LA FOTÓGRAFA INGE MORATH TAMBIÉN ESTUVO EN GAMONAL

Mujer de Gamonal en sus lavaderos (Inge Morath)

Siempre tuvo que ser pintoresco y llamativo ver desde el camino que lleva de Talavera a Velada y a la Sierra de Gredos la algarabía y el ambiente de los lavaderos de Gamonal con sus más de 130 pilas de granito situadas en dos grandes círculos, junto al arroyo de Zarzoleja.

En ellas lavaban su ropa las gamoninas remangadas en las pilas de piedra, frotando la ropa con jabón casero hecho con las grasas sobrantes en casa y con sosa.  La ropa se tendía en los juncales que crecían en el entorno para que se secara y se blanqueara mejor, y si no era suficiente se podía cocer la prenda con ceniza en los domicilios, una verdadera lejía natural.

Podemos imaginar las bromas, las canciones y los chascarrillos muchas veces subidos de tono, y la alegría y el intercambio de información entre las mujeres del pueblo.

El de Gamonal se trata de un lavadero tradicional con numerosas pilas de piedra en dos círculos que rodean a sendos pozos de planta cuadrada y muros de mampostería granítica de los que se extraía el agua. Actualmente se ha adecentado la zona con un parque, y hay que señalar que debió llamar la atención de la fotógrafa Inge Morath,  Esta fotógrafa pasó por aquí camino de Navalcán, donde tenía amigos españoles y debió llamarle la atención el ambiente de las mujeres lavando en algarabía con las ropas tendidas al sol entre los juncales del arroyo Zarzoleja, e hizo algunas instantáneas del lavadero que conserva el ayuntamiento de Navalcán por donativo del propio Henry Miller.

Pues bien, hemos hablado en otra entrada de este blog de la visita de Inge Morath a Navalcán en 1954 haciendo la famosa fotógrafa austriaca que trabajó con la agencia Magnum y en las más famosas revistas del mundo unas magníficas fotografías de una boda navalqueña. Su marido, el dramaturgo y Nobel de literatura Henry Miller, que se casó con ella después de separarse de Marylin Monroe, agradeció el recibimiento y el homenaje que se hizo a su mujer en el discurso de agradecimiento que pronunció cuando se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias. Me remito a esta entrada de mi blog que podéis abrir si queréis más detalles:

INGE MORATH, LA ESPOSA DE ARTHUR MILLER QUE FOTOGRAFIÓ UNA BODA EN NAVALCÁN

Pues bien, observando las fotografías he constatado que dos de ellas al menos están realizadas en los lavaderos de Gamonal, probablemente cuando pasó Inge camino de Navalcán, en aquellos años.

Lavaderos de Gamonal (Inge Morath)

En la primera fotografía se ve a una mujer joven de Gamonal que podéis investigar y decirnos quién puede ser y si vive aún, porque si la foto es de 1954 tendría una edad entre 80 y 95 años aproximadamente. La joven se protege del sol con el sombrero de paja y el pañuelo y se ve el agua turbia por el jabón. En los bordes de la pila hay dos trapos enrollados con forma rectangular que creo pueden tener la utilidad de proteger la ropa cuando se la golpea contra la piedra para mejorar el lavado. Al fondo se ve la carretera con unos arbolitos plantados en el borde y el antiguo camino de Gamonal a El Casar que va paralelo a la carretera. Justo detrás de ella se ven los juncales y el cauce del Zarzoleja.

Pila que se encuentra en la misma situación que la foto de la lavandera gamonina.

En la segunda fotografía se observa el círculo de pilas más cercano a la carretera y a la izquierda se percibe el otro. Todavía no se ve el cementerio nuevo y parece percibirse emergiendo entre los árboles la torre de la iglesia de Gamonal. En primer plano las mujeres extienden la ropa en las orillas del Zarzoleja. Esta foto está tomada desde la carretera, justo en dirección contraria que la primera.

El mismo círculo de pilas fotografiado por Inge Morath, en este caso la instantánea se ha hecho desde un punto algo más al oeste, por lo que no se ve la torre de la iglesia.

MARÍA MAGDALENA EN AZULEJERÍA TALAVERANA

SANTA MARÍA MAGDALENA

MARÍA MAGDALENA REPRESENTADA EN AZULEJERÍA TALAVERANA DEL SIGLO XVI EN LA IGLESIA DE EL CASAR DE TALAVERA

María Magdalena es una santa con la que se han confundido a lo largo de la historia hasta cuatro mujeres diferentes: la mujer pecadora que durante una comida en la casa de Simón el fariseo llena de perfume los pies de Jesús y luego los seca con sus cabellos; María de Betania, la hermana de Marta y de Lázaro que recibe a Cristo en su casa y le pide la resurrección de su hermano; la propia María de Magdala curada por Jesús del demonio que la poseía, y por último, también se le han atribuido algunos aspectos de la biografía de María Egipciaca. Se la ha considerado tradicionalmente como la imagen de la pecadora arrepentida y santificada y aunque la iglesia oriental consideró que eran tres mujeres distintas, la occidental las ha considerado la misma.

MARÍA MAGDALENA EN CERÁMICA DEL SIGLO XVI EN LA IGLESIA DE PIEDRAESCRITA

Su atributo más frecuente es el tarro del ungüento con el que perfumó los pies de Cristo. El pelo muy largo la cubre gran parte del cuerpo. El crucifijo y la calavera en muchas  ocasiones, y más raramente el látigo o una corona de espinas son símbolos de su   penitencia. Son varios los episodios en los que aparece representada. En primer lugar la de la cena de Simón en la que parece agachada ungiendo los pies de Cristo con el tarro. En ella a veces aparece Judas que se queja del derroche del perfume observando la escena. En casa de Marta y María se la observa escuchando las palabras de Jesús mientras su hacendosa hermana Marta la reprende por no trabajar y Jesús la defiende diciendo que lo que María hace es también necesario.

MARÍA MAGDLENA UNGE LOS PIES DE JESÚS EN LA CASA DE SIMÓN, AZULEJERÍA SIGLO XVI EN LA IGLESIA DE PIEDRAESCRITA

Otro pasaje muy representado en el arte es el “Noli me tangere” cuando después de la resurrección de Cristo se la aparece y al querer ella tocarle, Él se niega. Otros momentos en los que la santa está presente son el de la resurrección de Lázaro, la crucifixión, el Descendimiento de la Cruz o acompañada de las otras “santas mujeres”.

En el siglo XI, la devoción a la santa en la zona de la Provenza francesa hizo nacer numerosas leyendas, algunas basadas en pasajes de la vida de María Egipciaca, en las que se aseguraba que María Magdalena, Marta y Lázaro en un barco sin vela ni timón arribaron a Marsella y predicaron en el país el cristianismo, bautizando a muchos y retirándose la santa como ermitaña durante treinta años. Siete veces al día bajaban los ángeles y la subían al cielo, donde durante un tiempo observaba la Gloria. También se la ha pintado en su última comunión, administrada también por los ángeles o por Maximino, uno de sus compañeros de predicación.

MARÍA MAGDALENA ERMITAÑA EN LA IGLESIA DE PIEDRAESCRITA, SIGLO XVI

Encontramos en la comarca dos paneles de azulejos de Talavera que la representan en la cueva como ermitaña, uno de ellos en la parroquia de El Casar de Talavera y la otra en la ermita de Piedraescrita cuyos azulejos fueron cocidos en el siglo XVI.

De hace sólo unos años es un pequeño panel que se sitúa sobre la entrada principal de la parroquia de Garciotún, vestida con túnica, el pelo largo y sosteniendo la Cruz como símbolo de penitencia, y al fondo la iglesia del pueblo, en la que el día 22 de Julio se celebra a la santa con la muy interesante fiesta del Ramo en la que los mozos portan un ramo cónico de hojas y ramas de chopo adornados con frutas y banderas de colores. Se reparten tostones y albahaca y las mujeres cantan canciones de temas no siempre religiosos.

MARÍA MAGDALENA EN CERÁMICA DEL SIGLO XX DE C. GARRIDO EN EL TALLER DE EL CARMEN

En la iglesia de la Villa de Mombeltrán está representado en azulejos del siglo XVI el momento en que la Magdalena unge los pies de Jesús en la cena de Simón. Sobre la mesa se observa el tarro, un cuchillo y alimentos como pan y queso. Una escena similar se puede ver en la iglesia de Piedraescrita.

MAGDALENA UNGE LOS PIES DE JESÚS EN LA CENA DE SIMÓN. CERÁMICA DEL SIGLO XVI EN LA IGLESIA DE LA VILLA DE MOMBELTRÁN

Es patrona de los peluqueros, peineteros, fabricantes de perfumes y ungüentos, de los jardineros, de las prostitutas arrepentidas y de las mujeres seducidas. Se la ha invocado tradicionalmente al hacer los ungüentos para que tengan el efecto deseado y también es protectora contra la peste.

EL CORPUS DE LAGARTERA EXPLOSIÓN DE ESTÉTICA POPULAR

EL CORPUS LAGARTERANO

No pretende este artículo ser un tratado sobre el Corpus de Lagartera, sino simplemente mostrar la explosión de color y estética popular de esta fiesta tan recomendable para que acudan ustedes este próximo domingo

Niño Jesús vestido de lagarterano en uno de los altares del Corpus
Niño Jesús vestido de lagarterano en uno de los altares del Corpus

Esta fiesta no se ha valorado suficientemente pues se trata de una explosión de estética popular durante la que por un espacio muy breve de tiempo, apenas tres horas, se exponen algunas de las mejores y más antiguas labores de Lagartera que se sacan de los arcones para, inmediatamente después del paso de la custodia, volver a la intimidad de los ajuares familiares.

Detalle de la decoración de la cabeza de un niño lagarterano
Detalle de la decoración de la cabeza de un Niño Jesús vestido de lagarterano

Desde las nueve de la mañana aproximadamente comienzan en un buen número de casas lagarteranas las labores de decoración de sus portales para alojar al paso de la procesión pequeños altarcillos que son un prodigio de abigarrada pero al mismo tiempo delicada estética popular llena de colorido. Se hace del portal una preciosa hornacina cubriendo uno o dos metros del zaguán de entrada con bellas labores.

La delantera cubre el conjunto a modo de friso. En los laterales se suelen colocar las más preciosas colchas de la casa, y la mesa del altar propiamente dicho se cubre con la sábana sacramental y mantelitos con variados motivos y técnicas de bordado y deshilado. Reposteros, colchas y cortinas completan un abigarrado conjunto que por su colorido recargado pero armonioso nos recuerda las tradiciones mozárabes de este pueblo adobadas con el mestizaje barroco. Y así nos lo describe el historiador local Julián García Sánchez:

“Todos los altares obedecen regularmente a esta traza. La mesa del altar en el mismo centro de la entrada. La mesa se cubre con la sábana sacramental que cuelga brevemente por delante, y ampliamente por los lados, hasta casi tocar la alfombra del suelo. La sábana tiene costosísimas labores de deshilo y bordado; el antipendio, que ordenan mantelillos bajeros de gradación descendente con puntillas de oro y plata, hasta resolverse en el polícromo frontal. Por encima de la mesa del altar corre el friso de la delantera, paralelogramo bellísimo de iconografía religiosa que remata en moldura blanca y azul de flocadura lisa.

Los laterales, amplios reporteros de colchas y cortinas, labradas y de fábrica, ocultan el muro del templo en que se ha convertido el hastial del casón.

Sobre el árula la bóveda de salón, recta, estallando sus témpanos en losanges, encastros y lacerías musulmanas. Repetición que hacen los lienzos rectangulares del fondo y de los lados.

Todo ello compone el retablo de linos y damascos de estas capillas lagarteranas.”

Como ven la complejidad de las labores lagarteranas hace necesario un diccionario específico de la terminología de estas artesanías para llegar a entenderlas.

 

Sólo una serie iconográfica sobre la vida de Cristo en la delantera, en forma de friso, es común a casi todos los altares. Los motivos de los bordados y deshilados son variadísimos, desde los religiosos hasta los paganos de origen oriental como grifos, Cibeles, torres, animales fantásticos, lacerías y arquerías etc.

 

Es muy variada la composición de plantas locales que ornamenta el altar y que también se esparce por la calzada para que, al pisar la comitiva los cantuesos, hinojos, tomillos y mejoranas, se esparza el olor por el ambiente. Una de las casas de la calle principal no exhibía labores, sino que simplemente dejaba abiertas sus puertas mostrando la belleza del patio repleto de plantas.

 

En los altares tampoco es homogéneo el tema decorativo. En la mayoría se exhiben imágenes diferentes que representan al Niño Jesús, vestido de peregrino, de niño lagarterano, de la bola o de Praga. Otras veces las supuestas imágenes del Niño no son otra cosa que angelotes o amorcillos de algún retablo barroco adaptados para la ocasión. La procesión parte de la puerta de la iglesia y recorre un trayecto fijado desde hace siglos. Los caballeros de la Vera Cruz, antigua cofradía lagarterana, vestidos con sus capas acompañan a la custodia. El sacerdote se detiene y bendice cada altar y, mientras tanto, niñas vestidas de primera comunión lanzan pétalos de rosa.

Procesión del Corpus entre altares, labores, plantas aromáticas y trajes tradicionales
Procesión del Corpus entre altares, labores, plantas aromáticas y trajes tradicionales

La procesión, en la que últimamente desfilan vecinos con el vistoso traje local, parte de la puerta de la iglesia y recorre un trayecto fijado desde hace siglos solamente modificado por las ampliaciones del casco urbano. Los caballeros de la Veracruz con sus capas acompañan a la custodia.

Lagarteranas en la misa del Corpus
Lagarteranas en la misa del Corpus

El sacerdote se va deteniendo en cada altar para bendecirle y mientras lo hace, niñas vestidas de comunión lanzan pétalos de rosa. La comitiva sigue el recorrido cantando y un momento después de pasar la procesión se deshace cada altar para que las telas labradas no se deterioren con el sol y la intemperie.

Niños vestidos de lagarterano delante de un altar del Corpus
Niños vestidos de lagarterano delante de un altar del Corpus

UN CUADRO DE 1610 QUE REPRESENTA EL RÍO Y EL PUENTE VIEJO DE TALAVERA

UN CUADRO DE 1610 QUE REPRESENTA EL RÍO Y

EL PUENTE VIEJO DE TALAVERA

Cuadro del Louvre-de-Brueghel el Viejo que representa el puente Viejo de Talavera
Cuadro del Louvre-de-Brueghel el Viejo que representa el puente Viejo de Talavera

Debemos a Alberto Loarte Prieto un interesante artículo en el que desvela el descubrimiento de un cuadro del pintor Jan Brueghel el Viejo que representa de forma muy idealizada el puente Viejo de Talavera que vamos a comentar. Tanto éste cuadro como otra versión alegórica del mismo se encuentran en el museo del Louvre de París.

Se trata de un óleo sobre cobre de pequeñas dimensiones (28cm x20,5cm) que representa el puente visto desde lo que hoy sería la calle Puerta del Río con numerosos personajes y un gran trasiego de gentes y ganados en torno a la entrada del mismo. La escena ha sido idealizada ya sea porque el pintor, si es que estuvo en Talavera, lo pintó de memoria o porque se basara en algún grabado anterior.

A la izquierda aparece un edificio de considerable altura que aunque está rematado con una pequeña espadaña, podría representar los molinos que antiguamente aprovechaban la corriente bajo el primer ojo del puente. También podría tratarse de alguna edificación pública que controlaba el paso y del puente y el cobro del pontazgo como más tarde estuvo la casilla de peones camineros.

No es extraño ver a los caballeros bajar hasta el río con sus caballerías pues antiguamente había rampas a los dos lados del puente para hacer más accesible el paso de ganados a la orilla, incluso aparecen en las fotografías del siglo XIX de Cliford. En las épocas de estiaje y sobre todo si estaban abiertas las compuertas de la azuda de los molinos de Abajo el agua bajaba de nivel y debido a la gran anchura del río en este tramo y la escasa profundidad podían los animales pastar en las islas.

Se representan comerciantes y arrieros con sus mercancías, frailes y viandantes. El puente se encuentra muy idealizado, con sus arcos más altos y estilizados, aunque sí que se percibe algún arco arruinado como era habitual en nuestro puente siempre en precaria situación por su asiento arenoso y las crecidas. No se dibuja sin embargo el quiebro que hace el puente con sus tres primeros arcos siguiendo el primitivo trazado romano. El Cerro Negro se representa como una pequeña cordillera montuosa con vegetación abundante y no como la línea de terrazas y barrancas que es en realidad.

El pintor nació en Bruselas, fue hijo de Peter Brueghel el Viejo y amigo de Rubens con quien colaboró en la realización de algunas obras por su dominio de la pintura de bodegones y vegetales. Estudió en Amberes y viajó a Italia donde obtuvo reconocimiento por su obra mientras estuvo al servicio del cardenal Federico Borromeo. Vuelve a Amberes y en 1609 es nombrado pintor del Archiduque Alberto de Austria y la Infanta Isabel Clara Eugenia a quienes Felipe II concede el gobierno de los Paises Bajos por ser ella hija del Rey prudente e Isabel de Valois. El cuadro se pintó en 1610, cuando el pintor flamenco llevaba residiendo 12 años en Amberes. Es fácil por tanto que Brueghel no estuviera jamás en Talavera pero sí estuvo sin duda su señor el archiduque cuando entre los años 1585 y 1598 era arzobispo de Toledo y por tanto señor de Talavera cuya residencia era el alcázar talaverano desde donde precisamente se contemplaba el escenario que aparece en el cuadro. Puede que entre el patrimonio o los recuerdos del archiduque hubiera algún cuadro o grabado que sirviera de modelo a esta pintura de Brueghel.

El templo de la Sibila deTivoli en una composicion de Brueghel junto al puente de Talavera
El templo de la Sibila deTivoli en una composicion de Brueghel junto al puente de Talavera

Existe también en el Louvre otro cuadro de tema alegórico muy curioso pintado al óleo sobre cobre en una plancha circular. Representa el mismo puente de Talavera pero a la izquierda de él se ha pintado sobre una elevación el templo de la Sibila de Tívoli. La sibila es una profetisa mitológica que tenía uno de los templos principales en esta ciudad cercana a Roma que aparece esquemáticamente pintado. En este cuadro se reflejan junto a personajes que deambulan por el puente con mercancías, frailes y jinetes que bajan al río a dar de beber a sus caballerías, algunas figuras femeninas y lo que parece un monje que bendice a los transeúntes rociándoles con agua mediante lo que parece una rama.

También se percibe una empalizada a la derecha del puente y una especie de cobertizo de un mesón a la izquierda con un personaje sentado bebiendo. Se diferencia también del otro cuadro en que en el río se ve una barca y que en el otro extremo del puente se ha dibujado una edificación.

APARECE UNA IMAGEN EN TIERRA DE TALAVERA

APARECE UNA IMAGEN EN TIERRA DE TALAVERA
Cuadro que representa la aparición de la Virgen de Guadalupe a Gil Cordero
Cuadro que representa la aparición de la Virgen de Guadalupe a Gil Cordero

 

El rey Sancho IV había tomado su venganza contra la hidalguía talaverana por el apoyo que había prestado a su padre Alfonso X durante el conflicto bélico que los enfrentó. Entre la historia y la leyenda podemos considerar la muerte de cuatrocientos caballeros de la villa que fueron ajusticiados por Sancho el Bravo. Descuartizados, fueron sus pedazos colgados de la puerta que desde entonces se llamó Puerta de Cuartos.

Algunos historiadores consideran que el deseo de reconciliarse con Talavera llevó al rey a concederla tres grandes dehesas para su repoblación al sur de su extenso alfoz. Una de ellas era la dehesa de los Xebalillos, zona de la actual cabecera del río Gébalo. Otra era la dehesa del Castrejón de Ibor, lo que, aproximadamente, hoy se conoce como comarca de Los Ibores. La tercera era la dehesa del puerto de Juan Román, Ivan Román en grafía medieval, que abarcaba los actuales términos de Valdecaballeros y Castilblanco, hoy en la provincia de Badajoz, Alía y los bosques y montes cercanos al río Guadalupe, más tarde conocidos como dehesa de Los Guadalupes.

Imagen de la Virgen de Guadalupe en cerámica talaverana, obra de Ruiz de Luna
Imagen de la Virgen de Guadalupe en cerámica

“ Sepan quantos esta carta vieren cómo nos don Sancho…por hacer bien y merçed al conçejo de Talavera, porque han pocos pueblos e no an común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver, por la merçed que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y puedan hacer en ellas todas las cosas que en su pro sean…E mandamos que aya estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí en adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de las entrar en ellas”.

La leyenda de la aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe no data concretamente el momento en que se produce el hallazgo pero, por el contenido del relato, sabemos que la talla es escondida por clérigos sevillanos que huían de la persecución musulmana y es hallada más tarde, cuando el territorio ha sido ya reconquistado por los cristianos. Por ello, el comienzo de la devoción guadalupana se situaría probablemente en el siglo XIII, como parece indicar el estilo de la escultura y el hecho de que hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 no se puede considerar este territorio poblado por cristianos debido a la inseguridad producida sobre estos despoblados de La Jara por las frecuentes razzias árabes.

Los documentos históricos más antiguos en los que aparece mencionada una iglesia y hospital de Guadalupe se remontan a 1327 y 1329 pero en 1339 ya tiene el templo suficientes medios económicos como para adquirir un batán.

Talla de la Virgen de Guadalupe
Talla de la Virgen de Guadalupe

En 1340 el rey Alfonso XI, que ya debería conocer estos parajes por sus correrías cinegéticas, acude a Guadalupe para dar gracias a la Virgen por su victoria en la batalla del Salado, importante estratégicamente porque impedía una nueva invasión musulmana por la secta de los benimerimes aliados con los reyes de Granada, como nos cuenta la “Crónica de Alfonso el Onceno”:

“ E el rey partió luego de Llerena e fue a Santa María de Guadalupe a dar gracias a nuestra Señora, en quien este noble rey Alonso auie gran deboçión e a quien el se auie recomendado cuando yua a pelear con los moros, e por la marauillosa vitoria que Dios por ruego de su madre, le había dado contra los rreyes Alboacén de Marruecos e de Benamarín et de Granada e offresçió muchas cosas; e mandó que se escribiese en Crónica como nuestra Señora auie aparescido en aquel lugar al vaquero e auía hallado allí soterrada su santa ymagen e se auía fecho allí aquella sancta yglesia de Guadalupe donde nuestra Señora hazía tantos milagros y de cómo él auía dado a aquella yglesia el término que tiene de las tierras de Talavera e Trugiello”.

Por un privilegio dado en Sevilla en 1340, Alfonso XI pone bajo su amparo a la iglesia y hospital de Guadalupe con todas sus pertenencias y ganados, a los que autoriza a pasar por todo el reino libremente. En 1341 promueve un patronato real mediante una carta emitida en Cadalso para mejorar la primitiva ermita pues la había encontrado “ asaz  muy pequeña y estaba derribada, e las gentes que i venían a la dicha ermita venían por devoción, non avyan i do estar, nos, por esto tobimos por bién e mandamos fazer esta hermita mucho mayor, de manera que la eglesia es grande, en que puedan caber las gentes que i vienen en romería, e por faser esta eglesia dimos nos el suelo nuestro en que se ficiese, e mandamos labrar las labores de dicha hermita”.

Para mantener al prior y a los clérigos que servirían al santuario y para la financiación del hospital que recibiría a los peregrinos, el rey Alfonso dispuso que se entregaría la martiniega de los nuevos pobladores a la iglesia de Guadalupe. Además dota a la nueva institución del suelo necesario para su manutención y la de sus sirvientes.

TALAVERA NO SE RESIGNÓ

La villa cabeza del alfoz no vio con buenos ojos esta segregación e intenta, tanto a través del concejo y sus agentes como protegiendo a los vecinos que no respetan los privilegios reales de la iglesia de Guadalupe, que prevalezcan sus antiguos derechos sobre el territorio. Los enfrentamientos son constantes y durante todo el siglo XIV los reyes Alfonso XI, doña María, Pedro I, Enrique II y Juan I deben enviar reiteradamente cartas amenazantes a Talavera ordenando que se respete la normativa que protege, por ejemplo, a los ganados de la fundación real y así, recuerda Alfonso XI que deben los talaveranos permitir pastar en sus prados y dehesas a 800 vacas, 50 yeguas, 2000 ovejas y cabras y 500 puercos del futuro monasterio. Tampoco se permite al ganado que transite libremente por las Tierras de Talavera y se aprenden cabezas con frecuencia por los alcaldes y agentes del concejo talaverano, sin ni siquiera permitir que los pastores “tomen corteza de los árboles para hacerse calzado”, lo que nos revela una curiosa utilidad del corcho en la época. También se intenta cobrar por el tránsito y comercio de abastecimientos para Guadalupe, se impide que los bueyes puedan pastar, o que los pobladores de La Puebla instalen colmenas en los términos de Talavera. Los recaudadores del portazgo consideran a los peregrinos como “descaminados” y los toman el vino y las viandas que traen para el camino. La Santa Hermandad de Talavera no se resigna a dejar de cobrar el impuesto de la asadura que servía para mantener a esta institución de policía rural. Los conflictos son permanentes, sobre todo en las zonas fronterizas de Alía y el paraje de la Posada del Rey, cerca del Hospital del Obispo, llegando  incluso a levantarse los mojones de deslinde.

VIAJEROS POR TALAVERA HACE 500 AÑOS

VIAJEROS POR TALAVERA HACE 500 AÑOS

Uno de los palacios donde pudieron pernoctar los vaijeros de hace 500 años. El mal llamado de Francisco de Aguirre(casa de Borrajo) hoy desparecido
Uno de los palacios donde pudieron pernoctar los vaijeros de hace 500 años. El mal llamado de Francisco de Aguirre(casa de Borrajo) hoy desparecido (dIBUJO DE ENRIQUE REAÑO SOBRE FOTOGRAFÍA ANTIGUA)

Nos encontramos en el siglo XV, cuando León de Roshmintal, un cuñado curioso del rey Jorge de Bohemia, viniendo de Guadalupe pasa por aquí y dice que Talavera es una ciudad con castillo, situada en campos regados por el Tajo y que el camino discurre entre olivares y viñas que rodean a la ciudad por los dos lados. Es la primera vez que aparece la referencia directa a los cultivos de secano que rodeaban a Talavera, sobre todo los magníficos olivares que llaman la atención de muchos de los que por aquí pasan.

Ya a finales de esa misma centuria, visita nuestra ciudad Jerónimo Münzer, médico de Nuremberg, geógrafo y astrónomo. También viene de vuelta de Guadalupe, como seguirá sucediendo con muchos viajeros y romeros que durante este siglo y el siguiente peregrinarán al monasterio de las Villuercas mientras se encuentra en su pleno apogeo. Dice este viajero de Talavera que “es una célebre ciudad a orillas del Tajo, que se atraviesa por un puente de veintidós ojos. El arzobispo de Toledo fundó en ella dos monasterios uno de Jerónimos (se refiere a don Pedro Tenorio) y otro de franciscanos (probablemente se trata en este caso de fray Hernando de Talavera que impulsa el convento donde después estaría la parroquia de San Francisco). La población, en donde también hay una colegiata, es tan grande como Nordlingen, y está en una llanura fértil en vino y aceite y otros varios productos”.

Otro lugar común de todos los viajeros a su paso por Talavera será la fertilidad de su tierra a la que aquí se refiere también el alemán. Ya en el siglo XVI Antonio Lalaing viene en 1501 acompañando a España a Felipe el Hermoso y viaja también a Guadalupe mencionando simplemente a nuestra ciudad, en la que pernocta.

Navagero es otro viajero humanista y embajador de Venecia ante Carlos V que en su cuaderno de viaje dice: “El día veinticinco fuimos a Carmena que hay tres leguas, a Cebolla y luego a Talavera. Cerca de Talavera pasamos por un puente de piedra un río que se llama el Alberco (Alberche), que poco después entra en el Tajo. La ciudad de Talavera es muy buen lugar, está a orillas del Tajo y tiene sobre él un puente; conserva un pedazo de muralla antigua y en ella una puerta también antigua “e lápide cuadrato”. Hay ruinas de termas y algunas inscripciones en piedras antiguas, muchas de las cuales no se pueden leer, pero se ve en ellas el nombre de Gneo Pompeyo…lo que he notado en Talavera es que todas las murallas nuevas están hechas con piedras cuadradas de los muros antiguos. Hay aquí un hermoso monasterio de jerónimos y el lugar es del arzobispo de Toledo”.

Ya los viajeros de hace 500 años observaron las inscripciones romanas encastradas en la muralla
Ya los viajeros de hace 500 años observaron las inscripciones romanas encastradas en la muralla

Es de reseñar en esta descripción el espíritu de observación arqueológica de Navagero que fija su atención en las antiguas piedras romanas reutilizadas en la muralla, las inscripciones epigráficas, o las antiguas termas que llega a percibir de antigüedad también romana. Ya es el segundo viajero que se admira de la riqueza del monasterio jerónimo de Santa Catalina, en pleno cenit de su poder y riqueza.

El interventor de Carlos V, Juan de Vandenese hace una descripción de los viajes del Emperador y nos relata que el día 22 y 23 de Abril de 1524 se halla en Talavera doña Leonor de Austria, viuda del rey de Portugal y hermana de Carlos V, que concierta su matrimonio con el rey de Francia. Precisamente en nuestra ciudad se quita el luto para ir a Toledo en busca de su prometido.

Palacio de Villatoya, construido en la época de los viajeros que referimos
Palacio de Villatoya, construido en la época de los viajeros que referimos

En 1542 el portugués Gaspar Barreiros, canónigo de Évora y hombre letrado pasa por Talavera: “Viniendo después a esta villa, que es de los arzobispos de Toledo, está asentada en las orillas del Tajo, cercada de muros de piedra y cal, torreados con sus torres, a las que llaman albarradas (albarranas), con una fortaleza, aunque los muros de los arrabales sean de tapias. Tiene cerca de tres mil vecinos, con catorce iglesias y seis monasterios, cuatro de frailes y dos de monjas y cincuenta lugares de su jurisdicción, los cuales están en su término. Tiene una iglesia colegiata en la que hay deán y todas las demás dignidades, y canónigos como en las catedrales. La tierra es de buena comarca de pan, vino, miel, frutas y ganado. En ella hay mucha gente noble y rica, eclesiástica como secular y muchos hidalgos honrados, algunos de los cuales son del linaje de los Meneses legítimos, sino éstos.”

PIEDRA, MADERA Y BARRO

PIEDRA, MADERA Y BARRO

Un relato sobre arquitectura popular en La Jara

Casa de majada en El Portezuelo, junto al río Jébalo
Casa de majada en El Portezuelo, junto al río Jébalo

Mariano miraba a su mujer que se despertaba remolona sobre el lecho de retamas y paja del chozo. El ruido que hacía el pastor al soplar sobre el fuego había despertado a Crisanta. Se volvió perezosa y su mirada se cruzó con la del hombre que era su marido desde hacía dos años y que compartía felizmente su pobreza con ella.

Pero ese día amanecía radiante y podía verse el cielo castellano, el cielo invernal más azul, por la abertura que dejaba la manta que su marido había colocado en la puerta para impedir el paso de la humedad de la mañana. La leche recién ordeñada hervía ya en el cazo que Mariano compro el día que fueron con su tío el arriero a Talavera.

Casi ningún pastor podía permitirse el pequeño capricho de ir de viaje de novios, pero él siempre había sido el favorito de su tío e incluso les invitó a comer y dormir en una fonda llena de tratantes y algún viajante de mercería. Por la noche les llevó al «liceo», una iglesia abandonada por los frailes y dedicada ahora a salón de baile donde esa noche tocaba una orquesta de Madrid. Bebieron gaseosa y vino y fue tal vez la noche más feliz de sus vidas.

Después, la soledad de la sierra, el ruido de los búhos,  los aullidos de los lobos y los jabalíes hozando en el prado habían sido los sonidos, tan terroríficos al principio, que impedían a Crisanta conciliar el sueño. Aunque poco a poco había ido acostumbrándose, como al intenso olor de cabra que despedían las ropas de su marido, ese olor que se le hacía casi agradable cuando en mitad de la noche despertaba asustada y se acurrucaba con su hombre.

Pozo y casa en la dehesa de Montarcos, en belvís de La Jara
Pozo y casa en la dehesa de Montarcos, en Belvís de La Jara

Por entre las juntas de las pizarras que formaban la bóveda del techo salía el humo del hogar, pero la leña húmeda consiguió hacer toser a la mujer. Mariano al levantarse apenas emitía algún gruñido antes de irse a ordeñar, pero más solícito que de costumbre, arropó a la mujer y dijo:

­-Quédate otro rato, anda.

-Tenía que quedarme preñada todos los días, para que así miraras por mí -respondió sonriendo la mujer- ¡Anda bolo! Que yo iré limpiando, vete al ganao.

Mientras el pastor estaba de careo veía de lejos a su mujer afanarse cogiendo leña y acercándose a la fuente a por agua. Andaba ya torpe con la tripa, estaba de seis meses y pronto tendría que irse con su madre al pueblo. No debía parir en aquel chozo y su hijo no se criaría ahumado en aquel cuchitril. Si las cabras parían bien sacaría un poco de dinerillo y acometería su proyecto, haría una casa para su familia.

Mientras pensaba en esto, Mariano tomó una plancha de corcho y con navaja tan gastada como afilada comenzó a darle forma redondeada a uno de los bordes, después la uniría a otras piezas con virus de jara y formaría una cuna para su hijo. Ya había matado otros ratos de pastoreo tallando un sonajero de una rama de espino y después haría un castillejo de corcho para meter al chaval mientras la madre se afanaba en la majada.

Su hermano le trajo al monte la noticia, la partera había dicho que era un muchacho muy hermoso. El pastor bajó al pueblo con las monedas que le habían dejado los cabritos. Antes de que volvieran al monte su mujer y el niño tenía que cubrir aguas.

Fue al herrero y encargó ochenta clavos para unir las alfangías a la viga maestra. En el comercio le vendieron cuatro costales de cal de Montesclaros. Aunque la casa iba a levantarla de piedra y barro necesitaría algo de argamasa para la chimenea y el caballete del tejado. Bajó después al tejar de tío Jacinto que había sido amigo de su padre, Mariano le echaría una mano y así las tejas le saldrían apañás de precio. Ya podía empezar pues el resto de lo que necesitaba para su casa lo tenía en el monte: piedra, barro y madera.

En una solana frente al arroyo decidió hacer los cimientos, cortó las jaras e igualó el terreno tirando con una cuerda el trazado de los muros. Tomó su azada y fue excavando los cimientos. En algunos lugares la pizarra se encontraba somera y tuvo que romperla con una cuña y la almadana, mientras que en otras partes de la cimentación el desnivel hizo necesario que fuera con el borrico a por grandes cantos rodados del arroyo para rellenar la zanja.

Con paciencia fue levantando las paredes, primero una fila de lanchas de pizarra y luego, para sentar la hilera siguiente, una capa de barro que había traído de los trampales, donde tantas veces se atascaba la borrica al pasar con el arado. Mariano iba dando la vuelta a las lajas hasta encontrarlas la cara adecuada en lo que parecía un juego de rompecabezas con un ritmo tan lento que, al principio, le hacía pensar a Mariano que su hijo ya habría entrado en quintas cuando él acabara la casa.

Pero cuando terminó la jornada y observó su obra mientras devoraba una gruesa loncha de tocino con largos y pausados tragos de vino, pudo calcular que en unas semanas habría levantado los muros y, aunque le dolían los riñones, sonreía mientras ordeñaba a las cabras pensando en la cara que pondría Crisanta cuando viera su nuevo hogar.

Con la ayuda de su hermano bajó hasta el arroyo a por el tronco de fresno que había escogido con tanto cuidado para descortezarlo y así evitar que se pudriera o se lo comieran las termitas. Invitó a los pastores vecinos que le ayudaron a subir la viga maestra y luego se bebieron el aguardiente que guardaba para una ocasión así. Sobre la viga clavó las alfangías y sobre ellas las jaras y la torta de barro que iban a sostener a las tejas.

Piedra, madera y barro, un hogar que nacía de la tierra, que era parte de esa tierra en la que luego él y su mujer y su hijo y los hijos de sus hijos se iban a deshacer en polvo con el que otros que vendrían después  amasarían el barro de sus casas.

Arquitectura popular en Aldeanovita

LA FRESNEDA DE LA JARA

LA FRESNEDA DE LA JARA

Arquitectura popular de La Fresneda
Arquitectura popular de La Fresneda

Si tomamos una carretera que se dirige en dirección oeste desde la parte alta del casco urbano de Torrecilla llegaremos primero al ameno paraje donde se sitúa la ermita de la Virgen del Valle junto al río Fresnedoso. Aguas abajo se levanta el cerro de los Moros, donde se localiza la necrópolis visigoda ya aludida. Seguimos la carretera pasando arroyos y rañas elevadas desde las que tenemos hacia el sur hermosas vistas de la Jara Alta y llegamos al entrañable pueblecito de La Fresneda, un lugar donde, sin caer en el tópico, encontraremos a gentes realmente acogedoras.

Horno de cal en La Fresneda
Horno de cal en La Fresneda

Aunque existen referencias del siglo XVIII a una labranza de Torrecilla “con cuatro casas con sus habitadores, los dos vecinos de Espinoso, y los otros dos, vecinos del lugar de Sevilleja”, el comienzo de la andadura del pueblo como tal se produce a mediados del siglo XIX, pues es conocido que La Fresneda fue fundada por un labrador llamado “el abuelo Lorenzo” al que se reproduce en un panel de cerámica de los que adornan la pequeña plaza local. Todavía se conoce cual fue su casa y cómo se extendieron las edificaciones según crecía el vecindario descendiente de aquella primera familia pionera. A lo largo del arroyo Valbellido se distribuye el caserío que conserva algunas casas y rincones de sabor jareño con los muros de pizarra o blanqueados. Cerca del cementerio existe un calero, un horno para cocer la cal con la que antiguamente  enjalbegaban las casas o fabricaban la argamasa para las construcciones.

Horno de pan adosado a una vivienda con zahurda bajo el propio horno en el valle del Jébalo
Horno de pan adosado a una vivienda con zahurda bajo el propio horno en el valle del Jébalo

La iglesia se inauguró en 1944. Construida sobre un solar donado por una vecina, no desentona con la arquitectura tradicional. Fue erigida con la financiación que proporcionó don Anastasio Granados, sacerdote que fue obispo auxiliar de Toledo pero que cuando era cura durante la Guerra Civil en pueblos cercanos hubo de huir y fue recogido y ocultado por los “fresneanos” durante la contienda.

Labranza a las orillas del embalse del río Jébalo
Labranza a las orillas del embalse del río Jébalo

Pero el mayor encanto de La Fresneda además de sus gentes es su entorno y aislamiento. Muy cerca del pueblo, aunque en término de Alcaudete, se encuentra el embalse del río Jébalo. Un paraje de gran belleza con las aguas represadas entre encinares y olivares y en cuyas orillas se asientan varias labranzas antiguas de bonita arquitectura tradicional, entre las que destacan la de Paniagua, que llegó a ser una verdadera aldea, o la de Los Villarejos, adquirida por los fresnedanos en parcelas y cuyo caserío domina la presa. En sus inmediaciones se han hallado restos romanos y una necrópolis de la Edad del Hierro que demuestran que no fue el abuelo Lorenzo el primero en asentarse en estos territorios. Si subimos el río unos dos kilómetros podremos bañarnos en pozas solitarias de aguas limpias entre fresnos y riscos de pizarra.

El valle del Jébalo en la zona de Los Villarejos
El valle del Jébalo en la zona de Los Villarejos

CUANDO EL TAJO ERA FUENTE DE FELICIDAD ( 1)

CUANDO EL TAJO ERA FUENTE DE FELICIDAD

Bañistas sobre la presa de Palomarejos
Bañistas sobre la presa de Palomarejos

Hoy que es noticia un Tajo lleno de espumarajos en Toledo y putrefacción en Talavera, hay que mostrar cómo el río fue patrimonio de todos sus ribereños, que disfrutaban de una verdadera cultura fluvial que daba alegría a sus vidas. Es lo que  el catedrático aragonés Javier Gil creador de la Fundación Nueva Cultura del Agua llamaba FLUVIOFELICIDAD, en las primeras jornadas del Tajo organizadas por la Plataforma de Talavera.

Vemos aquí algunas instantáneas de esa fluviofelicidad de los talaveranos bañándose en en la playa de Los Arenales, en el Paredón, los Sifones, la Presilla o Palomarejos. He ido recogiendo imágenes de diferentes fuentes. Unas pertenecen a diferentes ciudadanos que las prestaron para una exposición de la Universidad de Mayores, otras a la familia de Pedro Pablo González y otros donantes anónimos.

Se añaden a otras entradas de esta web que podéis buscar en la pestaña de Naturaleza y Ríos o en la de fotos antiguas.

La familia González yendo a disfrutar un día en la playa de los Arenales
La familia González yendo a disfrutar un día en la playa de los Arenales

Familia disfrutando del Tajo
Familia disfrutando del Tajo

Bañistan en el Paredón, al fondo se ve la Real Fábrica de Sedas a la izquierda
Bañistan en el Paredón, al fondo se ve la Real Fábrica de Sedas a la izquierda

Cuando los niños talaveranos disfrutaban de su río
Cuando los niños talaveranos disfrutaban de su río

Otra escena de bañistas en Palomarejos, esta vez por debajo de la presa
Otra escena de bañistas en Palomarejos, esta vez por debajo de la presa

Familia disfrutando en la playa de Los Arenales
Familia disfrutando en la playa de Los Arenales

Bañistas jugando al balón en Los Arenales
Bañistas jugando al balón en Los Arenales

La playa de Los Arenales con sus merenderos
La playa de Los Arenales con sus merenderos

Familia disfrutando en la playa de Los Arenales
Familia disfrutando en la playa de Los Arenales

Chicas talaveranas disfrutando del río en los años 60
Chicas talaveranas disfrutando del río en los años 60

DOS ESCENAS DE LA VIDA DE SANTA ANA EN AZULEJERÍA ANTIGUA DE TALAVERA

San Joaquín y Santa Ana ante la puerta Dorada. Iglesia de Piedraescrita

Esta escena se basa en la Leyenda Dorada y en evangelios apócrifos como el Protoevangelio de Santiago  Además del dogma de la Inmaculada Concepción, la Iglesia propuso como doctrina que la concepción de María también se produjo “sine mácula”.

Joaquín era un hombre rico que tras veinte años de matrimonio con Ana no había tenido descendencia. En cierta ocasión no le dejaron hacer una ofrenda en el templo por no haber tenido hijos y, disgustado por ello, se retiró al desierto con sus ganados. Allí se le apareció un ángel que le anunció que Ana concebiría una hija que sería la madre de Jesús.

Decoración lateral renacentista del panel de la puerta dorada

Una aparición similar tuvo Ana cuando se preguntaba bajo un laurel porqué hasta los gorriones tenían descendencia y ella no. El ángel les dijo a ambos que se reunieran ante la Puerta Dorada de Jerusalén y esa es la escena representada, cuando se abrazan y se besan, momento que principalmente los franciscanos defendieron como instante de la concepción de la Virgen “sin concupiscencia”.

San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada. Detalle. Iglesia de Piedraescrita

*Iglesia de Piedraescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Policromía. Siglo XVI. Joaquín y Ana ante la puerta pintada de amarillo para indicar que era la Puerta Dorada. Esta cerámica es del siglo XVI, y es a finales de esta centuria cuando se empieza a sustituir esta representación por la de la Inmaculada Concepción, y de hecho, en las escenas de la basílica del Prado realizadas ya en el siglo XVII no aparece esta escena. Enmarcada por querubines y columnas abalaustradas con decoración renacentista.

Santa Ana se pregunta por qué es estéril

*Iglesia de Piedraescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Policromía. Siglo XVI. Ana arrodillada se pregunta por qué no tiene descendencia bajo un árbol cuyas hojas intentan representar las de un laurel, con los pajarillos y la cría en su nido. Es curioso el remate del muro con un bardal de ramas entrelazadas.

Decoración renacentista de «candelieri» y grutescos en el lateral de una de estos paneles

Escena enmarcada por friso superior e inferior de grutescos de blanco en reserva sobre azul, además de filetes y cordoncillo.