ARQUITECTURA POPULAR II: EL GRANITO
Varios son los afloramientos graníticos de la comarca en estudio, el más extenso es el formado por la sierra de San Vicente y las elevaciones, próximas a Talavera de El Berrocal que no son sino prolongaciones hacia el oeste de esa tierra.
Desde la desembocadura del rio Jébalo, el Tajo vuelve a encajonarse y hace asomar el zócalo continental pétreo, de ahí que hasta su entrada en Extremadura, los pueblos más cercanos a sus orillas dispongan de granito en abundancia para sus construcciones. Lugares como Aldeanueva de Barbarroya ya en tiempos de Felipe ll tenían las casas «hechas de piedra e tierra e teja, todo del mesmo lugar».
En la orilla norte la abundancia de la roca se extiende hacia el norte alcanzando a Oropesa y los demás pueblos de su entorno más o menos encaramados en la sierrecilla granítica que domina todo el Campo Arañuelo, y así por ejemplo Herreruela en el siglo XIX y según Madoz, tiene sus casas fabricadas «de piedras de grano sin labrar con bastantes tapias toscas y de poco precio». Otros afloramientos graníticos mas puntuales salpican el territorio, como es el caso de Santa Ana de Pusa, Navalcán y Parrillas.
Esta roca se utiliza en toda su variedad de dimensiones y formas, como por ejemplo los fragmentos de menor tamaño, y más o menos aplanados, que se utilizan como «ripio». Éste es el relleno que separa los bloques de mampostería, calzando y ajustando a los mismos por presión. Este ripio procede en muchas ocasiones de la fragmentación de los materiales rocosos quebrados o desechados, y así lo define el «Diccionario de Autoridades».
Cuando las piedras son de formas más cúbicas y de un mayor volumen se utilizan para la construcción de los muros “en seco” si las piedras no están unidas por argamasa, o en mampostería cuando sí que se utiliza mortero de cal para la unión de los bloques entre sí, pero sin guardar orden en tamaños y medidas. Puede que para ir conformando el muro se utilice en lugar del mortero de cal y arena simplemente el barro como aglutinante en los muros.
Como los suelos de estas zonas graníticas suelen ser aptos principalmente para pastos, las “cercas” y “vallaos” que separan unos prados de otros se fabricaban en seco con las piedras que, dispersas por los prados, molestaban el crecimiento del pasto en esos mismos terrenos. Con una “narria”, que es una rastra triangular de palo tirada por caballerías y sin ruedas. Se transportaban los grandes bloques de piedra de un lugar a otro sirviéndose del auxilio de palancas y de rodillos.
Los vallaos se levantaban con piedras de diferentes tamaños; desde pequeñas lanchas superpuestas hasta grandes lajas colocadas verticalmente, pasando por los más habituales bloques de tamaño medio y formas más o menos cubicas. Cuando sobraba piedra de la limpieza del prado se amontonaba en los llamados majanos, que en ocasiones servían parael deslinde de tierras o el señalamiento de caminos.
Las grandes lanchas graníticas se utilizaban también como dinteles de las «porteras» de entrada a cercas y corrales. El granito ya trabajado sirve asimismo para todo tipo de recercado de vanos, jambas, dinteles, ménsulas, etc. Los postes graníticos se utilizaban para sostener las parras y enramadas, y en longitudes memores para el tendido de vallados de alambre. El granito labrado o sin labrar se ha utilizado para el enlosado de zonas húmedas (abrevaderos, lavaderos) y encenagadas por el estiércol (corrales, cochineras), o simplemente para el piso de patios y viviendas.
Aunque no es muy frecuente, pequeños lentejones sin labrar colocados en hileras de piedras inclinadas en un sentido las de una fila y en el opuesto las de la siguiente, es decir «en espiga», se utilizaban para la elevación de cercas en lugares donde no abundaba el material de mayor tamaño. Otras veces se uülizaban estas losetas irregulares como remate superior de los vallados en una sola hilera.
Hasta ahora hemos visto, sobre todo las formas de utilización del granito tal como se encuentra en la naturaleza. Si ya intervienen los canteros nos encontraremos con distintos grados de trabajo y acabado en la piedra. El «esbastao» consiste simplemente en eliminar, con una maceta o una almadana los ángulos y salientes de las piedras que nos son molestos para su utilización. La piedra “del corte” es aquella que se ha obtenido por fragmentación de un batolito mediante cuñas metálicas que se introducen en las «cuñeras», éstas son orificios longitudinales abiertos en la roca con punteros.
Con esta operación se consiguen formas de escaso acabado que el «abujardao» procura hacer menos toscas; la bujarda es una herramienta con forma de mazo pero con salientes múltiples y piramidales en su cara de impacto. El picado, labrado, e incluso lijado de la piedra acabarán dando una textura más o menos fina a la misma. Se denomina sillería a la construcción con estos materiales debidamente escuadrados y labrados.
La fragilidad y descomposición, el color, y el grano de la piedra ha dado fama a determinados pueblos por la calidad de su granito como es el caso de Valdeverdeja, Lagartera o AIdeanueva de Barbarroya. En otros lugares como la sierra de San Vicente se ha trabajado poco la sillería, aunque sí que abunda la mampostería, en parte, por una menor calidad de los granitos de la zona.