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ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, LA CALZADA DE OROPESA

Casa de la Hidalga en Calzada de Oropesa

Es una localidad de la Campana de Oropesa que como tal está situada en el Campo Arañuelo y es limítrofe con tierras extremeñas, influencia que se deja notar en su arquitectura. La mampostería de granito y algo de pizarra así como el adobe son los materiales más empleados, aunque el ladrillo y la sillería se emplean en las edificaciones y casonas de las clases más pudientes.

Portada de una vivienda en La Calzada de Oropesa

La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas más humildes de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo.

Arquitectura popular de Calzada de Oropesa

Las viviendas modestas suelen estar construidas en adobe con un zócalo de mampostería de pizarra y granito. Los huecos son pequeños y sus paredes enjalbegadas. En el diccionario de Moreno Nieto de 1960 se dice que las cuadras y pajares están dentro de las viviendas, que los tejados son de regular inclinación y que la lumbre es baja con chimenea de campana.

Cerradura de una vivienda de Calzada de Oropesa

Abundan las puertas carreteras con su tejaroz y algunas portadas se realzan con jambas y dinteles de granito a veces rematadas en arco de medio punto.

Muchas de las portadas de Calzada están rematadas en arco de medio punto

Entre las viviendas de más prestancia destacan la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI al XVIII, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano. Las portadas con arco de medio punto en piedra nos recuerdan a las viviendas extremeñas.

Casa curato de La Calzada de Oropesa

Desde el punto de vista etnográfico debemos destacar también la existencia de varios lagares, uno de los cuales, en la llamada Casa de la Hidalga, es de los tradicionales de viga con tornillo de madera y se encuentra junto a un gran número de útiles y herramientas de la cultura rural de La Calzada. También se reparten por el término algunos hornos de tejares.

Otras dos casonas de La Calzada de Oropesa

El denominado ventorrillo daba servicio a los trashumantes que recorrían las cañadas y cordeles que surcan el término.

Vivienda humilde en La Calzada de Oropesa

 

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

EL CONVENTO, LA ARQUITECTURA Y OTRAS COSILLAS DE LA CALZADA

Fachada del convento de Calzada de Oropesa

EL CONVENTO: Cuenta la leyenda que en cierta ocasión un antiguo hospital del pueblo situado en el camino de Carrascalejo vio como se derrumbaba por falta de medios una de sus estancias. Al cabo de unos días las gentes de La Calzada comenzaron a observar que entre los cascotes del derrumbe se veía una luz extraña e, intrigados por el hecho, removieron los escombros y apareció la imagen del Santo Cristo de las Misericordias, que primero se veneró en el hospital, para más tarde construir para su alojamiento una ermita con las limosnas que ofrecieron los devotos y curiosos que acudían a visitar la imagen para remediar sequías, epidemias y hasta un terremoto que, afectando a toda la zona, dejó  sin embargo indemne a esta villa arañuela.

Cùpula de la iglesia del convento de La Calzada de Oropesa

En 1667 se transformó la ermita en iglesia siendo su maestro de obras el calzadeño Pedro Sánchez. El recinto tenía una sola nave separada de la capilla mayor por una escalera de tres peldaños cerrada con reja de madera sobre zócalo de piedra. El coro está a los pies en planta alta y la fachada estaba rematada por espadaña de un solo hueco. Los muros son de aparejo toledano tanto en la iglesia como en el resto del actual edificio conventual.

Convento y torre de la iglesia de La Calzada

Fray Francisco Ignacio del Castillo fue el agustino que a mediados del siglo XVII tomó la iniciativa para que se instituyera el convento de agustinas recoletas de Calzada de Oropesa, bajo cuya custodia quedaría el Cristo de la Misericordia, así como también fundó el convento hermano de Serradilla en Cáceres. En ambas instituciones tuvo mucho que ver sor Isabel de la Madre de Dios, nacida en Guadyerbas las Altas, despoblado situado en el ámbito geográfico de Navalcán, en cuya parroquia se conservan sus actas de bautismo. Fue sobrina de otra mística y tía suya, también navalqueña llamada sor Isabel de Jesús, profesó en el cenobio de Arenas de San Pedro para desde allí salir a fundar el convento de la población extremeña de Serradilla, desde donde vino a La Calzada para fundar otro monasterio. Fue esta monja famosa en su tiempo por su santidad y misticismo y a ella acudían nobles y prelados para consultar diversas cuestiones.

Casa de la Hidalga en La Calzada de Oropesa

A petición de la madre Isabel, el conde de Oropesa, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y su esposa Isabel Pacheco, piden a la villa de La Calzada la ermita y el viejo hospital para la fundación de un convento, lo que concede el concejo local a cambio de que el conde les proporcione otro edificio para destinarlo a funciones hospitalarias. En 1675 comienzan las obras y se inaugura en 1676. En 1704 se hacen algunas reformas añadiendo la parte de la iglesia que sobresale de la fachada y haciéndose la espadaña actual de tres huecos.

Arquitectura popular de La Calzada de Oropesa

La iglesia del monasterio tiene planta de cruz latina con una sola nave. El crucero está cubierto por cúpula de media naranja con linterna que descansa sobre un rico cimborrio. En las pechinas hay pintados santos de la orden agustina. Tiene tres buenos retablos barrocos y en el central se encuentra la hermosa talla del  Cristo de la Misericordia.

Labores de La Calzada de Oropesa

ARQUITECTURA POPULAR: La Calzada cuenta con algunas casas solariegas y viviendas de típica arquitectura popular que nos invitan a dar una vuelta por el pueblo. Son de destacar la antigua casa de los presbíteros y canónigos del siglo XVI, la casa curato del XVII, o la casa de los Tebar también de esa centuria, además de algunas viviendas decimonónicas de empaque como la casa de la Hidalga, la casa de La Castilla, la casa de los Huertas Vega y algunas más repartidas por el casco urbano.

Corona de granito sobre la puerta del ayuntamiento de La Calzada

FIESTAS: En cuanto a las fiestas populares debemos destacar dos días en que se sale a disfrutar en los campos cercanos, el día del Calbote que se celebra el 1 de noviembre y el del Hornazo el 25 de abril. En las fiestas del Cristo de Septiembre se hace una comida colectiva popular con la vaquilla y en el mes de mayo se va a la romería de la Virgen del Rosario.

Siempre ha tenido La Calzada artesanos que destacaron por su arte pastoril, fabricando algunos de ellos hermosos objetos en raíz de fresno como morteros o rabeles. También hay un cestero, Germán Parra, que fabrica piezas de artesanía del mimbre. Las monjas del convento decoran piezas de cerámica. También fue famosa La Calzada por sus magníficos herreros que han dejado como muestra algunas de las rejas repartidas por las fachadas del pueblo.

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

Una de las pinturas de Claudio Coello en la iglesia de La Calzada de Oropesa

Como su nombre indica, La Calzada ha sido tierra de paso desde la antigüedad. Así lo atestigua el verraco vettón hallado en su casco urbano y los restos romanos que se reparten por su demarcación, entre los que cabe destacar la necrópolis de sepulturas formadas por lajas de pizarra descubierta en las inmediaciones de la laguna de Las Limas al construir la autovía, moderna heredera de la antigua calzada que unía Toletum con Emérita Augusta. En un principio esta villa estuvo formada por dos núcleos de población La Calzada y Carrascalejo, que no debemos confundir con el pueblo jareño y del que solamente queda una fuente a “dos tiros de ballesta” del casco urbano actual de La Calzada, concretamente en el paraje conocido como Carrasca. Seguir leyendo UNA VISITA A LA CALZADA DE OROPESA (1)

LOS CLAUDIO COELLO DE LA CALZADA

LOS CLAUDIO COELLO DE LA CALZADA

Las pinturas del hermoso retablo mayor de la iglesia parroquial de La Calzada de Oropesa y del que hablaremos otro día son en principio encargadas al pintor madrileño José Jiménez Donoso, pintor  que colaboró con Claudio Coello, pero que no llega a realizar este trabajo por resultar demasiado caro para las arcas de la parroquia, por lo que se encargan las pinturas a Simón Vicente, pintor toledano que ajusta los lienzos en un precio menor.

A este artista se atribuían las pinturas del retablo hasta que el restaurador Luciano Gutiérrez descubrió durante  la limpieza de los lienzos la autoría de Claudio Coello, como se contaba en el diario “El País” el 19 de marzo de 1986:

Retablo central de Claudio Coello en la iglesia de La Calzada
Retablo central de José Jiménez Donoso en la iglesia de La Calzada

Un fugaz escalofrío recorrió, a comienzos de este año, el cuerpo del restaurador toledano Luciano Gutiérrez. Desde un andamio de 16 metros de altura y con evidente peligro para su integridad física descubrió una inscripción latina que rezaba: «Claudius Acoello pigtor rexis faciebat 1691». Era sin duda la prueba que determinaba que los tres óleos de la parte superior del retablo de la iglesia de la Asunción de Calzada de Oropesa (Toledo) pertenecen al pintor barroco Claudio Coello, discípulo de Ricci, y no a otro artista toledano, como se creía hasta entonces.

«Nunca dudé», cuenta Luciano Gutiérrez -quien ayudara hace unas semanas a John Brealey en la limpieza de El Expolio de El Greco en la catedral de Toledo-, «que la obra pertenecía a un gran pintor», porque «vi desde el principio que era maravillosa». Tras casi 300 años ocultos bajo el polvo, el restaurador y escultor Luciano Gutiérrez descubrió a comienzos de este año que los tres cuadros que forman el tríptico del retablo del altar mayor de la iglesia de Calzada de Oropesa pertenecen a Claudio Coello. En la parte superior de este retablo, de finales del siglo XVII, donde la pintura se amplía hasta entrar en uno de los ábsides del templo, se pueden apreciar tres óleos. El central, La coronación de la Virgen, tiene una dimensiones de 4,5 por 3,20 metros, y los otros dos, de 4,67 por 1,86, recogen La gloria de los ángeles, que festejan esta coronación.

Gerardo Ortega, cura párroco de Calzada de Oropesa, ha explicado a este periódico que la razón por la que el pintor pudo realizar esta obra dos años antes de su muerte estaría en que en 1685 el conde de Oropesa, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo, fue nombrado valido de Carlos II. Dos años antes, en 1683, Claudio Coello comenzó a trabajar para la Corte del Rey en Madrid . Ésta es la interpretación que los expertos dan para explicar la vinculación del artista con el pequeño pueblo, en el límite con la provincia de Cáceres y con apenas 1.000 habitantes

Archivo parroquial

En principio se consideraba que los tres lienzos pertenecían a un pintor toledano, Simón Vicente, al encontrarse en el archivo parroquial con fecha de 1687 una carta del obispado de Ávila -diócesis a la que pertenecía entonces la localidad- por la que se le recomendaba al párroco el encargo de unas pinturas para el retablo de la iglesia del pueblo. En la carta se nombra como posibles autores de las pinturas a José Donoso y a Simón Vicente, éste último «maestro de pintura de Toledo que lo hará por menos cantidad», señala Gerardo Ortega citando los documentos.

Lo cierto es que el encargo no le resultó barato a sus patrocinadores, porque ya en el siglo XVII el tallado y el dorado del retablo en oro de 23 kilates costó 17.000 ducados-oro.

Pero en el retablo de la iglesia parroquial, de estilo herreriano, desafecta al culto desde el final de la contienda civil hasta la década de los cincuenta, alberga en su parte central una pintura del artista nacido en Calzada de Oropesa Nicolás Soria, el mismo que tallara la cruz de los Caídos.

Los estudiosos no descartan que esta pintura central, La Asunción, que sustituye otra anterior que ocupaba el mismo lugar, fuera pintada también por Coello, al ser precisamente la Asunción la que da nombre a la parroquia. Este primer lienzo de cinco por tres metros fue destruido durante la guerra civil. Para ocupar su espacio, Nicolás Soria pintó otro de las mismas dimensiones. 

Después de dos meses de trabajo, tres manos de limpieza y otras tres para revitalizar la pintura ha necesitado Gutiérrez para que las tonalidades primitivas de los lienzos afloraran. Precisamente y después de todo este trabajo el restaurador halló la inscripción latina prueba de la autenticidad de los cuadros.

Además, se ha tenido que tensar y retelar la parte derecha del tríptico, desprendido del bastidor en su parte derecha. Los gastos de restauración del retablo, el arreglo de los ventanales de la iglesia y el acondicionamiento de un crucifijo tallado en madera del siglo XVII han sido costeados entre el arzobispado de Toledo, la propia parroquia de Calzada y las donaciones de los fieles del pueblo”.