LOS MATERIALES DE LA ARQUITECTURA POPULAR

LOS MATERIALES DE LA ARQUITECTURA POPULAR EN LAS TIERRAS DE TALAVERA

Fotografía de una vivienda en Azután donde podemos ver varios materiales utilizados para la construcción de un muro: adobe, tapial, ladrillo, canto rodado, y cantonera de granito
Fotografía de una vivienda en Azután donde podemos ver varios materiales utilizados para la construcción de un muro: adobe, tapial, ladrillo, canto rodado, y cantonera de granito

Larquitectura popular se caracteriza por la utilización de los materiales más inmediatos y por ello es degran belleza al mimetizarse con el medio y no desentonar con el mismo.

Y así en los pueblos donde escasea la piedra pero que se encuentran en tierras arcillosas es el barro el elemento fundamental para construir los muros. Ya sea en el barro comprimido y pisado entre encofrados de tablas formando los paños del típico aparejo mudejarista también llamado toledano o bien el barro mezclado con paja, frecuentemente de centeno, que se da forma con unas gradillas y se deja secar al sol formando los adobes.

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OTROS RECEPTORES DEL MOLINO DE AGUA: RAMPA, TUBO, REGOLFO

OTROS RECEPTORES DEL MOLINO DE AGUA ADEMÁS DEL CUBO: RAMPA, TUBO, REGOLFO

Otro nuevo capítulo de mi libro agotado «Los Molinos de Agua de la Provincia de Toledo»

Cuando el canal no desemboca en un cubo sino que, desde el desnivel conseguido, se precipita el agua directamente por una prolongación en rampa de ese mismo canal, nos encontramos ante un molino de rampa (figs. 15 y 17) o simplemente de canal como suelen referirse a este receptor los molineros.

Tipos de receptor de los molinos de agua con rueda hidráulica de rodezno
Tipos de receptor de los molinos de agua con rueda hidráulica de rodezno

La frecuencia de este tipo de receptor en rampa es mayor en la comarca de los Montes de Toledo y precisa de un caudal relativamente abundante para su funcionamiento. Es curioso constatar que en más de diez casos de todos los estudiados, se asocia este sistema de rampa con un cubo anejo en el mismo molino que serviría para moler en épocas de escasez de agua, mientras que la rampa aprovecharía los mayores caudales de los días lluviosos, e incluso funcionarían los dos sistemas a la vez si el caudal lo permitiera.

Las rampas pueden estar descubiertas o techadas con grandes lajas de granito que también sirven para enlosar las paredes y el suelo. Lo más frecuente es que estas rampas tengan una cubierta de lajas y sobre ellas se acumule tierra y mampostería irregular (fig. 17). Es muy habitual que los molinos de rampa tengan balsas previas de dimensiones considerables que tienen acceso a las rampas mediante compuertas regulables (Foto 5).

La altura y la anchura de la sección de las rampas oscila entre uno y dos metros siendo siempre la altura algo mayor que la anchura. La longitud de las rampas varía desde los cinco hasta los veinte metros. La inclinación viene siendo de entre 301 y 601.

Casi todos los tratados clásicos de molinería se inclinan por la rampa como sistema más arcaico de receptor entre los molinos de rodezno. Los molinos de cubo o arubah serían un descubrimiento posterior probablemente surgido en el ámbito de la cultura musulmana.

Recptor de molino de tubo con un cubo de xinc adaptado para mantener esranqueidad. Molino de garganta Tejea
Recptor de molino de tubo con un cubo de xinc adaptado para mantener esranqueidad. Molino de garganta Tejea

Cuando estas rampas se hacen más estrechas, cerradas y de una mayor inclinación, nos encontramos ante  lo que yo he querido llamar molinos de tubo (fig.15). Cinco ejemplares de la garganta Tejeda, en El Real de San Vicente, y otros tres sobre la garganta de Las Lanchas en Robledo del Mazo son buena muestra de este tipo de receptor en nuestra provincia. Se localizan en arroyos de fuerte pendiente y caudal bastante mantenido. Una pequeña presa en la torrentera desvía el agua a un canal que, en el caso de garganta Tejeda, abastecerá consecutivamente a los tubos de cinco molinos situados en una loma lateral de la ribera del arroyo (Foto 6).

Quedan restos de troncos vaciados de castaño que debieron servir en principio  como conducto y que luego fueron sustituidos por tubos metálicos en El Real, y de cemento en el caso de Robledo. Los tubos tienen entre veinticinco y cincuenta centímetros de diámetro y, dada su inclinación, conducen el agua con gran potencia. Es evidente la influencia de los molinos abulenses sobre este tipo de receptor. Visitando las gargantas de la sierra de Gredos podemos observar un gran número de ellos.

Con el molino de tubo hemos descrito todas las formas de receptor que accionan los rodeznos: molinos de presa de acceso directo, molinos de escorrentía, molinos de rampa y molinos de cubo. Pero además de la rueda tradicional o rodezno, existen en nuestra provincia representaciones numerosas de ese otro paso en la evolución molinera que es el sistema de regolfo.

Restos de la cuba de piedra de un molino de regolfo
Restos de la cuba de piedra de un molino de regolfo

En los molinos de regolfo no existe «el canal». El agua entra directamente al molino con el mismo nivel que lleva la corriente fluvial y pasa bajo el edificio mediante un conducto de sección rectangular pero más estrecho a la salida que se conoce como «la»canal, lo que se conoce como «la bomba» en los tratados clásicos. La diferencia de estas conducciones con las rampas es que éstas se encuentran inclinadas mientras que la canal de los regolfos no.

Esquema de un molino de regolfo
Esquema de un molino de regolfo

Las dimensiones de las canales de nuestros molinos de regolfo varía según sirvan a molinos manchego, los cuales tienen una altura de alrededor de un metro, o que sirvan a los grandes molinos del Tajo, en cuyo caso las canales son más anchas en la entrada del agua que en la salida hacia la cuba del regolfo. La anchura en la entrada varía entre cincuenta centímetros y un metro y en la salida entre los quince y los treinta centímetros. La longitud de estas canales, que como hemos dicho discurren bajo la sala del molino, oscila entre los dos y los diez metros. Las menores dimensiones de los molinos de regolfo de La Mancha se corresponde con lo que en Los Veintiún Libros de Juanelo se define como medio regolfo, «que es de la misma hechura mas que no se le da tanta agua como al regolfo entero»[1]

Todas las formas de receptor ya descritas nos dan una idea general de la tipología molinera, aunque todavía no hayamos tenido en cuenta las distintas variedades de ruedas hidráulicas que complicarán más la variedad de los molinos toledanos.

Además, las formas de receptor no suelen ser formas puras sino mixtas, y así por ejemplo, podemos ver un molino sobre el arroyo de San Silvestre en Maqueda que tiene un cubo de tan grandes dimensiones que casi podríamos considerarlo como una presa, sino fuera porque no está excavado sino edificado sobre el nivel del suelo con muros de obra. Lo mismo sucede con los grandes cubos o presas en arco invertido de los molinos de La Jara. Otras veces es difícil diferenciar un cubo profundo de un bombo alto, o una rampa estrecha e inclinada de un tubo. Hay cubos con un suelo tan inclinado que podrían asimilarse a una rampa no cubierta etc.

Esquema de un molino de regolfo en los 21 Libros de uanelo urriano
Esquema de un molino de regolfo en los 21 Libros de uanelo urriano

Por otra parte, en muchos casos se combinan dos o varias formas: hay molinos de balsa que desembocan en un cubo o en una rampa; molinos de cubo y rampa juntos en el mismo edificio. Un molino de escorrentía con un cubo asociado y otras muchas combinaciones que siempre intentan adaptarse al terreno, a los caudales o a las pendientes disponibles. En la tipología influye además la época histórica concreta en que fueron edificados esos molinos y el área geográfica donde se instalaron. También, la posibilidad de una mayor o menor clientela condicionará el que se hagan intentos de conseguir una superior rentabilidad del ingenio mediante la aplicación de innovaciones, reformas o un aumento del número de piedras y receptores.

 

[1] LOS VEINTIÚN LIBROS…: Opus cit. pp. 368 y 369.

LOS TRAJES TRADICIONALES DE TALAVERA

EL TRAJE TRADICIONAL TALAVERANO

Capítulo de mi libro con fotografías de Vicente Canseco » Los Trajes tradicionales en la Tierra de Talavera» ,en el que se habla de los dos trajes típicos de Talavera de la Reina

TRAJE BAILADORES BLANCO Y NEGRO 1936
TRAJE BAILADORES BLANCO Y NEGRO 1936

El traje típico antiguo ha estado casi perdido durante muchos años por el crecimiento y pérdida de las raíces rurales de Talavera, además del éxito cosechado por el que diseñó Ruiz de Luna de “Alfarera de Gala” que llevó a la práctica sustitución del anterior.

Gracias al entusiasmo e investigación de la asociación de amas de casa consumidores y usuarios “El Prado” de Talavera se ha recuperado el traje tradicional que se ha intentado sea lo más parecido posible al utilizado por nuestras bisabuelas.

Traje tradicional de Talavera, más sobrio y castellano que el de Alfarera de Gala de Ruiz de Luna
Traje tradicional de Talavera, más sobrio y castellano que el de Alfarera de Gala de Ruiz de Luna

Tiene su diseño muchas características comunes con los trajes de su entorno. Lleva camisa negra con bordaduras que se cubre con corpiño negro de terciopelo, el cual en realidad es un jubón sin mangas pues no lleva la atadura delantera de los corpiños ni las hombreras. En las fotos antiguas las mujeres aparecen casi siempre con el busto cubierto por mantón de Manila o mantón con bordados locales.

La falda tiene vuelo considerable y es de tela de raso azul oscura. Se decora en su tercio inferior con tres cintas anchas bordadas en dorado. El pelo se adorna en la coronilla con cinta ancha similar a las de la falda.

Las enaguas son blancas y asoman bajo la falda con su decoración de puntillas y pasacintas con cinta azul.

Calza zapato negro de tacón bajo y medias blancas caladas de ganchillo decoradas con motivos geométricos.

Se complementa con las joyas del aderezo: collar, pendientes y alfileres para el pelo e incluso con ánfora a Talavera apoyada sobre la cadera.

Otra imagen del ABC, Blanco y negro con dos "bailadores". El traje de varón es similar en los dos casos
Otra imagen del ABC, Blanco y negro con dos «bailadores». El traje de varón es similar en los dos casos

El traje de varón es común para los dos trajes talaveranos. Cubierto por sombrero negro, lleva camisa blanca sencilla y chaleco negro, que más bien es chaqueta corta sin mangas, pues tiene solapas. El fajín es azul de lana con flecos de cordón hasta la rodilla.

El pantalón es negro y bombacho, dejando al descubierto las medias caladas de ganchillo y el zapato negro.

La cantante Rosamil con el traje de alfarera de gala en una postal de los años 70
La cantante Rosamil con el traje de alfarera de gala en una postal de los años 70

EL TRAJE DE ALFARERA DE GALA

Este traje fue diseñado en 1929 por Ruiz de Luna con motivo de los espectáculos organizados en la Exposición Universal de Barcelona y la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

Los colores son el azul y blanco dominantes en la cerámica talaverana y el amarillo típico de sus cenefas renacentistas, aunque algunos se hacen exclusivamente en azul y blanco, colores que también se justifican por ser los de la bandera talaverana.

La cabeza va cubierta por pañoleta blanca con la cenefa de roleos renacentistas habitual en la decoración de nuestra alfarería. La camisa es blanca con el cuello abierto, o cerrado con pasacintas y cinta azul, y va decorada con bordados o puntillas. Las mangas también pueden llevar las cintas y las puntillas.

El corpiño es azul, abierto o cerrado con cordón

El mandil está también pintado en sus bordes laterales e inferior con cenefa renacentista en amarillo, azul y blanco, desarrollando los típicos motivos vegetales y algún grutesco, En el centro lleva dibujado el escudo de la ciudad con la torre y los dos toros.

La falda lleva vuelo considerable y es también blanca con ancha cenefa renacentista a unos quince centímetros del borde.

Las medias blancas son caladas de ganchillo. El zapato es azul Talavera con lazo azul o blanco decorado con cenefa renacentista.

Los motivos originalmente eran pintados, aunque hoy día ya se fabrican cintas de tela con la cenefa estampada.

DISEÑO DE FANTASÍA DE TRAJE DE TALAVERANA DE CARLOS PONTES
DISEÑO DE FANTASÍA DE TRAJE DE TALAVERANA DE CARLOS PONTES

LAS HUERTAS DE TALAVERA EN LA HISTORIA (y 2)

LAS HUERTAS DE TALAVERA EN LA HISTORIA (y 2)

Tractorista representado en un panel de azulejos de El Carmen
Tractorista representado en un panel de azulejos de El Carmen

Pero también en este siglo de esplendor para nuestra ciudad debemos hablar del primer tratado español de agricultura  escrito por nuestro paisano Gabriel Alonso de Herrera , uno de los pioneros europeos de las ciencias agropecuarias. En su “Obra de Agricultura” dedica, el que fue clérigo de la iglesia de San Miguel, varios capítulos a las huertas y árboles frutales en una deliciosa lectura que se basa en sus experiencias en los campos talaveranos y que por tanto dará al lector cumplida idea de cómo era el trabajo de la tierra en nuestro entorno durante aquellos años de florecimiento para Talavera.

En el siglo XVIII, el Catastro de Ensenada nos ofrece datos sobre la tradicional bondad de la “ huerta de riegos y cercados para verde que son de buena calidad y mediana”. Comienza en este siglo a aumentar  en el paisaje de huertas y cercados , un cultivo que , aunque antiguo en la zona, se dispersa en abundancia por toda la comarca. Se trata de la morera que por decenas de miles se plantan  aprovechando sobre todo las lindes de las propiedades, abasteciendo así a los criadores de gusano que lo suministraban a la Real Fábrica de Sedas.

Tratado de Agricultura de gabriel Alonso de Herrera en su versión italiana
Tratado de Agricultura de gabriel Alonso de Herrera en su versión italiana

Ya en el siglo XIX Ildefonso Fernández dice que son famosas” las hortalizas, los espárragos, lentejas, judías, patatas, plantas medicinales de varias clases, y entre las frutas los albaricoques, las peras, los higos, las uvas, los membrillos, melones, sandías, ciruelas…” productos que como se puede observar coinciden con los de épocas anteriores.

Tanto en Talavera como en sus alrededores, la nobleza contaba con huertas que podríamos considerar “de recreo”;  es el caso de la de los marqueses de Velada que, junto a su palacio, poseían una huerta y un jardín” con naranjas, y cidros, limones y zamboos y otros árboles y flores de mucha fruta con sus fuentes abundantes de agua que viene encañada por caños como a un tiro de ballesta del dicho jardín y delante de su palacio un estanque en el cual hay peces, tencas y carpas…”

Un viejo proyecto de hacer regables las vegas talaveranas se consolidó en la postguerra con la construcción del canal Bajo del Alberche que desde el embalse de Cazalegas llevaría el agua por una red de acequias. Se construyó con  el trabajo forzado de los presos republicanos que cumplían condena en la Penitenciería de Santa Apolonia.  Estos canales cambiarían la fisonomía de las antiguas huertas y traerían nuevos cultivos como el algodón y el tabaco, los secaderos de tabaco se repartirían por toda la vega formando parte del paisaje hasta hace  bien poco.

Todas las huertas de la vega talaverana se componían de elementos similares, daba acceso a la finca el paseo si estaba bordeado por setos, o bien el emparrado si el acceso era cubierto; al final se encontraban las dependencias en las que habitaban los hortelanos y, en el caso de las grandes huertas, había un edificio residencial para la familia de los propietarios.

La noria, movida por un burro o una mula, hacía surtir el chorro de agua, aunque más adelante se comenzaron a utilizar los motores, las “bombas” , tanta sensación debió causar a nuestros paisanos alguno de estos primeros artificios que todavía hoy se conoce con nombre propio La Huerta de la Bomba . De la noria caía el agua a uno o varios pilones en los que bebían los animales y desde allí se dirigía  a la alberca donde se almacenaba. Desde la alberca salía el agua por la reguera maestra a inundar las tablas de los diferentes cultivos por otras regueras secundarias.

Las tablas de mayor extensión eran ocupadas por  el maíz, destinado principalmente a la alimentación del ganado de la huerta, y las tablas de patatas que eran más tarde vendidas con los tomates, pepinos, pimientos , melones etc… que se llevaban al mercado talaverano; a los mayoristas de la ciudad y en ocasiones a los asentadores de Madrid.

Tabla de los años 50 que representa el aumento de producción hortícola con los regadíos del canal bajo del Alberche
Tabla de los años 50 que representa el aumento de producción hortícola con los regadíos del canal bajo del Alberche

Otros edificios albergaban las cuadras con algunas vacas, la mula y el macho. No faltaban las guarreras para los cerdos de la matanza familiar, y a veces otra dependencia hacía de pajar o granero, aunque se solía utilizar más para esta función la troje o doblao que, en ocasiones, tenía una trampilla de acceso directo a las cuadras.

A veces , además de la vivienda de los hortelanos, había otra más residencial para los dueños de la finca, también se construía  un cenador en el que se pasaban las veladas al fresco utilizando la alberca como piscina donde refrescarse. El cenador no era necesario si unos buenos nogales, las higueras o incluso algún pino piñonero daban suficiente sombra para conseguir ese rincón ameno de descanso que no faltaba en ninguna huerta.

Además de las vacas y las caballerías siempre pululaban por la huerta los perros, las gallinas, y los gallos que se guardaban para las Navidades y otras fiestas. Entre esas pequeñas celebraciones familiares de la huerta estaba la de la siembra de la patata, en ella los componentes de toda la familia y a veces los vecinos, ayudaban en la faena de cortar las patatas en fragmentos para la siembra. Casi todas las huertas tenían alguna parcela sembrada de trigo o de cebada para los animales y trillarlo en la parva suponía otro motivo de júbilo sobre todo para la chiquillería. También se reunía la familia para espanizar, que no es otra cosa que quitarle la cubierta a las panochas de maíz para después enristrarlas y colgarlas. La matanza era la fiesta doméstica invernal por antonomasia donde se realizaba esta labor con el ritual acostumbrado.

Acabamos, no sin cierta tristeza, al recordar aquellas huertas que los talaveranos utilizaban como merenderos como La Bombilla o Miralrío, de una frescura y una amenidad que nos recuerdan los versos de los musulmanes cantando a sus huertas, como éste que Ben Sara escribió en el siglo XII:

¡ Qué bella la alberca rebosante! Parece una pupila cuyas espesas pestañas son las flores.

Nuestra huertas son directas herederas de aquellas que los árabes disfrutaron en la hermosa Talabayra cantada por sus viajeros. Esa gran ciudad recibida de los godos que, al observar  la abundancia de sus aguas, bautizaron  con el nombre de AQUIS.

LAS HUERTAS DE TALAVERA EN LA HISTORIA (1)

LAS HUERTAS DE TALAVERA EN LA HISTORIA

Foto de una huerta talaverana de Ruiz de Luna
Foto de una huerta talaverana de Ruiz de Luna

Aunque los habitantes de Talavera y su entorno siempre explotaron las buenas tierras de la vega del Tajo mediante el cultivo de huertas, el paisaje actual, determinado por los regadíos del Canal Bajo del Alberche, puede hacernos concebir una imagen un tanto distorsionada del aspecto agrario de la ciudad en el transcurso de la historia. En realidad, lo que siempre predominó en los campos talaveranos fue el olivar, acompañado de viñedo y campos cerealistas de buena calidad.

Pero sin embargo, siempre hubo intentos para desarrollar el potencial de los buenos suelos de la vega talaverana y la abundancia de aguas que propios y extraños percibían como recursos desaprovechados. Entre los forasteros que anotan esta impresión a su paso por la ciudad está Antonio Ponz que dice: “ Más abajo del puente, como a dos o tres tiros de fusil, entra el Alberche en el Tajo. El territorio hasta Talavera es de más de una legua; y siendo vega muy llana, se podría regar parte de ella con las aguas del Alberche, que me parecen bien someras. Esto, me dijeron, se ha pensado varias veces pero no se ha hecho…Logra esta villa, que es de las principales del Arzobispado de Toledo, situación tan ventajosa como ninguna otra ciudad de cuantas yo he visto”. Y entre los paisanos que lamentan la falta de aprovechamiento de nuestro feraz territorio citaremos al Padre Juan de Mariana, que llega a reprender a sus convecinos por la indolencia y falta de iniciativa para enriquecer los cultivos de la hermosa tierra que les había sido dada.

Foto de huerta talaverana a principios del siglo XX
Foto de huerta talaverana a principios del siglo XX

De todas formas, las explotaciones de regadío, aunque no todo lo ambiciosas que debieran, han sido una constante en el curso de la historia de Talavera. Existen en toda la comarca numerosos asentamientos tardorromanos situados junto a corrientes poco abundantes pero de caudal constante que, por su localización y aprovechamiento hortícola posterior, nos sugieren la existencia de huertos mediante la fácil canalización de estos arroyuelos. Es el caso de yacimientos como los de Riolobos en Mejorada, arroyo del Valle en Los Navalmorales, cabecera del Cedena, Tamujoso y otros. También las ricas villae   romanas situadas en la misma vega del Tajo aprovecharon en mayor o menor medida las aguas del río para los cultivos y el recreo de sus dueños.

Dibujo alegórico de Ruiz de Luna sobre los regadíos y huertas del Alberche
Dibujo alegórico de Ruiz de Luna sobre los regadíos y huertas del Alberche

Los árabes nos traen su cultura hidráulica y Talavera es una ciudad típicamente musulmana, con un núcleo urbano muy poblado y un gran alfoz en su entorno en el que se aprovechan dispersas explotaciones agrícolas, muchas de ellas en huertas. Cualquier talaverano que halla viajado a Córdoba, capital del califato habrá sentido esa sensación de familiaridad con su paisaje urbano, una estructura general  muy parecida a la de Talavera. El mismo Ponz nos dice, también  en su “Viaje de España”, a su paso por nuestra ciudad: “ Está fundada en medio de la referida vega, baña el Tajo sus murallas por el lado del Mediodía, y en la situación es muy parecida a la ciudad de Córdoba.”, y es que, en efecto, con su río, islas, puente, muralla y templos forma Talavera un conjunto muy similar a la que fue su capital en época musulmana y a la que sirvió con las armas contra Toledo en numerosas ocasiones. Pero hay otro elemento hoy desaparecido que aumentaba todavía más esa semejanza, me refiero a la albolafia de Córdoba, una rueda de cangilones que como otra similar  en Talavera se sumergía en el río y subía el agua a la villa para abastecerla primero y para regar la huerta de los jerónimos más tarde. Esa rueda o noria se situaba en una torre de la muralla que se adentraba en el río frente al lagar y que puede observarse en una de las fotografías de época que nos dejó Ruiz de Luna. También existió una almunia, huerta en árabe, situada en la zona de la Puerta de Cuartos.

Tras la reconquista, los cristianos encuentran esas explotaciones árabes que siguen trabajando agricultores moriscos. La reina doña María de Portugal, que dio apellido a la ciudad, recibió como dote junto con la misma villa la llamada Huerta o Almunia  de la Reina, situada en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como finca de Cabañuelas, cerca de Talaverilla .También se conservan allí los restos de unos molinos que fueron asimismo de propiedad real. Conocemos además  referencias medievales a la  Huerta del Rey y , concretamente en el año1192, a otras explotaciones en la colación de San Antolín, iglesia situada al oeste de Talavera y todavía no exactamente localizada,,y es curioso constatar que los dueños de estas huertas tienen apellidos mozárabes en su mayoría, Lope ben Farach, Vicente ben Yahya o Miguel ben Amor

En las actas medievales del ayuntamiento se nombran los lugares concretos donde deben situarse los puestos de frutas y hortalizas, generalmente en la zona de la muralla que daba a la Corredera y en la misma ubicación en que hasta hace poco se han mantenido los tenderetes  veraniegos de sandías y melones.

En esas mismas actas figuran también los numerosos conflictos entre los agricultores que desviaban los cauces de los arroyos de la comarca con los hortelanos de aguas abajo; otras veces el choque se producía entre ellos y los molineros o los cultivadores de lino que en sus aterrazamientos  precisaban de la inundación de los linares. Esas mismas referencias medievales nos hablan de la producción de higos, duraznos, peras, granadas y çirmenos que eran protegidos por bardales,es decir, por vallados vegetales.

Los viajeros del siglo XVI como Munzer o Jouvin cantan las excelencias de las hortalizas talaveranas y la frescura y feracidad de sus huertas. En las Relaciones de Felipe II se dice: “ junto a esta villa hay muchas y muy buenas huertas de hortalizas y frutales de duraznos y ciruelas y perales y granadí y higueras y otras frutas”. Como testimonio gráfico de este siglo contamos con el dibujo que de la ciudad hace Van der Wingaerde, en él se percibe el verdor de la huerta del convento de las benitas; otros huertos monacales fueron el de La Trinidad, el de los carmelitas que estuvo en la zona del antiguo cine Calderón, el de San Agustín, el huerto de los jerónimos y el de Santo Domingo que todavía hoy se conserva.

La torre de Nazarque entra en el río y en la que se situó la rueda de cangilones con la que se regaba la huerta de los jerónimos.

RUTA DE LA GARGANTA BLANCA

RUTA DE LA GARGANTA BLANCATIÉTAR 21 DISFRUTANDO LA GARGANTA BLANCA

CANDELEDA

Hoy vamos a comenzar a conocer el pueblo que se sitúa bajo el macizo central en su vertiente sur, junto a las elevaciones más pronunciadas de la sierra, el circo de Gredos y el Almanzor, con sus casi 2600 metros de altura. Por otra parte, estamos en La Vera abulense que sorprendió a  Camilo José Cela, pues escribió de Candeleda que

Arquitectura popular de Candeleda.
Arquitectura popular de Candeleda.

“tiene de todo; es como el arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza, a saber: el animal, el vegetal y el mineral. En Candeleda se cría el tabaco y el maíz, el pimiento para hacer pimentón y la judía carilla, sabrosa como pocas. El término de Candeleda mide alturas para todos los gustos y voluntades, desde los cuatrocientos metros hasta cerca de los dos mil seiscientos. En Candeleda a la vista de las nieves perpetuas, florecen el limonero, el naranjo y el almendro. Candeleda muestra fresnedas y robledales, higuerales y piornales, castañares, pinares y olivares. El término municipal de Candeleda, mal medido, da ochenta leguas cuadradas sin contar el proindiviso con Arenas de San Pedro. En Candeleda hay cancho y praderío, huerta y majada, pan, vino y aceite. En los riachuelos de Candeleda brota entre truchas el cimbreante junco y, entre ranas, la airosa espadaña. En el campo de Candeleda se enseña la glauca flor del piorno, la alba margarita de la manzanilla, la campánula rosa, morada y azul. En los balcones volados de Candeleda crecen el geranio y el clavel, la albahaca y el botón de la rosa francesilla, el fragante dondiego que unos nombran donpedro y otros dicen donjuan, el nardo y el jazmín.”

No puede ser más hermosa la descripción que nos hace el premio nobel en cuyo libro “Judíos, moros y cristianos” aparece y que ya hemos dicho es de obligada lectura para aquellos que quieran adentrarse a conocer estas sierras.

 

Garganta Blanca y al fondo el circo de Gredos
Garganta Blanca y al fondo el circo de Gredos

La garganta Blanca

  La manera más fácil de acceder a la Garganta Blanca es tomar en coche la pista que sale poco antes de tomar la carretera de la ermita de Chilla, recorriendo unos ocho kilómetros y disfrutando de unas vistas magníficas sobre la garganta de Santa María y la garganta Lóbrega, entre hermosos bosques de pinos y robles. Cruzamos entre otros el arroyo Castañarejo, que puede merecer un paseo por sus riberas, y nos detendremos al final del camino, ya en el refugio de la Albarea, junto al puente de la Garganta Blanca.

Desde allí podemos ascender por la orilla este, pasamos junto a los restos del llamado corral de las Monteses y seguimos, dejando a la derecha el abrupto arroyo de las Alamedas, hasta un pequeño cerrete con grandes bloques de granito en su cima, al que  llega la senda, y desde donde se contemplan magníficas vistas de la garganta Blanca y de la espalda del circo de Gredos. Enseguida encontramos los grandes bloques graníticos que distinguen las cabeceras de todas estas corrientes de la vertiente sur de Gredos.  Continuamos por la mal marcada senda que discurre entre los bolos berroqueños, quedando a la derecha el arroyo de las Cañas y poco después el arroyo de la Ribera que nace junto al risco del Fraile, que vemos elevarse solitario en la cumbre.

El camino se va haciendo cada vez más penoso y la corriente a veces desaparece bajo las grandes piedras. Llegamos finalmente a la zona de los Covachones, desde donde se levanta el gran macizo pétreo del circo. Arriba vemos a los Tres Hermanitos y su portilla, desde donde bajan en chorreras que cortan la piedra dos arroyos que dan origen a la Garganta Blanca. Antes hemos dejado a la derecha otro arroyo que nos permitiría subir hasta la portilla del Morezón con relativa facilidad. La zona de los Covachones es llamada así por las cuevas y grandes fracturas y grietas que han dejado con el tiempo el agua y la erosión. Los que estén preparados para el montañismo pueden incluso subir hasta la cresta del circo y ver abajo la laguna de Gredos.

Haremos después la segunda parte de la excursión. Apenas una hora de camino hay desde este mismo refugio de la Albarea hasta la conjunción de la garganta Blanca con la de Santa María, junto al puente del Camino al Puerto de Candeleda y el refugio del Rey.

Pozas esmeraldas de la Garganta Blanca en su tramo final
Pozas esmeraldas de la Garganta Blanca en su tramo final

Este tramos es un agradable paseo entre bosques serranos con la garganta despeñándose en pozas y chorreras muy bellas, siguiendo una senda bastante bien marcada que baja por la orilla oeste. La vuelta la podemos hacer subiendo por el camino del Puerto desde el puente del mismo nombre hasta el carril que viene desde el refugio de la Albarea, volviendo así al punto de partida.

Recorrido aproximado: Subida de la garganta, ida y vuelta 6 kilómetros, dos horas

Descenso hasta desembocadura, ida y vuelta 5 kilómetros, 1 hora y media

 

ROMANCE Y LEYENDA DEL CABALLERO CORNUDO

LEYENDA DEL CABALLERO CORNUDO

Estos ripios son el texto del Romance del Caballero Cornudo que sirvió como guión del primer romance de ciego ilustrado editado por la Asociación de Vecinos de San Jerónimo. Se basa en una leyenda medieval que, aunque tiene varias versiones, parece que tuvo algo de verdad y que veremos en otra entrada de este blog.

La alcazaba de Talavera en el siglo XVI. En ella se desarrollan parte de los hechos.
La alcazaba de Talavera en el siglo XVI. En ella se desarrollan parte de los hechos.

Hace ya casi mil años

esta historia comenzó.

En Ávila la bien cercada

un caballero vivió

que se llamaba Nalvillos

bravo guerrero se armó

luchaba contra los moros

multitud de ellos mató

Su mujer era muy bella,

verán lo que la ocurrió:

El día de San Lorenzo

cuando iba de procesión

el moro de Talavera

prisionera la cogió,

la trajo para esta villa

En su alcázar la encerró

Pasó gran dolor esos días

y Nalvillos decidió

ir a salvar a su hembra,

a sus caballeros llamó

con cincuenta de ellos vino,

en la atalaya paró,

ocultar a los caballos

y esconderse les mandó

Atalaya de Segurilla, donde quedaron enmascarados los hombres de Nalvillos
Atalaya de Segurilla, donde quedaron enmascarados los hombres de Nalvillos

Si oyerais mi bocina

acudid en mi favor

Se viste de campesino

y a Talavera marchó

cortando un poco de hierba

venderla bien simuló

pasando así la muralla

y al alcázar se llegó

Su mujer por la ventana

muy pronto le divisó

y le hizo subir luego

al palacio con temor

podría llegar pronto el moro

y causarle gran dolor

¡Ay¡ ya gritan en la guardia

que llega el gobernador

La mujer del gran Nalvillos

le manda muy azorada

que se esconda en un baúl.

Entra el moro y la casada

en el lecho con él yace,

él la goza  muy turbada

pues Nalvillos les escucha

mientras ella  es bien amada

por ese perro traidor

Después de la cabalgada

ella queda muy ardiente

muy vencida y entregada

y en voz baja va y le dice

Mohamed toma tu espada

pues yo te voy a entregar

al que antes de la alborada

seguro vas a matar,

Que se trata de Nalvillos

Tu enemigo más mortal

Si me cubres de riquezas

yo te lo he de entregar

que se esconde en ese cofre

pues me vino a rescatar

Si es cierto, responde el moro,

yo te habré de regalar

y la mitad del tesoro

El jeque llama a la guardia, preso Nalvillos ya está
El jeque llama a la guardia, preso Nalvillos ya está

de Talabira tendrás

El jeque llama a la guardia

Preso Nalvillos ya está

y al jeque que le pregunta

cómo cree que morirá

Nalvillos bien le responde

lo que ahora escucharás:

Si en su misma tesitura

él se hubiera de encontrar

que en la montaña más alta

y cercana a la ciudad

él le habría de matar

quemándole muy bien luego

en una hoguera infernal

Tienes razón dice el moro

y así lo haré sin tardar

vayamos a la atalaya

y acabemos esto ya

Tocando las chirimías

Suben los moros gozosos

Pero al llegar a la cumbre

Ya no están tan jubilosos

Nalvillos tocó la bocina

y los cristianos  furiosos

salieron de su escondite

Y a los moros temerosos

hicieron gran mortandad

yendo luego victoriosos

A conquistar Talabira

Mil tesoros muy hermosos

como botín se llevaron

y al árabe presuntuoso

junto a su amante traidora

el Nalvillos muy celoso

vivos los mandó quemar

Vosotros que esto escucháis,

aprended bien la lección:

Cuernos a nadie perdonan

Ni al noble ni al pobretón

y sólo entran por las puertas

de lado, de frente no

pues se lo impiden las astas,

este cuento se acabó.

Miguel Méndez-Cabeza Fuentes

OBRAS DE RUIZ DE LUNA EN CÁDIZ

OBRAS DE RUIZ DE LUNA EN CÁDIZ

Panel de azulejería de Ruiz de Luna de la iglesia de San Lorenzo Mártir de Cádiz
Panel de azulejería de Ruiz de Luna de la iglesia de San Lorenzo Mártir de Cádiz

Es mutua la influencia entre la cerámica de Talavera y la sevillana, que se extiende por toda Andalucía. Y es por ello muy valorada allí la azulejería de nuestra ciudad que cuenta con numerosos paneles de azulejos repartidos por toda su geografía, especialmente la de de Ruiz de Luna, que hasta en la Plaza de España cuenta con un hermoso ejemplar del impulsor de nuestra artesanía más emblemática, especialmente a raíz de la exposición iberoamericana que difundió especialmente su obra durante los años veinte del pasado siglo.

Pero hoy no vamos a hablar de los elementos que podemos encontrar en Sevilla, sino de dos hermosos paneles que podemos contemplar en Cádiz, realizados ambos en 1926.

En primer lugar nos referiremos a la imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos y María Santísima de los Desconsuelos que se halla sobre el muro de la fachada de la iglesia de San Lorenzo Mártir. A la derecha se encuentra este gran panel y a la derecha otro de origen sevillano de proporciones similares.

Firma de Ruiz de Luna en el panel de la iglesia de San Lorenzo Mártir de Cádiz
Firma de Ruiz de Luna en el panel de la iglesia de San Lorenzo Mártir de Cádiz

Es una obra muy original pues las imágenes se han realizado con cierto relieve mientras que el recercado es liso y con la típica decoración renacentista talaverana en tonos azules y amarillos. El panel está firmado por Ruiz de Luna en un lado y tiene rotulado «Talavera año 1926» en el otro.

Sello de Talavera en el panel de Ruiz de Luna
Sello de Talavera en el panel de Ruiz de Luna

El otro panel se encuentra en la entrada del balneario de la castiza playa de La Caleta, llamado de la Virgen de la Palma y del Real. Representa la advocación de  popular patrona del barrio de la Viña. Es también obra de 1926 y está firmada por Juan Ruiz de Luna, aunque en el panel explicativo turístico se confunden cuando lo atribuyen a «Justo» Ruiz de Luna.

 

Entrada del balneario de La Caleta
Entrada del balneario de La Caleta

Panel de la entrada de La Caleta en Cádiz
Panel de la entrada de La Caleta en Cádiz

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