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La Fundación Mítica de Talavera

Fundación Mítica de Talavera

Las viejas historias manuscritas de Talavera que se pueden consultar en el Archivo Municipal nos ofrecen pintorescas versiones sobre la fundación de nuestra ciudad.

Estela romana descrita por el padre Fita en la que aparece el nombre de Caesaróbriga por primera vez

La mayor parte de ellas se basan en los viejos cronicones o en autores religiosos que, con un gran esfuerzo de imaginación pero sin ninguna base científica, aseguran conocer hasta el año exacto en el que los primeros pobladores llegaron a estas riberas del Tajo.

Según la mayoría de esos historiadores fantásticos, después del diluvio universal, los hombres decidieron en su soberbia hacer una altísima torre, de la que dicen conocer con precisión hasta su altura de 5131 pasos. Se trata de la Torre de Babel, donde Dios, castigando su osadía, hizo que se confundieran las lenguas. Concretamente, aseguran que aparecieron setenta y dos nuevos idiomas hablados cada uno por un grupo de hombres

Escultura de Hércules hallada en Talavera

Desde Babel y al mando de un capitán, marcharon los hombres por el mundo a poblarlo. Uno de los hijos de Noé fue Jafet, que a su vez tuvo también un hijo llamado Túbal, el cual decidió ir a poblar la costa fenicia, para desde allí venir después a España. Era hombre de gran afición a fundar pueblos y comenzó a repartirlos por toda la península. Después, de Túbal nació Íbero, que dio nombre a la península, así como a su hijo Brigo le dio por fortificar ciudades junto a los ríos. Una de ellas fue la que luego los romanos llamarían Caesarobriga en honor a César, aunque todavía conservaría en el nombre la huella céltica del nombre de su fundador Brigo. Esta ciudad no es otra que nuestra Talavera. Según estos iluminados escritores Túbal fundó también otras ciudades como Segorbe, Logroño, Montemayor y Oviedo, que por tanto serían nuestras hermanas de padre.

El talaverano Juan de Mariana, aunque lleva la fama de ser el primer historiador científico español, también se dejaba llevar de estas elucubraciones fantásticas, como era habitual en la época, y así, deja caer que en realidad quienes fundaron Talavera fueron los griegos de Cádiz, que aunque como grupo humano tienen nombre de chirigota, vinieron según él desde la Tacita de Plata hasta las orillas de la Portiña para dar nacimiento a nuestro pueblo.

El párroco de la iglesia de Santa Justa de Toledo, que escribe en la Edad Media una también poco científica  historia de las ermitas de España entre las que se cuenta la nuestra de la Virgen del Prado, asegura en latín que “fuit gaetanorum”, es decir que fueron los gaditanos, nuestros auténtico abuelos, y tal vez nos venga de allí nuestra socarronería y carácter un tanto sureño.

Vasija de formas orientalizantes hallada en la tumba principesca de finales de la Edad del Bronce de El Carpio en Belvís de la Jara
Vasija de formas orientalizantes hallada en la tumba principesca de finales de la Edad del Bronce de El Carpio en Belvís de la Jara

En esos latines se basaron luego aquellos viejos historiadores para decir que el apellido de la noble familia talaverana de los “gaytanes” procedía de aquellos primigenios gaditanos que vinieron a sentar sus reales por aquí. Incluso, algunos son tan temerarios que se atreven a asegurar que Jasón, Hércules y otros griegos mitológicos, antes de ir a la batalla de Troya se pasearon por España, y, al llegar desde Cádiz a nuestro solar, decidieron que era buen sitio para hacer una ciudad, siguiendo después con sus aventuras épicas por esos mundos de Zeus. Instalados ya en su delirio, llegan estos alucinados historiadores a decir que Talavera se fundó exactamente en el año 1918 antes de Cristo, y no dan la hora y el minuto por no pecar de vanidosos.

Pero como en toda fantasía hay algo de verdad, les diré que los pueblos llamados orientalizantes, que fundan las primeras ciudades fortificadas, allá por la Edad del Bronce, subieron hasta aquí desde lo que luego sería el mítico reino de Tartessos, situado entre Cádiz y Huelva, dejando varias muestras de su estancia entre nosotros, como la estela de un guerrero hallada en Las Herencias y que aparece en la imagen, además de otras tres encontradas hasta la fecha.  También se ha documentado el hallazgo de algunos objetos de bronce encontrados en el arroyo Manzanas y que hoy se guardan en el Museo Metropolitano de Nueva York, o algunos objetos y vasijas depositados en una tumba principesca en las riberas del Jébalo. O sea, que en definitiva algo de fenicios y gaditanos sí que tenemos y no iban tan descaminados los viejos e imaginativos historiadores.

Estela de guerrero de las culturas orientalizantes de la Edad del Bronce hallada en Las Heencias

A esto debemos añadir las leyendas que sobre el rey mitológico Gerión, que apacentaba sus rebaños de bueyes en las marismas de Tartessos, ha persistido en las leyendas populares de nuestra comarca como el que orinando originó  el Alberche. O secó el Tajo bebiéndose todo su agua, aunque la vomitó después.

Por otra parte, algunos de esos cronicones han especulado con que el escudo de Talavera con sus dos  toros simboliza la fundación de la ciudad al igual que en Roma, donde sus fundadores Rómulo y Remo marcaron con un arado tirado por dos bueyes los límites de la Ciudad Eterna.

El Patio de San José, la antigua casa de la dirección de las Reales Fábricas de Seda

Don José de Carvajal, duque de Láncaster y promotor de las Reales Fábricas de Seda por lo que Ruliére puso bajo la advocación de San José al patio del mismo nombre y casa de la dirección de dichas fábricas

Galerías del interior del llamado patio de San José o Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

Galerías del interior del llamado patio de San José o Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

Este patio ha desaparecido y se situaba cerca de la iglesia de San Andrés, en la actual calle del Patio de San José , aunque también tenía fachada a la calle Olivares . En estas dependencias se encontraban las oficinas de la dirección de la reales Fabricas de Seda de Talavera, tal vez la mayor industria que ha existido en nuestra ciudad  pues daba empleo directo e indirecto a unas tres mil personas.

Fachada del patio de San José frente a la calle Olivares. Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas
Fachada del patio de San José frente a la calle Olivares. Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

También residía en esta casa  don Juan Ruliére, personaje ilustrado que huyó del castillo de Saumur en  Francia,  donde se hallaba cumpliendo condena de prisión, para después ser captado por el servicio secreto español de la época y encomendársele la dirección de la instalación fabril.  Las Reales Fábricas se fundan en 1748 y pocos años después se construye este edificio.

FACHADA A CALLE OLIVARES, DETALLE

Se llamaba patio de San José porque era la advocación bajo cuyo patronazgo puso Ruliêre  a las fábricas en honor a que ese era el nombre, José de Carvajal, del duque de Láncaster, a la sazón ministro del rey  Fernando VI que ordenó su fundación en Talavera y que debería tener una calle dedicada en nuestra ciudad.

PATIO DE SAN JOSÉ

El pueblo talaverano creía hasta su desaparición, que este edificio alojaba un fantasma. Después del cierre de la fábrica de seda tuvo numerosas utilidades el edificio, especialmente casa de vecinos en la que residían varias familias, además de alojar algún

Detalle de la fachada del patio de San José

Juan Rulière es el protagonista de mi novela «El Francés de los Gusanos»

Imagen de San José que presidía el patio de la casa de la Dirección de las reales Fábricas de Seda

Año 1090, EL GOBERNADOR CRISTIANO DE TALAVERA ES EJECUTADO POR TRAICIÓN

 

Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera
Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera

Esta historia comienza de Ávila, en plena canícula del año 1090. Un pastor llega agotado a la ciudad del Adaja y pide ver al conde don Raimundo de Borgoña, gobernador de ella y casado con doña Urraca, la hermana del rey Alfonso VI. El asustado serrano cuenta cómo una partida de moros al mando de un tal Galafrón han cruzado el Tajo y se hallan en “los pinares”, con trescientos de a caballo y cien de a pie corriendo toda la tierra, robándoles sus ganados y aprisionando a sus pobladores y “faciendo grandes desaguisados e que si no les valían fincarían todos muertos e captivos”. Por “los pinares” se conocía a la ladera sur de Gredos, donde al igual que hoy día eran extensos los bosques de pinos

Alfonso VI rinde la ciudad musulmana de Toledo en azulejería de Ruiz de Luna

El conde montó en cólera y pidió su caballo para acudir “a la brega”, pero su mujer “fincó de hinojos” rogándole que no fuera, por lo que el conde hizo sonar las trompas y llamar a sus soldados. Ordenó tomar doscientos caballeros franceses de los suyos y doscientos castellanos de la compañía de Sancho de Estrada y Juan Martínez del Abrojo. También el obispo de Ávila quiso ir a pelear con sus tropas pero no se lo consintieron.

Otros nobles se ofrecieron pero el conde sólo aceptó la participación en la expedición a Fernán López y a Fortún Blázquez. Cargaron además a sesenta rocines y mulas con las viandas y partieron con el pastor como guía. En la “primera nava”, que es como llaman en el relato a la parte de la sierra que se encuentra pasado el puerto de Menga, llegaron más pastores con alimentos y les informaron de que los moros habían pasado ya “el Puerto”, nombre que daban al puerto de El Pico, y que iban ya en dirección a Talavera para cruzar el Tajo con sus muchos cautivos y los ganados mayores y menores robados.

El alcázar de Talavera, residencia de los gobernadores cristianos y musulmanes en la Edad Media

Hay que señalar que ocasionalmente los pastores hacían entonces de soldados serranos para defenderse de las razzias de los musulmanes.

Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico
Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico

Como ya era tarde y estaba oscuro, “lobreguido” como dicen en la crónica, se entabló entre los nobles una discusión sobre si avanzar o descansar, pues las bestias se encontraban cansadas después de subir la sierra. Al final decidieron seguir cuatro horas más hasta trasponer el puerto y se emboscaron antes del “albor”en un castañar, probablemente el de Cuevas del Valle. Dieron de comer heno y avena a los caballos y descansaron hasta que les llegaran nuevas noticias sobre el lugar en que se encontraban los moros.

Llegó otro pastor que les informó de que los árabes habían avanzado hacia Talavera y se encontraban a nueve millas y media, y de que ese día no seguirían la marcha, por lo que les recomendaba que al llegar la noche avanzaran en la oscuridad guiados por él mismo hasta alcanzarlos. Llegaron otros pastores desde las “navas fondas” de la sierra, los más perjudicados por la acometida de los árabes, y se ofrecieron a unirse a las tropas si les esperaban, pero los caballeros no quisieron hacerlo por encontrarse ya los cristianos muy cerca del campamento de Galafrón.

Sancho de Estrada hizo montar al pastor en un caballo y se dirigieron hacia el soto donde estaba el campamento enemigo. En el camino toparon con un vaquero que les informó de que los musulmanes se encontraban descuidados descansando y con los caballos recogidos en un prado a cierta distancia de las tiendas. Ordenó Sancho de Estrada que Fernán López fuera por sorpresa con cien hombres y les quitaran las monturas.

Los moros que cuidaban a los caballos fueron sorprendidos de madrugada y corrieron hacia el campamento, situado en un soto donde Galafrón reposaba junto a una fuente. Atacaron entonces los cristianos haciendo gran cantidad de cautivos y muertos entre los moros, uno de los cuales fue el propio Galafrón que fue hallado con una lanzada. Las bajas musulmanas fueron trescientas veinte, y once las de las tropas abulenses. Entre el botín que llevaban se encontraron muchas cabezas de ganado

Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera
Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera

También fueron aprisionados tres “malos cristianos” que guiaban a las tropas de Galafrón. Los victoriosos caballeros rezaron en acción de gracias y vieron como llegaban los habitantes de las “navas fondas” con becerros y viandas para agradecerles la lucha mantenida en su defensa.

Fernán López fue nombrado juez para devolver los bienes a sus legítimos dueños y los caballos que traían los moros fueron repartidos entre los señores y escuderos españoles y entre los franceses de las compañías de Raimundo de Borgoña. Al otro día “se dio pregón para volver a Ávila” y tocando las trompas comenzaron el viaje de vuelta y se mandaron cartas al obispo y al conde sobre la buena nueva.

La comitiva estaba formada por las diferentes compañías precedidas del pendón del noble al que pertenecían. Unos custodiaban a los cuatrocientos prisioneros, otros a los caballos o al botín. Pararon una noche en la sierra e hicieron allí grandes hogueras y lo celebraron. A siete millas de Ávila les recibió la compañía de Gimén Blázquez y un poco después el obispo“con asaz de prestes y arciprestes”.

En Ávila la población acudió a dar gracias a la iglesia de El Salvador. El señor conde de Borgoña hizo gracia a los caballeros y al obispo de los moros cautivos y de los caballos que fueron repartidos entre todos.

Pero pasados los momentos de alegría, el conde envió a Talavera a Fernando de Llanes y a Martín Roanes para que prendieran a su gobernador Sancho del Carpio y lo llevaran a Ávila, quedando el primero de ellos como sustituto del gobernador. Se le acusaba de no haber sido cuidadoso en la vigilancia de la frontera impidiendo que Galafrón y los suyos pasaran el Tajo. Solamente Álvaro Álvarez se levantó ante el conde para defender a Sancho del Carpio, por considerar que había prestado al rey don Alfonso valerosos servicios de armas y que por ello le había dado en premio el gobierno de Talavera, cuando hacía ya siete años se la había conquistado a los moros. Dijo además que Talavera era de jurisdicción real y que por tanto el conde no podía juzgar lo que allí sucediera. Raimundo de Borgoña se irritó tanto ante la defensa que hacía del gobernador que echó de la reunión a don Álvaro, aunque después el obispo intercedió y fue perdonado. Tanto a él como a los otros cinco nobles que habían intervenido en la batalla el conde les dio como premio el privilegio de armar un molino en el río Adaja.

Llegó al poco la comitiva desde Talavera con el gobernador cargado de cadenas sobre “un magro rocino e con gran tristura”.

Detrás iba su mujer Roma Vélez con gran amargura sobre un palafrén con paños negros rodeada de algunos sirvientes. Álvaro Álvarez la llevó a casa de sus padres y allí acudieron a consolar su llanto las mujeres de los nobles.

Mientras, el nuevo gobernador de Talavera recogía los testimonios de varios testigos que aseguraban que Sancho del Carpio había sabido del paso de los moros y lo había consentido. Otros talaveranos se quejaban también de su mal gobierno. Fueron nombrados además dos nobles llamados Lope Moreno y Gómez Sánchez como sus defensores, pero no consiguieron encontrar en la villa ni un solo testimonio en su defensa. El conde mandó también al Notario Mayor de Ávila para que embargara los bienes de Sancho del Carpio en Palencia y a Fernando Llanes para que hiciera otro tanto en Talavera.

El gobernador fue juzgado y condenado a cortarle la cabeza. En el coso mayor, probablemente la plaza del Pan, se armó un tablado. Veinte escuderos y veinte ballesteros fueron a por el traidor a la cárcel y envuelto en una larga cadena fue subido a un caballo después de confesarle el obispo.

Le fue cortada la cabeza delante de los judíos, moros y cristianos de la ciudad y después fue su cuerpo despedazado en cuatro y puestos los cuartos en los caminos de

MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA: DESCRIPCIÓN

 MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

DESCRIPCIÓN

Puerta llamada de «los Serafines»

 Las primitivas construcciones de esta iglesia, por ser en su mayoría edificadas a finales del siglo XIV e inicios del XV , fueron levantadas en estilo gótico-mudéjar, de ellas apenas nos quedan restos, solamente la conocida como puerta del Serafín, frente a la desembocadura de la calle Empedrada y alguna ventana cegada , como la que se observa en esa misma construcción frente a la torre de la Colegial. Algún otro detalle como la rejería o los canecillos y aleros nos orientan sobre la antiguedad de esta parte del monasterio de Santa Catalina.

Puerta sur de la iglesia del monasterio de Santa catalina

Ya hemos comentado que la misma puerta del Serafín era la que daba acceso al templo primitivo y por ello era necesario entonces pasar por el claustro para acceder al templo. Para remediarlo, en 1452, concede el papa Nicolás V permiso para construir una nueva iglesia cuyo edificio coincide con la nave de la actual. Precisamente el retablo de esta nueva construcción fue estofado por Copin de Holanda y pintado por Juan de Borgoña, aunque hoy ha desaparecido. La nave está cubierta por una bóveda de cañón y a los pies otra bóveda rebajada soporta el coro.

Cúpula de la iglesia de los jerónimos

Los canónigos de la Colegial se opusieron a la nueva edificación, como también se negaron a que se construyera la capilla mayor que, sin embargo, se comenzó a levantar en 1536 con el permiso de Pablo III . Esta parte del monasterio es la más característica del mismo y un elemento característico del paisaje urbano de la antigua Talavera. El padre Sigüenza, en su Historia de la Orden de San Jerónimo, decía: «Por ignorancia o malicia de los oficiales no se ha podido acabar fábrica de harta costa y apariencia, sin fundamentos, de tal suerte que estando casi cerrada la cúpula del cimborrio, se venía toda al suelo, y el mejor medio es deshacerla piedra a piedra.»  No hizo falta llegar a tanto, ya que se llamó a Juan de Herrera que se encontraba entonces construyendo otro monasterio jerónimo,el de El Escorial. Vino a Talavera y consiguió salvar el edificio, aunque quedaron como recuerdo de aquellos percances los antiestéticos machones y contrafuertes de la cara sureste del testero y las fisuras que todavía hoy  se perciben en el mismo.

Retablo de la iglesia de los jerónimos de Santa Catalina

Diferentes avatares históricos hicieron perder a esta iglesia su primitiva grandeza. En la capilla mayor estaban los enterramientos de los señores de Gálvez y Jumela y en el claustro se hicieron sepultar numerosos caballeros y nobles talaveranos. Celebrábanse los oficios «con toda grandeza, puntualidad y magestad que puede encarecerse teniendo siempre capilla de sonoras voces e instrumentos. Los ornamentos son muchos, ricos y costosos. El aderezo de plata es muchísimo»

Detalle de la decoración renacentista del edificio de los jerónimos de Santa Catalina

El acceso actual al templo desde la calle se realiza a través de la portada de piedra de la fachada sur, un tanto vulgar si la comparamos con la grandeza del resto del edificio. En el interior destacaremos la capilla mayor. Los mármoles que la decoraban adornan ahora el altar mayor de la basílica de Ntra Sra del Prado. La cúpula es de grandes proporciones, las pechinas se ornamentan con relieves de los cuatro evangelistas y bajo ellas se sitúan las estatuas de cuatro doctores de la Iglesia. La sacristía es de gran belleza, octogonal y con cúpula toda de piedra, menos decadente que el renaciente estilo del resto de la iglesia. También al siglo XVII pertenece la grandiosa escalera de subida al coro, toda de sillería y suspendida en el vacío. Menos conocida aunque muy curiosa se nos muestra la escalera helicoidal de acceso al exterior de la cúpula, “la giralda”, que se rodea de balaustrada con adorno de pirámides.

Contrafuerte que se construyó por indicación de Juan de Herrera, arquitecto de El Escoria,l para evitar que aumentaran las grietas del edificio

Se mantiene en un estado lamentable el claustro sur, que durante años ha sido casa de vecindad hasta su amenaza de ruina. Se perciben los arcos  gótico-mudéjares ya cegados  y en algunas de pendencias pueden observarse restos de pinturas en los muros, muy similares a otras pequeñas muestras que persisten en la granja jerónima de La Alcoba y Guadalupe.

TIEMPOS MEJORES Y TIEMPOS PEORES EN TALAVERA A LO LARGO DE LA HISTORIA

Vista de Talavera de van der Wingaerde en el siglo XVI

TIEMPOS MEJORES, TIEMPOS PEORES

 

Talavera fue percibida desde hace siglos como una ciudad con futuro y así decía Pons en el siglo XVIII

“El territorio hasta Talavera es de más de una legua; y siendo vega muy llana, se podría regar parte de ella con las aguas del Alberche, que me parece vienen someras. Esto, me dijeron, se ha pensado varias veces, pero no se ha hecho. Logra esta villa …una situación tan ventajosa como ninguna otra de cuantas he visto. Está fundada en medio de la referida vega. Baña el Tajo sus murallas por el lado del mediodía, y en la situación es muy parecida a la ciudad de Córdoba.”

También Laborde a principios del XIX vislumbra las posibilidades de nuestra ciudad

“llanura descubierta, muy fértil, hermosa y alegre, y bajo un cielo bellísimo”

“Desde ella se distingue ya a Talavera en toda su extensión, formando con sus grandes edificios, torres y chapiteles, un grupo de diversas pirámides, cuyo golpe de vista agradable, da una idea de la opulencia de esta ciudad.»

“Su vega amena y deliciosa produce mucho trigo, vino, aceite, seda, hortalizas y legumbres, los pastos de sus dehesas mantienen mucho ganado lanar, vacuno y de cerda”.

Y hasta se felicita por el clima.

“El de Talavera es bellísimo, su cielo puro y sereno, los inviernos templados, las aguas muy buenas y los alimentos de sabrosa calidad; pero el verano es muy cálido

Y algunos como Barreiros comienzan a describir una Talavera ya pujante en 1548

“La tierra es buena comarca de pan, vino, miel, frutas y ganado. En ella hay mucha gente noble y rica, eclesiástica como secular y muchos hidalgos honrados…”

O cuando A. Jouvin en 1672 dice que es:

“un terreno semejante al paraíso terrenal…y la venta y el puente del Alberche, que se pasa sobre un puente de madera, un río grueso…, que desagua allí cerca en el Tajo, que sigue por un llano el más fértil de España, donde está Talavera de la Reina”

Aunque la descripción de una Talavera más importante es la que hace de la Tababyra musulmana Al-Idrisi hace mil años

Calle de San Francisco y Trinidad en en los años 20

“Talavera es una gran villa construida en la orilla del Tajo; el castillo está perfectamente fortificado y la villa es notable por su belleza, su extensión y la variedad de sus producciones. Los bazares son dignos de verse y las casas están agradablemente dispuestas; un gran número de molinos se elevan sobre las aguas del río. Capital de una provincia importante, Talavera está rodeada de campos fértiles. Sus barrios son hermosos y antiguos y se encuentran allí monumentos de remota antigüedad. Está situada a 70 millas de Toledo. La villa de Toledo, al oriente de Talavera, es una capital no menos importante”.

Nuestro novelista Céspedes y Meneses vive en esa otra Talavera rica del siglo XVI

 “Gente apacible agradable y cortesana, y en particular la noble, que es mucha, lucidísima y de las más calificadas casas de España”.

“una de las más amenas, alegres, abundantes y deleitosas poblaciones” donde la nobleza se entretiene en “caballos, toros, máscaras, sortijas, torneos y otros pasatiempos”.

El Tajo antes de que nos lo robaran

Y a estas talaveras boyantes podemos añadir esos años llenos de vida de finales de los 60 y principios de los 70 que la consagraron como la segunda ciudad de esta región en la que nos metieron con calzador, para luego olvidarse de nuestra existencia.

Pero también hubo tiempos peores, como la Talavera de después del destrozo de los franceses que hicieron correr el vino y el aceite por las calles o dinamitaron centenares de casas especialmente en el barrio de San Andrés. Talavera vio reducida en casi dos tercios su población, y además había visto poco antes como se cerraban las Reales Fábricas de Seda que daban empleo a tres mil personas en la comarca.

O la Talavera fea y pobre que ve Gerald Brenan cuando se tiene que quedar aquí en los años de la posguerra civil por una avería del tren (¿les suena?)

Lo que sí es cierto es que con la ayuda o sin la ayuda (que es lo habitual) de las administraciones y a pesar de la absoluta incapacidad de nuestros políticos volveremos a salir adelante. Seguro.

TALAVERA NO FUE COMUNERA

TALAVERA NO FUE COMUNERA

Desmantelamiento de la iglesia de San Pedro donde los talaveranos se reunieron y decidieron no sumarse al movimiento comunero

No eran buenas las relaciones de Talavera con la Ciudad Imperial en los tiempos de Carlos V. En 1518 se había intentado recuperar el antiguo obispado que había existido en Talavera durante la época visigoda. La extensión del obispado de Toledo era excesiva y se pretendió crear uno en Talavera, pero en Toledo “pusieron tantas pegas que hubieron de desistir” aunque el papa León X había otorgado una bula para que se crearan sendos obispados en Madrid y Talavera. Los arzobispos toledanos se ocupaban poco de los asuntos de la villa y el concejo era en la práctica el que detentaba el poder. Como refieren las crónicas de la época, sólo se iba a Toledo cuando era estrictamente necesario y se podía obtener algún beneficio, pero en asuntos eclesiásticos se acudía directamente al Papa y en temas de administración se iba directamente al Rey.

Blasón de los Maldonado en la casa de los Maldonado en Salamanca. Fue construida por Rodrigo Arias Maldonado, el doctor Talavera, procedente de nuestra ciudad

En ese contexto, en nuestra ciudad dominaba además la alta nobleza, adicta al Emperador, mientras que en Toledo tomaban cada vez más fuerza la baja nobleza, el clero y los artesanos. En Talavera tenían además una gran preponderancia los nobles de los señoríos vecinos que en muchos casos tenían casa en nuestra villa y participaban del gobierno de la misma.

Sin embargo, una de esas poderosas familias, la de los Maldonado, aunque de origen talaverano, estaba asentada en Salamanca y tuvo un importante papel en el levantamiento, poniéndose del lado de los comuneros y siendo uno de sus tres famosos líderes, Padilla, Bravo y el propio Maldonado, nieto del doctor Talavera.

La capilla de Talavera en la catedral vieja de Salamanca, donde se conservan los restos del doctor Talavera, abuelo del comunero Maldonado. En la capilla de Santa bárbara hay azulejería talaverana.

El último arzobispo de Toledo, el cardenal Croy, había fallecido y gobernaba temporalmente el arzobispado don Francisco de Mendoza. Pero el obispo rebelde Antonio de Acuña, alineado con los sublevados, se apoderó del gobierno de la sede toledana, viéndose el gobernador legítimo obligado a huir a Talavera que ya se había mostrado contraria a la revolución comunera.

La ciudad de Toledo adherida al movimiento de las Comunidades solicitó hermandad a Talavera. El pueblo se reunió en la iglesia de San Pedro donde fue leída la carta, pero uno de los presentes llamado Juan García de Cuerva levantó la voz diciendo: “Señores, buen rey tenemos y estamos como nos estamos”. Fue aclamado por los asistentes, negándose así la ayuda solicitada por el Toledo sublevado.

En enero de 1521 el ayuntamiento de Talavera comienza a prepararse para su defensa ante posibles ataques del bando comunero. Se trasladan las armas del concejo a la torre de la iglesia de San Pedro y, aunque no se reparten gratuitamente armas al vecindario, sí que se ponen en venta, destinando los beneficios obtenidos a reforzar las defensas de las puertas y murallas. En Febrero se cierran esas puertas y se niega el envío de hombres armados en ayuda de los sublevados de Toledo. En Marzo se rechaza que se autoproclame arzobispo de Toledo el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, que hubiera sido por tanto señor de Talavera. Es tanta la oposición que incluso por parte de la iglesia talaverana en boca del deán de la Colegial se amenaza con que si viniera a Talavera e intentara acceder a la Colegial “entrando por una puerta todos los canónigos y yo saldríamos por la otra”.

Ejecución de los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado

La ciudad se apresta para la lucha, se compra pólvora y plomo y se preparan moldes para la munición. Se ordena a tres alarifes que reconozcan las murallas por si hay que hacer reparaciones y se ponen guardas en las puertas. El autoproclamado arzobispo intenta atraerse la fidelidad de Talavera, pero reunido el pueblo se rechaza nuevamente unirse a él, aunque antes había amenazado con declarar a los que se le opusieran enemigos de la república. Siguen los preparativos tomando fondos del Rey y de la Iglesia por orden de Juan de Ayala y se encargan miles de saetas.

Carlos I agradece desde Worms la fidelidad de Talavera hacia él. Nuestra ciudad nunca fue comunera, pero tampoco fue agradecido por ello el Emperador.

El obispo García de Loaysa fue confesor del emperador Carlos V y fundador del convento de Santo Domingo de Talavera, donde se halla su sepulcro

La capilla de San Salvador (también llamada de Talavera) es la más antigua de todo el claustro de la catedral vieja de Salamanca. Cubierta por una cúpula octogonal con 16 columnas cruzadas denota una clara influencia islámica (siglo XII). Presidiendo la capilla se encuentra un retablo, pieza del siglo XVI de gran valor del que es titular la Virgen.

A principios de dicha centuria Rodrigo Arias Maldonado, natural de Talavera, catedrático y rector de la Universidad cuyo sepulcro y el de su esposa se encuentran en el centro de la capilla.  logró restaurar en ella la liturgia en rito hispano-mozárabe.  A su nieto Francisco Maldonado, comunero de Castilla, pertenecía el pendón que aquí se conserva.

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

Pináculos góticos en el remate de los contrafuertes del claustro

El mismo Francisco de Soto dice que «el claustro de esta Santa Iglesia no cede a los mejores del reino; es muy largo, ancho y alto, y todo él está fabricado de piedra de sillería muy curiosamente labrado», con motivos entre los que hay que destacar las gárgolas de animales fantásticos y los pináculos de remate de los contrafuertes con gruesas hojas de acanto.

Planta del Claustro de la colegial en un plano del siglo XIX

Fue levantado en 1469 y cada una de sus cuatro galerías cuenta con seis tramos con sus bóvedas  de nervios vistos sobre una pareja de arcos cruceros y pilarillos adornados con perlas. Se abren al patio por grandes arcos ojivales elevados sobre un podio y reforzados con contrafuertes.

Bóvedas del claustro de la Colegial

Sobre el suelo aparecen lápidas con inscripciones diferentes y en él se encuentran actualmente los restos de Fernando de Rojas, autor de La Celestina. El pozo central tiene una pila que es un antiguo sepulcro romano para algunos y árabe para otros.

Panel de azulejos talaveranos que indican el lugar donde yacen los restos del escritos y alcalde de Talavera

Hoy ha sido reformado a mi modo de ver desafortunadamente, perdiendo su palmera, y se ha enlosado, retirándose el sepulcro del pozo.

Sepulcro que hacía de pila junto al pozo del claustro

Desde el claustro se daba acceso al antiguo cementerio anejo a la Colegial que se estableció en una antigua huerta llamada «de Moctezuma» por haber pertenecido al Duque del mismo nombre.

Carrillo dieciochesco del Corpus, en el claustro de la Colegial

En el claustro se exhiben algunos fragmentos escultóricos como lo que parece una representación de la imposición de la casulla a San Ildefonso. Un curioso carrillo utilizado en las desfiles del Corpus del siglo XVIII, una pilastra visigoda, y dos altarcillos con retablos barrocos deteriorados.

Altar y retablo en el claustro de la Colegial

ACABAMOS LAS CAPILLAS DE LA COLEGIAL

ACABAMOS LAS CAPILLAS DE LA COLEGIAL

Rejería de la capilla de San Juan Bautista de la Colegial

CAPILLA DE SANTA ANA

La siguiente capilla es la de Santa Ana, también llamada de los Reyes, en ella es de destacar su antigua cerámica.

Hernando Suárez de Toledo fue Limosnero Mayor de Felipe II y ayo de su hijo el infortunado Príncipe D. Carlos. Al morir dejó dispuesto que se celebrara un aniversario a Santiago por el alma de su discípulo, de ahí el segundo nombre de la capilla que perteneció más tarde a los Condes de la Oliva, cuyo palacio se encuentra frente al Teatro Victoria. Antiguamente servía de paso al claustro y por este motivo estuvo dotada de reja por ambos lados.

Fragmentos del retablo mayor con escenas de la vida de la Virgen

Aunque tuvo un retablo plateresco hoy exhibe otro en el que las imágenes sobre la vida de la Virgen sí pertenecen probablemente al primitivo.

Sepulcro de doña Mencía Suárez en la capilla del Pópulo

CAPILLA DE SANTA MARÍA DEL PÓPULO

A continuación, la capilla de Santa María del Pópulo, fundada en 1471 por la familia de los Montenegro, más tarde condes de Villariezo, debido a la devoción que tenían a esta imagen de un monasterio agustino de Roma. Es de destacar la urna funeraria gótica adornada con ramaje en que se sepultó a una tal Mencía Suarez, hija de un regidor talaverano.

Cuenta Fray Andrés de Torrejón que en el escudo de los Montenegro aparecen tres cabezas porque uno de sus antepasados dio muerte en una justa a tres caballeros que importunaban a una dama.

Relieve de San Juan Bautista en su capilla

CAPILLA DE SAN JUAN BAUTISTA

A continuación, se sitúa el paso al claustro que no es otra cosa que la antigua capilla de S. Juan Bautista. Nos lo delata un relieve empotrado del Bautismo de Cristo. También se recoge aquí, como ya hemos visto, la Quinta Angustia, obra pictórica, como muchas de las que adornan la colegial de la época de transición del siglo XV al XVI. Fue también Hernando de Alonso el fundador de esta capilla y, tras el incendio del Hospital de la Misericordia, fueron trasladados aquí sus restos mortales.

Pila bautismal de la Colegial

CAPILLA BAUTISMAL

Él mismo regaló también la pila bautismal que se sitúa hoy en la siguiente capilla, última de nuestro recorrido, que se halla decorada con magnífica cerámica antigua de Talavera adornada de hermosos motivos de lacerías vegetales. Según la historia de la cerámica del padre Vaca “es la obra más exquisita en su género que se hizo en Talavera”. Es una obra de magnífico colorido y dibujo, ejecutada en el siglo XVI con estilo de tradición mudéjar.

Frontal magnífico de azulejería talaverana del siglo XVI con clara tradición mudéjar

El coro fue concedido en 1415 a Gutierre Gaytán para su enterramiento, no sin antes pleitear con el cabildo para ser sepultado en la capilla mayor. En nuestro paseo por las capillas debemos observar las columnas y bóvedas donde nos sorprende a veces la presencia de restos mudéjares de las antiguas estructuras mezclados con las nervaduras de las bóvedas góticas en ocasiones de hermosa factura. Es el  caso de la capilla de Santa María del Pópulo.

Imagen de la Virgen del Rosario en la capilla

RUIZ DE LUNA Y LA CAPILLA DEL CRISTO DEL MAR O DE SAN FRANCISCO DE LA COLEGIAL

RUIZ DE LUNA Y LA CAPILLA DEL CRISTO DEL MAR O DE SAN FRANCISCO

Retablo de Ruiz de Luna para la capilla del Cristo del Mar. En la esquina la estatua orante del fundador de la capilla.

Ya hemos visto las capillas de la Colegial de su lado norte. En este mismo lado del evangelio junto a  la puerta norte, la llamada de los Apóstoles,  la Capilla de San Francisco que también se llamó de San Jerónimo y que desde 1943 se conoce como la Capilla del Cristo del Mar, imagen probablemente de finales del siglo XV que se halla enmarcada por un magnífico retablo de cerámica ejecutado y donado por Ruiz de Luna.

Acoge también una escultura orante del clérigo Francisco Méndez de Arellano, fundador de la capilla en 1529. Dejó rentas para decir misa a cincuenta pobres y después darles una limosna de un duro a cada uno. También dejó fondos para que todos los días del año se diera de comer a los indigentes encarcelados, para sacar de la cárcel a los pobres con deudas, y con el fin de rescatar cautivos naturales de Talavera.

Estatua orante de Francisco Méndez-Arellano

Aunque no fueron suficientes, dejó más fondos para la creación de tres cátedras en Talavera. Se sepultó a mediados del siglo XVI en esta capilla a su familiar Francisco Ramírez de Arellano que fue camarero del papa Paulo III y trajo de Roma varias reliquias, entre las que Francisco de Soto destaca una espina de Cristo que todavía se conserva y una canilla de San Blas.

Después pasó a ser capilla propiedad de D. Rodrigo Albornoz, tío del Cardenal talaverano D. Gil de Albornoz, fundador del colegio de Bolonia y que está enterrado en el sarcófago de yeso que hay en la Iglesia de las Monjas Bernardas en el lado del Evangelio.
Cuando se extinguió el patronato de esta familia dio el Calbildo la Capilla a D. Diego Montero de Espinosa, vecino y corregidor de Talavera.

Santas Justa y Rufina, patronas de los alfareros

Pero la capilla de San Francisco tiene actualmente otro nombre la del Cristo del Mar, con una curiosa historia relacionada con la religiosidad de Juan Ruiz de Luna.

Nuestro gran ceramista no sólo era un gran artista, sino un gran empresario que supo vender su obra por todo el mundo. Entre otras iniciativas comerciales quiso extender su cerámica por América y por ello envió allí a dos de sus hijos en 1934 para difundirla mediante una exposición en Buenos Aires. Entonces, los viajes trasatlánticos se hacían por mar y don Juan tenía el lógico temor de que les sucediera algo a sus hijos Juan y Salvador, por lo que entraba a diario a rezar ante a una imagen de Cristo crucificado solitaria que se hallaba junto a la puerta norte del templo y  que a él le provocaba una especial devoción. Durante dos meses se estuvo arrodillando en el reclinatorio que estaba delante del crucifijo hasta que volvieron sus hijos y prometió hacer una gran obra para agradecer que volvieran sanos y salvos de su periplo marítimo.

Detalle de la reja dela capilla del Cristo del Mar

La Guerra Civil retrasó el cumplimiento de su promesa, pues incluso estuvo la Colegial llena de material bélico durante aquellos azarosos años. Cuando volvió a entrar no vio el crucifijo y pensó si no habría sido destruido, pero afortunadamente se encontraba en la parroquia de Santa Leocadia, entonces en la iglesia de San Francisco. Más tarde restauraría Ruiz de Luna una imagen de San Francisco que había en la capilla para sustituir al Cristo que se iba a traer de dicha iglesia.

Se decidió a comenzar su empresa pidiendo permiso al arcipreste y al obispo. El 3 de mayo de 1942 comenzaron las obras, y  primero se limpió la capilla vendiéndose un viejo retablo que tenía a la iglesia de San Martín de Pusa.

Ruiz de Luna estaba entonces enfermo e incluso sufrió una intervención quirúrgica pero el panel de azulejos para esa misma capilla que representaba a las Santas Justa y Rufina quedaron terminados en septiembre de 1942 y fue inaugurado con la presencia del arzobispo Pla y Daniel que bendijo la capilla. Éstas fueron las palabras de nuestro ilustre paisano como ofrenda de su obra, en la que participaron sus tres hijos.

Ofrenda.
Excmº. Señor.
Mis 70 años en los 79 que llevo vividos son remunerados con exceso en este acto en que V.E. bendecirá esta obra mía que también lo es de mis hijos, labor lograda con perseverancia y amoroso
obstinación. Hoy Excmº Señor hago entrega de ella, sintiendo que mi posición económica no me permita dejarla dotada como era costumbre en la antigua Nobleza.
Los elementos que constituyen el decorado de esta Capilla están hechos con modesta arcilla, materia avalorada por el fuego y nuestra fe Cristiana. “Cristo del Mar” le he titulado, advocación que espera de V.E. ser refrendada, en atención a mi estado de ánimo cuando hice la promesa y en honor, sobre todo, a que esta Sagrada Imagen ha hecho resurgir en los corazones talaveranos su proverbial piedad para allegar fondos y realizar las obras de restauración de nuestra querida Colegial.
A continuación de este acto de bendición de la Capilla el señor Arzobispo hizo el acto de desagravio por los destrozos de la Iglesia terminando con una exhortación a los fieles para que llegasen fondos para la restauración de este hermoso templo, cuyo resultado fue reunir unas ochenta mil pesetas como inicial de suscripción, cuyas obras dieron comienzo el 26 de Abril de 1943.

En julio de 1943, en un acto familiar en el que se bautizó a una de sus nietas y cuando ya Ruiz de Luna contaba 80 años, fue inaugurada la capilla con toda su obra cerámica instalada.

El retablo es copia en cerámica de la de la madre del obispo García de Loaysa en alabastro que se conserva en la iglesia del antiguo convento de Santo Domingo.

Esta es la descripción de la capilla que hace el propio Juan Ruiz de Luna y que me ha llegado de un fragmento de sus memorias inéditas:

Es de planta cuadrilonga de 4 metros 50 cms. Por 5,60 y altura de techo 7,50.
Se le hizo un zócalo de azulejos en tableros o fondos de dibujo repetido, espaciados por pilastras de composición, todo ello enmarcado con mampuestos de rasilla imitando piedra berroqueña del país, esmeradamente imitada, como así también el cornisamento general y las aristas que dividen en cuatro pañoletas la bóveda del techo, que se reúnen en un florón o pendolón con cartel heráldica, pero sin armas. Los fondos de estas pañoletas como las de las paredes están blanqueados.
Este Retablo de cerámica policromada de gusto Plateresco de 6,50 metros de alto, está coronado con un medallón con Virgen tenante por dos ángeles, de puro estilo Luca della Robbia, como así también las columnas y cornisamentos, que constituyeron el Retablo que estuvo expuesto en el pabellón de Castilla la Nueva de la Exposición Hispano Americana celebrada en Sevilla el año 1929-1930 que fue galardonado con el Gran Premio, conjunto que complementan una magnífica mesa de altar, con relieves de cerámica policromada y fondo con tres medallones en forma de Camafeos, con un barco en el centro como alegoría al Santísimo Cristo y de los dos restantes, San Francisco de Asís y San Antonio de Pádua, muy de la devoción del donante. Como detalle original y de gran acierto artístico es de notar el fondo sobre el que se destaca el Santo Cristo, de azulejos de reflejo metálico que dan al cuadro un efecto asombroso.

Retablo de Ruiz de Luna del Cristo del Mar en la Colegial. Foto del Libro del VIII centenario de la Colegiata Mayor de Santa María

En la meseta o Credencia del Evangelio está la escultura orante de alabastro del canónigo D. Francisco Méndez Arellano, ya descrito y la de al lado de la Epístola está completamente hueca, dispuesta
para levantar la solería de ella, para que cuando haya pasado el tiempo reglamentario y las leyes de Sanidad y la Autoridad Eclesiástica lo autorizase, sea trasladados en un cajoncito los restos del donante para estar al lado de su Santísimo Cristo del Mar que es su venerable deseo.

 

UN MUNDO QUE SE ACABA…O NO

UN MUNDO RURAL QUE SE ACABA…O NO

Reflexiones de un paseo por La Jara

Uno de los molinos de Riofrío

No hay nada tan ansiolítico como un paseo por La Jara y sus campos, cada día más despoblados pero llenos de lugares atractivos que te hacen reencontrarte con esas pequeñas cosas realmente importantes.

Salgo a recorrer con unos amigos las riberas del Riofrío, entre La Nava de Ricomalillo y Sevilleja, en el cogollo de La Jara. Bajamos desde el puente de la carretera en este año tan seco, sin esperar ver ni verdes orillas ni charcas trasparentes. Vamos recorriendo uno de los canales que, desviados por pequeñas presas ya colmatadas de tierra por los años trascurridos, llevaban el agua a los molinos para ahorrar así tiempo y esfuerzo al ser humano que habitaba estos jarales rozados para el cultivo con tanto trabajo. E imaginamos el día en el que uno de aquellos modestos paisanos de la Tierra de Talavera decidió mejorar su bienestar y el de su familia construyendo uno de estos artificios. Y se puso manos a la obra sin topógrafos ni asesores de empresa, construyendo la presa que seguro derrumbaron una y otra vez las crecidas, aunque tuvo que comprar la cal para hacer la argamasa que le diera fuerza al muro. Y ahí se fueron gran parte de sus ahorros, porque la pizarra, el barro y el sudor con el que hacer el resto de la obra sólo requirieron el trabajo duro del pico, el azadón y las cuñas que abrían los lanchones para ir dejando paso al agua.

Molino de Riofrío

Cuánto trabajo, cuántas ilusiones yacen ahora abandonadas con las vigas pudriéndose y los tejados caídos ante la desidia culpable de los que deberían velar por conservar estos elementos tan venerables de la historia de la pequeña “gente”, a la que algunos dicen defender, pero que en realidad desprecian olímpicamente.

Porque para mí eso es amar a España, no el patrioterismo de unos ni el odio a tu propia patria de otros. El patriotismo es el amor a tu cultura en el más amplio sentido de la palabra, el acervo tuyo y de los que te rodean, y la forma en que han sabido estar en el mundo, su mundo, el mundo de los que nos precedieron y los que nos seguirán, y que no significa en absoluto el desprecio a los otros sino una forma de mirarles desde lo nuestro, desde lo que hemos mamado.

Y en nuestro periplo jareño vamos viendo las huertas y los chozos abandonados que daban más vida a estas riberas, e imaginamos el ambiente de arrieros, molineros, cabreros, cazadores, colmeneros, maquis, y hasta civiles o agentes de Fiscalía, y tantas otras gentes que entonces daban vida a los campos hoy abandonados y de los que nada saben esos jóvenes a los que nadie enseña humanidades y que, eso sí, desarrollan hoy los dos pulgares que a tremenda velocidad pulsan las letras de los teclados de sus smartphones, igual que aquellos homínidos abuelos nuestros desarrollaron el pulgar para que nuestras manos fueran más útiles al ser prensiles.

Y pasamos junto a una gran lancha de piedra en la que se mezclan grabados de pastores aburridos de hace unos años con grabados rupestres de la Edad del Bronce, y comentamos la pulsión del hombre a pintar monos más o menos simbólicos en cualquier superficie, desde Altamira a los maníacos del spray grafitero actual.

En realidad, qué poco cambian las cosas, qué relativo es todo, incluso la pobreza. Y comento a mis compañeros cómo estos recursos de supervivencia que hoy vemos arruinados, o los barbechos y dehesas  abandonados, serían hoy un verdadero paraíso para una tribu de somalíes o de algún pueblo del Sahel con sus cabras comiendo las púas de sus escasos arbustos, y ellos muriendo de hambre y sed en su tierra.

Aunque es fácil decirlo delante de unas buenas migas con esos botellines tan fresquitos, casi hielo, que dan en La Jara.