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ARQUITECTURA POPULAR SIERRA SAN VICENTE (2) MAJADAS, CHOZOS, MOLINOS…

Majada reutilizada como zahurda

Otras construcciones del ámbito rústico de la Sierra de San Vicente son, por ejemplo las majadas o “majás”. Estas edificaciones abundan en el término de El Real de San Vicente y principalmente en los arroyos de Valdesanvicente y el Budial. Como quiera que los parajes por donde discurren estos arroyos están relativamente alejados del núcleo urbano, en estas “majás” se hacía vida durante épocas determinadas del año, ya sea para aprovechar los pastos frescos. Para la montanera de los encinares cercanos, o para la cosecha del escaso cereal que se cultivaba en estas tierras.

Boyería con pesebres de granito

Constan, en general, de un pajar casi siempre abierto por uno de sus lados con pilares de enebro o machones de piedra entre sus vanos, y tejado a una o dos aguas según su amplitud, de unas zahurdas para los cerdos de la matanza familiar, de una cocinilla para el alojamiento que en ocasiones se encuentra exenta y otras veces es una pieza del pajar, mejor o peor aislada del recinto de los animales y que se calienta mediante una chimenea que en el capítulo anterior denominábamos “de esquina”.

Pilares de piedra y enebro y techumbre de una majada

Un muro cierra el recinto por delante de estos edificios formando el corral. Dentro del alargado pajar se almacena el forraje y al mismo tiempo se resguarda el ganado, vacuno u ovino, por lo que se pueden encontrar dentro de él y del corral tanto pesebres como bebederos de piedra o de grandes troncos vaciados.

Majada con pesebre fabricado con un tronco vaciado

Pueden añadirse en ocasiones a las dependencias referidas algún gallinero e incluso una cuadra para las caballerías. Podemos también encontrar las dependencias antes referidas aisladas, sin agruparse en majadas y así, es frecuente encontrar zahurdas o “chajurdas” aisladas en montes o dehesas. Las parideras, donde las crías de cerdos, ovejas o cabras pasan más protegidas de las inclemencias sus primeros días de vida.

Parideras en San Román de los Montes

Estas construcciones son muy características de estas sierras y consisten en cubículos de un metro y medio de lado aproximadamente, techados con falsa bóveda y pegados lateralmente unos a otros, sin ningún hueco exterior salvo la pequeña puerta por donde accede el animal al interior. Estas Puertas se alinean de cara al corralillo común y según su número, hasta veinticinco, se disponen linealmente o en forma de U.

Chozo en Hinojosa de San Vicente

La portalera es la denominación que se da en Castillo de Bayuela a la unión de un pajar-cuadra con un corral y a veces una cocinilla. Ya hemos comentado que la arquitectura de la Sierra de San Vicente es una arquitectura eminentemente  granítica, como graníticos son todos los bienes inmuebles del patrimonio etnográfico de la comarca; las fuentes abovedadas de gran belleza, cuyos prototipos son las de Almendral y La Iglesuela, las cruces y calvarios, los puentes  con aspecto casi megalítico por el empleo de grandes lajas de granito de hasta cuatro metros de longitud, los lavaderos con sus agrupaciones de varias pilas con las iniciales del dueño grabadas, los pesebres de cuadras y boyerías y los edificios industriales tradicionales, lagares y molinos.

Puente de granito en Marrupe

Los molinos de esta comarca son muy numerosos, ya que las pendientes considerables y los caudales no muy abundantes, pero sí bastante continuos, hacen de esta pequeña sierrecilla un lugar idóneo para su construcción, y de hecho ya en el siglo XV, hay constancia documental de la existencia de algunos de ellos, aunque dedicaremos capítulos sucesivos de esta serie a su descripción, diremos aquí que son construcciones de gran belleza, con concentraciones importantes en el arroyo Saucedoso junto al llamado Puente Romano de Castillo de Bayuela; en el arroyo que discurre por el mismo casco urbano de El Real de San Vicente, en el arroyo Guadmora.

Lavadero en Segurilla

Su cárcavo, hueco abovedado o adintelado que aloja el rodezno al cual mueven las aguas, es su característica más vistosa, en cuanto a la estética del edificio, junto al cubo en el que se acumula el agua antes de mover al salir por el saetín, el rodezno que al girar movilizará la piedra volaera del molino. Aunque el sistema de receptor de cubo es frecuente también la rampa lo es, y otro tipo muy característico de esta tierra, el tubo. Movidos con este sistema existen varios ejemplares en la Garganta Tejea, es esta peculiaridad  una de las muchas muestras de la influencia de las vecinas tierras abulenses en la arquitectura popular local.

Molino de Agua en Hinojosa de San Vicente

Otra construcción popular es la ermita ya que se suele guiar por las mismas pautas utilitarias que el resto de edificios de la arquitectura tradicional. En esta tierra las ermitas suelen ser de planta cuadrada aparejo de sillarejo más o menos elaborado, algunas enjalbegadas e incluso otras como la de Nuño Gomez con un pequeño pórtico de columnas de piedra. El tejado es a cuatro aguas y son ejemplos típicos las de Marrupe, Hinojosa, Almendral o Pelahustán, aunque otras como las de Navamorcuende o la de Guadyerbas son más bien iglesias y se salen del ámbito de la arquitectura popular.

Fachada de San Román con decoración de motivos pastoriles

Salvo algún esgrafiado o algún dibujo popular en revocos o chimeneas, ya hemos hecho referencia a la sobriedad decorativa, aunque existen algunas excepciones como la encantadora decoración dibujada del altar y la hornacina de la ermita de San Roque en Hinojosa, o una fachada pintada con motivos pastoriles en una casa de San Román.

Los herrajes son igualmente sobrios, así como las cerraduras y rejería, ´típicamente castellana machihembrada, solamente destacar la frecuencia de unos picaportes con formas sugerentemente eroticas que dibujan infantilmente unos órganos sexuales masculinos.

ARQUITECTURA POPULAR VII: la SIERRA DE SAN VICENTE (1)

ARQUITECTURA POPULAR VII: SIERRA DE SAN VICENTE

Balcón con tejadillo en La Iglesuela

A continuación haré una somera descripción de las peculiaridades de la arquitectura tradicional de las subcomarcas talaveranas y comenzaré por la Sierra de San Vicente.

Esta zona, por proximidad geográfica,por circunstancias históricas como la repoblación y dominio de la ciudad de Ávila sobre ella e incluso, por condicionantes climáticos mas similares a las zonas serranas de Gredos. Tiene una serie de características comunes con la arquitectura de los pueblos de la otra orilla del Tiétar.

Encontramos como allí tejados con faldones muy prolongados, huecos y vanos pequeños y escasos, incluso los balcones de madera techados, con una mayor abundancia de ellos en los pueblos más norteños como es el caso de La Iglesuela.

En cuanto a materiales el más abundante con mucho es el granito, generalmente en mampostería irregular calzada con barro y ripio, pero con sillería más o menos elaborada en vanos y esquinazos.

Portalillo típico de El Almendral con muros de mampostería blanqueada

En Navamorcuende, capital de uno de los dos señoríos históricos de la sierra encontramos algunas casas más pudientes en las cuales, al menos en la fachada, domina la sillería. En Pelahustán, sin embargo, hubo una tradición de buenos canteros ya que hasta en casas modernas encontramos un buen labrado de piedras. Es de destacar la peculiaridad de Nuño Gómez donde, aunque el granito se encuentra próximo y abundante, hay un claro predominio del adobe no solamente en la fabricación de las trojes y doblados si no también en la construcción de muros completos. En Cardiel, pueblo que se encontraba más alejado de los afloramientos graníticos es también frecuente la utilización del adobe e incluso del tapial de barro que se refuerza con verdugadas y machones de ladrillo. En los tejados se emplea mayoritariamente la teja árabe, salvo en los chozos, en que se utiliza la falsa bóveda de lajas de piedra con capa de compresión de barro, a la cual ya hemos aludido en capítulos anteriores.

Enlanchado granítico en un adarve de El Almendral

En la Sierra de San Vicente se tiene fácil acceso a un tipo de madera que se utiliza con profusión en la construcción de las techumbres, nos referimos al enebro. Pocos árboles pueden ofrecer una resistencia a las inclemencias del tiempo y a los insectos como él, y una capacidad de carga que hace que se utilice incluso para pilares en el caso de los troncos más gruesos. Su empleo más frecuente es para alfangías de los tejados o, en los tejaroz que cubren entradas de puertas carreteras e incluso en el soporte de vanos de construcciones rústicas como cuadras y majadas. Tiene el inconveniente de que sus troncos no suelen ser excesivamente largos por lo que a veces las techumbres precisan de una fila intermedia de pilares entre muro y muro que las sostengan. En las viviendas de las poblaciones es por esto más frecuente la utilización del pino o del castaño, este último también bastante abundante en la sierra.

Vivienda de sillería y mampostería de granito en Pelahustán

Lo más frecuente es que las viviendas tradicionales presenten directamente la piedra, aunque en otras ocasiones se enlucían con una mezcla de cal y arena o se enjalbegaban. En los pueblos mas sureños (Castillo. Cardiel, Nuño Gómez) no es raro ver fachadas decoradas con esgrafiado, que es un sistema de dibujo, con motivos geométricos o vegetales generalmente, que se realiza por sobrerrelieve en el enlucido de cal y arena de la pared.

Ameal de la Sierra de San Vicente

Las chimeneas son de campana en los núcleos urbanos aunque en el exterior del edificio no presentan grandes dimensiones a diferencia de otras zonas de las tierras de Talavera con una mayor influencia extremeña. Es característico de las construcciones rústicas, como los pajares un tipo peculiar de chimenea muy sencilla que yo denomino «en esquina» y que consiste en un tronco de enebro atravesado en un esquinazo de la dependencia, a modo de hipotenusa del triángulo formado con los dos muros, sobre ese madero se construye un murete de adobes hasta el techo que hace las veces de campana.

Decoración de esgrafiado en una vivienda de Nuño Gómez

Los cimientos suelen ser de piedra seca y los suelos de baldosa de ladrillo. En ocasiones de lajas de grandes, o de la misma roca viva en dependencias secundarias, para los animales o para el almacenamiento.

Tienen las casas cinco piezas: portal, cocina y tres habitaciones. Las viviendas son generalmente de una planta a dos aguas, las que están dobladas utilizaban la segunda planta, doblado o troje como dependencia secundaria con utilidad de pajar, almacén y granero o en tiempos pasados, para la cría del gusano de seda.

En El Real de San Vicente y Castillo de Bayuela era muy frecuente que destinaran el doblado o pajar al que se accedía desde el exterior por una pequeña portilla que facilitaba la carga y descarga de la paja desde el exterior. Como anécdota recordemos que el pueblo de Castillo de Bayuela se asienta en la actualidad en el lugar que antiguamente se conocía como Pajares y que a los de este pueblo se les denomina «pajariegos», e incluso el trajín de los pajares ha quedado cristalizado en un refrán «Los de Castillo pajariegos, que toda la paja encierran, un año que no la cerraron se murieron las becerras».

El enebro es un árbol de gran resistencia para la arquitectura popular en la Sierra de San Vicente

Es muy característico del paisaje serrano la presencia del «ameal». Es esta una construcción muy sencilla que consiste en un vallado circular de mampostería granítica, de 1 a 1,5 metros de altura y de 3 a 6 metros de diámetro, con un tronco de enebro en el centro, alrededor del cual se va acumulando el pasto o el heno de los prados y así almacenarlo hasta la época de escasez de hierba fresca. No olvidemos que la sierra ha sido eminentemente ganadera y por tamo no es de extrañar que sean numerosísimos los chozos que se reparten por todo su territorio, para servir de alojamiento a los pastores en caso de inclemencia del tiempo o cuando los pastos se encuentran muy alejados del pueblo para pernoctar. Esos chocillos de piedra tienen un especial encanto por lo bien integrados que se encuentran en el paisaje. Algunos de ellos tienen una precaria chimenea, apenas un orificio en el techo y una concavidad en el muro, no tienen puerta y en su interior solamente un hueco en la pared a modo de alacena, o simplemente un palo donde colgar los enseres y una lancha de piedra como asiento.

pajar de Garciotún levantado en adobe con el boquerón para cargar la paja en la troje