos de sirga se abrieron en época de Antonelli y en las obras realizadas con motivo de los planes de navegación del siglo XIX para que por ellos, mediante tracción humana o animal, se “halara” a los barcos río arriba. Estos caminos eran muy costosos debido a lo escarpado de las orillas de nuestro río y a causa de esto se añadían a veces a su pavimento pequeñas lanchas de piedra o pizarra clavadas transversalmente para que sirvieran de punto de apoyo a los hombre o animales que tiraban de la embarcación. En otras ocasiones se colocaban anillas que facilitaran el efecto de polea del sistema de tracción  utilizado.

El Tajo está en todo su segundo tramo muy despoblado en sus orillas. No tiene pueblos ribereños, ni posadas ni refugios que sirvan para realizar paradas de reparación o avituallamiento y por ello en algunos proyectos se contemplaba la edificación de ventas y mesones. También debían construirse embarcaderos que dieran servicio a las comarcas ribereñas además de acondicionarse los caminos de acceso a las orillas que casi siempre se encontraban en mal estado para la circulación de carretas debido, sobre todo, a las grandes pendientes de las riberas del Tajo.

Los molinosde Abajo en Talavera y otros muchos con sus presas fueron obstáculo para la navegación

A todos estos obstáculos se unía la resistencia de los dueños de presas y artificios a las expropiaciones y roturas,  más teniendo en cuenta que en muchas ocasiones la propiedad de molinos o batanes estaba en mano de poderosas e influyentes instituciones religiosas o de señoríos laicos.

En la época de Felipe II descendieron desde Toledo y sobre todo desde Alcántara algunas barcazas con tropas, pertrechos de guerra y productos necesarios para el mantenimiento de esas fuerzas como eran principalmente las cargas de trigo. También bajaron algunas embarcaciones con hasta ciento diez forzados a galeras.

Múltiples fueron los problemas y deficiencias estructurales y presupuestarias que impidieron el que, al menos en el tramo bajo de su recorrido, se mantuviera como una realidad rentable la navegación del Tajo. Entre otros habría que citar la falta de marineros con experiencia en una navegación fluvial, no exenta por otra parte de obstáculos. Sabemos que cuatro de los marineros de una de las expediciones eran originarios del ribereño pueblo de Serradilla y conocemos un naufragio en Garrovillas, un choque contra el puente de Talavera y algunos embarrancamientos como ejemplos de los frecuentes accidentes acaecidos. A esto se añadía la ausencia de pueblos y caseríos en las escarpadas y muchas veces mal comunicadas orillas del río, dificultándose así la reparación y el servicio de las embarcaciones y de sus viajeros y tripulantes. Otras vías alternativas de comunicación ofrecían más rapidez y seguridad, sobre todo durante el pasado siglo. El contrabando era un fenómeno crónico en la zona que competía en desigual superioridad con tan dificultosa navegación. Los intereses de propietarios y molineros que restauraban las presas en cuanto disminuía el tráfico se unía a la precariedad financiera crónica de todos los proyectos y a hechos bélicos contemporáneos con las iniciativas de navegación fluvial como fue, por ejemplo, la financiación de la Armada Invencible en tiempos del proyecto de Antonelli.

En otros capítulos me referiré a otros planes de navegación posteriores.

MOLINOS DEL TAJO EN VALDEVERDEJA Y TORRICO

MOLINOS DEL TAJO EN VALDEVERDEJA Y TORRICO

Aceñas del Conde En El Torrico

Seguimos aguas abajo y el siguiente complejo molinero que encontramos es el de las aceñas del Conde ( fig. 33 ). Conserva, sobre el pasillo que da acceso a las compuertas, el blasón granítico de los señores de Oropesa. El edificio está relativamente bien conservado pero se perciben en sus muros varias reformas y añadidos que a lo largo de los siglos han ido modificando el aspecto exterior de estos molinos. En esquema se diferencian cuatro partes. La primera y la que más se adentra en el río es la más antigua, la que albergaba las viejas aceñas de rueda vertical. El plural de la denominación se basa en la existencia de dos ruedas verticales. La más interior apoyaba su eje por un lado en un edificio con tajamar macizo y por el extremo exterior se apoyaba en una segunda construcción abovedada similar a la de Calatravilla donde se perciben dos huecos en el piso, uno anterior y otro posterior, que alojaron los dos pares de muelas. La piedra que se situaba río abajo, habría apoyado su eje sobre el tercer cuerpo del complejo molinero, hoy modificado por haberse dispuesto para el alojamiento de varios molinos de regolfo, aunque todavía puede observarse sobre el muro el orificio donde giraba el eje y lo que parece una huella de rozamiento de la rueda. También resulta todavía visible el canal y la compuerta que regulaba el caudal (Foto 22).

En ese tercer cuerpo del edificio se albergaban seis cubas de regolfo en sus respectivos cárcavos con las que se movilizaban seis piedras que se encuentran en una sala común. Desde ella se llega a una puerta de acceso a una pasarela de servicio para las compuertas y a una escalerilla de subida al techo abovedado. Otra pasarela de acceso exterior daba  paso a las cubas de los regolfos.

Por último, el edificio de todo el conjunto más cercano a la orilla es un molino de invierno o de creciente que funcionaba cuando se inundaban el resto de las piedras. Cuenta con tres cubas que desembocan en un sólo cárcavo de salida sobre el que se accedía al molino. Por delante de estas cubas hay una dependencia cubierta donde probablemente se colocaba la cernedora, ya que un orificio en el muro del molino muestra la marca del roce de la correa que era movilizada por el eje del último regolfo del edificio principal. Sobre la bóveda, un pequeño depósito de obra parece que servía para humedecer o airear el trigo si era necesario para una mejor molienda.

Este importante conjunto molinero se completa con otros edificios como la vivienda del molinero, que ya aparece en el proyecto de navegación de Carducci del siglo XVII situada en el mismo lugar elevado que en la actualidad, unas cochineras de gran capacidad y otras dependencias de habitación, almacenaje y cuadras.

Molino de verano de Los Rebollos

Una red de caminos y senderos une todos los grandes molinos de este tramo del Tajo entre los que se encuentra río abajo el ejemplar siguiente, el molino de los Rebollos (fig. 41). Es también un ejemplar magnífico y de gran antigüedad. Está construido en mampostería de granito empleado incluso en las bóvedas, que presentan un peculiar aspecto cubiertas de lanchones de piedra. Ocho pares de  muelas trabajaban en su interior y en la séptima todavía se conserva el orificio de un rodete accesorio que habría movido la maquinaria auxiliar. La sala del molino cuenta con una chimenea curiosamente adaptada al sistema de arcos y bóvedas de su estructura.

Molinos de verano o creciente de Los Rebollos

También están dotados estos molinos de dos piedras de creciente que se alojan en un edificio exento de más reciente construcción (Foto 23). Una balsa previa está construida por la elevación de un muro junto a la orilla que tiene dos compuertas para represar y conducir el agua hacia los dos regolfos que actuaban como molinos de invierno. En otro nivel todavía más elevado se localizan las viviendas y las cuadras a las que se accede por un sistema de empinadas rampas ( Foto 24). En los planos de navegación aparece como molinos perdidos “del Conde de Oropesa” en 1641 y como  “molino de Bravo” en 1820.

Molino de losCapitanes en Valdeverdeja

El siguiente artificio es conocido como molino de Los Capitanes      (fig. 42). Es otro ejemplo de gran molino de regolfo abovedado, edificado con sólida factura y que cuenta con cinco cárcavos donde el agua accionaba cinco piedras. En su arquitectura tiene la peculiaridad de tener como acceso un gran zaguán cubierto y previo a la sala  del molino que pudo haber servido como cuadra o cocinilla de “espera” para los clientes. El molinero o los dueños tenían una gran vivienda cercana con dos plantas pero no estaba dotado de molino de invierno para las épocas de crecidas. En 1641 figuran en el plano de Carduchi como molinos de Meneses, familia noble de Talavera, pero ya no aparecen corrientes en 1820. (Foto 25)

Molino Nuevo de Valdeverdeja

Trescientos metros más abajo se sitúa el molino Nuevo (fig. 43) que sí contaba con dos piedras de creciente en un edificio anejo al principal. Se accedía desde la orilla en caso de inundaciones por una pasarela de madera bajo la que discurría el agua. Resulta muy peculiar en su estructura el hecho de que “una” canal lateral movilizaba un rodete que a su vez accionaba mediante correas toda la maquinaria auxiliar. Es éste por tanto un caso de molino de transición con las fábricas de harina hidráulicas. En la parte del edificio situada río adentro se puede ver un canal entre dos espigones que parece haber servido para la instalación de cañales de pesca. Como los demás molinos del Tajo, cuenta con largos espigones que reconducían el agua de los socaces y en el techo tiene las chimeneas y respiraderos que evitan el estallido de las bóvedas en caso de inundaciones, especialmente frecuentes en este trayecto muy encañonado del río (Foto 26).

Sobre las ruinas del molino de los Sacristanes ( fig. 22) se edificó una central eléctrica que daba luz a Valdeverdeja y Valdelacasa, pero los escasos restos todavía existentes nos muestran las ruinas de lo que fue una aceña que, como las del Conde o las de Calatravilla tiene la típica planta en dos niveles para alojar en el inferior el engranaje de linterna. En este caso se observan además los huecos del muro donde se introducían las vigas que sostenían el entarimado de las piedras. Fue molino dotado tradicionalmente de una barca en el reculaje de su presa.

Este molino tiene un gemelo en la orilla cacereña sobre la que también se situaban los molinos de Espejel, en lo que antes fue antigua Tierra de Talavera. Estos últimos molinos se encuentran sumergidos por el embalse de Valdecañas, pertenecieron al monasterio de Guadalupe y se conocen desde el siglo XIV. También tenían barca.

Tampoco he podido estudiar el último molino sobre el Tajo en la provincia de Toledo por encontrarse inundado por el embalse de Valdecañas. Se trata del molino del Barquillo pero por las informaciones de los lugareños se encuadra en la misma tipología que los anteriores.

Toda la molinería del Tajo en su trayecto más occidental de la provincia, sirvió también a la parte de la Jara hoy extremeña y constituyó un importante sector económico para Valdeverdeja que no olvidemos llegó a contar en su término de tierras poco feraces con cerca de seis mil habitantes.

EL TAJO DEL SIGLO DE ORO

EL TAJO DEL SIGLO DE ORO

Nuevo capítulo de «Ríos de Historia en el que conoceremos el Tajo en el siglo XVII a través del Plan de navegación de Carduchi y los planos dol archivo municipal de Toledo. Describimos así el Tajo que cantaron Cervantes o Garcilaso.

En esta centuria se acomete un nuevo plan de navegación del Tajo que nos ofrece numerosos datos sobre el río en su recorrido por nuestra comarca. Se trata del Proyecto de Carducci y Martelli y es, después del de Antonelli, el siguiente intento de hacer navegable nuestro río. Se acomete durante el reinado de Felipe IV que, a propuesta de don Luis Bravo de Acuña, solicita a su tía doña Isabel

Talavera representada en el plan de navegación del Tajo de Carduchi
Talavera representada en el plan de navegación del Tajo de Carduchi

que envíe desde Flandes dos ingenieros para que estudien la viabilidad del proyecto. Los ingenieros Luis Carducci y Julio Martelli inician el reconocimiento del curso fluvial en compañía del licenciado Eugenio Salcedo el 24 de Febrero de 1641.  Durante el recorrido se levantan los primeros planos de uno de los proyectos de navegación del Tajo que conocemos. En el Archivo Municipal de Toledo se conserva uno de esos planos dibujado a color y en perspectiva caballera. La planta de estos mismos planos ha llegado hasta nosotros en copia datada en 1859 y trasladada del original que se había hallado en el archivo del  Conde de Cifuentes y que se acompaña de los planos de otros dos proyectos.

La separación definitiva de Portugal de la corona española restó interés al proyecto que perdía así su aspecto estratégico. Por otra parte, la iniciativa coincidió con varios conflictos bélicos interiores y fuera de la península que, unidos a la crisis económica y a la crónica falta de fondos, consiguieron que en este caso ni siquiera llegaran a comenzarse las obras.

Azután con su torre representada en el plan de carduchi
Azután con su torre representada en el plan de carduchi

En el reconocimiento desde Toledo hasta Alcántara se  tardaron dieciocho días de los que cuatro se emplearon en desencallar un barco y en varias paradas de mantenimiento. Hallaron ochenta y seis presas de las que cuarenta y ocho servían a molinos, aceñas y canales mientras que otras treinta y ocho estaban perdidas. Cuarenta y dos canales y chorreras dificultaban también el paso.

En los mapas de este plan de navegación se expresan  las distancias aproximadas entre los obstáculos en leguas con tres decimales. Si la presa sirve figura como Corriente y si se halla en desuso o derruida se señala con la frase “ No corre”. Se reseña además si el azud corresponde a molino, batán (Máquina que consta de unos mazos de madera muy gruesos que mueve una rueda con la violencia y corriente del agua, los cuales suben y bajan alternadamente y con los golpes que dan al tiempo de caer aprietan los paños y muelen las pieles y hacen el efecto que se necesita para tales obrajes, según el Diccionario de Autoridades), aceña (molino hidráulico de rueda vertical ), lavadero (Se refiere generalmente a a los lavaderos ribereños de lana), cañal (cañal es el “cerco de cañas que se hace en las presas de los ríos o en otros parajes angostos de ellos para pescar truchas y otros peces” según el Diccionario de Autoridades) o tejar (pues los grandes tejares necesitaban de agua abundante para amasar el barro de tejas y ladrillos ). En ocasiones, aparece el nombre del propietario de los artificios y también figuran las barcas y otros obstáculos como bajos de arena, chorreras, raudales y ollas o remolinos. Se reflejan de un modo esquemático los puentes, las poblaciones, ventas, casas de los molineros e incluso algunas granjas y ermitas.

Azuda de riego con sus ruedas y canales en el plan de Carcduchi
Azuda de riego con sus ruedas y canales en el plan de Carcduchi

Según Ildefonso Fernández se hicieron nuevas tentativas durante el reinado de Carlos II e incluso se proyectó llevar la navegación con canales desde Aranjuez hasta Madrid y Alcalá de Henares.

Consideraremos como inicio del recorrido por la comarca de Talavera el pueblo de Malpica cabeza del señorío de Valdepusa que hasta el siglo XIV formó parte de las Tierras de Talavera.

En el proyecto de Carduchi aparecen los molinos de Corralejo pero “no sirven” en ese tiempo, la crisis del XVII también se dejó notar en la molinería y son varias las paradas del Tajo que dejaron de funcionar durante ese siglo. Los molinos de Corralejo tienen la peculiaridad de servirse de un brazo del río para mover sus ruedas (fig. 4).

Sí están corrientes y molientes, sin embargo, los molinos del Conde de Oropesa en Cebolla, hoy casi irreconocibles por la construcción de una central eléctrica, y que también sirvieron como batanes. Aparece el edificio molinero con una pasadera de madera para acceder a él desde la orilla, muy frecuente disposición en las aceñas de rueda vertical que debían introducirse en el cauce para afrontar mejor las subidas y bajadas de caudal que dificultaban su funcionamiento por defecto o exceso de hundimiento de las palas en la corriente.

Puente del Arzobispo en el plan de navegación de Carduchi
Puente del Arzobispo en el plan de navegación de Carduchi

Aparecen luego unos “bajos” que se intentan salvar con una “empalizada que se ha de hacer” para aumentar el caudal en uno de los brazos del río (fig. 5). La presa de Montearagón podría corresponderse con la de los antiguos molinos de Merillos de los que actualmente no quedan restos. La desembocadura del Alberche da paso a una zona todavía hoy llena de bajos en la balsa que deja río arriba de su muro la presa de Palomarejos.

En Talavera se dibuja esquemáticamente la ciudad amurallada y los molinos de Arriba en el puente Viejo. No se representan los molinos del primer ojo del puente, tal vez porque no sirvieran en esa época. Los molinos de Abajo se señalan como pertenecientes al monasterio jerónimo de Santa Catalina con la misma presa quebrada que en la actualidad lleva el agua a la central eléctrica. También se dibuja la pasarela típica de las aceñas y otra parada molinera en la orilla opuesta de la que hoy quedan algunos restos de sus dos edificios con dos cubas de molino de regolfo en uno de ellos (fig. 6 ).

Las aceñas del Conde de Oropesa en témino de Torrico
Las aceñas del Conde de Oropesa en témino de Torrico

Nuevos “bajos” y llegando a Las Herencias aparece la granja jerónima de Pompajuela. El pueblo aparece esquematizado y se señala más abajo una “angostura” en el cauce que hoy está oculta por el reculaje del embalse de Azután. Los molinos de Silos presentan una parada en cada orilla. Un canal de Silos y un “cañar de Abana desvaratado” nos sugieren la actividad pesquera en esa zona todavía hoy rica en ictiofauna. También aparece otra “presa inservible de Socalata” y antes de ella dos chorreras desde donde parte la obra más quimérica de este proyecto, un canal que partiendo de aquí evitaría los rápidos furiosos del Tajo situados entre este paraje y la desembocadura del Tiétar. Se trataba de unir el río mediante una “cortadura que será de legua y media” con el arroyo de Alcañizo para a continuación volver al Tajo bajando el Tiétar. Imaginarnos a las barcazas atravesando las llanuras del Campo Arañuelo después de la realización de unas obras comparables con las de un canal transoceánico, no deja de ser un sueño para los medios con que contaba la ingeniería en el siglo XVII (fig. 7).

Aguas abajo de Silos encontramos los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya y a continuación una “carrera del Rey”. Como hemos visto estas carreras eran obras de semicanalización realizadas para hacer navegable el río y podemos deducir que ésta sería una de las construidas por Antonelli bajo los auspicios del rey Felipe II. Hoy también se oculta bajo las aguas del embalse de Azután como los molinos de Ciscarros y la central eléctrica que se construyó aprovechando su azud[1].

Chorreras y presas arruinadas dan paso a los corrientes molinos de Azután propiedad de las monjas de San Clemente de Toledo señoras del pueblo. En el proyecto del Archivo Municipal de Toledo se dibuja todavía en pie la torre musulmana “del Sultán” que dio origen al nombre de Azután (fig. 2).

El puente construido por el arzobispo Tenorio se puede ver aún con sus dos torres y a continuación los molinos fundados también por él para la financiación del Hospital que daba en la Villafranca servicio a los peregrinos que se dirigían a Guadalupe.

La presa de Calatravilla se encuentra frente a la ciudad de Castros y por delante de los tajamares de su puente que no dibuja Carducci. Sirvió este azud a los molinos que llevan su mismo nombre y que pertenecieron a esa orden. Hoy pueden verse los restos de su edificio típico de aceña de rueda vertical con una pasarela de acceso de mampostería.

Las siguientes aceñas son las del Conde de Oropesa, cuyo edificio permanece hoy en pie con el blasón de la casa de los Álvarez de Toledo junto a las compuertas. Otros molinos también propiedad del Conde de Oropesa, o molinos del Barbo se corresponden con los actuales molinos de Los Rebollos. El molino de Meneses se identifica como la construcción que actualmente se denomina molino de los Capitanes y que se encuentra en término de Valdeverdeja.

El siguiente artificio es el de los Sacristanes que figura en el plano como “de Ramos” y que tiene parada en ambas orillas. Sobre la de la derecha se sitúan hoy los restos de la pequeña central eléctrica  que daba energía a Valdeverdeja y Valdelacasa y que permanece gran parte del año anegada por las aguas del embalse de Valdecañas.

Cerca de la chorrera de Pizarroso desemboca el río del mismo nombre que no se dibuja en el plano y a continuación, junto al castillo,  están los molinos de Espejel que pertenecieron al monasterio de Guadalupe. Cerca de la finca de Bercenuño molía el molino del Barquillo, último artificio antes de llegar a los pilares del Puente del Conde, situado bajo el castillo de Alija que tampoco dibuja (fig. 8 ).

[1] Presa generalmente oblicua a la corriente que desvía el agua para utilizarla en el riego o para mover molinos y otros artificios.

LOS MOLINOS DEL TAJO EN TIEMPOS DE FELIPE II

LOS MOLINOS DEL TAJO EN TIEMPOS DE FELIPE II

Molinos de Silos en fotografía de ARDEIDAS cuando bajó el embalse de azután hace unos años
Molinos de Silos en fotografía de ARDEIDAS cuando bajó el embalse de azután hace unos años

En este capítulo de de la serie «Ríos de Historia» quqemos apuntar algunos datos sobre molinos en tiempos de Felipe II, aunque dedicaremos un artículo más extenso a los grandes molinos y aceñas del Tajo.

Si consideramos la comarca de talavera desde la desembocadura del río Cedena constatamos que los primeros grandes molinos son del señor de Malpica, son  los molinos de Corralejo, que le rentan novecientas fanegas de trigo al año. Los molinos que se sitúan a continuación en el cauce son los de Cebolla, que pertenecían entonces al Conde de Oropesa.

El siguiente molino, del que tampoco quedan apenas restos es el de Merillos o Mirillos donde iban a moler desde Cazalegas. En las relaciones de Pueblanueva s nos dan algunas noticias de interés como que los molinos de Merillos son de don Luis de Loaysa, noble talaverano que en las relaciones de Villanueva del Horcajo nos informan de que era señor de la “villa de Guerta”  (Huerta de Valdecarábanos). En la relación de Talavera aparece que rentan 400 ducados al al año.

Molinos del primer ojo del puente Viejo en el dibujo del siglo XVI de Van der Wingaerde
Molinos del primer ojo del puente Viejo en el dibujo del siglo XVI de Van der Wingaerde

De los molinos de Talavera ya hemos hablado pero las relaciones de Felipe II nos aportan los datos siguientes: Los molinos del Puente son de la villa y dan una rentabilidad de mil fanegas de trigo anuales. Suponemos que hablan de los del primer ojo del puente que pertenecían al concejo pero los otros situados en medio del puente no parecen moler en la época. También se nombran los molinos de abajo, pertenecientes a los Jerónimos y se arriendan por otras mil fanegas de trigo.

En las relaciones de El Casar se nos informa de que los molinos de Cabañuelas cercanos a Talavera y de que eran propiedad de los jerónimos de Talavera y las monjas de San Clemente de Toledo. En las relaciones de Talavera nos informan de que pertenecen también a las monjas de la Madre de Dios de Talavera, algunos particulares y de las monjas de Torrijos. Se arrendaban por mil maravedís y de ellos solamente nos quedan algunas ruinas cubiertas de vegetación cercanas a la finca del mismo nombre.

Entrada del agua a los regolfos en el llamado molino Nuevo de Valdeverdeja
Entrada del agua a los regolfos en el llamado molino Nuevo de Valdeverdeja

La siguiente estación molinera es la de los molinos de Silos en el paraje del mismo nombre cerca de Calera  en cuyo despoblado de Cobisa  se nos informa de que los molinos de Silos son del Conde de Oropesa o según se informa en las relaciones de Talavera, de la condesa de Deleitosa, de la misma familia y tienen dos piedras a cada lado del río. Se arriendan en cuatrocientos ducados.

En Belvís  van a moler a los molinos de Silos del Tajo cuando se seca el Jébalo  y también en Alcaudete van a moler a las aceñas del Tajo cuando se seca el Jébalo. Frente a Aldeanueva de Barbarroya, el Monasterio de El Bercial el propietario de las aceñas o molinos del Tajo que, por estar a media legua del pueblo, deben corresponderse con los de Ciscarros. La siguiente estación molinera es la de Azután, propiedad de las monjas de San Clemente de Toledo.

Interior del molino de los Capitanes en Valdeverdeja donde se ven algunas de sus piedras de moler
Interior del molino de los Capitanes en Valdeverdeja donde se ven algunas de sus piedras de moler

También podemos saber por las relaciones de Talavera que los molinos de Espejel en las riberas de Valdelacasa pertenecía a los frailes de Guadalupe y rentaban cuatrocientos ducados.

Los potentes molinos de Puente del Arzobispo financiaban el Hospital de la villa de Puente, del que eran propiedad. También hay una azuda arruinada llamada de Calatravilla que servía a otros molinos que hoy día mantienen en pie el edificio frente a la fortaleza de Castros. Aguas abajo se nos dice que hay otros molinos propiedad de un tal Oliva, que se podrían corresponder con el actual molino de los Rebollos o las llamadas aceñas del Conde.

EL TAJO MEDIEVAL Y SUS AFLUENTES

EL TAJO MEDIEVAL Y SUS AFLUENTES

En este capítulo de «Ríos de historia» comentamos la repoblación medieval de nuestro territorio a través de los afluentes del Tajo, con sus torres de observación

Castillo de Malpica, residencia medieval del señor de Valdepusa
Castillo de Malpica, residencia medieval del señor de Valdepusa

Ya hemos visto cómo Talavera es reconquistada y baja la frontera con los musulmanes hasta el Guadiana, quedando entre su corriente y el Tajo un extenso territorio, La Jara, que habrá de ser repoblado desde Talavera bajo la autoridad de su concejo. El viejo puente romano es restaurado una y mil veces, y una y mil veces es derribado por la fuerza de las aguas, pero su existencia es fundamental para la comunicación de nuestra villa con su alfoz, para todo el trasiego de gentes de Castilla y de otros reinos hispanos e incluso de francos que se vienen a mezclar con los mozárabes que permanecieron, los judíos o los moriscos que poblarían no solo la ciudad madre sino también los valles de los afluentes y los arroyos.

Ruinas del castillo de Santisteban junto al río Pusa
Ruinas del castillo de Santisteban junto al río Pusa

Por el Pusa, río de “posadas” de colmenas van ascendiendo los nuevos pobladores y dejan la toponimia marcada por su presencia como en la Venta de Mozárabes cerca de su orilla. O el castillo de Santisteban, del que apenas quedan los restos de cal y canto de su torre. Y desde Malpica irán ascendiendo las gentes y fundarán San Martín en torno a un “Pozuelo” a las orillas de uno de sus arroyos, donde quedan todavía restos de una torrecilla en el entorno del que luego será palacio de los señores de Valdepusa, territorio éste que será enajenado a la villa de Talavera para ser donado por el rey a don Diego Gómez en el siglo XIV. Los señores de Valdepusa construirán su castillo desde donde se fomentará la repoblación del señorío. Santa Ana también junto al mismo río y Navalmoral de Pusa que en el mismo arroyo que San Martín, aguas arriba, unirá luego su caserío a Navalmoral de Toledo, formando siglos después Los Navalmorales con los dos pueblos hermanos separados sólo por el arroyo. Siempre la linde del agua. Y ya fuera de Valdepusa seguirán los colmeneros y cabreros poblando el valle del Pusa hasta Navalucillos de Talavera, que también se unirá con su vecino Navalucillos de Toledo, solo separado por la calle “de la raya”.

Los primeros núcleos de población a las orillas del río Sangrera nacieron en torno a Torrecilla de la Jara en cuya zona ya se conocían numerosos yacimientos romanos y visigodos. En este mismo valle nacerán Las Abiertas y luego San Bartolomé, además de Espinoso y Pueblanueva, la última población en ser fundada como su propio nombre indica.

Casi en el mismo nacimiento del río Jébalo, justo en la divisoria entre el Tajo y el Guadiana, se encuentra la iglesia de Piedraescrita en cuyo ábside se haya pintado un pantocrátor románico- mudéjar, la muestra más sureña de este estilo artístico, ya que a partir nuestra zona no dio tiempo a que la reconquista cristiana instaurara este estilo pues ya comenzaba a difundirse el gótico cuando se repoblaba La Jara. Ya en el Jébalo, bajo es Alcaudete una de las primeras poblaciones repobladas desde antiguos asentamientos musulmanes que crecieron en torno a una torre o fortificación luego reformada, que es la torre de la casa parroquial que se encuentra entre la iglesia y el río. Jébalo abajo una de las primeras propiedades medievales que aparecen en los documentos es la dehesa de Castellanos en cuyo entorno se encuentra otra torre medieval que da nombre a la finca La Torre. Justo en la desembocadura del Jébalo en el Tajo, una isla que queda sin sumergirse por el reculaje del embalse de Azután y que aloja otro yacimiento medieval.

En la cabecera del valle del Uso los repobladores son gentes cristianas, mozárabes de Sevilla y Córdoba, que fundan respectivamente Sevilleja y Cordobilla (núcleo hoy despoblado y en las proximidades de la actual Gargantilla). Vienen a Talavera con su obispo Clemente tras las persecuciones de los almohades y piden al concejo tierras talaveranas en las que asentarse. En la Cabeza del Conde junto al Uso en el término de La Estrella también se hallan restos medievales.

Torre medieval de observación en Navalmoralejo
Torre medieval de observación en Navalmoralejo

En el valle del Andilucha se levanta aguas debajo de Navalmoralejo otra torre de observación medieval, como la de Torlamora cerca del Pedroso, como la de la Oliva y la de Garvín ya más próximas al Tajo.

Al norte de Talavera tenemos ejemplos similares como el desparecido pueblo de Las Atalayuelas de Guadyerbas primitiva localización de Velada que se abandona por las escasas aguas del arroyo del Molinillo junto al que se asienta. Por el mismo motivo también desciende a orillas del arroyo Zarzueleja lo que luego sería Gamonal desde la primitiva población que se encontraba en las ruinas de la que hoy conocemos como ermita de la Encarnación del siglo XIV. La atalaya del Alberche protegía el paso hacia Cardiel y la Sierra de San Vicente

Ermita de la Encarnación en gamonal, antes iglesia del despoblado medieval de Zarzuela
Ermita de la Encarnación en gamonal, antes iglesia del despoblado medieval de Zarzuela

Guadyerbas las Altas, hoy bajo el embalse y Guadyerbas las Bajas que, cerca del llamado Puente Romano del mismo río conserva restos de los muros de su pequeña iglesia y tiene una presa en un arroyo cercano no sabemos si romana o medieval. Ambos núcleos serían el origen de la población de Navalcán. Cerca de la garganta Torinas otra torre daría lugar a la población de Almendral de la Cañada.

En el valle del Tiétar, una de las primeras poblaciones es La Torre, en el término de Gavilanes y otra más que se situaba cercana a Mombeltrán. Son por tanto todos esos valles fluviales los caminos, las arterias que conducirán a los nuevos habitantes de nuestra tierra hasta sus nuevos asentamientos que en general eran más pequeños que los actuales pero cuyas pequeñas aldeas confluyen luego en otras poblaciones mayores que en general llegarán hasta nosotros.

La torre de Azután en el proyectode navegación del Tajo del siglo XVII

APROVECHAMIENTO DE PESCA, RÍOS Y RIBERAS EN LA EDAD MEDIA

APROVECHAMIENTO DE PESCA, RÍOS Y RIBERAS EN LA EDAD MEDIA

Pez y anguila en azulejería talaverana del sigloXVi de Pedraescrita
Pez y anguila en azulejería talaverana del sigloXVi de Pedraescrita

En el magnífico trabajo de Mª Jesús Suarez Álvarez sobre la Talavera medieval se nos ofrecen datos de gran interés. Entonces las aguas, islas y riberas de los ríos podían tener una propiedad privada o comunal. Algunas zonas de los ríos linderas con las grandes dehesas se incluían en la propiedad de las mismas, como es el caso, por ejemplo, de la dehesa de Cabañuelas cerca de la misma Talavera o La Oliva junto al Tajo y el Pedroso.

En los molinos también se colocaban trampas y cañales para aprovechar la pesca. Molino Nuevo en Valde verdeja

La propiedad privada de esos tramos permitía que a quienes quisieran pescar en ellos se les cobrara por ello, en general una cuarta parte de las capturas. Ese derecho podía ser objeto de ventas, donaciones o trueques. La propiedad de esos concesiones estaba en general en manos de grandes señores, seglares y eclesiásticos, de nobles y conventos, lo que nos induce a pensar que no eran desdeñables los beneficios obtenidos.
El resto de propiedades ribereñas y fluviales estaba en manos de la autoridad del concejo talaverano que las podía arrendar dando licencias para construir en el Tajo los “corrales”, algo parecido a los criaderos actuales de pescado que antes se llamaban sudrias. En el resto de los tramos la pesca era libre.

Cañales de pesca representados en un proyecto de navegación del Tajo
Cañales de pesca representados en un proyecto de navegación del Tajo

En cualquier caso la administración de entonces tenía en éste como en otros aspectos una actitud conservacionista que ya quisiéramos en nuestros tiempos. Por ejemplo estaban prohibidas las artes que acababan con las crías jóvenes de escaso tamaño como por ejemplo las llamadas “redes menuderas” que hoy llamaríamos trasmallos, y otras artes conocidas como “garlitos e uasones” que eran trampas elaboradas con cañas, sauces, mimbres o cuerdas. En general se permitía la pesca con caña y con redes legales como las llamadas “de marco”.
Todo el pescado que se quería comercializar debía venderse en la pescadería de la villa que, al igual que la carne, era un monopolio municipal aunque fueran abastecidas por particulares. La calle Pescaderías hoy desaparecida y que discurría junto a la calle Carnicerías se llamaba así por alojar ese establecimiento concejil y por motivos higiénicos y de malos olores tenía regulado el lugar donde debía verterse el agua procedente de la limpieza del pescado y de la tienda cerca de la plaza de Santa Leocadia “de aquel cabo de la torre albarrana, adonde está el horno de pan, en un hoyo que el dicho procurador le señaló, la cual agua faga vaciar de noche”.

Fauna fluvial en panel de azulejos que representa a San Cristóbal cruzando un río en la basílica del Prado
Fauna fluvial en panel de azulejos que representa a San Cristóbal cruzando un río en la basílica del Prado

La pesca fluvial era la única consumida fresca en Talavera, en general barbos, bogas, truchas y sábalos, porque la carpa no sabemos en qué momento es importada a nuestros ríos. El pescado de mar o “galiziano” por venir en su mayoría de Galicia era conservado por diferentes métodos de salazón, ahumado o escabechado y principalmente eran besugos, sardinas y congrios, lo que en la época se llamaba pescado “cecial”.