NAVALOSA, PUEBLO DE LAS «PALLOZAS»
Desde Hoyocasero podemos seguir nuestro recorrido por el valle del Alberche acercándonos por una pista asfaltada hasta el pueblecito de Navaquesera, con su caserío que se asoma desde el balcón de sus 1509 metros. Es una localidad pintoresca rodeada de huertos y calles que se alegran con flores cultivadas. Su pequeña iglesia granítica está rematada con espadaña y desde allí podemos bajar hasta la carretera que nos lleva a Navalosa, pueblo al que también podemos llegar directamente desde Hoyocasero.
El principal atractivo de Navalosa es su arquitectura popular, no sólo en su casco urbano sino también en su entorno, ya que repartidas por su término hay numerosas construcciones muy similares a las pallozas de León. Se trata de edificaciones rústicas de planta generalmente rectangular u ovalada con techo de piornos o retamas. El ganado se situaba en la planta inferior, donde además se suele encontrar un pesebre hecho con lajas de granito. En el nivel superior, situado sobre una tosca estructura de vigas de madera, se encuentra el pajar, al que se accede por una puerta-ventana exterior, generalmente abierta sobre uno de los extremos laterales del edificio. Sobre la cumbrera se colocan lanchas de granito que impiden que se vuele la techumbre vegetal.
Frecuentemente, junto a estos pajares de verano o cabañas, que es como se denominan aquí estas peculiares edificaciones, podemos ver unos pequeños habitáculos de mampostería en forma de casillas de planta cuadrada con el techo de grandes lajas de piedra, donde la familia solía hacer su vida diaria para evitar el peligro de incendio que tienen los pajares.
Otras edificaciones como chozos, zahúrdas o gallineros se encuentran en las inmediaciones de estas “pallozas” serranas formando conjuntos muy vistosos que en algunos lugares llegan a constituir verdaderos poblados, como es el caso de Las Majadillas, las Cabañas y otros situados principalmente junto a las riberas del Alberche, además de algunos en la periferia inmediata del casco urbano de Navalosa, concretamente en sus barrios más elevados, donde también podemos observar curiosas eras delimitadas por losas graníticas y varios potros de herrar.
Hay que señalar que estas construcciones se encuentran solamente en el término de Navalosa y son una de sus señas de identidad, pero no las únicas, ya que es una localidad que ha contado siempre con numerosos artesanos que con frecuencia salían de su pueblo para ir a vender sus productos a zonas más o menos cercanas como la Moraña, la comarca de Talavera etc. Hoy día quedan todavía algunos talleres artesanos que fabrican mantas típicas en telares manuales.
También es muy característica su fiesta de carnaval, en la que salen los quintos disfrazados de “cucurrumachos” , palabra similar a la que denomina a estos personajes en fiestas de invierno similares como los morraches de Malpica de Tajo, o los marraches de Navalucillos, y que además es un término relacionado con “mamarracho” con el que se califica a personas de aspecto grotesco, por similitud con estos disfraces llamativos que, en el caso de Navalosa, se hacen con pelambreras confeccionadas con crines de caballo y con cuernos de cabra, además de las artesanales mantas de la localidad que se ciñen con cinturones que sostienen los cencerros. Los mozos se dividen en los quintos nuevos y viejos, que se reúnen en torno al mayo de la plaza, donde también se lanza paja a los presentes. Otros elementos comunes a otras de estas fiestas de invierno son la vaquilla o las cuestaciones de los quintos pidiendo alimentos o bebida por el pueblo, entre otras. También se visten los mozos de manera similar a las soldadescas de otras localidades, con las escarapelas, las cintas etc. Además del carnaval, otras fiestas de Navalosa son Santa María la Blanca el ocho de Septiembre y la Romería de San Felipe el dos de mayo.