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LA GUERRA CARLISTA COMENZÓ EN TALAVERA

Foto de la plaza del Reloj a principios de siglo. Con un aspecto no muy diferente del que tendría durante el pronunciamiento carlista
Foto de la plaza del Reloj de Talavera de la Reina a principios del siglo 20. Con un aspecto no muy diferente del que tendría durante el pronunciamiento carlista del siglo XIX

UNA GUERRA CIVIL COMIENZA EN TALAVERA

1833. Cuatro hombres se abrazan y sonríen mientras los soldados cierran los portones de la prisión madrileña. Los barrotes, la humedad, el frío y los gritos de los carceleros no han conseguido que se movieran ni una pulgada de sus convicciones. Manuel María González, el jefe de correos de Talavera, se apoya en el hombro de sus compañeros y, mirándoles con fiereza, besa un enorme escapulario que cuelga de su pecho y dice: Dios, la Patria y el Rey legítimo de España premiarán y reconocerán nuestra lucha. ¡Viva el rey Carlos!. Dos de sus compañeros del batallón de Reales Voluntarios Realistas de Talavera, hoy destituidos por el gobierno liberal, han llevado caballos frescos a su comandante y todos juntos toman el camino de Extremadura.

Semanas más tarde, ya en Talavera, se empiezan a agrupar algunos jinetes en la plaza del reloj que acaba de dar ocho campanadas, Bajo sus capotes, apenas disimulan las armas. Los mercaderes de la plaza Real ya han recogido los géneros de los soportales y van cerrando sus tenderetes. Los caballistas, con las bestias tan nerviosas como ellos y armados hasta los dientes, se concentran en el lugar mientras que algunos de ellos, obedeciendo la voz de su jefe, se dirigen a cada una de las puertas de la muralla de la ciudad cerrando el paso.

Escena costumbrista en la Plaza del Reloj recreada por Enrique Reaño sobre una foto antigua
Escena costumbrista en la Plaza del Reloj recreada por Enrique Reaño sobre una foto antigua

Un zapatero comenta con su vecino el espartero que el hombre que parece mandar la tropa es comandante de los Voluntarios Realistas Manuel María González quien, en ese momento, saca un pliego de una de sus cartucheras y comienza a leerlo en voz alta ante la sorpresa de los vecinos. El caballo gira haciendo que salten chispas del empedrado sin que deje de leer su manifiesto. Los vecinos escuchan estupefactos que Manuel María, el manchego que dirigía correos, está proclamando rey de España al infante don Carlos María Isidro, exigiendo volver al orden tradicional y a la sucesión masculina al trono. Los talaveranos, que son llamados a unirse a la sublevación, comienzan a darse cuenta de la gravedad de los hechos que están presenciando y se encierran en sus casas. La plaza queda desierta.

Placa de una asociación carlista en la Plaza del Reloj de Talavera

Pasa el tiempo y los rebeldes comprueban que nadie se une a ellos, ni siquiera los correligionarios que daban por seguro que iban a sumarse al pronunciamiento. Irritados, se dirigen al ayuntamiento y retienen al alcalde y a algunos concejales. Dos de los carlistas se dirigen al domicilio del general Antonio María de Rojas y le conducen a la plaza del Pan arrestándole junto a la corporación. El cabecilla decide reponer a los regidores de 1832 y destituir a estos que él denomina hatajo de liberales y traidores. Pero los antiguos concejales se niegan a salir de sus casas y los sublevados se ven obligados golpear a alguno de ellos mientras otros son llevados de la pechera hasta el ayuntamiento. Nadie quiere implicarse en una causa que nunca tuvo arraigo en la ciudad y que de antemano se da por perdida.

Exaltados y nerviosos, los revolucionarios encierran a sus rehenes en el claustro de los jerónimos. Mientras pasan la noche en vela, se engañan a sí mismos pensando que a la mañana siguiente una multitud se unirá a su causa. Pero, sin embargo, varios vecinos liberales se apostan en las calles cercanas y se oyen algunos disparos contra los sublevados.

Soldados carlistas

Manuel María no sale de su asombro, es hombre de convicciones profundas y había pensado muchas veces en cómo, al llegar este momento, sus paisanos se revelarían contra el sindiós en que se estaba convirtiendo España. Se da cuenta de que mantenerse en Talavera es encerrarse en una ratonera. No se resigna y vuelve a intentarlo con otra proclama a la mañana siguiente. Únicamente obtiene el silencio sepulcral de la ciudad roto tan solo por algunos adversarios que comienzan a sacar sus caballos y a situarse en las calles vecinas. Una masacre o un enfrentamiento no conducirían a nada y Manuel María, que es al fin y al cabo un hombre religioso, decide retirarse hacia Calera.

Requisan todos los caballos que pueden y se apoderan de los fondos públicos, ciento veinte mil reales. Disparando al aire, el grupo sale a galope por la puerta de Mérida y se dirige hacia el oeste. Hay que acercarse a Portugal, allí se han refugiado don Carlos y los suyos. Las sierras de Guadalupe les darán el amparo que siempre ofrecieron a los que se echaron al monte por estas tierras. Llegan a Calera y en la plaza otra vez proclaman a su rey, y otra vez predican en el desierto, sólo silencio.

Desde Talavera una fuerza armada ha partido ya en su persecución y va pisándoles los talones. Al llegar a Puente del Arzobispo están esperándoles sus habitantes armados y comienza el tiroteo. Seis hombres se entregan y salvarán así sus vidas pero otros seis son apresados. Entre ellos se encuentra un hijo de Manuel María que, como sus compañeros, es fusilado en Talavera, junto al Calvario, y enterrado en el cementerio de Santa Leocadia.

Torre de la iglesia de Santa Leocadia donde fueron enterrados los rebeldes carlistas tras su ejecución

A finales de Octubre el resto de la partida es apresada en Villanueva de la Serena y sus miembros son fusilados .

Los pronunciamientos salpican todo el territorio nacional. Acaba de comenzar otra guerra entre españoles.

 

UNA CARTA DE CELA A LOS MÉDICOS TALAVERANOS

UNA PALABRA PARA LOS MÉDICOS TALAVERANOS

Camilo José Cela en su juventud recorriendo los caminos en alguno de sus libros de viajes.
Camilo José Cela en su juventud recorriendo los caminos en alguno de sus libros de viajes.

Este artículo se publicó en 1989, al cumplirse quince años de la inauguración del hospital de Talavera y a petición del amigo del escritor y ceramista talaverano Emilio Niveiro, que aparece en el escrito con su nombre completo Emilio Ernesto. Como todo lo de Cela este curioso artículo rezuma el característico humor del Nobel. 

Siempre fui amigo de arrieros y médicos y, sin declararme enemigo, siempre huí de curas y enterradores; aquellos le llevan a uno de un lado para otro y aveces aciertas con el sendero y éstos, en cambio, al menor descuido le mandan a uno para el otro mundo, el cielo luminoso, el infierno ardoroso, el purgatorio cauteloso o el confuso limbo, o lo sepultan bajo dos palmos de tierra bien pisada (en la que nacen las amapolas, mean los perros y se enguilan a muy cadencioso compás los irreverentes cochinos jóvenes verriondos).

También me llevé siempre mejor con los alfareros que magrean el barro que con los guardias que sacuden estopa al personal, y con los marineros que pelean con el bacalao que con los recaudadores de contribuciones que esquilman al contribuyente, aunque quién sabe si mis querencias y mis ausencias no serán más que manías.

Este tiempo atrás anduve en manos de médicos y libré porque Dios así lo dispuso y porque, según es bien sabido, matar un gallego es muy difícil. Guardo muy serena gratitud hacia don Alfonso que fue el que me denunció, y hacia don Miguel, que fue el que me trinchó, y declaro con toda solemnidad y convencimiento, esto es, con tanto énfasis como certeza, que si no me hubieran tendido el puente por el que me escapé, me hubiera ahogado irremisiblemente en el vado traidor en el que ni sabía ni podía nadar.

Don Emilio Ernesto y yo, según el declara desde su río Tajo el último día de Santa María Salomé, somos amigos desde hace mil años, más o menos desde las calendas en que Almanzor tomó Compostela, y uno, que es agradecido de naturaleza, lo tiene por cónsul general de la amistad desde entonces y donde se hallare; aludo a esta circunstancia lo tiene por cónsul general de la amistad desde entonces y donde se hallare aludo a la circunstancia de los 10 siglos tras declarar que al amigo no se le desobedece, para entender mejor lo que sigo diciendo.

Los médicos talaveranos, a través de don Emilio Ernesto, me piden que les dirija una palabra, pienso que de buena voluntad porque las otras ya las gasté cuando aún luchaba por sobrevivir y pasar a la historia, ese incesante volver a empezar (Tucídides), esa filosofía en ejemplos (Dionisio de Halicarnaso) y esa merienda de negros desteñidos en la que, al decir de Goethe, todos los gatos son pardos y lo mejor que le debemos es el desmelenado entusiasmo que nos inspira.

Un viejo refrán español advierte que por el son se conoce la campana y al hombre la palabra. Barrunto que, para no alarmar a nadie, y para no asustarme yo tampoco, la palabra que he de decir a los médicos de Talavera debe ajustarse al mandato de Esquilo cuando nos predica que la palabra es el médico del ánimo enfermo.

Mi ánimo está sano, gracias sean dadas a Nuestro Señor Santiago y a los clementes dioses que protegen a los escritores de buena voluntad y, a buen ánimo, la palabra que más le gusta es: salud.

Para Homero la salud se identifica con el espíritu sano en el cuerpo sano, y para Marcial la vida no es vivir sino tener salud.

A mis amigos los médicos talaveranos les brindo y les deseo salud para que regalen a espuertas a quienes la necesitaren.

Un médico se salva del fuego perdurable si acierta a devolver un día de salud a un solo enfermo.

El cuerpo sano, decía Francis Bacon, es el hospedaje del alma; el cuerpo enfermo, su prisión.

Camilo José Cela

LA DESAPARECIDA ERMITA DE SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA

LA ERMITA DESAPARECIDA DE SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA

Ermita de San Joaquín y Santa Ana en un manuscrito de la historia del siglo XVIII Talavera de la Reina, Biblioteca Regional

Ermita de San Joaquín y Santa Ana en un manuscrito de la historia del siglo XVIII de Talavera de la Reina, señalado con la flecha

 

Hubo varias ermitas en Talavera hoy desaparecidas, una de ellas se encontraba en la zona de los actuales jardines del Prado y estuvo dedicada a San José y a San Joaquín sucesivamente. Así nos la describe en el siglo XVII Francisco de Soto: «Hay en esta villa otras ermitas de que hacer memoria, fuera de la de Nª Sª del Prado…La primera es la del glorioso S. Joseph a quien Talavera tanto reverencia, edificósele su ermita en que hoy está San Joachin, y después le labraron una hermosa capilla en la ermita de Nª. Sª. del Prado donde hoy es venerado este glorioso santo; antiguamente estaba sita aquí una particular cofradía de San José, que después pasaron a la parroquia de San Miguel donde todos los años se hace una solemne fiesta a este santo glorioso.

Lugar aproximado donde se situaba la ermita de San Joaquín y Santa Ana. Al fondo la actual calle Salvador Allende

La ermita de San Joaquín es en la que antes era de San José y, después que se le hizo a este santo otra en la ermita de la Virgen del Prado , le pasaron a ella y pusieron a San Joaquín en la que había sido la de San José».

La Cofradía de San José se localizó primero en su ermita, luego en la de la Virgen del Prado para pasar después a la parroquia de San Miguel. Más tarde, al desaparecer ésta, pasó a la iglesia del Salvador. No debemos confundir esta cofradía con la Hermandad del Patrocinio de San José, radicada en la parroquia de San Andrés y que nació vinculada a la Real Fábrica de Sedas, celebrándose todavía hoy su fiesta.

Ermita de San Joaquín y Santa Ana en el dibujo de Van der Wingaerde de Talavera de la Reina
Ermita de San Joaquín y Santa Ana en el dibujo del sigloXVI de Van der Wingaerde de Talavera de la Reina

En el grabado de Van der Wingaerde aparece en la zona de El Prado un pequeño edificio que bien pudo ser la ermita de San Joaquín, de la que Ildefonso Fernández refiere que se encontraba «en el ángulo del Prado más inmediato a la población y a la Alameda. De niños recordamos haber visto en este sitio un empedrado y no más» Este mismo autor asegura que la ermita de San José se hallaba en los corrales de la plaza de toros. No sabemos si se trata de otra ermita o es la capilla donde se instaló la imagen de San José tras la ruina del edificio antes referido.

Postal en la que he señalado la stuación aproximada de la ermita de San Joaquín y Santa Ana

En 1750 se reconstruye la llamada entonces ermita de San Joaquín y Santa Ana. Pudiera ser que parte de la cerámica en paneles sueltos que hoy está en la ermita de la Virgen del Prado, y que no aparentan ser obra del mismo autor que pintó los azulejos de San Antón, procediera de la antigua ermita de San José.

 

 

LA DESTRUCCIÓN DE LA CÁRCEL DE LA SANTA HERMANDAD

Detalle del interior de la capilla de la cárcel de la Santa Hermandad, antiguo taller de «el Maño»

Nos encontramos ante una de las últimas grandes fechorías cometida por los políticos locales y regionales contra el patrimonio talaverano.

Allá por los primeros años 80 el ayuntamiento decidió derribar la Cárcel de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera, una de las primeras policías rurales de Europa, además de antecedente histórico de la Guardia Civil y de las fuerzas armadas españolas. Estaba situado el edificio al final de la calle mesones, junto al torreón que permanece en pie de la antigua puerta de Zamora, y su solar está ocupado hoy por una horrenda plaza sin la menor gracia decorada con un espeluznante ladrillo visto.

Grabado del siglo XIX que representa la antigua portada de la cárcel de la Santa Hermandad de Talavera

Solamente quedan los azulejos que dicen lo de «aquí estuvo», costumbre esta muy talaverana de derribar o esperar a que se caigan los monumentos para luego poner un panel de azulejos como testigo de la ignominia.

Plano de la cárcel de la Santa Hermandad del siglo XIX

A un vecino italiano de la plaza se le salían los ojos de las órbitas cuando un día vio llegar a la excavadora que hizo añicos el histórico edificio saltando por los aires las tablas pintadas del artesonado mudéjar del siglo XIV que decoraban el techo, y todavía hay vecinos que conservan algunas de ellas

Grabado del siglo XIX que representa al Puerta de Zamora. Se perciben las columnas de la portada de la cárcel desde el otro lado

Julián Sobrino, un profesor del instituto Juan Antonio Castro, que hoy es un prestigioso especialista universitario en arqueología industrial de la Universidad de Sevilla , denunció esta barbaridad ante la consejería de la Junta de Comunidades y le respondieron, más o menos, que en cuestión de gustos no hay nada escrito, aunque lo que sí está escrito es la enorme necedad que pueden llegar a tener aquellos que nos gobiernan,

Ábside de la capilla de la Cárcel de la Santa Hermandad con la puerta de Zamora al fondo a la izquierda

A día de hoy la desidia continúa porque además de tener quever el petardo de plaza que se hizo en el lugar, no se ha movido un dedo por recuperar al menos la capilla, que sigue siendo el almacén lleno de trastos de un tallar mecánico.

Los perros de Santa Ana

LOS PERROS DE SANTA ANA DE PUSA

Mozos vestidos de «perros» de Santana de Pusa

La fiesta de San Sebastián, de este pequeño pueblo de Valdepusa, es uno de los ritos más arcaicos que se conservan entre las celebraciones festivas de nuestra comarca.

En la madrugada del día veinte de Enero los muchachos que componían la quinta de ese año se vestían de «perros». En las épocas de mayor población del lugar llegaban a ser más de cuarenta mozos los que se disfrazaban con pieles de animales, generalmente de cabra o ternero. Los jóvenes tiznaban además sus rostros de negro, para conseguir así un aspecto más sobrecogedor. A la espalda llevaban y aún llevan colgado un gran cencerro.

Los perros llevando la imagen de San Sebastián

Había también otros personajes que protagonizaban nuestra fiesta, se trata de las vacas, dos de los muchachos se vestían también con pieles pero añadían unos cuernos a su tocado. Otros dos quintos se disfrazaban de hilanderas, es decir de mujeres con el traje tradicional con su corpiño. Estos personajes eran menos apetecidos por los mozos, que solían adjudicarse estos cuatro papeles mediante sorteo. Su principal cometido era entrar con horquillas de palo en las viviendas del pueblo descolgando chorizos con el consentimiento de este hurto festivo por parte de los dueños de la casa.

Fotografía antigua de la fiesta de San Sebastián o Los Perros de Santa Ana de Pusa con los quintos vestidos de "perro"
Fotografía antigua de la fiesta de San Sebastián o Los Perros de Santa Ana de Pusa con los quintos vestidos de «perro»

Los perros ya vestidos acechan a las mozas desde primera hora para intentar «mearlas». Deambulan por todas las calles «meando» a las solteras con una bota llena de agua. Las chicas tienen a gala hacer enojar a los mozos huyendo de ellos e intentando evitar que las empapen. Se encierran en las casas y los perros escalan muros y balcones ante la mirada condescendiente de los padres de ellas que les invitan a vino y dulces. Tradicionalmente las primeras afectadas eran las componentes de las cuadrillas que se dirigían a recoger la aceituna, labor desarrollada en esta época invernal. El vino y chorizo obtenido en el recorrido por casas y calles del lugar es compartido por todo el grupo.
En cuanto a la gastronomía, es típica la elaboración del «hornazo». Curiosamente, en este caso no es una empanada rellena de carne sino un dulce que, como muchos de los elaborados durante las fiestas de invierno, tienen entre sus componentes los anises, además de la clara de huevo con azúcar que adorna con dibujos la superficie de la masa. Las «roscas» son dulces similares pero de menor tamaño y que se destinan a invitar a las visitas en los domicilios. También se colocan dulces como «ofrecimiento» delante de la imagen de San Sebastián en la iglesia.

Los perros saltando a las casas de las mozas

A la misa acuden los perros, aunque un párroco intentó evitarlo, dadas las evidentes raíces paganas de la fiesta que luego analizaremos. A la salida se celebra la procesión con el santo que es llevado y custodiado también por los perros. La imagen va adornada con ramón de olivo del que cuelgan naranjas y roscas y detrás va el párroco y los demás asistentes a la ceremonia que recorren la «carrera» o trayecto habitual de la procesión.
Si buscamos paralelismos, podemos comparar esta fiesta con las «Carantoñas» del pueblo cacereño de Acehuche donde también se disfrazan los mozos con pieles y se persigue a las chicas, otra similitud es la aparición de un personaje disfrazado de Vaca-tora con cuernos como en Santa Ana se disfrazan las vacas. Dos ritos similares se pueden observar en lugares tan distantes como la isla de Hierro, con sus Carneros de La Frontera, o Las Trangas de Bielsa en Huesca que, disfrazados con pieles y cuernos persiguen a las Madamas en las fiestas de carnaval.
Más cerca, en San Pablo de los Montes, San Sebastián también lo celebran los quintos, la Madre Cochina es otro de ellos vestido de mujer que, en este caso, acosa a las mozas intentando levantarles la falda.

Imagen de San Sebastián con su decoración vegetal y otros elementos típicos de un rito de fertilidad
Imagen de San Sebastián con su decoración vegetal y otros elementos típicos de un rito de fertilidad

Es curioso constatar como en el valle del Pusa se celebra también San Sebastián con ritos que tienen cierta similitud en Malpica de Tajo, capital del Señorío de Valdepusa, y también en Los Navalucillos, en la cabecera del mismo río.
En la primera de estas localidades son protagonistas los «morraches» vestidos con trajes multicolores, caretas y cencerros, y aunque no hay vaca sí sale un toro de fuego. En Los Navalucillos «los marraches» salían en grupos cada uno con su vaquilla e intentan tiznar a las mozas.
Son todos rituales de fertilidad anteriores al cristianismo. Los Perros es una fiesta que podemos clasificar entre todas aquellas celebraciones invernales en las que aparece la vaca o vaquilla «la vitula» romana. Sería uno de los ritos que Caro Baroja relaciona con las fiestas de las Kalendae romanas que, en Enero, se dedicaban al dios Jano. Pero puede que hundan sus raíces en ritos de fertilidad todavía más antiguos asociados con las culturas de pueblos pastoriles prerromanos. La zona central de la meseta peninsular y Extremadura es la más rica en este tipo de fiestas. El padre Flórez señalaba cómo en los primeros siglos del cristianismo se castigaba con tres años de penitencia a los que a primeros de año se vistieran de ternera o de becerro. Más curioso por la coincidencia con nuestro rito santanero es el texto de Asterio de Amasea en el que insiste en la vergüenza de los disfraces femeniles que llevaban hasta los hombres más valientes durante estas fiestas, disfraces tales como el de hilandera.

 

Niños disfrazados de perro en la fiesta de San Sebastián de Santa Ana de Pusa
Niños disfrazados de perro en la fiesta de San Sebastián de Santa Ana de Pusa

También Caro Baroja aporta un texto sumamente significativo de San Isidoro de Sevilla: “Instituyó la Iglesia el ayuno de las calendas de Enero a causa de un error propio de la gentilidad. Fue Jano cierto príncipe de los paganos, por el que se ha dado el nombre al mes de enero y al que los hombres inexpertos, honrándole como a un dios, otorgaron honores religiosos y le consagraron un día con fiestas suntuosas y regocijos. Así los míseros hombres y lo que es peor, los mismos fieles, durante ese día, adquiriendo monstruosas apariencias , se disfrazan a manera de fieras, otros toman aspecto mujeril, afeminando el suyo propio…hacen gritería y danzan…y la turba de depauperado espíritu se excita con el vino.”
San Sebastián era centurión de la guardia pretoriana del emperador Diocleciano y consolaba y alentaba a los cristianos que conducía al martirio. Delatado, fue ejecutado asaeteado por lo que en su iconografía aparece un joven con varias flechas clavadas y atado a un árbol o columna. Se recuperó de sus heridas mortales y fue de nuevo muerto a golpes.
Es invocado contra la peste y las epidemias en general, y a ello tal vez deba su difusión. La celebración de su fiesta el veinte de Enero ha servido para enmascarar y cristianizar innumerables rituales de invierno paganos anteriores a la cristianización.

Los perros «meando» a las mozas

 

Los chozos de las Tierras de Talavera

LOS CHOZOS

Chozo en Navalmoralejo

Aunque más adelante estudiaremos los chozos de cada una de las subcomarcas talaveranas,hoy amos a dar una visión general de los mismos.

Son las construcciones más sencillas de la arquitectura popular de la comarca los pintorescos chozos que se levantan en mampostería de la piedra local, en estos dos casos granito y pizarra, o ambos combinados, a veces unidas las piedras con barro y otras a piedra seca.

Chozo de pizarra en término de Aldeanueva de San bartolomé
Chozo de pizarra en término de Aldeanueva de San Bartolomé

Sus muros suelen tener un hueco de entrada con puerta de madera, si se conserva, y muchas veces sin ningún otro hueco, salvo algún ventanuco.

Los techos están rematados en falsa cúpula construida por aproximación de lanchas de piedra y con una capa de compresión impermeabilizadora de tierra sobre ellas. En Gredos los chozos mantienen sus cubiertas vegetales de piorno o escoba según la altura. También en la sierra hay un espacio delante de los chozos con bancos de piedra en torno a un vallado protector enlosado que se llama «estanza»

Chozo de granito en término de Segurilla
Chozo de granito en término de Segurilla

Se solían utilizar para alojamiento temporal de pastores y en ocasiones como refugio para estancias temporales de aprovechamiento agrícola de viñas, olivares, huertos etc

Suelen ser de planta redonda, aunque en algunas ocasiones son más cercanas a la planta cuadrada o incluso rectangular, que las hace parecidas a las navetas prehistóricas de Menorca.

Chozo de Valdeverdeja de planta rectangular en el arroyo de los Pozos

En su interior encontramos pocos elementos constructivos. Vemos alguna alacena hecha en el propio muro para salvaguardar de insectos y roedores los víveres. En escasas ocasiones cuentan con una chimenea muy sencilla o simplemente una lancha de piedra que se desplaza para que salga el humo; En los chozos de Gredos hay una lancha que sobresale del muro llamada tiznera y que desvía las chispas para que no se prendan las techumbres vegetales que abundan más en la sierra. y también encontramos algún banco de piedra.

Falsa cúpula de un chozo vista desde el interior.

Los suelos pueden estar enlanchados, empedrados o simplemente con una capa de barro comprimido. Antiguamente esos suelos se enlucían con boñigas de vaca disueltas en agua que luego se endurece y hasta se puede fregar.

En ocasiones las paredes interiores están enfoscadas con barro e incluso enjalbegadas

Chozo en término de El casar de Talavera

 

EL CANOE CLUB DE TALAVERA (1)

Foto de los años 30 donde aparece el Canoe Club de Talavera y la Real Fábrica de Sedas

Foto de los años 30 donde aparece el Canoe Club de Talavera y la Real Fábrica de SedasEn esta fotografía de los años 30 del pasado siglo se pueden observar las instalaciones del Canoe Club de Talavera de la Reina situado en la orilla sur del Tajo,  entre El Paredón y el Puente de Hierro, que quedaría a la derecha de la imagen.

En la otra orilla del río puede observarse el edificio hoy desaparecido de las reales Fábricas de Seda construido a mediados del siglo XVIII y que albergaba a cientos de hilanderas.

Competición de natación en el Tajo del Canoe Club

En 1930 se fundó en Madrid la asociación deportiva Canoe Club, como resultado de las inquietudes de un grupo de montañeros, conscientes de la importancia de la vida al aire libre en cualquiera de sus manifestaciones. Como sucedió con otros establecimientos y asociaciones, este club tuvo una réplica con el mismo nombre en Talavera. Uno de sus miembros escribe unas líneas en el folleto que editó la asociación talaverana y se congratula de su fundación y gran pujanza, además de animarles a hacer una piscina para que las competiciones sean homologables por la Federación Castellana de Natación.

 

Piragüistas del club Canoe de Talavera

En este club se organizaban bailes de sociedad junto a la ribera, campeonatos de natación, competiciones de piragüismo, excursiones y actos de sociedad. Todavía funcionaba poco antes de la guerra Civil pero parece que después de la conflagración ya no volvió a recuperarse su actividad. También tenía merendero para disfrutar los socios de las riberas del río.

Otra foto de piragüistas del Canoe Club de Talavera

En esta entrada mostramos otras fotografías de las actividades desarrolladas en este club donde disfrutaban los talaveranos y gentes que venían de la comarca e incluso de Madrid antes de que nos robaran el Tajo con el trasvase, que lo convirtió en una cloaca.

Grupo de talaveranos en el merendero del Canoe Club

Su presidente honorario fue Antonio Hesse, a la sazón alcalde de Talavera y se fundó el 21 de junio de 193  con 56 socios.

Solamente tardaron un mes desde la constitución de la Junta Directiva en conseguir por suscripción las tres mil pesetas con las que levantarían las instalaciones. Llegaron a los trescientos socios y su primer presidente fue Pedro Fernández con otros talaveranos conocidos en su junta directiva como los hermanos Fernando y Ramón de Sanguino, Vicente Forero, Domingo Ortega, José Ortega, José Bengoechea y otros.

Grupo de bañistas en el Canoe Club

 

LA IGLESIA DE SAN PEDRO, EL MUDÉJAR HECHO ALMACÉN

En el Museo de los Horrores traemos hoy la destrucción de una iglesia mudéjar para  construir unos almacenes comerciales, es la iglesia de SAN PEDRO

 

Iglesia de San Pedro convertida en almacén antes de su destrucción
Iglesia de San Pedro convertida en almacén antes de su destrucción
La misma vista hoy día con el edificio que tan desafortunadamente sustituyó a la iglesia mudéjar de San Pedro
La misma vista  con el edificio que tan desafortunadamente sustituyó a la iglesia mudéjar de San Pedro
Edificio que actualmente ocupa el solar de la iglesia de San Pedro

HISTORIA Y DESCRIPCIÓN DEL TEMPLO DESAPARECIDO

 Seguimos al Conde de Cedillo en la descripción de uno de los templos más antiguos de Talavera: «La parroquia de San Pedro está en el mejor sitio de la villa y junto a la plaza del Comercio (hoy del Reloj), por cuyo motivo es muy frecuentada. Es edificio y obra muy antigua y no se halla razón de su principio y origen».

En efecto, ya aparece nombrada en documentos del siglo XIII, y a la siguiente centuria pertenecen los restos mudéjares que todavía este autor observa en su estructura. Su periodo de mayor esplendor es el siglo XVI durante el que la nobleza local la frecuenta y construye en ella sus capillas, radicando también aquí añejas cofradías.

La capilla mayor fue reconstruida y enriquecida en 1615 por el regidor Miguel Polo que la «levantó y labró de bóveda». Contaba esta capilla, que se vislumbra en la fotografía que recoge el momento de su derribo, con un buen retablo adornado de «pinturas razonables que a mi entender son de algún discípulo del Greco» según Ponz.

La capilla de Nuestra Señora de la Anunciación fue fundada por doña Elvira de la Rúa, noble talaverana que dejó la finca de Valdefuentes al Cabildo de Curas de la villa en 1511. Era también conocida como la capilla Cienfuegos, nombre del regidor esposo de la fundadora. Estaba construida en estilo ojival del siglo XV con bóveda de crucería y entrada de arco rebajado con perlas. Había en ella una imagen de la Virgen con los Santos Juan Bautista y Evangelista.

Fachada norte de la iglesia en el momento en que se saca mobiliario para su posterior derribo
Fachada sur de la iglesia en el momento en que se saca mobiliario para su posterior derribo

En otra capilla , la de San Gregorio, se enterró al canónigo de la Colegial Gabriel de Albornoz que, desde sus destinos en la curia romana, trajo a Talavera numerosas reliquias de San Pedro, San Lucas, San Sebastián, San Cenón y San Blas. A esta iglesia acudían los talaveranos en la fiesta de este último santo, protector de las enfermedades de la garganta. El sacerdote se situaba en la puerta norte del templo, que aparece en la fotografía, para que el pueblo contemplara y besara la reliquia.  Esta costumbre y la parroquia de San Pedro como tal pasó luego a la parroquia de Santa Leocadia, es decir, a la que hoy es iglesia de San Francisco y donde actualmente se conserva una imagen de San Blas que pudiera proceder de la iglesia desaparecida. Además, se conserva en ella la tradición del culto a este santo en Talavera.

Martín Mejía, «persona rica y principal» fundó otra capilla en la que instaló un altar de la Quinta Angustia, advocación que también encontramos en capillas de la parroquia San Miguel y de La Colegial. En un altar adosado al muro sur de la nave principal de la ermita del Prado se puede observar un grupo escultórico con este motivo que, como sucedió con el patrimonio de otras iglesias desaparecidas, pudo haber sido trasladado de lugar y nos preguntamos si no sería precisamente éste de San Pedro pues, en el caso de San Miguel, la obra se trataba de una pintura mural.

Derribo de la iglesia de San Pedro donde se percibe el ábside mudéjar
Derribo de la iglesia de San Pedro donde se percibe el ábside mudéjar

En 1855 se cierra definitivamente como parroquia agregándose a la de Santa Leocadia y Santa Eugenia. Es desamortizado el edificio que se destina a diversos fines como carretería, café, salón de baile y Administración de Consumos, hasta que se derriba y se construyen en su solar los actuales almacenes de muebles y sanitarios.

 DESCRIPCIÓN

 El edificio contaba con tres naves en estilo mudéjar y tenía una planta que, según la descripción, parece similar a la de San Clemente que reproducimos. Entre los detalles de su decoración mudéjar tiene «cinco ajimeces cegados en cuyas formas se ven alternar la ojiva marcadamente árabe, la ojiva túmida y la ojiva polilobulada», tal como Cedillo nos lo describe. También en la antigua fotografía cedida por el Archivo Municipal, podemos observar su estructura modificada por la adaptación como almacén y observamos asimismo su planta de tres naves y los aleros y hastiales de claro sabor mudéjar. Ya hemos comentado que algunas de sus capillas estaban construidas en estilo ojival. La torre es evidentemente posterior ya que se termina en el siglo XVIII.

La saca del corcho en Velada

LA SACA DEL CORCHO

Saca del corcho en Velada

El alcornoque es una especie arbórea que precisa de algo más humedad que la encina y de terrenos preferentemente silíceos. Es por ello que en nuestra región se puede encontrar en las zonas donde el clima extremado continental mesetario se suaviza por la influencia atlántica como es el caso de nuestra comarca.

Casi 20.000 hectáreas se dedican a su aprovechamiento con una producción importante que podrían ser mucho mayores si, como sucede con muchas otras de nuestras materias primas, las plusvalías generadas por su manufacturación no se quedaran en otras regiones. En efecto, las industrias corcheras de Talavera o Velada por ejemplo, se limitan a seleccionar, cortar, cocer y embalar las planchas de corcho para que sea en Cataluña, en la mayor parte de los casos, donde se transforman en la industria taponera, de aislantes o de las nuevas artesanías industriales del corcho, que fabrican desde carteras hasta faldas de este material natural y cada día con mayor demanda.

Un material de gran calidad con infinitas posibilidades pero que ya fue conocido por nuestros artesanos que lo trabajaron desde un punto de vista principalmente utilitario pero también estético en los casos de artesanía pastoril que luego comentaremos.

Alcornocal con el corcho recién extraído

Cuando llegaba la canícula en las dehesas de Velada y Oropesa, en las umbrías de la Sierra de San Vicente o la Jara Alta, las cuadrillas salían
a la saca del corcho, labor por la que se despega la corteza del alcornoque. Se hacía el trabajo durante las horas más calurosas del día y los meses más calurosos, «desde San Pedro», que era el tiempo más adecuado para esta actividad, y de hecho, era necesaria la presencia de un trabajador exclusivamente dedicado a suministrar agua para evitar la deshidratación de los operarios, el aguador, que a veces también ayudaba al ranchero, que era el corchero al que se encomendaba el aprovisionamiento de leña, manteniendo el fuego y los pucheros individuales de las más de veinte personas que componían estas cuadrillas, además de cuidar de la intendencia general del campamento encargando a un ordinario que se acercara al pueblo a por los encargos y suministros.

Asientos o "tajos" elaborados con planchas de corcho y virus de jara
Asientos o «tajos» elaborados con planchas de corcho y virus de jara

Los corcheros dormían en las mismas dehesas en los campamentos que en forma cónica se hacían con palos y ramaje alrededor de un alcornoque, aunque a veces dormían en media caña de corcho colgada de una rama a modo de litera. No descansaban ni siquiera los domingos y solamente acudían al pueblo en la Virgen de agosto, San Roque, Santiago y Santa Ana. El jabón casero, un peine, la navaja, una manta y algunas viandas era el modesto ajuar del corchero.

El accidente de trabajo más frecuente era la picadura de los escorpiones que se escondían en los recovecos de la corteza, y se utilizaba para aliviar el dolor un curioso remedio» homeopático» el aceite de alacranes, que se obtenía de freír casi hasta la carbonización un número impar de escorpiones en aceite de oliva, para luego utilizar este mejunje masajeando la zona afectada.

Pila de lavar o cuzarro en Velada

Ser taponero era sinónimo de ser corchero «de fábrica». Utilizaban el cuchillo curvo de corchero para recortar las piezas y deben su nombre a que completaban sus jornales con la elaboración casera a destajo de tapones. El escogedor elegía y agrupaba las piezas según su calidad y características que sería largo de describir aquí.

ORQUÍDEAS EN LA COMARCA DE TALAVERA

Ejemplares de orquídea en la Sierra de la Estrella

En la sierra de La Estrella en plena comarca de La Jara hay zonas, especialmente en las umbrías del noreste del pico de La Buha, donde son numerosos las orquídeas de varias especies.

Aunque es un clima bastante árido el de la comarca con algo más de 400 litros por metro cuadrado de precipitación anual es sorprende la presencia de estas hermosas flores que simulan las formas y colores de los insectos para lograr la polinización más efectiva .

Aquí ponemos tres de las especies, a ver si los botánicos en los comentarios me decís cual es cada una de ellas.

También adjuntamos algunas fotografías de otras zonas de nuestra comarca como Pueblanueva o Talavera

orquideas de la sierra de la estrella
Orquideas de la sierra de la estrella
Orquídea de la sierra de La Estrella
Orquídea de la sierra de La Estrella

Orquídea fotografiada en el embalse de La Portiña

Orquídea fotografiada en el embalse de La Portiña en Talavera

Otra de las especies de orquídeas que podemos ver en La Jara (Pueblanueva)