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DONDE EL ARCIPRESTE DE HITA REPRENDIÓ A LOS CLÉRIGOS DE TALAVERA

 

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Detrás de esta reja se habría reunido el arcipreste de Hita para reprender a los clérigos de Talavera

La Capilla de San Sebastián es el lugar donde se reunía el cabildo, y por ello el sitio más probable donde en el siglo XIV se habría producIdo la escena en la que el Arcipreste de Hita reprende a los clérigos de Talavera por sus poco edificantes costumbres sexuales.

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

Allá por Talavera, a principios de Abril,

llegadas son las cartas de Arzobispo D. Gil,

en las cuales venía mandato no vil

que si a alguno agradó, pesó a más de dos mil

El arzobispo de Toledo es don Gil de Albornoz, que vivió durante el siglo XIV y que no debemos confundir con otro prelado del mismo nombre, que era talaverano y cuyos restos se hallan en un sepulcro del convento de las bernardas fundado por su familia. Cuando dice que el mandado pesó a más de dos mil se puede referir no sólo a los canónigos, sino también a los propios vecinos de Talavera, a los que luego veremos que prohíbe también tener barraganas

Este pobre arcipreste que traía el mandado,

más lo hacía a disgusto, creo yo, que de grado.

Mandó juntar cabildo; deprisa fue juntado,

¡Pensaron que traía otro mejor recado!

 Comenzó el Arcipreste a hablar y dijo así:

-Si a vosotros apena, también me pesa a mí.

¡Pobre viejo mezquino! ¡En qué envejecí,

En ver lo que estoy viendo y en mirar lo que vi!

 Llorando de sus ojos comenzó esta razón:

Dijo:- El Papa nos manda esta constitución,

os lo he de decir, sea mi gusto o no

aunque por ello sufra de rabia el corazón

 Colegial, capilla de San Sebastián, Talavera de la Reina, Arcipreste de HitaLa flecha señala la reja tras la que se encuentra la capilla de San Sebastián de la Colegial de Talavera, donde el Arcipreste de Hita reprendió a los clérigos

El arcipreste de Hita demuestra en sus escritos ser clérigo de manga ancha en cuanto a los principios morales que tienen que ver con la sexualidad, y por eso no le agrada la misión que trae, pues en realidad debería también reprenderse a sí mismo. El cabildo era la reunión de los canónigos presidida por el deán de la Colegial y se celebraba en la capilla de san Sebastián, cuya ventana cubierta por hermosa reja de forja se asoma a la plaza del Pan, junto a la torre.

Las cartas recibidas eran de esta manera:

Que el cura y el casado, en toda Talavera,

no mantenga manceba, casada ni soltera:

el que la mantuviese, excomulgado era.

No sólo se reprende a los clérigos talaveranos, sino que también advierte a los vecinos casados que deben ser más comedidos en sus hábitos eróticos.

Con aquestas razones que el mandato decía

quedó muy quebrantada toda la clerecía;

algunos de los legos tomaron acedía.

Para tomar acuerdos juntáronse otro día.

Fue tal el disgusto por la amenaza del Papa que algunos “tomaron acedía”, es decir que la noticia les produjo ardor de estómago.

Estando reunidos todos en la capilla,

levantose el Dean a exponer su rencilla.

Dijo: -Amigos, yo quiero que todos en cuadrilla

nos quejemos del Papa ante el Rey de Castilla.

 -Aunque clérigos somos vasallos naturales,

le servimos muy bien, fuimos siempre leales;

demás lo sabe el Rey: todos somos carnales.

Se compadecerá de aquestos nuestros males.

La referencia al Rey tiene una doble intención cuando dice que todos somos carnales, pues en aquella época los monarcas reinantes no brillaban precisamente por su moralidad, ya que Alfonso XI tuvo nada menos que diez hijos con su favorita, doña Leonor de Guzmán, la que luego sería degollada en Talavera por orden de la reina legítima doña María de Portugal. Otro ejemplo de la época es el hijo de ésta, Pedro I el Cruel, que hizo asesinar a su esposa doña Blanca para disfrutar así de sus amores con doña María de Padilla.

Sigue después uno de los canónigos justificando su convivencia con una barragana:

-¿Dejar yo a Venturosa , la que conquisté antaño?

Dejándola yo a ella recibiera gran daño;

regalé de anticipo doce varas de paño

y aún ¡por la mi corona!, anoche fue al baño.

 -Antes renunciaría a toda mi prebenda

y a la mi dignidad y a toda la mi renta,

que consentir que sufra Venturosa esa afrenta.

Creo que muchos otros seguirán esta senda.

Postal de la colegiata de Talavera donde se señala la capilla de San Sebastián.

 El canónigo se queja por tener que perder los regalos que hizo a su barragana Venturosa, como las doce varas de paño, y el gasto que le supuso pagarla el baño. Pone por testigo a “su corona” es decir la tonsura de la coronilla que debía llevar como clérigo. Hoy día existe en Talavera la calle del Baño donde había unas instalaciones que, aunque todavía daban su servicio en época cristiana, recién reconquistada la villa, podían tratarse de uno de los baños a los que los viajeros árabes aludían en sus descripciones de la Talabira musulmana.

Juro por los apóstoles y por cuanto más vale,

con gran ahincamiento, así como Dios sabe,

con los ojos llorosos y con dolor muy grande:

 -¡Perdonarnos pues porque es agradable!

Habló en pos del Deán, deprisa el Tesorero

era en aquella junta, cofrade justiciero

Dijo:- Amigos, si el caso llega a ser verdadero

si vos esperáis mal, yo lo peor espero

 Si de vuestro disgusto mucho a mí me pesa,

¡También me pesa el propio, a más el de Teresa!

Dejaré Talavera, me marcharé a Oropesa

antes que separarla de mí y de mi mesa

 Pues nunca tan leal fue Blancaflor a Flores,

ni vale más Tristán con todos sus amores;

ella conoce el modo de calmar los ardores,

si de mí la separo volverán los dolores.

 Como suele decirse: el perro en trance angosto

por el miedo a la muerte, al amo muerde el rostro;

¡ Si cojo al Arzobispo en algún paso angosto,

tal vuelta le daría que no llegara a Agosto!

Dama representada en un capitel de la colegiata de Talavera

El tesorero amenaza con irse a Oropesa porque en aquella época pertenecía al obispado de Ávila y no al de Toledo, por lo que de alguna forma podía así escapar a la reconvención del arzobispo de Toledo Gil de Albornoz. Una colegial es una catedral sin obispo. A su cargo están los canónigos sobre los que gobierna el deán, además de otros cargos como el chantre, el tesorero etc. Flores debe ser otro de los canónigos que enfermaría si le separaran de su Blancaflor

Habló después de aqueste, Chantre Sancho Muñoz.

Dijo: – Aqueste Arzobispo, ¿Qué tendrá contra nos?

El quiere reprocharnos lo que perdonó Dios;

por ello, en este escrito apelo, ¡Avivad vos!

 Pues si yo tengo o tuve en casa una sirvienta,

no tiene el Arzobispo que verlo como afrenta;

que no es comadre mía, ni tampoco parienta,

huérfana la crié; no hay nada que yo mienta.

Mantener a una huérfana es obra de piedad,

lo mismo que a viudas, ¡Esto es mucha verdad!

Si el Arzobispo dice que es cosa de maldad,

abandonad las buenas y a las malas buscad!

En muchas ocasiones la excusa para mantener una barragana era que la mujer en cuestión se trataba de alguna sobrina desamparada del clérigo, alguna huérfana que hacía de criada o alguna viuda a la que se hacía pasar por ama de llaves. Hipócritamente el chantre dice que es una obra de caridad.

Don Gozalo, Canónigo, según vengo observando,

de esas buenas alhajas ya se viene prendando;

las vecinas del barrio murmuran comentando

que acoge a una de noche contra lo que les mando.

 Pero no prolonguemos ya tanto las razones;

apelaron a los clérigos, también los clerizones;

enviaron deprisa buenas apelaciones

y después acudieron a más procuraciones.

Clérigo representado en un capitel de la Colegiata de Talavera

Los clérigos intentaron evitar mediante apelaciones dejar a sus amantes o al menos no ser castigados, pero no debió surtir mucho efecto la regañina que en nombre del arzobispo traía el arcipreste de Hita pues algunos años más tarde, el arzobispo Tenorio, de familia talaverana, intenta que los canónigos hagan vida reglada y para eso les ofrece ricas propiedades entre las que destaca la dehesa de Castellanos cerca de Alcaudete, pero los canónigos prefieren seguir con su vida libertina y renuncian al ofrecimiento, por lo que el arzobispo destina el claustro y el que después sería monasterio de Santa Catalina a los frailes jerónimos.

El Libro de Buen Amor llegó a causar el encarcelamiento del Arcipreste de Hita, tal vez por orden del propio arzobispo Gil de Albornoz.

 

 

                                                                                       

 

CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

Cuadro de Santa Leocadia que preside la capilla del mismo nombre obra de Blas de Prado

La siguiente capilla del lado norte si seguimos hacia poniente desde la de los Samtos Mártires es la de Santa Leocadia. En ella es de destacar un buen retablo emparentado con los realizados por el Greco para Santo Domingo el Antiguo de Toledo, según el profesor Juan Nicolau. En la predela se representan en relieve algunas escenas del martirio de la santa y en la parte central se enmarca la mejor pintura que guarda la Colegial según el mismo autor y “pintura muy estimable” para el conde de Cedillo.

El autor es Blas de Prado, fue pintada en 1592 y está en su estilo muy influenciada por la corriente manierista. Tiene por motivo a la santa saliendo de su tumba y San Ildefonso cortando un fragmento de su velo en presencia de Recesvinto. El otro cuadrito de la parte superior del retablo representa a la Virgen y el Niño mientras unos ángeles la ofrecen unas rosas. Blas de Prado fue un pintor renacentista nacido en Camarena en 1545. Fue enviado por Felipe II a pintar en Marruecos unos retratos de la familia del sultán. Destacan entre sus obras una Virgen con el Niño y un retrato del venerable Alonso de Villegas, ambos en el Museo del Prado. Fue también autor de buenos bodegones y algunos ven en su estilo influencias rafaelistas.

También se encuentran en esta capilla dos cuadros de Tristán que representan a San José y a San Jerónimo, y que probablemente proceden del monasterio de Santa Catalina.

Cuadro de San José obra de Tristán en la capilla de Santa Leocadia

Fundó esta capilla el canónigo Alonso de Paz en 1588 y en ella radicaba la Hermandad de la Purificación que ayudaba con «socorros y entierros» a los clérigos pobres de la villa y de fuera de ella. Tuvo también la función de capilla de la parroquia de Santa María propiamente dicha y por ello tenía anexa una pequeña dependencia que hacía las veces de sacristía. Hoy día se utiliza también también para decir en ella las misas de diario.

Es interesante otro retablo con una pintura de San José que parece se encontraba antes en la sacristía y es obra de Antonio Palomino sobre un buen altar de mármol. Este pintor de origen valenciano nació en 1655 y trabajó en Córdoba donde comenzó a trabajar haciendo copias. Marchó a Madrid en 1678 donde con el apoyo de Claudio Colello y Lucas Jordán fue nombrado pintor del rey en 1688. A partir de entonces realizó numerosas obras tanto en frescos como en lienzo escribiendo además imprescindibles obras sobre historiografía del arte español.

San Jerónimo en una obra de Tristán que se encuentra en la capilla de Santa Leocadia

También se conserva una pintura de la Virgen del Sagrario. A finales del siglo XVIII el deán Bartolomé de Cisneros hizo pintar el recinto y colocar un retablo con la Virgen del Sagrario, siendo a su muerte enterrado en esta capilla que está cerrada por una gran reja renacentista y cuenta con un zócalo de azulejería talaverana del siglo XVII.

CAPILLA DE SAN SEBASTIÁN

Rejería con el escudo de en la capilla de San Sebastián

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

En ella se encuentran representados los apóstoles en 12 cuadros que proceden también del monasterio jerónimo y que se hallaban antes de su traslado aquí en la iglesia de El Salvador.  Se inspiran en grabados de Hendrick Goltzius de 1617.

Capilla de San Sebastián con veijos documentos de l archivo de la colegial y cuadros representando a los apóstoles
Fotografía de la Colegial de la revista Blanco y negro en la que todavía se puede ver el coro con la capilla de la Quinta Angustia hoy desparecida

CAPILLA DE LA QUINTA ANGUSTIA

En el trascoro se instaló la capilla de la Quinta Angustia hoy desaparecida. Estuvo adornada con un grupo escultórico hispano flamenco del siglo XVI sobre el mismo tema que acabó en la capilla de San Juan Bautista, hoy  dependencia de paso al claustro. La cámara que nos ocupa sirvió como enterramiento del primer marqués de Sofraga, miembro de los consejos de Estado y de Guerra de Felipe III, aunque su fundación también se debió a Hernando de Alonso, que además financió la construcción del púlpito. Este clérigo siempre ponía por armas  en sus obras un libro, pues le gustaba decir que «las armas de un sacerdote no eran otras sino el breviario».

El grupo escultórico de la Quinta Angustia que se ve en la foto anterior y que ahora está instalada en la capilla de entrada al claustro