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LAS FUENTES DE LA SIERRA DE SAN VICENTE (y 2)

LAS FUENTES DE LA SIERRA DE SAN VICENTE (y 2)

Fuente en Almendral de la Cañada Fuente en Almendral de la Cañada[/caption]

La fuente es el siguiente escalón después del pozo y el manantial. Es frecuente que se excave una tarjea de captación. Se rellena de cantos rodados de manera que sirva para recoger los caudales subterráneos y hacerlos desembocar en la fuente propiamente dicha. En la sierra encontramos varios tipos de fuentes y uno de los más peculiares es el que se localiza principalmente en los términos de La Iglesuela y Almendral de la Cañada, aunque también se reparten otros ejemplares por toda la geografía serrana. Se trata de una construcción formada por una bóveda de sillares de granito que sirve para cubrir a un pozo-fuente con el brocal elaborado con grandes sillares planos y rectangulares. Son fuentes estéticamente acabadas y que deberían conservarse como patrimonio peculiar de estos pueblos.

En Almendral una de ellas se ha reinstalado junto al monumento a la Beata Ana de San Bartolomé y en La Iglesuela son realmente numerosas acercándose a la decena el número de las mismas. Pero, ya que nos encontramos en estas dos localidades de la sierra norte, debemos reseñar la importancia de las dos magníficas fuentes con las que cuentan ambos pueblos. En el ejido de La Iglesuela un magnífico ejemplar en granito con un largo abrevadero para el ganado, pilones y un lavadero. En Pelahustán existe también otra fuente con esa misma triple finalidad. En la misma cañada de Almendral se sitúa otro ejemplar con pilón labrado en granito y rematado con pináculos ornamentales. Dentro de las fuentes urbanas más acabadas, contamos en Navamorcuende con la situada delante del atrio de la iglesia y que está datada en el siglo XVII. Como no podía ser menos, también está labrada en granito con un cuerpo esférico tallado con una inscripción. En San Román de los Montes se restauró hace unos años la fuente que se encuentra a la entrada del pueblo con sus pilas de lavar. Curiosamente una de ellas parece haberse labrado en un bloque granítico que puede haber formado parte de algún monumento megalítico, como un dolmen o un menhir, ya que está repleta de cazoletas, pequeñas oquedades semiesféricas donde los hombres de la edad del cobre podrían, según algunos autores, haber realizado rituales relacionados con el agua. También junto al cordel cuenta Marrupe con dos magníficas fuentes rematadas en un tímpano tallado en granito.

Fuente con abrevadero y lavadero en Pelahustán Fuente con abrevadero y lavadero en Pelahustán

Repartidas por toda la geografía serrana se localizan numerosas fuentes adosadas directamente a muros de contención o a los mismos terraplenes del terreno. Suelen servir sobre todo de abrevadero y fuente de abastecimiento público con varias pilas unidas en línea o un gran pilón corrido. Ejemplo característico es la fuente que se halla a la salida de El Real de San Vicente hacia Sotillo de la Adrada.

El valor simbólico de las fuentes se observa en detalles como el de Buenaventura, donde se halla representado sobre la fuente el santo que da nombre al pueblo. Son así mismo muchos los aspectos mágicos que se dejan entrever en las descripciones que el pueblo hace de las fuentes; por ejemplo, cuando en el diccionario de Madoz se dice de la fuente de la Julara que es muy abundante y sale de entre unos peñascos, o en Almendral, donde se cuenta que en una fuente vive una serpiente que si se toca se convierte en un hilo de oro. A otras fuentes, sin embargo, se les atribuyen efectos curativos o benéficos sobre los que beben de ellas y por eso en ocasiones se cristianizan, como en el caso de la fuente adosada a la misma ermita de la Virgen de la Fuensanta en La Iglesuela.

Las  propiedades físicas del agua sirven para clasificarlas en dos grandes grupos según el saber popular: las de aguas “finas” o “delgadas”, concepto que podíamos asimilar al de aguas con pocas sales y minerales en disolución y las de aguas gruesas o zarcas, que tienen más concentración de solutos y por tanto suelen tener un color más turbio y blanquecino. No son, sin embargo, los de la sierra terrenos que den aguas sulfurosas o ferruginosas como es el caso de las fuentes de la cercana comarca de La Jara. En Pelahustán dice el párroco en el siglo XVIII que la fuente del Terrero es medicinal y “ que manda el cirujano que traigan de ella para que se refresquen los enfermos…y abre además las ganas de comer”. En este aspecto debemos resaltar la fuente de los Baños de la Pólvora que alivian las dolencias reumáticas de aquellos que acuden a ellos.

Fuente de la ermita de la virgen de la Fuente Santa en La Iglesuela Fuente de la ermita de la virgen de la Fuente Santa en La Iglesuela.

Los topónimos de las fuentes serranas están relacionados en muchos casos con los de árboles u otras especies vegetales que crecen en sus inmediaciones. Es el caso de las fuentes del Espino, el Castaño, el Rubisco, el Majuelo o la Perijona, por ejemplo. Otras llevan el nombre de alguna persona vinculada a la fuente o al paraje como las fuentes de Pero Muñoz o de Mari Muñoz. Los accidentes geográficos o las vías de comunicación cercanas marcan otros topónimos como es el caso de las fuentes del Carrilejo del Barranco o del Prado de la Encina. Pero todas las fuentes tienen algo en común, que han formado parte de la vida de las gentes que desde hace miles de años han trabajado sus campos, que han servido para aliviar su sed, para deleitarse junto a ellas con un gazpacho elaborado con sus aguas frescas en el cuerno o en el cucharro, o simplemente para descansar de las duras tareas agrícolas regalando a sus habitantes algún momento de placidez en sus vidas afanosas. Merecen por tanto el respeto como elemento cultural y que se tomen las medidas necesarias para conservar estos elementos del patrimonio etnográfico fundamentales para el desarrollo del senderismo y el turismo rural.

Fuente abrevadero en el Ejido de La Iglesuela

 

EL BALNEARIO POPULAR DE LA RETORTILLA EN LA JARA

Palomar de los baños de la Retortilla junto a la Vía verde de La Jara. Término de Aldeanueva de Barbarroya
Palomar de los baños de la Retortilla junto a la Vía verde de La Jara. Término de Aldeanueva de Barbarroya

Baños de la Retortilla. Sus edificios se encuentran casi arruinados pero, deambulando con precaución entre sus restos, todavía podemos observar las dependencias que servían como cocina de campana con su rústico fregadero y el hueco para las tinajas de agua y aceite, las habitaciones en las que se alojaban desde el siglo pasado las personas que aquí acudían en mulas para buscar alivio a sus dolencias reumáticas; la cantina, los almacenes con sus alacenas, el palomar, que es una curiosa construcción circular en pizarra donde se criaban los pichones, considerados por creencia popular como alimento beneficioso para enfermos y embarazadas. Incluso dos naves más modernas en las que vivían los trabajadores de la vía que luego sería la Vía Verde de La Jara Seguir leyendo EL BALNEARIO POPULAR DE LA RETORTILLA EN LA JARA

CONOCEMOS FUENTES Y SALIMOS PARA ALDEANOVITA

CAMINO DE LOS BANDOLEROS A GUADALUPE (9)

Empedrado de la Puente en La Estrella

Desde La Estrella podemos acercarnos a la pequeña aldea de Fuentes, y a conocer algún paraje más de su entorno además de los ya señalados, como el de «la Puente».

A unos tres kilómetros del casco urbano en dirección oeste, por la pista que va a Carrascalejo, se sitúa el paraje de “La Puente”. Sobre el arroyo Andilucha cruza un puente de aspecto medieval de buena factura con el piso bien empedrado. Aguas arriba y aguas abajo del puente se sitúan sendos pozos con sus pilas de lavar en un conjunto ameno para visitar. El arroyo Andilucha va trazando numerosas curvas en su recorrido en unos parajes solitarios y áridos, pero con cierto encanto.

Arquitectura popular de Fuentes

 

FUENTES

Esta pequeña aldea jareña nació junto al cordel de merinas en un lugar donde reposaban y abrevaban los ganados en las proximidades de una fuente que todavía puede visitarse, la fuente del Venero. Para los curiosos de la etnografía, cerca de esta fuente, en una elevación situada al suroeste, se sitúan dos caleros, hornos en los que se elaboraba la cal que serviría para hacer el mortero para trabajar en albañilería antes de la generalización del cemento. También se utilizaba para la decorativa e higiénica labor de blanquear o “enjalbegar” las paredes de las viviendas.

Horno de cal en Fuentes

Las calles de Fuentes conservan todavía algunos edificios de la arquitectura tradicional. La iglesia cuenta con un modesto artesonado y está bajo la advocación de San Juan Bautista, pero las fiestas se dedican a la Virgen de las Nieves los días 5 y 6 de agosto en conmemoración de una nevada que se produjo en tan calurosas fechas.

Con motivo de una epidemia de langosta que afectó también a La Nava de Ricomalillo, se celebra otra fiesta el primer domingo de mayo

Fachada de la iglesia de Fuentes

Para llegar desde La Estrella hasta Puerto de San Vicente tenemos dos opciones. Una de ellas es continuar por la carretera que une La Estrella con “Aldeanovita” para, después, pasar por Mohedas y llegar así a Puerto de San Vicente atravesando las tres poblaciones. La otra posibilidad es continuar por el cordel que desde Aldeanueva de Barbarroya cruzaba el ya aludido puente del siglo XVI que construyó la Mesta para el paso de ganados trashumantes y que llegaba hasta Fuentes

Detalle de esgrafiado en Fuentes

Desde esta aldea podemos seguir el mismo cordel que discurre paralelo a la carretera pero que no atraviesa los núcleos urbanos pasando su trazado casi paralelo a la carretera, pero unos cuatro kilómetros al este de ella. Los peregrinos a Guadalupe utilizaban las dos alternativas, pero en épocas de mala climatología o de inseguridad en los caminos preferían recorrer el camino que va de pueblo en pueblo.

Abandonamos La Estrella y vamos paralelos al arroyo Andilucha que en esta zona está muy deforestado y solamente conserva las resistentes y punzantes tamujas que festonean sus riberas. Comienzan ya a aparecer las primeras labrancillas y majadas construidas en pizarra.

Molino sobre el arroyo Andilucha

DESDE EL HUSO VAMOS A FUENTES Y CONOCEMOS LA HISTORIA DE LA ESTRELLA

DESDE EL HUSO VAMOS A FUENTES Y CONOCEMOS LA HISTORIA DE LA ESTRELLA

Arquitectura popular de Fuentes

Desde la estación de La Nava -Fuentes ya nos hemos acercado a La Nava de Ricomalillo y Buenasbodas, ahora vamos a dirigirnos hacia el oeste desde esa misma estación y vamos a conocer la alquería de Fuentes y la historia de la cabeza del municipio, La Estrella
La aldea de FUENTES

Iglesia de Fuentes

Esta pequeña aldea jareña nació junto al cordel de merinas, en un lugar donde reposaban y abrevaban los ganados en las proximidades de una fuente que todavía puede visitarse, la fuente del Venero. Para los curiosos de la etnografía, cerca de esta fuente, en una elevación situada al suroeste, se sitúan dos caleros, hornos en los que se elaboraba la cal que serviría para hacer el mortero para  trabajar en albañilería antes de la generalización del cemento. También se utilizaba para la decorativa e higiénica labor de blanquear o enjalbegar las paredes de las viviendas. Seguir leyendo DESDE EL HUSO VAMOS A FUENTES Y CONOCEMOS LA HISTORIA DE LA ESTRELLA

LAS FUENTES DE LA SIERRA DE SAN VICENTE

LAS FUENTES DE LA SIERRA DE SAN VICENTE

Manantial y fuente en Cervera
Manantial y fuente en Cervera

Desde el paleolítico, el hombre ha asociado el agua con el renacer de la vida y la fertilidad de la tierra. El conjunto luna-agua-mujer ha sido asumido por diferentes culturas como el círculo antropocósmico de la fecundidad. Nuestra civilización greco-romana es una de las muchas en las que su cosmogonía, sus religiones, afirman que al principio solo existía el agua y que de ella surgió la vida.

Los pueblos vetones, que habitaban nuestra sierra hace dos mil años también veneraban a dioses acuáticos que moraban en las aguas. En nuestro ámbito, en un yacimiento arqueológico cercano como es el del Castro de El Raso se encontró un exvoto de bronce arrojado a la corriente de la garganta de Alardos. En el poblado vettón de Ulaca, en Ávila, se ha descrito un complejo labrado en el granito con depósitos y escalinatas que podría estar relacionado con ritos de agua y sangre de este pueblo que, además, como pueblo céltico que era, consideraba entre sus lugares sagrados a las fuentes y los ríos.

Los romanos, tal vez como herencia de divinidades locales anteriores, han dejado en la epigrafía de la villa de Saucedo en Talavera, entre otras, la referencia a las ninfas en un ara votiva. Entre todas las ninfas, las náyades eran las que habitaban en las fuentes de agua. El rito iniciático de la religión cristiana, el bautismo, está directamente relacionado con el agua y es lógico que fuentes a las que probablemente se asociaron cultos antiguos hayan acabado convirtiéndose en “fuentes santas» como la de La Iglesuela.

Fuente de la ermita de la Virgen de Fuentesanta en La Iglesuela
Fuente de la ermita de la Virgen de Fuentesanta en La Iglesuela

Las fuentes siempre estuvieron vinculadas a esos lugares frescos, amenos y en plena naturaleza donde en la Edad Media se localizaban siempre las apariciones marianas, el “locus amoenus” que frecuentemente aparece en los relatos de Gonzalo de Berceo. Esta amenidad convierte a las fuentes en uno de esos hitos naturales, siempre agradables, en el recorrido del viajero por los parajes más atractivos de nuestra Sierra de San Vicente. Es lo que sorprendió, por ejemplo, al padre Juan de Mariana, precursor de las ciencias históricas en España, cuando vino aquí para escribir el libro que pretendía ser el manual de instrucción de Felipe lll y que por las avanzadas ideas que propugnaba para su época llegó a costarle la cárcel. En el prólogo de su tratado “Del Rey y la Institución Real» nuestro ilustre paisano dice acerca de EI Piélago: Brotan de todas partes las más frescas aguas, corren acá y acullá fuentes cristalinas, cosas todas por lasque no sin razón fue aquel lugar llamado Piélago. Piélago se define como el lugar del mar que dista mucho de la tierra pero, por extensión, podríamos asimilarlo a un Iugar de aguas abundantes. Tan abundantes que un cronista del siglo dieciocho llegaba a decir que en la Sierra había contado más de mil fuentes.

Fuente de Hinojosa de San Vicente
Fuente de Hinojosa de San Vicente

Fuentes de muy diversa categoría. Desde el manantial que ha sido algo excavado y delimitado mediante algunas lanchas de granito en la tierra de su naciente hasta las, casi monumentales, fuentes que servían de abrevadero o lavadero en las cañadas o en los ejidos de los pueblos serranos. Las fuentes siempre han representado la imagen cíclica de la vida, el agua cae del cielo en forma de don de los dioses, penetra en la tierra y vuelve a aflorar en las fuentes, es el enlace entre el mundo alto y el bajo, entre las divinidades celestes y los poderes ctónicos.

Pozos, manantiales y fuentes

Cuando el agua no mana directamente del terreno el hombre ha sabido desde antiguo que es necesario cavar para conseguir el preciado líquido y por ello ha excavado los pozos. En la sierra de San Vicente podemos encontrar muchos de ellos que intentan utilizar los acuíferos superficiales que apenas permiten aprovechar los duros e impermeables suelos graníticos de la zona. Son numerosísimos estos pocillos y tienen un especial encanto por su rústica arquitectura. Encontramos, en primer lugar, pozos con el brocal formado simplemente por lanchas de granito hincadas en el suelo sin ni siquiera argamasa que las una. Este tipo es muy numeroso, por ejemplo, en el arroyo de los Pozos de Marrupe.

Pozo y pila graníticos en la Sierra de San Vicente
Pozo y pila graníticos en la Sierra de San Vicente

El hueco subterráneo del pozo suele, en general, estar fabricado de mampostería granítica con un par de lanchas horizontales que tapan parcialmente la boca del mismo. El brocal puede estar construido de grandes sillares rectangulares bien trabajados y engranados entre sí con grapas de hierro.

Un tercer tipo se construye utilizando mampostería y argamasa con la típica forma cilíndrica de los pozos y no con planta cuadrada o poligonal, que es más frecuente en los anteriores. Por último, aunque no son abundantes, también podemos encontrar algunos ejemplares en los cuales el brocal ha sido fabricado de una sola pieza, labrando y perforando un gran bloque de granito.

La palabra manantial se define como “el nacimiento del agua” y generalmente se entiende por tal el lugar donde la humedad es suficiente como para aflorar a la superficie y así, con una pequeña excavación se consigue el acúmulo de agua suficiente para que puedan beber el ganado o las personas.

Estos manantiales eran conocidos sobre todo por los pastores que realizaban una labor de mantenimiento sobre las vetas acuíferas superficiales. En la actualidad, la disminución del pastoreo ha causado la pérdida de no pocos de estos manantiales. Alrededor de la afloración del agua se colocaban unas sencillas lanchas de piedra y, a veces, una teja, una caña o un pedazo de corcho que dirigía el pequeño chorro y hacía más fácil beber o recoger el agua en un recipiente. Por ello es frecuente encontrar en la toponimia fuentes con nombres como fuente de la Teja o fuente del Corchito, por ejemplo.

Cuernos de pastor para beber en las fuentes o llevar los ingredientes del gazpacho
Cuernos de pastor para beber en las fuentes o llevar los ingredientes del gazpacho

El recipiente tradicionalmente más utilizado por los pastores era un cuerno con asa de cuero o sin ella y decorado muchas veces con motivos de arte pastoril como la efigie del dueño y sus iniciales, motivos vegetales o animales y un curioso motivo de un ser mitad pez y mitad mujer que para algunos etnólogos no es sino la representación tradicional de las ninfas de las fuentes, y no de las sirenas marinas, poco conocidas como motivo mitológico por nuestras rústicas gentes castellanas.

La fuente es el siguiente escalón después del pozo y el manantial. Es frecuente que se excave una tarjea de captación. Se rellena de cantos rodados de manera que sirva para recoger los caudales subterráneos y hacerlos desembocar en la fuente propiamente dicha. En la Sierra encontramos varios tipos de fuentes y uno de los más peculiares es el que se localiza principalmente en los términos de La lglesuela y Almendral de la Cañada, aunque también se reparten otros ejemplares por toda la geografía serrana. Se trata de una construcción formada por una bóveda de sillares de granito que sirve para cubrir a un pozo-fuente con el brocal elaborado con grandes sillares planos y rectangulares. Son fuentes estéticamente acabadas y que deberían conservarse como patrimonio peculiar de estos pueblos. En Almendral una de ellas se ha reinstalado junto al monumento a la santa Ana de San Bartolomé y en La lglesuela son realmente numerosas acercándose a la decena el número de las mismas.

Fuente abovedada en Almendral de la Cañada
Fuente abovedada en Almendral de la Cañada

Pero, ya que nos encontramos en estas dos localidades de la sierra norte, debemos reseñar la importancia de las dos magníficas fuentes con las que cuentan ambos pueblos. En el ejido de La lglesuela un magnifico ejemplar en granito con un largo abrevadero para el ganado, pilones y un lavadero. En Pelahustán existe también otra fuente con esa misma triple finalidad. En la misma cañada de Almendral se sitúa otro ejemplar con pilón labrado en granito y rematado con pináculos ornamentales. Dentro de las fuentes urbanas más acabadas, contamos en Navamorcuende con la situada delante del atrio de la iglesia y que esta datada en el siglo XVIl. Como no podía ser menos, también esta labrada en granito con un cuerpo esférico tallado con una inscripción. En San Román de los Montes se restauró hace unos años la fuente que se encuentra a la entrada del pueblo con sus pilas de lavar. Curiosamente una de ellas parece haberse labrado en un bloque granítico que puede haber formado parte de algún monumento megalítico, como un dolmen o un menhir, ya que está repleta de cazoletas, o pequeñas oquedades semiesféricas donde los hombres de la edad del cobre podrían, según algunos autores, haber realizado rituales relacionados con el agua. También junto al cordel cuenta Marrupe con dos magníficas fuentes rematadas en un tímpano tallado en granito.

Fuente en un camino de La Iglesuela
Fuente en un camino de La Iglesuela

Repartidas por toda la geografía serrana se localizan numerosas fuentes adosadas directamente a muros de contención o a los mismos terraplenes del terreno. Suelen servir sobre todo de abrevadero y fuente de abastecimiento público con varias pilas unidas en línea o un gran pilón corrido. Ejemplo característico es la fuente que se halla a la salida de El Real de San Vicente hacia Sotillo de la Adrada.

El valor simbólico de las fuentes se observa en detalles como el de Buenaventura, donde se halla representado sobre la fuente el santo que da nombre al pueblo. Son muchos así mismo los aspectos mágicos que se dejan entrever en las descripciones que el pueblo hace de las fuentes; por ejemplo, cuando en el diccionario de Madoz se dice de la fuente de Ia Julara que es muy abundante y sale de entre unos peñascos, o en Almendral, donde se cuenta que en una fuente vive una serpiente que si se toca se convierte en un hilo de oro. A otras fuentes, sin embargo, se les atribuyen efectos curativos o benéficos sobre los que beben de ellas y por eso en ocasiones se cristianizan, como en el caso de la fuente adosada a la misma ermita de la Virgen de la Fuensanta en La lglesuela.

Fuente con abrevadero y lavadero en Pelahustán
Fuente con abrevadero y lavadero en Pelahustán

Aguas con nombre

Las propiedades físicas del agua sirven para clasificarlas en dos grandes grupos según el saber popular: las de aguas “finas» o “delgadas», concepto que podíamos asimilar al de aguas con pocas sales y minerales en disolución y las de aguas gruesas o zarcas, que tienen más concentración de solutos y por tanto suelen mostrar un color más turbio y blanquecino.

No son, sin embargo, los de la Sierra terrenos que den aguas sulfurosas o ferruginosas como es el caso de las fuentes de la cercana comarca de La Jara. En Pelahustán dice el párroco en el siglo XVIII que la fuente del Terrero es medicinal y “que manda el cirujano que traigan de ella para que se refresquen los enfermos… y abre además las ganas de comer». En este aspecto debemos resallar la fuente de los Baños de la Pólvora que alivian las dolencias reumáticas de aquellos que acuden a ellos. Los topónimos de las fuentes serranas están relacionados en muchos casos con los de árboles u otros vegetales que crecen en sus inmediaciones. Es el caso de las fuentes del Espino, el Castaño, el Rubisco, el Majuelo o la Perijona, por ejemplo. Otras llevan el nombre de alguna persona vinculada a la fuente o al paraje como las fuentes de Pero Muñoz o de Mari Muñoz. Los accidentes geográficos o las vías de comunicación cercanas marcan otros topónimos como es el caso de las fuentes del Carrilejo del Barranco o del Prado de la Encina.

Fuente de la cañada en Almendral
Fuente de la cañada en Almendral

Pero todas las fuentes tienen algo en común, que han formado parte de la vida de las gentes que desde hace miles de años han trabajado sus campos, que han servido para aliviar su sed, para deleitarse junto a ellas con un gazpacho elaborado con sus aguas frescas en el cuerno o en el cucharro, o simplemente para descansar de las duras tareas agrícolas regalando a sus habitantes algún momento de placidez en sus vidas afanosas. Merecen por tanto el respeto como elemento cultural y que se tomen las medidas necesarias para conservar estos elementos del patrimonio etnográfico fundamentales para el desarrollo del senderismo y el turismo rural.