CUEVAS, TESOROS Y LEYENDAS DEL BANDIDO MORALEDA (y 2)

CUEVAS, TESOROS Y LEYENDAS DEL BANDIDO MORALEDA

Cañón del río Pusa. En la orilla izquierda junto al río se encuentra una de las cuevas de Moraleda
Cañón del río Pusa. En la orilla izquierda junto al río se encuentra una de las cuevas de Moraleda

Aunque Moraleda se mueve más bien en el territorio de los Montes de Toledo, por toda la comarca de La Jara han quedado también las huellas de este último bandolero.

Se ha sabido de su presencia en Navalucillos, pueblo muy cercano también a las localidades del actual Parque de Cabañeros que fueron el principal escenario del bandido. Se dice que tuvo una novia en este pueblo de profesión alfarera y en el año 1981 todavía me comentaron en Torrecilla de la Jara que una de las familias allí residentes descendían en línea directa de Moraleda. En todos los pueblos de la Jara Alta queda el halo legendario de Bernardo.

Muestra de esa leyenda consolidada son varias cuevas distribuidas por territorio jareño en las que los vecinos sitúan al bandido. Una de ellas se sitúa cerca de Santa Ana de Pusa, en el lugar donde finaliza el cañón del río que se abre paso en un desfiladero de granito. Otra de ellas se sitúa en las cercanías del paso de Guadarranques, en las buitreras de Peña Amarilla cerca de Puerto de San Vicente y otra más frente al cerro de “Las Tres Provincias” en el embalse de Cijara, Hay también referencias a otras dos más en el valle de Valtravieso o en Malamoneda, cerca de Hontanar pueblo en el que se le achaca la muerte de un hombre.

Uno de sus compinches fue el jareño “Parrachatas” del pueblo jareño de Valdelacasa y durante mucho tiempo se escondió por la zona del Rocigalgo y Las Becerras a caballo de los nacientes del Pusa, el Estena y el Cedena

Castillo de Prim en Retuerta de Bullaque
Castillo de Prim en Retuerta de Bullaque

Su figura se hizo muy popular adoptando un tinte de “bandido generoso”, al que también contribuye su relación con una bella hija de un cabrero como cantaba una copla sobre Moraleda.:

“Cuando yo era criminal

en los Montes de Toledo

lo primero que robé

fueron unos ojos negros

que tenía una mujer…

Ignacio Fernández Ollero ha recogido en Sevilleja de la Jara otra anécdota legendaria que relata cuando el bandido sorprendió a otra mujer llamada Valentina por la zona de Horcajo de los Montes y le dio un pañuelo con sus iniciales y la silueta del mapa de España bordados como salvoconducto, sin hacerle mal alguno y dejándola marchar.

 -Mire usted señor bandolero, estos son los únicos cuartos que llevo a Ciudad Real. Allí voy a estudiar con las ganancias de mi padre, que no dan para mucho. Si me los roba tendré que volver a Sevilleja para quedarme allí el resto de mis días.

-Está bien, tome este pañuelo y enséñeselo a todos los que se crucen en su camino. Dígales que va de parte de Bernardo Moraleda.

También nos cuenta este mismo autor que en la cueva de Moraleda de Cijara soñó un vecino de Madrid  que allí se encontraba el tesoro del bandolero bajo un poyo sobre el que dormía una cabra negra. También soñó con el tesoro una mujer de La Mina de Santa Quiteria y el alcalde pedáneo promovió una excavación exhaustiva del lugar con varios hombres para hallarlo.

Una de las cuevas en las quese dice se refuió Moraleda, en este caso en los Montes de Toledo, no en Santa Ana de Pusa

El mismo autor de Sevilleja de la Jara nos relata en una interesante entrevista el testimonio de una vecina, Jesusa:

Mi abuelo José vino de Zamora a trabajar a Los Navalucillos. Entonces se empleó allí con un comerciante que se llamaba Ramos, Narciso Ramos. Mi abuelo estuvo allí trabajando y el jefe le mandaba todas las semanas a llevar una carga de víveres al campo a cierto señor.

Entonces el señor éste salía; y yo le entregaba cecina, queso, lo que llevara, latas de conserva, sardinas, que sería lo que había entonces, vino… en fin, una carga de género. El señor éste se lo pagaba, mi abuelo volvía a los Navalucillos y así una semana tras otra.

Moraleda cera considerado como un gran amante de los niños. Foto de un artículo de Estampa

Y llegó un buen día que mi abuelo se iba a casar. Había venido a Sevilleja con una mula vendiendo por los pueblos; vino por aquí, se enamoró de mi abuela y ya se iba a casar.

Y le dijo a aquel hombre: “Mire usted, señor, es el último día que vengo a traerle esto porque me voy a casar”.

— ¡Ah! y ¿dónde te casas?

—En Sevilleja de la Jara, con una chica, que me he enamorao y tal…

—Ah bueno, que seas muy feliz. Mira, hoy en vez de pagártelo enseguida, si quieres, de las cosas que traes lo vamos a celebrar, lo de tu boda, y vamos a comer juntos.

—Bueno, pues estoy de acuerdo.

Se sentaron, estuvieron comiendo, y cuando terminó le dio la mano y dijo:

-Bueno pues, enhorabuena, que sepas que este señor a quien has venido a traer los víveres, se llama Moraleda.

Moraleda tenía fama de bandido; mi abuelo se alteró. Y entonces le dijo:

-No te preocupes; tú has visto que yo soy un hombre honrado. Es sólo cuestión de ideas. Me persiguen por cuestiones políticas, y entonces por esto no me puedo insertar en la sociedad, pero la verdad es que, que esto es así.”

Ficha y foto carcelarias de Bernardo Moraleda

Otra anécdota relatada por la misma Jesusa nos ilustra sobre los aspectos humorísticos con los que a veces la gente adorna las leyendas de bandoleros como personajes con atractivo popular.

-Entonces la Guardia Civil le perseguía mucho y con un afán muy grande de apuntarse un tanto, de que le habían logrado coger. Porque, claro, a otros cogían, pero a él no. Era un hombre muy hábil, muy sagaz, muy diplomático. En una ocasión había un señor (debía ser en Campillo o La Estrella, que es donde había puestos de la Guardia Civil), que se llamaba el cabo López, y este señor tenía muchas ganas de cazar a Moraleda, y andaban por allí, cerca de los Guadarranques.

Y entonces él, sabiendo que estaban los guardias en cierta majada, pidió la ropa a un pastor y se disfrazó con lo de él y le pidió un llaro que es como un cencerro sin agujero por abajo. Y entonces le llenó de leche y se fue a saludar a los guardias.

Bernardo Moraleda ya retirado en el reportaje de Estampa

-“¡Hola!” –dijo haciéndose el campesino- ¿Qué tal? ¿Qué tal están ustedes?”

—Pues bien, bien, y ¿usted qué dice?

—Nada, que estaba ahí con las cabras y he dicho: les voy a llevar un llaro de leche.

—Aquí andamos, buscando a Moraleda.

—Pues falta hace. Falta hace que le den un buen castigo porque nos está siempre atemorizando, pidiéndonos y haciéndonos la vida imposible. Yo nunca le doy nada, pero ustedes a ver si le cazan de una vez y nos dejan libres que eso es una pena, aquí por la comarca, que es un terror…

Bueno, total que se fue. Y con otro pastor le mandó una nota que decía: “Señor cabo López, procure usted tener cuidado a quién saluda, porque el señor que les llevó el llaro de leche es Moraleda. Y se cosa usted el tercer botón de la polaina izquierda, que le falta.”

Más curioso aún es que Jesusa la anécdota probablemente falsa sobre Moraleda y el hijo del general Prim la sitúa en una cacería que da en Herrera del Duque el propio duque y es su hijo el que se pierde para ser encontrado por Moraleda. Un caso éste muy ilustrativo junto a las numerosas cuevas y tesoros de Moraleda que nos dan una idea de cómo funciona la mentalidad y la fantasía popular en estos casos.

EL BANDIDO MORALEDA, PERSONAJE LEGENDARIO (1)

EL BANDIDO MORALEDA, UN PERSONAJE LEGENDARIO

El Bandido Moraleda
Bernardo Moraleda en foto de la revista Estampa de 1936

El siglo XIX fue el del bandolerismo más típico y tópico que dejó personajes que todavía se mueven entre la historia y la leyenda y que el pueblo ha ido magnificando, idealizando y fantaseando sobre los hechos reales o imaginarios de sus vidas. Hoy conoceremos a uno de ellos y mañana veremos diferentes aspectos de la vinculación del Bandido Moraledacon nuestra comarca y sus aspectos legendarios.

Bernardo Moraleda Ruiz parece que nació en Navas de Estena a mitad de la centuria, aunque se trasladó a Fuente del Fresno, localidad también ciudadrealeña que contaba con varios de sus vecinos dedicados al bandolerismo formando partidas tan famosas como las de dos parejas de hermanos, los “Purgaciones” y los “Juanillones”.

Muchos de estos bandoleros están a caballo entre las partidas carlistas con cierta ideología y el estricto bandidaje. Algunas fuentes los sitúan en las partidas carlistas del apodado “Merendón” y otras aseguran que Moraleda cabalgó junto al párroco de Alcabón, Lucio Dueñas, uno de aquellos curas trabucaires ultraconservadores que asolaron con sus partidas el territorio de La Mancha, los Montes de Toledo, La Jara y Extremadura, justo el mismo ámbito que antes había sido el refugio de los golfines provocando la formación de la Santa Hermandad de Toledo, la de Talavera y la de Ciudad Real, y también la misma zona que tras la Guerra Civil sería refugio de los maquis o guerrilleros antifranquistas.

Frecuentemente el oficio primero que tuvieron fue el de cabrero como es el caso de los “Juanillones” y del propio Moraleda, aunque parece que de niño fue recadero. Con ellos se echa al monte tras la segunda guerra carlista y a partir de 1873 son famosas sus correrías por los Montes de Toledo y la zona de La Jara más próxima a Navalucillos y Robledo del Mazo.

No se sabe a ciencia cierta cuál fue la causa por la que Moraleda comenzó su carrera delictiva. Para algunos fue una discusión con derramamiento de sangre con el patrón y dueño de las cabras que pastoreaba, aunque otros hablan de que mató a su mujer a los cuatro días de casarse o que fue desertor del ejército justo antes de partir con las tropas españolas hacia Filipinas. También se le acusa de haber asesinado a un pastor que lo había denunciado y a un capitán de voluntarios que lo perseguía con inquina.

El hecho de ser cabrero hace que se adapte perfectamente al terreno y que les sea a guardias civiles y otras fuerzas de la época muy difícil capturarle. En una ocasión en que se encuentra rodeado desarma a un guarda y disfrazado con su traje de escopetero consigue burlar el cerco lo que incrementa su leyenda.

También sabe comprar silencios y voluntades con sus monedas de cinco duros, de las que dicen tiene guardado un tesoro en un lugar de los montes de Retuerta del Bullaque, junto con un catalejo y sus armas, aunque cuando años más tarde, al salir de presidio, quiso recuperarlo  no lo encontró, o alguien lo había hallado antes.

Los delitos que las crónicas de la época nos relatan son el despojo de recuas de arrieros, atracos de recaudadores o secuestros y robos a propietarios o al alcalde de Fuente del Fresno, pueblo que llegan a asaltar cometiendo varios atracos. Se les acusó también de algunos asesinatos de civiles como el de un carretero, o de guardias y escopeteros, aunque forman también parte de la leyenda algunos comportamientos algo más cercanos al concepto romántico de bandido generoso. El más conocido de estos episodios tiene relación con uno de los personajes más importantes de la época, el general Prim.

Castillo de Prim, finca en Retuerta del Bullaque
Castillo de Prim, finca en Retuerta del Bullaque

Parece que en una de esas cacerías que daba el héroe de la batalla de Castillejos en su finca de los montes de Toledo con políticos y autoridades de la época, el hijo del general se perdió entre los jarales y dio la casualidad que cuando pedía auxilio se encontró con Moraleda que, llevándolo incluso a hombros por estar desfallecido, lo dejó junto al castillo de Prim, una casona almenada de su propiedad. Cuando el muchacho lo invitó a entrar para que su padre le recompensara, su salvador le dijo que era Moraleda, que estaba huido de la justicia y que por tanto no podía acompañarle al castillo.

Después de numerosos delitos las autoridades les siguen de cerca y les tienden una emboscada cuando se disponen a asaltar el tren en Villacañas, que pretendían previamente hacer descarrilar. Antes habían tenido éxito soltando el último vagón para desvalijarlo en Venta de Cárdenas secuestrando antes al jefe de estación y a otros ferroviarios.

De resultas de estas detenciones en Villacañas los dos “purgaciones” y un “juanillón” son detenidos, juzgados y ejecutados en Toledo en 1882 pero Moraleda huye saltando por una ventana en compañía del otro “juanillón” hasta Portugal. Parece que escapan por la Senda de los Contrabandistas que discurre a lo largo de las cumbres de las sierras oretanas sin tocar pueblo alguno entre Lisboa y Valencia.

Con el fruto de los robos se establecen cerca de la frontera poniendo un comercio de ultramarinos, pero son tantas las cartas que el compañero de Moraleda envía imprudentemente a su mujer que son descubiertos y detenidos. Son extraditados por el país vecino con la condición de que no sean ejecutados aunque se les achacan veintidós asesinatos, treinta tantos robos y tres secuestros.

Son condenados sin embargo a largas penas de presidio, casi ciento quince años, y enviados a Ceuta, donde el Juanillón muere por un proceso respiratorio. Bernardo Moraleda pasa muchos años todavía allí pasando penalidades y con los grilletes puestos lo que le ocasiona úlceras infectadas.  Su encarcelamiento sucede en 1882 y permanece allí hasta 1911, año en que es trasladado a Santoña para ser liberado en 1923 con 71 años.

Los hermanos Juanillones, compañeros de fechorías de Moraleda
Los hermanos Juanillones, compañeros de fechorías de Moraleda, El de la izquierda fue ejecutado y el de la derecha murió cuando estaba con Moraleda en el penal de Ceuta.

Como un mendigo camina hasta Retuerta de Bullaque donde intenta encontrar su botín escondido de cinco mil duros sin conseguirlo. Aunque al pueblo le atemorizaba su presencia, hasta el punto de que un antiguo delator abandonó el lugar, ya solo era un anciano artrítico y sin fuerzas.

Fue a pedir auxilio a la finca de Prim donde el administrador le puso al cargo de la bodega, pues no se olvidaba en la casa cómo había salvado al marqués de Castillejos, hijo del general. Muere en 1936 en el asilo de Ciudad Real, poco antes de que otra guerra civil eche al monte a otros españoles.

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, CASTAÑAR DE IBOR

Arquitectura popular de Castañar Ibor

Castañar de Ibor está situado en las sierras de las Villuercas donde abunda la cuarcita y la pizarra por ser un relieve Apalachense como el de La Jara, que es por ello el primer material utilizado en sus construcciones. Históricamente perteneció a las Antiguas Tierras de talavera y por eso lo traemos aquí, pues como vemos en las fotografías su arquitectura es muy parecida a la de la comarca talaverana de La Jara, a la que perteneció.

Zaguán de una viviendo de Castañar con sus alacenas con modesto ajuar, su mesa tocinera y el suelo de pizarra

En el siglo XVI se dice que las «casas son de piedra e tierra e madera que se saca de las mismas casas» , aunque yo creo que lo que quiere decir la encuesta de Felipe II es que los materiales se sacaban del mismo entorno, pues los bosques de la zona permitían el autoabastecimiento sin necesidad como en otros casos de traerlas vigas de Gredos.

Podemos observar pajares y corrales construidos en cuarcita y pizarra

Al ser los bloques de cuarcita y pizarra de mayores dimensiones que en otros lugares, el aparejo permite tener dos pisos de mampostería, aunque también los podemos ver de adobes o tapial. Aun así no son lo suficientemente grandes para hacer los esquinazos, por loq ue algunas construcciones secundarias tienen redondeadas las esquinas.

Edificio de tres plantas, escasos en nuestro entorno. Se observa una ventana recercada con decoración pintada

Al ser construcciones más serranas , se pueden ver algunos modestos balcones en la segunda planta. Muchos muros están blanquedos , especialmente alrededor de puertas y ventanas ,y otros enfoscados con cal y arena en parte de su superficie.

Grupo de construcciones tradicionales en Castañar de Ibor

HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (5) LA EDAD DEL HIERRO II, LOS VETONES

LA EDAD DEL HIERRO II, LOS VETTONES

Sobre el sustrato del anterior periodo orientalizante y esas culturas de transición de la Edad del Bronce a la del Hierro que lo conformaron, irán incidiendo corrientes culturales mediterráneas y centroeuropeas que, al mezclarse con las variadas peculiaridades autóctonas, acabarán conformando la personalidad de los pueblos protohistóricos que van a encontrar los romanos a su llegada a Hispania en general, y a nuestra tierra en particular. Esta segunda Edad del Hierro, entre los siglos IV y II antes de Cristo, coincide en nuestro ámbito con la cultura de los vettones, el pueblo indígena que habitaba en nuestra comarca.

Muralla del castro de Puente Pinos en El Bercial, Alcolea.

También en esta época histórica, esta tierra se comporta como tierra fronteriza entre diversos pueblos, como son los que más tarde serían llamados celtíberos, carpetanos, lusitanos y, sobre todo, vettones, ya que es en el ámbito de este mundo vettón, de la llamada cultura de los verracos, donde más cómodamente podemos situar a nuestra tierra[1].Se produce durante este periodo una progresiva «celtización», una mayor influencia centroeuropea, cultural e incluso étnica sobre unos pueblos que, como ya hemos visto en el capítulo anterior, venían recibiendo desde el suroeste de la península las influencias orientalizantes mediterráneas.

Así, por ejemplo, en el yacimiento del cerro Torrejón de Malpica de Tajo, encontramos cerámicas de clara influencia de las culturas de la meseta superior, digamos que más castreña, más céltica, del tipo de las enmarcadas en el ámbito de la llamada cultura de Cogotas II, nombre de un prototípico yacimiento abulense de estas culturas. Pero, por otra parte, también se encuentran cerámicas de las llamadas «ibéricas» con referencias en asentamientos andaluces de adscripción tartéssico-turdetanas[2]

Elevaciones al sur del Tajo sobre los que se sitúa el yacimiento de arroyo Manzanas

Sin embargo, el yacimiento que en la Edad del Hierro II tiene una mayor importancia en las tierras de Talavera es el de arroyo Manzanas, cuya importancia supera el interés local porque puede aportar datos que servirían para dilucidar algunos de los problemas planteados por las culturas protohistóricas del occidente peninsular[3].

Se sitúa el yacimiento en las elevaciones erosionadas con las típicas cárcavas de las terrazas del Tajo, dominando las fértiles vegas entre Talavera y las Herencias. El asentamiento presenta varias fases de ocupación desde el bronce final hasta que en el siglo II a. de C. los romanos fuerzan el traslado a zonas menos defendibles a los pueblos que ocupan situaciones estratégicas o fortificadas. Este yacimiento al sudoeste de Talavera, en los Cerros de la Raña y dando vista al Tajo, es el asentamiento vettón más cercano que conocemos. Se sitúa el yacimiento en las elevaciones erosionadas con las típicas cárcavas de las terrazas del Tajo, dominando las fértiles vegas entre Talavera y las Herencias. Los primeros hallazgos se remontan al año 1924 cuando unos gañanes encontraron cántaros de barro en cuyo interior había restos humanos calcinados. Prospecciones sistemáticas posteriores nos han descubierto poblados instalados en lo alto de tres cerros que están conformados por habitaciones de planta rectangular con gran abundancia de materiales: cerámicas, huesos, fragmentos de metal y escorias. También se ha localizado lo que puede ser una necrópolis de urnas para sus fases de ocupación desde el bronce final hasta que en el siglo II antes de Cristo, los romanos fuerzan el traslado de los pueblos que ocupan situaciones estratégicas o fortificadas.

Otros elementos cerámicos hallados en el Castro de El Raso

Este asentamiento tiene también el interés de contar con numerosos paralelos culturales con el castro de El Raso en Candeleda, aunque hay así mismo diferencias notables, como, por ejemplo, el entorno que en el caso abulense es más apropiado para la ganadería mientras que el talaverano estaría más vinculado a actividades agrícolas y mineras, sin descontar el intercambio de mercancías por situarse en lugar de obligado paso en las comunicaciones antiguas La actividad metalúrgica parece estar confirmada por el hallazgo de moldes, crisoles y restos de útiles metálicos; se ha vinculado esta actividad con los yacimientos y antiquísimas extracciones mineras de La Jara[4].

Más dudosas son las adscripciones a la Edad del Hierro de otros yacimientos dispersos por la comarca, como por ejemplo las fortificaciones del posible castro situado en las cumbres de la Sierra de la Estrella [5], o ciertos hallazgos cerámicos de Navalmoralejo, Alcaudete o Belvis[6]

Objetos cerámicos hallados en la excavación del castro de Puente Pinos en El Bercial, Alcolea de Tajo

Las cerámicas de los yacimientos locales no son muy abundantes, tal vez por no haberse hallado todavía un castro similar al de El Raso y otros de nuestro entorno, especialmente en Gredos, aunque sí se ha excavado el asentamiento de Puente Pinos cercano a la población de El Bercial, en Alcolea de Tajo, junto al embalse de Azután, cerca del antiguo vado de Puente Pinos. Está amurallado con dos recintos levantados con piedra y en talud, con torres de diferente planta y se encuentran varias fases de población iniciándose en la fase de las culturas orientalizantes de las que se han hallado significativos elementos cerámicos. Hay, como en otros yacimientos de esta época, muestras de haberse desarrollado una industria metalúrgica doméstica en pequeños hornos caseros. También se han hallado cerámicas griegas que subieron hasta aquí con la influencia tartéssica. Se han encontrado numerosos huesos que nos hablan del predominio de la ganadería en la economía vettona.

Cerámicas y objetos metálicos hallados en el castro de El Raso

Las cerámicas de estos yacimientos son descritas así por el arqueólogo Juan Manuel Rojas Rodríguez Malo: “cerámicas a torno pintadas y estampilladas…La cerámica más típica en esta época, de la que hay constancia en los dos yacimientos, aunque con una amplia tipología de formas y decoraciones, se compone, fundamentalmente, de vasijas de cocina y aprovisionamiento, hechas con barros groseros, de pastas marrones, que suelen ser pucheros, orzas y pequeñas tinajas, a veces decoradas con impresiones de estampillados en S o con motivos variados dispuestos en bandas. Otro gran grupo está formado por vasijas con pasta de barro anaranjado o beige bastante decantado, cuyas formas más frecuentes son los perfiles ovoides, bases cóncavas y bordes vueltos que, suelen tener decoración pintada a base de bandas horizontales finas y/o gruesas. Dentro de este tipo de vasijas existen variantes en las que la pasta es de color gris”.

 Sobre la cultura vettona nos extenderemos en otro lugar.

[1]ALMAGRO BASCH, M. , GARCÍA BELLIDO, A. : La protohistoria, en Historia de España de Menéndez Pidal, Madrid 1990.

[2]GARCÍA TÖRRONEN, T. ,GUTIERREZ DE LA CONCEPCIÓN, M.N. : Prospecciones en el Cerro Torrejón de Malpica de Tajo.

[3]MORENO ARRASTIO, F.J. : Notas al contexto de Arroyo Manzanas( Las Herencias ) Toledo , en Actas del Primer Congreso de Arqueología de la Provincia de Toledo. Toledo 1990.

[4]URBINA, D. y otros:  Introducción  al estudio de las fuentes de abastecimiento de hierro en el yacimiento prerromano de Arroyo Manzanas, en Actas de las primeras Jornadas de Arqueología de Talavera y su Tierra. Diputación Provincial de Toledo. Toledo 1992.

[5]JIMÉNEZ DE GREGORIO, J. : Hallazgos arqueológicos en …Anales Toledanos XXVI.

[6]JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. : Aproximación al mapa arqeológico del occidente toledano, en actas de las Primeras Jornadas de Arqueología de Talavera y su Tierra. Diputación Provincial de Toledo. Toledo. 1992.

Verraco vettón de Cabeza del Moro en Talavera

SEGUIMOS HACIA GUADALUPE DESDE LA AVELLANEDA A CASTAÑAR DE IBOR

Castañar monumental en término de El Castañar de Ibor

Desde La Avellaneda podemos encaminarnos hacia el sur por una pista en buen estado que nos llevará hasta la carretera que va desde Castañar de Ibor a Robledollano. Durante el camino podemos recrearnos con el paisaje del valle medio del Ibor con sus galerías de alisos que en algunos lugares ocultan pozas transparentes donde podemos bañarnos y pescar. En el trayecto encontramos algunos ejemplares de la arquitectura popular de estas sierras así como algunos molinos pintorescos. Los olivares suben por las laderas hasta donde el monte y los canchales se aferran todavía al terreno haciendo el paisaje más agreste.

Huertos en el valle del río Ibor

Si lo deseamos podemos desviarnos del camino al llegar a la carretera y subir a la derecha para llegar a Castañar, población situada en el lugar que desde la Edad Media se conocía como el Castrejón de Ibor. El topónimo ya nos indica la existencia de una población prehistórica localizada en un cerro fortificado. Este antiguo poblamiento también ha dejado restos como las cerámicas y útiles líticos encontrados en la llamada cueva del Aguzal, donde además se pueden observar muestras del arte esquemático de los habitantes de aquella época.

Cruz en el Castañar de Ibor

En la cueva conocida como La Mina, situada junto al río Ibor, existen pinturas rupestres más antiguas, ya que están datadas en el Paleolítico Superior y representan una de las escasas muestras del arte de esta época que existe en España, además de las situadas en la cornisa cantábrica. Dos cérvidos, dos équidos, un posible oso y dos cuadrúpedos aparecen representados sobre la colada calcítica aprovechando el primitivo artista los volúmenes de la piedra para dar relieve a sus representaciones como sucede en las pinturas de las cuevas de Altamira.

Molino en el río Ibor

Pero es en un documento de 1293 custodiado en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina donde encontramos la primera referencia concreta a esa dehesa de Castrejón de Ibor en la que se asienta actualmente Castañar. Se trata de un privilegio del rey Sancho IV donando a Talavera esta dehesa además de otras dos que ya se encontraban en su demarcación territorial:
“Sepan Quantos esta carta vieren como nos don Sancho por la gracia de Dios rey de Castilla, de Toledo…por hacer bien y merced al conçejo de Talavera porque han pocos pueblos e non han común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver que era su común, por la merced que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término, que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y hacer en ellas toda cosa que su pro sea. La rimera dehesa es en los Xebalillos…e la otra dehesa es la de Ibarromán…e la otra dehesa es del Castrejón de Ibor como van las cumbres y vierten las aguas contra Ibor e por (río) Vieja arriva fasta o nace, e dende a la mano yzquierda como vierten las aguas fazia Ibor fasta ençima de Navalvillar e dende como atraviesa la sierra fasta en Calabaças e dende fasta en la ventera fasta en la Mesa como vierten las aguas fazia Avellaneda, e dende como atraviesa Ibor fasta en el Castrejón. E mandamos que aia Talavera estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de les entrar en ellas”.

El Castañar de Ibor

Como vemos, la riqueza en aves rapaces de la zona hace que los derechos sobre ellas aparezcan específicamente en el privilegio. También es curioso constatar cómo la delimitación de la dehesa se corresponde perfectamente con la unión de los actuales términos de Castañar y Navalvillar.
Algunos historiadores consideran que esta donación fue una forma de reconciliarse con la población talaverana tras la terrible represión que hubieron de sufrir los caballeros de la villa que se habían puesto de parte de Alfonso X en la guerra que tuvo con su hijo Sancho, quien tomó venganza según la leyenda descuartizando a muchos de ellos y colgando sus despojos de la puerta de la muralla llamada Puerta de “Cuartos”.
De esta época medieval pudiera proceder la torre que se hallaba en una elevación cercana al pueblo y de la que ahora solamente queda el topónimo. Castañar perteneció a Talavera y a sus señores los arzobispos de Toledo hasta el siglo XIX en que, como la parte occidental de La Jara, pasó a integrarse en la provincia de Cáceres.

LOS MERENDEROS DEL RÍO, FELICIDAD ROBADA POR EL TRASVASE

LOS MERENDEROS DEL RÍO, PATRIMONIO CULTURAL PERDIDO

Tres kioscos playeros en la playa de los arenales del Tajo
Tres kioscos playeros en la playa de los arenales del Tajo

a Plataforma del Tajo premió hace dos años al Kiosco Puente Romano por haberse mantenido a través de los años como único exponente de lo que fueron estos establecimientos, verdaderos chiringuitos playeros que servían para el esparcimiento de los talaveranos y como alivio de las duras canículas de esta tierra.

Había kioscos en la Presilla, en el Paredón, en Los Arenales, donde llegaron a instalarse hasta tres, el del Puente Romano y el de Miralrío, situado en la huerta que se situaba donde hoy está el colegio madre de La Esperanza. También se disfrutaba del Alberche en el embalse de Cazalegas y

Imagen del Kiosco del Paredón poco después de ser clausurado
Imagen del Kiosco del Paredón poco después de ser clausurado

 

La ensalada, el pollo, el conejo, los filetes empanados, y el vino con gaseosa eran los más habituales componentes de las comidas y meriendas a la orilla del río donde se disfrutaba del baño y a veces por la noche la guitarra y la jarana alegraban los veranos fluviales de los talaveranos. Los limpios arenales eran lugar de encuntro de jóvenes y parejas de enamorados que sesteaban a la sombra de los álamos blancos. Bancos y mesas de madera . cámaras refrigeradas con barras de hielo y servicios bastante precarios eran suficientes para el solaz y esparcimiento de nuestros paisanos.

Familia talaverana bañándose en el río Tajo junto a uno de los kioscos de Los Arenales
Familia talaverana bañándose en el río Tajo junto a uno de los kioscos de Los Arenales y al fondo el casco histórico de Talavera

Tan atractivas eran nuestras playas que durante los años 50 y 60 se acercaba cientos de personas desde Madrid en el llamado «tren botijo» llamado así porque después de pasar un día playero los madrileños regresaban a la capital con el típico botijo de cerámica de recuerdo.

Bañistas junto a un kiosco de Los Arenales
Bañistas junto a un kiosco de Los Arenales

EMBOSCADA Y MUERTE DE JEFES MAQUIS EN TALAVERA

Los cadáveres de “Carlos” y “Lyón” después de suicidarse
Los cadáveres de “Carlos” y “Lyón” después de suicidarse
entre los maizales ante el acoso de la policía.

Corría el año 1946, cuando dos pagadores que llevaban el salario de los trabajadores que construían en Madrid el estadio de Chamartín para la empresa Huarte y Compañía fueron atracados por hombres armados. Al intentar huir, los dos empleados mueren tiroteados y se desencadena una persecución de los militantes comunistas a quienes la policía achaca la acción. En las investigaciones se interroga a la madre de uno de ellos, Jose Antonio Llerandi alias “Julián” y se le encuentra una carta de su hijo en la que se dice que ha de reunirse con unos compañeros activistas en la huerta del “tío Matapulgas” en Talavera.

El movimiento guerrillero de resistencia antifranquista se halla en ese momento en franca decadencia. Cunde la desmoralización entre “los de la sierra” porque el final de la Guerra Mundial no ha hecho que las potencias extranjeras derriben el régimen de Franco.

Guerrilleros antifranquistas se despliegan en tierras extremeñas
Guerrilleros antifranquistas se despliegan en tierras extremeñas

 

Nuestra ciudad se haya enclavada en un lugar estratégico donde acuden a contactar los grupos de hombres armados que, como las partidas de los famosos Quincoces, vecino de Aldeanovita y Chaquetalarga, de Fuenlabrada de los Montes, mantienen su lucha en la zona de La Jara y Las Villuercas, o los grupos de guerrilleros de la sierra de Gredos.

La unión de todas estas partidas se llamaba en conjunto Ejército Guerrillero del Centro y Extremadura.

La policía de Madrid, al conocer la existencia de esta reunión y ante las posibilidades de dar un golpe mortal a la resistencia armada antifranquista, decide desplazarse a Talavera para practicar las detenciones pertinentes, pero quieren llevarse sólo ellos el mérito del operativo e imprudentemente vienen sólo cuatro agentes sin avisar del operativo a las fuerzas de Talavera.

Los guerrilleros «Carlos» y «Lyón» fotografiados en vida

La huerta del “tío Matapulgas” se encuentra junto a la estación de ferrocarril, donde los maquis tienen un fácil acceso cuando viajan entre Madrid y Talavera, ya que el guerrillero conocido como “El Maquinista”, por ser conductor de la línea entre la capital y Lisboa, transporta en el ténder a los guerrilleros y al armamento destinados a la lucha en la sierra, aunque a veces también los llevaba hasta Navalmoral de la Mata, donde “Colorín” el kioskero de la estación, les servía de enlace. Cuando Llega la policía a la huerta de Matapulgas no se encuentran allí a los protagonistas de la reunión, pero tras un duro interrogatorio a la hija del “tío Matapulgas”, confiesa a los agentes de la Brigada Central de Información que los maquis se encuentran escondidos en otra huerta cercana conocida como el establo de los Gregorio. Cuando los agentes se dirigen hacia allí e intentan detenerlos se entabla un tiroteo y se dan cuenta de que los guerrilleros antifranquistas se les pueden escapar, por lo que dan aviso a la Guardia Civil y a la policía local de Talavera, que acuden en su ayuda tan apresuradamente que uno de los guardias va con el mono de trabajo y casi es abatido por los propios guardias al confundirlo con uno de los guerrilleros.

Una de las labranzas donde en su huida se refugiaron los guerrilleros

Dos de los maquis siguen en la refriega hasta que se dan cuenta de que es inútil su resistencia y, para no sufrir nuevas torturas ni interrogatorios que les hagan delatar a sus compañeros, deciden suicidarse de un tiro en la sien, y no caen, como dicen entonces las autoridades, bajo los disparos de la Guardia Civil sino bajo los de sus propias pistolas. según investigación de Benito Díaz.

Mapa de la Agrupación del Centro de la resistencia antifranquista
Mapa de la Agrupación del Centro de la resistencia antifranquista con sus tres zonas

Uno de los fallecidos es Jesús Bayón González alias “Carlos”, asturiano huido de un campo de concentración en el que esperaba que se ejecutara su sentencia de muerte y a quien se encomendó por el PCE la misión de aglutinar a los guerrilleros de la zona centro y Extremadura, venciendo la resistencia de los activistas socialistas y anarquistas, más reacios a dejarse manipular por el Partido Comunista. Precisamente en esa reunión iba a ser destituido “Carlos” de su cargo de jefe guerrillero para ser sustituido por “Lyon”, apodo de Manuel Tabernero Antón, también conocido como el “Practicante” o “Robert”, y que al parecer era médico y natural de Béjar. Un tercer guerrillero llamado

El guerrillero «Julián» fusilado tras ser detenido en Talavera

“Julián”,precisamente del que la policía obtuvo las pistas para la operación, es arrestado en la casa del “tío Matapulgas” donde se refugia del tiroteo, y más tarde es fusilado tras un consejo de guerra. El cuarto guerrillero que acudía a la reunión era conocido como “José” y era hermano de “El Maquinista”. Huye a pie siguiendo la vía y consigue escapar cogiendo un tren hacia Madrid en el apeadero que había junto al puente de la vía sobre el río Alberche.

Se producen con estos hechos varias caídas en cadena de otros miembros significados del Partido Comunista, entre ellos la de estudiantes universitarios y el impresor de “La Estrella Roja”. Cae también casi toda la organización de Talavera que se reunían en la Taberna de “Patro”, en la Portiña de San Miguel, y en otra taberna de la calle Delgadillo. También se desactiva la célula que imprimía propaganda en la casa de “tío Quintín” en la finca de La Calera, cerca de Montesclaros, lugar desde donde los cuatro maquis habían llegado a Talavera a lomos de caballerías sin saber que iban a tener tan funesto encuentro.

RECETAS DE CORDERO DE MUJERES DE LA JARA

A CONTINUACIÓN REPRODUCIMOS ALGUNAS RECETAS CORDERO UTILIZADAS POR LAS  MUJERES LA ESTRELLA Y DE OTROS LUGARES DE LA JARA Y QUE APARECEN EN EL LIBRO QUE TUVE EL PLACER DE EDITAR CON ELLAS.

Ejemplar de oveja de raza talaverana
Ejemplar de oveja de raza talaverana

CORDERO

PIERNA ASADA

Preparación

Se toma una buena pierna de cordero y se deja en adobo durante unas horas. Después se saca, se seca con un paño y se pone al horno, se cubre de manteca, se rocía con zumo de limón y se asa en el horno hasta que se vea dorada y en su punto. Se puede poner tomate antes de introducirlo en el horno par dar más sabor a la salsa.

Julia Fernández

Ovejas talaveranas por la Cañada Leonesa Oriental

 PALETILLA DE CORDERO

Preparación

Se toma una paletilla de cordero recental y se unta toda ella del siguiente majado: ajos, pimienta, tomillo, sal, perejil y una pizca de orégano Se mete todo al horno poniendo unas bolitas de manteca sobre el cordero. De vez en cuando se rocía la paletilla con un chorrito de vino blanco. Se puede acompañar la carne con unas patatas

Julia Fernández

 CORDERO ASADO

Preparación

Se pone al cordero partido en cuartos. Se le pone sal y agua y se añade zumo de limón. Antes de meterlo al horno de leña, se le echa un majado hecho con ajo, perejil y un poco de vino añejo.

Julia Fernández

Oveja talaverana
Oveja talaverana

 CORDERO A LA MAJADA

Preparación

Se adoba el cordero con sal, ajo, perejil y pimienta machacada. Se coloca en una fuente y se riega con vino blanco y aceite. Se ponen alrededor unas hojas de tomillo, hierba buena y laurel. Se cubre con rodajas de cebollas y se introduce en el horno para asar. Se pone encima un papel engrasado para que no se queme. Para servir se pasa la salsa por el colador.

Julia Fernández

*CALDERETA CONQUENSE

Preparación

Se fríe bien la carne de cordero partida en trozos pequeños, se le añade una cucharada de harina y un “botellón” de cerveza. Un momento antes de servir se le agrega ajo y perejil muy picado.

Julia Fernández

CUCHIFRITO

Preparación

Se corta la carne de cordero en trozos más bien pequeños, se ponen en una cazuela de barro y se sazonan con sal, dejándolo toda la noche al fresco. Al día siguiente, se añade un vaso de vino blanco y cien gramos de jamón cortado a trozos. Aparte se prepara un majado con almendras peladas, perejil, cominos, clavos, nuez moscada y pimentón. Cuando todo está muy bien majado se le añade un par de tomates pelados y triturados y se vierte sobre la carne, para que cueza lentamente hasta que esté bien tierna . Se rectifica de sal y en el momento de servir se pican un par de huevos cocidos y se echa por encima un poquito de perejil.

Julia Fernández

CALDERETA DE CORDERO

Preparación

Se hacen trozos utilizando sobre todo las piernas del cordero. Para una pierna de cordero echa trocitos, se le pica una cebolla, dos o tres ajos también picados, dos pimientos rojos de los secos, aceite de oliva y sal. Se cubre todo con vino y mitad de agua, una hoja de laurel y que cueza. Cuando casi está cocido se pelan diez o doce almendras, se cuecen dos huevos, se machaca todo en el mortero y se deja que se cueza todo mezclado con el cordero durante diez minutos más.

Blanca Fernández

 RIÑONES AL JEREZ

Ingredientes

1 Kg de riñones de cordero (se puede hacer de cualquier clase)

Una cebolla

1 Vaso pequeño de aceite

1 Vaso pequeño de vinagre

3 Ajos

3 Ramas de perejil

1 Hoja de laurel

Un vino blanco que sea bueno

Preparación

Se limpian y se parten en trozos los riñones y se ponen en una sartén con el vinagre para que se limpien del orín. Se ponen en un escurridor. Se maja la cebolla. Se le da una vuelta cuando la cebolla está tierna. Se machaca el ajo y el perejil y se les echa con el vino en la sartén. Tiene que cocer muy poquito porque si no se ponen duros.

HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (4) LA EDAD DEL HIERRO I

EDAD DEL HIERRO I

El PERIODO ORIENTALIZANTE

Uno de los cuencos hallados en la tumba de El Carpio en Belvís

A partir de una serie de objetos metálicos singulares, se propuso hace unos años la existencia de una ruta natural en dirección sur-norte que discurría por el occidente de la península ibérica, un viejo camino que sería el precedente de lo que más tarde, en época romana, se denominaría la Vía de la Plata[1]. Desde Huelva y Cádiz, ascendía un trayecto jalonado de hallazgos de braseros y jarros, con ramificaciones por los valles de los grandes ríos hacia el interior. Varios hallazgos en la comarca de Talavera nos indican que al menos llegaba hasta aquí una de esas vías secundarias que nos relacionaban con el mundo de Tartessos.

El llamado «puñal de Ronda» o de El Carpio de Tajo, aunque en realidad se encontró en término de Mesegar, es de una tipología ya enmarcada en la llamada metalurgia del «grupo Ría de Huelva» y se datan en torno al siglo IV a. d. C.[2]

Estela de guerrero de Las Herencias

Aunque se han hallado cerca de media docena de las estelas llamadas de guerrero de esa época, la primera de ellas, la estela hallada en las Herencias, que pudiera estar relacionada con la necrópolis indígena de un asentamiento cercano del Arroyo Manzanas donde se han encontrado algunas cerámicas contemporáneas, es una estela de las llamadas del tipo II C de Pingel. Este tipo se caracteriza por la presencia de figura humana a la que suelen acompañar una serie de atributos como la espada, lanza, escudo, carro o espejo. En nuestro caso, el personaje aparece tocado con un casco de cimera, una lanza con la hoja hacia abajo, un escudo con escotadura en V, una posible fíbula y tal vez unas tenazas bajo la mano derecha. También se ha datado en el siglo IX a.d.C.[3] Nuevos ejemplares de estas estelas se han encontrado como una en Aldeanueva de San Bartolomé, y otra más de Las Herencias.

Jarrita tartéssica de Las Fraguas en arroyo Manzanas, hoy en el Museo Metropolitano de Nueva York

El ajuar funerario de «Las Fraguas» fue dado a conocer por el historiador talaverano Jiménez de la Llave en 1860 y consiste en tres elementos, un jarro y un timiaterio en dos piezas, además de la referencia a «trozos muy delgados de cobre que indican haber pertenecido a una caldera u otro cuerpo esférico». El jarro es de los llamados tartéssicos y es un jarro piriforme de boca plana con asa de triple sección que termina junto a la boca en tres cabezas de serpiente y que arranca de una palmeta con dos canalículos rematados en un capullo esquemático.

Entre los paralelos de este jarro había uno que era muy similar y que se encontraba depositado en el Metropolitan Museum de Nueva York; el estudio de M. Fernández Miranda y J. Pereira ha permitido conocer que es el mismo que el encontrado en Talavera, dada la coincidencia con el dibujo de Jiménez de la Llave y su procedencia del comercio de antigüedades[4].

Vasija hallada en el enterramiento de El Carpio con incrustaciones de cobre

El jarro, el timiaterio y el posible brasero permiten identificar el conjunto con un ajuar funerario con el que se realizarían rituales-libaciones, incineración de sustancias olorosas; estos rituales serían privativos de los individuos más relevantes del área tartéssica y su zona de influencia. Estas fórmulas funerarias estarían datadas en torno al siglo VII a. de C.

Hallamos en estos yacimientos de la primera Edad del Hierro cerámicas hechas a mano decoradas con pinturas de color rojo, amarillo o blanco asociadas a zonas de habitación y en el arroyo Manzanas con restos de moluscos de río.

Otro de los yacimientos de gran importancia en esta época de transición entre la Edad del Bronce y la del Hierro es el enterramiento hallado en la labranza de “El Carpio”. Se trata de una sepultura de características principescas, como se deduce de la calidad de los objetos metálicos elaborados en hierro y plata, así como el ajuar cerámico de tipo orientalizante aparecidos en su excavación y que nos habla de una influencia del mundo tartésico en las culturas de la zona allá por el siglo VII antes de Cristo. El enterramiento de la casa de El Carpio se sitúa en el actual reculaje del embalse de Azután en la desembocadura del río Jébalo, el embate de las aguas puso al descubierto esta interesante inhumación del momento en que se produce en nuestra comarca la transición de la Edad del Bronce a la de Hierro.[5]

Se trata de una fosa de sección escalonada en la que se practicó la inhumación de al menos, dos individuos, un adulto femenino y un recién nacido con un ajuar abundante en el que se combinan piezas locales y foráneas. Diversos cuencos a mano con decoración pintada con motivos geométricos que podrían formar parte de un depósito de ofrendas, seis grandes urnas, anillos y brazaletes de bronce, son algunos de los objetos hallados que podríamos considerar como autóctonos.

Alabastrón hallado en el enterramiento de El Carpio en Belvís

Los materiales de inspiración externa serían: una vasija globular cuya forma y decoración tiene paralelos en el horizonte cultural andaluz, con dos recipientes de pequeño tamaño y clara adscripción al mundo cultural fenicio, se trata de una ampolla y un alabastrón de cerámica que tenían la función de conservar aceites perfumados. También, aparecieron seis urnas fabricadas a mano con perfil globular y borde exvasado con tratamiento superficial con escobillado y restos de pintura. Hay también cuarenta cuencos hechos a mano con arcillas de perfil semiesférico, borde redondeado apuntado, ligeramente marcado por un leve estrangulamiento. Conservaban restos de decoración pintada con diferentes motivos geométricos en amarillo y rojo, tanto en el exterior como en el interior. Otros peculiares objetos cerámicos aparecidos son un pequeño recipiente con forma de pera con un orificio en el extremo superior y plano en la base con abundantes agujeros a modo de colador que algunos consideran un reloj de agua o clepsidra y para otros sería un curioso instrumento que se introduce en un recipiente, se llena de líquido y luego se tapa el orificio hacienda el vacío para luego verter su contenido en otro recipiente. También formaba parte del ajuar una placa rectangular con los lados más estrechos cóncavos y por último, en un nivel por debajo de los restos humanos inhumados, se descubrió una gran urna realizada a mano que contenía a su vez otro gran recipiente en el que se encontraban, además de dos cuencos pintados, dos jarritas, una de ellas con decoración de incrustación de bolitas de bronce.

En cuanto al ajuar metálico, los restos de un caldero de bronce, una vasijita de plata usada para libaciones, los restos de un brasero de bronce, una fíbula de bronce, parte de un vasito de plata, varios anillos, un pequeño brazalete y dos cuchillitos de hierro, que son tal vez lo más significativo de este hallazgo, ya que ese metal en un contexto cronológico de transición del bronce al hierro, se consideraría un objeto exótico y muy valorado.

Todo este hallazgo se debe considerar formando parte de un ritual autóctono de inhumación y las ofrendas de tipo alimenticio, la distribución de los ajuares y el propio ajuar son componentes de origen más bien foráneo.

Un último hallazgo, unas fíbulas encontradas en Azután, confirmaría la presencia de tradiciones indígenas asociadas a influencias procedentes del suroeste peninsular, del área de influencia tartéssica y fenicia occidental[6]. Puede que estos indígenas, enriquecidos por el comercio con esos lugares, se enterraran con los ricos ajuares que hemos visto y que identifican más bien a las clases más poderosas de esas culturas, que habrían conseguido su enriquecimiento a través del comercio de metales, sal etc…

[1]FERNÁNDEZ MIRANDA, M. y PEREIRA SIESO, J. :Indigenismo y orientalización en la Tierra de Talavera, en Actas Primeras jornadas de Arqueología de Talavera y su Tierra. Diputación Provincial de Toledo. Toledo 1992.

[2]JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. :Archivo Español de Arqueología Vol.XXVIII . pp 174-186.

3FERNÁNDEZ MIRANDA, M

Estudios en Homenaje al Dr. Antonio Beltrán Martínez), 1986, ISBN 84-600-4366-5, págs. 463-476

 

[4]MAROTO, M.: Fuentes para el estudio de la arqueología en la provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo. Toledo 1990.

[5]PEREIRA SIESO, J. : Aportes orientalizantes en el valle del Tajo, en Revista de Arqueología nº 62

[6]JIMÉNEZ DE GREGORIO,F. : Fíbulas de tipo hispánico de Azután, Archivo Español de Arqueología XXVIII, pp. 185-187.

SALIMOS DE BOHONAL PARA EL DESPOBLADO DE LA AVELLANEDA POR EL CAMINO DE GUADALUPE DE LOS IBORES

Arquitectura popular en Bohonal de Ibor

Hay un hostal a la entrada de Bohonal y en los bares de la localidad nos pueden dar algo de comer.

La fiesta de verano es San Bartolomé y todavía se conserva una curiosa costumbre el día de la Cruz de Mayo, concretamente el día dos de este mes, por la que los quintos van de noche marcando con cruces las puertas de las casas donde vive alguna moza por la que se sientan inclinados y a la que quieran halagar con este gesto. El segundo sábado de mayo se acude en romería a una ermita levantada a la Virgen de Guadalupe junto a la carretera de Mesas de Ibor.

Cruces en las puertas de las mozas durante la fiesta de las Cruz de Mayo en Bohonal en Bohonal

Entre los productos autóctonos debemos destacar el aceite de oliva que se comercializa en su almazara.
Desde Bohonal vamos a adentrarnos en Los Ibores siguiendo la ruta que está señalizada por ARJABOR a poco más de un kilómetro del pueblo y que es el antiguo camino entre Navalmoral de la Mata y Castañar de Ibor.

Nuestro camino discurre por el arruinado caserío de La Avellaneda

Discurre por parajes solitarios en trayecto paralelo al arroyo de Valdeazores hasta ascender a la Raña de Las Mesillas, donde confluye con la actual carretera.Nosotros no vamos continuar por ella sino que un poco más adelante dejaremos el asfalto y tomaremos un camino que desciende a la derecha hasta La Avellaneda.

La iglesia de La Avellaneda

Éste es un antiguo lugar, casi despoblado donde sobreviven fantasmales las ruinas de la mayor parte de las casas y alguna que otra mantenida a duras penas por sus dueños. Se trata del más antiguo asentamiento de la dehesa de Castrejón de Ibor que el rey Fernando III el Santo donó a la villa de Talavera, hoy de la Reina, para su repoblación. Perteneció a su concejo y por tanto al señorío de los arzobispos toledanos hasta el siglo XIX. En 1835, con la división provincial estas antiguas tierras de Talavera pasaron a pertenecer a Cáceres junto con parte de La Jara que actualmente se encuentra en la comunidad extremeña.

El cristo de La Avellaneda, hoy en la iglesia de Castañar de Ibor

La Avellaneda tiene una iglesia muy deteriorada construida en el siglo XV que conserva su espadaña pero a la que le han sido desmontados los contrafuertes. Dicen que en la despoblación del lugar tuvo que ver una plaga de termitas y que sus habitantes pasaron a vivir a Castañar, desde donde se celebra todos los años una concurrida romería hasta este lugar encantador situado en el valle del río Ibor por donde continuaremos nuestro periplo hacia Guadalupe.

El embalse de Valdecañas, todo un mar interior

El entorno aequeológico de Bohonal: En las terrazas del Tajo, desde la desembocadura del Gualija hasta el extremo occidental del término, se han hallado numerosas piezas de industria lítica trabajadas por el hombre del paleolítico inferior. Son abundantes los bifaces y raspadores que se pueden encontrar en los sedimentos movidos por el oleaje del embalse de Valdecañas en parajes como Los Navazos o las Cabrerizas.

La puente de Gualija

En las covachas graníticas formadas en la zona de confluencia del río Ibor con el Tajo se han encontrado restos neolíticos y calcolíticos en un entorno agreste de gran belleza y en esa misma zona, en el paraje conocido como Los Pibores, se conserva un buen dolmen, aunque su reutilización como cochinera lo ha deteriorado. Restos de otros cuatro dólmenes más se hallan en el término de Bohonal aunque tampoco se han conservado estos monumentos megalíticos en condiciones óptimas.

También en la Edad del Hierro dejaron los pueblos vetones muestras de su paso por aquí, hasta cinco verracos que se enumeran en las Relaciones de Felipe II y en el testimonio de un erudito del siglo XVIII que nos dejó algunos dibujos. Una de esas esculturas se conservan actualmente en Peraleda y es una cabeza de jabalí en la que se perciben perfectamente los colmillos.