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EL PALACIO DEL INFANTE DESTERRADO EN ARENAS Y VELADA

EL PALACIO DEL INFANTE DESTERRADO EN ARENAS Y VELADA

Palacio de la Mosquera en Arenas de San Pedro, construido para residencia de Luis de Norbón

En Arenas de San Pedro pasó sus últimos días el infante don Luis de Borbón. Había nacido en 1727 y sus padres fueron Felipe V e Isabel de Farnesio. Su hermano mayor fue el rey Fernando VI, pero al morir sin descendencia fue otro de sus hermanos, Carlos III, que a la sazón reinaba en Nápoles, el que se convirtió en el cuarto Borbón de la monarquía española ya que el rey Luis I tuvo un reinado de muy corta duración por su muerte prematura y, de hecho, a nuestro personaje se le puso por nombre Luis en recuerdo de su hermano mayor fallecido.

Familia del infante don Luis pintado por Goya, probablemente entre Arenas y Velada

Con ocho años de edad es nombrado cardenal de Toledo. Éste y otros cargos, entre los que contaba ser maestre de las cuatro órdenes militares fueron atendidos por administradores que gestionaban su considerable fortuna, mientras que Luis residía en la Corte y nunca se ordenó sacerdote, renunciando en 1754 al capelo cardenalicio por graves problemas de conciencia, debido a que, como buen Borbón, su obsesión por el sexo era casi enfermiza, por lo que después de numerosas escapadas y devaneos renunció a la púrpura cardenalicia. Incluso llegó Carlos III a desterrar al pintor Paret por haber hecho presuntamente de alcahuete del Infante en sus salidas amorosas. Entre otras, hubo una amante llamada Mariquita, que tuvo un hijo de sus relaciones y fue desterrada a Palencia por el Consejo de Castilla. Se sabe también que contrajo una enfermedad venérea que hizo renunciar por miedo al contagio a alguna de las reales candidatas a contraer matrimonio con el Infante.

Puerta principal del palacio de La Mosquera

La legislación de entonces, que exigía que el rey fuera nacido en España, habría llevado a que la sucesión de Carlos III no hubiera recaído sobre su hijo, el futuro Carlos IV, sino sobre su hermano Luis, por lo que tanto el Rey como Isabel de Farnesio hicieron toda clase de maniobras para impedirlo, hasta el punto de que Carlos III se llevaba a su hermano a las cacerías para evitar cualquier tipo de intriga que le llevara a la sucesión e incluso al trono.

Acceso por la escalera principal al palacio de La Mosquera

Conociendo de su inclinación por las mujeres, el rey permitió que Luis se casara con una mujer sin sangre real, hija de un militar y de la condesa de Torresecas, lo que sirvió de pretexto para apartarle de la línea sucesoria, siendo incluso desterrado de la corte, de la que debía mantenerse apartado una distancia determinada. Primero se pensó en que residiera en Talavera, pero la distancia a Madrid no era suficiente, por lo que pensó en construir un palacio en Arenas de San Pedro. Mientras se construía el edificio, don Luis vivió largas temporadas en el palacio de los Marqueses de Velada, villa a la que se trasladó frecuentemente con su familia y en la que residió con su pequeña corte, compuesta entre otros por músicos como Bocherini y pintores como Goya o Paret. Fue dueño de colecciones artísticas y científicas de gran valor para la época. En Velada nacieron sus dos hijas y se conservan en su iglesia las crismeras con las que recibieron el bautismo y que regaló el infante a la parroquia. Una de estas “velaínas” sería más tarde la condesa de Chinchón y con ella se casaría el valido Godoy. Fue don Luis protector de las artes y Goya pintó retratos tanto de toda la familia del infante como de las de sus hijas, como el famoso de la condesa de Chinchón que se encuentra en el museo del Prado y en la que se ven las cumbres de Gredos al fondo.

La «velaína» Condesa de Chinchón pintada por Goya

El Infante murió en Arenas, su cadáver fue llevado a la capilla del monasterio de San Pedro y constan en los escritos las protestas de los monjes por mantenerse allí el cuerpo en putrefacción. En 1800 fue llevado con todos los honores a El Escorial. Su sobrino Carlos IV, de paso por Velada, quiso visitar las estancias en las que vivió su desgraciado tío. Su mujer tuvo prohibido ver a sus hijos durante siete años hasta que el Rey lo permitió compadeciéndose de ella, que pasó largas temporadas en Velada. Los sirvientes del Infante vendieron gran parte del patrimonio del palacio de Arenas y muchas de las pinturas y ricos adornos fueron a parar al palacio de Boadilla del Monte, que también perteneció a don Luis.

Jardines de la Mosquera reproducidos en su diseño como los jardines franceses del gusto de la época y de la casa Borbón

EL PALACIO

Sobre el elevado paraje de La Mosquera cedió el ayuntamiento de Arenas los terrenos necesarios para la construcción del palacio del Infante, a cambio de realizar algunas obras de interés para el municipio.

La condesa de Chinchón de niña en un retrato de Goya en el que se ven las cumbres de Gredos.

Se encomendaron los planos a Ventura Rodríguez, que realizó una traza de líneas sencillas. Las obras comenzaron en 1780, aunque finalizaron tres años más tarde sin que se hubieran realizado más que en un sesenta por ciento de la superficie del proyecto inicial, ni se hubiera acabado en todos sus detalles la magnífica portada principal con tres arcos, sobre los que se sitúa un balcón con balaustrada y seis columnas dóricas adosadas. De los jardines apenas queda nada de lo que fueron, pues han desaparecido los adornos, fuentes y esculturas, además de las exóticas especies que los poblaban. En la cercana Casa de Oficios vivían los sirvientes y también había cuadras donde se alojaban los caballos y los perros que tan frecuentemente utilizaba el Infante en su mayor afición después del sexo, la caza. De los cuatro torreones que remataban las esquinas del edificio solamente se construyeron dos. En el interior son de destacar su escalera monumental, sus pisos de piedra, sus novedosas letrinas o el patio con una sencilla fuente.

Vista desde una de las ventanas del palacio de la Mosquera similar al del retrato de Goya de la Imagen anterior.

Pocos años más tarde, invadida España por los franceses, utilizaron el palacio como cuartel general durante su estancia en Arenas y quemaron la villa, sufriendo su población la brutal violencia de las fuerzas napoleónicas.

ARENAS DE SAN PEDRO CAPITAL DEL VALLE DEL TIÉTAR

ARENAS DE SAN PEDRO CAPITAL DEL VALLE DEL TIÉTAR

Iglesia de Los Llanos, primera población de la que derivó Arenas de San Pedro

Probablemente el nombre de esta localidad se deriva de la existencia de los arenales traídos y depositados por su garganta en las inmediaciones del actual caserío. San Pedro de Alcántara, patrón de Extremadura y Portugal vino a morir aquí, donde fundó el monasterio franciscano del que luego hablaremos, y de ahí el apellido de esta localidad.

La arqueología de Arenas ha dado hasta ahora pocos resultados sobre pueblos prehistóricos, aunque su término, como todo el entorno, estuviera sin duda habitado por los vettones antes de que los romanos aprovecharan sus recursos mineros de hierro.

Castillo «de la Triste Condesa» en Arenas de San Pedro

El primer asentamiento de su territorio se situaba en la zona de explotación minera de Los Llanos, al sur de su territorio, en el que hoy día todavía podemos ver su antigua iglesia convertida en ermita de Nuestra Señora de los Llanos, de propiedad privada. Este poblado es abandonado según la leyenda cuando una plaga de termitas acaba con los edificios tras una aparición de la Virgen del Pilar en 1054 en el llamado Ojo de la Jara, paraje donde se sitúa el actual casco urbano de Arenas, que entonces era una zona boscosa en la que vivían ermitaños agustinos y los pastores que encontraron la imagen, a los que desde entonces se llamó “pilaretes”. Aunque no solo hubo este asentamiento minero llamado de La Tablada, sino que la propia Arenas y su entorno, incluido Ramacastañas, eran conocidos desde la Edad Media como Las Ferrerías de Ávila, por sus minas y por haber sido repoblada la zona por la ciudad amurallada.

Ventana en el castillo de Arenas de San Pedro

Hay algunos hallazgos arqueológicos que nos hablan de la presencia musulmana en la zona pero es en el siglo XIV cuando Rui López Dávalos consigue del Rey segregar este valle del  de la ciudad de Ávila, concediendo a Arenas su privilegio de villazgo, para, al poco tiempo, lograr que Enrique III se la otorgue para ser así su primer señor feudal, ya que su lugar preeminente en la corte como Condestable le otorgaba gran influencia sobre el monarca.

Dávalos es quien inicia la construcción del castillo de Arenas. Una gran fortaleza levantada con el esfuerzo y contribución de los habitantes del señorío y que ha sufrido numerosas vicisitudes a lo largo de su historia. Cuando cae en desgracia el condestable Dávalos, el castillo pasa a los Pimentel, y su heredera doña Juana Pimentel hereda el castillo, donde se retira tras la ejecución de su marido, don Álvaro de Luna, por lo que se la conoce en la época como “la Triste Condesa”, y así firmaba ella misma. Después, con su hija María de Luna, pasaría a los Mendoza, duques del Infantado. La fortaleza sufre diferentes asedios e incendios que afectan a su estructura, sobre todo en el siglo XIX, cuando es atacado en la Guerra de la Independencia y en las guerras carlistas de 1838. En 1853 es donado al ayuntamiento por el duque de Pastrana para instalar en él el cementerio, aunque también tuvo en algunas épocas funciones de prisión. En la actualidad, ya restaurado, su patio sirve como escenario de actividades culturales y su torre del homenaje cuenta con una muestra de la época medieval y con sala de exposiciones y salón de actos.

Arquitectura popular en Arenas de San Pedro

Se trata de una estructura cuadrangular con torres redondas en las esquinas y una gran torre del homenaje de planta rectangular, con otras pequeñas cuadradas en los lienzos sur, oeste y norte, mientras que en el lienzo oriental su espacio lo ocupa la gran torre del homenaje. Las estructuras que ocupaban el interior han desaparecido pero en sus muros vemos algunas ventanas góticas geminadas enmarcadas en un ajimez mudéjar, algún balcón amatacanado y un balcón modificado en varias épocas. Es monumento histórico artístico desde 1931.

Puente medieval de Arenas de San Pedro, en primer plano la captación del canal del antiguo martinete que fue propiedad de Juan Ruliere, director de las Reales Fábricas de Seda de Talavera

El castillo defendía el puente llamado de Aquelcabo sobre la garganta y a su vez la fortaleza era defendida por ese lado por la propia corriente. Este puente cuya fecha de construcción es difícil de precisar pero que podemos datar en torno al siglo XV, como sucede con otros muchos puentes medievales es conocido como “puente romano”, o también “puente viejo”. Tiene un arco central de mayores dimensiones y dos laterales.

Iglesia de Arenas de San Pedro

Igualmente se encuentra muy cerca del castillo la iglesia parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y dedicada a la Virgen del Pilar. Se trata de una construcción que se comienza en el siglo XIV, de donde procede su factura gótica con su espacio interior distribuido en tres naves cubiertas con bóvedas ojivales sobre pilastras y un ábside cuadrado también abovedado. La decoración de bolas nos habla del característico gótico abulense así como su magnífico púlpito de granito. De época posterior es una torre cuadrangular renacentista a la que se asciende por una escalera situada en la curiosa estructura semicilíndrica adosada al exterior. Se remata con balaustrada y es llamada de Santa Bárbara por una inscripción típica de muchas torres encomendándose a la santa para defenderse del rayo.

Decoración en azulejería talaverana de Ruiz de Luna en la iglesia de Arenas de San Pedro

En su capilla mayor destaca la magnífica cerámica talaverana del gran artista Juan Ruiz de Luna, con una serie de paneles sobre los santos de la diócesis de Ávila. A un lado los mártires y en el otro los confesores, aunque hay otros paneles en la iglesia de mayor antigüedad (siglo XVI). Además, debemos destacar en la capilla mayor una pintura de la escuela de Murillo sobre la Asunción.

Humilladero de Arenas de San Pedro

También es gótica la ermita del Cristo del Humilladero que, como tal, se sitúa en una de las entradas de la villa, la oriental.

Del palacio y el convento hablaremos en otra entrada

UN PASEÍTO POR EL HORNILLO

EL HORNILLO

Rollo jurisdiccional de la villa de El Hornillo

Otro de los afluentes que van a desembocar al río Arenas es el río o garganta de Cantos, que en su tramo más alto se denomina arroyo de Pinarejos.

Puente sobre el río Cantos en El Hornillo

Esta corriente de agua se encuentra vinculada a El Hornillo, otra pequeña población que históricamente fue aldea de Arenas de San Pedro hasta su emancipación por privilegio de villazgo en 1752, aunque ya en el siglo XII hay en una relación de aldeas abulenses una referencia a El Hornillo.

Una de las fuentes de El Hornillo

La arquitectura popular, el rollo jurisdiccional, la ermita de San Marcos o las fuentes del casco son algunos de los atractivos de El Hornillo, ya que la iglesia parroquial es de moderna construcción.

Flora en las orillas del río Cantos junto al Hornillo

LA IGLESUELA DEL TIÉTAR

LA IGLESUELA DEL TIÉTAR

La Iglesuela con Gredos al fondo

Vamos a recorrer hoy la zona más septentrional de la Sierra de San Vicente, visitando un pueblo que, aunque están actualmente incluidos en el territorio de Castilla-La Mancha, históricamente formaron parte del alfoz de la poderosa ciudad de Ávila.

La Iglesuela se encuentra en pleno valle del Tiétar y su término asciende incluso por las laderas de Gredos. Perteneció al señorío de La Adrada hasta que se independizó como villa a mediados del siglo XVII.

Ayuntamiento de La Iglesuela

Debemos dar una vuelta por el casco urbano y observar su arquitectura popular, de la que todavía quedan no pocos edificios con las características típicas de las construcciones serranas abulenses. Los tejadillos voladizos, las balconadas de algunas fachadas y los perfiles largos de los tejados, con escasos huecos en sus muros graníticos, son algunas de las características más significativas.

Arquitectura popular de La Iglesuela

Otra peculiaridad de La Iglesuela es la abundancia de fuentes tanto en el casco urbano, donde llevan el nombre del barrio en el que se sitúan, como en los alrededores. Casi todas están abovedadas con sillares de piedra y tienen lavaderos o pilones para beber el ganado, también labrados en el mismo material. Junto al pueblo, en las agradables praderas de El Ejido hay varias, una de ellas algo más ornamentada y con un largo abrevadero para facilitar el acceso a los rebaños numerosos de ovejas.

Una de las fuentes de La Iglesuela

La iglesia parroquial es del siglo XVI construida en estilo herreriano, aunque no hace honor al nombre del pueblo, ya que no es ésta una “iglesuela” sino más bien un templo de interés con grandes proporciones, especialmente la torre. Su perfil es peculiar por ser de menor altura la nave principal que la capilla mayor.

Vista de la torre de la iglesia y el caserío de La Iglesuela

La construcción es de buena sillería con bóvedas de crucería y altos pilares octogonales que separan las tres naves. La capilla bautismal es una pequeña dependencia granítica con bóveda de cañón, mientras que una hermosa cúpula de sillería cubre la capilla mayor. Es de resaltar también el pórtico y el atrio que rodea al templo.

Capitel y zapata de la iglesia de La Iglesuela

A unos quinientos metros del casco urbano, en dirección norte, parte un camino a la derecha que nos llevará hasta la curiosa Ermita de la Fuente Santa, a la que se dirige una bonita romería a primeros de Mayo, pues es muy venerada en la comarca la Virgen de la Fuensanta por las propiedades curativas atribuidas a la fuente, que se sitúa en los mismos muros de la edificación.

Canto de la salve en la procesión de la Virgen de la Fuente Santa

El 1 de mayo se lleva en procesión la imagen a la ermita y en el paraje conocido como la Cuesta del Arroyo se le canta una salve popular entre la emoción de los concurrentes. Ya en la ermita se come un bollo típico llamado “jornajo”.

Ruinas de la ermita del Cristo antes de su restauración parcial

A la entrada del pueblo, pero desgraciadamente en estado de ruina, se encuentra la ermita del Cristo que contaba, al igual que la iglesia, con magníficos retablos de azulejería talaverana del siglo XVI.

EL ARENAL EN LA CABECERA DEL RÍO ARENAS

EL ARENAL EN LA CABECERA DEL RÍO ARENAS

Cerezos en El Arenal

Hoy vamos empezar a conocer el valle que con los términos de sus antiguas aldeas forma el territorio serrano de la villa de Arenas de San Pedro con varias corrientes fluviales y gargantas de las que la principal es el río Arenas, que nace en las cumbres que dominan sobre la localidad del mismo nombre.

Arquitectura popular en El Arenal

El Arenal es uno de los pueblos que se hallan a mayor altitud en esta vertiente sur de Gredos y su paisaje cuenta, además de con la flora habitual de la zona con numerosas plantaciones de deliciosas cerezas, el producto más característico de la zona, que se alterna con otras parcelas de árboles frutales como melocotoneros, higueras o manzanos

Fuente de la Trucha en El Arenal

Como ya hemos dicho, El Arenal nace en torno a una majada de pastores y fue una de las aldeas de Arenas de San Pedro, y por tanto del señorío del duque del Infantado del que esta ciudad era cabeza, hasta que el pueblo se independizó por privilegio de villazgo otorgado por Felipe V en el año 1732.

Rollo de El Arenal reconstruido

El Arenal cuenta entre sus elementos patrimoniales con su iglesia parroquial que inició su construcción en el siglo XV. Además, podemos visitar tres ermitas que están bajo la advocación de la Virgen de las Angustias, la Virgen de los Remedios y el Santo Cristo de la Expiración, en cuyo interior hay hermosos paneles de cerámica talaverana del siglo XVI, uno con la imagen de un Crucificado y otro de magníficos motivos de lacería mudéjares similares a los de otro que se halla en la “Colegial” de Talavera.

Ermita del Cristo en El Arenal,panel de cerámica talaerana del siglo XX

También podemos recorrer el casco para ver las viviendas de arquitectura vernácula, nada menos que ocho fuentes de diferente tipología y un molino situado en el río junto al propio casco urbano. Hay fiestas en el mes de Agosto y también en septiembre en honor de la Virgen de los Remedios y otra del Cristo en Octubre.

Retablo de la iglesia parroquial de El Arenal

 

UNA FIESTA EN SAN ESTEBAN Y UNA RUTA EN SANTA CRUZ

UNA FIESTA EN SAN ESTEBAN Y UNA RUTA EN SANTA CRUZ

El «Vitor» de San Esteban

En cuanto a las fiestas, hemos de destacar el «Vítor» del pueblo de San Esteban, que se hace en honor de San Pedro Bautista, santo local que fue martirizado en la ciudad japonesa de Nagasaki. Durante la celebración se recorre la calle de noche con caballerías precedidas del estandarte y proclamando las virtudes del santo de hoguera en hoguera, mientras los vecinos ataviados con un pañuelo rojo a la cabeza se mantienen en silencio, para finalizar con una carrera de los caballos subiendo las empinadas callejuelas del pueblo a galope hasta la iglesia. Hay un «Vítor» en verano y otro en invierno con algunos matices en los rituales, pero lo que es curioso es que  esta fiesta se celebra con ligeras variaciones en el resto de los pueblos del valle en honor de sus respectivos patrones, ya sea un santo o una virgen determinada.

Ermita de San Pedro Bautista

En Santa Cruz, por ejemplo, se celebra en honor del Santo Cristo Arrodillado y también tienen otra fiesta en la Pascua de Resurrección muy parecida a la monda de Mombeltrán, pues se come el mismo tipo de pan relleno de productos de cerdo, aunque aquí ya no se llama “monda” sino “la Merendona”.

Púlpito de la Iglesia de San Esteban

En cuanto a la gastronomía, todo el valle destaca por los dulces, que se suelen elaborar sobre todo en las fiestas respectivas con algunos de ellos muy peculiares, como los nuégados de San Esteban: dulces de navidad hechos a base de nueces, miel y oblea, o el boruco, elaborado con los calostros primeros de la vaca, además de otros más comunes como los panetes o el hornazo dulce. La caldereta de chivata, la cachuela de la matanza o las migas son platos comunes a todo el barranco.

LA EXCURSIÓN

 Al mirador de La Abantera

Vista panorámica desde el mirador de La Abantera, con el valle del Tiétar en primer término, Talavera y el valle del Tajo en medio y la Jara Alta al fondo

 Vamos a subir desde Santa Cruz hasta un paraje con vistas privilegiadas, El risco de La Abantera, desde donde se puede observar una vista panorámica impresionante sobre el valle del Tiétar y la Sierra de San Vicente. Abantera es tanto como decir buitrera y por tanto no será extraño que nos encontremos sobrevolando el paraje a alguna de estas aves carroñeras.

Vista desde el risco de La Abantera. Detrás el humo del gran incendio que aquel día asoló el oeste del término de Mombeltrán.

Partiremos desde Santa Cruz para ir ascendiendo por pistas situadas en la ladera este del valle, donde se encuentran todavía bastante bien conservadas masas forestales de pinos, robles, alisos, fresnos y castaños que hacen muy agradable el paseo por sus veredas, en las que se están señalizando algunas rutas.

Aunque el recorrido se alarga por las vueltas y revueltas que dan los caminos para llegar a las cumbres, se hace cómodamente por ser pistas en muy buen estado. No es extraño que nos crucemos con cabras monteses.

 Recorrido ida y vuelta unos 23 kilómetros, 5 horas y media.

SANTA CRUZ Y SAN ESTEBAN DEL VALLE

SANTA CRUZ Y SAN ESTEBAN DEL VALLE

Santa Cruz del Valle

En la parte oriental del “Barranco” se encuentran estos dos pueblos que vamos a visitar juntos.

San Esteban cuenta con una iglesia magnífica declarada monumento histórico artístico y que está situada en la parte más elevada del pueblo, dominando sobre el caserío y rodeada de un atrio vallado con piedra. Fue construida entre los siglos XV y XVI con estilos que van desde el gótico isabelino al renacentista.

Iglesia de San Esteban del Valle

Su portada sur es plateresca, se halla entre dos contrafuertes y está techada con bóveda de crucería, y la occidental, bajo la torre, se remata con arco apuntado. También es de crucería la bóveda de la única nave de la iglesia, que se apoya sobre hermosos arcos decorados con bolas. Tanto la reja que separa la capilla mayor como el púlpito están hechos en magnífica forja. Cuenta con dos retablos barrocos, uno neoclásico y otro de piedra dedicado a San Pedro Bautista nacido en esta localidad y bautizado en la berroqueña pila de esta parroquia.

Rollo de San Esteban del Valle

La iglesia de Santa Cruz es otra construcción berroqueña con sillería en la torre y las esquinas que se comenzó a construir en el siglo XVI y cuenta con portada rematada en arco de medio punto que estuvo protegido por un gran pórtico de entrada.

A la salida de San Esteban, camino de Santa Cruz, se encuentra la ermita de San Andrés con apariencia de ser construcción del siglo XVII. La capilla de San Pedro Bautista es edificio de sillería berroqueña finalizado en 1682 y que se sitúa en el solar de la que fue vivienda natal de este santo, que cuenta además en el pueblo con un monumento en bronce. En Santa Cruz la ermita es más moderna, pues está fechada en el siglo XIX, se encuentra bajo la advocación de San José y su imagen parece ser del siglo XVIII.

Calvario en San Esteban del Valle

Los dos pueblos tienen su rollo jurisdiccional que simboliza la independencia como villas con respecto de Mombeltrán. Santa Cruz lo levantó en 1791, mientras que San Esteban lo hizo en 1693 junto a la ermita de San Andrés. También tienen una fuente característica ambas villas vecinas, en San Esteban está la vieja y pintoresca fuente del Pilón y en Santa Cruz hay un antiguo lavadero de piedra.

Ermita de San Andrés

Ambos pueblos tienen unas magníficas vistas sobre el valle que se pueden disfrutar desde diferentes miraderos y la arquitectura popular de los dos conserva rincones pintorescos. En Santa Cruz hay algunos pasadizos y callejas de interés y muchas fachadas están decoradas con murales pintados de temática variopinta, desde pinturas clásicas a motivos etnográficos.

En la próxima entrada hablaremos de otras cosillas de estos dos pueblos del barranco y de una ruta sugerida desde ellos

SEGUIMOS EN EL BARRANCO Y CONOCEMOS VILLAREJO DEL VALLE

SEGUIMOS EN EL BARRANCO Y CONOCEMOS VILLAREJO DEL VALLE

Villarejo del Valle a los pies del Torozo

También junto al puerto del Pico se encuentra la pequeña localidad de Villarejo del Valle, donde deberemos visitar en primar lugar su iglesia parroquial, un edificio compacto con la torre muy baja y reforzado por contrafuertes, que está construido en sillería y mampostería granítica, obra al parecer del mismo autor que las de San Esteban o Lanzahita. Cuenta con una puerta de acceso típicamente renacentista enmarcada en alfiz con bolas y con una hornacina para alojar una imagen. En el interior son de destacar varios retablos dieciochescos, el órgano del siglo XVII y las bóvedas góticas de crucería.

Rollo y fuente en Villarejo del Valle

El pueblo tiene también dos ermitas, la de la Virgen de Gracia, patrona de la localidad y la de San Antón que es una preciosa capillita popular de planta cuadrada con un pequeño pórtico. Su retablo interior está decorado con azulejería talaverana del siglo XVI con la representación de un calvario con el Crucificado y los dos ladrones. Sobre él, Dios Padre, y a los lados el sol y la luna, además de otros motivos renacentistas y la imagen del santo, a cuya advocación no estaba dedicada anteriormente la ermita sino a los mártires Fabián y Sebastián. El día de la fiesta de San Antón se da a los animales una vuelta a la ermita para que sean protegidos por el santo.

Ermita de Villarejo adornada con cerámica talaverana del sglo XVI

Otros elementos del patrimonio son el monumento a los arrieros realizado en forja que se encuentra en la pequeña plaza del pueblo, donde también se conservan las gradas que además de ser utilizadas en los festejos taurinos lo fueron probablemente para la reunión de los concejos abiertos en los que antiguamente se tomaban decisiones de carácter municipal.

Monumento a los arrieros en Villarejo del Valle

Villarejo se hizo villa en 1694, como lo atestigua el rollo que se alza en la entrada occidental del caserío junto a una fuente. También podemos ver un pequeño puente medieval, que como todos los de este tipo es llamado “romano”. Hay también varias fuentes de interés repartidas por la localidad, como la que adorna el monumento a la cabra hispánica, presidida por la escultura de uno de estos animales que tanto han simbolizado a la sierra de Gredos, y otras como la fuente del “Llano”, “la de tía Germana” etc. En cuanto a la arquitectura popular, todavía se conservan algunos elementos constructivos de interés en torno a la calle principal, con algunas viviendas de cierto empaque.

Iglesia parroquial de Villarejo del Valle

En las fiestas tiene gran importancia el aspecto taurino con verdaderos encierros, además del Vítor que se canta en las celebraciones de la patrona.

CUEVAS DEL VALLE EN EL PUERTO DEL PICO

CUEVAS DEL VALLE EN EL PUERTO DEL PICO

Calzada romana cerca de Cuevas del Valle

Cuevas del Valle acredita su condición de villa por el rollo jurisdiccional que se levanta en la zona norte del casco urbano. Su iglesia parroquial es un edificio con elementos del siglo XV que exhibe en su interior algunos paneles de azulejería de Talavera del siglo XVI con representaciones renacentistas de motivos religiosos.

Iglesia de Cuevas del Valle

Todavía se conservan viviendas tradicionales con los balconcillos o solanas típicos de la arquitectura serrana e incluso ejemplares blasonados, además de alguna antigua venta situada en las inmediaciones de la calzada, cuando ésta se aproxima al pueblo.

Arquitectura popular en Cuevas del Valle

También cuenta la población con dos ermitas muy próximas, la de la Virgen de las Angustias, antes del Puerto, que también está decorada con azulejería talaverana, y otra más antigua de San Antonio que presenta un bonito retablo hecho de ladrillo. Cerca del cementerio hay otra dedicada a San Sebastián que conserva su artesonado.

Ermita en Cuevas del Valle

El entorno de Cuevas y del Puerto del Pico tiene varias opciones para disfrutar de su entorno. En primer lugar podemos recorrer la calzada romana que, si no queremos cansarnos mucho, podremos recorrer descendiendo, dejando un vehículo en la Villa de Mombeltrán o en Cuevas y subiendo con otro coche hasta el puerto, aunque describimos este recorrido en el capítulo correspondiente de la Cañada Leonesa Occidental

Rl Domingo de Resurrección se hacen curisas ofrendas como ésta con caramelos, plantas dulces…

LA VILLA DE MOMBELTRÁN

LA VILLA DE MOMBELTRÁN

Rollo de Mombeltrán

Hoy visitaremos la capital del valle de las Cinco Villas, La Villa de Mombeltrán. Para algunos autores es ésta una de las primeras poblaciones de Gredos, que se habría fundado como El Colmenar de las Ferrerías. Este nombre nos indica que al igual que sucedió en otras comarcas de la zona, como La Jara, tras haber estado muy despoblada durante los inseguros años de la reconquista, fueron los colmeneros los primeros que se atrevieron a instalar sus posadas de colmenas, y que además lo hicieron en un lugar en el que antiguamente había habido explotaciones mineras, y de ahí el nombre de “ferrerías”.

Castillo de La Villa de Mombeltrán

En el reinado de Fernando IV en el siglo XIII, fue un colmenero concretamente llamado Pascual Peláez quien instaló sus enjambres en estos parajes. Más tarde se fue asegurando el lugar mediante la instalación en el valle del Tiétar de algunas fortificaciones que, para autores como Eduardo Tejero Robledo, sería en el caso que nos ocupa la llamada torre de Fortún Fortúnez, que habría formado parte de la estructura del arruinado convento que se encuentra en término de La Villa y que en principio tuvo la advocación de Nuestra Señora de la Torre, aunque otros sitúan esta torre en lugares tan alejados como Oropesa.

Hospital de transeúntes y peregrinos de la Villa de Mombeltrán

En 1393, Enrique III concede carta de villazgo al lugar, y así se independiza jurisdiccionalmente de Ávila. Luego pasó a formar parte del señorío del condestable Ruy López Dávalos, y más tarde a don Juan de Aragón, para después pasar por un trueque a la orden de Calatrava. Otro cambio de territorios señoriales pone el señorío en manos del condestable don Álvaro de Luna, y cuando éste es ejecutado, es confiscado a su mujer Juana de Pimentel y Enrique IV se lo dona a don Beltrán de la Cueva, que forma un mayorazgo con las aldeas de Arroyocastaño, Las Cuevas, Gavilanes, Lanzahita, Mijares, Pedrobernardo, San Esteban, Santa Cruz y Villarejo.

Iglesia parroquial de Mombeltrán con su aspecto fortificado y macizo.

Un paseo por el pueblo nos mostrará viviendas que todavía conservan el aire de la arquitectura serrana, e incluso algunas de ellas blasonadas, propiedad de la pequeña nobleza que siempre habitaba en torno a la cabeza del señorío. También podremos visitar en una de sus plazas el edificio que albergó el hospital de San Andrés, que acogía no sólo a los pobres transeúntes que bajaban el puerto, sino también a los muchos peregrinos que especialmente durante los siglos XVI y XVII viajaban hacia Guadalupe. Fue fundado por el prior del cabildo de la catedral de Ávila Ruy García Manso a comienzos del siglo XVI, centuria a la que pertenece la portada.

Reja de la iglesia de Mombeltrán realizada por artesanos talaveranosen el siglo XVI

La iglesia parroquial se encuentra bajo la advocación de San Juan Bautista y merece también una detenida visita. Sus macizos volúmenes dan sensación de haber tenido en sus orígenes una probable función defensiva. La estructura actual conserva elementos de los siglos XIV y XV,  otros gótico- renacentistas como la portada de acceso, y ya de pleno renacimiento como los retablos y altarcillos adornados con cerámica talaverana del siglo XVI. Se trata de paneles de azulejos que representan a santos franciscanos, a Santa Ana o San Joaquín y la caída del caballo de San Pablo. También podemos ver un buen retablo churrigueresco en la capilla mayor, la cual cuenta con una reja gótica de forja fabricada en Talavera como la imagen del santo, también tallada por un talaverano.

Puerta de la barbacana del castillo de Mombeltrán

El rollo jurisdiccional se sitúa al norte del pueblo y simboliza el privilegio de villazgo que le fue concedido por el Rey en 1394. En el parque previo al castillo se encuentra el monumento al tercer gobernador de Chile, don Pedro Villagrá, que promulgó unas ordenanzas para evitar el abuso de los colonizadores con los indígenas. La ermita de Nuestra Señora de la Soledad está muy cerca y es construcción de finales del siglo XVII, luego modificada.

Ruinas de la iglesia Arroyocastaño

Pero el más característico de los monumentos de La Villa es su castillo, que se levanta al sur del casco, dominando todo en valle y sus vías de comunicación. Pertenece a los duques de Alburquerque, fue edificado en sillería y mampostería de granito y tiene una planta cuadrada con torres redondas y almenadas en las esquinas, de las cuales, la del homenaje en el lado norte era mayor y fue desmochada para igualarse con las anteriores. Cuenta también la fortaleza con una barbacana que lo rodea con escarpa y foso. Es edificio militar que fue mandado construir por don Beltrán de la Cueva y las obras duraron desde el año 1462 hasta 1479. Para algunos autores fue obra de Juan Guas como los castillos de Manzanares el Real y Belmonte de Campos, muy similares en sus características a éste de Mombeltrán. En el siglo XVI, siendo señor don Francisco de la Cueva, se realizaron nuevas obras en la fortaleza, incorporándose un rebellín con orejones para defender la puerta y un talud con un pasadizo de ronda abovedado. Parece que se financió con el montazgo que se cobraba en la aldea cercana y hoy despoblada de Arroyo Castaño.

Antigua venta de Arroyocastaño