ALBERCHE (16) POR LA RUTA DEL LAZARILLO, EN ALMOROX

Pinares de Almorox

En esta ruta vamos a recorrer los pueblos en los que el autor de El Lazarillo de Tormes sitúa la acción de su obra inmortal. Por una parte recorreremos las tres localidades por el viejo camino que habría recorrido el protagonista cuando se dirigía hacia Toledo, que no coincide con la carretera actual que une las tres localidades, pues va más al este. Haremos una descripción del patrimonio de Almorox, Escalona y Maqueda y un breve resumen de la acción de la novela que trascurre en cada uno de los pueblos, aunque es más recomendable releer los tratados 1 y 2 del libro. Por otra parte, ya en Maqueda describiremos también una pequeña excursión hasta el castillo de San Silvestre.

Púlpito de la iglesia parroquial de Almorox

Viniendo de Salamanca, el Lazarillo pasa con su amo por Almorox camino de Toledo. Este pueblo cuenta con un magnífico pinar que desde antiguo perteneció al estado de Escalona y los vecinos cuidaban de él por ser de donde obtenían todos los pueblos del señorío las vigas para sus viviendas y construcciones. Es un pinar cuidado con ejemplares de pino autóctono de gran envergadura, aunque se han construido algunas urbanizaciones que deterioran el entorno.

Detalle de la decoració renacentista de la iglesia de Almorox

Almorox es palabra árabe que quiere decir “el prado”, aunque puede que estuviera ya poblado en época romana como demuestra para algunos el viejo puente de Barguillas. La villa de Almorox cuenta con uno de los mejores rollos de la provincia, que simboliza el momento en que se independiza de la cabeza del ducado de Escalona en 1566, fecha que aparece inscrita en este rollo, que cuenta además con una grada de cinco escalones, una columna toscana rematada con cuatro leones orientados a los cuatro puntos cardinales y un templete formado por cuatro columnillas jónicas que sostienen el remate con pináculos. Se encuentra en la plaza del ayuntamiento, edificio que es construcción de finales del siglo XVIII.

Rollo jurisdiccional de Almorox

La iglesia parroquial merece una detenida visita, pues cuenta con algunos elementos de interés, como la preciosa portada sur, que es renacentista con decoración de grutescos, roleos y putis, flanqueada por dos columnas rematadas con pináculos y una gran concha en la parte superior. En su interior hay retablos y pinturas de interés, alguna de Pedro Berruguete, y un púlpito gótico labrado muy bello con escudo, además de otro púlpito de hierro forjado. También podemos señalar la particularidad de la presencia de un antiguo pozo en el interior del templo, así como un órgano del siglo XVIII. El edificio tiene elementos góticos y renacentistas y es de sillería granítica de grandes proporciones con contrafuertes y con la torre decorada por balaustradas en el remate y los huecos del campanario.

Cúpula de la ermita de Almorox

La ermita de la Virgen de la Piedad cuenta con la imagen de su advocación y la del Cristo del mismo nombre. Se encuentra en la parte más elevada del pueblo y desde ella se pueden contemplar unas hermosas vistas de la zona. Es construcción barroca del siglo XVII en aparejo toledano y está rematada con espadaña. En su interior destacaremos el retablo y la decoración pintada de la cúpula con nubes y angelotes.
Ya hemos comentado que hasta Almorox llegaba desde Madrid una vía ferroviaria que dejó de dar servicio en 1965 y que debería, según el proyecto inicial, haber llegado hasta Talavera.

LAZARILLO EN ALMOROX

En Almorox les regalan a Lazarillo y su amo un racimo de uvas y el ciego quiere tener con el muchacho la “liberalidad” de compartirlo con él. Quedan en comer solamente una uva cada vez para repartirlas equitativamente, pero al acabar, el ciego pregunta a Lazarillo porqué ha comido las uvas de tres en tres. El chaval se sorprende de que lo haya adivinado, porque en efecto así ha sido, y su patrón le contesta que lo ha sabido porque él las había comido de dos en dos y Lazarillo no había protestado, lo que demostraba que el muchacho estaba comiendo más que él. Este es el texto completo:

«Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo de ellas en limosna. Y como suelen ir los cestos maltratados, y también porque la uva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la mano. Para echarlo en el fardel, tornábase mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un banquete, así por no poder llevarlo, como por contentarme, que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en un valladar y dijo:

-Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.

Hecho así el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance, el traidor mudó propósito, y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo mismo. Como vi que él quebraba la postura, no me contenté ir a la par con él, mas aún pasaba adelante: dos a dos y tres a tres y como podía las comía. Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano, y, meneando la cabeza, dijo:

-Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres.

-No comí -dije yo-; mas ¿por qué sospecháis eso?

Respondió el sagacísimo ciego:

-¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.

A lo cual yo no respondí. Yendo que íbamos así por debajo de unos soportales, en Escalona adonde a la sazón estábamos, en casa de un zapatero había muchas sogas y otras cosas que de esparto se hacen, y parte de ellas dieron a mi amo en la cabeza. El cual, alzando la mano, tocó en ellas, y viendo lo que era díjome:

-Anda presto, muchacho; salgamos de entre tan mal manjar, que ahoga sin comerlo.»

Las hermosas bóvedas de la iglesia de Almorox