MÁS COSAS DE ALDEANUEVA DE BARBARROYA
LUGARES DE INTERÉS
Quienes lo deseen tienen la posibilidad de iniciar desde Aldeanueva una bonita excursión y para ello tomaremos la carretera de Azután que nos llevará hasta las orillas del embalse del mismo nombre. En el recorrido, de unos siete kilómetros, nos cruzaremos en varios de sus tramos con una calzada romana. A cuatro kilómetros y medio podemos desviarnos desde la carretera hacia el paraje de Huerta Vieja y, después de recorrer otro kilómetro, asomarnos al impresionante cañón del río Uso. Allí anidan pájaros y rapaces sobre las verticales paredes graníticas. Enfrente se levantan las murallas de la ciudad hispanomusulmana de Vascos y podemos acercarnos al agradable paraje de la Fuente del Cuadrillero.
Todavía en término de Aldeanueva, siguiendo la Vía Verde, nos encontramos con los Baños de la Retortilla. Sus edificios se encuentran casi arruinados pero, deambulando con precaución entre sus restos, todavía podemos observar las dependencias que servían como cocina de campana con su rústico fregadero y el hueco para las tinajas de agua y aceite, las habitaciones en las que se alojaban desde el siglo pasado las personas que aquí acudían en mulas para buscar alivio a sus dolencias reumáticas; la cantina, los almacenes con sus alacenas, el palomar – curiosa construcción circular en pizarra- e incluso dos naves más modernas en las que vivían los trabajadores de la vía.
Por debajo de este primer edificio se halla otra edificación en la que se encuentran los baños propiamente dichos. Una conducción llevaba las aguas medicinales hasta una primera alberca de almacenamiento y de aquí pasaban a una habitación donde se encontraba el horno y la retorta para calentar las aguas. Este sistema de calentamiento puede que sea el origen del nombre de los baños de La Retortilla que, como tantos otros de la comarca, también se denominan “de la Guarra”, aunque también podría tener su origen la denominación en una curva o “retuerta” muy pronunciada que hace el río Uso en sus proximidades. Todos estos baños populares tienen la misma fantástica historia en cuanto a su descubrimiento. Un cerdo o un jabalí tullido se revuelca en el manantial y cura sus males, más tarde el afortunado hallazgo es aplicado a los humanos.
Por el estucado de sus muros, otra pieza adyacente al horno parece haber sido una especie de pequeña piscina cubierta. Entramos en el edificio y vemos las habitaciones con sus bañeras. Sentados a la puerta podemos evocar aquellos años en los que este rústico balneario se llenaba de gentes y el curioso ambiente que reinaría en este agreste y popular centro de hidroterapia.
Junto a la puerta del edificio donde se sitúan las bañeras en La Retortilla parte una senda que nos lleva hasta el río Huso, si ascendemos aguas arriba encontramos los restos de un molino de agua y los de la presa que le abastecía. Podemos aprovechar y refrescarnos en sus tablas. Otro molino se sitúa aguas debajo de la carretera que nos lleva a La Estrella.
De especial interés son las empinadas laderas que van a dar al Tajo en la zona de Los Riberos, La Marquesa y Ciscarros, lugar este último donde se situaban unos antiquísimos molinos a los que hoy cubren las aguas del reculaje del embalse de Azután. Aquí, sobre la presa del molino, cruzaba antiguamente una barca de maroma, sobre la que atravesaba las gentes de uno y otro bando durante la Guerra Civil. Antes de la construcción del muro del pantano, el Tajo discurría por aquí en “rápidos muy furiosos” que hicieron pensar a los ingenieros de los planes de navegación del siglo XVII en excavar un canal que llevara a las barcazas, a través del arroyo de Alcañizo y del Tiétar, de nuevo hasta el Tajo, evitando así estos obstáculos. Una obra quimérica para la época. Las riberas son muy agradables, pobladas de olivos, almendros y cornicabras entre los que discurren arroyuelos y donde nos tropezamos con algunos chozos de bonita arquitectura popular.
Si tomamos el camino que desde el lavadero va a la Vía Verde de la Jara nos encontraremos con ella a un kilómetro aproximadamente. La cruzamos e inmediatamente llegamos a una pista asfaltada que une Aldeanueva con La Estrella y de la que parte enseguida un camino en dirección oeste. Nos desviaremos por él y recorridos unos trescientos metros encontramos una roca situada en la misma margen izquierda del camino y que los lugareños conocen como “ El Canto del Perdón” .
En este lugar mágico y curioso podemos observar sobre la piedra un grabado rupestre que, aunque tiene labrada junto a él una fecha del siglo XVIII, se trata probablemente de un grabado de la Edad del Bronce con añadidos posteriores. La tradición popular asegura que si arrojas una piedra y formulas un deseo, éste se cumplirá y se perdonarán tus pecados. Se explica el origen de la creencia en cierta pendencia sucedida en un mesón del pueblo. Un hombre es perseguido con saña por el ofendido que pretende dar fin a su vida, cuando llegan a este paraje y ya está a punto de consumarse el asesinato por venganza, el agresor se arrepiente perdonando la vida a su víctima. En algunas versiones se dice que se aparece la Virgen a continuación.
FIESTAS
Además de la romería de verano hasta la ermita de la Virgen del Espino, Aldeanueva celebra en invierno. bajo la advocación de la Virgen de La Paz, una típica fiesta de quintos conocida como “Las Paces” que mantiene todavía aspectos muy arcaicos, como la costumbre de “ La Vaquilla” por la que los mozos recorren el pueblo llevando una armadura de madera con unos cuernos, acometiendo al personal e invitándoles a beber de la bota. Este ritual no es otra cosa que la “vitula” de los romanos que hace dos mil años salía en las fiestas invernales y que ha pervivido impregnando las celebraciones cristianas.
ALOJAMIENTO Y GASTRONOMÍA
Podemos alojarnos en unaa casa rural y la gastronomía local puede agradarnos con su cabrito cochifrito, los barbos del Tajo fritos, en escabeche o asados en el horno de pan. Otros platos comunes con otros lugares jareños son la chanfaina, la cachuela, o el breve, compuesto de miga, especies, hígado, sangre y cebolla. La abundante caza menor representada por el conejo, las perdices estofadas o el arroz con liebre. Por último, de postre, leche frita, sopetón, puches o arroz con leche