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ROLLOS DE LA COMARCA (2) BAYUELA, PELAHUSTÁN Y MONTESCLAROS

ROLLOS DE LA COMARCA 2

BAYUELA, PELAHUSTÁN Y MONTESCLAROS

Rollo de Castillo de Bayuela

Hoy vamos a referirnos otros tres rollos que se encuentran en la Sierra de San vicente y El Berrocal.

El primero de ellos es el más monumental de ellos y se encuentra en Castillo de Bayuela, capital de un extenso señorío en la sierra que abarcaba también las localidades de Hinojosa, Garciotún, Nuño Gómez, Marrupe y El Real de San Vicente.

Es de estilo gótico renacentista de finales del siglo XVI y se asienta sobre un basamento de cuatro gradas y su fuste es de una sola pieza de granito de considerable longitud y sobre él el remate con canecillos de faz monstruosa y sobre ellos otro tramo con el escudo señorial de los Mendoza, a quien perteneció el señoríos después de ser del condestable Ruy Lope Davalos y don Álvaro de Luna. Encima se asienta el templete sobre cuatro columnas finalizados en pináculos góticos como el propio templete. También están decoradas las esquinas del soporte de las columnillas.

Detalle del remate del rollo de Castillo de Bayuela

El segundo rollo es el de Montesclaros, es gótico y también está construido en granito pero en este caso el fuste es de tambores superpuestos y sobre el último de ellos esculpido el escudo señorial de los Mendoza, señores también de esta villa. También tiene una inscripción posterior del siglo XIX. Su localización primitiva no es la actual en la plaza mayor de la localidad.

Faltan dos de los canecillos y los que quedan están muy erosionados. El pináculo final es sencillo con una banda o collarete de decoración gótica bastante erosionada y pináculo ya muy redondeado. Como otros rollos está rematado con un vástago metálico que pudo haber sido una cruz.

Rollo de Montesclaros
Detalle del rollo de Montesclaros

El tercer rollo que hoy traemos a esta web es el de Pelahustán. Se trata de un monumento de aspecto sumamente fálico erigido en el siglo XVII cuando este pueblo se independiza de Escalona, cabeza del señorío. El material con el que está elaborado es granito. En el último peldaño se encuentra una inscripción con la fecha de su instalación.

Rollo jurisdiccional de Pelahustán

Es muy sencillo con cuatro pequeños canecillos que sobresalen al final del fuste que es de una sola pieza. Se erige sobre un basamento de planta cuadrada de cuatro gradas, cinco antes del enlosado de la plaza.

Remate del rollo de Pelahustán

MOLINOS DE LA SIERRA DE SAN VICENTE, CUENCA DEL ALBERCHE

MOLINOS DE LA CUENCA DEL ALBERCHE

SIERRA DE SAN VICENTE

Molino en término de Hinojosa sobre el arroyo Guadmora

En la cuenca del Alberche, sobre los pequeños arroyos de pendiente media que descienden de la Sierra de San Vicente hubo molinos que, al menos en épocas lluviosas, molieron para las gentes serranas pero también dieron servicio a los pueblos del valle del Alberche y la comarca de El Horcajo ya que, como hemos visto, el Alberche era río poco molinero.

Recorriendo río arriba los afluentes de la orilla norte del Alberche, nos detendremos primero en el arroyo de Las Tenebreras o de la Virgen, junto a la carretera que va de San Román de los Montes a Hinojosa. Se trata de un molino de cubo en sillería con el depósito característico de agua que delata su adaptación a de motor de gasoil (Te1). Su accesibilidad facilita su visita y el recorrido del canal de corto trayecto que hará comprender fácilmente al curioso el mecanismo básico de los molinos de agua (Foto 31).

Molino del arroyo de Las Tenebreras en San Román

En el mismo casco urbano de El Real de San Vicente existen restos de cuatro molinos de cubo, junto a un quinto un poco aguas abajo del pueblo, cerca del cruce con la carretera de Castillo de Bayuela. Este último conserva su rampa y un canal elevado que deja por debajo un portillo que permite el paso al otro lado del molino donde se encuentra el huerto. Todos estos ejemplares se sitúan sobre las orillas del arroyo de las Cañadillas (C1), (C2),(C3), (C4) y (C5) (Foto 32 y 33).

Molino en el casco urbano de El Real de San Vicente sobre el arroyo de Las Cañadillas

Hinojosa de San Vicente cuenta en su término con dos magníficos ejemplares molineros interesantes por su bonita arquitectura popular, (Gu1) y (Gu2) (Foto 34). Están situados sobre el arroyo de Guadmora que aguas abajo, ya en término de Castillo de Bayuela, movilizaba otros dos artificios de gran antigüedad y que, como los anteriores, cuentan con un receptor de cubo. Uno de ellos sirvió también como batán (Gu3) y (Gu4) (Foto 35).

Además, Castillo de Bayuela tiene en su demarcación otros seis molinos sobre el arroyo de Saucedoso, en la zona conocida como “del Puente Romano”. Los tres más bajos (S4), (S5) y (S6) son de tipología muy similar, con un cubo que tiene la base del mismo sumamente inclinada hasta el punto que podemos definir a estos receptores como de cubo-rampa.

Molino que también fue batán en el arroyo Guadmora

El segundo ejemplar (S2) tiene la peculiaridad de haber asegurado la estanqueidad del cubo mediante unos cilindros de cerámica de un metro de altura que cubren superpuestos la pared interior del receptor evitando así escapes de agua. Esto es lo que fabricado en piedra se conoce en otros lugares de España como “atanores”. El tercer artificio (S3) (Foto 36) toma sus aguas del afluente arroyo del Batán, aunque se sitúa a las orillas del Saucedoso, pero el cuarto (S 4) es de doble captación ya que toma el caudal de ambas corrientes. La presa del quinto molino es de las pocas existentes en la provincia que hemos definido como de “presa paralela a la corriente”, mientras que la presa del sexto tiene su anclaje en los mismos pilares del “Puente Romano”. Aguas abajo hubo un séptimo molino del que hoy ya no quedan restos.

Molinos de Saucedoso

Todos estos artificios estaban también en relación con la cercana localidad de Garciotún donde se pueden observar los pobres restos de un molino de aceite que, por la piedra que todavía permanece junto a sus ruinas, bien pudo haber sido primitivamente un pequeño molino harinero (Ga 1).

Uno de los molinos de Saucedoso

El siguiente afluente del Alberche es el arroyo de San Benito sobre el que se encuentra un hermoso ejemplar dotado de una larga y estrecha rampa. En sus muros se ven todavía los rótulos que indicaban su confiscación durante la guerra civil (S B1) y en su interior se ha dibujado sobre un muro un esquema del repicado de las piedras para recordarlo el molinero (Foto 37). En el arroyo de la Dehesa, tributario del anterior, podemos ver los restos de un pequeño cubo de tan solo un metro de diámetro (De 1). Estos dos ejemplares se encuentran en el término de la pequeña localidad de Nuño Gómez.

Molino de Nuño Gómez en el arroyo de San Benito

Otro arroyo de esta cuenca es el de La Nava que al pasar por Pelahustán daba movimiento a tres ejemplares entre cuyas ruinas  pueden distinguirse  los cubos de dos de ellos (Na 1) y (Na 2). Nos encontramos ya en el antiguo señorío de Escalona, aunque geográficamente estemos todavía en la Sierra de San Vicente, de la que siguen bajando pequeños afluentes hacia el Alberche.

SUBIDA AL CERRO DEL CASTILLO

Subida al Cerro del Castillo

Torre fortificada del poblado del cerro del Castillo. Al fondo el cerro del Oso y el Real de San Vicente
Torre fortificada del poblado del cerro del Castillo. Al fondo el cerro del Oso y el Real de San Vicente

 Recorrido aproximado 6 kilómetros. Entre 2 y 3 horas, según nos detengamos en los yacimientos arqueológicossubida-al-cerro-del-castillo

 Preguntamos en el pueblo de Castillo de Bayuela por el camino de “la Madalena”, que nos subirá hasta el antiguo emplazamiento medieval de este pueblo, “el castillo”. Pasamos por una vieja fuente restaurada y llegamos al lugar de donde parte la vaguada por la que asciende el camino, entre las dos elevaciones principales del cerro del Castillo. En la cumbre occidental se encuentra el antiguo pueblo amurallado medieval,  que a su vez se sitúa sobre los restos del viejo castro vettón. Podemos visitar la arruinada iglesia que mantiene su aspecto fortificado medieval en la torre, la portada de aires mudéjares y restos de sepulturas.

El cerro del Castillo está lleno de parajes amenos y vistas panorámicas
El cerro del Castillo está lleno de parajes amenos y vistas panorámicas

Desde aquí podemos acercarnos a una pequeña elevación al sudoeste que
también presenta restos de murallas, aunque más toscas, pues este otro yacimiento está datado hace unos cuatro mil quinientos años, en la Edad del Cobre. Entre ambos cerretes se encuentra una zona con alcornoques y grandes rocas en las que no sería extraño que veamos algún ejemplar de búho real.

Camino de subida al cerro del Castillo
Camino de subida al cerro del Castillo

La elevación oriental cuenta con restos de una necrópolis visigoda y con una vegetación entre los bloques graníticos de cornicabras, encinas, enebros y alcornoques, además de contar también con una magnífica vista panorámica sobre el valle del Alberche al sur y la Sierra de San Vicente al norte.

POrtada mudéjar de la iglesia del cerro del Castillo
POrtada mudéjar de la iglesia del cerro del Castillo

Descendemos hacia el norte por un agradable camino que va hasta la carretera, que a su vez nos llevará de vuelta hasta el pueblo, aunque los aficionados a la escalada pueden practicarla en unas vías abiertas en el cerro Garrido, situado al noroeste del cerro del Castillo.

torrecastillo
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ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

En esta última parte del artículo hablamos de oficios y artesanos de este pueblo de la Sierra de San Vicente

La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales
La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales

Los núcleos rurales eran hasta hace poco unidades casi autárquicas donde prácticamente todas las necesidades quedaban cubiertas por los propios habitantes, así era frecuente, como en Bayuela, encontrar zapateros y sastres que satisfacían las modestas necesidades de las gentes, aunque a veces el capricho o la prenda de respeto para fiestas o celebraciones señaladas se adquiría a vendedores ambulantes o en las ferias cercanas, Talavera fue siempre el punto de referencia de la comarca en ese sentido.

Nos sorprende sin embargo que en el siglo XVIII solamente hubiera dos albañiles en el pueblo, pero es que la arquitectura popular tiene como característica además de las señaladas, que es autosuficiente en la mayoría de los casos, eran los propios interesados  quienes construían sus viviendas, sus pajares o sus cuadras.

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Torneando elementos de muebes artesanos y una reproducción del rollo de Castillo de Bayuela

Las herramientas agrícolas precisaban de artesanos que fabricaran y repararan los útiles necesarios y los mayores recordarán todavía el sonido de las fraguas con el martillo golpeando sobre la bigornia los aparejos más diversos y el gran fuelle soplando sobre el carbón de brezo, el más calorífico de todos los carbones, cuya brasa conseguía domesticar el hierro; y ese otro sonido inconfundible de las herrerías, el del hierro candente al ser introducido en el agua. Desgraciadamente ya no queda ninguna de esas fraguas tradicionales en Bayuela.

La tracción animal ha sido, incluso en los terrenos ásperos sigue siéndolo, fundamental, para el aprovechamiento agrícola de vuestras sierras, por ello formaba parte del paisaje rural ese potro de herrar a la entrada de los pueblos que también ha desaparecido desgraciadamente en vuestro caso, el herrador solía ser además lo que podíamos definir como el A.T.S. del veterinario, el que le ayudaba en el cuidado de las caballerías.

Los animales de tiro precisaban de los arreos necesarios para su mejor uso y así, era necesaria la fabricación de albardas, colleras, frontiles y otros útiles. En Castillo parece que hasta hace poco vivió y trabajó también un albardero, oficio que como tantos otros ha desaparecido por falta de demanda como ha sucedido con la mayoría de los oficios artesanos, salvo que se hayan reciclado para la fabricación de objetos de interés decorativo o de recuerdos turísticos.

Tampoco parece haber tenido importancia la carretería en Castillo aunque la madera era relativamente abundante, pero es que esta actividad artesanal tenía más demanda en localidades situadas cerca de las vías de comunicación principales, es el caso de Talavera o Torralba de Oropesa, por poner dos ejemplo cercanos.

Hubo otra serie de oficios artesanales que se desarrollaron como medio de subsistencia complementario a las economías más modestas de los pueblos, y que a veces intentaban proporcionar un medio de vida protoindustrial a los jornaleros, este tipo de artesanía estuvo muy relacionado con la industria textil aunque en Bayuela nunca alcanzó gran desarrollo, en el siglo XVIII  había siete tejedores en el pueblo. No es esta zona rica en ciertas fibras vegetales como el esparto, es el caso de pueblos cercanos como Mesegar donde la existencia de esta fibra desarrolló esa actividad artesanal. Sin embargo en vuestro entorno se desarrolló el cultivo del lino que hizo que se celebrara una famosa feria del lino en Pelahustán , y también parece que se trabajó el cáñamo por algunos indicios toponímicos como el Arroyo del Cáñamo en Nuño Gómez, una de las aldeas del señorío.

Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto
Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto

Pero sí que destaca Bayuela por una actividad  artesanal, el trabajo de la anea, el artesano silletero que además creó la necesidad de que los carpinteros desarrollaran el trabajo de torneros para elaborar el mueble rural quizá más característico, la silla de anea.

Las necesidades de objetos domésticos de hojalata se cubrían con los artesanos ambulantes, hojalateros que suministraban cántaras para la leche, alcuzas o aquellos objetos necesarios para la iluminación de las viviendas, candiles, faroles e incluso las conocidas como cocinas económicas que funcionaban con carbón, eran los objetos de más demanda entre los fabricados por estos “fabriqueros” como se conocía antiguamente a los artesanos.

Pero en un pueblo tan vinculado a la ganadería como es Castillo de Bayuela, no podemos dejar de hablar de la artesanía pastoril. Cuando todavía no existían los transistores, los pastores entretenían sus momentos de ocio en el careo del ganado, elaborando diversos objetos que les eran de utilidad. En primer lugar la mochila o el zurrón con pieles que muchas veces se curtían ellos mismos y los zajones más o menos decorados que adornaban con tiras de cuero o, trabajando los huesos de cabras y ovejas conseguían labrar los canutillos de hueso o la plancha de cierre en la que dibujaban curiosos motivos populares.

Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora
Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora

El cuerno del gazpacho, el cuerno de beber, las cucharas de enebro o de espino y el cuzarro, recipiente de corcho o madera vaciada eran junto a los bastones y cayados los objetos más necesarios a los pastores que ellos según su sentido estético popular adornaban más o menos. Pero por lo que he podido ver en vuestro pueblo esa sobriedad castellana de la que ya hemos hablado impregnaba también toda la artesanía local y así son escasos los motivos decorativos de los objetos artesanales. Es la artesanía bayolera eminentemente práctica sin mucha filigrana, son escasos los motivos decorativos como los que podemos observar en nuestra geografía cercana, es el caso de las labores de Lagartera, los labrados rabeles de Ventas de San Julián, o las tarras y especieros decorados de Navalcán, ningún objeto alcanza la variedad de motivos de esos pueblos que parecen proceder de la influencia orientalizante de los mozárabes o esa complejidad de la artesanía del occidente peninsular que algunos retrotraen hasta los tiempos de la Vía de la Plata, cuando la influencia de los artesanos de Tartessos dejaron sus huellas en complicadas artesanías extremeñas o salmantinas, baste recordar como ejemplo los sombreros de Montehermoso o los trajes charros salmantinos. La artesanía de aquí es sin embargo, principalmente utilitaria, sin más complicaciones ornamentales que las de las labores textiles femeninas.

Pocos testigos quedan de aquella antigua actividad artesanal en Castillo, además la actividad de algunos de ellos raya más bien con el mundo de las manualidades aunque con pinceladas de artesano. Es el caso del trabajo en cuero de Cipriano, los curiosos artilugios mecánicos de Epifanio Muñoz, los objetos en madera de Flores Morales  y los trabajos pastoriles de Vicente o de Valentin. Otros bayoleros  forran botellas o hacen forja pero adaptada a la tecnología actual como Justo Ferrero.

En fin hemos querido dar aquí una introducción general con una mayor incidencia en la perspectiva histórica a las formas tradicionales de vida en Castillo de Bayuela, quede para otra ocasión la realización de encuestas y un más exhaustivo estudio de aspectos del patrimonio etnográfico inmueble y de la artesanía así como el estudio del ciclo de la vida y las fiestas y rituales bayoleros, el estudio de formas de vida que desaparecen, de formas de vida muy duras pero que son un patrimonio que desaparece sin remisión y por tanto tenemos la obligación de conservar sus últimas huellas.

Acabaré con unas palabras de mi paisano el Padre Juan de Mariana, el padre de la historia en España como lo definió Benito Pérez Galdós,

Es una descripción de la sierra de San Vicente a la que se retiró para escribir de Rege Institucione, texto que pretendía ser un manual educativo para Felipe III:  Suministran abundantemente los pueblos y las aldeas vecinas todo lo necesario para la vida, uvas higos y peras que pueden sostener la comparación con los mejores, jamones excelentes, peces, carnes, aves y vinos que podrían hacer olvidar la patria. Es verdaderamente de admirar que guardando tan buenas dotes estén aquellos lugares faltos de quintas y de moradas de recreo y de placer para los ricos, que difícilmente podrán encontrar otros más amenos saludables y fecundos…Nunca brillaron para mi días tan alegres ni tan claros; tan dulce y tan agradable era la sociedad en que vivíamos.

Cuernos labrados de pastor

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

Cultivos y arquitectura popular

Espada de espadar el lino y rueca para hilar
Espada de espadar el lino y rueca para hilar

En el siglo XVIII se nos dice que la mayor parte de las parcelas de regadío se dedican al cultivo del lino, sesenta fanegas nada menos son para este aprovechamiento que junto al de la morera son los dos grandes desaparecidos en la historia de la Sierra de San Vicente. Vamos a acudir a un paisano nuestro, el talaverano Gabriel Alonso de Herrera para saber algunos datos de cómo era el cultivo tradicional del lino, este clérigo de la parroquia de San Miguel que durante el siglo XVI vivió en Talavera sacó de sus vivencias por toda la comarca sus conocimientos para escribir el primer tratado de agricultura de España y uno de los primeros que en Europa intentaban hacer una ciencia del cultivo de los campos. Hoy da nombre a un instituto donde estudian muchos de los hijos de este pueblo. Pues bien sobre los tipos de lino dice: “ Uno es invernizo, que se siembra antes del invierno que en algunas tierras llaman vayal, otro hay que se siembra a la primavera, que es por hebrero o marzo, y porque se riega llaman regantío”

Aparece una palabra que a todos os sonará, vayal y que es una bayuela, sino un diminutivo de vayal, yo estoy con los que mantienen que el nombre de vuestro pueblo y el apellido de bayolero por el que se conoce a los vecinos de aqui deriva directamente de estos linares ya desaparecidos.

Y sigue Alonso de Herrera: “ Cuando lo arrancaren han de hacer pequeños manojos…unos lo sacuden sobre sábana y otros con un peine de madera tan estrecho de púa que la cabezuela donde está la simiente no pueda pasar..y luego lo lleven al río… pónganle pesas encima porque ello es muy liviano…después bien enxuto y soleado, tráyanlo so techado, y antes que lo majen pónganlo en lugar algo húmido que la hebra tome correa, que si así seco lo majassen y espadassenc ortaríen la hebra y perdería mucho. Esto hecho entréguenselo a las mujeres que hagan dello como saben y lo pongan en perfición”

He leido en un artículo de AGUASAL como se guarda todavía memoria de los lugares donde se cultivaron los últimos linares y las piedras donde se majaba el lino virgen, y cómo todavía se guardan algunas espadas de madera de espadar el lino y algún peine de púas para obtener la fibra vegetal además de algunas mañas de esta fibra vegetal.

Molino de agua del arroyo Saucedoso
Molino de agua del arroyo Saucedoso

En el Catastro de Ensenada se hace también referencia a los olivares de donde se obtenía la aceituna que más tarde se molturaría en los lagares o molinos de aceite del pueblo. En aquella época eran dos y hoy todavía queda algún resto del llamado molino del Cura, hoy todavía se puede recrear la planta de sus instalaciones.

En cuanto al vino, hemos visto que en época tan temprana como el siglo XIV ya se hace referencia a las “viñuelas del castiello”. Todavía en la actualidad quedan algunas bodegas donde se mimaba la producción vinícola de la zona que, en el caso de una de las aldeas de Castillo, como es Hinojosa llegó a tener cierta fama.

Entre las instalaciones preindustriales de interés en Castillo de Bayuela debemos destacar la molinería de sus arroyos, nada menos que ocho molinos de agua eran movidos por el Guadmora y el Saucedoso. Son preciosas muestras de arquitectura popular en granito que debéis conservar, son molinos de cubo, de rampa y algunos de cubo-rampa según la terminología que utilizo en mi trabjo sobre los molinos de la provincia, el molino fue siempre lugar de trabajo pero también de encuentro, de vida y porqué no decirlo, de sisa y de estraperlo. Nos llevaría mucho tiempo hablar de su funcionamiento, de la maquila, de sus presas de sus canales de sus cárcavos y rodeznos, pero quede constancia de nuestra referencia a los molinos de agua, primera máquina que ahorra tiempo y esfuerzo al ser humano.

Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado
Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado

Ya me he referido a la belleza que como arquitectura popular tienen los edificios molineros, pero hay muchas otras muestras de esa arquitectura tradicional  que tuvimos tiempo de analizar en una conferencia anterior monográfica sobre ese tema. Pero recordemos que la sencilla forma de costruir de estas sierras hunde sus raices en el mundo céltico de las edificaciones redondas con techos vegetales que luego se transforman en falsas bóvedas por superposición de lanchas de granito, es el caso de los chozos y las cochineras, repartidas por vuestros montes. La arquitectura popular tiene una característica fundamental que es la utilización de los materiales más inmediatos y así el granito en mampostería y en más raras ocasiones en sillería predomina sobre otros materiales como el adobe y el tapial que se reservan para construcciones secundarias o para aumentar la altura de las escasas viviendas dobladas. Ese segundo nivel de vuestras casas donde se guardaba la paja y que os valió el nombre que se os aplica en el conocido dicho “ Los de Castillo pajariegos, que toda la paja encierran y un año que no la cerraron se murieron las becerras.”

Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente
Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente

La tradición arquitectónica de los pueblos serranos abulenses se deja también sentir en vuestras viviendas tradicionales: bajos perfiles de prolongadas techumbres, pequeños huecos y vanos y sobriedad absoluta en la ornamentación. Si acaso alguna cerradura en la que el herrero se entretuvo en adornar con motivos sencillos.

Pero no debemos olvidar las encantadoras construcciones secundarias como los pilones graníticos, los abrevaderos y comederos de animales vaciados en la piedra o en grandes troncos, las parideras, las majadas, los ameales, las fuentes y los puentes de bloques ciclópeos de granito, ese granito que también sirvió para labrar las cruces del calvario o la calavera que preside el cementerio, porque hasta en el cementerio se puede encontrar el sabor de la cultura popular y alli también me adentré con todo respeto y contemplé algunas de esas preciosas lápidas de cerámica de Talavera que tienen escritos bonitos epitafios imaginados por el corazón sencillo de un labrador que ha perdido a un ser querido, casi siempre algún niño.

No había sin embargo lavaderos en Castillo, las mujeres se encontraban en el arroyo y allí cambiaban impresiones y chascarrillos, hoy la consulta del médico y los comercios han sustituido a ese lugar de encuentro que era la fuente o el lavadero.

Pero volvamos otra vez doscientos años atrás y analicemos la sociedad bayolera de entonces: Dos clérigos representaban a la iglesia en el pueblo, los funcionarios de entonces entre comillas eran un administrador del señor feudal, un cirujano y un boticario, un maestro de primeras letras y un escribano;  hoy, la mejora de los medios de comunicación y el falso atractivo de la ciudad hace que ni los sanitarios, los maestros o los administrativos vivan en los núcleos rurales en su mayoría, este hecho disminuye de alguna manera el dinamismo social de nuestros pueblos.

Pozos y pilas en Bayuela

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO (II)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA

Conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza en Castillo de Bayuela. 2ª parte: Sus recursos en la historia

Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo
Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo

Escuchad si no lo que dicen unos bayoleros de 1578:

“ …que en esta villa en tiempos que vivían en el Castillo, han oído decir a los pasados que los vecinos de él eran personas principales y gente de guerra y desde el castillo corrían la tierra de la comarca, y se defendían, y han oído decir que los habitantes de el dicho castillo tuvieron en tiempos pasados muchas diferencias y cuestiones con los de la villa de Escalona, y se llevaban los ganados de las unas partes a las otras y sobre la defensa de ellos siempre se apellidaban los de el dicho Castillo, y salían a defenderlos.”

Un lugar tan estratégico como vuestro cerro del Castillo no podía pasar desapercibida su situación estratégica para los pueblos que pasaron por aquí, pero este hecho tenía sus inconvenientes y como también decían en el siglo XVI,” por ser la tierra fragosa, y en parte alta, y mucha estrechura, los vecinos dejaron aquella vivienda y se bajaron a vivir donde al presente están, que antes dellos se llamaba Pajares, por estar adonde el dicho lugar está agora algunas labranzas y casas pajizas.”

Antes de su deforestación, estas tierras se encontraban cubiertas de bosque y así los vecinos del tiempo de Felipe II dicen “ Hay bastante leña, y cerca, como son encinas, robles, madroñeras, alcornoques, enebros y  otros montes bajos». Hoy esos montes y dehesas no son tan frondosos, pero hubo un tiempo en que como nos decía el archivero Rafael Gómez, se carbonearon los bosques de Balsamaña llegándose a exportar ese carbón a Madrid en más de mil carretas, poco nos queda ya de aquella actividad carbonera, si acaso el recuerdo de la extracción de picón en tiempos más recientes y manchas circulares de color oscuro que no son otra cosa que la huella de antiguas carboneras.

Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro
Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro

Pero esa leña no sólo sirvió para arder en los hogares o en los muchos hornos de pan llamados maquileros como los molinos por cobrarse el dueño su servicio en especias quedándose con algún pan de la cochura del vecino, también servirían para cocer las tejas que sustituirían a los techos retamizos o pajizos de las viviendas según se iba consolidando la población, todavía os queda uno de esos hornos tejares en recuerdo de aquella antigua actividad hoy ya desaparecida.

También se utilizó su madera para la construcción de las viviendas, pilares y vigas de enebro son tal vez el mejor y más duradero de los materiales que pueden utilizarse en la arquitectura popular y vuestros antepasados no dejaron de hacer uso de esas cualidades. Los cuarterones y las vigas maestras de las construcciones de  envergadura precisaban de una mayor longitud y formas más rectilíneas, es el caso del pino como que, también decían hace quinientos años: la traen de las villas del Adrada y… que están a ocho y cuatro leguas”

Una de las actividades primeras de los repobladores cristianos, que  ya desde los visigodos se venía desarrollando en nuestro entorno, es la producción del único edulcorante existente hasta el descubrimiento de América y la caña de azúcar, me refiero a la miel. Era, como podemos comprender, un producto de primera necesidad y su aprovechamiento se acompañaba del de otro producto fundamental, la cera, necesario para dar luz a las oscuras casas de vuestros antepasados y preciso para los rituales de la iglesia, tan imbricados en su vida cotidiana. Pues bien con la corteza del alcornoque se hacían esas primitivas colmenas que incluso hoy día se utilizan, uniendo sus tapas y el cuerpo con virus de jara, ese otro material vegetal que daba calor o que servía para hacer las techumbres de las viviendas, sosteniendo el entortado de barro sobre el que se apoyaban las tejas.

Siguiendo con los recursos naturales que aprovechaban vuestros antepasados esta relación que venimos siguiendo del siglo XVI nos dice que el pueblo era “ tierra de alguna caza como son: perdices, liebres, conejos, aunque no en mucha cantidad, y algunas zorras, lobos y tejones.” lazos , lanchas de piedra hábilmente dispuestas y otros artilugios han servido hasta hace poco para complementar la escasa proporción de proteínas de la dieta al alcance de una sociedad rural como esta de la sierra se San Vicente.

Casi dos siglos antes, Alfonso el Onceno cazaba osos por estas tierras como se dice en su Libro de la Montería: “ et Guadamora es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en ivierno. Et son las vocerías, la una desde cabeza del Oso, la cumbre ayuso, fasta la cabeza del Toconal, et travesar el arroyo de la Fresneda fasta la cabeza de la Gatera, et por esta fasta La Calera: et la otra desde el arroyo del Real et por medio de las viñas del Castiello fasta las dehesas de Pajares. Et son las armadas, la una en Salzedosa a la boca de Navaconejeros, et la otra en las Cañadiellas”.

En 1578 Bayuela “es tierra de alguna labranza, …y que en ella se cría seda más cantidad que en lugares comarcanos, y hay algunos ganados como cabras, ovejas, ganados de cerda …”

Como veis poco ha cambiado desde entonces la condición ganadera  que desde tiempos prehistóricos tenían vuestros prados y dehesas, que al encontrarse atravesados por un importante ramal de la cañada Segoviana, eran arrendados a los ganaderos trashumantes desde San Andrés hasta finales de abril. Los merinos o serranos como se les conocía aportaban así una fuente económica complementaria al pueblo

Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca
Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca. Se mantienen sus ramas con vigas de granito.

Pero ya tenemos aquí una desaparecida actividad que hasta no hace mucho se desarrolló especialmente en la Sierra de San Vicente, el cultivo de la seda, que salvo los más jóvenes todavía habéis conocido con esas trojes llenas de hoja de morera que alimentaban a los gusanos que todavía los chavales de toda la comarca crían pero ya convertida esta actividad en un juego, modesta huella  de lo que fue otra fuente de ingresos complementaria, principalmente durante el siglo XVIII, cuando la Real Fábrica de Sedas de Talavera elaboraba ricas telas que adornaban los mejores palacios con el producto de esas viejas moreras centenarias que todavía se conservan en vuestros cercados y que son monumentos vivos de una actividad por la que nuestra tierra fue conocida incluso en el extranjero, de la que dependieron miles de personas y que al cesar con el cierre de esas Reales Fábricas ocasionó una época de hambruna en la comarca. Esas moreras eran conocidas como árboles prudentes por los antiguos debido a su brote tardío que evitaba así las heladas.

Y en fin, en esta relación dirigida a Felipe II, el rey Prudente, que estamos analizando se definen los recursos de este pueblo con una preciosa frase que ya habréis escuchado pero que por ser encantadora traigo de nuevo aquí: “Es tierra, de muchas cosas poco, y de ninguna mucho”  ¡Qué castellana y sobria forma de aceptar la humildad de recursos pero al mismo tiempo la variedad de los mismos que lleva a esa independencia, a esa tendencia a la autarquía del labrador castellano.

Pero vayamos al siglo XVIII, allí  encentraremos algunos datos más concretos sobre la forma de subsistir de los bayoleros. Los regadíos son pocos y dependen en gran medida de la pluviosidad anual, de todas formas se nos refiere que entre los frutales cultivados se encuentra el cerezo, lo extremo y seco del clima actual impediría seguramente que además de las higueras y las moreras los huertos de las riberas contaran con estos frutales. También han casi desaparecido los robles de los que se dice en el siglo XVI que estaba poblado el término, confirmándonos hoy esa regresión del ecosistema.

Molinos en el arroyo Saucedoso

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, BAYUELA

EL PATRIMONIO ETNOLÓGICO DE CASTILLO DE BAYUELA (1)

Primera parte de una conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza en Castillo de Bayuela. Trata de los antecedentes prehistóricos y algunos datos arqueológicos.

Los cerros del Castillo y del Obispo, donde se asentaron los primeros bayoleros
Los cerros del Castillo y del Obispo, donde se asentaron los primeros bayoleros

La etnología es la parte de la antropología que estudia las razas, los pueblos, las diferentes culturas, en todos sus aspectos físicos y psíquicos. Se basa para ello en los materiales aportados por otra ciencia antropológica, la etnografía.

La historia es otra de las armas de las que se sirve la etnología para estudiar las formas de vida del hombre, aporta una visión evolutiva del modo de sobrevivir del ser humano que se va adaptando en el curso del tiempo a diferentes condicionantes naturales y sociales para conseguir vivir sobre un espacio natural determinado aprovechando un entorno concreto.

Pero esta historia de la que hoy hablaremos no es la historia de las grandes batallas, los reyes y los señoríos, los grandes monumentos o las grandes conquistas, es la historia de las gentes y de cómo nacen, se alimentan, se visten, se divierten, se reproducen, se aman o mueren adaptándose al engranaje de la naturaleza que les ha sido dada.

Un ejemplo que todos entenderéis es el de la población de Montesclaros, asentado su término sobre el territorio más calizo de toda nuestra comarca, acabaron sus habitantes por explotar la cal  en casi una treintena de hornos caleros que la cocían y, tras comerciar con ella se enjalbegarían los pueblos de nuestra tierra, se elaboraría la argamasa con que se se construirían los edificios más significativos e incluso se exportaría fuera de aquí constituyendo una de las formas de vida características de esa localidad cercana. Pues bien, la etnología estudiaría todos los aspectos materiales y culturales de ese mundo de la cal .

Pero hemos venido a hablar de vuestro pueblo y de sus habitantes que hace miles de años cazaban grandes animales sobre las terrazas del Alberche y sus arroyos afluentes dejando sobre los sedimentos fluviales las hachas con las que partían la carne o las raederas con las que cortaban las pieles y que algunos vecinos coleccionan hoy día.

Camino empedrado que sube al cerro del Castillo tal vez desde tiempos prehistóricos
Camino empedrado que sube al cerro del Castillo tal vez desde tiempos prehistóricos

Con el Neolítico, el hombre desarrolla el cultivo de los cereales y el pastoreo. Como en casi toda la meseta central, la localización de yacimientos neolíticos es incierta y sólo podemos aventurar su existencia por el hallazgo de hachas pulimentadas de difícil datación, ya que también se encuentran en los asentamientos de la Edad del Bronce. De esa época sí que tenéis en Bayuela una buena representación en el Cerro del Obispo. Ahí  arriba se enterraron hace unos 3500 años unos hombres que ya dominaban el trabajo de los metales como indican los crisoles hallados en el yacimiento; se inhumaban con sus cuchillos de sílex, sus hachas de piedra y sus molinos barquiformes que nos informan de ese balbuceante dominio de la agricultura. También se encuentran fusayolas o pesas de telar y leznas que nos sugieren un trabajo textil y del cuero que les dotaría de sus vestidos y recipientes, los cuencos y vasijas de variada tipología que fueron hechos a mano, sin conocer todavía el torno, nos demuestran que estos primitivos bayoleros conocían la cerámica. El hallazgo de un brazalete de arquero nos sugiere que desarrollaban una actividad cinegética y que estos hombres del bronce medio como culturas posteriores que se asentaron en el cerro del Castillo lo hicieron por lo fácil que resulta la defensa de un grupo humano, debido a lo escarpado de las pendientes rocosas de vuestro cerro más significativo.

Pero hay otra constante en la dedicación de las gentes de este pueblo que ya aparece en época tan lejana, parece, según sus excavadores, Gil Pulido, Menéndez  y  Reyes, que estos enterramientos rituales en pithoi, delimitados por una lancha de granito y una torta de cerámica como tapadera, contenían cuartos de animales como ofrenda al muerto, como sustento simbólico en su viaje al más allá. Este detalle nos habla ya desde hace 3.500 años de la actividad quizá más característica de estas tierras, la ganadería.

A lo largo de nuestro viaje por las formas de vida bayoleras vamos a ver como , en realidad no han variado mucho los recursos y el aprovechamiento del entorno desde aquellos remotos tiempos de la Edad del Bronce.

Verracos vettones de Castilla de Bayuela. El mayor cuentan que se bajó desde el cerro del Castillo por los quintos en los años 30
Verracos vettones de Castilla de Bayuela. El mayor cuentan que se bajó desde el cerro del Castillo por los quintos en los años 30

Damos otro salto  en la historia y nos encontramos en la Edad del Hierro, y un pueblo eminentemente ganadero como el de los vettones vio también en el cerro del Castillo el lugar idóneo para guardar sus ganados, y puso en la puerta de su gran cerca esculturas zoomorfas que protegieran simbólicamente a sus reses, son vuestros verracos. Eran un pueblo que deambulaban de un lado a otro con sus ganados y que por tanto dejaron muy pocos restos materiales de su cultura y de sus formas de vida, muchos historiadosre consideran que son los precursores de los ganaderos trashumantes y que fueron ellos los que comenzaron a dibujar las cañadas que todavía hoy atraviesan vuestros pastos. Esta cultura prerromana extendía su ámbito de influencia por las actuales provincias de Ávila, Salamenca, Cáceres y la comarca de Talavera, los verracos de Castillo de Bayuela son de los que se encuentran en una situación más oriental ya que la zona de influencia de Toledo no está ya en el ámbito de los pueblos célticos sino en el mundo de los pueblos ibéricos. Los asentamientos vettones se localizaban en castros, zonas elevadas y rodeadas por amurallamientos donde construían sus viviendas circulares en muchas ocasiones similares a las viviendas más simples de las que todavía podemos contemplar por vuestros campos, me refiero a los chozos de pastor o a las cochineras, que recuerdan a las viviendas que formaban los poblados de los castros gallegos, o en ejemplos más cercanos como el Castro de El Raso, cerca de Candeleda o el del arroyo Manzanas en Talavera.

Los romanos también dejaron su huella en Bayuela y en parajes como la Vega del Debate o la zona de la Fuente del Moro se hallan muros, tégulas y cerámica que nos habla de su presencia. Formando parte del muro de una cerca podemos todavía ver una mole de piedra a medio labrar que no es otra cosa que el enorme peso que en los lagares romanos ayudaba a que la viga presionara la aceituna para obtener su preciado aceite, los lagares o molinos de aceite que se mantuvieron hasta hace poco en el pueblo son herederos directos de aquellos lagares romanos. Nunca sabremos si realmente fue la sierra de San Vicente la que sirvió al guerrero lusitano Viriato como refugio y base de sus razzias sobre los romanos que se aventuraban buscando pastos, cómo no, por esta zona siempre unida al pastoreo y la ganadería.

Los visigodos también dejaron restos de su paso por Bayuela en esa concentración de historia y arqueología que es el cerro del Castillo. Allí quedaron las fíbulas y los broches con que estos pueblos guerreros se enterraban. 

Portada mudéjar de la arruinada iglesia del cerro del Castillo en Bayuela

5 RUTAS MOLINERAS POR LA SIERRA DE S. VICENTE

EXCURSIONES MOLINERAS POR LA SIERRA DE SAN VICENTE

Molinos de Guadyerbas en Navamorcuende
Molinos de Guadyerbas en Navamorcuende

En mi libro sobre los molinos de agua de la provincia de Toledo describo los casi trescientos molinos distribuyéndolos por zonas, Una de esa zonas con más de cincuenta artificios es la que abarca la Sierra de San Vicente y sus prolongaciones de El Berrocal por el oeste y la sierra de La Higuera y valle del Alberche por el este.

No tenemos aquí espacio para describir el funcionamiento de estas venerables construcciones que son la primera máquina, el primer ingenio que inicia para algunos la revolución industrial de los humanos, pero sí recomiendo la lectura de mi obra aludida para introducirse en su conocimiento y después visitarlos con mayor conocimiento del tema.

Muchos de esos edificios se hallan en ruina casi completa y apenas distinguimos su planta, y por ello vamos a recomendar una serie de paseos para conocer los más significativos y los que se encuentran en mejor estado o los que están más agrupados en las riberas de nuestros arroyos y pueden hacer más productiva nuestra excursión.

Primera Ruta: Subamos desde Navamorcuende hacia el Piélago y antes de llegar a coronar vemos a nuestra izquierda un cubo solitario de sillarejo con su saetín o conducto por el que salía el agua que movía el rodezno. La propia carretera se ha llevado por delante la sala del molino. Si desde él seguimos su antiguo canal entre el rebollar observamos que se trata de un curioso molino de escorrentía abastecido de caudal por canales labrados en las laderas próximas además de por una fuente cuya corriente se acumulaba en una represa. De este ejemplar sale directamente el agua a otro por debajo ya de la carretera que tiene un receptor en rampa y no en cubo como el anterior. Pero es el tercero, por debajo de los anteriores, el edificio molinero tal vez de mayor entidad de la Sierra. Perteneció al convento y tiene tres pisos y un enorme cubo al que llega el agua por un canal elevado sobre mampostería. Al cárcavo se accedía por una escalera helicoidal. Del cuarto artifico apenas se percibe su vieja rampa arruinada.

Molino en el arroyo del Batán en Garciotún-Bayuela
Molino en el arroyo del Batán en Garciotún-Bayuela

Segunda Ruta: por la cantidad de molinos asentados en sus riberas haremos una segunda excursión a la zona del denominado “puente romano” de Castillo de Bayuela, un puente del siglo XVII en torno al que se localizan seis ejemplares vinculados tanto a Bayuela como a Garciotún. Nos acercaremos por carretera y, yendo hacia Garciotún, nos detendremos donde cruza el arroyo bajo la carretera y subiremos siguiendo sus riberas. Los tres molinos más bajos son muy parecidos, con un cubo de base muy inclinada o cubo-rampa. El tercer artificio toma sus aguas del arroyo del Batán, nombre que nos indica que éste u otro edificio desparecido pudieron haber sido un ingenio también movido por el agua para abatanar los paños. El cuarto es de doble captación, pues toma el agua de ambas corrientes. El siguiente tiene la peculiaridad de asegurar la estanqueidad de su cubo con unos cilindros de cerámica llamados atanores en la terminología molinera. Otro molino tiene su anclaje en los mismos pilares del puente. Todos ellos son de una pintoresca arquitectura popular en mampostería de granito.

Molino de Garganta Tejea en Real de San Vicente
Molino de Garganta Tejea en Real de San Vicente

Tercera Ruta: Desde la gasolinera de El Real de San Vicente parte un camino que en un agradable paseo nos llevará hasta la Garganta Tejea, donde se pueden observar las ruinas de cinco molinos vinculados a El Real y Almendral. El primero de ellas capta el agua con una pequeña presa de dos metros de largo con un canal excavado en la misma chorrera. Desde su propio cárcavo el agua va al siguiente ejemplar. La pendiente es pronunciada y actualmente se puede ver un tubo de hierro por el que descendía el agua, aunque quedan restos que nos demuestran que antes era utilizada una conducción hecha sobre un tronco vaciado de castaño. Esos tubos se cubrían con lanchas de granito para protegerlos. El cuarto edificio era de mayor entidad pues tenía dos plantas y movía dos piedras. Es éste otro conjunto de interés etnográfico por ser de los pocos molinos con receptor “de tubo”y están además situados en un entorno natural de gran belleza.

Molino de Guadmora en Hinojosa de San Vicente
Molino de Guadmora en Hinojosa de San Vicente

Cuarta Ruta: Desde Hinojosa desdenderemos por una senda que va hasta el arroyo Guadmora, en término de esta localidad, encontramos dos pintorescas construcciones molineras. Seguiremos bajando por el camino paralelo a la ribera de este arroyo y ya en término de Bayuela encontraremos otros dos magníficos ejemplares en mampostería de granito que como los anteriores tienen su receptor de cubo y un de ellos también sirvió de batán.

Molino del Tiétar en La Iglesuela
Molino del Tiétar en La Iglesuela

Quinta ruta: Desde el puente de la carretera de la Iglesuela a Casavieja podemos ascender río arriba y visitar un ejemplar que era de gran belleza pero ha sido restaurado de forma no muy afortunada y más arriba otro ejemplar con su presa con un entorno natural de gran interés con cigüeña negra. Era de dos piedras y estuvo reconvertido a motor de gasoil cuando no había caudal suficiente. Si nos quedan fuerzas bajaremos luego el río hasta llegar al molino de Castillo, que se caracteriza por un canal de mampostería elevado de bloques graníticos.

Y molinos sueltos: Desde el propio casco de San Román se ascienden doscientos metros y encontramos un bonito molino en el arroyo de Las Tenebreras. Cerca del casco de Buenaventura hay otro buen ejemplar, así como en el mismo caserío de El Real donde podemos ver otros cuatro. Junto a Sotillo de las Palomas, por debajo del puente de la carretera, se encuentra sobre el Guadyerbas otro curioso ejemplar muy accesible que se intentó mover en tiempos de guerra con motor de vapor de agua, una especie de curiosa locomotora molinera.

SAN BARTOLOMÉ

San bartolomé en azulejería de Talavera del siglo XVI en la iglesia parroquial de El Casar de Talavera

*Iglesia de El Casar de Talavera. Talavera de la Reina. Frontal de altar del evangelio. Policromía. Siglo XVI.
Enmarcada en recortes de ferroneríe con pequeñas flores y frutos en los huecos, y flecos simulados en la parte superior. San Bartolomé sujeta la cadena con la que tiene preso al diablo y en la otra mano la espada o cuchillo de su martirio. Varias terrazas y árboles esquemáticos adornan el fondo.

SAN BARTOLOMÉ

San Bartolomé llegó a la India y se hospedó en uno de los templos de Astaroth. Un demonio hablaba desde el interior del ídolo para conseguir así que los vecinos del país adoraran a las viejas divinidades, pero el santo inmovilizó al diablo del ídolo con cadenas de fuego. Llegó a oídos del rey Polibio, gobernador de la región, que San Bartolomé había arrojado al diablo del cuerpo de un Seguir leyendo SAN BARTOLOMÉ