El Cedena, como río fronterizo, sirvió también a las localidades de la parte más oriental de La Jara y Valdepusa. Tenemos referencias de sus molinos ya en el siglo XVI, cuando en las relaciones de los pueblos de Hontanares, Navahermosa y Puebla de Montalbán se alude a ellos. Durante el siglo XVIII se enumeran en las relaciones de Lorenzana cuatro molinos y un batán localizados en el tramo alto del Cedena, mientras que en el catastro de Ensenada se refieren a ocho artificios de los que cuatro son molinos situados en su arroyo afluente de Malamonedilla o Pasadero. Los dueños de todos estos ingenios eran vecinos de Navahermosa. Localizados ya en el tramo bajo del río se sitúan hoy día los mismos tres molinos que se documentaban históricamente en el término de Villarejo de Montalbán
Los tres primeros ejemplares del arroyo de Malamonedilla (Mm 1), (Mm 2) y (Mm 3) tienen un receptor muy similar de cubo-rampa fabricado en buena sillería. El primero de ellos cuenta con un horno de pan adosado (Foto 55), el segundo y el tercero nos permiten observar las borriquetas de obra que sostenían la piedra, dejando pasar debajo de ella la correa que movía en el primer caso una rueda secundaria y en el otro la maquinaria auxiliar. El segundo molino (Mm 2) tiene también la peculiaridad de haber adaptado un lavadero de ropa a su canal y el tercero se construyó utilizando como sillares tres aras romanas.
El cuarto y último de estos molinos es de rampa pero apenas puede observarse por la maleza que la rodea. Varias cocinillas de hortelano se encuentran adosadas a su edificio (Mm 4).
Ya en el propio Cedena y en las proximidades de las ruinas de Malamoneda, se han destruido recientemente dos ejemplares (Ce 1) y (Ce 2). Un gran cubo de sillería daba movimiento a dos piedras en otro molino(Ce 3) datado sobre un dintel con fecha de 1895. Seguimos descendiendo el Cedena y el cuarto ingenio que encontramos tiene también un cubo como receptor (Ce 4). Igual sistema tiene el quinto que, con una gran roca en el centro del edificio, es un curioso ejemplo de cómo las construcciones de molinos se adaptaban a todo tipo de circunstancias topográficas adversas en las riberas (Ce 5).
El sistema receptor del sexto molino se encuentra modificado por la adaptación del edificio a vivienda de recreo. A juzgar por la envergadura que manifiesta tuvo que desarrollar una considerable potencia (Ce 6). Río abajo, dentro de la misma urbanización, se sitúa otro ejemplar con dos plantas como el anterior. La más baja servía para los trabajos de molienda y la primera hacía las veces de vivienda (Ce 7). Todos los cubos del Cedena tienen como característica común el estar fabricados con sillería bien rematada. El octavo molino se encuentra más alejado, es de cubo y está dotado de cocina, cuadra, habitación y zaguán.
A continuación se encuentran los molinos de Villarejo de Montalbán. Fechado en el siglo XVII, como constata la inscripción de un dintel, aunque con referencias históricas anteriores, encontramos el noveno molino, el conocido como molino Campanero (C 9) (Foto56). Está situado en un paraje sumamente ameno con un puente construido exclusivamente para su servicio. En el siglo XVIII pertenecía a una cofradía de Malpica mientras que el molino siguiente o molino de Enmedio (C 10) era propiedad de una capellanía de Los Navalmorales.
Los tres molinos de Villarejo de Montalbán continuaban funcionando en 1845, así como los cuatro de Malamonedilla y otros dos en la zona alta del Cedena, ya dentro del ambito de Hontanar.
Merece la pena detenernos en el tercer molino de Villarejo que está situado junto al mismo casco urbano (fig. 71). En realidad se trata de dos ingenios, un molino tradicional de rampa por un lado y otro de cubo-rampa que, mediante su adaptación a una turbina, dio luz al pueblo y movilizó una pequeña fábrica de harinas. Conserva casi intacta la maquinaria y es una pequeña joya de arqueología industrial que debería conservarse.
Una turbina corcho de cinco caballos movía una dinamo AEG de tres kilowatios que suministraba una corriente de 110 voltios. Con ella apenas se daba luz a unas pocas bombillas que eran todo el alumbrado público que tenía Villarejo. La turbina proporcionaba además la energía necesaria para el funcionamiento del molino que, en tiempos de escasez de caudal, se veía obligado a utilizar un motor de gasolina Dion Bouton para completar la insuficiente energía hidráulica.
A través de un sistema de correas, no sólo se movilizaban las piedras, sino también la dechinadora, la limpiadora, el cernedor y el sistema de sinfines que llevaba en cadena la harina y el cereal de una máquina a otra.
INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL CALCOLITICO EN LA JARA (y II)
El Riscal de Velasco: PATRON.-Poblado ubicado en la parte superior de un cerro amesetado de gran extensión, caracterizado por los afloramientos rocosos que forman una auténtica barrera natural desde la que domina el acceso al valle medio del Cedena, ya que es desde esta zona donde se produce un encajonamiento del cauce y por lo tanto, de la vía de comunicación inherente al mismo, hacia el interior de los Montes de Toledo. En cuanto al relieve y suelos inmediatos, se caracteriza el terreno circundante nuevamente por los afloramientos rocosos y alguna llanura de suelos arenosos pobres en las cercanías más inmediatas, existiendo, no obstante, tierras de mejor calidad a media distancia hacia el norte.
ESTRUCTURAS.- Aun cuando el cerro presenta una estructura amesetada casi perfectamente definida naturalmente, se localizaron en las zonas más accesibles los restos de un muro defensivo realizado con piedras de pequeño tamaño, del que es imposible analizar sus características externas al existir un fuerte derrumbe que lo cubre en las zonas detectadas. En el interior del poblado se documentan numerosos restos de muro de mampostería, pertenecientes la mayoría de ellos, presumiblemente, a la fase de ocupación estable más moderna existente en este yacimiento.
MATERIALES.- (Fig. 4).
De los materiales documentados, destacan por su variedad la existencia de diversas ollas de borde saliente que en algunos casos presentan decoración mediante digitaciones y cordones (Fig. 4-212 a 30, 32 y 33), diversos tipos de cuencos (Fig. 4-1 al 15), destacando alguno por su borde algo entrante (Fig. 4-1) o su forma troncocónica (Fig. 4-9 a 13), uno de los cuales presenta la característica decoración de almagra (Fig. 4-10). Por último, en cerámicas a mano existen numerosos restos de ollas de borde entrante (Fig. 4-16 a 21), alguna de labio apuntado (Fig. 4-17).
En cerámicas a torno únicamente vamos a citar algunos cuencos (Fig. 4-34) y fundamentalmente dos fragmentos de T.S.C. o imitación de ésta (Fig. 4-35, 36) que sirven para datar la última fase de este yacimiento. Por último, también hay que citar la aparición de numerosos restos de talla y algún que otro canto trabajado en cuarcita, que denotan una industria de aspecto arcaizante.
FASES DE OCUPACION.-La fase fundacional a la luz de los materiales documentados, sería presumiblemente la calcolítica, que parece puede perdurar hasta bien entrada la Edad del Bronce, incluso Bronce Pleno.
Un segundo momento sería el tardorromano, al que habría que asociar las distintas estructuras de hábitat visibles, así como los fuertes derrumbes de tejas existentes.
Por último, dado lo destacado del lugar, se han venido sucediendo poblamientos ocasionales de pastores (o incluso bandoleros y carlistas según la tradición de la zona), que aprovechando las covachas y resguardos existentes, han dejado también su huella en la Zona.
Mildiablos (Villarejo de Montalbán)
PATRON.-Asentamiento ubicado en la parte superior de un cerro amesetado, formado por distintos afloramientos rocosos, en las cercanías del cauce del Cedena, a cuyo valle domina visualmente en una amplia zona. El terreno circundante es bastante quebrado, caracterizándose por los numerosos relieves graníticos que únicamente dejan libres algunas pequeñas llanuras de suelo arenoso, producto de la descomposición de los granitos existentes, que posibilitan únicamente una agricultura de secano de escasos rendimientos, al no existir, ni siquiera en las cercanías del cauce del rio citado, ningún resto de llanura aluvial.
ESTRUCTURAS.-Debido a la tupida vegetación existente, fundamentalmente musgos y carrascas, ha sido imposible observar ningún tipo de estructura defensiva o de hábitat, por lo que, en principio, parece no presentar la fortificación que sí presentan el resto de los yacimientos estudiados en este artículo, aunque la forma natural del cerro y los afloramientos rocosos hacen casi innecesaria cualquier obra de fortificación.
MATERIALES.-(Fig. 2-1 a 21).Entre los distintos materiales documentados, únicamente vamos a destacar la presencia de varios fragmentos pertenecientes a platos de borde engrosado (Fig. 2-9 a 12), un fragmento de fuente de gran tamaño (Fig. 2-4), diversas ollas de borde entrante o recto (Fig. 2-13 a 15 y 18 a 21), vasos de perfil en «S» (Fig. 2-16, l7), cuencos (Fig. 2-5 a 8) y fundamentalmente, un fragmento de olla globular con decoración de triángulos incisos, rellenos de pequeñas impresiones oblicuas (Fig. 2.-1).
FASES DE OCUPACION.-Por el momento y tras el estudio del material documentado, parece existir un único momento de ocupación perteneciente al asentamiento calcolítico, no habiéndose detectado ningún tipo de material más moderno.
II.–ESTUDIO DEL PATRON DE ASENTAMIENTO
Como hemos podido ver en la descripción de los distintos yacimientos documentados, la totalidad de los poblados se ubican en lugares altos, junto a vías de comunicación naturales a las que dominan tanto por su posición como por sus defensas que, salvo en el caso de Mildiablos, aparecen en todos los demás, diferenciándose únicamente por el mayor o menor tamaño de las piedras disponibles en cada lugar para su construcción. La totalidad de ellos, se localizan en los cursos medios de los principales ríos, dominando el acceso al interior de los Montes, en una zona bastante quebrada, alejada ya de las llanuras del Tajo, únicas en las que se han realizado estudios hasta la fecha (ALVARO, E., MUNICIO, L. y PIÑÓN,F, 1988).
En lo referente a las fuentes económicas de estos asentamientos, el análisis del territorio muestra que en casi todos ellos el aprovechamiento agrícola es nulo o mínimo, posibilitándose únicamente en el mejor de los casos un régimen de aprovechamiento de la dehesa que pudo establecerse en los alrededores, con la recolección de especies como la bellota y posibilitando una ganadería que, como hipótesis de trabajo o falta de excavaciones, hay que suponer de cierta importancia. Sin embargo, no creemos sea la ganadería la causa determinante de la existencia de estos poblados y de sus fortificaciones, ya que existen zonas menos quebradas, más aptas para estas explotaciones en las que hasta ahora no se han descubierto restos de estas épocas. Tanto la posición de control de comunicaciones, como las fortificaciones, nos llevan a pensar que el factor básico de la economía de estas gentes, sería el aprovechamiento minero de los afloramientos de cobre que han caracterizado a la zona media del glacis de erosión toledano. Así pues, habría que explicar la aparición de estos poblados como resultado de un sistema de explotación del territorio básicamente minero por primera vez en estas zonas, bien como lugares de extracción, bien como lugares de control de las vías de salida del mineral hacia los grandes centros del valle del Tajo. Sería un tipo de explotación ya supuesta para algún poblado de nuestra provincia, caso de El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), pero ahora más específica, por las características del territorio en el que se encuentran inmersos la mayor parte de nuestros asentamientos. Fenómeno similar parece que ocurre para el momento cronológico que luego propondremos para estos yacimientos en algunas zonas de la Península Ibérica, caso de la zona del Bajo Alentejos-Algarve, en la que se documentan una serie de poblados ya eminentemente metalúrgicos, con fortificaciones pertenecientes al denominado Horizonte Monte Novo/Corta-douro/Alcalar (TAVARES, C. y SOARES, I., 979). Lo mismo parece documentarse en la Fase IV de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1986 b) en la que aparecerían poblaciones «ex novo» en zonas serranas hasta ahora no pobladas, o más cerca geográficamente en la zona extremeña, asimilables al momento representado por el poblado de La Pijotilla o Fase II b del Calcolítico de la Cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), en que un fenómeno similar de amurallamientos y repliegues hacia el interior, se atribuye a una posible ola de inseguridad (ENRÍQUEZ, J. y HURTADO, V., 1986). Sería por tanto el aprovechamiento y control de estos recursos la aportación básica para la economía de estas gentes, que solventarían su falta de especies vegetales cultivadas mediante el posible intercambio con los centros agrícolas del valle del Tajo, de los que el Castillo de las Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PUTJÖN, F., 1988), aun con diferente cronología, puede ser un buen ejemplo.
III.-ESTUDIO DEL MATERIAL Y CRONOLOGIA
Antes de proceder a realizar ninguna valoración cronológica a partir de los materiales documentados, hay que hacer la precisión de que se trata de conjuntos de superficie escasamente representativos a la horade establecer una cronología precisa, ya que en gran parte de la periodización del Calcolítico se viene realizando en base al estudio de los porcentajes de las formas más representativas. No obstante, y por la existencia de algunos tipos y decoraciones muy características, pueden realizarse algunas precisiones que pasamos a exponer.
Material cerámico
Las principales formas documentadas son:
Cuencos.-En sus numerosas variantes, se trata de piezas que por su simplicidad técnica no parecen poder servir para realizar precisiones de tipo cronológico o cultural, tal y como se reconoce en algunos estudios (JIMENO, A., 1984), no obstante, según algunos autores, algunas variantes como la de casquete esférico serían características del Calcolítico final meridional (ESCACENA, I. L., 1985), sin que por ello dejen de aparecer en otras zonas o períodos, como se demuestra en los hallazgos de Papa Uvas más antiguos e incluidos en su forma 3 (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1985).
Vasos de paredes rectas algo exvasadas.-Se trata de un tipo de piezas bien representada en alguno de nuestros yacimientos, destacando la del Riscal de Velasco por su asociación a decoración de almagra. Se trata nuevamente de una forma no excesivamente representativa cronológica y culturalmente, apareciendo ya en momentos antiguos como el representado en Papa Uvas, piezas 27, 181 y 383 (MARTÍN DE LA CRUZ, J. C., 1985), en las que alguna presenta un mamelón bajo el borde similar al documentado en el ejemplar de Alcaudete de la Jara I (Fig. 3-10). Para momentos más tardíos hay evidencias, recogidas en la zona norte de Portugal, donde parecen ser característicos de los períodos Calcolítico/BronceAntiguo (OLIVEIRA, V., 1987).
Vasijas de borde vuelto.-Son frecuentes en nuestros yacimientos e igualmente de toda la producción de cerámicas a mano, habiéndose documentado en yacimientos de la zona como El Guijo para momentos que los autores suponen de transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), aunque ya están presentes en fases antiguas como la representada en Papa Uvas, tipo, C-3 (MARTíN DE LACRUZ, J. C., 1985), o en los estratos II de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) o VI de la Carigüela (PELLICER, M., 1964).
Ollas de borde entrante.-Constituyen uno de los tipos más ampliamente representados en los distintos yacimientos documentados, siendo a su vez una de las formas más características del Calcolítico, aunque perduran durante la Edad del Bronce como se demuestra por su aparición en Los Tolmos de Caracena (JIMENO, A., 1984), donde se reconoce no obstante su rareza, ya que se trata de elementos residuales que no sobrepasan el Bronce Pleno de forma representativa. En nuestra zona están presentes desde momentos antiguos, como muestran algunos hallazgos en dólmenes de nuestra provincia (BUENO, P., en prensa).Se trata pues de una forma representativa para un momento amplio, pero no lo suficiente como para indicar fases o períodos específicos.
Platos-Fuentes.-Se trata de las piezas más representativas cronológicamente de las expuestas hasta ahora, al ser características del Calcolítico Pleno fundamentalmente, tal y como se demuestra por su presencia como elemento definitorio en el Horizonte Monte Novo/Cortadouro/Alcalar del suroeste português (TAVAREs, C. y .SOAREs, J., 1979), en la fase III de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 ) o en la fase II b del Calcolítico Pleno extremeño (HURTADO, V., 1987), sirviendo además para diferenciar un amplio espacio cultural occidental por su masiva presencia frente a su escasez en la zona del sudeste. En nuestros yacimientos aparecen, especialmente en Mildiablos, diversos platos-fuentes de borde engrosado similares a los que vienen apareciendo en los horizontes y yacimientos citados, en claro contraste con lo supuesto por algunos autores para estas zonas del interior peninsular (ALVARO, E., 1987).
Piezas carenadas.- Aunque escasas, existen algunas carenas en los yacimientos de Alcaudete de la Jara I y Mildiablos, que parecen pertenecer a alguna cazuela de las que caracterizan el Calcolítico Inicial de amplias zonas, representado por la fase I de la periodización de la cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), de las fases II/III de Papa Uvas. (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 a) del Horizonte vale Pincel II /Cabeco da Mina y SOARES, J., 1979) o de la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979). No obstante y lógicamente es una forma que no desaparece completamente en un determinado momento, como ocurre en las fases IIA y IIB del Calcolítico extremeño (HURTADO, V., 1987), especialmente vinculado al nuestro como posteriormente veremos.
Otras piezas cerámicas.-Se ha recogido un único fragmento de pesa de telar prismática de sección rectangular (Fig. 2-213), similar a alguna de las documentadas en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), presentando como principal característica la existencia de decoración incisa. Se trata de un tipo de piezas documentadas en el Calcolítico Pleno de la zona madrileña (MARTíNEZ., M. J., 1987) e igualmente en la fase IV de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1978).También apareció un fragmento de quesera que, al igual que otros materiales estudiados anteriormente, son escasamente representativos, documentándose no obstante por primera vez en la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) y en el Calcolítico Pleno de Madrid en yacimientos como El Ventorro y Juan Barbero (MARTíNEZ, M. J., 1987).
Cerámicas decoradas.-Existen dos sistemas decorativos en el material estudiado, por una parte el realizado mediante digitaciones sobre el borde o cordones, nada representativos cronológica y culturalmente. Más significativa es la decoración de triángulos incisos con pequeños trazos oblicuos impresos en el interior, en sustitución de los característicos puntos, que se documentan en gran parte de los yacimientos calcolíticos peninsulares, en concreto en la zona en Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PIÑÓN, F., 1988) y en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), entre otros muchos. Se trata de una decoración fundamentalmente característica del horizonte II de La Pijotilla (HURTADO, V., 1987), así como de los yacimientos madrileños de Juan Barbero y El Ventorro (MARTíNEz, M. J., 1987), dentro del Calcolítico Pleno.
Material lítico.-Se han documentado en los diversos yacimientos una serie de piezas que, para su estudio, vamos a subdividir según el material empleado para su ejecución.
a) Sílex.-Es muy escaso lo encontrado en este soporte, destacando únicamente algunos restos de talla no representativos.
b) Cuarcita.-Una de las principales características de los yacimientos objeto de estudio es la existencia de una amplia industria realizada en cuarcita, que ha dado lugar a la presencia de una gran cantidad de núcleos, de lascas generalmente poco trabajadas, e incluso, de auténticos cantos trabajados que dan un aspecto completamente arcaizante al conjunto de la industria, fenómeno similar al detectado en los yacimientos de Araya y El Lobo, representativos de las fases I y II A del Calcolítico del Guadiana Medio (ENRIQUEZ, J. J. y HURTADO, V., 1986).
Otros datos cronológicosPor último, los datos ya aportados en el estudio del patrón de los asentamientos, nos vuelven a vincular nuestro yacimiento a los Horizontes Monto Novo/-Cortadouro/Alcalar, Papa Uvas IV y fase II b del Calcolítíco del Guadiana, según quedó explicado en su momento.
Conclusiones
En principio y tras el estudio del material, creemos que puede afirmarse una cronología similar para los yacimientos objeto de estudio, al menos en algunas de las fases de sus asentamientos, que básicamente coincide con los horizontes Monte Novo/Cortadouro/Alcalar para el sudoeste portugués, fase IV de Papa Uvas en el sudoeste español, Pijotilla II dentro de la fase II b del Calcolítico de la cuenca del Guadiana, fase II-IV de Castillejos de Montefrío paralelizable a la II de Valencina de la Concepción e igualmente a la II del yacimiento de Millares en el sudeste o a la misma del yacimiento de Rotura en el Estuario del Tajo, todas ellas incluidas en el Calcolítico Pleno (RAMOS, A., 1981), que en cronología absoluta viene a coincidir aproximadamente con las fechas incluidas entre el 2500y el 1800 a.c., con leves diferencias según zonas, defendiendo para nuestros yacimientos una fecha relativamente antigua, dentro del espacio cronológico propuesto, ante la aparición de algunos fragmentos de carenas y, fundamentalmente, por la ausencia de cerámicas campaniformes de tipo marítimo o puntillado que vienen a marcar el final del horizonte y que en la zona se encuentran representados en los dólmenes de La Estrella y Azután que, con origen más antiguo, sirven para demostrar su continuidad hasta estos momentos (BUENO, P., en prensa), siendo por lo tanto perfectamente asociables, al menos en parte de su desarrollo, a alguno de los poblados aquí estudiados como manifestación funeraria del grupo allí establecido (Fig. I).
IV.-VALORACION CULTURAL
Tras el estudio del patrón de asentamiento y de los materiales, creemos que como hipótesis de trabajo para un futuro, se puede establecerla existencia de una serie de poblados pertenecientes al Calcolítico Pleno y dedicados básicamente a la extracción de cobre y, en algún posible caso, plata y oro, vinculables por su cultura material y patrón básico de asentamiento al calcolítico extremeño, relacionado a su vez al de toda la zona occidental de la Península, en claro contraste con la del sudeste. Estos poblados serían, en parte, causantes de algunos de los escasos monumentos megalíticos descubiertos hasta ahora en la provincia de Toledo, constituyendo su manifestación funeraria más genuina, aunque posiblemente no única, como muestran los hallazgos de San Martín de Pusa (ALVARO, E., 1987).
Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes
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