TRECE MENTIRAS Y UN MANTRA SOBRE EL TAJO QUE USTED NO DEBE CREER

DOCE  MENTIRAS Y UN MANTRA SOBRE EL TAJO

QUE USTED NO DEBE CREER

Mentira 1ª: “Esto lo arregla el Plan Hidrológico Nacional”. Falso: El dichoso plan no derogaba el trasvase y dejaba al Tajo tal cual.

Mentira 2ª: “Con el Plan Hidrológico Nacional, en vez del Tajo se trasvasaría del Ebro”. Gran engaño generalizado, ya que en el Plan esto no aparece por ningún lado, y no por repetido deja de ser falso.

La histórica manifestación en defensa del Tajo de Talavera de 2009
La histórica manifestación en defensa del Tajo de Talavera de 2009, a su paso por la calle San Francisco

Mentira 3ª: “El trasvase es solidario” El trasvase es la colonización de una comarca pobre por otra región rica. ¿Desde cuándo eso es solidaridad? Eso es Robin Hood al revés. Por el trasvase no va agua, van euros. Unos se empobrecen para que otros se enriquezcan.

Mentira 4ª: “Al río Tajo le sobra agua, luego se puede trasvasar” Esta es la gran falacia sobre la que se apoya el expolio del río. Cuando se hizo el trasvase, las aportaciones en cabecera eran de hasta 1300 hectómetros cúbicos al año y se llevaban 500, hoy solo caen los 500 y se llevan la práctica totalidad. Incluso hay años que se han llevado el 120%.

El Tajo en los años 70 a su paso por el Castillo de Malpica, residencia medieval del señor de Valdepusa

Mentira 5ª: “Murcia necesita el agua” Con las desaladoras, sus acuíferos y sus propios recursos solamente es una cuestión de precio. Pero claro, el trasvase les sale casi gratis. Así lo han reconocido entre otros catedráticos de hidrología de la universidad murciana. Y más, teniendo en cuenta el gran número de hectáreas regadas ilegalmente.

Mentira 6ª: “Lo importante es una reserva en cabecera”.  Falso. Lo que realmente es necesario es un caudal ecológico real y verdadero en Aranjuez, Toledo y Talavera.

Mentira 7ª: “El agua del Tajo es de Castilla-La Mancha” Falso. El Tajo es de los pueblos y ciudades de la cuenca del río Tajo. Da exactamente igual que vaya a regar los campos de golf de Murcia o a los viñedos de La Mancha.

Mentira 8ª: “Madrid necesita el Alberche”. Falso: Madrid está en la cuenca del Tajo y puede abastecerse de sus embalses de cabecera sin tener que utilizar el caudal del Alberche necesario para los regadíos de Talavera.

Mentira 9ª: “El problema es la sequía”. Falso: El problema es la gestión nefasta de los ríos por intereses políticos y electoralistas, aunque la sequía agrava la situación.

El Tajo a su paso por Valdeverdeja

Mentira 10ª: “El agua no es de quien la ve pasar” Falso: De quien seguro que no es el agua es de los especuladores urbanísticos de la costa murciana. En todas las normativas europeas la cuenca cedente tiene preferencia para mantener su caudal ecológico sobre los intereses económicos de la cuenca favorecida.

Mentira 11ª: “Aprobada la construcción de estaciones de aforo para medir el caudal del Tajo en Talavera y del Alberche en Escalona” Verdadero, pero los políticos se hacen el longui. Aunque las aprobaron en el senado con los votos del PP y el PSOE y se presupuestaron, no las construyen porque no les interesa que se pueda demostrar ante un Juez o ante Bruselas el lamentable estado de nuestros ríos que trasgrede la normativa.

Mentira 12ª: «La tubería del arroyo de las Parras supone la modernización de los regadíos». Falso de toda falsedad. El objeto de esa tubería es regar con el Tajo en lugar de con el Alberche, es convertir a la vega de Talavera en la balsa de sedimentación de toda la mierda biológica y química de Madrid.

Mentira 13º: «Hay políticos que defienden el Tajo» La madre de todas las grandes mentiras. No hay ni un solo político, congresista o senador, que se haya manifestado taxativamente y en sede parlamentaria contra el trasvase y en defensa de los intereses de los ciudadanos ribereños del Tajo. .

Un mantra: “Agua en cantidad y calidad” No por repetida, esta demagógica frase quiere decir algo, ya que nunca dicen nuestros poco comprometidos representantes ni qué cantidad ni qué parámetros de calidad quieren para el Tajo. Es mantra de los políticos para con este latiguillo, salir del paso y no decir nada sobre el trasvase, y así salir del paso.

El Tajo a su paso por Toledo

LOS RECEPTORES HIDRÁULICOS EN LOS MOLINOS DE AGUA (1) EL CUBO

Molino de cubo en Riofrío
Molino de cubo en Riofrío

LOS RECEPTORES HIDRÁULICOS EN LOS MOLINOS DE AGUA

Nuevo capítulo de mi libro agotado «Los Molinos de Agua de la Provincia de Toledo».

Los receptores son aquellos dispositivos que, en sus diferentes modalidades, acogen el agua transformando su fuerza viva en la energía rotatoria que moverá la muela o piedra de molino.

Los tres tipos más frecuentes de receptores hidráulicos
Los tres tipos más frecuentes de receptores hidráulicos

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VIEJAS FOTOS DE COMERCIOS TALAVERANOS (1)

Puesto de Carnicería en el antiguo Mercado de Abastos

VIEJAS FOTOS DE COMERCIOS TALAVERANOS

Hoy traemos aquí una primera serie de fotos antiguas de comercios talaveranos. El comercio ha sido históricamente una de las actividades vitales para la economía de la ciudad. Ya el viajero Al Idrisi habla de los magníficos bazares de la ciudad hace casi mil años y hay muchísimas referencias históricas al intercambio comercial hasta el punto que a nuestra ciudad le llaman los pueblos comarcanos «el pozo», porque es donde viene todo a parar desde los pueblos de las antiguas tierras de Talavera  y de muchas comarcas cercanas.

Guarnicionería Cerdán
Guarnicionería Cerdán

En primer lugar vemos una fotografía de publicidad de guarnicionería Cerdán que fue publicada en un númerodedicado a Talavera de El «Castellano Gráfico»

Fotografía de los tejidos Casares
Fotografía de los tejidos Casares

Esta fotografía de la tienda de tejidos Casares tiene el mismo origen que la anterior y en ella se ven a tres clientas con el vestuario tradicional de las mujeres a principios del siglo XX con el guardapiés, el delantal, el pañuelo que en este caso se percibe más lujoso que el de diario además de la blusa, con el pelo recogido en un moño. A la derecha aparece el dueño y tras el mostrador dependientes y aprendices.

Farmacia de don Abel en la Corredera
Farmacia de don Abel en la Corredera

Esta tercera fotografía del castellano gráfico anuncia la farmacia de don Abel  en la corredera y a la izquierda aparece el mancebo que no es otro que mi abuelo Miguel Méndez-Cabeza Martín.

Automóviles y motocicletas Mingoranz
Automóviles y motocicletas Mingoranz

Última fotografía de comercios y único edificio que aún se mantiene en pie en la calle del Prado con la tienda de Mingoranz que sucesivamente comercializó, camiones, automóviles, motos y bicicletas.

 

POR EL CORDEL A PELAHUSTÁN

POR EL CORDEL A PELAHUSTÁN

Nueva excursión de las que aparecen en mi libro Rutas y Senderos de Talavera y Comarcas que une tres pueblecitos de la sierra de san Vicente en un paseo variado y agradable.escanear0027
Nuestra excursión semanal comienza hoy en el pequeño pueblo serrano de Garciotún. El nombre de esta localidad, así como el de las otras dos que vamos a visitar, procede del nombre de sendos caballeros abulenses que repoblaron esta zona en la Edad Media: García Fortún, Nuño Gómez, o un tal Pelayo, en el caso de Pelahustán, fueron premiados por sus hazañas en la reconquista con el territorio en el que luego se asentarían estos tres pueblos de la Sierra de San Vicente.

Antes de partir de Garciotún visitaremos la ermita restaurada, la placita de la iglesia y daremos una vuelta por sus calles observando su arquitectura popular.

Preguntaremos por el camino del Cancho Amarillo, pequeña elevación situada en un paraje ameno desde el que se contempla una hermosa vista panorámica de la sierra. Es el típico lugar con un halo misterioso, tiene algunos abrigos y cuevecillas y, cómo no, la leyenda de un tesoro pues parece que en el siglo pasado escribió un indiano al ayuntamiento, advirtiendo de la existencia de un tesoro enterrado en este paraje. Esto despertó una auténtica fiebre del oro en la zona y hasta de Pelahustán venían amparadas por la noche gentes que cavaban durante horas con la esperanza de hallar las riquezas que escondía el cerro, pero nunca las encontraron.

Puente de los pilones en Garciotún
Puente de los pilones en Garciotún

Volvemos al camino y cruzamos el llamado Puente de los Pilones, rústica obra de ingeniería realizada con enormes bloques graníticos. Aguas abajo del puente podemos descender a parajes solitarios con una zona de pequeñas cascadas muy agradable. Al este del camino, se encuentra también un enebro monumental.

Llegamos al cordel de merinas que desde Pelahustán se dirige hacia Talavera, y lo seguimos en dirección noroeste. Si encontráis a alguien a quien preguntar, os indicará el lugar donde se encuentra un horno de cal tradicional, un calero. Benito Pérez Galdós hace una referencia a los mármoles de Garciotún en su novela “Angel Guerra” ,eran explotados en esta zona caliza.

Enebro monumental cerca de nuestro recorrido
Enebro monumental cerca de nuestro recorrido

Continuamos nuestro trayecto dejando a la derecha un macizo granítico conocido como Los Costizos, si tenéis tiempo y ganas, os recomiendo que ascendáis a la cumbre y disfrutar allí del panorama y del bosquecillo de enebros, alcornoques y encinas que la cubren.

Nuestro recorrido continúa por el cordel hasta llegar a Pelahustán.

De visita obligada es la plaza y el fálico rollo situado en su centro, su arquitectura popular se ha fabricado con sillería y mampostería mucho más elaborada que en el resto de pueblos de la sierra y la iglesia merece detenernos en su portada y en el retablo barroco de su interior,  que resulta curioso además de bello por estar crudo, es decir con la madera al natural sin pintar ni dorar. El ayuntamiento, la ermita y el potro de herrar completan la visita a este pueblo del señorío de Escalona aunque eclesiásticamente dependiente de Talavera, famoso antiguamente por celebrarse en él una muy concurrida feria del lino ,donde se comerciaba con esta fibra vegetal cultivada tradicionalmente en la Sierra de San Vicente.

Rollo de Pelahustán
Rollo de Pelahustán

Tomaremos para volver el camino de Nuño Gómez  que discurre entre prados, encinares y enebrales. Va paralelo al cauce del arroyo de San Benito, cuyas riberas son dignas de un paseo tranquilo visitando un molino de agua de rampa muy singular.

Iglesia de Pelahustán una gran mole granítica
Iglesia de Pelahustán una gran mole granítica

En Nuño Gómez debemos detenernos en la arquitectura popular que tiene la peculiaridad de estar mayoritariamente edificada en adobe, material poco empleado en esta zona. La ermita del cementerio y la iglesia también merecen una parada para a continuación regresar a Garciotún, nuestro punto de partida. Las rapaces nocturnas y diurnas anidan en los berrocales de todo nuestro recorrido y no será extraño que nos topemos con algunas.

Construcción en adobe de Nuño Gómez
Construcción en adobe de Nuño Gómez

DOS FIESTAS CURIOSAS

En Garciotún se celebra en Julio la fiesta del Ramo que, aunque bajo la advocación de la Magdalena, tiene evidentes rasgos paganos de fiesta de primavera con la fabricación de un ramo ornamentado con frutos y banderas que con un peso considerable deben llevar los mozos sin que se caiga, mientras, las mozas cantan canciones, algunas de tono erótico. También se reparten tostones y albahaca entre los asistentes.

El carnaval y la soldadesca de Nuño Gómez también merecen una visita.

Ofrenda de la soldadesca el día de carnaval en Nuño Gómez
Ofrenda de la soldadesca el día de carnaval en Nuño Gómez

«EL ENCUENTRO», RELATO SOBRE EL ENCUENTRO DE TARIK Y MUZA EN TALAVERA

EL ENCUENTRO

AÑO 713, 94 de la héjira

Representación decimonónica de Tarik
Representación decimonónica de Tarik

Las aguas transparentes del Tajo hacen remolinos entre los tajamares arruinados del viejo puente romano. Jóvenes mujeres bereberes con sus trajes multicolores lavan las vendas de los heridos en la orilla, mientras sus padres y maridos esperan en formación río abajo, junto a la plaza de Caesaróbriga, la villa que más tarde ellos llamarán Talabaira.

Tarik, el gobernador de Tánger que ha conquistado Hispania, va a pasar revista a sus tropas berberiscas. Muza, su señor, se acerca desde Emérita Augusta y la recepción debe ser magnífica. El general ha sabido que el gobernador de Ifriquiya viene furioso por la desobediencia de su liberto, aunque sus batallas le hayan proporcionado un magnífico botín.

Los rostros que Tarik va mirando mientras desfila delante de la caballería son rostros familiares para él. Tres años de batallas y victorias han conseguido que el general conociera hasta las cicatrices de sus soldados. Algunos formaban parte del primer destacamento de cien jinetes que habían cruzado el estrecho en  cuatro bajeles al mando de Tarif ben Maluk, con la complicidad de don Julián y de la facción goda de los hijos de Witiza.

Encuentro de Tarik y Muza

Todo había transcurrido tan rápido desde que las tropas cruzaron las Columnas de Hércules. En una de ellas instaló Tarik su campamento y ya siempre llevaría su nombre,  Chabal Tarik o Gibraltar, que dirán más tarde los cristianos. Sonríe a uno de los caballeros y recuerda cuando en la batalla de la laguna de la Janda le trajo el pendón del rey Rodrigo que corría en desbandada con sus tropas dejando atrás su campamento lleno de riquezas. Luego, una serie imparable de victorias y Córdoba y Toledo, la capital de los godos, que había sido abandonada antes de que él llegara dejando sus tesoros amontonados en iglesias y palacios.

Pasa después delante de los atambores y atabales, que tanto miedo provocan a los politeístas. Son un arma mejor que las espadas porque sin derramar sangre han conseguido abrir las puertas de las ciudades al paso de su ejército triunfador. Los aguerridos peones venidos desde el Atlas con sus adargas de ante que les protegen de flechas y lanzas. Los arqueros se alinean mirando al río y a continuación los lanceros, con las cintas multicolores de sus picas y las banderas que muestran los leones, las águilas y los dragones que atemorizan a los hispanos. Todo está en orden, tal vez sean poco uniformes las vestimentas de sus guerreros pues cada uno luce las telas y los adornos que ha arrebatado en el despojo de los vencidos, pero Tarik, el general del que se dice que puede hacer que sus soldados recen de espaldas a la Meca con sólo ordenarlo, no quiere privar a sus bereberes de la vanidad de exhibir su botín.

Todavía aparecen clavadas en las lanzas a lo largo del río las cabezas de los señores godos que habían opuesto resistencia en Talabaira a la entrada de tropas musulmanas. Se ven aquí y allá las ruinas que los antiguos habían dejado en esta ciudad y, cerca de la desembocadura del arroyo Portiña, todavía se erigen en pie las columnas de un templo pagano de Hércules.

Los mensajeros ya han avisado de la llegada inmediata de Muza y su ejército por la calzada de Emérita Augusta. Las tropas avanzan lentamente, haciéndose esperar. Están compuestas de árabes que no quieren inclinarse ante aquellos bereberes, vencedores, pero bereberes al fin y al cabo. Mientras que los soldados de Muza son árabes, del pueblo del profeta, solamente mostrarán desprecio por esa banda de desarrapados. Además, ellos también han conquistado con la ayuda de los judíos y los cristianos  traidores cien pueblos y ciudades desde Sevilla hasta la poderosa Emérita Augusta.

A un lado y otro del arroyo de La Portiña se sitúan los dos ejércitos con sus jefes frente a frente. Los soldados de Muza  no impresionan a los de Tarik aunque lleven sus capas y sus alfanges de empuñaduras doradas, y los arqueros sus rojas cananas sirias de cuero repujado. Las lanzas de los alféreces brillan al sol de la meseta con sus adornos de plata y los cascos de los capitanes incrustados de piedras preciosas lanzan destellos verdes y encarnados.

Las trpoas musulmanas entran en Hispania...
Las trpoas musulmanas entran en Hispania…

Un redoble de los tambores anuncia la llegada de Muza que aparece magnífico sobre el caballo. Tarik ben Yihad, el conquistador de Hispania se adelanta sobre el suyo, cruza el arroyo, y apeándose de su montura se acerca a su señor que le recibe con gesto serio e irritado mientras el liberto hinca la rodilla en tierra en señal de sumisión. Ambos se saludan en el nombre de Alá pero, cuando Tarik va a comenzar a hablar, recibe un latigazo de Muza que levanta un rumor de sorpresa entre las tropas. El gobernador de Ifriquiya recrimina a su liberto que no haya obedecido sus órdenes esperándole después de las primeras victorias. No puede tolerar que un subordinado haya conquistado la gloria y el inmenso botín del que inmediatamente le pedirá cuenta. Los bereberes se muestran inquietos e indignados por el trato dado a su jefe y esperan una orden suya para lanzarse sobre los orgullosos árabes que tanto les han humillado, pero el general retrocede sumiso con la mejilla enrojecida por el latigazo. A una orden suya, un grupo de prisioneros godos se aproxima llevando en unas parihuelas grandes bultos cubiertos por ricas telas. Llegan ante Muza y las tropas lanzan un grito de admiración al destaparse los regalos que Tarik trae de Toledo para aplacar el enfado de su señor. Ante ellos se encuentra la Mesa de Salomón, toda ella fabricada en oro, plata y piedras preciosas. Es el más preciado tesoro de los reyes godos a los que, además, ha despojado Tarik de sus ricas coronas que aparecen enredadas con sus cadenas cuando se retiran las telas que las cubren. Ante tanta riqueza, Muza parece olvidar su enojo pero Tarik nunca olvidará el latigazo con el que fue humillado delante de sus tropas en Talabaira.

EXCURSIÓN A PEÑAFLOR

EXCURSIÓN A PEÑAFLOR

Entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas con Peñaflor a la derecha
Entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas con Peñaflor a la derecha

Parte nuestra excursión de hoy desde el pequeño pueblo de Berrocalejo, nombre que quiere decir tanto como lugar de berrocales, de paisaje granítico. Se encuentra justo en el lugar donde el Tajo desemboca en el embalse de Valdecañas y para acercarnos a él iremos por la auto vía A-5 para, ya en territorio extremeño, tomar la carretera que va hacia El Gordo y seguir hasta Berrocalejo, que fue lugar del señorío de Miranda, aunque antes llegaron hasta aquí las tierras de Avila, cuyos caballeros repoblaron la zona en la Edad Media. Perteneció a la Puebla de Enaciados, hoy despoblada y de la que hablaremos en otra excursión. Se han encontrado también piedras talladas del paleolítico y un verraco vettón.

Aunque el casco urbano es pequeño, podemos dar un paseo para ver su ermita, su calvario, el lavadero de pilas de piedra de Granadilla y la arquitectura popular de mampostería de granito. También son pintorescas la iglesia y la graciosa ermita porticada de Nuestra Señora de los Remedios

Dos sepulturas violadas en el yacimiento de Peñaflor
Dos sepulturas violadas en el yacimiento de Peñaflor

La excursión parte por el cordel que en dirección sur se dirige hacia las riberas del Tajo, cordel que deberemos abandonar como indica el plano para descender por la cuerda que se halla entre el arroyo de Peñaflor y el arroyo del Conde hacia el risco de Peñaflor.  No tiene pérdida pues la roca enhiesta de Peñaflor nos orientará. En el descenso hacia ella iremos viendo a un lado y a otro los restos de dos recintos amurallados, sepulcros y sepulturas además de restos de construcciones romanas y medievales que salpican todo el terreno. Antes había incluso algunas aras con inscripciones epigráficas y algún miliario romano que han sido retirados por el expolio al que era sometido el yacimiento. También había una mina al otro lado del arroyo de Peñaflor y la cueva Humá al norte del paraje.

El risco de Peñaflor es uno de esos lugares con restos arqueológicos que han dado lugar a toda clase de leyendas, como la que dice que fue escondido en una cueva de la peña un toro de oro tapándose el hueco con una gran piedra. En un pequeño molino del paraje de la Canaleja también se aparece una moza encantada que sale a peinarse el día de San Juan desprendiendo un agradable olor a tomillo.

Vista de Berrocalejo
Vista de Berrocalejo

Abajo vemos el río modificado por el reculaje del embalse que también oculta el Puente del Conde, justo donde iba el cordel antes mencionado y que fue volado durante la Guerra de la Independencia. Puede que tenga cimientos romanos, pero su obra actual se hizo en  el siglo XV por el Conde de Plasencia, don Pedro de Zúñiga, y de ahí su nombre. En la otra orilla se encontraba otra de esas ciudades-fortaleza hispano musulmanas que jalonaban el Tajo y se perciben las arruinadas murallas y el castillo de Alija, que es como se denominaba. En el patio del castillo se ha construido un desafortunado chalet.

La entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas desde Peñaflor

Las vistas son magníficas pues el gran embalse de Valdecañas, uno de los mayores de España, se extiende hacia el oeste como un mar interior.

De vuelta a Talavera pararemos en El Gordo para ver la numerosa colonia de cigüeñas de la iglesia de este pueblo de tan curioso nombre, así como la cercana casa de postas que está cerca del puente de la autovía, una de las mejor conservadas y que también cuenta con algunos nidos.

RÍOS DE HISTORIA, LOS VETTONES

LOS VETTONES

Nuevo capítulo sobre nuestra historia en relación con nuestros ríos. Hoy, ya en la edad del hierro,  el pueblo vettón, que ocupó nuestro territorio antes de la llegada de los romanos.

Bocado de hierro del atalaje de un caballo hallado en el castro de El Bercial
Bocado de hierro del atalaje de un caballo hallado en el castro de El Bercial

Sobre el sustrato del anterior periodo orientalizante, sobre esas culturas de transición de la Edad del Bronce a la del Hierro que lo conformaron, irán incidiendo corrientes culturales mediterráneas y centroeuropeas que, al mezclarse con las variadas peculiaridades autóctonas, irán conformando la personalidad de los pueblos protohistóricos que van a encontrar los romanos a su llegada a Hispania en general, y a nuestra tierra en particular. Se produce durante este periodo una progresiva «celtización», una mayor influencia centroeuropea, cultural e incluso étnica, sobre unos pueblos que, como hemos visto en el capítulo anterior, ya venían recibiendo desde el suroeste de la península las influencias orientalizantes mediterráneas de pueblos fenicios y de los griegos a través de Tartessos.

Nuestra comarca, también en esta época histórica, se comporta como tierra fronteriza entre diversos pueblos. Los carpetanos, los lusitanos y sobre todo los vettones, ya que es en el ámbito de este mundo vettón, de la llamada cultura de los verracos, donde más cómodamente podemos situar a esta tierra, y así lo apunta Estrabón (III, 3, 1). Los datos de Plinio, los estudios ya clásicos de Boch-Gimpera y Caro Baroja, junto con las aportaciones de investigaciones arqueológicas recientes nos permiten conocer de manera más clara su existencia.

Carpetanos y vettones, podemos considerar que tenían unidades culturales poco diferenciadas, llevaban formas de vida arcaicas, si los comparamos con otros pueblos de la celtiberia, manteniendo elementos culturales de origen precéltico, incluso la lengua. Caro Baroja traza la divisoria entre los carpetanos y los vettones mediante una línea recta que discurriera a mitad de camino entre Toledo y Talavera y creo que es correcta su observación, pues esa línea coincide precisamente con el territorio en el que se han hallado verracos de piedra y así mismo con la línea que los romanos tomaron como frontera de su provincia lusitana.

Lámina del museo de El bercial que reproduce la vida cotidiana en el castro
Lámina del museo de El bercial que reproduce la vida cotidiana en el castro

Trasladando esto a época actual diríamos que en general las tierras de Talavera fueron vettonas y las tierras de Toledo carpetanas.

Se dedicaban estos antepasados vettones a actividades eminentemente ganaderas, en esencia pastoriles y disponían de terrenos comunales claramente diferenciados para cada aldea, donde pastaban sus ganados aprovechando las ricas dehesas. Ésta enraizada dedicación a la actividad pecuaria será característica peculiar de nuestra tierra hasta la actualidad.

Los vettones vivían según Plinio y Estrabón “circa Tagus” y era nuestro río el eje de su territorio, como lo consideran también los arqueólogos que han excavado el yacimiento de La Mesa, junto al embalse de Azután: “Es en este momento cuando se tienen muestras de la auténtica articulación del territorio, teniendo como eje el cauce del río y sus zonas de vadeo”

Sus poblados, casi siempre en lugares altos, estaban fortificados con murallas, a veces, con más de un recinto, separando la parte interior, más elevada y donde se encontraban las viviendas, de la exterior, que a la par de defensa, servía para encerrar y proteger sus ganados en caso de ataque. Sus construcciones no guardaban regularidad y empleaban como elementos fundamentales la piedra en la base del muro sobre la que levantaban el resto de la pared con adobe o tapial. El barro servía como argamasa y los techos eran de madera y escobones o retamas. Se sentaban sobre bancos corridos y en el centro de la vivienda se instalaba el hogar. Esos poblados elevados y fortificados junto a los ríos son los denominados castros, que tanto han marcado la toponimia de nuestras comarcas, en las que por doquier aparecen parajes y pueblos con nombres como castro, castrillo, castrejón y de los que Talavera también pudo ser un ejemplo situado en la confluencia del Tajo y La Portiña, y así lo atestiguaría el verraco embutido en la Torre del Polvorín. Otro castro que está siendo estudiado se sitúa también junto al río cerca de El Bercial, en Alcolea de Tajo, muy cerca del embalse de Azután. Bajo el pantano estaba el antiguo vado de Puente Pinos.

El castro está amurallado, con dos recintos levantados en piedra con taludes que la refuerzan y con torres de diferente planta. En el interior se encuentran varias fases de población iniciándose en la fase orientalizante anterior de la que se han hallado significativos elementos cerámicos. Hay como en otros yacimientos de esta época muestras de haberse desarrollado una industria metalúrgica doméstica en pequeños hornos caseros. También se han hallado cerámicas griegas que subieron hasta aquí con la influencia tartéssica. Se han encontrado numerosos huesos que nos hablan del predominio de la ganadería en la economía vettona.

Otros yacimientos similares son el de arroyo Manzanas, el de Cerro Torrejón en la desembocadura del Cedena en el Tajo, o el del El Raso junto a la garganta de Alardos, por citar algunos cercanos. Sin embargo, el yacimiento que en la Edad del Hierro II tiene una mayor importancia en las tierras de Talavera es el de arroyo Manzanas, cuya importancia supera el interés local porque puede aportar datos que servirían para dilucidar algunos de los problemas planteados por las culturas protohistóricas del occidente peninsular.

Castro del Raso en Candeleda. Las murallas y parte del poblado excavado
Castro del Raso en Candeleda. Las murallas y parte del poblado excavado

Este yacimiento al sudeste de Talavera, en los Cerros de la Raña y dando vista al Tajo, es el asenta-miento vettón más cercano que conocemos. Se sitúa el yacimiento en las elevaciones erosionadas con las típicas cárcavas de las terrazas del río, dominando las fértiles vegas entre Talavera y Las Herencias. Los primeros hallazgos se remontan al año 1924 cuando unos gañanes encontraron cántaros de barro en cuyo interior había restos humanos calcinados. Prospecciones sistemáticas posteriores nos han descubierto poblados instalados en lo alto de tres cerros que están trazados a partir de habitaciones de planta rectangular con gran abundancia de materiales: cerámicos, huesos, fragmentos de metal y escorias, todo ello en fase de estudio. También se ha localizado lo que puede ser una necrópolis de urnas para sus fases de ocupación desde el bronce final hasta que en el siglo II antes de Cristo. Cuando llegan los romanos fuerzan el traslado de los pueblos que ocupan situaciones estratégicas o fortificadas a los valles donde es más difícil su defensa. El propio nombre de Talavera en época romana (Caesaróbriga) nos orienta hacia su origen céltico, debido a la terminación en –briga, que parece significar población fortificada.

Este asentamiento del arroyo Manzanas tiene también el interés de contar con numerosos paralelos culturales con el castro de El Raso en Candeleda, aunque hay así mismo diferencias notables, como por ejemplo el entorno que en el caso abulense es más apropiado para la ganadería mientras que el talaverano estaría más vinculado a actividades agrícolas y mineras, sin descontar la actividad de intercambio por situarse en lugar de obligado paso en las comunicaciones antiguas. La actividad metalúrgica parece estar confirmada por el hallazgo de moldes, crisoles y restos de útiles metálicos; se ha vinculado esta actividad con los yacimientos y antiquísimas extracciones mineras de La Jara.

Vista de las excavaciones del castro de El Bercial con el Tajo al fondo.
Vista de las excavaciones del castro de El Bercial con el Tajo al fondo.

Otro de estos yacimientos es el del cerro Torrejón de Malpica de Tajo, donde encontramos cerámicas de clara influencia de las culturas de la meseta superior, digamos que más castreña, más céltica, del tipo de las enmarcadas en el ámbito de la llamada cultura de Cogotas II, nombre de un prototípico yacimiento cercano a Ávila.

Pero por otra parte, también se encuentran cerámicas de las llamadas «ibéricas» con referenciasen asentamientos andaluces de adscripción tartéssico-turdetanas.

También las fuentes clásicas hablan de la riqueza en oro de las aguas del Tajo y tampoco debemos olvidar la gran producción de oro de las minas de oro de La Nava de Ricomalillo desde hace siglos, además de las muchas vetas minerales que podían ser explotadas al sur de nuestro río.

Más dudosas son las adscripciones a la Edad del Hierro de otros hallazgos dispersos por la comarca, como por ejemplo las fortificaciones del posible castro situado en las cumbres de la Sierra de la Estrella, o ciertos hallazgos cerámicos de Navalmoralejo, Alcaudete o Belvis.

Clara influencia céltica observamos en su culto a los elementos de la naturaleza, ritos funerarios con incineración de los muertos, exposición a la intemperie de los cadáveres de los guerreros para que los comieran los buitres y desarrollo de la hospitalidad con los extranjeros, considerados como enviados de los dioses.

Bastión de la muralla del castro de Puente Pinos en El Bercial
Bastión de la muralla del castro de Puente Pinos en El Bercial

El grado de riqueza lo medían por el número de cabezas de ganado que cada familia poseía. Recolectaban productos silvestres, y era escasa su dedicación a la agricultura, aunque hacían incursiones belicosas contra los pueblos labradores vecinos para apoderarse de su cereal. Es de destacar el uso sistemático que hacen del hierro, tanto para aperos de trabajo como para las armas, que incluso eran alabadas por los romanos por su dureza y flexibilidad.

De las familias más poderosas salían los personajes más destacados, que gobernaban los poblados, tomando las decisiones a través de asambleas populares.

Recreación de la vida cotidiana en el Castro de El Raso
Recreación de la vida cotidiana en el Castro de El Raso

Parece que pronto estos pueblos del occidente, sobre todo los vettones, con fama de guerreros bravos y fieros, colaboraron con los romanos, viendo la imposibilidad de vencerlos, incluso, integrándose en sus ejércitos: «los vettones, que fueron los primeros que compartieron con los romanos la vida de campamento», que decía Estrabón, romanizándose después de manera paulatina y pacífica. De esta convivencia surge la famosa anécdota que relata Estrabón cuando un grupo de vettones «viendo una vez a ciertos centuriones ir y venir en la guardia, como paseándose, creyeron que se habían vuelto locos y quisieron llevárselos a sus tiendas, pues no concebían otra actitud que la de estar tranquilamente sentados o la de combatir». Hay un mito que aparece en varias fuentes clásicas que nos habla de cómo los vettones y lusitanos eran magníficos jinetes y montaban caballos especialmente rápidos. Los caballos del Tajo, situados para unos autorfes en la desembocadura y para otros en nuestro territorio, eran tan rápidos debido a las magníficas yegüas que parían veloces potros por ser fecundadas a las orillas de nuestro río por el céfiro, el viento del oeste. Recomendamos la visita al castro de La Mesa en El Bercial con su aula de interpretación en el pueblo y la del Castro de El Raso.

Uno de los elementos culturales más característicos del área vettona serán las grandes y toscas esculturas en piedra de animales (jabalíes, osos, cerdos, toros) relacionadas con cultos ganaderos que se ha denominado «cultura de los verracos», de los cuales hablaremos en el próximo capítulo.

EL NACIMIENTO DE LA CERÁMICA DE TALAVERA. FELIPE II HACE AZULEJERO Y CRIADO SUYO A FLORIS Y ORDENA QUE SE TRASLADE A LA VILLA DEL TAJO

Motivo del «florón» que tantos arrimaderos de palacios reales decoró.

EL NACIMIENTO DE LA CERÁMICA DE TALAVERA.

FELIPE II HACE AZULEJERO Y CRIADO SUYO A FLORIS Y ORDENA QUE SE TRASLADE A LA VILLA DEL TAJO

En 1562 Felipe II nombra a Floris su Criado y “maestro de azulejos” y le encarga el diseño y la fabricación de cerámica para algunos de sus palacios como el alcázar de Madrid, donde hizo suelos y zócalos en los aposentos del Rey, las caballerizas y la armería, hoy desaparecidos por el incendio que destruyó el edificio en el siglo en 1734. También trabaja en El Pardo, Valsaín y el monasterio de El Escorial donde realiza además botes de farmacia decorados con su motivo más característico, las ferroneries, llamadas así por simular decoraciones de herrería que veces pueden también semejar el cuero recortado, por lo que otros autores han querido denominarlas “de recortes”.

Estos dibujos fueron introducidos por Floris en España y según Trinidad Sánchez Pacheco fueron diseñados por los dibujantes flamencos Cornelius Floris, hermano del ceramista, y Cornelis Bos. De la mano de Arias Montano se distribuyeron las láminas por nuestra geografía.

Alcázar de Madrid cuyo incendio en el siglo XVIII causó la desaparición de la cerámica de Talavera que lo decoraba

Combinados con estos “recortes” se dibujaban grutescos de estilo italiano llevados a Amberes por el ceramista Guido Durantino, el maestro ceramista de Floris, y también estructuras arquitectónicas renacentistas a veces inspiradas en libros de arquitectura de autores como Vitrubio o Serlio. Esto dos tipos de motivos separan en ciertas obras talaveranas las imágenes de los santos o las escenas bíblicas, por ejemplo, en la ermita del Prado y en otras obras, como los paneles de los evangelistas y san Antonio Abad que se encontraban en la finca de La Alcoba y que ahora se hallan en el Museo de la Cerámica de Barcelona. Otras obras atribuidas a Floris o a su círculo son tres paneles que se encuentran en el museo arqueológico de Madrid y que proceden del monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, otro del museo Ruiz de luna y un tercero que decoraba el palacio de la Generalidad y que está depositado también en el museo de Cerámica de Barcelona.

Palacio de Valsaín, hoy en ruinas, que también estaba decorado con azulejería talaverana

Jan Floris fue obligado por el rey a residir desde junio de 1562 en Talavera donde era parroquiano de la desaparecida iglesia de San Pedro. Los pagos reales entre el 24 de junio de 1562 y el 27 de diciembre de 1567 prueban su presencia allí. Recibía un sueldo diario de 120 maravedíes equivalentes a doce placas (moneda de los Países Bajos).

Martín González prueba documentalmente en su trabajo sobre el alcázar de Madrid la presencia de Floris en el año 1566 en Talavera, cuando en una carta sobre las obras se dice «Y para la torre que se va acabando del Pardo, será menester que luego, después de Pascua, se prevenga a Flores, el azulejero de Talavera, que venga…pues estará para ello pronto acabada«. También en el Alcázar de Madrid hay otros datos que nos confirman los trabajos de Flores en los aposentos del Rey entre 1562 y 1567, aunque hubo problemas en 1564 por el retraso en la entrega de los azulejos que finalmente son instalados en 1565 conservándose documentos que confirman un pago al ceramista por 220 azulejos.

Orza de el Escorial de 1573 que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional

Pero tal vez fueron los azulejos destinados al Pardo los primeros en fabricarse en Talavera por Floris, según Pleguezuelo, ya que antes incluso, en 1563 hay noticias sobre su trabajo para el pavimento, muros y ventanas de este mismo palacio.

La mayor superficie de azulejería la realizaría el flamenco para la armería del alcázar pues en el año 1566 recibe el pago por 4700 azulejos en Julio y 9160 en diciembre, más otros 698 en al año siguiente. La dependencia era de grandes dimensiones, se encontraba sobre las caballerizas y en ella se expondrían las armas reales, pero como ya hemos visto, con todo ello acabó el incendio del viejo alcázar en 1734.

Panel representando a San Marcos que decoraba la capilla de la finca de La Alcoba. Hoy en el Museo de la cerámica de Barcelona.

Sabemos que parte de estos azulejos serían de “cuerda”, que en realidad son los denominados de arista, con una mayor producción tradicional en Toledo pero que también se hacían en Talavera. Así mismo sabemos que se pagaban más caros los azulejos de “figuras e ystorias”, donde aparecerían escenas y personajes y que cobró a 34 maravedíes, mientras que los azulejos de “lazo y follaje” que hoy llamaríamos de repetición valían la mitad. Este estilo “istoriato” era muy apreciado por Felipe II que tenía algunas piezas y vajillas regaladas o adquiridas en Italia, especialmente una del duque de Urbino con escenas del Amadís de Gaula. Flores era un buen pintor y Karl van Mander dice de él que “dibujaba y pintaba sobre cerámica…todo tipo de historias y figuras graciosas”. Puede que hiciera también los azulejos que decoraban el monasterio de los jerónimos de Madrid y el de las Descalzas Reales.

Panel de azulejos de 1571 con grutescos

No sabemos a ciencia cierta si Floris estuvo presente en los ensayos de los que más adelante hablaremos y que a instancias de Felipe II se hicieron en el taller del alfarero talaverano Juan de Figueroa, donde Jerónimo Montero, un químico de Sevilla, acudió por orden del rey Prudente para hacer ensayos de vidriado junto a Antonio Díaz.

Floris falleció en 1567 dejando viuda a Ana del Almendral y un hijo.

ARRABALES NUEVOS, ÚLTIMA DE LAS TRES RUTAS BREVES POR TALAVERA

ARRABALES NUEVOS

Cabeza de un verraco vettón en la Torre del polvorín, conocida como "Cabeza del Moro"

Cabeza de un verraco vettón en la Torre del polvorín, conocida como «Cabeza del Moro»

Nos situaremos para iniciar este nuevo recorrido en la llamada Torre del Polvorín que actualmente se destina a oficina de información turística. Formaba parte esta torre del segundo recinto amurallado y tiene la peculiaridad de tener embutido en sus muros un bulto de verraco granítico, muestra de que el pueblo céltico vettón anduvo con sus ganados recorriendo los prados y cañadas no sólo de Talavera, sino de toda su comarca, donde se encuentran numerosos ejemplos de estas esculturas zoomorfas. La imaginación popular quiso ver en esta escultura ya muy erosionada la cabeza de un moro y así, Cabeza del Moro, es como se llama la calle desembocar en la Plaza de la Alameda donde confluye con la calle del Sol.

Antiguamente se situaba aquí una de las puertas del segundo recinto amurallado, hacia la mitad del trayecto de la calle del Sol podemos ver algunas casonas palaciegas de la arquitectura tradicional talaverana con nobles portadas. Una de ellas, declarada Bien de Interés Cultural, perteneció a la familia del historiador local Jiménez de la Llave.

Iglesia de San francisco
Iglesia de San francisco

Desandamos la calle del Sol y tomamos la de Gregorio Ruiz para girar a la izquierda por la del Prado y así llegar a la calle de La Trinidad, llamada así por haberse encontrado en las proximidades el convento de la Santísima Trinidad, fundado en 1490 y asentado sobre lo que fue una antigua capilla visigoda, de él solamente se conservan la portada de entrada como acceso de un edificio moderno de viviendas que se construyó en su lugar. En esta misma calle de La Trinidad, antes de llegar a la manzana que ocupaba este convento y en la acera de enfrente, se puede observar la reproducción de un precioso panel de cerámica que decoraba una antigua perfumería y que luego fue una oficina de la Caja Postal. El original se exhibirá en el Museo Ruíz de Luna. Toda la zona que vamos visitando es la zona comercial de la ciudad, se prolonga por la calle San Francisco que ahora recorremos hasta llegar a la iglesia del mismo nombre, es construcción que primero fue parroquia y después fue convento franciscano fundado a instancias de fray Hernando de Talavera, confesor de la Reina Católica.

Seguimos entre comercios por la calle San Francisco, Talavera ha sido y es centro de una gran comarca natural que además, debido a sus ferias y al Mercado de Ganados, atrae a los habitantes de los pueblos de su alfoz que han adquirido aquí desde siempre sus enseres y mercancías, por ello el visitante debe saber que en esta ciudad puede encontrar de casi todo y que puede ir de tiendas por sus comercios con un trato muy especial, propio de la forma de ser abierta del talaverano. En esta calle de San Francisco se halla todavía algún ejemplar de las viviendas tradicionales que habitaba la burguesía acomodada. Otro edificio característico es el de la antiguo oficina de correos construida de ladrillo combinado con decoración cerámica de Ruiz de Luna. Frente a él parte la calle Delgadillo donde se encuentran algunas casonas del tipo de construcción tradicional talaverana. La más hermosa es la conocida como Palacio de los Pizarro que cuenta con un magnífico patio decorado con cerámica de Ruiz de Luna.

Rosetón mudéjar de la iglesia de Santiago
Rosetón mudéjar de la iglesia de Santiago

Seguimos la calle Delgadillo y torcemos a la izquierda por Ramón y Cajal hasta la calle Mesones, para torcer en dirección sur hasta la iglesia de Santiago, un magnífico ejemplar de arquitectura mudéjar en ladrillo aunque la torre tiene la base de mampostería y en ella, como en otros antiguos edificios talaveranos, pueden verse embutidos antiguos sillares romanos, en este caso algunas piedras de molino. Es muy interesante su decoración de lacería de ladrillo y los arcos ciegos lobulados enmarcados con alfices. El rosetón de la fachada occidental no tiene nada que envidiar a las mejores obras de arte mudéjar. Parte de las estructuras de la iglesia están ya encuadradas en el arte gótico ojival, como la bóveda de crucería de la capilla del Santo Sepulcro en el interior. Esta iglesia fue edificada entre los siglos XIV y XV.

Al final de la calle Mesones se puede ver una de las torres que formaban la puerta de Zamora, era ésta una de las entradas al segundo recinto amurallado. En la placita adyacente se situaba la Cárcel de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera, una de las más antiguas instituciones de policía rural de Europa. Varios carteles explicativos intentan suplir el lamentable derribo de este edificio, solamente se percibe un arco de la antigua capilla de Roque Amador aneja a la cárcel.

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Casa palaciega en la calle San Sebastián

Volvemos sobre nuestros pasos hasta la iglesia de Santiago donde nace la calle de San Sebastián que guarda en alguna de sus construcciones con el sabor de lo que fue la Talavera medieval antes de la explosión urbanística de los años sesenta. Uno de estos edificios, con la fachada blasonada, es otro de los antiguos hospitales de la ciudad.

Llegamos a la calle Cerería y tomamos la de Fray Hernando de Talavera pues en ella todavía se conserva, aunque en deplorable estado, la que fue casa del confesor de la Reian Católica; influyó decisivamente para que doña Isabel apoyara la aventura americana de Colón y fue el primer arzobispo de Granada tras su reconquista además de un hombre de letras. Continuamos por esta calle para, al final de la misma, doblar a la derecha y así llegar a la Plaza de Aravaca, en ella se encuentra, actualmente ocupada por la Delegación de la Consejería de Agricultura un edificio muy característico de la arquitectura “racionalista” de principios de siglo que en Talavera combinaba el ladrillo con la ornamentación de cerámica, sobre todo en el patio interior.

Torre de la Iglesia de San Miguel
Torre de la Iglesia de San Miguel

Junto a esta plaza de Aravaca se sitúa otra pequeña placita, la de San Miguel, en ella se pueden todavía observar los restos de la iglesia mudéjar que le da nombre. Puede percibirse en una modesta vivienda cómo asoma la arquería y la torre del recinto amurallado que fue reutilizada como campanario de la iglesia y presenta ventanas con arco de herradura. De aquí fue cura beneficiado Gabriel Alonso de Herrera que por sus escritos del siglo XVI es considerado el pionero de las ciencias agronómicas en España.

Podemos acercarnos también al conento de Santo Domingo y la iglesia de San Andrés, aunque ambos se encuentran en los llamados arrabales viejos.

SIGUIENDO LA MURALLA, 3 RUTAS BREVES DE TALAVERA (II)

SIGUIENDO LA MURALLA

3 RUTAS BREVES PARA CONOCER TALAVERA (II)

Puerta de Sevilla, uno de los escasos restos del segundo recinto amurallado
Puerta de Sevilla, uno de los escasos restos del segundo recinto amurallado

En este segundo paseo talaverano vamos a seguir el recorrido del primer recinto amurallado, para ello partiremos de la confluencia de la calle Carnicerías con la Ronda del Cañillo, justo donde se encontraba el antiguo alcázar del que ya hablábamos en el recorrido anterior.

Lo primero que nos encontramos al subir la calle Carnicerías es un arco de ladrillo que no es otra cosa que la puerta de Sevilla, una de las muchas que tenía el segundo recinto amurallado. Se puede ver sobre el arco un escudo del cardenal Quiroga que la construyó en 1579. Vamos observando en nuestro paseo los diferentes aparejos con los que están fabricados los lienzos del primer recinto de la muralla y las muchas reparaciones que en ellos se pueden distinguir, no olvidemos que Talavera fue asediada alternativamente en infinidad de ocasiones no sólo por los cristianos y musulmanes, sino también en los enfrentamientos entre los reinos de taifa árabes.

Torre albarrana de la calle del Charcón
Torre albarrana de la calle del Charcón

Algunos paños puede que sean de antigüedad romana, otros son árabes al igual que las torres semicirculares y, es curioso observar embutidas entre la mampostería algunas aras romanas con inscripciones que han sido reutilizadas para levantar los muros. Pues bien, seguimos andando y encontramos la primera torre albarrana que se yergue imponente con su arquería y su bóveda de sillería, son al menos diecisiete estas torres que se construyeron en época ya cristiana y que representan la peculiaridad más significativa de la fortaleza talaverana, pues solamente se observan torres similares en los castillos de Escalona y de Melque. Sus grandes dimensiones llaman también la atención pues tienen nada menos que veintisiete metros de altura y ocho de ancho.

La muralla vuelve a ocultarse tras los edificios aunque asoman los frentes de las torres albarranas. Llegamos a la Plaza del Reloj donde confluían las calles en las que se asentaban los comerciantes que fueron desde finales de la Edad Media instalando sus tenderetes en los aledaños de la muralla. Junto a la Torre del Reloj se encontraba la Puerta de San Pedro una de la tres del primer recinto y que da nombre a esa calle (Arco de San Pedro).

Calzado tradicional de casa Mazuecos
Calzado tradicional de casa Mazuecos,, ya cerrado

Entre los comercios tradicionales de la zona tienen especial interés la Zapatería Mazuecos con una antigua tradición en la fabricación de artesanía del calzado y la  hasta hace poco sombrerería de Viuda de Cándido Martín que utilizaba métodos de solera en la manufactura de sombreros.

Descendemos ahora por la Corredera, llamada así porque en la Edad Media se celebraban carreras al pie del recinto amurallado. Es de destacar la primera torre albarrana que alberga una capilla del Cristo de los Mercaderes, llamado así al parecer por haberse costeado por este gremio en el siglo XVI.

Vivienda y espartería tradicional en la Corredera
Vivienda y espartería tradicional en la Corredera

Dos esparterías tradicionales se sitúan en las inmediaciones para el que quiera adquirir alguna pieza artesanal de este material o de cordelería. Una de ellas se encuentra en un edificio con soportales que nos puede dar una idea de cómo era el aspecto de la arquitectura tradicional urbana de la Talavera de otras épocas. En la misma plaza del Reloj se pueden todavía contemplar dos viviendas del siglo XVIII con pinturas que simbolizan las ocupaciones mercantiles de sus dueños.

Seguimos bajando la Corredera y en la siguiente torre albarrana podemos ver una placa de azulejos de Ruiz de Luna que recuerda una referencia literaria de Cervantes a la ciudad de Talavera, en su novela “Los Trabajos de Persiles y Segismunda”. Califica en ella a nuestra ciudad como “la mejor tierra de Castilla”. A la derecha se encontraba el convento de las Agustinas del cual solamente puede hoy observarse la antigua entrada al templo. Enfrente se está la Plaza del Mercado ocupando el solar que fue convento de los jesuita hoy desaparecido y del que solamente quedan los pináculos graníticos que adornan los laterales de la plataforma de acceso y el teatro Palenque adaptado a la antigua estructura de su iglesia. Una bonita fuente de cerámica adorna también este lugar que hasta hace poco fue punto de encuentro y trasiego comercial de los talaveranos y que va a ser destinado a un Centro de Demostración Artesana. Enfrente, podemos observar una hermosa casona representativa de las viviendas de cierta alcurnia que en otros tiempos abundaban en esta parte de Talavera y, un poco más abajo, frente a la siguiente torre albarrana, se sitúa la Casa del Arcipreste, construída en el siglo XVI. Es una vivienda también significativa de la arquitectura tradicional de la ciudad que cuenta con algunos zócalos de cerámica de interés en su interior.

Abside mudéjar de El Salvador
Abside mudéjar de El Salvador

Derribados los edificios colindantes, podemos observar otra torre albarrana ya exenta y una de las tres muestras de arquitectura mudéjar que todavía se conservan, se trata del ábside de la antigua iglesia de El Salvador, en su portada con atrio al norte parece que se juzgaba a la nobleza local. Contaba con varios altares barrocos de calidad reapartidos hoy por la comarca y en ella estaban depositados los restos de Fernando de Rojas hallados en un convento cercano hasta que fueron trasladados al Ayuntamiento y luego a La Colegial. Este edificio religioso ha sido adquirido por el ayuntamiento para un futuro museo de imaginería talaverana. Enfrente se sitúa el colegio Juan Ramón Jiménez edificación de estilo historicista similar a otras construcciones de estilo sevillano también decoradas con cerámica que se construyeron enTalavera a principios de siglo. En su interior se encuentra la famosa fuente de la Tortuga de Ruíz de Luna.

Detalle de la fachada del convento de las carmelitas
Detalle de la fachada del convento de las carmelitas

Seguimos el primer recinto amurallado y observamos a la derecha el convento de las Carmelitas, comenzado a construir en el siglo XVI por fundación de Catalina Oria, viuda de origen genovés. Es de estilo renacentista, aunque con añadidos posteriores, parece que su iglesia está formada por parte de la antigua parroquia de San Martín y el antiguo palacio de los marqueses de Velada y en su interior se hallan dos buenas tallas de Pascual de Mena representando a San José y a Santa Teresa.

Seguimos calle abajo y nos topamos con una de las más impresionantes torres albarranas del recinto amurallado de la calle del Charcón. Es curioso observar embutidas dos aras romanas entre las piedras de su aparejo, detrás se observan lienzos de construcción claramente árabe y una torre redondeada también de época musulmana.

Seguimos la calle del Charcón hasta la Casa de la Panadería, hoy ocupadas por los juzgados de lo social y que es vivienda representativa de la Talavera del siglo XVI. Se encuentra adosada a los restos de la que fue puerta de Mérida, uno de los tres accesos principales del primer recinto amurallado, junto con las ya señaladas de San Pedro y la Puerta del Río. Tomamos ahora por la calle de Entretorres hacia el río pasando por las excavaciones arqueológicas que han puesto al descubierto el recinto murado en ese tramo. Continuaremos ahora nuestro paseo aguas arriba del Tajo observando los restos de algún lienzo de muralla y alguna torre cuyas piedras han sido reutilizadas dejándola despojada de su sillería. Llegamos al Puente de Hierro, magnífica obra metálica de principios del siglo XX que marco un hito en su época como obra pública singular. Las orillas del río han sido adecentadas con el Plan de Riberas.

Puente romano-medieval de Talavera
Puente romano-medieval de Talavera

Continuamos nuestro agradable paseo por la orilla del río y a continuación observamos el llamado Puente Viejo o Puente Romano. Las ruinas que tenemos ante nuestros ojos fueron construidas en su mayoría en el siglo XV y el escudo que se puede percibir embutido en el llamado arco de Las Armas es de esa época. Mil veces fue arrasado por las crecidas del Tajo, mil veces hubo de ser reparado, de ahí su curioso aspecto. Parece que la dirección del primer tramo del puente, el más cercano a Talavera, era la dirección del primitivo puente romano cuyos tajamares, cuando el descenso de las aguas es más acusado, pueden observarse orientándose hacia la Isla del Chamelo, en dirección más sureste. La central eléctrica que se ve en la otra orilla se asienta sobre los restos de unos antiquísimos molinos a los que ya se referían hace casi un milenio los viajeros árabes que pasaron por Talavera.