La Fundación Mítica de Talavera

Fundación Mítica de Talavera

Las viejas historias manuscritas de Talavera que se pueden consultar en el Archivo Municipal nos ofrecen pintorescas versiones sobre la fundación de nuestra ciudad.

Estela romana descrita por el padre Fita en la que aparece el nombre de Caesaróbriga por primera vez

La mayor parte de ellas se basan en los viejos cronicones o en autores religiosos que, con un gran esfuerzo de imaginación pero sin ninguna base científica, aseguran conocer hasta el año exacto en el que los primeros pobladores llegaron a estas riberas del Tajo.

Según la mayoría de esos historiadores fantásticos, después del diluvio universal, los hombres decidieron en su soberbia hacer una altísima torre, de la que dicen conocer con precisión hasta su altura de 5131 pasos. Se trata de la Torre de Babel, donde Dios, castigando su osadía, hizo que se confundieran las lenguas. Concretamente, aseguran que aparecieron setenta y dos nuevos idiomas hablados cada uno por un grupo de hombres

Escultura de Hércules hallada en Talavera

Desde Babel y al mando de un capitán, marcharon los hombres por el mundo a poblarlo. Uno de los hijos de Noé fue Jafet, que a su vez tuvo también un hijo llamado Túbal, el cual decidió ir a poblar la costa fenicia, para desde allí venir después a España. Era hombre de gran afición a fundar pueblos y comenzó a repartirlos por toda la península. Después, de Túbal nació Íbero, que dio nombre a la península, así como a su hijo Brigo le dio por fortificar ciudades junto a los ríos. Una de ellas fue la que luego los romanos llamarían Caesarobriga en honor a César, aunque todavía conservaría en el nombre la huella céltica del nombre de su fundador Brigo. Esta ciudad no es otra que nuestra Talavera. Según estos iluminados escritores Túbal fundó también otras ciudades como Segorbe, Logroño, Montemayor y Oviedo, que por tanto serían nuestras hermanas de padre.

El talaverano Juan de Mariana, aunque lleva la fama de ser el primer historiador científico español, también se dejaba llevar de estas elucubraciones fantásticas, como era habitual en la época, y así, deja caer que en realidad quienes fundaron Talavera fueron los griegos de Cádiz, que aunque como grupo humano tienen nombre de chirigota, vinieron según él desde la Tacita de Plata hasta las orillas de la Portiña para dar nacimiento a nuestro pueblo.

El párroco de la iglesia de Santa Justa de Toledo, que escribe en la Edad Media una también poco científica  historia de las ermitas de España entre las que se cuenta la nuestra de la Virgen del Prado, asegura en latín que “fuit gaetanorum”, es decir que fueron los gaditanos, nuestros auténtico abuelos, y tal vez nos venga de allí nuestra socarronería y carácter un tanto sureño.

Vasija de formas orientalizantes hallada en la tumba principesca de finales de la Edad del Bronce de El Carpio en Belvís de la Jara
Vasija de formas orientalizantes hallada en la tumba principesca de finales de la Edad del Bronce de El Carpio en Belvís de la Jara

En esos latines se basaron luego aquellos viejos historiadores para decir que el apellido de la noble familia talaverana de los “gaytanes” procedía de aquellos primigenios gaditanos que vinieron a sentar sus reales por aquí. Incluso, algunos son tan temerarios que se atreven a asegurar que Jasón, Hércules y otros griegos mitológicos, antes de ir a la batalla de Troya se pasearon por España, y, al llegar desde Cádiz a nuestro solar, decidieron que era buen sitio para hacer una ciudad, siguiendo después con sus aventuras épicas por esos mundos de Zeus. Instalados ya en su delirio, llegan estos alucinados historiadores a decir que Talavera se fundó exactamente en el año 1918 antes de Cristo, y no dan la hora y el minuto por no pecar de vanidosos.

Pero como en toda fantasía hay algo de verdad, les diré que los pueblos llamados orientalizantes, que fundan las primeras ciudades fortificadas, allá por la Edad del Bronce, subieron hasta aquí desde lo que luego sería el mítico reino de Tartessos, situado entre Cádiz y Huelva, dejando varias muestras de su estancia entre nosotros, como la estela de un guerrero hallada en Las Herencias y que aparece en la imagen, además de otras tres encontradas hasta la fecha.  También se ha documentado el hallazgo de algunos objetos de bronce encontrados en el arroyo Manzanas y que hoy se guardan en el Museo Metropolitano de Nueva York, o algunos objetos y vasijas depositados en una tumba principesca en las riberas del Jébalo. O sea, que en definitiva algo de fenicios y gaditanos sí que tenemos y no iban tan descaminados los viejos e imaginativos historiadores.

Estela de guerrero de las culturas orientalizantes de la Edad del Bronce hallada en Las Heencias

A esto debemos añadir las leyendas que sobre el rey mitológico Gerión, que apacentaba sus rebaños de bueyes en las marismas de Tartessos, ha persistido en las leyendas populares de nuestra comarca como el que orinando originó  el Alberche. O secó el Tajo bebiéndose todo su agua, aunque la vomitó después.

Por otra parte, algunos de esos cronicones han especulado con que el escudo de Talavera con sus dos  toros simboliza la fundación de la ciudad al igual que en Roma, donde sus fundadores Rómulo y Remo marcaron con un arado tirado por dos bueyes los límites de la Ciudad Eterna.

LA PUEBLANUEVA

Detalle de arquitectura popular de Pueblanueva

La Pueblanueva es como su nombre indica una de las útimas poblaciones de La Jara, a pesar de ser una de las más cercanas a la cabecera de la comarca, Talavera.

En las relaciones de Felipe II se cuenta que se había fundado el pueblo a finales del siglo XV y que fue un comendador de Santiago y regidor de Talavera, don Pedro Cervantes, quien cedió una tierra destinada a posada de colmenas llamada Esperabarbas  y allí se fundo este «pueblo nuevo».

Es curioso como describe la vegetación del lugar como «de monte baxo de jara, ladierno, y cosca, que se dice Raña el Monte».En el entorno de Pueblanueva se han hallado restos arqueológicos especialmente importantes en el entorno del río Tajo a su paso por su término. Es el caso del mausoleo y sarcófago, de los que hablaremos otro día, hallados en de Santa María de las Albueras, en Las Vegas de Pueblanueva, o los hallados en la zona de La Órbiga.

Puerta Mudéjar tapiada en el lado norte de la iglesia de La Pueblanueva

Hubo otros núcleos de población anteriores a la Puebla como Santa Cruz que llegó a tener ciento sesenta vecinos, unos quinientos habitantes pero no queda prácticamente nada en el valle del Palancar que lo alojaba, o Santa María de las Albueras. Parece que la iglesia y tal vez la población más antigua, de la que dependieron los pueblos de Las Abiertas, San Bartolomé, Santa Cruz y Pueblanueva, se llamó San Pedro de Almofrague y nuestra señora de Sangrera, que en aquellos tiempos eran ya simplemente dos ermitas.

Varios miembros de la nobleza eran dueños de grandes dehesas circundantes.

Detalle de un escudo heráldico en una portada de La Pueblanueva

Podemos acercarnos hasta La Pueblanueva. y dar una vuelta por el pueblo y observar la arquitectura popular de aparejo mudejarista,  en ladrillo y adobe, más similar en su estilo a las de las cercanas poblaciones de la comarca de Valdepusa que a las de La Jara, comarca en la que se sitúa el pueblo.

Vivienda humilde en arquitectura popular de Pueblanueva con muros de adobe sobre zócalo de lentejones calizos.

El aparejo es de ladrillo en verdugadas y machones que enmarcan lienzos de tapial que a veces se completa con hileras de canto rodado que hacen característica la arquitectura de Pueblanueva. Otras viviendas tienen muros lisos enjalbegados o revocados más parecidos a los jareños. En algunos muros se ha empleado la mampostería de lentejones de piedra caliza habitual en el subsuelo de la zona.

cúpula de la iglesia de La Pueblanueva

Podemos también visitar la iglesia mayoritariamente construida en ladrillo y mampostería de cantos de cuarcita, y en la que destaca su torre y una portada gótico mudéjar en el muro norte.

La coqueta ermita aloja la imagen de la Virgen de la Paz, la patrona de la localidad, y algunas casonas presentan escudos señoriales.

Panel de azulejos talaveranos a la entrada de la ermita de la patrona de La Pueblanueva

Hay otro paraje de interés, además de las barrancas que visitaremos en la entrada de mañana al que podemos llegar tomando  la carretera que en dirección a levante se dirige hacia Bernuy para llegar hasta donde cruza sobre el arroyo de Valdevendenga, cuyo cauce recorreremos por un camino que discurre paralelo a él y a las muchas huertecillas de aspecto ameno que se salpican en sus orillas, con sus norias, sus emparrados, sus alberquillas

Arquitectura popular de lentejones calizos en el valle de Valdevendenga

y una arquitectura popular muy característica por el aparejo de tapial y núcleos de piedra caliza muy blanda, los llamados  “lentejones» que se cocían antiguamente para obtener la cal, y que se ponen en diversas formas de las que la más peculiar es la disposición en espiga.

Iglesia parroquial de Pueblanueva

Salvo el curso más bajo del arroyo que lo ha ocupado una urbanización, el resto guarda todavía el ambiente de las huertas tradicionales con las barreras cercanas cubiertas de olivos y el arroyo flanqueado por chopos, álamos, fresnos y sauces.

LAS MOLINERAS, SUS TÓPICOS, Y OTRAS COSILLAS DEL AMBIENTE DE LOS MOLINOS

 

Escenario para la representación de El Sombrero de tres Picos diseñado por Picasso

Otro de los más antiguos tópicos que se refieren al mundo del molino, es el de la ligereza del comportamiento sexual de la molinera. Ya en La Celestina, las mujeres acuden a moler al río junto a las tenerías, zona envuelta en un halo de sospecha. Fernando de Rojas conoció los molinos de La Puebla de Montalbán y cerca de ellos jugaría en su infancia, más tarde en Talavera, siendo su alcalde, conoció los problemas y discusiones que generó en el consistorio el aprovechamiento por uno de los regidores del primer ojo del puente para instalar un molino.

Un interesante trabajo sobre la cultura molinera en el siglo XVI publicado por Agustín Redondo en la revista Folklore nos da algunas notas sobre las referencias literarias a molineras casquivanas[1]. El mismo Don Quijote, personaje también muy vinculado a estas tierras, ruega a una prostituta que se haga llamar doña Molinera.

Interor del molino Nuevo en Valdeverdeja

Molino es un término marcado eróticamente y así, el molinillo (cunnus) puede que con su vaivén recuerde el movimiento del coito. Algunos dichos del refranero de Correas nos introducen también en la erótica molinera: “Las dos hermanas que al molino van como son bonitas luego las molerán”, “El abad y su vecino, el cura y el sacristán todos muelen en un molino”.

Abundando en el mismo tema “Mujer, noria y molino requieren uso contino”, “Fue la vieja al molino, tal vengáis cual ella vino” y “A la ahijada molérselo y maquilalla y a la madrina sin maquila” que es como decir “a la joven pagando y a la madura sin pagar”. Un dicho talaverano empleado para “despertar una pierna que se ha dormido” dice así “ Puta vieja al molino que este pie tengo dormido, puta vieja al mercado que este pie se ha despertado”.

En muchas obras literarias  se ve reflejado ese mundo erótico del molino pero entre ellas hay que destacar “El Sombrero de Tres Picos” de Pedro Antonio de Alarcón y  “La Comedia del Molino” de Lope de Vega.

Molino en el Pedroso, en término de Mohedas de la Jara

Puede que el origen de la cuestión sea sencillo, ya que una mujer que permanece en soledad dentro de su molino, en lugares amenos y generalmente apartados, tratando y bromeando con arrieros y moledores siempre sugiere a la mentalidad masculina fantasías de posibles contactos eróticos que luego se plasman en los dichos y refranes de la cultura popular. Generalmente será más real el deseo de esa aventura que el verdadero comportamiento sexual de la molinera que , por otra parte, despierta la desconfianza y las habladurías de las mujeres de los pueblos del entorno.

El molino es también lugar de auxilio, de refugio y de encuentro en mitad de la naturaleza, lugar donde desde varios pueblos comarcanos van a moler las gentes intercambiando noticias de sus lugares respectivos. Por allí pasan también pastores, guardas, viajeros, y trajinantes que , junto a otras personas que frecuentan las orillas como pescadores, hortelanos, barqueros, lavanderas, cazadores y todos los que trabajan y muelen en el molino formaban una circunstancial comunidad humana que debe hacernos perder la imagen del molino como lugar solitario y exclusivamente de trabajo, para cambiarla por la de un rústico centro de encuentro y comunicación, de ahí su presencia en muchas manifestaciones de la cultura.

Molino de agua en el arroyo Cubilar

Las cocinas de los molinos, en los que se pernoctaba o se daba una cabezada en muchas ocasiones, eran lugares llenos de vida donde se compartía la comida y el vino contando noticias, relatos e historias de los pueblos vecinos. A veces también se reía se cantaba y hasta se jugaba a las cartas, como un párroco de Valdelacasa que en 1547, atraído por el ambiente que reinaba en los molinos de Espejel, descuidó sus obligaciones para con un moribundo por irse a jugar a la bola y los naipes, siendo procesado por la Inquisición.[2]

A veces la espera era tan larga que, como sucede en una lancha de pizarra cercana a los molinos de Riofrío o en el molino de los Rebollos en Valdeverdeja, los moledores que aguardaban su turno se entretenían realizando grabados sobre el granito del banco de la entrada en el que todavía podemos observar iniciales, herraduras, animales y otros motivos. Y no digamos de la espera en los pequeños molinos de arroyo donde a veces, debido a la sequía, tenían que esperar los clientes a que se llenara el cubo para poder moler siquiera durante unos minutos. Esta misma circunstancia hace decir al párroco de Pelahustán en sus respuestas al Cardenal Lorenzana que en su arroyo “se hallan tres molinos de poco aguante que en los meses de invierno lluvioso hacen muy buena harina, moliendo en lo demás del tiempo sólo la paciencia de sus dueños”.

Edición de El Sombrero de tres Picos

No es ajena a todas estas circunstancias el atractivo que para los artistas de diferentes han tenido los molinos. Casi siempre se sitúan además en lugares de gran belleza rodeados de la vegetación de las riberas y del arbolado que sigue a los bordes del canal, el huerto y el agua corriendo, con el encanto un tanto mágico del movimiento de la rueda, son circunstancias estéticas que dieron motivo con frecuencia a escuelas de paisajistas como la inglesa o la holandesa.

[1] REDONDO, A. : De molinos, molineros y molineras: Tradiciones folklóricas y Literatura en la España del siglo de Oro.Revista de Folklore Nº 102, 1989.

[2] BLAZQUEZ MIGUEL J. Herejía y heterodoxia en Talavera y su Antigua Tierra. Ed. Hierba, Talavera 1989, p. 155.

EXCURSIÓN A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

Barrancas de Castrejón sobre el Tajo

Desde Talavera pasamos La Puebla camino de Toledo y llegamos, pasado el cruce de Burujón, al arroyo del Valle donde  una vez crucemos el puente, en el kilómetro 26, sale a la derecha la senda ecológica de las barrancas o de Castrejón. La pista es transitable en vehículo y aunque es mejor darse el corto paseíto, podemos llegar en coche hasta el merendero de Los Enebros. Seguir leyendo EXCURSIÓN A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

LA PUEBLA DE MONTALBÁN

Verraco de La Puebla de Montalbán hallado en la Vega de los Caballeros

Vamos a visitar hoy La Puebla de Montalbán, pueblo que aunque forma parte de la comarca de los montes de Toledo siempre ha tenido muchos vínculos con Talavera y es cuna del autor de la Celestina, el bachiller Fernando de Rojas, que murió en nuestra ciudad habiendo sido uno de sus  alcaldes. En este pueblo, también famoso por sus frutales, especialmente sus melocotones, podremos visitar el Museo de La Celestina así como su patrimonio, entre cuyos elementos podemos destacar en primer lugar  la iglesia parroquial.

Ricón pintoresco en la plaza de La Puebla de Montalbán

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¿QUIÉN TIENE LA PINTURA DE ÁNIMAS DE EL SALVADOR ?

¿QUIÉN TIENE LA PINTURA DE ÁNIMAS DE EL SALVADOR ?

Pintura de la capillita de ánimas de El Salvador

En la esquina noroeste de la iglesia de El Salvador había una hornacina que tradicionalmente estaba siempre iluminada.

Justo en las excavaciones de esa zona se hallaron restos de enterramientos humanos, lo que induce a pensar en que allí se encontraba el primitivo cementerio de la parroquia.

Según el culto católico, las ánimas del purgatorio son todas las almas que mantienen algún pecado cuya penitencia no se ha saldado de forma suficiente en vida para poder entrar directamente al cielo. Por ello, se entiende que las ánimas benditas, o sea las que ya están en gracia de Dios, son las que pueden interceder en favor de estos pecadores mediante el sacrificio y la oración de los vivos.

Fue un culto especialmente extendido en los siglos XV y XVI y la Virgen del Carmen o la Asunción eran advocaciones consideradas buenas intercesoras en estos menesteres de sacar almas del sufrimiento del purgatorio.

En el año 1500 se instituyó en la iglesia de San Andrés la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio bajo el título de Nuestra Señora de la Piedad que, según nos cuenta Francisco de Soto, comenzó su andadura solamente con limosnas, se fue enriqueciendo con muchos censos y heredades que le fueron donados. En 1842 se  anexiona la parroquia de San Andrés a la de El Salvador  localizándose aquí la cofradía desde entonces.

Los varones cofrades no podían sobrepasar el número de cien, mientras estaba permitido a las mujeres ser un número ilimitado. Tenía una curiosa normativa para mantener las buenas relaciones entre sus miembros y así, las reyertas entre ellos estaban penalizadas con doscientos maravedíes y el hermano que no denunciara estas riñas  sería multado con una libra de cera. Los motes estaban castigados con media libra. Se decían misas por los hermanos difuntos y todos iban a los entierros.

El primer domingo de mes acudían los miembros de la cofradía a la iglesia de San Andrés con candelas encendidas y el tercer domingo de septiembre se instalaba en la iglesia una tumba cubierta con el paño de la cofradía y delante la cruz con dos hachas.

Esta cofradía pedía limosna los domingos en la plaza con una comitiva de tambores y cofrades con cetros o varas.

Dicha celebración, no deja de ser parte de nuestras tradiciones e identidad como cultura, guardando siempre un respeto a aquellas personas que nos antecedieron. Este hecho en particular se puede relacionar en paralelo con aquella festividad que realizaban los habitantes del Imperio Romano como lo era la adoración de los dioses Manes, que el caso de España pasará a la
creencia y culto a los difuntos.

El fondo de la hornacina de El Salvador  era una pintura de buena factura que representa a dos ánimas entre las llamas del purgatorio. Iconográficamente, es típica esta representación de las ánimas solas, entre las llamas, desnudas, mirando al cielo, con las manos juntas en actitud de suplicante

Cupón conmemorativo de la coronación de la Virgen del Prado en el que se señala con una flecha el lugar donde se encontraba la capillita de ánimas de El Salvador.

Se conocen desde antiguo las cofradías de ánimas que realizaban numerosos rituales vinculados especialmente a las fiestas de Todos los Santos o de Fieles Difuntos en otoño, pero también a fiestas de invierno y soldadescas, y un ejemplo cercano es el carnaval de animeros y animeras de Valdeverdeja que mostrábamos en una entrada anterior.

Cuando se realizaban las obras de reforma de El Salvador, que luego se quedó el ayuntamiento por permuta con la Iglesia, el colectivo «La Enramá » denunciamos que o se había destruido o había desaparecido la pintura. Se nos respondió que en ningún caso se había destruido y que el bloque de obra con la pintura se encontraba en el propio templo y allí se podría contemplar.

Pasan los años y yo no veo la pintura por ningún lado, aunque quien debería tenerla es el ayuntamiento porque formaba parte de los muros del templo.

¿DONDE ESTÁ LA PINTURA? ¿QUIÉN SE LA HA LLEVADO?

Espero que algún responsable de nuestro patrimonio sepa contestar este enigma

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA: EL CASAR DE TALAVERA

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA EN LA COMARCA (4):                      EL CASAR DE TALAVERA

Iglesia parroquial de El Casar del Ciego

El Casar de Talavera, Ayuntamiento de Talavera de la Reina

La pequeña iglesia parroquial del Casar de Talavera es un templo fabricado en mampostería con sillería en esquinas y vanos que está rematada por graciosa espadaña de ladrillo.

Es construcción del siglo XVI y guarda en su interior dos altares laterales ornamentados con paneles de cerámica talaverana también del siglo XVI que representan a varios santos. Los azulejos han sido en parte removidos y recolocados pero presentan magníficas representaciones enmarcadas en decoración de ferroneríe o cenefas renacentistas clásicas de repetición.

Es de interés la visita al templo no solo por la cerámica sino también por su artesonado mudéjar, algunas imágenes, especialmente un Cristo con la pintura deteriorada y una pila bautismal blasonada de granito entre otros atractivos.

Hornacina renacentista sobre la puerta meridional de la iglesia de El Casar de Talavera

Parece que algunos de los paneles cerámicos fueron traídos de la desaparecida ermita de San Roque que se encontraba a la entrada del pueblo viniendo desde Talavera.

Frontal con representación de la Virgen de la Concepción en el Casar de Talavera

En el retablo cerámico del lado del evangelio se puede ver una magnífica flagelación de Cristo y sobre ella el martirio de tres personajes con una prensa que oprime sus cabezas. Podríamos pensar que son los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, pues sufrieron ese tormento, pero las tres figuras son de cuerpos masculinos. A los lados del retablo paneles de San Cristóbal y San Sebastián. En el frontal del altar y enmarcados en ferroneríes, San Miguel, San Bartolomé y San Pedro. En otros medallones que decoran los paneles se representan santos como San Francisco, María Magdalena, Santa Catalina o Santa Lucía, y otros. La decoración de los azulejos de repetición es muy variada, como ferroneríes, diseños renacentistas y otros de tradición decorativa mudéjar.

En lado de la epístola figuran otros paneles. En el centro y como retablo hay un panel que representa la Anunciación. En uno de los laterales vemos a San Blas y enfrente un “Santiago Matamoros”. En el frontal del altar aparece una imagen en azulejos de la Virgen de la Concepción, advocación del templo.

Detalle de uno de los paneles cerámicos de la iglesia de El Casar de Talavera representando a San Pedro

Son de destacar varios paneles como el de San Blas. Siglo XVI. Policromía. Altar lateral de la epístola. Enmarcado con columnas y azulejos renacentistas reutilizados. Aparece simplemente vestido de obispo con el báculo y la mitra, por lo que podía ser confundido con cualquier otro santo obispo de no ser por la cartela que debajo indica que estamos ante una imagen de San Blas y porque en todas las representaciones en azulejo talaverano de este santo tiene similar actitud de bendecir y el báculo cruzado.

San Blas en azulejería de El Casar de Talavera

San Bartolomé:  Frontal de altar del evangelio. Policromía. Siglo XVI.Enmarcada en recortes de ferroneríe con pequeñas flores y frutos en los huecos, y flecos simulados en la parte superior. San Bartolomé sujeta la cadena con la que tiene preso al diablo y en la otra mano la espada o cuchillo de su martirio. Varias terrazas y árboles esquemáticos adornan el fondo.

Retablo del lado del evangelio en la iglesia de El Casar

San Sebastián: Policromía. Enmarcado por columnas acanaladas que sostienen un arco y friso con greca renacentista inferior. Las flechas sin punta atraviesan transversalmente las carnes de San Sebastián. Presenta también la peculiaridad de lucir un cuidado bigote como el que se dejaban muchos jóvenes  en el siglo XVI, centuria en la que se realizaron los azulejos.

San Cristóbal representado en azulejería del siglo XVI en la iglesia de El Casar de Talavera

San Cristóbal: Siglo XVI. Policromía. Altar lateral. Enmarcado en retablillo renacentista en azulejo formado por dos columnas acanaladas con capiteles decorados en color que sostienen motivos de grutescos y venera central. San Cristóbal lleva al niño y se apoya en un árbol. Se ve al ermitaño en la orilla del río y en el medallón de recortes con decoración vegetal de la zona inferior del retablo se ha dibujado al que probablemente es el ermitaño de la leyenda de San Cristóbal orando ante un crucifijo.

San Miguel:  Policromía. Siglo XVI. Enmarcada en recortes de ferroneríe con pequeñas flores y frutos en los huecos y flecos simulados en la parte superior. San Miguel vestido con túnica clava la lanza en la boca del diablo y sujeta la balanza de la psicostasia.

Santiago Matamoros. Siglo XVI. Policromía, enmarcado en restos de cenefa de ferroneríe. Tradicional representación del santo a caballo pisoteando restos despedazados de enemigos musulmanes.

En otros medallones que decoran los paneles se representan santos como San Francisco, María Magdalena, santa catalina o Santa Lucía, y otros. La decoración de los azulejos de repetición es muy variada, ferroneríe, renacentistas y otros de tradición decorativa mudéjar.

San Bartolomé representado den la Iglesia de El Casar de Talavera en azulejería

Para acceder hay que ponerse en contacto con el párroco o el ayuntamiento.

En el Casar también podemos ver su calvario de granito a la entrada , la atalaya musulmana del cerro de Malojo y el cubo de un viejo molino sobre el mismo arroyo.

San Miguel en azulejería de El Casar de Talavera

El Patio de San José, la antigua casa de la dirección de las Reales Fábricas de Seda

Don José de Carvajal, duque de Láncaster y promotor de las Reales Fábricas de Seda por lo que Ruliére puso bajo la advocación de San José al patio del mismo nombre y casa de la dirección de dichas fábricas

Galerías del interior del llamado patio de San José o Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

Galerías del interior del llamado patio de San José o Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

Este patio ha desaparecido y se situaba cerca de la iglesia de San Andrés, en la actual calle del Patio de San José , aunque también tenía fachada a la calle Olivares . En estas dependencias se encontraban las oficinas de la dirección de la reales Fabricas de Seda de Talavera, tal vez la mayor industria que ha existido en nuestra ciudad  pues daba empleo directo e indirecto a unas tres mil personas.

Fachada del patio de San José frente a la calle Olivares. Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas
Fachada del patio de San José frente a la calle Olivares. Casa de la Dirección de la Real Fábrica de Sedas

También residía en esta casa  don Juan Ruliére, personaje ilustrado que huyó del castillo de Saumur en  Francia,  donde se hallaba cumpliendo condena de prisión, para después ser captado por el servicio secreto español de la época y encomendársele la dirección de la instalación fabril.  Las Reales Fábricas se fundan en 1748 y pocos años después se construye este edificio.

FACHADA A CALLE OLIVARES, DETALLE

Se llamaba patio de San José porque era la advocación bajo cuyo patronazgo puso Ruliêre  a las fábricas en honor a que ese era el nombre, José de Carvajal, del duque de Láncaster, a la sazón ministro del rey  Fernando VI que ordenó su fundación en Talavera y que debería tener una calle dedicada en nuestra ciudad.

PATIO DE SAN JOSÉ

El pueblo talaverano creía hasta su desaparición, que este edificio alojaba un fantasma. Después del cierre de la fábrica de seda tuvo numerosas utilidades el edificio, especialmente casa de vecinos en la que residían varias familias, además de alojar algún

Detalle de la fachada del patio de San José

Juan Rulière es el protagonista de mi novela «El Francés de los Gusanos»

Imagen de San José que presidía el patio de la casa de la Dirección de las reales Fábricas de Seda

UNA OBRA MAESTRA DE RUIZ DE LUNA, AZULEJERÍA DE LA IGLESIA DE ARENAS DE SAN PEDRO

Ángeles con guirnaldas representados en la capilla mayor de la iglesia de Arenas de San Pedro

En Arenas de San Pedro podemos visitar varias obras del gran taller de la cerámica talaverana de los Ruiz de Luna.

En 1924 se quemó el retablo de la iglesia de Castillo de Bayuela y don Marcelo Gómez Matías, su párroco, decidió hacer uno de cerámica encargándoselo a Juan Ruiz de Luna, que traemos aquí porque se completaba con unos paneles laterales en los que aparecían cartelas con santos y mártires vinculados a la diócesis de Ávila, a la que hasta los años 50 pertenecía Bayuela.

Don Marcelo marchó años después a un nuevo destino en Arenas de San Pedro y allí promovió a principios de los años 40 la decoración del presbiterio de la iglesia con un motivo similar al de Castillo de Bayuela, aunque completado con unos paneles superiores que ocupaban el espacio bajo los arcos y donde se dibujaban ángeles. El diseño de las representaciones de santos y  las cartelas son muy similares, prácticamente iguales en los dos pueblos, aunque en el de la Sierra de San Vicente se representan además a los apóstoles en una fila de azulejos inferiores.

La capilla mayor se encuentra pues decorada con azulejos que cubren los tres muros de ocupando los espacios ojivales que dejan los arcos y nervaduras. La parte superior de las tres paredes están cubiertos por una fantasía de ángeles, puttis y cabezas aladas  que sujetan guirnaldas de flores o juguetean en composiciones muy hermosas.

Capilla mayor de la iglesia de Arenas con su azulejería

Dos paneles corridos a lo largo de los dos muros laterales muestra a los santos y beatos vinculados a la diócesis de Ávila en medallones enmarcados en decoración renacentista . En el lado de la Epístola están los Confesores, como San Pedro de Alcántara, Santa Teresa, San Juan de la Cruz,  y en el del Evangelio los Mártires, entre los que destacan San Segundo, Vicente, Cristeta y San Pedro Bautista, natural del cercano San Esteban del Valle.

Entre cada dos imágenes se reproduce algún símbolo relacionado con la figura representada como por ejemplo el escudo de Talavera junto a San Vicente Mártir, por ser nacido con sus hermanas Sabina y Cristeta en nuestra ciudad. Otros muestran el escudo de Arenas de San Pedro, la cruz del Carmelo, símbolos del obispado, de María,  la tiara papal etc…

San Pedro del Barco, uno de los santos de la diócesis de Ávila representados en la iglesia de Arenas

También cuenta el templo con un precioso Víacrucis del mismo autor con representación en los brazos de la cruz de los símbolos de la pasión y en el centro la escena de cada estación.

Una de las estaciones del viacrúcis de Arenas de San Pedro, también obra de Ruiz de Luna

Otros dos paneles situados en ambas naves laterales son placas conmemorativas de dos sacerdotes fusilados en la guerra civil y de la ocupación de Arenas por las tropas nacionales. Se enmarcan en las típicas obras de posguerra con este motivo y sobre las que otro día hablaremos.

Uno de los paneles laterales del retablo de una capilla lateral

En retablo de la cabecera de la nave norte está enmarcado también por azulejos con una curiosa composición polícroma de motivos florales y frutales en dos paneles alargados a ambos lados.

escudo de Arenas de San Pedro con el pueblo ardiendo y el lema «Siempre incendiada y siempre fiel
Composición de ángeles sobre el muro que da acceso a la sacristía

LA ERMITA DE PEÑITAS Y OTROS ELEMENTOS DEL PATRIMONIO OROPESANO

Ermita de la Virgen de Peñitas

Cuenta la leyenda que en este ameno paraje al sur del casco urbano de Oropesa se apareció la Virgen a un pastorcillo. El edificio es de sillería y mampostería con un pórtico de entrada a poniente. En sus muros vemos dos buenos paneles de cerámica talaverana que representan a la Virgen y a San Pablo. Dentro se adorna el altar con cerámica de Ruiz de Luna.

Ermita de la Virgen de Peñitas

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