ALCAÑIZO es pueblo del señorío de Oropesa que en su origen perteneció a la villa de Talavera hasta que la reina doña María de Portugal se lo otorga a su alguacil de Talavera Juan Palomeque para pasar después a los Álvarez de Toledo.
Está situado en un llano, entre dehesas sin apenas afloramientos de piedra para la construcción de las viviendas, por lo que el material habitual es el adobe y el tapial, aunque hay edificios de ladrillo y alguno en el que al modo de Torralba se han utilizado la mampostería de piedra gris y pizarrosa.
Hay bastantes puertas carreteras y alguna de ellas de buenas dimensiones y cuidada clavazón. Se ha perdido el empedrado original y casi todas las calles están encementadas. El adobe y el tapial suele estar enjalbegado y la iglesia se encuentra junto a un puente pintoresco sobre el arroyo al que da nombre el pueblo.
En las relaciones de Felipe II se dice que «que las tapias de las casas son de tierra, y cimientos de piedra, y que las cubiertas de ellas son de paja y tierra, y madera».
Y ya en el año 60, justo antes de iniciarse el despoblamiento rural y la pérdida paulatina del patrimonio de arquitectura vernácula, en Alcañizo la » casa típica está edificada de adobes, es enjalbegada, tanto en el exterior como en el interior, consta de unas cinco piezas, con corral, cuadra, zahurda y un cobertizo en el corral llamado enramada, donde se guardan los aperos de labranza. Sobre la casa hay un doblado o cámara denominado troje. El tejado a dos vertientes es de teja árabe y de mediana inclinación, el piso suele ser de baldosas y sus puertas y ventanas pequeñas.
Dos son los tipos de casa, uno tiene un patio a la entrada, de este se pasa generalmente a la cocina, de buenas dimensiones y con fuego bajo en el que se quema leña de encina, y a continuación de esta están las demás dependencias.
El otro tipo se diferencia en que a la entrada ha un portal y en él la entrada a las demás habitaciones, y que la cocina, igual a la anterior, tiene también un fogón alto para carbón vegetal».