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HASTA EL CIRCO DE GREDOS POR EL CAMINO DE LOS NEVEROS

HASTA EL CIRCO DE GREDOS POR EL CAMINO DE LOS NEVEROS (o al Almanzor por Peña Chilla)

 El punto de partida de esta excursión comienza en uno de los lugares más altos accesibles con vehículo todo terreno o en bicicleta, aunque podemos hacer andando el recorrido completo desde el Raso o desde el aparcamiento de la garganta Tejea, al final del camino del castro.

Vista de algunos edificios de la majada de Braguillas

 

Partimos de El Raso y tomamos el camino del castro vettón que podemos visitar de paso, continuando por la misma pista casi hasta el final de la misma, en el paraje de Pinillos. Doscientos metros antes del aparcamiento asciende otra pista en dirección sur que tomaremos, aunque si vamos en coche o en bicicleta hay que advertir del mal estado de la misma por las numerosas piedras sueltas del camino.

Como a dos kilómetros de nuestro recorrido encontramos a la izquierda unas rejas que protegen las pinturas rupestres de Peña Escrita, sobre las que ya hemos hablado.

El embalse de Rosarito desde la ruta que vamos a hacer hoy.

La vista panorámica se va haciendo impresionante sobre el valle del Tiétar con los embalses de Rosarito y de Navalcán, los regadíos de la Vera, las llanuras del Campo Arañuelo y al fondo las sierras de La Jara y Las Villuercas. Cruzamos el arroyo de la Vejiga y después de un recorrido total desde El Raso de unos 13 kilómetros habremos llegado al paraje de El Hornillo o Jornillo.

Majada del Hornillo

Desde la pequeña plataforma de aparcamiento vemos a la izquierda, mirando al norte, una vieja majada. A la derecha parte un camino que asciende en dirección nordeste hasta un paraje de grandes bloques graníticos con verdes prados cruzados por el arroyo que parte de la fuente que da nombre al lugar Majalvenero. Aquí es donde podéis equivocaros pues la tendencia natural es seguir hacia el collado desde donde se contempla una magnífica vista sobre la garganta de Chilla y el arroyo del Chorro, pero no es ese el camino mejor, pues nos conviene más subir hacia la izquierda en dirección a otra elevación llena de bloques graníticos para seguir el camino de los Neveros o de Tío Domingo que va más próximo a la cresta y que se transitaba para llegar a un pozos de nieve.

Chorreras de la Vejoga

El camino está marcado con pequeños majanos de piedra y discurre por un paisaje similar de granito con mogorros como el del Helechar y collados como el de El Barril o el de Hinojoso, desde donde contemplamos a uno y otro lado las gargantas de Tejea y Chilla. La vegetación apenas presenta algunos ejemplares de roble pues predominan los piornales y los cantuesares. Pronto damos vista a la peña de Chilla de 2009 metros. El camino discurre por su lado este que es un enorme lanchón inclinado. Por el lado oeste, el que da a la garganta Tejea, es mucho más abrupta y casi siempre rondan buitres en torno a ella. Ya antes habremos visto alguna cabra hispánica que abunda por la zona, sobre todo en los pastos del naciente del arroyo del Chorro.

Bosques en las laderas de nuestro recorrido

A continuación, el camino nos lleva hasta el pequeño collado o silla de La Peña donde el paisaje se hace casi lunar, con el gran bloque pétreo del macizo central de Gredos enfrente.

Desde los casi mil novecientos metros de este collado se asciende hasta los casi dos mil seiscientos del Almanzor en un recorrido sobre el mapa de sólo dos kilómetros, lo que nos orienta sobre la gran pendiente que hemos de subir y lo penoso de esta última parte del recorrido, aunque las vistas nos compensarán del esfuerzo. Pasamos primero el risco Redondo luego el risco del Cachorro, el cuchillar de las Navajas que ya nos sugiere lo  peligroso del paso y por la portilla Bermeja accedemos por fin hasta el Almanzor. Para los no acostumbrados a estas cumbres tal vez sea mejor conformarse con llegar solamente a Peña Chilla.

macizo central de gredos con el Almanzor a la izquierda visto desde nuestro recorrido

Recorrido aproximado desde El Raso 22 kilómetros, desde el aparcamiento de Tejea 14 kilómetros, desde el Hornillo 7 kilómetros. Recorrido completo desde El Raso, solo ida, 7 horas.

SUBIENDO LA GARGANTA LÓBREGA

SUBIENDO LA GARGANTA LÓBREGA

 Es ésta una garganta de longitud considerable que lleva este nombre hasta su confluencia con la Garganta Blanca, donde juntas forman la Garganta de Santa María. Lóbrego quiere decir oscuro y tenebroso, pero aunque algo más umbrosa, no creo que estos hermosos parajes merezcan nombre tan miedoso.

Garganta Lóbrega. majada del Castaño

La ruta que describimos hoy consiste en recorrer en coche la pista de la Garganta Blanca aparcando en el refugio de la Albarea, como hemos indicado también para el acceso a la Garganta Blanca. Desde allí continúa la pista en dirección este, pero se encuentra cerrada por una cadena. Podemos seguir a pie por la pista durante veinte minutos hasta la zona de confluencia de la garganta Lóbrega con la Blanca. La pista finaliza precisamente en el comienzo de la garganta Lóbrega, donde deberemos seguir por una senda que asciende por la orilla occidental, aunque al principio esta senda está casi perdida.

La Garganta Lóbrega desde la majada del Castaño

Pronto pasamos el paraje conocido como la majada de Jacinto y cerca se une el camino que sube desde la propia garganta. Pasamos el arroyo de Parrolejo y el camino mejora hasta la Quebradilla, donde elevada sobre la loma se encuentra la Majada de Riole. Enfrente vemos junto a la garganta las majadas de Robledillo y del Castaño. El camino continúa bastante practicable hasta Las Cerradillas, donde junto a un pequeño castañar se sitúan las ruinas de algunos corrales, casas y un horno de pan.

Visión de la garganta Lóbrega desde La Mira

El camino comienza a ser más árido con más rocas y menos arbolado, pasamos la Vega de los Muertos y en la siguiente vega del Pelicanto podemos seguir la orilla derecha por una senda estrecha, abrupta y poco visible, o pasar a la orilla izquierda, donde el camino es más practicable, a través de varios prados hasta el arroyo del Jocino, donde el camino vuelve a pasar a la orilla oeste. Pasamos por unos corrales y covachones llegando hasta el fondo de la garganta. Allí el camino pasa de nuevo a la orilla izquierda para ascender hacia La Mira, la segunda cumbre de Gredos después del  pico Almanzor.

Berengón en una majada de la Garganta Lóbrega

 Recorrido aproximado desde La Albarea hasta el fondo de la garganta 8 kilómetros, ida y vuelta 4 horas

 Otra posibilidad para acceder a esta garganta es seguir a pie desde Candeleda la garganta de Santa María por el camino que el rey Alfonso XIII hizo construir para acceder mejor a los cazaderos que se encuentran en torno al Refugio del Rey, cerca de las elevaciones del Puerto de Candeleda.

La tercera forma de acceso es mucho más larga pero de gran belleza por el recorrido que nos lleva hasta ella. Iniciamos el acceso desde la carretera que va de Candeleda a Poyales donde, aproximadamente a los cinco kilómetros, parte la pista forestal de la garganta, que sube por el valle del río Muelas para luego girar a la derecha y pasar por la fuente de la Hoya y la Casa del Guarda. Arriba, a la derecha, dejamos un puesto de observación forestal y rodeando el monte vamos a dar entre robledales y pinares a la Garganta de Santa María, pero manteniéndonos todavía a una considerable altura de la ladera.

Otra vista de la Garganta Lóbrega con sus enebrales

Vamos descendiendo por la pista a través de parajes de gran belleza con el macizo central del alto Gredos enfrente y una vista privilegiada sobre el espaldar del circo de la Laguna Grande. Llegamos después de más de doce kilómetros de recorrido hasta la garganta Lóbrega e incluso nos introducimos en ella hasta la majada de Cimorro. Desde aquí deberemos seguir por una senda que nos llevará garganta arriba hasta la majada de Robledillo. Después, la senda asciende hasta un bonito conjunto de arquitectura popular que es la majada del Castaño con varios chozos y un berengón o construcción de techo vegetal que sirve para alojar a las cabras. También desde esta majada podemos tomar un camino que nos lleva a un paraje muy agreste con chorreras en el arroyo del Castaño. La vegetación predominante de la garganta Lóbrega es el enebro con bosquetes de robles.

Inicio de la garganta Lóbrega

DIOSES LOBO Y PINTURAS RUPESTRES EN CANDELEDA

ARQUEOLOGÍA CANDELEDANA

Ciervo de las pinturas rupestres de la Zorrera en Candeleda

Ya hemos conocido el castro vettón de El Raso, pero el territorio de Candeleda en la base del macizo central de Gredos cuenta con otros interesantes yacimientos arqueológicos.

Panel completo de pinturas de la Zorrera

Tan feraz y estratégico lugar no podía por menos que haber sido poblado desde antiguo y así, encontramos pinturas rupestres que nos llevan a pensar en el poblamiento de estas elevaciones desde el neolítico. En esta época han sido datadas las pinturas halladas en el risco de la Zorrera, en un abrigo al que se accede fácilmente por el camino que sube desde el final de la pista que nos lleva por el castro del Raso hasta la Garganta Tejea.

Otras pinturas del término de Candeleda

Localizaremos fácilmente las pinturas por encontrarse protegidas por una reja. Podemos distinguir varias fases y técnicas en las mismas. El panel A consta de una estructura arquitectónica en forma de peine, y lo que parecen tres figuras humanas esquemáticas. El trazo es más grueso que el de las imágenes del otro panel donde aparecen entre otros motivos un hombre con cuernos y varias figuras de animales entre las que podemos vislumbrar cérvidos o cápridos, además de una gran imagen cuadriculada.

Ara dedicada al dios Endovélico o Uaélico

Y siguiendo con la arqueología de Candeleda, debemos apuntar la existencia de un  dios celta. Muy cerca de la desembocadura en el río Tiétar de la Garganta de Alardos, corriente sobre la que domina el castro vetón de El Raso, se encuentra un paraje de curioso nombre conocido como Postoloboso. Es uno de esos lugares que sin duda cuentan con el aura de lo mágico desde hace miles de años. Allí se encontraron dos aras votivas consagradas al dios Vaélicus, una deidad local relacionada con el sustantivo celta “uailo” que quiere decir lobo. Era una divinidad infernal y funeraria con cuyo emblema, la piel de lobo, vestían los heraldos de algunas poblaciones indígenas.

Ermita de San Bernardo en el antiguo yacimiento de Postoloboso

Los restos romanos que todavía pueden verse en el lugar son numerosos, ruedas de molino de mano, una gran piedra de lagar, fustes, tégulas etc. También fue santuario en época visigoda y más tarde, en época cristiana, se erigió allí una iglesia o ermita de San Bernardo. Pero ya seguiremos con la historia de Candeleda. Vamos a conocer ahora algo de la naturaleza candeledana subiendo al macizo central de Gredos.

Piedras de molino y otros restos arqueológicos en Postoloboso

EXPLORANDO LA GARGANTA DE CHILLA

Explorando la Garganta de Chilla

Garganta de Chilla al comienzo del camino al que se llega desde la ermita

 A esta garganta le da nombre la Peña de Chilla, un risco prominente que se encuentra sobre la cuerda que la delimita por el oeste. Esta zona es conocida también por encontrarse en ella el santuario de la Virgen de Chilla en las laderas. Partimos desde El Raso hacia el castro celta y en la primera curva tomamos una pista que nos conduce por otro camino hasta una explanada donde podemos dejar el vehículo si lo llevamos. Comenzamos a andar por la orilla oeste y pronto nos cruzamos con el arroyo del Chorro, que desciende formando cascadas y chorreras, dos de las cuales se encuentran cerca del camino, arroyo arriba.

Casa del llano de … el mejor acceso para recorrer el tramo alto de Chilla

En la zona más alta se encuentra una majada hasta la que sube directamente una senda desde la Vega de la Zarza. Pasamos junto a un corral y luego ascendemos algo para pasar por encima de un castañar, hasta llegar a dicha vega de la Zarza en cuyo entorno se encuentran varias majadas y chozos, además de un puente de madera sobre la garganta que es mejor cruzar para seguir por la otra orilla.

Arroyo del Chorro, afluente de la garganta de Chilla

Seguimos nuestro camino ascendiendo y, junto a la confluencia de los dos arroyos que bajan en ese mismo lado, encontramos restos de otras majadas. El paisaje comienza a tomar la forma típica de los cauces altos de las gargantas de Gredos con los grandes bloques graníticos rodados y la vegetación escasa que les caracteriza. Llegamos así a la vega del Enebral desde donde la pendiente se hace mucho mayor formando el gran farallón del macizo central.

Esta planta es parásito de las raíces de otras especies

Podemos volver por una senda muy agradable que llega hasta el mismo santuario de Chilla, junto a la fuente y el altar al aire libre que se encuentra cerca de la ermita. Bajaremos después por el camino indicado hasta el puente de Chilla para subir luego hasta El Raso.

Tramo alto de la garganta de Chilla

Recorrido aproximado 17 kilómetros, 5horas

LA ERMITA DE CHILLA 

LA ERMITA DE CHILLA
Ermita de la Virgen de Chilla en Candeleda
En un espléndido entorno se encuentra la ermita de la Virgen de Chilla, patrona de Candeleda, pero también muy vinculada a lugares tan lejanos como Calera y Chozas o Mejorada. Cuenta la leyenda que un pastor llamado Finardo, natural de Calera, cuidando sus ganados en el entorno de su pueblo, vio como se le aparecía la Virgen en dos lugares distintos del término de esa localidad. Uno de ellos se encuentra en las inmediaciones de la Vía Verde de la Jara, y en el lugar se ha construido una nueva ermita dedicada a la Virgen, aunque se ha cambiado el nombre de Virgen de Chilla por el Virgen de la Vega.

 

Azulejos talaveranos obra de en la casa del santero de la Virgen de Chilla
En la anterior capillita que existía en el lugar se puede ver una piedra con una curiosa inscripción  de difícil interpretación sobre la que es tradición tuvo lugar la aparición. Los caleranos, cuenta la leyenda, que en principio no hicieron caso al pastor, considerando que lo que contaba sólo eran fantasías, pero cuando éste se encontraba con su rebaño en las inmediaciones de la garganta de Chilla, tuvo lugar una nueva aparición en la que la Virgen curó una de sus cabras, lo que en este caso sí fue creído por las gentes de Candeleda porque María le estampó al pastor dos dedos en su rostro, y por ello erigieron una ermita en el lugar.
Aparición al pastor Finardo de la Virgen de Chilla

Esa ermita de estilo herreriano ha tenido después diferentes reformas, especialmente en el siglo XVIII, que han ido conformando el estado actual del edificio. Junto a él se encuentra también la casa del santero levantada con la pintoresca arquitectura de entramado de la zona y un merendero con un pequeño refugio de peregrinos. Bajo las copas de grandes árboles, con una fuente generosa se encuentra un agradable paraje en el que también se ha instalado un altar donde se dicen las misas en las celebraciones religiosas.

Representación del milagro de los marinos de Mejorada en la ermita de Chilla

La casa del santero es de arquitectura tradicional de entramado y tiene un bonito azulejo representando a la Virgen de Chilla.

Casa del Santero de la ermita de la Virgen de Chilla

Dentro de la ermita se encuentra la imagen de la Virgen y cuadros que refieren algunos milagros, como aquel en el que salvó a una joven de un toro que la atacaba y otro que nos explica la vinculación con el pueblo de Mejorada, pues parece ser que en el siglo XVI, cuando iban en un navío de guerra español un capitán llamado Juan Briceño con soldados de esta población, se encomendaron a la Virgen de Chilla en una situación de enfrentamiento desigual con dos barcos turcos y uno holandés y la Virgen candeledana les favoreció salvándoles de una situación de verdadero riesgo para sus vidas. Las gentes de Mejorada han tenido una gran devoción a la imagen de Chilla y siguen acudiendo en romería todos los años por un camino utilizado para ello desde hace siglos.

Otro de los milagros representados en Chilla, cuando salva de un toro a una moza

EL CASTRO DE EL RASO 

EL CASTRO DE EL RASO
Reconstrucción de dos de las viviendas vettonas del castro de El Raso
En otro capítulo conoceremos algunos aspectos del patrimonio de Candeleda relacionados con la arqueología, pero sin duda el yacimiento más importante que podemos visitar es el castro celta de El Raso, pequeño pueblo perteneciente a su ayuntamiento.
Aunque el yacimiento se conoce desde antiguo, es en las dos últimas décadas cuando se han acometido las excavaciones más importantes que han descubierto un poblado vettón que tal vez sea el de mayor entidad de los conocidos actualmente y el que ha dado más datos sobre este pueblo prerromano.

 

Panel que recrea el interior de una vivienda en el castro de El Raso
Tiene varias zonas excavadas. En una de ellas, la más extensa, han quedado al descubierto numerosas viviendas que presentan la misma estructura, con planta rectangular y con una dependencia principal en la que los habitantes de la casa se sentaban en un banco corrido delante del hogar, que se sitúa en el centro de la habitación. Allí comían pasándose los alimentos de unos a otros. La vivienda tenía otras pequeñas habitaciones que servían tanto de cuadra como de almacén o lugar de trabajo para telares u otras actividades artesanas.

Recientemente se ha excaado la zona sureste de la muralla y el bastión que se encuentra en la zona más elevada. Vale la pena recorrerlo e incluso llegar a otra estructura fuera de la muralla por encimadel bastión donde se encuentra el llamado «castillejo»

Muralla y zona excavada donde se halló el tesorillo que se comenta en el texto

También hay construcciones de planta circular que probablemente servían como silos o almacén, y hornos que delatan la dedicación a actividades metalúrgicas de sus habitantes, aunque, como es sabido, su principal dedicación era la ganadería y por ello esculpían su manifestación artística más conocida, los verracos de piedra que se encuentran salpicados por toda nuestra geografía y que parece ser eran una especie de grandes amuletos que protegían a los ganados, por lo que aparecen en ocasiones a las puertas de sus corrales. Dos de las casas excavadas han sido reconstruidas.

Otra de las zonas excavadas en el castro junto a las viviendas reconstruidas.

Entre los objetos hallados se encuentra un tesorillo localizado en la entrada de una de las viviendas, bajo las cenizas de destrucción de la misma, que se produjo probablemente en el momento del asalto de la población por los romanos. Otra de las zonas excavadas se encuentra en la parte más elevada del yacimiento y cuenta con un bastión que defiende una de las puertas de la muralla, la cual circunda a todo el núcleo urbano y ha sido también excavada en algunos tramos. Pero la mayor riqueza de armas, cerámica, ornamentos etc. ha sido encontrada en la necrópolis, donde se enterraron los restos de sus muertos.

Armas vettonas halladas en las excavaciones

Este pueblo adoraban entre otros a un dios innominado al que cantaban en las noches de plenilunio, según nos cuenta Estrabón, y eran magníficos soldados que resistieron con fuerza a los romanos, para después incorporarse a sus ejércitos como mercenarios.

Cerámica y piedras de molino halladas en las excavaciones

En El Raso podemos visitar un pequeño pero interesante museo sobre el castro de El Raso y otros cercanos, así como las pinturas rupestres que se encuentran próximas al yacimiento. Muchos de los elementos hallados en las excavaciones se encuentran en el museo de Ávila, pero aquí también hay algunas de ellas de interés así como algunas reproducciones. Mostramos a continuación algunas de ellas.

Pieza de bronce romana hallada en El Raso

DISFRUTANDO LA GARGANTA BLANCA

DISFRUTANDO LA GARGANTA BLANCA

Garganta al principio de nuestro ascenso desde La Albarea

 La manera más fácil de acceder a la Garganta Blanca es tomar en coche la pista que sale poco antes de tomar la carretera de la ermita de Chilla, recorriendo unos ocho kilómetros y disfrutando de unas vistas magníficas sobre la garganta de Santa María y la garganta Lóbrega, entre hermosos bosques de pinos y robles. Cruzamos entre otros el arroyo Castañarejo, que puede merecer un paseo por sus riberas, y nos detendremos al final del camino, ya en el refugio de la Albarea, junto al puente de la Garganta Blanca.

Refugio de pastores bajo un bolo granítico

Desde allí podemos ascender por la orilla este, pasamos junto a los restos del llamado corral de las Monteses y seguimos, dejando a la derecha el abrupto arroyo de las Alamedas, hasta un pequeño cerrete con grandes bloques de granito en su cima, al que  llega la senda, y desde donde se contemplan magníficas vistas de la garganta Blanca y de la espalda del circo de Gredos. Enseguida encontramos los grandes bloques graníticos que distinguen las cabeceras de todas estas corrientes de la vertiente sur de Gredos.  Continuamos por la mal marcada senda que discurre entre los bolos berroqueños, quedando a la derecha el arroyo de las Cañas y poco después el arroyo de la Ribera que nace junto al risco del Fraile, que vemos elevarse solitario en la cumbre.

La garganta Blanca nace en la espalda del circo de Gredos en un paisaje granítico imponente

El camino se va haciendo cada vez más penoso y la corriente a veces desaparece bajo las grandes piedras. Llegamos finalmente a la zona de los Covachones, desde donde se levanta el gran macizo pétreo del circo. Arriba vemos a los Tres Hermanitos y su portilla, desde donde bajan en chorreras que cortan la piedra dos arroyos que dan origen a la Garganta Blanca. Antes hemos dejado a la derecha otro arroyo que nos permitiría subir hasta la portilla del Morezón con relativa facilidad. La zona de los Covachones es llamada así por las cuevas y grandes fracturas y grietas que han dejado con el tiempo el agua y la erosión. Los que estén preparados para el montañismo pueden incluso subir hasta la cresta del circo y ver abajo la laguna de Gredos.

Una de las bellas pozas de la garganta Blanca en su tramo bajo

Haremos después la segunda parte de la excursión. Apenas una hora de camino hay desde este mismo refugio de la Albarea hasta la conjunción de la garganta Blanca con la de Santa María, junto al puente del Camino al Puerto de Candeleda y el refugio del Rey.

Garganta Blanca desde la Hiruela Baja

Este tramos es un agradable paseo entre bosques serranos con la garganta despeñándose en pozas y chorreras muy bellas, siguiendo una senda bastante bien marcada que baja por la orilla oeste. La vuelta la podemos hacer subiendo por el camino del Puerto desde el puente del mismo nombre hasta el carril que viene desde el refugio de la Albarea, volviendo así al punto de partida.

Recorrido aproximado: Subida de la garganta, ida y vuelta 6 kilómetros, dos horas

Descenso hasta desembocadura, ida y vuelta 5 kilómetros, 1 hora y media

CANDELEDA SEGÚN CELA

CANDELEDA SEGÚN CELA

Macizo central de de Gredos , gran parte de él en término de Candeleda

Hoy vamos a comenzar a conocer el pueblo que se sitúa bajo el macizo central en su vertiente sur, junto a las elevaciones más pronunciadas de la sierra, el circo de Gredos y el Almanzor, con sus casi 2600 metros de altura. Por otra parte, estamos en La Vera abulense que sorprendió a  Camilo José Cela, pues escribió de Candeleda que:

Fofotografía de Candeleda en los años 60

“tiene de todo; es como el arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza, a saber: el animal, el vegetal y el mineral. En Candeleda se cría el tabaco y el maíz, el pimiento para hacer pimentón y la judía carilla, sabrosa como pocas. El término de Candeleda mide alturas para todos los gustos y voluntades, desde los cuatrocientos metros hasta cerca de los dos mil seiscientos.

Garganta de Santa María en Candeleda

En Candeleda a la vista de las nieves perpetuas, florecen el limonero, el naranjo y el almendro. Candeleda muestra fresnedas y robledales, higuerales y piornales, castañares, pinares y olivares. El término municipal de Candeleda, mal medido, da ochenta leguas cuadradas sin contar el proindiviso con Arenas de San Pedro. En Candeleda hay cancho y praderío, huerta y majada, pan, vino y aceite. En los riachuelos de Candeleda brota entre truchas el cimbreante junco y, entre ranas, la airosa espadaña.

Balcón típico de Candeleda

En el campo de Candeleda se enseña la glauca flor del piorno, la alba margarita de la manzanilla, la campánula rosa, morada y azul. En los balcones volados de Candeleda crecen el geranio y el clavel, la albahaca y el botón de la rosa francesilla, el fragante dondiego que unos nombran donpedro y otros dicen donjuan, el nardo y el jazmín.”  No puede ser más hermosa la descripción que nos hace el premio nobel en cuyo libro “Judíos, moros y cristianos” aparece y que ya hemos dicho es de obligada lectura para aquellos que quieran adentrarse a conocer estas sierras.

Secadero de pimentón en Candeleda

EL CERAMISTA JUAN FERNÁNDEZ AUTOR DE UN PANEL DE PIEDRAESCRITA

UN PANEL DEL CERAMISTA JUAN FERNÁNDEZ EN PIEDRAESCRITA

Panel de la Visitación en Piedraescrita cuya autoría de Juan Fernández explico en este artículo.

Son muy pocos los grandes azulejeros talaveranos que firmaron sus obras, y son muy escasos los documentos que demuestran fehacientemente la autoría de los paneles de cerámica talaverana de primera época, aunque todavía no se han estudiado suficientemente los archivos parroquiales y los de las diócesis en busca de datos que nos confirmen la autoría de las obras.

Altar y retablo del lado de la epístola en Piedraescrita

Además de estos recursos documentales para asignar a los alfareros cada panel de azulejería, considero que aún está por explorar sistemáticamente una metodología que creo nos podría dar resultados positivos. Se trata de la comparación de todas estas obras entre sí por sus motivos y recursos decorativos, especialmente los colores, tanto en las figuras representadas como en los azulejos de repetición con sus variados motivos geométricos y vegetales. Ese cotejo de imágenes puede sin duda ayudar a identificar a los autores, pues se crearían así grupos de obras que se pueden asignar con mayor o menor certeza a un autor determinado para, con investigaciones documentales posteriores, ir asignando el nombre del artesano concreto a cada uno de esos grupos de obras.

Anagrama de la firma de Juan Fernández en el panel de la Santa Cena de Candeleda

Recientemente se ha realizado una magnífica restauración de la azulejería de esa joya de La Jara que es la iglesia de Piedraescrita.

El altar del lado de la epístola tiene en el centro del mismo una representación de la visita de la Virgen a Santa Isabel. Esta obra, tanto por sus colores algo más oscuros, menos vivos, como por la decoración de las columnas abalaustradas con decoración vegetal que flanquean la escena, es evidente que es obra mismo autor que el panel de la Santa Cena, una obra cumbre de la azulejería talaverana que se puede disfrutar en la iglesia de Candeleda y que es precisamente uno de las pocos paneles que diferentes autores consideran que es obra de Juan Fernández, a causa del anagrama ( JVº FRS) de su firma que se puede ver en una cartela de la predela inferior, bajo la escena de San Zacarías con San Juan Bautista en ella representado. Por otra parte, es evidente que han sido pintadas por la misma mano, especialmente por los pliegues de los vestidos y los árboles compuestos de varios niveles de follaje.

Arbolado del panel de Piedraescrita
Arbolado del panel de Candeleda

Tanto el padre Vaca y Ruiz de Luna, en su tratado sobre la cerámica talaverana, como Alice Frothingham han querido ver en las iniciales que figuran en el panel de Candeleda el anagrama de la firma de Juan Fernández por lo que podemos deducir que al menos ese panel de Piedraescrita tiene la misma autoría.

Columna abalaustrada del panel de Piedraescrita

La escena de la iglesia jareña está además flanqueada por azulejos que representan el famoso florón con el que Juan Fernández decoró los arrimaderos de El Escorial y otros palacios reales, aunque añade el color amarillo y el anaranjado a ese mismo diseño en azul y blanco que es más frecuente en los arrimaderos del gran monasterio. También se representan unos flecos simulados alternando el color azul y el amarillo que quieren imitar a los de los paños sagrados que decoran los altares. Esta simulación textil es muy frecuente en los altares de cerámica talaverana.

Columna abalaustrada del panel de Candeleda

Juan Fernández aparece por primera vez en 1565 como residente en la colación de la parroquia de El Salvador. En 1566 figura como testigo experto en los ensayos de esmaltes y pinturas que hace Jerónimo Montero en Talavera por mandato de Felipe II. Juan Fernández es también el maestro azulejero que fabrica por encargo del rey Prudente miles de azulejos para el monasterio de El Escorial.
Son varios los documentos que el padre Vaca estudia en el archivo municipal de Talavera que hacen referencia a este ceramista: un concierto para admitir a un aprendiz, dos poderes para cobrar cantidades que se le adeudaban y otro en el que su mujer manifiesta su deseo de ser enterrada como él en el convento franciscano de Talavera, hoy iglesia de San Francisco. Otro Juan Fernández de Oropesa que aparece en documentación posterior parece haber sido su hijo.
Creo que con mi hallazgo queda confirmada la presencia de la obra de Juan Fernández en Piedraescrita.

Florones que enmarcan el altar de Piedraescrita de Juan Fernández. Flecos bicolores que simulan los manteles sagrados  en la parte superior.
Panel de San Zacarías y San Juanito en el retablo de la iglesia de Candeleda

RUTA DEL CASTRO DEL RASO Y LA GARGANTA TEJEA

RUTA DEL CASTRO DEL RASO Y LA GARGANTA TEJEA

En otra ruta conocíamos algunos aspectos del patrimonio candeledano relacionados con la arqueología, pero sin duda el yacimiento más importante que podemos visitar es el castro celta de El Raso, pequeño pueblo perteneciente a su ayuntamiento.
Ruta de la garganta Tejea
Ruta de la garganta Tejea

Aunque el yacimiento se conoce desde antiguo, es en las dos últimas décadas cuando se han acometido las excavaciones más importantes que han descubierto un poblado vettón que tal vez sea el de mayor entidad de los conocidos actualmente y el que ha dado más datos sobre este pueblo prerromano. Tiene varias zonas excavadas. En una de ellas, la más extensa, han quedado al descubierto numerosas viviendas que presentan la misma estructura, con planta rectangular y con una dependencia principal en la que los habitantes de la casa se sentaban en un banco corrido delante del hogar, que se sitúa en el centro de la habitación. Allí comían pasándose los alimentos de unos a otros. La vivienda tenía otras pequeñas habitaciones que servían tanto de cuadra como de almacén o lugar de trabajo para telares u otras actividades artesanas.

Viviendas reconstruidas en el castro vettón de El Raso

También hay construcciones de planta circular que probablemente servían como silos o almacén, y hornos que delatan la dedicación a actividades metalúrgicas de sus habitantes, aunque, como es sabido, su principal dedicación era la ganadería y por ello esculpían su manifestación artística más conocida, los verracos de piedra que se encuentran salpicados por toda nuestra geografía y que parece ser eran una especie de grandes amuletos que protegían a los ganados, por lo que aparecen en ocasiones a las puertas de sus corrales. Dos de las casas excavadas han sido reconstruidas y existe el proyecto de hacer un pequeño museo de interpretación del yacimiento con los objetos y herramientas descubiertos. Entre ellos se encuentra un tesorillo hallado en la entrada de una de las viviendas, bajo las cenizas de destrucción de la misma, que se produjo probablemente en el momento del asalto de la población por los romanos. Otra de las zonas excavadas se encuentra en la parte más elevada del yacimiento y cuenta con un bastión que defiende una de las puertas de la muralla, la cual circunda a todo el núcleo urbano y ha sido también excavada en algunos tramos. Pero la mayor riqueza de armas, cerámica, ornamentos etc. ha sido encontrada en la necrópolis, donde se enterraron los restos de sus muertos.

Recientemente se ha acometido la excavación de más tramos de la muralla en los que se ha descubierto un torreón que habría tenido 6 metros de altura, entre otras estructuras.

Pinturas rupestres que representan cérvidos en el valle de la garganta Tejea
Pinturas rupestres que representan cérvidos en el valle de la garganta Tejea

Este pueblo adoraban entre otros a un dios innominado al que cantaban en las noches de plenilunio, según nos cuenta Estrabón, y eran magníficos soldados que resistieron con fuerza a los romanos, para después incorporarse a sus ejércitos como mercenarios.

Garganta Tejea

 Ascenso por la garganta Tejea

 Puede que el nombre de esta hermosa garganta derive de la existencia de tejos, especie arbórea hoy en remisión en toda la sierra. Nos podemos introducir en su alto recorrido siguiendo desde el Raso por la pista que lleva al castro vettón. Siguiéndola hasta el final llegamos a una zona donde se puede dejar el vehículo y desde donde parte una senda que lleva hasta el puente Pinillos para después, cruzando el puente, seguir por la orilla oeste ascendiendo por la garganta. Pasada la vega de las Berceas (berzas) es mejor coger la senda que sube hasta unas majadas para después llegar a los Chozos de tío Domingo y la fuente del Brial. A partir de aquí el paisaje se va haciendo más árido con grandes canchales de piedra y llegamos a la vega del Zapato, desde donde poco antes sale una senda que asciende por la ladera de la izquierda aunque luego se pierde. El final de la garganta es muy abrupto y su cauce desciende muy encajonado por la zona de los Barquetes.

Las paradisíacas pozas de Gredos
Las paradisíacas pozas de Gredos

El paseo es muy ameno, con el sonido de la garganta, los chozos, queseras y majadas, que nos encontramos en el trayecto, y las agradables pozas trasparentes donde podremos bañarnos. No es extraño que veamos cabras monteses.

Aquellos que lo deseen pueden subir por una vaguada hasta los Hermanitos de Tejea, dos picachos gemelos con vistas desde su cara oeste sobre un paisaje de gran belleza con despeñaderos impresionantes. Delante del más sureño de los dos picos se perciben los restos de la muralla de otro castro.

Garganta Tejea, a la derecha los dos picos llamados hermanitos de Tejea
Garganta Tejea, a la derecha los dos picos llamados hermanitos de Tejea

En el plano solamente figura el trayecto que se realiza desde la pequeña zona de aparcamiento, pues desde El Raso, pasando por el castro, no hay pérdida ya que solamente debemos seguir la pista. Este aparcamiento del que hablamos es también el mejor lugar para darnos acceso a la cabecera de la garganta de Alardos.

 Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas y media

Con subida a los Hermanitos de Tejea 5 horas