Aunque nuestro objetivo de hoy está en término de Villanueva de la Vera, vamos a partir desde Madrigal por la pista que lleva a El Burreño. Preguntaremos por su comienzo a las afueras del pueblo, en su extremo norte. Después seguiremos por la pista asfaltada entre castaños y robles hasta llegar a un pinar donde se acaba el asfalto. A la derecha vamos viendo las huertas y majadas veratas repartidas por el arroyo de Helechoso y El Burreño. Trasponemos después al valle de Minchones parándonos a contemplar las magníficas vistas.
Pasamos entre robles y llegamos a la majada de “Los Abuelitos” continuando hasta llegar al puente de tubos que cruza la garganta de Minchones. Allí pararemos y subiremos por la orilla oriental hasta llegar a una poza de grandes dimensiones.
Se encuentra en la garganta de la Hoz, un afluente de Minchones que desemboca en la orilla izquierda y que, como su nombre indica, discurre en gran parte de su trazado por un cañón de grandes pendientes con numerosas pozas de aguas limpias y de color esmeralda de las que la más conocida y frecuentada es la del Recuéncano, una charca de grandes dimensiones con una enorme roca granítica por la que los bañistas se deslizan a modo de un gran tobogán, aunque el recorrido completo de esta garganta,3 o 4 kilómetros río arriba, nos deparará numerosas sorpresas y parajes solitarios de gran belleza.
Desde el mismo puente podemos también bajar por una senda en la misma orilla de saliente hasta la confluencia de La Hoz con Minchones, en el hermoso paraje de Las Juntas, aunque en el camino encontraremos otras pozas.
Recorrido aproximado 14 kilómetros 3 horas y media
Al Chorro de La Ventera,la mayor cascada de Gredos
Como venimos observando, casi todos los pueblos del Valle del Tiétar están vinculados a una o dos gargantas serranas que son las que les proporcionan el agua para sus regadíos y su consumo. En el caso de Villanueva de la Vera son dos las gargantas principales que discurren por su término: la de Minchones y la de Gualtaminos.
La primera de ellas nace en la parte occidental del término y discurre de oeste a este recibiendo afluentes como la garganta del Chorro, donde se sitúa la cascada mayor del sistema central, el Chorro de la Ventera, que entre la caída vertical de sus aguas y las chorreras posteriores tiene unos ochenta metros de desnivel. Son tales sus dimensiones que en las épocas de deshielo o grandes lluvias es visible desde los llanos de Campo Arañuelo. Es un paraje muy hermoso rodeado de grandes robles y donde es muy frecuente la presencia de cabras monteses que beben en las pozas transparentes.
Para llegar a El Chorro iremos hasta la confluencia de la carretera de Madrigal a Villanueva con la propia garganta de Minchones. Tomaremos el camino que parte de su orilla oriental y subiremos por él, viendo enfrente el cerro del Castrejón que, como su nombre indica, aloja un castro céltico. Abajo vemos la presa y vamos disfrutando de las vistas recorriendo la pista entre pinares hasta llegar a la confluencia del camino que ya conocemos que va desde Madrigal hasta el Recuéncano, cruzaremos la garganta de Minchones por un puente de tubos y seguiremos el camino como indica el plano. Llegaremos al final a una portera cerrada que podemos pasar por un pequeño portillo que hay en el vallado junto a ella y bajaremos hasta la garganta de Minchones para seguirla por la orilla, o por el camino si tenemos permiso, hasta llegar a la confluencia de la garganta del Chorro, por la que subiremos a las cascadas por la orilla de nuestra izquierda.
El paraje entre alcornoques y robles de buen porte, es impresionante, sobre todo si vamos en época de lluvias o deshielo, y no es extraño que encontremos cabras montesas en las inmediaciones. La subida es algo dura y empinada pero podemos si lo deseamos observar la cascada desde abajo con pozas en las que podemos refrescarnos.
Como hemos visto en la ruta anterior, otro de los afluentes que desemboca en la orilla izquierda es la garganta de la Hoz, que como su nombre indica discurre en gran parte de su trazado por un cañón de grandes pendientes con numerosas pozas de aguas limpias y de color esmeralda de las que la más conocida y frecuentada es la del Recuéncano, una charca de grandes dimensiones con una enorme roca granítica por la que los bañistas se deslizan a modo de un gran tobogán, aunque el recorrido de esta garganta nos deparará numerosas sorpresas y parajes solitarios de gran belleza. Desde la confluencia de La Hoz con Minchones, en el lugar llamado de Las Juntas, la corriente gira en dirección sur para continuar su trayecto pasando por una antigua central eléctrica en ruinas que conserva restos oxidados de sus antiguas turbinas, y más tarde llega hasta un pequeño embalse situado a los pies de un castro céltico que conserva los restos de sus murallas pétreas.
La garganta de Gualtaminos se halla más cerca del núcleo urbano de Villanueva y es de menor caudal y longitud, aunque cuenta con lugares de interés como las accesibles cascadas del Diablo.
Villanueva de la Vera tiene el mayor término de la comarca y, como Madrigal, perteneció al estado señorial de Valverde hasta que consiguió su independencia con el privilegio de Villazgo de 1643.
Es otro de los pueblos de la comarca que cuenta con un mayor número de edificaciones de arquitectura tradicional, con numerosas portadas de piedra adinteladas o con arcos de medio punto que llevan fechas de ejecución del edificio principalmente del siglo XIX y algunas del XVIII. Las balconadas se reparten por todo el caserío en muchos casos con gran aproximación entre las de ambos lados de la calle. Los balaustres de los balcones son muy variados en su corte o torneado y los aleros llegan casi a tocarse en muchas de lasabigarradas callejuelas que rodean a la Plaza Mayor que, por otra parte, es también muy pintoresca, con viviendas porticadas sobre pies de granito o de madera muy elevados en algunos casos, Algunas construcciones tienen hasta cuatro alturas, el ayuntamiento está presidido por una curiosa espadaña de piedra sobre la que se ha instalado el reloj. Delante se encuentra la antigua fuente con su pilón circular.
Entre los monumentos que debemos visitar se encuentra la iglesia parroquial, edificada en mampostería con sillería en las esquinas y en algunos otros elementos como sus grandes contrafuertes. La portada principal se sitúa en el lado norte y es de arco carpanel con dos arquivoltas, basas, columnillas y capiteles góticos decorados con follaje. Sobre ella hay una hornacina y dos escudos de los Zúñiga y los Velasco, señores del lugar. La portada oeste y la del muro sur son más modestas estando la segunda tapiada en la actualidad.
El interior se divide en tres naves por pilares de buena altura sobre los que cargan los arcos. La capilla mayor se cubre con bóveda de crucería y en cuanto al patrimonio del templo hemos de señalar los paneles de cerámica renacentista talaverana. Uno de ellos representa a Santa Úrsula y las Once mil Vírgenes, y el otro una cruz de curioso diseño. El retablo mayor es churrigueresco y de cierta calidad, aunque la iglesia cuenta con otros retablos del siglo XVIII. En sus hornacinas se exhiben imágenes con cierto interés, algunas del siglo XVI.
También cuenta Villanueva con dos ermitas de aire popular, la de Santa Ana y la de San Antón, situadas en ambos extremos del pueblo.
No debemos de irnos sin adquirir el queso verato o el tasajo.
Dejaremos para otra ocasión la descripción de la compleja e ineresantísima fiesta del Peropalo.
LA GARGANTA DE MINCHONES
Villanueva de la Vera tiene el mayor término de la comarca y, como Madrigal, perteneció al estado señorial de Valverde hasta que consiguió su independencia con el privilegio de Villazgo de 1643
Es otro de los pueblos de la comarca que cuenta con un mayor número de edificaciones de arquitectura tradicional, con numerosas portadas de piedra adinteladas o con arcos de medio punto que llevan fechas de ejecución del edificio principalmente del siglo XIX y algunas del XVIII. Las balconadas se reparten por todo el caserío en muchos casos con gran aproximación entre las de ambos lados de la calle. Los balaustres de los balcones son muy variados en su corte o torneado y los aleros llegan casi a tocarse en muchas de las abigarradas callejuelas que rodean a la Plaza Mayor, que por otra parte es también muy pintoresca, con viviendas porticadas sobre pies de granito o de madera muy elevados en algunos casos, Algunas construcciones tienen hasta cuatro alturas, el ayuntamiento está presidido por una curiosa espadaña de piedra sobre la que se ha instalado el reloj. Delante se encuentra la antigua fuente con su pilón circular.
Entre los monumentos que debemos visitar se encuentra la iglesia parroquial, edificada en mampostería con sillería en las esquinas y en algunos otros elementos como sus grandes contrafuertes. La portada principal se sitúa en el lado norte y es de arco carpanel con dos arquivoltas, basas, columnillas y capiteles góticos decorados con follaje. Sobre ella hay una hornacina y dos escudos de los Zúñiga y los Velasco, señores del lugar. La portada oeste y la del muro sur son más modestas estando la segunda tapiada en la actualidad.
El interior se divide en tres naves por pilares de buena altura sobre los que cargan los arcos. La capilla mayor se cubre con bóveda de crucería y en cuanto al patrimonio del templo hemos de señalar los paneles de cerámica renacentista talaverana. Uno de ellos representa a Santa Úrsula y las Once mil Vírgenes, y el otro una cruz de curioso diseño. El retablo mayor es churrigueresco y de cierta calidad, aunque la iglesia cuenta con otros retablos del siglo XVIII. En sus hornacinas se exhiben imágenes con cierto interés, algunas del siglo XVI. También cuenta Villanueva con dos ermitas de aire popular, la de Santa Ana y la de San Antón, situadas en ambos extremos del pueblo.
No debemos de irnos sin adquirir el queso verato o el tasajo.
LA EXCURSIÓN
Al Chorro de La Ventera
Como venimos observando, casi todos los pueblos del Valle del Tiétar están vinculados a una o dos gargantas serranas que son las que les proporcionan el agua para sus regadíos y su consumo. En el caso de Villanueva de la Vera son dos las gargantas principales que discurren por su término: la de Minchones y la de Gualtaminos.
La primera de ellas nace en la parte occidental del término y discurre de oeste a este recibiendo afluentes como la garganta del Chorro, donde se sitúa la cascada mayor del sistema central, el Chorro de la Ventera, que entre la caída vertical de sus aguas y las chorreras posteriores tiene unos ochenta metros de desnivel. Son tales sus dimensiones que en las épocas de deshielo o grandes lluvias es visible desde los llanos de Campo Arañuelo. Es un paraje muy hermoso rodeado de grandes robles y donde es muy frecuente la presencia de cabras monteses que beben en las pozas transparentes.
Para llegar a El Chorro iremos hasta la confluencia de la carretera de Madrigal a Villanueva con la propia garganta de Minchones. Tomaremos el camino que parte de su orilla oriental y subiremos por él, viendo enfrente el cerro del Castrejón que, como su nombre indica, aloja un castro céltico. Abajo vemos la presa y vamos disfrutando de las vistas recorriendo la pista entre pinares hasta llegar a la confluencia del camino que ya conocemos que va desde Madrigal hasta el Recuéncano, cruzaremos la garganta de Minchones por un puente de tubos y seguiremos el camino como indica el plano. Llegaremos al final a una portera cerrada que podemos pasar por un pequeño portillo que hay en el vallado junto a ella y bajaremos hasta la garganta de Minchones para seguirla por la orilla, o por el camino si tenemos permiso, hasta llegar a la confluencia de la garganta del Chorro, por la que subiremos a las cascadas por la orilla de nuestra izquierda. El paraje entre alcornoques y robles de buen porte, es impresionante, sobre todo si vamos en época de lluvias o deshielo, y no es extraño que encontremos cabras montesas en las inmediaciones. La subida es algo dura y empinada pero podemos si lo deseamos observar la cascada desde abajo con pozas en las que podemos refrescarnos.
Como hemos visto en la ruta anterior, otro de los afluentes que desemboca en la orilla izquierda es la garganta de la Hoz, que como su nombre indica discurre en gran parte de su trazado por un cañón de grandes pendientes con numerosas pozas de aguas limpias y de color esmeralda de las que la más conocida y frecuentada es la del Recuéncano, una charca de grandes dimensiones con una enorme roca granítica por la que los bañistas se deslizan a modo de un gran tobogán, aunque el recorrido de esta garganta nos deparará numerosas sorpresas y parajes solitarios de gran belleza. Desde la confluencia de La Hoz con Minchones, en el lugar llamado de Las Juntas, la corriente gira en dirección sur para continuar su trayecto pasando por una antigua central eléctrica en ruinas que conserva restos oxidados de sus antiguas turbinas, y más tarde llega hasta un pequeño embalse situado a los pies de un castro céltico que conserva los restos de sus murallas pétreas.
La garganta de Gualtaminos se halla más cerca del núcleo urbano de Villanueva y es de menor caudal y longitud, aunque cuenta con lugares de interés como las accesibles cascadas del Diablo.
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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