Archivo de la categoría: Nuestros pueblos

NOS VAMOS A GAMONAL

NOS VAMOS A GAMONAL

Industria paleolítica de sílex en el entorno del arroyo Zarzoleja

Vamos a dar una vuelta por el pueblo de Gamonal, que hoy es entidad local menor dependiente del ayuntamiento de Talavera, a cuya Tierra siempre perteneció, aunque como localidad independiente.

Hay muestras del poblamiento prehistórico como la industria paleolítica que se encuentra en el entorno del arroyo Zarzoleja o el menhir de la laguna del Conejo  que conoceremos en una ruta posterior.

Ermita de la Encarnación

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CONOCIENDO GARCIOTÚM

CONOCIENDO GARCIOTÚM

Arquitectura popular en Garciotún

Nuestra excursión comienza hoy en el pequeño pueblo serrano de Garciotúm. El nombre de esta localidad, así como el de las otras dos que vamos a visitar, procede del nombre de los respectivos caballeros abulenses que repoblaron sus términos en la Edad Media, allá por el siglo XI y XII: García Fortún, Nuño Gómez, o un tal Pelayo, en el caso de Pelahustán, que fueron premiados por sus hazañas en la reconquista con el territorio sobre el que luego se asentarían estos tres pueblos de la Sierra de San Vicente. También un paraje con el nombre de “la ermita caída” pudiera sugerirnos en Garciotúm un poblamiento antiguo.

Piedra labrada de origen desconocido que puede para algunos tratarse de una ventana visigoda

Garciotúm fue aldea de Castillo de Bayuela, capital del señorío de Montesclaros, hasta hacerse villa en el año 1670. Antes de hacer la ruta visitaremos la ermita, la pintoresca placita de la iglesia, que es construcción del siglo XV, y un llamativo y original monumento megalítico moderno que se halla junto a la carretera. También daremos una vuelta por sus calles observando su arquitectura popular de mampostería granítica. Siempre tuvo una población reducida pero su entorno está adornado de un encanto natural especial.

Monumento granítico en Garciotún

Sí que existe, sin embargo, una referencia literaria a Garciotún, nada menos que de Benito Pérez Galdós que, en su novela “Angel Guerra”, hace una alusión a «los mármoles de Garciotún», aunque también hay constancia de la utilización de esta piedra en la Colegial talaverana o en la Basílica del Prado de la misma ciudad.

Su término se compone de prados y monte más o menos adehesado cruzando por él la cañada ganadera que desde Pelahustán se dirige hasta Talavera pasando por Castillo de Bayuela. Estas circunstancias han hecho que la actividad económica se halla centrado desde siempre en la ganadería y en la explotación de pequeños huertecillos, algunos frutales y cultivos hoy desaparecidos como los linares y el capullo de seda.

Iglesia parroquial de Garciotún

En el siglo pasado ocurrió una anécdota curiosa cuando un indiano escribió al ayuntamiento contando como él mismo había visto esconder un valioso tesoro en el llamado Cancho Amarillo, paraje curioso y digno de visitar, lleno de abrigos y cuevecillas. Durante una temporada, se despertó la fiebre de los buscatesoros, que acudían armados de pico y pala, incluso de noche en el caso de los vecinos de pueblos cercanos, que intentaban así eludir la vigilancia de los lugareños, celosos guardianes de un tesoro que jamás apareció. El Cancho Amarillo se encuentra próximo al llamado Puente de los Pilones, magnífico ejemplo de ingeniería popular construido con grandes bloques graníticos.

Ermita de la Purísima de Garciotún

Aguas abajo del puente podemos descender a parajes solitarios en una zona de pequeñas cascadas. También son dignos de visitar los molinos del arroyo Saucedoso, que se hallan en un bonito lugar donde también podemos observar el llamado» Puente Romano» de Castillo de Bayuela datado en el siglo XVII. Funcionó también en Garciotúm un horno de cal todavía conservado en el paraje de El Calerón, en cuyas proximidades se hallan magníficos ejemplares de enebro. Antes de partir de Garciotúm visitaremos un curioso y espectacular monumento de granito con inscripciones grabadas y hecho por un particular junto a la carretera. También podemos callejear observando su arquitectura popular serrana.

En próximos capítulos hablaremos de la curiosa fiesta de «la Malena»

UN PASEO POR BAYUELA

UN PASEO POR BAYUELA

Vista de Castillo de Bayuela con el cerro del Castillo detrás en el que se alza la torre de la iglesia medieval

Castillo de Bayuela es la capital histórica de la vertiente sur de la Sierra de San Vicente. Fue villa por privilegio de Enrique III y antes tierra de Ávila. Perteneció al marquesado de Montesclaros y su condición de villa la atestigua su rollo o picota, la más monumental de nuestro territorio que el conde de Cedillo describe diciendo que  “es esbelto y elegante. Sobre una gradería de cinco escalones se levanta una columna toscana cuyo capitel sustenta a cuatro salientes animales. Síguese un tallo con dos escudos en que campan los conocidos blasones de los Mendoza y termina el monumento con un farol o templete compuesto de cuatro columnillas y la cubierta graciosamente adornada con pináculos.

Detalle del rollo jurisdiccional de Castillo de Bayuela

 

Es obra de principios del siglo XVI”. La palabra “bayuela”, unos lo relacionan con los bayales o linares cultivados en la zona y otros la hacen derivar de “Valle de Alá”. Cuando los pobladores medievales bajan del cerro se asientan en un lugar llamado “Pajares”, absorbido luego por el caserío actual.

Verracos de Castillo de Bayuela

Existen numerosos restos arqueológicos en el entorno que nos hablan del poblamiento de la zona desde el paleolítico. Muy cerca de la plaza se pueden ver dos verracos de granito que nos demuestran la presencia del pueblo celta de los vettones, que habitaban estas tierras antes de la llegada de los romanos, dos mil años atrás. La mayor de estas esculturas zoomorfas fue bajada desde el cerro del castillo por los quintos en el año treinta y seis. Aunque no es bien conocido su significado, se ha especulado sobre su función protectora de los ganados, una especie de grandes amuletos benefactores, aunque otros han querido explicar su presencia como señalización de pastos o abrevaderos. Fueron reutilizados ya en época romana como monumentos funerarios.

Iglesia de Castillo de Bayuela

Tampoco debemos dejar de visitar la iglesia parroquial renacentista por el magnífico retablo de cerámica de Ruiz de Luna, una de las obras cumbre de este gran artista que recuperó a principios del siglo XX la artesanía más emblemática de la comarca. También es de destacar la azulejería del presbiterio que representa los santos de la diócesis de Ávila, a la que perteneció la sierra de san Vicente hasta los años cincuenta. El templo es todo de mampostería y sillería reforzada con contrafuertes. La torre campanario es de planta cuadrada y con la sencillez y el aspecto sobrio y compacto de tantas iglesias de la Sierra de San Vicente. La cornisa está adornada con perlas y la portada meridional es la más monumental, con dos pilastras dóricas estriadas y un entablamento que cercan un arco de medio punto sobre el que se encuentra una hornacina.

Detalle de la portada de la iglesia de Bayuela
Remate del magnífico retablo de Ruiz de Luna en la iglesia de Castillo de Bayuela

Son de destacar también algunos rincones de arquitectura tradicional entre cuyas peculiaridades debemos señalar las bonitas porteras repartidas por cercas y prados, los aparejos de mampostería granítica y los “boquerones”, pequeñas puertecillas elevadas para guardar la paja en los doblados, pues no en vano se dice en la comarca: Los de Bayuela pajariegos, que toda la paja encierran, y un año que no la cerraron se murieron las becerras.

Puerta en la arquitectura popular de Bayuela

Entre las fiestas debemos señalar sus festejos taurinos con encierros en verano, la fiesta de San Blas en la que se presenta a los niños al santo para que los proteja de las enfermedades de la garganta y las fiestas patronales de san Andrés.

Son famosos sus embutidos y es un pueblo con amor a sus tradiciones y a su cultura popular. Aquí se encuentra un centro de interpretación de la cultura y la naturaleza de la Sierra de San Vicente.

Portera tradicional en Castillo de Bayuela

Otros elementos de interés son los molinos del arroyo Saucedoso y el cercano puente de los Molinos, datado en 1607, a los que nos acercaremos en la ruta del “Cancho Amarillo”.

VALVERDE DE LA VERA, CAPITAL DEL SEÑORÍO

VALVERDE, CAPITAL DEL SEÑORÍO

Ventana  de la iglesia de Valverde de la Vera

Tanto los pueblos veratos que ya conocemos, Madrigal y Villanueva, como las pequeñas localidades de Viandar y Talaveruela, pertenecieron al estado señorial de Valverde de la Vera, pueblo del que no tenemos noticias hasta el siglo XIII, en que es otorgado como señorío por Sancho IV a Nuño Pérez de Monroy y su descendencia. Esta familia, que tenían como castillo la magnífica fortaleza de Belvís de Monroy, también construyeron la de Valverde, al que en alguna ocasión pusieron sitio la familia de los Almaraz, señores de este pueblo arañuelo y enemigos acérrimos de los Monroy. Uno de los “almaraces” murió precisamente en uno de los sitios que pusieron al castillo verato y fue después vengado por su hijo asesinando éste a su vez a un Monroy. Seguir leyendo VALVERDE DE LA VERA, CAPITAL DEL SEÑORÍO

VISITAMOS VILLANUEVA DE LA VERA

VISITAMOS VILLANUEVA DE LA VERA

Rótulo en cerámica que representa la plaza de Villanueva de la Vera

Villanueva de la Vera tiene el mayor término de la comarca y, como Madrigal, perteneció al estado señorial de Valverde hasta que consiguió su independencia con el privilegio de Villazgo de 1643.

Arquitectura popular en Villanueva de la Vera

Es otro de los pueblos de la comarca que cuenta con un mayor número de edificaciones de arquitectura tradicional, con numerosas portadas de piedra adinteladas o con arcos de medio punto que llevan fechas de ejecución del edificio principalmente del siglo XIX y algunas del XVIII. Las balconadas se reparten por todo el caserío en muchos casos con gran aproximación entre las de ambos lados de la calle. Los balaustres de los balcones son muy variados en su corte o torneado y los aleros llegan casi a tocarse en muchas de lasabigarradas callejuelas que rodean a la Plaza Mayor que, por otra parte, es también  muy pintoresca, con viviendas porticadas sobre pies de granito o de madera muy elevados en algunos casos, Algunas construcciones tienen hasta cuatro alturas, el ayuntamiento está presidido por una curiosa espadaña de piedra sobre la que se ha instalado el reloj. Delante se encuentra la antigua fuente con su pilón circular.

Detalle de arquitectura popular en Villanueva

Entre los monumentos que debemos visitar se encuentra la iglesia parroquial, edificada en mampostería con sillería en las esquinas y en algunos otros elementos como sus grandes contrafuertes. La portada principal se sitúa en el lado norte y es de arco carpanel con dos arquivoltas, basas, columnillas y capiteles góticos decorados con follaje. Sobre ella hay una hornacina y dos escudos de los Zúñiga y los Velasco, señores del lugar. La portada oeste y la del muro sur son más modestas estando la segunda tapiada en la actualidad.

Calabaceros, uno de los ritos de la curiosa fiesta del Peropalo

El interior se divide en tres naves por pilares de buena altura sobre los que cargan los arcos. La capilla mayor se cubre con bóveda de crucería y en cuanto al patrimonio del templo hemos de señalar los paneles de cerámica renacentista talaverana. Uno de ellos representa a Santa Úrsula y las Once mil Vírgenes, y el otro una cruz de curioso diseño. El retablo mayor es churrigueresco y de cierta calidad, aunque la iglesia cuenta con otros retablos del siglo XVIII. En sus hornacinas se exhiben imágenes con cierto interés, algunas del siglo XVI.

Una de las Ermitas de Villanueva de la Vera

También cuenta Villanueva con dos ermitas de aire popular, la de Santa Ana y la de San Antón, situadas en ambos extremos del pueblo.

No debemos de irnos sin adquirir el queso verato o el tasajo.

Dejaremos para otra ocasión la descripción de la compleja e ineresantísima fiesta del Peropalo.

ENTRAMOS EN LA VERA POR MADRIGAL

ENTRAMOS EN LA VERA POR MADRIGAL

Puente sobre la garganta de Alardos en Madrigal de la Vera

Entramos en la comarca de La Vera y en la comunidad extremeña y, aunque esta zona es continuación del valle del Tiétar, tiene características geográficas y etnográficas muy particulares. Es también una zona cuyas poblaciones se sitúan en el piedemonte de Gredos y cuyos habitantes han tenido desde antiguo una gran vinculación con la cultura del agua y los regadíos, además de la tradicional ocupación de los pueblos serranos en la ganadería de caprino.

La Garganta de Alardos delimita ambas comunidades y es por venir del macizo central, con elevaciones de sus picos por encima de los 2.500 metros, una de las corrientes más caudalosas, aunque las captaciones para agua potable y regadíos hagan que no dé esa imagen. Esta garganta es salvada por un magnífico puente medieval, el “puente Viejo” con un gran arco justo en la zona más turística inmediata a Madrigal. Esta zona tiene algunas pozas, camping y restaurantes muy frecuentados por turistas que hacen que este pueblo, no muy rico en recursos patrimoniales, sea uno de los más visitados.

Quesera bajo una cascada en término de Madrigal de la Vera

Su arquitectura popular es una de las que cuenta con un mayor número de edificaciones tradicionales de interés, pues sobre todo en la parte más alta del casco urbano hay numerosas viviendas de entramado, muchas de ellas con balcones y solanas en el segundo o el tercer piso, pues es el pueblo verato que mayores alturas tiene en estas edificaciones.

La iglesia parroquial es de nueva construcción, aunque utilizando elementos de la primitiva, construida en el siglo XV, como demuestra su portada conservada en la fachada sur. También cuenta Madrigal con varias fuentes, como la de los Seis Caños, o con algunos molinos, entre los que destacamos uno que fue central eléctrica y hoy es casa rural y otro que todavía puede funcionar con energía hidráulica y que está destinado a moler pimentón.

Fuente de los Seis Caños en Madrigal de la Vera

El término de Madrigal se extiende a lo largo de la ribera occidental de la garganta, en la que confluyen otros afluentes con atractivos parajes naturales. En la cabecera confluye la garganta del Sauce y la Tejea sobre la que se yerguen los dos picos de los Hermanitos de Tejea, llamados así para diferenciarlos de sus homónimos del Circo de Gredos. Por debajo de ellos se encuentra un castro vettón con restos de su antiguo amurallamiento y que tal vez sea el más elevado de estas sierras. Por la orilla del lado de Madrigal convergen otras corrientes, como las de Encinoso, El Hornito, Regaderas, o Helechoso, que cuentan con algunos lugares de gran belleza, entre largas chorreras que descienden desde las cumbres. En la orilla de Candeleda se asienta el castro de El Raso del que ya hemos hablado, y en la desembocadura de la garganta el santuario prerromano de Postoloboso que estuvo dedicado al dios Uaélico, relacionado con el culto pastoril a los lobos y que siguió durante siglos teniendo su función religiosa como ermita justo enfrente de la presa de Rosarito, embalse que sirve para regar con sus aguas los regadíos de La Vera especialmente los de tabaco, ya que más del noventa por ciento del tabaco rubio nacional se planta en la vega verata del Tiétar, y es por ello que vemos salpicados por el valle numerosos secaderos. Este cultivo es el actualmente mayoritario junto al pimiento del que se extrae el magnífico pimentón de La Vera.

Portada de la iglesia de Madrigal de la Vera

Los veratos siempre han sabido adaptarse a cualquier tipo de regadío ya que el microclima suave de la comarca ha hecho que se cultiven desde frambuesas a kiwis y otras plantas más propias de climas tropicales. La elevada pluviosidad de la zona con hasta 1200 litros por metro cuadrado en las cercanías de la sierra y temperaturas que en invierno suelen estar 3 o 4 grados por encima de las cercanas zonas mesetarias y en verano otros tres o cuatro por debajo, hace que veamos naranjos e incluso plataneros delante las viviendas y labranzas. La variedad de cultivos es muy acusada y así encontramos en las zonas de secano las típicas especies mediterráneas, como el olivo, la viña o las magníficas higueras cuyo fruto se exporta seco o fresco.

Esta cultura del agua y el regadío en La Vera es muy antigua y ya en el siglo XVII, en las relaciones de los productos que se vendían en la Plaza mayor de Madrid aparecen numerosas especies frutales procedentes de La Vera. No es extraño por ello que todavía se pueda recorrer el llamado Camino Real de Veratos que unía la comarca con la Villa y Corte.

Arquitectura popular en Madrigal de la Vera

DIOSES LOBO Y PINTURAS RUPESTRES EN CANDELEDA

ARQUEOLOGÍA CANDELEDANA

Ciervo de las pinturas rupestres de la Zorrera en Candeleda

Ya hemos conocido el castro vettón de El Raso, pero el territorio de Candeleda en la base del macizo central de Gredos cuenta con otros interesantes yacimientos arqueológicos.

Panel completo de pinturas de la Zorrera

Tan feraz y estratégico lugar no podía por menos que haber sido poblado desde antiguo y así, encontramos pinturas rupestres que nos llevan a pensar en el poblamiento de estas elevaciones desde el neolítico. En esta época han sido datadas las pinturas halladas en el risco de la Zorrera, en un abrigo al que se accede fácilmente por el camino que sube desde el final de la pista que nos lleva por el castro del Raso hasta la Garganta Tejea.

Otras pinturas del término de Candeleda

Localizaremos fácilmente las pinturas por encontrarse protegidas por una reja. Podemos distinguir varias fases y técnicas en las mismas. El panel A consta de una estructura arquitectónica en forma de peine, y lo que parecen tres figuras humanas esquemáticas. El trazo es más grueso que el de las imágenes del otro panel donde aparecen entre otros motivos un hombre con cuernos y varias figuras de animales entre las que podemos vislumbrar cérvidos o cápridos, además de una gran imagen cuadriculada.

Ara dedicada al dios Endovélico o Uaélico

Y siguiendo con la arqueología de Candeleda, debemos apuntar la existencia de un  dios celta. Muy cerca de la desembocadura en el río Tiétar de la Garganta de Alardos, corriente sobre la que domina el castro vetón de El Raso, se encuentra un paraje de curioso nombre conocido como Postoloboso. Es uno de esos lugares que sin duda cuentan con el aura de lo mágico desde hace miles de años. Allí se encontraron dos aras votivas consagradas al dios Vaélicus, una deidad local relacionada con el sustantivo celta “uailo” que quiere decir lobo. Era una divinidad infernal y funeraria con cuyo emblema, la piel de lobo, vestían los heraldos de algunas poblaciones indígenas.

Ermita de San Bernardo en el antiguo yacimiento de Postoloboso

Los restos romanos que todavía pueden verse en el lugar son numerosos, ruedas de molino de mano, una gran piedra de lagar, fustes, tégulas etc. También fue santuario en época visigoda y más tarde, en época cristiana, se erigió allí una iglesia o ermita de San Bernardo. Pero ya seguiremos con la historia de Candeleda. Vamos a conocer ahora algo de la naturaleza candeledana subiendo al macizo central de Gredos.

Piedras de molino y otros restos arqueológicos en Postoloboso

CANDELEDA SEGÚN CELA

CANDELEDA SEGÚN CELA

Macizo central de de Gredos , gran parte de él en término de Candeleda

Hoy vamos a comenzar a conocer el pueblo que se sitúa bajo el macizo central en su vertiente sur, junto a las elevaciones más pronunciadas de la sierra, el circo de Gredos y el Almanzor, con sus casi 2600 metros de altura. Por otra parte, estamos en La Vera abulense que sorprendió a  Camilo José Cela, pues escribió de Candeleda que:

Fofotografía de Candeleda en los años 60

“tiene de todo; es como el arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza, a saber: el animal, el vegetal y el mineral. En Candeleda se cría el tabaco y el maíz, el pimiento para hacer pimentón y la judía carilla, sabrosa como pocas. El término de Candeleda mide alturas para todos los gustos y voluntades, desde los cuatrocientos metros hasta cerca de los dos mil seiscientos.

Garganta de Santa María en Candeleda

En Candeleda a la vista de las nieves perpetuas, florecen el limonero, el naranjo y el almendro. Candeleda muestra fresnedas y robledales, higuerales y piornales, castañares, pinares y olivares. El término municipal de Candeleda, mal medido, da ochenta leguas cuadradas sin contar el proindiviso con Arenas de San Pedro. En Candeleda hay cancho y praderío, huerta y majada, pan, vino y aceite. En los riachuelos de Candeleda brota entre truchas el cimbreante junco y, entre ranas, la airosa espadaña.

Balcón típico de Candeleda

En el campo de Candeleda se enseña la glauca flor del piorno, la alba margarita de la manzanilla, la campánula rosa, morada y azul. En los balcones volados de Candeleda crecen el geranio y el clavel, la albahaca y el botón de la rosa francesilla, el fragante dondiego que unos nombran donpedro y otros dicen donjuan, el nardo y el jazmín.”  No puede ser más hermosa la descripción que nos hace el premio nobel en cuyo libro “Judíos, moros y cristianos” aparece y que ya hemos dicho es de obligada lectura para aquellos que quieran adentrarse a conocer estas sierras.

Secadero de pimentón en Candeleda

LLEGAMOS A POYALES

LLEGAMOS A POYALES  DEL HOYO

Arquitectura popular de Poyales en uno de los magníficos almanaques que se publican en el pueblo con motivo de la fiesta de San Sebastián

Poyales es un pueblo situado en la falda de Gredos que podemos considerar como el primero de La Vera, porque tanto él como Candeleda, aun encontrándose en la provincia de Ávila, forman parte de esta peculiar comarca natural. Las higueras de Poyales producen un fruto de excepcional calidad que se exporta fresco o seco, y el aceite de sus olivares es también de los de los más valorados en la zona. Además de la parte serrana, Poyales tiene una zona de influencia en la vega, regada por el Arbillas y en la que se produce tabaco o pimentón, entre otros productos.

Uno de los molinos de agua del río Arbillas

Desde siempre esta localidad ha peleado legalmente en un largo contencioso con los pueblos vecinos de Arenas y Candelada pues, cuando en la Edad Media nuestro pueblo era simplemente una aldea dependiente de Arenas que se conocía como “El Foyo”, ambas villas se disputaban el entorno de Poyales, hasta que llegaron a un acuerdo para su aprovechamiento conjunto en 1472, dejando a nuestro pueblo solamente un pequeño término como ejido para que pastaran sus ganados de labor, lo que ha constreñido su crecimiento desde antiguo.

El llamado proindiviso está cubierto por una de las zonas boscosas, especialmente de robles, mejor conservadas y más extensas de Gredos

Pasa después a llamarse Aldeanueva de Poyales pero ni siquiera cuando consiguió su privilegio de villazgo en el siglo XVII, denominándose Villanueva de Poyales del Hoyo, consiguió ampliar su jurisdicción, lo que le ha llevado a mantener litigios hasta la actualidad por la jurisdicción sobre el llamado “proindiviso” de Candelada y Arenas. El nombre de Poyales deriva de los cultivos de lino a los que se dedicaba gran parte de su población en siglos pasados, ya que un “poial” es una de esas pequeñas terrazas regadas por arroyos en los que se cultivaba esa fibra vegetal. De hecho el caserío se funda en torno a una denominada “casa poial”.

Imagen de San Sebastián, patrón de Poyales del Hoyo

Entre los atractivos de Poyales contamos con un taller artesano que fabrica juguetes de cartón piedra y que tiene además un pequeño museo. Por otra parte, también puede visitarse “La Casa de las Abejas”, donde se observa a través de vidrios la actividad que desarrollan estos insectos en sus colmenas produciendo la miel y la cera. Es esta una curiosa aula de interpretación de la actividad apícola que entusiasma a los chavales.

Su fiesta más conocida se desarrolla en Enero y es la fiesta de San Sebastián durante la que se encienden luminarias y se reparten dulces típicos, además de la celebración de la Virgen de Gracia el 15 de agosto, típica festividad veraniega.

Retablo de la iglesia de Poyales del Hoyo

El casco urbano conserva rincones con la arquitectura tradicional de entramados, solanas y  curiosas chimeneas, en un abigarrado caserío que vale la pena pasear para ver también su iglesia  gótica de finales del siglo XV, cuyo ábside se cubre con bóveda de crucería. En el exterior podemos ver algunos adornos de ladrillo de tradición mudéjar y en el interior destaca un retablo barroco de finales del siglo XVII fabricado por un artesano de la cacereña población de Casatejada, y que es muy interesante por presentar algunos motivos decorativos similares a los de las iglesias americanas, con máscaras de aspecto indígena además de otros motivos vegetales muy originales.

SUBIMOS A GUISANDO

SUBIMOS A GUISANDO

Guisando y el valle del río Pelayos

Parece que fue en torno a unas majadas de cabras que se fue articulando el caserío que daría lugar a este pintoresco pueblo de Guisando. Fue siempre aldea de la Villa de Arenas hasta que adquirió su privilegio de villazgo por concesión de Carlos III en 1760, año que figura en la base del rollo jurisdiccional erigido en la nueva villa.

Rollo jurisdiccional de Guisando

El pueblo es muy pintoresco tanto por sus paisajes como por su arquitectura popular que conserva muchos rincones para fotografiar, aunque como sucede en tantos lugares de la zona han ido disminuyendo ante el empuje urbanístico del turismo. Camilo José Cela habla también de Guisando en su precioso libro de viajes por Gredos “Judíos, Moros y Cistianos” en el que además de referir que por su tez y altura las mujeres de Guisando parecen godas y las de Candeleda moras, cuenta la anécdota de cómo le refirieron que en el pueblo había “protestones”, curiosa forma de denominar a un grupo de protestantes que históricamente hubo en la población y que llamaba la atención en tiempos pasados por lo difícil que resultaba mantenerse una comunidad así en la España del nacional catolicismo.

Algunas fotos antiguas de Guisando se exhiben por sus calles

Pío Baroja también pasa por aquí y en su novela “La Dama Errante” comenta “Llegaron a la vista de Guisando. Desde lejos, el pueblo era bonito, con sus tejados rojos y su aspecto de aldea suiza; pero dentro no tenía nada que celebrar: Las calles están llenas de barro y los cerdos andaban entre la gente”.

Como vemos, siempre aparece Guisando como pueblo pintoresco. Todavía quedan hermosos rincones con los elementos típicos de la arquitectura serrana de balcones y solanas con algún entramado y tal vez una mayor superficie de paredes blanqueadas que en otros pueblos de la comarca, lo que hacía decir a Cela que “Guisando es caserío blanco como paloma y sosegado igual que el agua de la fuente clara”, aunque anteriormente era mayor el número de fachadas de mampostería desnuda o revocada y pintada de añil.

Arquitectura popular de Guisando

La iglesia parroquial está bajo la advocación de la Purísima Concepción y es de construcción reciente, aunque no desentona con el entorno y guarda todavía algunas pinturas de mérito en su retablo del siglo XVIII. En la ermita que se halla a la entrada del pueblo podemos ver azulejería talaverana del siglo XVI.

Sus fiestas patronales son el 29 de septiembre en honor de San Miguel, aunque en invierno los carnavales son muy celebrados y nos permiten ver a las mujeres ataviadas con el traje típico. Además, el domingo de Resurrección se celebra el día del huevo en que se pintan huevos cocidos con tintes naturales para dárselos a los niños.

Rincón pintoresco de Guisando