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PASEO PARA CONOCER EL MONASTERIO Y LOS TOROS DE GUISANDO

Monasterio y ermita desde los toros de Guisando
Hoy nuestro paseo será corto en recorrido pero muy interesante desde el punto de vista del patrimonio histórico.
Monasterio jerónimo de Guisando en El Tiemblo

Desde el kilómetro 1,6 de la carretera Ávila 511 que nos lleva hacia el Tiemblo, un kilómetro al sur de los Toros de Guisando parte un camino que primero cruzará la Cañada Leonesa Oriental y que luego nos lleva hasta el convento de Guisando, un lugar que os sorprenderá por su aspecto de ruinas románticas con la hiedra subiendo por las paredes, con los restos de la iglesia, los arruinados claustros y una curiosa ermita renacentista sobre la cueva donde en principio se instalaron los ermitaños.

Claustro arruinado del monasterio de Guisando

El paraje tiene también unas hermosas vistas sobre el valle del Alberche y está rodeado de una rica vegetación de robles, castaños y cornicabras, que en otoño consiguen efectos pintorescos con el variado colorido de sus hojas.

Escalera de subida a la ermita desde el monasterio deGuisando labrada directamente sobre la roca

Desde el monasterio bajaremos por otro camino que se dirige en dirección noreste hasta la carretera que seguiremos hacia el sur hasta donde se encuentran los toros de Guisando y después al punto de partida.

 Recorrido aproximado 7 kilómetros, 2 horas.

Portada de la ermita junto a la cueva del ermitaño
Camino del Monasterio

 

 

ALBERCHE (10) LOS TOROS DE GUISANDO y LA VENTA JURADERA

Los cuatro toros de Guisando

Estas esculturas zoomorfas se encuentran en término de El Tiemblo, frente al cerro de Guisando y en una zona de evidente interés estratégico, ya que junto al Puerto del Pico es éste el lugar de más fácil comunicación entre las dos mesetas. Es una zona amena, de arroyos festoneados de fresnos y praderas de frescos pastos que se encuentra también cercana a una de las principales vías pecuarias de la trashumancia. la Cañada Leonesa Oriental. Las esculturas se encuentran orientadas hacia el poniente, justo en la dirección del punto en que se oculta el sol en invierno, el “poniente brumario”. También han resaltado algunos autores la localización de los toros muy cerca del centro geográfico de la península y justo en el límite de las provincias romanas de la Lusitania y la Tarraconensis.

Visión idealizada de los toros de Guisando en el siglo XVIII

Hay referencias de que en principio eran cinco los toros esculpidos, aunque una de ellos estaba roto y sus fragmentos fueron desapareciendo. Es evidente que estas esculturas zoomorfas son en este caso figuras de toros, aunque la mayoría de estos elementos arqueológicos vettones suelen ser de menor tamaño y representan a cerdos o verracos propiamente dichos. Nos encontramos pues ante la representación de figuras bovinas, que cuentan en algún caso con los orificios que habrían acogido las astas o el rabo fabricados en madera o en piedra. Las pezuñas, los pliegues de la papada, el rabo en relieve o los testículos son otros detalles que podemos observar en los pétreos animales, de los que dos muestran las uniones de los fragmentos reconstruidos con vástagos metálicos y plomo.

Uno de los toros con su inscripción epigráfica

Como en otros casos, las berroqueñas esculturas han sido reutilizadas en la época romana como monumento funerario y por ello presentan algunas inscripciones epigráficas, de las que la mejor conservada está dedicada a Prisco por su hijo Longino. Algunos autores de los viejos cronicones con más fantasía que rigor histórico han querido ver en los toros monumentos funerarios de batallas de tiempos romanos referidas a esta zona entre El Tiemblo y Cadalso de los Vidrios.

Detalle de la cabeza y cuello de uno de los toros con los pliegues de la piel y los orificios que donde se sugetarían probablemente cuernos de madera o auténticos cuernos.

Los toros también aparecen en numerosas referencias literarias como El Quijote o el poema de García Lorca a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías:

Y los toros de Guisando

Casi muerte y casi piedra

Mugieron como dos siglos

hartos de pisar tierra

Detalle posterior de uno de los toros donde se perciben los testículos y las pezuñas

La Venta Juradera

Enrique IV el Impotente mantuvo una guerra con su hermanastra Isabel, la que luego sería la reina Católica, ya que ésta demandaba su derecho sucesorio contra la hija del Rey,  Juana la Beltraneja, llamada así  porque según los rumores de la época era en realidad hija del valido don Beltrán de la Cueva, pues se consideraba que Enrique no tenía posibilidad de procrear, impotencia que incluso fue reconocida por él mismo, anulando el arzobispo de Toledo su matrimonio con Blanca de Navarra. La cabeza del señorío de Juana estaba en la actual Villa de Mombeltrán y el hermoso castillo perteneció a su familia.

Escasos restos que quedan de los cimientos de la Venta Juradera

Durante el conflicto se había hecho incluso un simulacro teatralizado en la ciudad de Ávila durante el que se representó a Enrique IV con un muñeco y se declaró rey al príncipe Alfonso. Este infante murió después y los nobles rebeldes propusieron a Isabel como sucesora. Llegó por fin a un pacto con su hermanastro para que la nombrara princesa de Asturias y así finalizar las guerras sucesorias. Este pacto se firmó en la llamada Venta Juradera o Venta de Tablada, la que se hallaba junto a los toros de Guisando. Cuando Isabel se casa con Fernando de Aragón, Enrique IV anula el acuerdo y vuelve a nombrar sucesora a su hija Juana.

Retrato de Juana la Beltraneja

RUTA POR EL CASTAÑAR DEL TIEMBLO AL POZO DE NIEVE

 

Paseando el castañar de El Tiemblo

Por una pista en parte asfaltada de algo más de siete kilómetros podemos acceder a este bosque maravilloso que, sobre todo en otoño, con el variado colorido de las hojas, es un espectáculo digno de ver. En su recorrido, hacia el kilómetro 4, encontramos un monumento dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente, que anduvo por estos parajes estudiando el buitre negro. Debemos dejar el vehículo en el paraje de El Regajo, donde hay una zona habilitada para merendero. Podemos hacer diferentes recorridos entre las arboledas de castaño, pino y roble con manchas de serbales o acebos entre otras especies, pero en invierno puede estar a veces cortado el acceso por las monterías.

El castaño monumental de El Tiemblo conocido como El Abuelo

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ALBERCHE (9) EL TIEMBLO Y ALGUNOS DE SUS PARAJES

Ermita de San Antonio en El Tiemblo

Los pueblos que pasaron por El Tiemblo fueron dejando muestras de sus culturas desde la prehistoria, una de cuyas huellas más significativas son los  llamados Toros de Guisando, de los que hablaremos en otro capítulo y que también por sus inscripciones demuestran la presencia romana. La época de los visigodos nos dejó como muestra de su paso una necrópolis de “lucillos” o sepulcros labrados en la piedra en el lugar de Valdepalomas, y ya desde la Edad Media hay documentos que nos hablan de El Tiemblo como aldea.

Arquitectura popular de El Tiemblo

Así, en el siglo IX nos cuentan las crónicas que pasaron por aquí las reliquias de Santa Leocricia y San Eulogio. En el siglo X aparece el pueblo por primera vez con el nombre de “Trémulo” en latín, y en el siglo XI, en plena reconquista de la zona, pasan por aquí con sus tropas Alfonso VI y Alfonso VII, repoblándose después el territorio con gentes venidas del norte de la península. El monasterio jerónimo del cerro Guisando es obra del siglo XIV. En el siglo XV, El Tiemblo adquiere la condición de villa y en el XVI está documentado el paso por aquí de Santa Teresa y Felipe II.

Millones de ovejas merinas pasaban anualmente por el puente de Valsordo recorriendo la Cañada Leonesa Oriental

El pueblo de El Tiemblo cuenta con algunos elementos patrimoniales de interés como es la ermita de su patrón, San Antonio de Padua, un edificio de dimensiones considerables de estilo barroco, levantada en granito y adornada por curiosos pináculos. En el interior es curioso observar los cuadros que relatan diferentes milagros del santo en la localidad. La iglesia parroquial fue construida entre los siglos XV y XVI y cuenta con dos esculturas de interés artístico. Delante de la ermita se encuentra un esbelto crucero del siglo XVIII, aunque también podemos ver en el pueblo otro más antiguo llamado de San Sebastián.

Inscripción en letra gótica sobre una roca de grandes dimensiones junto al puente de Valsordo con el texto que figura abajo
Transcripción de las inscripciones del puente de Valsordo

Otros dos edificios de interés de estilo neomudéjar son el matadero y las escuelas, ambos de principios del siglo XX. Desde el punto de vista etnográfico debemos hacer reseña de la industria artesanal de elaboración de tinajas, uno de cuyos hornos ha sido rehabilitado, y también el pozo de nieve que se sitúa cerca del Castañar.

Hornos de tinajas de El Tiemblo

En el río Alberche debemos señalar puentes como el de Valsordo y el de Santa Yusta además del molino del Arca de Piedra entre otros. Hay dos puentes medievales en la garganta de la Yedra, los llamados de la Casilla y el Pasil y bajo las aguas del embalse del Charco del Cura se encuentra el puente de la Ladera.

En el próximo capítulo conoceremos el famoso castañar de El Tiemblo.

Puente sobre la garganta de Yedra