UN PASEO POR BAYUELA
Castillo de Bayuela es la capital histórica de la vertiente sur de la Sierra de San Vicente. Fue villa por privilegio de Enrique III y antes tierra de Ávila. Perteneció al marquesado de Montesclaros y su condición de villa la atestigua su rollo o picota, la más monumental de nuestro territorio que el conde de Cedillo describe diciendo que “es esbelto y elegante. Sobre una gradería de cinco escalones se levanta una columna toscana cuyo capitel sustenta a cuatro salientes animales. Síguese un tallo con dos escudos en que campan los conocidos blasones de los Mendoza y termina el monumento con un farol o templete compuesto de cuatro columnillas y la cubierta graciosamente adornada con pináculos.
Es obra de principios del siglo XVI”. La palabra “bayuela”, unos lo relacionan con los bayales o linares cultivados en la zona y otros la hacen derivar de “Valle de Alá”. Cuando los pobladores medievales bajan del cerro se asientan en un lugar llamado “Pajares”, absorbido luego por el caserío actual.
Existen numerosos restos arqueológicos en el entorno que nos hablan del poblamiento de la zona desde el paleolítico. Muy cerca de la plaza se pueden ver dos verracos de granito que nos demuestran la presencia del pueblo celta de los vettones, que habitaban estas tierras antes de la llegada de los romanos, dos mil años atrás. La mayor de estas esculturas zoomorfas fue bajada desde el cerro del castillo por los quintos en el año treinta y seis. Aunque no es bien conocido su significado, se ha especulado sobre su función protectora de los ganados, una especie de grandes amuletos benefactores, aunque otros han querido explicar su presencia como señalización de pastos o abrevaderos. Fueron reutilizados ya en época romana como monumentos funerarios.
Tampoco debemos dejar de visitar la iglesia parroquial renacentista por el magnífico retablo de cerámica de Ruiz de Luna, una de las obras cumbre de este gran artista que recuperó a principios del siglo XX la artesanía más emblemática de la comarca. También es de destacar la azulejería del presbiterio que representa los santos de la diócesis de Ávila, a la que perteneció la sierra de san Vicente hasta los años cincuenta. El templo es todo de mampostería y sillería reforzada con contrafuertes. La torre campanario es de planta cuadrada y con la sencillez y el aspecto sobrio y compacto de tantas iglesias de la Sierra de San Vicente. La cornisa está adornada con perlas y la portada meridional es la más monumental, con dos pilastras dóricas estriadas y un entablamento que cercan un arco de medio punto sobre el que se encuentra una hornacina.
Son de destacar también algunos rincones de arquitectura tradicional entre cuyas peculiaridades debemos señalar las bonitas porteras repartidas por cercas y prados, los aparejos de mampostería granítica y los “boquerones”, pequeñas puertecillas elevadas para guardar la paja en los doblados, pues no en vano se dice en la comarca: Los de Bayuela pajariegos, que toda la paja encierran, y un año que no la cerraron se murieron las becerras.
Entre las fiestas debemos señalar sus festejos taurinos con encierros en verano, la fiesta de San Blas en la que se presenta a los niños al santo para que los proteja de las enfermedades de la garganta y las fiestas patronales de san Andrés.
Son famosos sus embutidos y es un pueblo con amor a sus tradiciones y a su cultura popular. Aquí se encuentra un centro de interpretación de la cultura y la naturaleza de la Sierra de San Vicente.
Otros elementos de interés son los molinos del arroyo Saucedoso y el cercano puente de los Molinos, datado en 1607, a los que nos acercaremos en la ruta del “Cancho Amarillo”.
Da gusto poder leer todo esto de mí pueblo.
Porque aquí quedará guardado para siempre en nuestra historia.Gracias
Lindo lugar donde nació mí papá