La plaza, con los soportales del ayuntamiento y algunos de los edificios que la conforman, conserva cierto sabor. Es interesante recorrer la Calle Real en la que se puede observar un conjunto de viviendas construidas con la arquitectura tradicional de La Jara Baja, entre las que destacan algunas edificaciones de calidad de finales del siglo XIX e inicios del XX. Son típicos los arcos rebajados con rejería en las ventanas de planta baja y los balconajes de hierro en el primer piso. Las fachadas están enfoscadas y el recercado de los huecos se pinta en color diferente al de los muros. Frente a la almazara donde se prensa el fruto de los magníficos y extensos olivares de Belvís se ha levantado un monumento con los rulos de un antiguo lagar de aceite.
IGLESIA
Junto a la plaza se encuentra la iglesia que es un templo modesto pero que conserva algunos de sus elementos mudéjares de interés, seguramente procedentes de la segunda y tercera reconstrucciones que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XVI. Es un edificio de tres naves con ábside plano y torre a los pies. La capilla mayor está cubierta con bóveda de medio cañón y se separa del crucero por arco triunfal de medio punto.
El crucero está cubierto con artesa cuadrada de par y nudillo con limas mohamares y buena ornamentación de lacería mudéjar tardía. La nave central es de mayor anchura y está separada de las dos laterales por arcos de medio punto de ladrillo apoyados sobre machones ochavados del mismo material. La torre se levantó en 1857 y las vidrieras son sencillas y modernas pero tienen su encanto.
FIESTAS: En Belvís se celebran las fiestas de San Sebastián protagonizadas por una antigua hermandad que organiza la procesión y las pujas. Los quintos queman el Judas el Domingo de Resurrección formando corro en torno al fuego que encienden con grandes haces de jara traídos del monte
ARTESANÍA y GASTRONOMÍA: Antes de marcharnos de Belvís se puede adquirir alguna de las labores tradicionales elaboradas por sus mujeres con motivos lagarteranos que nada tienen que envidiar a los del pueblo arañuelo. Entre los productos autóctonos debemos destacar el delicioso aceite jareño. El preciado líquido se puede adquirir en la cooperativa olivarera del pueblo, aunque no debemos tampoco despreciar el recio vino que se corre en las pitarras locales y que se vende en sus bodegas. Para los abstemios recomendaremos las aguas minerales que se embotellan en una planta local. Tampoco nos olvidamos de las almendras especialmente ricas en Belvís y conocidas como almendras de “desmayo”.
Este es un pueblo en el que tuvieron fama sus guisanderas. Tal vez el cochifrito sea el plato más característico, pero citaremos otros como la cachuela, el ajocano, el gazpacho o el caldo “breve”. Los dulces domésticos como las cañas, los buñuelos de miel, las rosquillas de bola, las tortas de chicharrones, los bollos de leche o la torta sobada pueden servirnos de postre.
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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Yo naci en esa casa
Doy fe de lo bonita q es esa casa ,naci en ella
Buen pueblo y buena gente