ARQUITECTURA POPULAR VII: la SIERRA DE SAN VICENTE (1)

ARQUITECTURA POPULAR VII: SIERRA DE SAN VICENTE

Balcón con tejadillo en La Iglesuela

A continuación haré una somera descripción de las peculiaridades de la arquitectura tradicional de las subcomarcas talaveranas y comenzaré por la Sierra de San Vicente.

Esta zona, por proximidad geográfica,por circunstancias históricas como la repoblación y dominio de la ciudad de Ávila sobre ella e incluso, por condicionantes climáticos mas similares a las zonas serranas de Gredos. Tiene una serie de características comunes con la arquitectura de los pueblos de la otra orilla del Tiétar.

Encontramos como allí tejados con faldones muy prolongados, huecos y vanos pequeños y escasos, incluso los balcones de madera techados, con una mayor abundancia de ellos en los pueblos más norteños como es el caso de La Iglesuela.

En cuanto a materiales el más abundante con mucho es el granito, generalmente en mampostería irregular calzada con barro y ripio, pero con sillería más o menos elaborada en vanos y esquinazos.

Portalillo típico de El Almendral con muros de mampostería blanqueada

En Navamorcuende, capital de uno de los dos señoríos históricos de la sierra encontramos algunas casas más pudientes en las cuales, al menos en la fachada, domina la sillería. En Pelahustán, sin embargo, hubo una tradición de buenos canteros ya que hasta en casas modernas encontramos un buen labrado de piedras. Es de destacar la peculiaridad de Nuño Gómez donde, aunque el granito se encuentra próximo y abundante, hay un claro predominio del adobe no solamente en la fabricación de las trojes y doblados si no también en la construcción de muros completos. En Cardiel, pueblo que se encontraba más alejado de los afloramientos graníticos es también frecuente la utilización del adobe e incluso del tapial de barro que se refuerza con verdugadas y machones de ladrillo. En los tejados se emplea mayoritariamente la teja árabe, salvo en los chozos, en que se utiliza la falsa bóveda de lajas de piedra con capa de compresión de barro, a la cual ya hemos aludido en capítulos anteriores.

Enlanchado granítico en un adarve de El Almendral

En la Sierra de San Vicente se tiene fácil acceso a un tipo de madera que se utiliza con profusión en la construcción de las techumbres, nos referimos al enebro. Pocos árboles pueden ofrecer una resistencia a las inclemencias del tiempo y a los insectos como él, y una capacidad de carga que hace que se utilice incluso para pilares en el caso de los troncos más gruesos. Su empleo más frecuente es para alfangías de los tejados o, en los tejaroz que cubren entradas de puertas carreteras e incluso en el soporte de vanos de construcciones rústicas como cuadras y majadas. Tiene el inconveniente de que sus troncos no suelen ser excesivamente largos por lo que a veces las techumbres precisan de una fila intermedia de pilares entre muro y muro que las sostengan. En las viviendas de las poblaciones es por esto más frecuente la utilización del pino o del castaño, este último también bastante abundante en la sierra.

Vivienda de sillería y mampostería de granito en Pelahustán

Lo más frecuente es que las viviendas tradicionales presenten directamente la piedra, aunque en otras ocasiones se enlucían con una mezcla de cal y arena o se enjalbegaban. En los pueblos mas sureños (Castillo. Cardiel, Nuño Gómez) no es raro ver fachadas decoradas con esgrafiado, que es un sistema de dibujo, con motivos geométricos o vegetales generalmente, que se realiza por sobrerrelieve en el enlucido de cal y arena de la pared.

Ameal de la Sierra de San Vicente

Las chimeneas son de campana en los núcleos urbanos aunque en el exterior del edificio no presentan grandes dimensiones a diferencia de otras zonas de las tierras de Talavera con una mayor influencia extremeña. Es característico de las construcciones rústicas, como los pajares un tipo peculiar de chimenea muy sencilla que yo denomino «en esquina» y que consiste en un tronco de enebro atravesado en un esquinazo de la dependencia, a modo de hipotenusa del triángulo formado con los dos muros, sobre ese madero se construye un murete de adobes hasta el techo que hace las veces de campana.

Decoración de esgrafiado en una vivienda de Nuño Gómez

Los cimientos suelen ser de piedra seca y los suelos de baldosa de ladrillo. En ocasiones de lajas de grandes, o de la misma roca viva en dependencias secundarias, para los animales o para el almacenamiento.

Tienen las casas cinco piezas: portal, cocina y tres habitaciones. Las viviendas son generalmente de una planta a dos aguas, las que están dobladas utilizaban la segunda planta, doblado o troje como dependencia secundaria con utilidad de pajar, almacén y granero o en tiempos pasados, para la cría del gusano de seda.

En El Real de San Vicente y Castillo de Bayuela era muy frecuente que destinaran el doblado o pajar al que se accedía desde el exterior por una pequeña portilla que facilitaba la carga y descarga de la paja desde el exterior. Como anécdota recordemos que el pueblo de Castillo de Bayuela se asienta en la actualidad en el lugar que antiguamente se conocía como Pajares y que a los de este pueblo se les denomina «pajariegos», e incluso el trajín de los pajares ha quedado cristalizado en un refrán «Los de Castillo pajariegos, que toda la paja encierran, un año que no la cerraron se murieron las becerras».

El enebro es un árbol de gran resistencia para la arquitectura popular en la Sierra de San Vicente

Es muy característico del paisaje serrano la presencia del «ameal». Es esta una construcción muy sencilla que consiste en un vallado circular de mampostería granítica, de 1 a 1,5 metros de altura y de 3 a 6 metros de diámetro, con un tronco de enebro en el centro, alrededor del cual se va acumulando el pasto o el heno de los prados y así almacenarlo hasta la época de escasez de hierba fresca. No olvidemos que la sierra ha sido eminentemente ganadera y por tamo no es de extrañar que sean numerosísimos los chozos que se reparten por todo su territorio, para servir de alojamiento a los pastores en caso de inclemencia del tiempo o cuando los pastos se encuentran muy alejados del pueblo para pernoctar. Esos chocillos de piedra tienen un especial encanto por lo bien integrados que se encuentran en el paisaje. Algunos de ellos tienen una precaria chimenea, apenas un orificio en el techo y una concavidad en el muro, no tienen puerta y en su interior solamente un hueco en la pared a modo de alacena, o simplemente un palo donde colgar los enseres y una lancha de piedra como asiento.

pajar de Garciotún levantado en adobe con el boquerón para cargar la paja en la troje