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ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, CALERA Y CHOZAS (Y 2)

Una de las escasas portadas antiguas que quedan en Calera en la que vemos el empleo del ladrillo

Veíamos en la entrada anterior la descripción de la vivienda en término de Calera durante el siglo XVI. Falta decir que según el historiador Noel Salomon, en aquella época los términos de Talavera y Calera eran los mayores productores de cereales de nuestro entorno.

Pasadizo en una de las callesde calera y Chozas

Ello condicionó los edificios que fueron levantándose en el pueblo, pues se hacía necesario que se dotaran de corrales, pajares, cuadras y otras dependencias necesarias para el ganado de tiro que cultivaría tan buenas tierras y para el almacenaje de aperos, carros, paja y grano. De hecho es curioso cómo en el libro de Moreno Nieto se habla en 1960 de que se consume en sus chimeneas leña de encina y paja.

Abundan los portalones para la entrada de los carros necesarios para la labranza

En 1960 ya se alude al empleo, no sólo del ladrillo macizo o «de era», sino que ya se emplea también el ladrillo hueco, especialmente en los secaderos que se hacen necesarios para las labores del tabaco de los regadíos: «Las casas construidas con adobe y ladrillo hueco, tienen la fachada enjalbegada. La cocina es de lumbre baja, está provista de campana y como combustible se utiliza leña de encina y paja.

Reja en calera y Chozas

En el corral anejo a la casa se hallan las cuadras, sobre las que están situadas los pajares y soportales para los carros y aperos de labranza, el gallinero, la zahurda etcétera. El tejado dispuesto a tres o cuatro aguas es de teja árabe. Los suelos son de baldosas o baldosín de cemento. Casa y corral tienen entradas independientes.»

Varias grandes labranzas están repartidas por el término calerano

La evolución natural de los antiguos materiales de adobe hacia el ladrillo hace que primero se vayan reforzando los muros de adobe o tapial con machones e hiladas de ladrillo para finalmente construirse con ladrillo completamente.

Casa edificada con ladrillo en Calera y Chozas

Mención aparte merecen ciertos aspectos de los materiales más característicos de esta localidad. En primer lugar el barro de Calera, que no olvidemos era de tal calidad que desde Talavera venían los ceramistas a por elbarro para sus cacharros por el llamado camino del barro, atravesando la vega. La cal, baste decir que la lleva Calera hasta en el nombre y por último, las tejas, pues es conocida en la comarca la calidad de las tejas que se cocían en los tejares caleranos, de tonos claros pero muy resistentes, pues se dice que si hombre se sube sobre sus bordes y se balacea sobre ellas, no se romperán.

Rincón de casas humildes de arquitectura tradicional en Calera y Chozas

Esas grandes dehesas y propiedades dejan su huella en algunos edificios de mayor empaque por ser de dueños más pudientes. Hay labranzas en las dehesas circundantes y viviendas en el casco con empleo de balcones y rejería y mayores volúmenes y huecos.

Vivienda en la plaza de Calera y Chozas

Podemos ver también algún edificio con influencia de la arquitectura de La Jara con el enmarcado de los huecos de las fachadas y arcos de medio punto rebajados en puertas y ventanas.

También comentaremos los viejos rótulos de algunas de las calles en azulejo del siglo XIX y el enlosado de granito en algunas de las calles principales que se debería conservar.

Enlosado granítico de una de las calles de Calera y Chozas

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, CALERA Y CHOZAS (1)

Casa de «tierra» como se decía en tiempos de Felipe II, en Calera y Chozas, en la zona de Cobisa

Este pueblo perteneció históricamente al alfoz de Talavera de la Reina, se sitúa sobre las terrazas del Tajo en su orilla norte sobre terrenos arcillosos y como su propio nombre con vetas calizas.

Similares a ésta eran la mayor parte de construcciones en Calera y Chozas hasta el siglo XIX, de tapial enjalbegado

Por ello en las Relaciones de Felipe II del siglo XVI ya se dice que las casas de esta localidad son «de tierra e texa, que hacen vecinos de ella, las demás están cubiertas con retama». Una referencia más a la existencia en la época de muchas viviendas con techumbre vegetal, utilizándose en la zona la retama por ser la más abundante.  Y por supuesto la mención de la «tierra» como material de construcción es lógico en un lugar donde las más cercanas afloraciones de granito se encuentran a cierta distancia,

Ventanuco en una casa hecha de tapial. Elbaro, la tierra, como material másabundante y utilizado en la arquitectura de Calera. El muro está enjalbegado

Tenemos que reseñar también la descripción de la arquitectura en dos lugares hoy despoblados que pasaron a formar parte del término de Calera. Uno de ellos es Chozas, cuyo nombre todavía permanece en el nombre del pueblo y en el del Cristo patrón de la localidad, el Cristo de Chozas. De este pueblo hoy desaparecido dicen las relaciones que la mitad de las casas son «texadas» y la otra mitad de retama, pero es ilegible el material del que estaban hechas las casas, aunque por la situación de su antiguo núcleo urbano y por los escasos retos que nos quedan podeos deducir que también eran de tierra, ya sea de adobe o de tapial.

Los sillares del entorno de Cobisa fueron muy posiblemente reutilizados de viejas construcciones romanas.

El otro pueblo que formó parte de Calera fue Cobisa,  donde las casas están «fabricadas de tierra, y de cal, y de ladrillo, y algunas tienen los cimientos y esquinas y pilares de piedra, y cubiertas de teja y de retama, y los dichos materiales los hay en la dicha tierra». La novedad en este caso es la referencia al ladrillo y la piedra a pesar de ser una aldea modesta, pero no es de extrañar por situarse en un yacimiento romano de importancia y aún hoy verse sillares sueltos por el entorno que probablemente pertenecían a las antiguas construcciones romanas, de las que aún persisten restos de un edificio de cal y canto y los sillares referidos y donde también se han encontrado mosaicos.

El canto rodado y el ladrillo son también materiales habitualesen las antiguas construcciones caleranas.

Tenemos que añadir que en la vega del Tajo y en algunas zonas rañosas del término de Calera se pueden hallar los cantos rodados que también se utilizan en algunos de los aparejos de sus muros.

Existen algunos rótulos de calles en Calera del siglo XIX

ALBERCHE (7) NAVALUENGA

 

Piscinas naturales del Alberche a su paso por Navaluenga

Parece que la zona de Navaluenga, concretamente el llamado cerrillo de San Marcos, ya estaba poblada en el tiempo de los visigodos y tal vez con posterior ocupación mozárabe que habría dado origen a la necrópolis de Fuente Ávila con sepulcros rupestres o lucillos al norte del casco urbano. Fue Navaluenga otra de las aldeas del concejo de Burgohondo, creado en torno a su abadía. Aparecen ya referencias a la población en documentos del siglo XII. En el siglo XIII dona Alfonso X el pueblo a la abadía de Burgohondo y se construye la primitiva iglesia y probablemente su puente románico un siglo después.En ese mismo siglo XIV hay testimonios de la presencia de nobles y reyes como Alfonso XI cazando osos en sus territorios. Nobles como don Pedro Dávila, señor de Villafranca y las Navas, o el señor de Almanza se asientan aquí usurpando tierras y molinos y generando procesos ante el Rey.

Capitel de la iglesia de Navaluenga

Navaluenga es el pueblo cuyo casco urbano se encuentra más cerca del Alberche, concretamente en el entorno de “La Puente”, hermosa construcción medieval donde se puede disfrutar de una zona acondicionada como playa fluvial. En esta localidad encontramos ya muestras de la “colonización” de los madrileños en la comarca, con una mayor afluencia del turismo y urbanizaciones de segunda vivienda, pero también con una mayor infraestructura hotelera que en el valle alto del Alberche.

Torreta electrica con nidos de cigüeña en Navaluenga

Entre sus monumentos debemos destacar la iglesia de parroquial de Nuestra Señora de los Villares, de la que destacaremos una de las portadas medievales, tal vez del siglo XIII y los arcos carpaneles sobre pilares de capitel románico de transición al gótico, aunque el resto del templo fue edificado durante los tres siglos posteriores. También se ha conservado un potro de herrar como los muchos que podemos contemplar en estas tierras ganaderas y, delante de la iglesia, también puede verse un crucero gótico procedente del despoblado de San Marcos. Se han restaurado el ayuntamiento del siglo XIX, que se inició como cárcel en el siglo XVIII, y las ermitas de San Isidro y la Merced.

Venta directa de productos hortofrutícolas en Navaluenga

Un paseo por el pueblo nos mostrará algunos rincones pintorescos, pero no es precisamente éste de los lugares de la zona que más conservan su arquitectura popular. Sí es, sin embargo, curioso ver los puestos callejeros de frutas y verduras en los días de verano, pues Navaluenga tiene también numerosas huertas en su entorno, donde se cultivan productos de gran calidad, especialmente los famosos melocotones, ya sean frescos, en almíbar o los tradicionales orejones. Basada en sus magníficos productos, la gastronomía de este pueblo serrano es digna de ser degustada, con platos típicos de la zona como las patatas con torreznos, similares a las revolconas, tan extendidas por toda la sierra de Gredos. También debemos probar los fréjoles con morcillón o platos pastoriles como el rucio o las sopas de ajo regadas con el vino de la zona que se encuentra bajo la denominación de origen de vino de Cebreros.

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, BUENAVENTURA

Arquitectura popular de Buenaventura con huecos enmarcados con cal y muros de mampostería. El esquinazo es curvo por la mampostería de pequeño tamaño, así no son necesarioslos sillares de la esquina

Hoy vamos a dar una vuelta por el pueblo de Buenaventura para conocer su arquitectura popular. Es una localidad que se ubica en la zona noroeste de la Sierra de San Vicente con su término ribereño del Tiétar y muy cercano a Gredos, por lo que se observa la influencia abulense en sus características constructivas. Históricamente fue uno de los lugares incluidos en el marquesado de Navamorcuende, villa de la que dependió hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.

Balcones con balaustres de madera como influencia de Gredos

Como sucede con otros pueblos de la zona, el material predominante es el granito, aunque algunos doblados y muros secundarios están formados por adobes o tapial. Predominan los muros de mampostería con esquinazos y vanos de sillería. En algunas de ellas emplean la argamasa como aglutinante y a veces están enfoscadas con los huecos enjalbegados para aumentar su luminosidad.

Foto del diccionario de la provincia de Toledo de Moreno Nieto con la arquitectura de Buenaventura en los años 50

Algunas de las viviendas son de construcción más tosca con elementos de menor tamaño formando sus muros, pero otras algo más modernas tienen sus paredes levantadas con sillería de mayor calidad. Quedan pocas balconadas y algunas han cambiado las maderas de sus balaustres por otras más modernas que les hacen perder encanto.

Puerta de corral construida en sillería con muros de sillarejo

La descripción de Moreno Nieto de 1960 nos habla de que » la casa típica construida de piedra y adobe, tiene el tejado a dos vertientes. Consta de una planta y troje o granero, espacio situado entre el techo y el tejado. La cocina es de campana y en ella se quema leña de encina».

Dos sencillas viviendas con troje en Buenaventura. Se perciben los adobes del piso superior

En algunas viviendas hay pequeñas puertas accesorias que dan acceso a los corrales y otras dependencias. Otras edificaciones son muy estrechas y parecen embutidas entre las construcciones colindantes. Podemos ver casas de perfiles muy prolongados que hacen descender los tejados hasta muros de baja altura.

Vivienda de muy estrecha fachada con entrada lateral y prolongado perfil de su tejado.
Típico tejadillo o tejaroz sobre puertas carreteras

 

UNA EXCURSIÓN POR LOS BARRIOS DE BURGOHONDO JUNTO AL ALBERCHE

Los Barrios de Burgohondo

Arquitectura popular de los barrios de Burgohondo

 Desde el pueblo podemos tomar un camino que nos lleva cruzando la garganta de Navalacruz sobre un viejo puente, hasta llegar después de unos dos kilómetros, que se pueden hacer en coche, al paraje de la Puente Nueva, sobre el río Alberche. Es una zona acondicionada para el baño, con praderas, zona de pic-nic en sus orillas y algún merendero. Cruzando el río por este mismo lugar podemos acceder al mayor atractivo de Burgohondo desde el punto de vista senderista y etnográfico: “los barrios”, una serie de pequeños núcleos urbanos hoy despoblados casi en su totalidad. Todos estuvieron habitados hasta la década de los cincuenta, en que comenzaron a perder población. Hoy día sólo tres o cuatro vecinos viven allí.

Barrio de

En estos barrios se aprovechaban los prados con algo de ganado y algunos huertecillos en los arroyos. Ninguno de ellos cuenta con iglesia, pero podemos ver algunos hornos, viviendas de bonita arquitectura popular, algunas de ellas dotadas de soportal delante del edificio, cuadras y hasta una precaria taberna.

Portada granítica de una casa de los barrios de Burgohondo

Vamos recorriendo los más occidentales como Horno Robledo, el Palancar o Fuentes del Espino y otros señalados en el plano más al este a los que también se puede llegar por otro camino alternativo marcado en su inicio con flechas grises: Yendo desde Burgohondo hacia Villanueva de Ávila, cuando cruzamos el Alberche por un puente de un solo ojo llamado puente del Arco, salimos inmediatamente a la izquierda por un camino y trescientos metros después en dirección sur paralelo al arroyo del Puerto, parte otro que nos acerca fácilmente a algunas de estas pintorescas aldeas, como la de Bajondillo, Fuentebuena, Fuente del Aliso, el Tomillar, Zacapeal y por último la de la Cendra.

Carro en una tiná o enramá

Desde esta última parte una senda que cruza el arroyo del Puerto y nos puede acercar a las casas del Lomo, otro de estos poblados a los que también podemos acceder desde la carretera de Villanueva, un pueblo que, como su nombre indica, es de reciente fundación y que tiene alguno de los «barrios» en su término y se halla rodeado de hermosos parajes para el paseo.

Barrio con el pueblo de Burgohondo al fondo

 Recorrido aproximado desde el Puente Nuevo 14 kilómetros, desde Burgohondo 18 kilómetros. 4 horas

Arquitectura opular en los barrios de Burgohondo

ALBERCHE (13) BURGOHONDO Y SU ABADÍA

Abadía de BurgohondoDespués del despoblamiento de estos territorios por las guerras de la reconquista, se estableció un monasterio que aparece referido por primera vez en un documento de 1179 del Papa Alejandro III, confirmando las posesiones de don Sancho, obispo de Ávila. Se denominaba Monasterio de Santa María de Fundo, palabra esta última que quiere decir Hondo, por la profundidad del valle del Alberche, y de ahí que la población fundada en torno a este cenobio se acabara denominando Burgohondo.

Escudo señorial en un edificio de Burgohondo

En torno a ella se articuló la repoblación del territorio pasando después a los agustinos: “más hace ocho siglos que en el Burgohondo hay abad y canónigos; en el principio eran aquellas montañas un negro y sombrío y espantoso desierto; retirados en la soledad los que entonces vivían en comunidad religiosa, sin perder de vista todo lo que podía ceder en utilidad del estado, se ocupaban continuamente en cantar las alabanzas de Dios, con el transcurso de los años fueron desmontando las incultas breñas en que vivían y por su diligencia se formaron aldeas que componen en el día el concejo del dicho lugar” como relataba el abad del monasterio poco antes de que desapareciera en el siglo XVIII.

LA ABADÍA

rquitectura popular en Burgohondo

La iglesia del monasterio, que aloja hoy la parroquia del pueblo, cuenta con tres naves separadas por dos hileras de pilares hechos de sillería. La puerta del lado oeste es de la época de fundación del monasterio y hoy está tapiada y tapada por la sillería del coro. La puerta de acceso al templo se encuentra en la actualidad en la cara norte y es del siglo XVI. En el ábside, el aparejo de mampuesto de gran tamaño, separado por verdugadas de ladrillo que le dan un aspecto mudéjar, nos orienta hacia su construcción también en los primeros tiempos de la abadía, con la robustez que hacía que los templos de la época fueran en realidad pequeñas fortalezas que podían ser utilizadas en el caso de una situación de peligro ocasionado por las razzias musulmanas, como también nos demuestran dos ventanucos o saeteras situados en el muro norte.

El río Alberche a su paso por Burgohondo

Al siglo XVI pertenece también la cubierta de madera que conserva algunos detalles decorativos, así como la sobria sillería del coro, donde destaca por su tamaño el asiento del abad. Podemos observar también las sepulturas medievales de dos clérigos y la del abad Pedro Vazquez, que es del siglo XVI, así como la torre, de planta cuadrada, rematada en campanario, dos escudos nobiliarios y la pila bautismal. Los retablos son barrocos del siglo XVIII, churrigueresco el del altar mayor.

También el monasterio, situado en la cara sur del templo tiene aspecto defensivo por las torres semicirculares que lo adornan. El cerramiento, es así mismo de mampostería y tiene una puerta gótica que da acceso a la iglesia y otra del siglo XVII que se abre a la huerta.

Escena en los barrios de Burgohondo

Como en tantos otros lugares, la ermita de San Roque, como santo protector contra las pestes se encuentra en una de las entradas del pueblo para servir así de protección a los vecinos.

JUDÍOS EN EL ALBERCHE

También existe en Burgohondo una construcción conocida como la Ermita de los Judíos. Se halla situada en el barrio de La Esperanza, que alojó la judería del pueblo y por ello se ha especulado con que el pequeño edificio fuera una sinagoga. Lo cierto es que alojó a la cofradía de la Vera Cruz y que las pinturas de sus muros representan imágenes del evangelio. Se sabe que tanto en Burgohondo como en Navaluenga y Hoyocasero se establecieron colonias de judíos que se dedicaban al pastoreo, pero también al curtido y tinte de las pieles en las tenerías, además de otros trabajos artesanales, mientras que algunos de ellos, de clase más elevada, cobraban los diezmos y derechos feudales o de escribanía del Burgo.

Cama abandonada en los «barrios» de Burgohondo

UNA PINTORESCA ERMITA CON CERÁMICA DE TALAVERA EN VILLAREJO DEL VALLE

San Antonio Abad representado en el frontal del altar de la ermita de Villarejo

Villarejo del Valle es una de las cinco villas que pueblan «Barranco» del que Mombeltrán era capital como alfoz medieval.

Al este de la población y muy cerca de la carretera se erigió entre los siglos XV y XVI una pintoresca ermita de pequeñas dimensiones pero que guarda un pequeño tesoro de azulejería talaverana del siglo XVI.

La luna representada en el retablillo y la imagen de San Antonio Abad

Sabemos de la devoción que se tenía en la Edad media a este Santo cuya orden cuidaba de los enfermos del «ignis sacer» el fuego sagrado, llamado así por producirse un enrojecimiento de los afectados por la frecuente intoxicación en la época con el cornezuelo del centeno. Es un santo con San Sebastián y San Roque a los que se erigían ermitas a la entrada de los pueblos para proteger de determinadas enfermedades a sus habitantes.

Ermita de San Antón de Villarejo del Valle

La ermita es de planta cuadrada erigida con sillares de granito y con tejado a cuatro aguas que está adornada con un gracioso pórtico sobre dos columnas en la entrada que se abre al lado oeste de la misma. Una cruz de hierro corona el tejado.

Altar y retablo de azulejería talaverana en la ermita de San Antón de Villarejo del Valle

Su interior se cubre con bóveda de cañón y el muro oriental tiene adosado un altar cubierto de azulejería en su frontal, así como el muro que también se haya cubierto de azulejos.

Uno de los ladrones de la crucifixión del la ermita de San Antón de Villarejo del Valle

El altar consta de azulejos de repetición con diferentes motivos, que han sido evidentemente recolocados y en el cento se sitúa la imagen de San Antonio con el báculo que simboliza su autoridad como abad y una curiosa barba rematada en tirabuzones que cubre su rostro.

Azulejos de repetición de «clavo» y ferroneríe» en el frontal de la ermita de San Antón de Villarejo del Valle

En el retablillo se reproduce la crucifixión de Cristo con los dos ladrones y la Virgen a los pies de la cruz. A ambos lados se ha dibujado sobre los azulejos a la luna y al sol. Los dos astros se representan con frecuencia junto al crucificado y hay numerosas teorías sobre su significado, desde la representación de la «Jerusalén Celeste» hasta la simbología del antiguo y el nuevo testamento o simplemente reminiscencias de cultos paganos al sol que llegaron a nosotros a través de los romanos por la relación del cristianismo con el culto de Mitra y otras religiones paganas. En el remate superior del retablo se representa la imagen de Dios Padre.

Dios Padre representado en la ermita de San Antón en Villarejo del Valle

Es cerámica del siglo XVI de considerable calidad y no sería de extrañar que el autor coincidiera con alguno de los que hicieron los paneles de la Vida de la Virgen en la basílica del Prado de Talavera.

El sol representado en la azulejería de la ermita de Villarejo del Valle

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, BELVÍS DE LA JARA ( y 2)

Reja en una vivienda de elvís

Seguimos de la mano de don Fernando, belviseño ilustre, conociendo la arquitectura tradicional de su pueblo y, ya en el siglo XVIII,  se deduce del Catastro de Ensenada que en en el registro de casas, aparecen las palabras baja y baja con troje, indicando con ellas si estas viviendas tienen una o dos plantas. Siempre se vive en la baja, Entre dieciséis casas escogidas aleatoriamente sólo la mitad poseen troje.

Portalón enmarcado en ladrillo de tradición mudejarista

Por lo que se ve en las descripciones de los edificios con fines de catastro, las casas no son excesivamente amplias, porque en los fondos se incluyen grandes vacíos no edificados, como los corrales.

Todo lo que venimos anotando muestra aproximadamente lo que fueron las casas de Belvis en este tiempo: bajas y relativamente pequeñas para la época. aunque perfectamente documentadas hay solamente dos casas: una que ostenta en su dintel de piedra el año 1775, pero que ha sufrido después importantes modificaciones, y la que construyó Gabriel de Cáceres. La construcción se caracteriza

Fachada con ventana y balcón de típica arquitectura jareñacon vanos enmarcados en blanco, enfoscado de cal arena y rejas típicas de la zona. Dinteles en arco muy rebajado

Aunque en el siglo XIX persisten los elementos mudejaristas, que son comunes a toda la comarca, y las formas de construcción más primitivas que ya describimos en el capítulo anterior, las viviendas comienzan a mejorar con mayores dimensiones y más modernas técnicas constructivas con el enfoscado de los muros, rejería, aunque modesta, huecos mayores en puertas y ventanas, estructuras más sólidas con techumbres de mayores vanos por las vigas de madera de pino traídas de Gredos.

Curioso edificio con características tradicionales jareñas y toques modernistas de principios del siglo XX

A mediados del siglo XX Jiménez de gregorio nos define así la vivienda belviseña:

«es generalmente de cimientos de canto y barro, sobre los que carga el tapial de tierra y la cubierta de madera. En el mejor de los casos, cimientos de mampuesto o ladrillo con mortero de cal. Siendo un pueblo de labriegos, las viviendas responden a esa función: gran portal, cuadras, amplios corrales, pajares y trojes. La cocina  con el hogar en el suelo y cubierto de gran campana y culminada por gigantesca chimenea.

Típica casa jareña de dos plantas con portalón para el carro

Enjalbegadas por dentro y la mayor parte de las veces por fuera. Aquí se vive sin excepción en la planta baja, aunque a pesar de ello la mayor parte de las casas tienen dos plantas y solo unas pocas tres. Ventanas de labrada rejería y abundante balconaje completan la casa belviseña, muchas revocadas y pintadas en tonos suaves.

Casa construida en 1923 con portada de granito y decoración pintada

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, BELVÍS DE LA JARA (1)

«las casas eran de barro y canto»

Vamos a acercarnos a la arquitectura popular de Belvís de la Jara de la mano de un ilustre Belviseño, don Fernando Jiménez de Gregorio maestro de los historiadores de la comarca.

En su libro de 1953 “Historia de Belvís” deduce de las relaciones de Felipe II de su pueblo y de otros cercanos, además de otros censos y documentos, lo que él imagina que era la vivienda de este pueblo jareño que contaba en aquellos años del siglo XVI con unas ochenta casas.

Muy parecidas a estas son las casas que describe Jiménez de Gregorio en el siglo XVI en Belvís

Su caserío “se presentaba modestísimo, de casas de barro y canto, con cubierta de madera del país. roble o madroña generalmente, con el techo de leña (retama, jara), que en el país llaman ripia. El tejado, pocas veces de teja, las más de barro

Es un conjunto pequeño, mezquino, de viviendas achatadas, de un solo piso. El suelo, terrizo las más de las veces, o a lo sumo empedrado, en excepcionales ocasiones estaría cubierto con baldosa o lancha de pizarra. Sus paredes. encaladas. Daban una sensación monacal. Y al paisaje una nota de blancura entre el gris verdoso de la vegetación de sus montes. Puertas pequeñas, con umbral de lancha pizarrosa, y el dintel de madera con un rebaje en el centro a manera de grosero arco

Antigua reja castellana en Belvís

 A través de un patio o estrecho pasillo se llega a la verdadera vivienda, que está toda en el interior, como huyendo de la calle, por lo que no es extraño que apenas se adviertan en la pequeña fachada ventanas, porque todas dan al corral y al patio. Esto es una muestra de aislamiento e individualismo en todos los pueblos de La Jara. En donde se repiten estas Formas de construir al interior.

Tirarador de una puerta decorado en Belvís

Sus escasos huecos son muchas veces verdaderos agujeros, defendidos algunos con unas maderas en forma de cruz que sirve de reja. Sobre los achaparrados tejadillos, se alzan las chimeneas pesadas y monumentales, la parte sin duda más noble del edificio. De la época fundacional quedaban en este siglo XVI algunas casas habitables; otras en ruinas o abandonadas.

En sus casas vivían 105 campesinos, integrando la hermandad que origina el común oficio, las idénticas privaciones y trabajos y la escasa o nula diferencia social.”

Las casas humildes de Belvís eran en siglos pasados de canto y barro, enjalbegadas y de un piso o un piso y troje como las de la fotografía

EXCURSIÓN AL PARQUE DEL VALLE DE IRUELAS JUNTO AL ALBERCHE

Embalse de Burguillos con el parque de Iruelas al fondo

 Esta reserva natural de más de ocho mil hectáreas se divide entre los términos de Barraco, San Juan de la Nava, Navaluenga y El Tiemblo. Se sitúa en las estribaciones orientales de Gredos, a las orillas del embalse de Burguillos, y se reparte su territorio a ambos lados del arroyo de Iruelas.

Pino monumental en el parque de valle de Iruelas

Cuenta con más de seiscientas especies vegetales cuya variedad está condicionada por la pluviosidad, la altitud y la diferente orientación de los valles que la conforman. Las zonas que fueron modificadas por la acción humana producida por roturaciones o incendios suelen estar cubiertas de cambrones, piornos, enebros rastreros o genistas. Podemos encontrar ejemplares de pino laricio de proporciones monumentales y los bosques de pino negral han sido favorecidos por el aprovechamiento resinero. En los arroyos de las zonas más bajas los alisos y los fresnos se acompañan de sauces, cerezos, avellanos y olmos. A mayor altura, podemos encontrar abedules y tejos, además de los enebrales y encinares en las partes más secas.

Bosques del parque de Iruelas

En cuanto a la fauna hay que destacar la presencia en la reserva de casi ciento cincuenta especies de aves y más de ochenta de otros vertebrados, muchas de ellas protegidas. Las más llamativas son el águila imperial, el buitre negro y el leonado, además de pequeñas aves como el pechiazul, el picogordo, el bisbita alpina o el gorrión moruno. También podemos ver al gato montés y algunas especies peculiares de reptiles.

Vista general del valle de Iruelas

Además de la ruta general del parque que mostramos en el plano, hay otras rutas habilitadas en el parque de las que dos parten del puerto de Casillas en la zona más elevada del valle. La más corta lleva hasta un pozo de nieve del que hablaremos en el capítulo de El Tiemblo y dura dos horas entre ida y vuelta; la otra va hasta el cerro de la Escusa y tardaremos seis horas en recorrerla. También hay señalada una breve ruta botánica, y otra hasta la lancha de las Víboras que nos enseñará las zonas boscosas.

 

Monumento a los resineros

RESINEROS

Los edificios de recepción e interpretación del valle de Iruelas se encuentran en las antiguas instalaciones del centro maderero y resinero de Las Cruceras. Allí podemos ver algunas de las herramientas utilizadas por estos trabajadores que explotaron este recurso hasta los años setenta, aunque se quiere recuperar la actividad para producir trementina y colofonia. Los resineros hacían incisiones oblicuas llamadas “entalladuras” o “picas” que convergían sobre el “pote”, recipiente cerámico sujeto con un clavo al árbol.

Instalaciones de la resinera resinera de Iruelas

Se conservan la destilería y los depósitos  metálicos en los que se almacenaba la resina En otras zonas de la sierra quedan restos de esta actividad más antiguos y precarios, como el llamado “horno de la pez”, situado en el pueblo de Garganta del Villar cerca de las fuentes del Alberche. Se trata de una pequeña pileta redonda excavada en la piedra donde se observan los restos de la resina carbonizada.

 Recorrido aproximado 18 kilómetros ida y vuelta, 5 horas

Museo de madereros y resineros del Parque de Iruelas