Si damos un paseo por el caserío de Alcolea podemos observar que su arquitectura popular se caracteriza por el empleo del adobe y el tapial como material de construcción. Es tal vez, junto a Alcañizo, la localidad de la comarca en la que este tipo de edificaciones en barro son más abundantes.
De unas charcas cercanas se extraía el barro adecuado que se amasaba con paja para darle más consistencia y resistencia. Un molde llamado “gradilla” daba forma a cada uno de los adobes que más tarde se dejaban secar al sol.
Entre los adobes suelen verse fragmentos de teja como ripio entre ellos. Las techumbres suelen ser de cañizo sobre alfangías de álamo o pino y teja.. Los muros de adobe o tapial se levantan sobre zócalos de canto rodado.
Muchas de las casas están revocadas con cal y arena con los huecos pintados recercados al estilo jareño, incluso con arcos de medio punto en algunas de sus ventanas.
Aqí tenía su fragua Bernardo igual y se pueden ver en este pueblo y sus alrededores sus llaveras y cerraduras , sencillas pero de diseño muy particular. Hay variedad en las rejas, modestas como suelen ser las de la comarca pero también características.
Hay puertas carreteras con o sin tejaroz en huecos con arco rebajado de ladrillo en ocasiones.
El ladrillo nos habla también de las tradiciones mudéjares de la comarca y su expresión más hermosa es la original torre de la iglesia parroquial adornada con tres niveles de arquerías.
A continuación mostramos tres ventanas de Alcolea e incluso una pintada como arquitectura fingida. Otra de ellas muestra decoración de esgrafiados..