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PALACIOS Y CASONAS (II)

PALACIOS Y CASONAS (II)

Palacio de los Girón y antiguo ayuntamiento
Palacio de los Girón y antiguo ayuntamiento

En torno a la plaza del Pan se distribuyen una serie de edificaciones palaciegas, el antiguo ayuntamiento, hoy sede de la delegación de la Junta de Comunidades, fue palacio de la familia Girón cuyo blasón ostenta sobre el balcón. Uno de sus miembros más conocidos se dedicó al servicio de las armas, el capitán Salcedo.

Este antiguo ayuntamiento acogió entre sus muros al autor de La Celestina, Fernando de Rojas cuando fue alcalde talaverano y es tradición que por la puerta que da a la plaza del  Arzobispo Tenorio accedía al edificio. Son de destacar la clavazón de la puerta, los llamadores en forma de toro, la portada con la balconada superior y la escalera interior. Seguir leyendo PALACIOS Y CASONAS (II)

1090, EL GOBERNADOR DE TALAVERA EJECUTADO POR TRAICIÓN

Año 1090, EL GOBERNADOR DE TALAVERA ES EJECUTADO POR TRAICIÓN

Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera
Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera

Esta historia comienza de Ávila, en plena canícula del año 1090. Un pastor llega agotado a la ciudad del Adaja y pide ver al conde don Raimundo de Borgoña, gobernador de ella y casado con doña Urraca, la hija del rey Alfonso VI. El asustado serrano cuenta cómo una partida de moros al mando de un tal Galafrón han cruzado el Tajo y se hallan en “los pinares”, con trescientos de a caballo y cien de a pie corriendo toda la tierra, robándoles sus ganados y aprisionando a sus pobladores y “faciendo grandes desaguisados e que si no les valían fincarían todos muertos e captivos”. Por “los pinares” se conocía a la ladera sur de Gredos, donde al igual que hoy día eran extensos los bosques de pinos.

El conde montó en cólera y pidió su caballo para acudir “a la brega”, pero su mujer “fincó de hinojos” rogándole que no fuera, por lo que el conde hizo sonar las trompas y llamar a sus soldados. Ordenó tomar doscientos caballeros franceses de los suyos y doscientos castellanos de la compañía de Sancho de Estrada y Juan Martínez del Abrojo. También el obispo de Ávila quiso ir a pelear con sus tropas pero no se lo consintieron.

Otros nobles se ofrecieron pero el conde sólo aceptó la participación en la expedición a Fernán López y a Fortún Blázquez. Cargaron además a sesenta rocines y mulas con las viandas y partieron con el pastor como guía. En la “primera nava”, que es como llaman en el relato a la parte de la sierra que se encuentra pasado el puerto de Menga, llegaron más pastores con alimentos y les informaron de que los moros habían pasado ya “el Puerto”, nombre que daban al puerto de El Pico, y que iban ya en dirección a Talavera para cruzar el Tajo con sus muchos cautivos y los ganados mayores y menores robados.

Hay que señalar que ocasionalmente los pastores hacían entonces de soldados serranos para defenderse de las razzias de los musulmanes.

Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico
Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico

Como ya era tarde y estaba oscuro, “lobreguido” como dicen en la crónica, se entabló entre los nobles una discusión sobre si avanzar o descansar, pues las bestias se encontraban cansadas después de subir la sierra. Al final decidieron seguir cuatro horas más hasta trasponer el puerto y se emboscaron antes del “albor”en un castañar, probablemente el de Cuevas del Valle. Dieron de comer heno y avena a los caballos y descansaron hasta que les llegaran nuevas noticias sobre el lugar en que se encontraban los moros.

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Puerto y alle de Mijares

Llegó otro pastor que les informó de que los árabes habían avanzado hacia Talavera y se encontraban a nueve millas y media, y de que ese día no seguirían la marcha, por lo que les recomendaba que al llegar la noche avanzaran en la oscuridad guiados por él mismo hasta alcanzarlos. Llegaron otros pastores desde las “navas fondas” de la sierra, los más perjudicados por la acometida de los árabes, y se ofrecieron a unirse a las tropas si les esperaban, pero los caballeros no quisieron hacerlo por encontrarse ya los cristianos muy cerca del campamento de Galafrón.

Sancho de Estrada hizo montar al pastor en un caballo y se dirigieron hacia el soto donde estaba el campamento enemigo. En el camino toparon con un vaquero que les informó de que los musulmanes se encontraban descuidados descansando y con los caballos recogidos en un prado a cierta distancia de las tiendas. Ordenó Sancho de Estrada que Fernán López fuera por sorpresa con cien hombres y les quitaran las monturas.

Los moros que cuidaban a los caballos fueron sorprendidos de madrugada y corrieron hacia el campamento, situado en un soto donde Galafrón reposaba junto a una fuente. Atacaron entonces los cristianos haciendo gran cantidad de cautivos y muertos entre los moros, uno de los cuales fue el propio Galafrón que fue hallado con una lanzada. Las bajas musulmanas fueron trescientas veinte, y once las de las tropas abulenses. Entre el botín que llevaban se encontraron muchas cabezas de ganado

Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera
Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera

También fueron aprisionados tres “malos cristianos” que guiaban a las tropas de Galafrón. Los victoriosos caballeros rezaron en acción de gracias y vieron como llegaban los habitantes de las “navas fondas” con becerros y viandas para agradecerles la lucha mantenida en su defensa.

Fernán López fue nombrado juez para devolver los bienes a sus legítimos dueños y los caballos que traían los moros fueron repartidos entre los señores y escuderos españoles y entre los franceses de las compañías de Raimundo de Borgoña. Al otro día “se dio pregón para volver a Ávila” y tocando las trompas comenzaron el viaje de vuelta y se mandaron cartas al obispo y al conde sobre la buena nueva.

La comitiva estaba formada por las diferentes compañías precedidas del pendón del noble al que pertenecían. Unos custodiaban a los cuatrocientos prisioneros, otros a los caballos o al botín. Pararon una noche en la sierra e hicieron allí grandes hogueras y lo celebraron. A siete millas de Ávila les recibió la compañía de Gimén Blázquez y un poco después el obispo“con asaz de prestes y arciprestes”.

En Ávila la población acudió a dar gracias a la iglesia de El Salvador. El señor conde de Borgoña hizo gracia a los caballeros y al obispo de los moros cautivos y de los caballos que fueron repartidos entre todos.Esta imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es santiagopiedret-758x1024.png

Pero pasados los momentos de alegría, el conde envió a Talavera a Fernando de Llanes y a Martín Roanes para que prendieran a su gobernador Sancho del Carpio y lo llevaran a Ávila, quedando el primero de ellos como sustituto del gobernador. Se le acusaba de no haber sido cuidadoso en la vigilancia de la frontera impidiendo que Galafrón y los suyos pasaran el Tajo. Solamente Álvaro Álvarez se levantó ante el conde para defender a Sancho del Carpio, por considerar que había prestado al rey don Alfonso valerosos servicios de armas y que por ello le había dado en premio el gobierno de Talavera, cuando hacía ya siete años se la había conquistado a los moros. Dijo además que Talavera era de jurisdicción real y que por tanto el conde no podía juzgar lo que allí sucediera. Raimundo de Borgoña se irritó tanto ante la defensa que hacía del gobernador que echó de la reunión a don Álvaro, aunque después el obispo intercedió y fue perdonado. Tanto a él como a los otros cinco nobles que habían intervenido en la batalla el conde les dio como premio el privilegio de armar un molino en el río Adaja.

Llegó al poco la comitiva desde Talavera con el gobernador cargado de cadenas sobre “un magro rocino e con gran tristura”.

Detrás iba su mujer Roma Vélez con gran amargura sobre un palafrén con paños negros rodeada de algunos sirvientes. Álvaro Álvarez la llevó a casa de sus padres y allí acudieron a consolar su llanto las mujeres de los nobles.

Mientras, el nuevo gobernador de Talavera recogía los testimonios de varios testigos que aseguraban que Sancho del Carpio había sabido del paso de los moros y lo había consentido. Otros talaveranos se quejaban también de su mal gobierno. Fueron nombrados además dos nobles llamados Lope Moreno y Gómez Sánchez como sus defensores, pero no consiguieron encontrar en la villa ni un solo testimonio en su defensa. El conde mandó también al Notario Mayor de Ávila para que embargara los bienes de Sancho del Carpio en Palencia y a Fernando Llanes para que hiciera otro tanto en Talavera.

El gobernador fue juzgado y condenado a cortarle la cabeza. En el coso mayor, probablemente la plaza del Pan, se armó un tablado. Veinte escuderos y veinte ballesteros fueron a por el traidor a la cárcel y envuelto en una larga cadena fue subido a un caballo después de confesarle el obispo.

Le fue cortada la cabeza delante de los judíos, moros y cristianos de la ciudad y después fue su cuerpo despedazado en cuatro y puestos los cuartos en los caminos de

LA FOTOGRAFÍA MÁS ANTIGUA DE TALAVERA COMENTADA

Charles Clifford fue un fotógrafo galés que hizo gran parte de su carrera en España fotografiando especialmente ciudades, obras públicas tipos y costumbres, además de otros trabajos más técnicos como el de algunas obras públicas, ferrocarriles o el Canal de Isabel II.

Esta es la fotografía más antigua de Talavera, con una vista de Charles Clifford
Esta es la fotografía más antigua de Talavera, con una vista de Charles Clifford

Tuvo estudio en Madrid aunque viajó por toda Europa y trabajó en otras cortes, utilizando las técnicas de la época y trayendo algunas de ellas a nuestro país. Ostentó el título de Fotógrafo de su Majestad la reina Isabel II, a la que acompañó en un viaje por el país realizando un reportaje. Murió en Madrid y fue enterrado en el cementerio británico

Dibujo de la fotografía de Clifford donde se aprecian detalles de la misma de su lado este

También hizo un álbum de Andalucía y Murcia, y entre los escasos tipos fotografiados por él se encuentran algunos lagarteranos y también fotos de Oropesa, además de la fotografía más antigua de nuestra ciudad que comentamos ahora.

La foto de Talavera es una instantánea de 1864 en la que retrata nuestra ciudad vista probablemente desde la Isla de los Molinos con el puente Viejo en primer término. En ella se puede ver de izquierda a derecha en primer lugar uno de los muchos ojos del puente en su habitual estado ruinoso con un arco reparado con una estructura de madera. A continuació se puede observar una espadaña hoy desparecida que sería la de la iglesia de San Clemente. La otra espadaña que se ve a su derecha es la del convento de las «benitas».

Zona centro de la fotografía donde se observan algunos detalles y el puente en mejor estado (Dibujo de Enrique Reaño)

A la derecha de la torre de la Colegial se vislumbra la linterna de la cúpula de la iglesia de los jesuitas también desaparecida aunque parte del cenobio es el actual teatro Palenque. El claustro de los jerónimos conserva las dos alas del edificio mientras que actualmente ya no existe la parte pegada a la iglesia de Santa Catalina (San Prudencio).

A la derecha del monasterio se ve la torre de la iglesia de San Pedro, hoy desaparecida y la torre del Reloj, muy diferente a la actual. Es interesante constatar la rampa que permite bajar al río desde el extremo del puente Viejo, como también se dibuja, aunque idealizado en el cuadro de Brueghel el Viejo del Louvre. En este mismo cuadro se pinta junto al río un edificio de mayores dimensiones que la que fue casilla de peones camineros, y que no sabemos si alojaba dependencias de instalaciones molineras pues hubo un molino en el primer ojo del puente.

Dibujo de Enrique Reaño sobre la fotografía en su parte oeste

LA LEYENDA DE NALVILLOS, EL CABALLERO CORNUDO

 

Postal de los años 70 donde aparecen los restos de la alcazaba, escenario de parte de la leyenda de Nalvillos
Postal de los años 70 donde aparecen los restos de la alcazaba, escenario de parte de la leyenda de Nalvillos

Vamos a conocer una leyenda que se basa en hechos históricos y que tiene como escenario la alcazaba de Talavera, situada antiguamente en lo que hoy conocemos como Huerto de San Agustín. Se trata de la Leyenda de Nalvillos, el caballero cornudo.

Nos encontramos a comienzos del siglo XI. Ximén Blazquez es uno de los caballeros cristianos con mayor protagonismo en la reconquista y repoblación de las tierras de la ciudad de Ávila, cuyo territorio limitaba por su extremo sur con la entonces musulmana ciudad de Talavera con la que guerreaban continuamente.

De la estirpe de este noble saldría la familia de los Dávila, con viejas ramas nobiliarias como el marquesado de Velada y el condado de Navamorcuende, territorios cercanos a Talavera que les fueron concedidos a nobles abulenses precisamente por intervenir en la conquista de los mismos a los árabes. Un hijo de Ximén Blazquez se llamaba Nalvillos y su mujer fue raptada en las cercanías de la ciudad del Adaja cuando iba de romería el día de San Lorenzo, durante una algarada que los moros talaveranos.

El joven marido, considerado también un valiente caballero famoso por sus hechos de guerra, ante el agravio infligido por los moros solicitó del concejo abulense que fuesen con él en cabalgada contra Talavera. Así lo hicieron, dejando que cincuenta caballeros acompañaran a Nalvillos y, como dice la crónica, «Quando llegaron a las atalayas çerca de Talavera, metió los cavalleros todos en una çelada, e rogoles e mandóles que no saliesen de allí mientras que no le oyesen a él tañer su bocina».

Una vez dejó a sus compañeros de armas ocultos probablemete junto a la que hoy conocemos como atalaya de Segurilla, Nalvillos se cambió de ropa, cortó hierba, entró en la villa simulando querer venderla y llegó hasta la alcazaba donde su mujer permanecía después de haberla tomado el gobernador militar árabe como esposa. Estando asomada a una ventana, la mujer le reconoció e hizo que pasara al interior, donde le advirtió del peligro de muerte que corría si era descubierto. Pero el joven caballero le insistió en el gran amor que la profesaba y penetró en el interior del palacio.

Pero estando en éstas, «entrava el moro por el alcaçar e mandol ella a Nalvillos esconderse en cavo del palacio. E el moro echose en la cama con ella. E faziendo sus deportes olvidó el amor del Enalviello».

y Nalvillo fue apresado….

Curiosa manera ésta del deporte para llamar en la Edad Media a las actividades eróticas que tan bien debía ejercitar el jefe árabe, a quien ella, arrobada de placer, le preguntó después de yacer juntos sobre el premio que daría a la persona que le entregase a Nalvillos, su mayor enemigo cristiano en el campo de batalla. A lo que el gobernador contestó que le otorgaría la mitad de las tierras y riquezas de su señorío.

Atraída por la oferta y tal vez por los “deportes” que practicaba con el moro, la cristiana traicionó a su marido y lo entregó. Una vez apresado, el gobernador preguntó a Nalvillos qué tipo de muerte daría a su mayor enemigo si, como era el caso, le tuviese en su poder, y el caballero de Ávila respondió que lo quemaría en el lugar más elevado de la ciudad con la concurrencia de todo el mundo después de pregonarlo.

“…y llevaron preso a Nalvillos para ejecu-tarlo en el lugar más alto cercano a la villa…”

Esto mismo ordenó hacer el gobernador árabe. Llevaron leña a Las Atalayuelas, paraje que como ya hemos dicho pudiera tratarse de la atalaya de Segurilla, como lugar de mayor altitud, o bien del primitivo despoblado de Velada conocido como Las Atalayuelas en la finca El Barrero. Cuando le ofrecieron a Nalvillos pedir un último deseo antes de morir, El valiente caballero manifestó que quería tocar la bocina mientras era ejecutado. Pero al hacerlo aparecieron los cristianos abulenses que se encontraban emboscados y causaron gran mortandad entre los desprevenidos musulmanes, quemando vivo al gobernador en la misma pira que tenía preparada para Nalvillos. Entraron después los caballeros de Ávila en Talavera por sorpresa, matando y cautivando a cuantos encontraron y llevándose un gran botín. La mujer de Nalvillos no tuvo mejor suerte que su amante el gobernador, ya que fue también quemada por los cristianos en un paraje que en la crónica se denomina La Alvacoba, lugar que pudiera tratarse del antiguo asentamiento vettón, romano y luego granja de los jerónimos de La Alcoba, cerca de “Talaverilla”.

Antes de embarcarse en esta aventura Nalvillos consultó los augurios de las aves, pues al parecer era un gran escrutador del destino mediante la observación de las vísceras de los animales o el vuelo de los pájaros, por lo que una vez seguro de su éxito se decidió a emprender camino a Talavera con sus huestes para tomar v

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO A SU PASO POR TALAVERA

 

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO

En el siglo XVI hay un hecho que debemos reseñar en primer lugar en la historia de nuestro río,

Y es el primer plan de navegación del mismo. Se debe al ingeniero Juan Bautista Antonelli, italiano para unos y rumano para otros, la propuesta y elaboración del primer proyecto de navegación del Tajo. Había trabajado anteriormente para Felipe II en diversas obras de fortificación y pensando tanto en el provecho que podría suponer para la corona la comunicación fluvial entre Madrid y Lisboa -las dos principales capitales de su imperio por la unión de los dos reinos por herencia- como en el interés estratégico de la navegación para el transporte de tropas ante los previsibles levantamientos de los portugueses, el rey Prudente apoyó con entusiasmo este primer intento de hacer navegable el río con mayor longitud de la península ibérica.

La empresa se desarrolló durante los años 1581 a 1588 y no ha quedado documentación alguna de los planos y proyectos propiamente dichos, aunque sí sabemos que su financiación siempre se vio aquejada de cierta precariedad económica. En el repartimiento destinado a obtener fondos entre las ciudades ribereñas correspondió a Talavera la cantidad de 170.000 maravedíes mientras que Toledo debía pagar 1.300.000. Los gastos para hacer navegable el tramo comprendido entre Talavera la Vieja y Toledo supusieron un total de 433.000 reales y se llevaron a cabo entre los años 1586 y 1588.

Entre las obras acometidas se sabe que se pagaron por rotura y acondicionamiento de las presas de Cabañuelas y El Tejar, cerca de Talavera, 1.156 y 13.305 reales respectivamente. Conocemos también que en Talavera se realizaron embarques por lo que es posible deducir la existencia de algún muelle aunque fuera sencillo en su construcción. Una estructura de obra hoy cubierta por el terraplén de la orilla, aguas abajo del puente viejo, pudo haber correspondido a ese embarcadero pero también pudo haber sido parte de los edificios de los molinos que se situaban aprovechando el primer ojo del puente.

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi

En carta a Felipe II describía así Antonelli su paso por nuestra comarca:

            Seguí mi camino y, pasado dos leguas encima de la dicha Puente ( del Arzobispo), hallé mejor tabla de río, y mejores orillas y mejor navegación hasta Talavera y Toledo; tanto que si no fuera los sotos que embarazaban la girga con estas crecientes que cubrían las presas, era tan buena la navegación como la del Po; y por la benignidad del cielo y fertilidad de la tierra, paréceme que se puede hacer otra Lombardía, aderezándose la navegación para de invierno y verano, como se puede con cuya comodidad y despacho, convidará a plantar viñas, olivares y frutales, y se llevarán aquí, a Madrid, y a una parte y a otra, harto barato, y será de mucho provecho y comodidad, Talavera y todos los pueblos comarcanos a Tajo…

           

Azután con su desparecida torre musulmana y los molinos

Condiciones y Obstáculos para la navegabilidad

Para que una corriente sea navegable en primer lugar es preciso que tenga una anchura suficiente de cauce, cuestión que en el Tajo no suele ser problemática.

La segunda condición es que la dirección de la corriente no sufra cambios bruscos de velocidad como los producidos por los remolinos que aparecen en los planes de navegación como “regolfos” y  “ollas”, aunque esta última palabra tiene más bien un sentido de poza o zona de aguas profundas. Estos obstáculos podían salvarse mediante canales realizados de piedra o de empalizadas y señalados en algunos mapas como “carreras” Uno de ellos es señalado en las inmediaciones de los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya como “Carrera del Rey” en un proyecto posterior.

Los islotes deben también tenerse en cuenta por las maniobras bruscas que pueden obligar a realizar a las embarcaciones. Además deben reflejarse los afluentes que en sus desembocaduras llegan causar dificultades para los navíos debido a los remolinos, los cambios repentinos de dirección de la corriente y los bancos de arena que suelen originar.

En los planes de navegación se señalan los obstáculos como las chorreras de éste

En tercer lugar debía haber una profundidad o calado suficiente que variaba con el plan de navegación por el tipo de embarcación a utilizar en su época pero, en general, se consideraba necesario que no fuera menor de medio metro. Los obstáculos aparecen en los planos como bajos de arena, cascajares o riberas bajas e islas de cantos rodados o grava. También se detallan los fondos rocosos y los peñascos que emerjan de las aguas o se encuentren a baja profundidad.

Las presas son obstáculos que deben salvarse mediante la rotura de las mismas o con la construcción de esclusas y compuertas. Este segundo sistema mantendría el nivel de las aguas para así reducir los perjuicios de molineros y otros usuarios ribereños mientras que, al mismo tiempo, elevaría los niveles de la corriente aguas arriba facilitando la navegación.

Otra condición necesaria para la navegación es que la velocidad no exceda de determinados límites. Es lo que se señala en los planos como “rápidos”, que si se acompañan de fondos pedregosos y superficiales aparecen como “chorreras” o cuando la velocidad es muy elevada como “chorreras furiosas”. Entre la desembocadura del Jébalo y el Puente del Conde, bajo el embalse de Valdecañas, aparecen numerosas zonas de rápidos y chorreras furiosas que se intentaron eludir por Carducci como luego veremos con la excavación de un canal.

Puerta del Río y Molinos del primer ojo del puente

Para el estudio de todas estas condiciones de navegabilidad era necesario que en los planos se vieran reflejados las distancias, la anchura del cauce, los fondos verificados mediante sondeos, los márgenes, las chorreras, las pendientes y los afluentes.

La navegación contra corriente plantea el problema de la tracción necesaria, sobre todo en tramos de corriente rápida y en el paso de presas y esclusas. Los primeros caminos de sirga se abrieron en época de Antonelli y en las obras realizadas con motivo de los planes de navegación del siglo XIX para que por ellos, mediante tracción humana o animal, se “halara” a los barcos río arriba. Estos caminos eran muy costosos debido a lo escarpado de las orillas de nuestro río y a causa de esto se añadían a veces a su pavimento pequeñas lanchas de piedra o pizarra clavadas transversalmente para que sirvieran de punto de apoyo a los hombre o animales que tiraban de la embarcación. En otras ocasiones se colocaban anillas que facilitaran el efecto de polea del sistema de tracción  utilizado.

El Tajo está en todo su segundo tramo muy despoblado en sus orillas. No tiene pueblos ribereños, ni posadas ni refugios que sirvan para realizar paradas de reparación o avituallamiento y por ello en algunos proyectos se contemplaba la edificación de ventas y mesones. También debían construirse embarcaderos que dieran servicio a las comarcas ribereñas además de acondicionarse los caminos de acceso a las orillas que casi siempre se encontraban en mal estado para la circulación de carretas debido, sobre todo, a las grandes pendientes de las riberas del Tajo.

Los molinosde Abajo en Talavera y otros muchos con sus presas fueron obstáculo para la navegación

A todos estos obstáculos se unía la resistencia de los dueños de presas y artificios a las expropiaciones y roturas,  más teniendo en cuenta que en muchas ocasiones la propiedad de molinos o batanes estaba en mano de poderosas e influyentes instituciones religiosas o de señoríos laicos.

En la época de Felipe II descendieron desde Toledo y sobre todo desde Alcántara algunas barcazas con tropas, pertrechos de guerra y productos necesarios para el mantenimiento de esas fuerzas como eran principalmente las cargas de trigo. También bajaron algunas embarcaciones con hasta ciento diez forzados a galeras.

Múltiples fueron los problemas y deficiencias estructurales y presupuestarias que impidieron el que, al menos en el tramo bajo de su recorrido, se mantuviera como una realidad rentable la navegación del Tajo. Entre otros habría que citar la falta de marineros con experiencia en una navegación fluvial, no exenta por otra parte de obstáculos. Sabemos que cuatro de los marineros de una de las expediciones eran originarios del ribereño pueblo de Serradilla y conocemos un naufragio en Garrovillas, un choque contra el puente de Talavera y algunos embarrancamientos como ejemplos de los frecuentes accidentes acaecidos. A esto se añadía la ausencia de pueblos y caseríos en las escarpadas y muchas veces mal comunicadas orillas del río, dificultándose así la reparación y el servicio de las embarcaciones y de sus viajeros y tripulantes. Otras vías alternativas de comunicación ofrecían más rapidez y seguridad, sobre todo durante el pasado siglo. El contrabando era un fenómeno crónico en la zona que competía en desigual superioridad con tan dificultosa navegación. Los intereses de propietarios y molineros que restauraban las presas en cuanto disminuía el tráfico se unía a la precariedad financiera crónica de todos los proyectos y a hechos bélicos contemporáneos con las iniciativas de navegación fluvial como fue, por ejemplo, la financiación de la Armada Invencible en tiempos del proyecto de Antonelli.

En otros capítulos me referiré a otros planes de navegación posteriores.

Año 1090, EL GOBERNADOR CRISTIANO DE TALAVERA ES EJECUTADO POR TRAICIÓN

 

Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera
Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera

Esta historia comienza de Ávila, en plena canícula del año 1090. Un pastor llega agotado a la ciudad del Adaja y pide ver al conde don Raimundo de Borgoña, gobernador de ella y casado con doña Urraca, la hermana del rey Alfonso VI. El asustado serrano cuenta cómo una partida de moros al mando de un tal Galafrón han cruzado el Tajo y se hallan en “los pinares”, con trescientos de a caballo y cien de a pie corriendo toda la tierra, robándoles sus ganados y aprisionando a sus pobladores y “faciendo grandes desaguisados e que si no les valían fincarían todos muertos e captivos”. Por “los pinares” se conocía a la ladera sur de Gredos, donde al igual que hoy día eran extensos los bosques de pinos

Alfonso VI rinde la ciudad musulmana de Toledo en azulejería de Ruiz de Luna

El conde montó en cólera y pidió su caballo para acudir “a la brega”, pero su mujer “fincó de hinojos” rogándole que no fuera, por lo que el conde hizo sonar las trompas y llamar a sus soldados. Ordenó tomar doscientos caballeros franceses de los suyos y doscientos castellanos de la compañía de Sancho de Estrada y Juan Martínez del Abrojo. También el obispo de Ávila quiso ir a pelear con sus tropas pero no se lo consintieron.

Otros nobles se ofrecieron pero el conde sólo aceptó la participación en la expedición a Fernán López y a Fortún Blázquez. Cargaron además a sesenta rocines y mulas con las viandas y partieron con el pastor como guía. En la “primera nava”, que es como llaman en el relato a la parte de la sierra que se encuentra pasado el puerto de Menga, llegaron más pastores con alimentos y les informaron de que los moros habían pasado ya “el Puerto”, nombre que daban al puerto de El Pico, y que iban ya en dirección a Talavera para cruzar el Tajo con sus muchos cautivos y los ganados mayores y menores robados.

El alcázar de Talavera, residencia de los gobernadores cristianos y musulmanes en la Edad Media

Hay que señalar que ocasionalmente los pastores hacían entonces de soldados serranos para defenderse de las razzias de los musulmanes.

Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico
Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico

Como ya era tarde y estaba oscuro, “lobreguido” como dicen en la crónica, se entabló entre los nobles una discusión sobre si avanzar o descansar, pues las bestias se encontraban cansadas después de subir la sierra. Al final decidieron seguir cuatro horas más hasta trasponer el puerto y se emboscaron antes del “albor”en un castañar, probablemente el de Cuevas del Valle. Dieron de comer heno y avena a los caballos y descansaron hasta que les llegaran nuevas noticias sobre el lugar en que se encontraban los moros.

Llegó otro pastor que les informó de que los árabes habían avanzado hacia Talavera y se encontraban a nueve millas y media, y de que ese día no seguirían la marcha, por lo que les recomendaba que al llegar la noche avanzaran en la oscuridad guiados por él mismo hasta alcanzarlos. Llegaron otros pastores desde las “navas fondas” de la sierra, los más perjudicados por la acometida de los árabes, y se ofrecieron a unirse a las tropas si les esperaban, pero los caballeros no quisieron hacerlo por encontrarse ya los cristianos muy cerca del campamento de Galafrón.

Sancho de Estrada hizo montar al pastor en un caballo y se dirigieron hacia el soto donde estaba el campamento enemigo. En el camino toparon con un vaquero que les informó de que los musulmanes se encontraban descuidados descansando y con los caballos recogidos en un prado a cierta distancia de las tiendas. Ordenó Sancho de Estrada que Fernán López fuera por sorpresa con cien hombres y les quitaran las monturas.

Los moros que cuidaban a los caballos fueron sorprendidos de madrugada y corrieron hacia el campamento, situado en un soto donde Galafrón reposaba junto a una fuente. Atacaron entonces los cristianos haciendo gran cantidad de cautivos y muertos entre los moros, uno de los cuales fue el propio Galafrón que fue hallado con una lanzada. Las bajas musulmanas fueron trescientas veinte, y once las de las tropas abulenses. Entre el botín que llevaban se encontraron muchas cabezas de ganado

Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera
Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera

También fueron aprisionados tres “malos cristianos” que guiaban a las tropas de Galafrón. Los victoriosos caballeros rezaron en acción de gracias y vieron como llegaban los habitantes de las “navas fondas” con becerros y viandas para agradecerles la lucha mantenida en su defensa.

Fernán López fue nombrado juez para devolver los bienes a sus legítimos dueños y los caballos que traían los moros fueron repartidos entre los señores y escuderos españoles y entre los franceses de las compañías de Raimundo de Borgoña. Al otro día “se dio pregón para volver a Ávila” y tocando las trompas comenzaron el viaje de vuelta y se mandaron cartas al obispo y al conde sobre la buena nueva.

La comitiva estaba formada por las diferentes compañías precedidas del pendón del noble al que pertenecían. Unos custodiaban a los cuatrocientos prisioneros, otros a los caballos o al botín. Pararon una noche en la sierra e hicieron allí grandes hogueras y lo celebraron. A siete millas de Ávila les recibió la compañía de Gimén Blázquez y un poco después el obispo“con asaz de prestes y arciprestes”.

En Ávila la población acudió a dar gracias a la iglesia de El Salvador. El señor conde de Borgoña hizo gracia a los caballeros y al obispo de los moros cautivos y de los caballos que fueron repartidos entre todos.

Pero pasados los momentos de alegría, el conde envió a Talavera a Fernando de Llanes y a Martín Roanes para que prendieran a su gobernador Sancho del Carpio y lo llevaran a Ávila, quedando el primero de ellos como sustituto del gobernador. Se le acusaba de no haber sido cuidadoso en la vigilancia de la frontera impidiendo que Galafrón y los suyos pasaran el Tajo. Solamente Álvaro Álvarez se levantó ante el conde para defender a Sancho del Carpio, por considerar que había prestado al rey don Alfonso valerosos servicios de armas y que por ello le había dado en premio el gobierno de Talavera, cuando hacía ya siete años se la había conquistado a los moros. Dijo además que Talavera era de jurisdicción real y que por tanto el conde no podía juzgar lo que allí sucediera. Raimundo de Borgoña se irritó tanto ante la defensa que hacía del gobernador que echó de la reunión a don Álvaro, aunque después el obispo intercedió y fue perdonado. Tanto a él como a los otros cinco nobles que habían intervenido en la batalla el conde les dio como premio el privilegio de armar un molino en el río Adaja.

Llegó al poco la comitiva desde Talavera con el gobernador cargado de cadenas sobre “un magro rocino e con gran tristura”.

Detrás iba su mujer Roma Vélez con gran amargura sobre un palafrén con paños negros rodeada de algunos sirvientes. Álvaro Álvarez la llevó a casa de sus padres y allí acudieron a consolar su llanto las mujeres de los nobles.

Mientras, el nuevo gobernador de Talavera recogía los testimonios de varios testigos que aseguraban que Sancho del Carpio había sabido del paso de los moros y lo había consentido. Otros talaveranos se quejaban también de su mal gobierno. Fueron nombrados además dos nobles llamados Lope Moreno y Gómez Sánchez como sus defensores, pero no consiguieron encontrar en la villa ni un solo testimonio en su defensa. El conde mandó también al Notario Mayor de Ávila para que embargara los bienes de Sancho del Carpio en Palencia y a Fernando Llanes para que hiciera otro tanto en Talavera.

El gobernador fue juzgado y condenado a cortarle la cabeza. En el coso mayor, probablemente la plaza del Pan, se armó un tablado. Veinte escuderos y veinte ballesteros fueron a por el traidor a la cárcel y envuelto en una larga cadena fue subido a un caballo después de confesarle el obispo.

Le fue cortada la cabeza delante de los judíos, moros y cristianos de la ciudad y después fue su cuerpo despedazado en cuatro y puestos los cuartos en los caminos de

EL MORO MUZA EN TALAVERA

EL MORO MUZA EN TALAVERA

Recreación del encuentro entre Tarik y Muza
Recreación del encuentro entre Tarik y Muza

Durante los atentados del 11-M pudimos ver en los medios de comunicación cómo los terroristas islamistas encapuchados que reivindicaban la masacre en un vídeo, hacían una alusión a España como “la tierra de Tariq ibn Ziyad”. Este personaje era de etnia bereber, como la mayoría de los terroristas implicados procedentes del Magreb, y de ahí su identificación con Tariq como héroe legendario del Islam.

Puede que el personaje sea únicamente una personificación literaria y que jamás llegara a existir, pero en las crónicas árabes aparece como protagonista de la conquista musulmana de la península. Tariq era, según esos escritos, el gobernador de Tánger, un mawla o esclavo liberado por su amo Musa ben Nusayr, el conquistador del norte de África para las huestes de Mahoma que ha quedado en la memoria popular como “el moro Muza”, que sí era de etnia árabe, la raza de los dominadores del mundo musulmán.

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Tariq no era sólo el esclavo de Muza, sino que también hacía las veces de su lugarteniente militar que, en la famosa expedición ocasionada por la traición del conde don Julián, cruzó el estrecho de Gibraltar (Monte de Tariq) y derrotó al ejército visigodo de Don Rodrigo en Guadalete, comenzando así la conquista de España en el año 711. A continuación siguió con su expedición militar hasta la capital de los godos, Toledo, conquistándola con todas las riquezas y tesoros que allí acumulaba su monarquía. Mientras tanto, el “moro Muza” cruzó también el estrecho y se dirigió hacia el norte, un tanto celoso de las victorias de su liberto, al mismo tiempo que iba conquistando otras importantes ciudades como Mérida, acompañado por un ejército compuesto sobre todo por tropas de raza árabe y no bereberes como las de Tariq. Parece además que Tariq no obedeció correctamente las órdenes de Muza quien, un tanto irritado también por las meteóricas conquistas de su subordinado, se dirigió hacia Toledo desde Mérida como cuenta la crónica del moro Rasis:

“Musa ibn Nusayr se trasladó de Mérida a Toledo, donde estaba Tariq ibn Ziyad. Este salió a recibirle, para saludarle y tributarle honores. Se reunió con él en Talavera y regresó en su compañía a Toledo”

Otras crónicas aseguran que Muza al encontrarse con su lugarteniente y antiguo esclavo no pudo reprimirse y le dio un latigazo por su indisciplina, y que incluso hubiera tomado otras medidas de no ser porque Tariq le llevó a Talavera los tesoros arrebatados a los visigodos para así aplacar su ira. Entre esos tesoros habría estado la Mesa de Salomón, traída a Europa por los cruzados y que el rey Alarico había tomado como botín en Roma al conquistarla, pasando luego a España con el tesoro de los godos.

Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón
Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón

Tariq y Muza siguieron peleándose y el califa de Damasco les hizo regresar con las riquezas obtenidas en su conquista. Les reprendió por sus disputas, quedándose él con la mesa encantada de Salomón, que para unos era de oro y piedras preciosas y para otros estaba tallada en una sola esmeralda de tamaño gigantesco.

El escritor americano Washington Irving escribe una versión de esta leyenda en sus “Crónicas Moriscas”:

“Tan pronto como Tarik supo que Muza se aproximaba a la ciudad, salió para encontrarlo en Talavera, acompañado de muchos de sus más distinguidos compañeros de armas, llevando consigo una recua de caballos y mulas cargados con un gran botín, mediante el cual pensaba conciliar el favor de su jefe…Así, pues, cuando Tarik estuvo frente a él, Muza lo observó durante unos instantes con severo e indignado semblante. “¿Por qué has desobedecido mis órdenes? … He procedido en esa forma –le replicó Tarik- porque pensé que así serviría mejor la causa del Islam y colmaría tus deseos. Cuanto he realizado ha sido en calidad de servidor tuyo. Contempla tu parte como comandante en jefe que eres, en el botín que he reunido.”Así diciendo, descubrió el inmenso tesoro en oro y plata y costosas blancas y piedras preciosas que traía, el cual esparció en el suelo delante de Muza. La ira del jefe árabe se encendió más aún a la vista de este botín porque ello le probaba cuán espléndidas habían sido las victorias de Tarik” En esta versión de la leyenda, Muza destituye a Tarik ante el descontento de sus generales pero tiene que restituirle en su puesto por orden del califa de Damasco.