TRES PETARDOS DE OROPESA PARA EL MUSEO DE LOS HORRORES
Oropesa es una localidad amante de su patrimonio y de sus tradiciones que ha mejorado mucho en la conservación, la indicación y la accesibilidad y aprovechamiento de sus monumentos. vale la pena la visita detenida de su patrimonio que ha sido más conocido desde que se celebran las jornadas medievales tal vez más concurridas del territorio nacional. Toda la población se vuelca y es digna de elogio la actitud de sus habitantes para con su legado cultural.
Pero en todas partes hay horrores que hoy traemos como ejemplo de los esperpentos que a veces originan las poderosas compañías eléctricas, empresas de telecomunicación o entidades bancarias.
En la primera foto vemos parte de la muralla y la casa natal de San Alonso de Orozco, fundador de los agustinos recoletos y único santo de la comarca.
Una espeluznante torre llena de antenas y repetidores destroza la perspectiva no sólo de este edificio histórico sino de todo el perfil del precioso conjunto histórico de Oropesa, especialmente a los viajeros que discurren por la nacional V.
El otro petardo que traemos hoy es un ejemplo más de los destrozos que aluminios, vidrios, mármoles, y otros elementos disonantes con la arquitectura de nuestros pueblos, en los que son especialistas las entidades bancarias que, salvo honrosas excepciones, afean plaza< y calles principales.
Pero en este caso tiene el agravante de haberse construido detrás de los restos de la muralla que vemos en la fotografía.
Por último presentamos un ejemplo de la prepotencia e impunidad absoluta con las que las compañías eléctricas llenan de cables, repetidores y torretas metálicas nuestros pueblos sin que nadie les obligue a mantener un mínimo decoro en sus instalaciones para no atentar estéticamente contra el patrimonio.
Es famosa la anécdota que relata cómo en cierta ocasión en que pernoctaba en el parador el presidente francés Giscard D¨Estaign al ver un espeluznante edificio que rompía toda la vista del casco histórico de Oropesa, exclamó: ¡Quel horreur! Se remedió a medias aquel atentado contra el patrimonio y esperemos que los otros que aquí señalamos también vayan remediándose.
Otro de estos horrores era la inmensa escombrera que se estaba haciendo al noreste del casco antiguo y que también es muy visible desde la autovía, afeando la perspectiva, y en la que parece se ha detenido el vertido de escombros