Archivo de la etiqueta: trajes tradicionales

CONDICIONANTES GEOGRÁFICOS EN EL TRAJE TRADICIONAL DE LAS TIERRAS DE TALAVERA

CONDICIONANTES GEOGRÁFICOS EN EL TRAJE TRADICIONAL DE LAS TIERRAS DE TALAVERA

Campesinos con sus vestimentas tradicionales a principios de siglo en la plaza del Reloj

Muchos de los datos etnográficos pueden llegarnos desde el análisis de la distribución geográfica de la tipología de los trajes en general y de sus diferentes prendas y complementos en particular. Este reparto territorial sólo a grandes rasgos coincide con delimitaciones históricas, casi nunca con delimitaciones político administrativas, y jamás con las arbitrarias aunque consolidadas divisiones provinciales. Sí que es, sin embargo, más coincidente con regiones y comarcas naturales, aunque tampoco de manera absoluta.

El problema surge cuando hay que determinar el límite de las comarcas naturales en función de su geología, su topografía, su clima, su fauna y su flora, o factores de más difícil determinación como son los étnicos o históricos que además se difuminan entre las divisiones políticas y administrativas, que poco tienen que ver con las comarcas estrictamente naturales y culturales. Éste es el caso de Talavera y su Tierra que como zona de intersección de varias comarcas naturales formaría más bien una “región” en el sentido estrictamente geográfico de la palabra, como ha indicado don Fernando Jiménez de Gregorio. La integración de todos estos aspectos, unidos al estudio de la cultura material y espiritual de esas zonas, es la que en definitiva nos dará una visión más aproximada de una geografía de la indumentaria.

Talaveranas dibujadas en 1809 por un oficial británico herido en la batalla de Talavera

Este método nos llevará al trazado de mapas donde podremos delimitar centros de aparición de características concretas de los trajes, así como determinar las áreas de extensión de elementos específicos de la indumentaria. De gran utilidad será comparar estos planos con los de distribución de los aperos, los ajuares, la ornamentación etc…

Talavera de la Reina se sitúa en una zona de confluencia de tres regiones administrativas, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura, y son por tanto variadas las influencias culturales que inciden en su etnografía y costumbres. Por otra parte, la actividad comercial ha sido una constante histórica en la ciudad, que se ha convertido durante siglos en el lugar donde acudían las gentes de una extensa zona de influencia para vender sus productos o comprar herramientas, aperos y todo tipo de suministros.

Una mujer y dosniñosen una vista parcial de una postal de Ruiz de Luna

El Mercado de Ganados, uno de los principales del territorio nacional, ha traído hasta la ciudad a ganaderos y tratantes de toda España desde hace ochocientos años. Las ferias locales, tan unidas al mundo agropecuario, han condicionado también el flujo de numerosos visitantes a Talavera, que hoy día cuenta con una parte muy importante de su población venida de diferentes lugares de su extenso alfoz. Por otra parte, son muchas las cañadas y cordeles ganaderos que atraviesan por nuestra comarca, con el trasiego humano que en dirección norte-sur se producía todos los años con el paso de los “serranos” con sus rebaños. En dirección este-oeste las tierras de Talavera han sido siempre el lugar de paso hacia Extremadura y Portugal desde el centro peninsular y las capitales del reino, Toledo o Madrid según las épocas.

Esa extensa comarca natural es además variadísima en su orografía, edafología y ecosistemas, a los que el hombre ha debido adaptarse produciéndose en el entorno una gran variedad cultural desde el punto de vista etnográfico, condicionando numerosas variantes en la arquitectura popular, la gastronomía, o la cultura material, e influyendo concretamente también en el traje tradicional.

Campesino  en un anuncio comercial de comienzos del siglo XX

La zona geográfica que abarca el presente trabajo, aunque no considera todas las comarcas de esa región etnográfica talaverana, sí va a fijar su atención en tres partes bien diferenciadas desde todos los puntos de vista geográficos y culturales: la Sierra de San Vicente, La Jara y la propia Talavera con el Horcajo de Santa María y el valle del Tajo.

Otro de los factores que modifican desde el punto de vista geográfico el diseño de los trajes es algo tan sencillo como la disponibilidad de las materias primas o de los artesanos necesarios, y así por ejemplo, en el pueblo de Segurilla vivía una artesana del pueblo abulense de Navalosa que como otras personas de su localidad salían de su apartada aldea en Gredos para recorrer los pueblos cercanos del valle del Tiétar y del Tajo ofreciendo su artesanía como cesteros, banasteros, hojalateros etc. y que incluso a veces se asentaban en esos pueblos. Esta señora ha hecho muchos de los refajos que hoy se utilizan en Segurilla, dejando en los motivos de fieltro con que se les adorna la impregnación cultural de su pueblo de origen. Otro ejemplo es el de algunos pueblos de la Sierra de San Vicente, que adquieren sus refajos en Pedrobernardo, y aunque la Sierra de San Vicente fue repoblada por la ciudad de Ávila en la Edad Media y tiene también por proximidad características comunes con el valle del Tiétar, no deja de desvirtuar el traje propio y los motivos decorativos que tradicionalmente se han utilizado, aunque el mestizaje de culturas es algo inevitable que siempre se ha producido en todos los niveles.

Anciana a principios del sigloXX

EL TRAJE TÍPICO DE LAS COMARCAS DE TALAVERA, INTRODUCCIÓN

EL TRAJE TÍPICO DE LAS COMARCAS DE TALAVERA DE LA REINA

INTRODUCCIÓN

Tipos con traje tradicional en vista parcial de foto de principios de siglo al comienzo del paseo de los arqueros. Ellos con faja muy ancha, montera y blusón y ella con el guardapiés y el pañuelo

Tradicionalmente se han venido distinguiendo los habitantes de una zona determinada por su lengua y por su indumentaria, ya que es mucho más difícil y compleja su diferenciación por características físicas o antropométricas, y aún más por sus características psicológicas.

Desde los años cincuenta, con la atención que por razones obvias prestaba el régimen anterior a las cuestiones identitarias nacionales, que de forma más o menos adecuada potenciaba la Sección Femenina con la promoción del folklore, se comenzó a prestar atención a lo que entonces se denominaban trajes regionales.

Mujeres en un comercio de principios del sigloXX ataviadas con los guardapes, el mandil y el pañuelo

Precisamente la identificación que se hacía de estas cuestiones con la dictadura franquista hizo que durante los primeros años del sistema democrático se minusvalorara e incluso se rechazara todo lo que se asociaba al folklore y la identidad nacional, aunque afortunadamente una vez pasado este sarampión político se volvieron a valorar diferentes aspectos de la etnografía como expresión cultural de los pueblos.

Las mujeres han sido las verdaderas guardianas de muchas de las expresiones de la cultura popular y, al organizarse en asociaciones locales, han conseguido conservar no sólo el traje típico, sino también la artesanía, la gastronomía, los bailes o las fiestas de muchas localidades que sin su esfuerzo habrían caído en el olvido. Vinieron estos grupos a sustituir a los maestros de los pueblos, que durante años fueron en muchos casos los únicos que se esforzaron por buscar, y conservar muchas de estas tradiciones populares, aunque no podemos olvidar la aportación de francotiradores de la cultura popular como eruditos locales, anticuarios o recopiladores que individualmente se interesaron por el traje típico.

Tipo masculino y femenino con guardapies en el pueblo jareño de Espinoso

La indumentaria tradicional viene conformada por la confluencia de numerosos factores climáticos, geográficos, sociales, económicos y culturales. Hoy día no se visten estos trajes a diario, sino que su utilización es una forma de volver al pasado, a una cultura rural en la que todo tenía su porqué desde el punto de vista práctico y también desde el simbólico.

La bibliografía sobre métodos de estudio en tema tan interesante desde el punto de vista etnográfico como es el de los trajes tradicionales es muy escasa, no así el gran número de los estudios meramente descriptivos de un traje determinado que son muy numerosos.

Mujer en vista parcial de Ruiz de Luna junto a la Portiña, detrás el desaparecido Puente Moris

Los métodos que se han utilizado para el estudio de la indumentaria popular y la combinación de todos ellos nos llevará al menos a introducirnos en tema tan difícil de encarar, y más en estos momentos en que las asociaciones culturales, sin emplear en muchas ocasiones criterios contrastados, fantasean sobre los modelos tradicionales, introduciendo elementos fantásticos que, siendo frecuentemente discutibles desde el punto de vista estético, tienen además poca relación con los trajes que realmente han utilizado las gentes de nuestros pueblos. De todos los datos que se nos aportan, deberemos filtrar la información mediante una criba que nos separe los nuevos tejidos, los nuevos motivos decorativos o los frutos de la imaginación de quienes sin documentarse o sin buscar entre las fotografías, estampas antiguas o en los arcones de las abuelas, diseñan nuevos trajes que poco o nada tienen que ver con el traje típico, regional, popular, tradicional o como queramos llamarlo, pues hasta en esto no se acaban de poner de acuerdo los expertos.