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EXCURSIÓN A LA IGLESIA DE MELQUE Y EL CASTILLO DE MONTALBÁN

MELQUE Y MONTALBÁN

Interior de la iglesia de Melque
Interior de la iglesia de Melque

Vamos hoy a conocer una zona de la comarca de los Montes de Toledo que, como la de Malamoneda, alberga numerosos restos arqueológicos de gran interés. Para ello nos dirigiremos desde Talavera a la Puebla de Montalbán, para luego ir en dirección sur hacia San Martín de Montalbán. Antes de llegar a esta localidad, encontraremos los indicadores que nos informan de la presencia de dos importantes lugares históricos. En primer lugar podemos acercarnos en coche hasta la iglesia de Santa María de Melque, aunque si queremos dar un paseíto podemos dejar el vehículo al otro lado de la carretera, ir hasta la iglesia y luego volver para ir al castillo, donde solamente se puede llegar andando en un recorrido de cuatro kilómetros escasos entre ida y vuelta.

La iglesia de Santa María de Melque es un monumento de gran importancia arqueológica y artística. Sobre un previo asentamiento romano se edificó esta iglesia visigoda que probablemente la mejor conservada de España de este periodo histórico. Se trata en realidad del templo de un conjunto monástico que todavía deja ver los restos de otras dependencias en el entorno, aunque aún no han sido totalmente excavadas.

Iglesia de Santa María de Melque
Iglesia de Santa María de Melque

Es una construcción mayoritariamente levantada con grandes bloques graníticos en el siglo VIII, con sus huecos en forma de arco de herradura y techada con grandes bóvedas peraltadas que dan al interior un aspecto realmente sobrecogedor por su aura de antigüedad y sus volúmenes pétreos. La torre central fue edificada posteriormente  por los árabes con una finalidad probablemente defensiva y de observación.

En el aula de interpretación aneja a la ermita conoceremos muchos más datos de este monumento, y si lo deseamos podemos también acercarnos al arroyo del Cubillo donde, como su nombre indica, se conservan los restos de un pequeño molinillo de gran antigüedad cuya presa para algunos sería romana.

Torre del homenaje del castillo de Montalbán
Torre del homenaje del castillo de Montalbán

El castillo de Montalbán solamente se puede ver mediante visitas guiadas y concertadas los fines de semana durante todo el año. Se trata de una de las mayores fortalezas de España y parece que se asienta donde primero hubo una fortificación musulmana.  Perteneció a los templarios por donación de Alfonso VII en el siglo XII. Fue cabeza de una de las encomiendas de esta orden, cuyos monjes soldado habrían dado desde el siglo XII seguridad a los repobladores de la vertiente norte de los Montes de Toledo.

En el siglo XV estaba secuestrado el rey Juan II, apenas un adolescente, por su primo Don Enrique, Infante de Aragón. Era en aquel tiempo su paje y hombre de confianza don Álvaro de Luna. Habían llegado con la corte después del secuestro en Tordesillas hasta Talavera, donde se habían celebrado las bodas de don Álvaro con su primera mujer y las de don Enrique con la hermana del Rey. Cuando disfrutaban de unos días de descanso urdió don Álvaro la huida para salvarse de la prisión de don Enrique y, con la excusa de que en el Alberche había una garza o un gran jabalí y que iban a cazarlo salió con el Rey y cincuenta caballeros, pero emprendieron la huida. Llegaron primero al castillo de Villalba en Cebolla, pero era fortaleza poco segura y cruzaron el Tajo en una barca, tomaron caballos a los hombres del señor de Valdepusa y siguieron su camino hasta el castillo de Montalbán, en el que entraron por un portillo después de desarmar a un hombre que había salido a por agua al pozo que todavía se conserva en la barbacana. A la llamada del Rey acudieron los cuadrilleros de la Santa Hermandad cuya ayuda permitió la resistencia contra el asedio de don Enrique, que levantó el campamento cuando se enteró de la próxima llegada de las fuerzas de su hermano Juan, el otro infante de Aragón que no veía con buenos ojos el secuestro del Rey por el poder que ello le daba a su hermano. Con este episodio comenzó el ascenso del poderoso valido don Álvaro de Luna que acabaría de forma trágica con su decapitación por orden del mismo rey don Juan que le había encumbrado.

La mejor defensa del castillo de Montalbán es el impresionante barranco del arroyo Torcón
La mejor defensa del castillo de Montalbán es el impresionante barranco del arroyo Torcón

Tiene el castillo de Montalbán una extensión aproximada de una hectárea y media, con un perímetro de unos 750 metros. Son impresionantes sus elevadas torres albarranas, características de esta fortaleza así como las de Escalona y Talavera, poblaciones donde se encuentran las mejores muestras de estas altas torres adosadas a la muralla y que sobresalen de las fortificaciones con un gran arco que deja paso por debajo de las mismas. La torre del homenaje es también accesible con las dependencias más nobles todavía conservadas. Una barbacana rodea todo el castillo e incluso protege con un pequeño recinto el pozo referido antes para abastecerse de agua.

En el siglo XIV se hicieron la mayor parte de las obras de ampliación y fortificación debidas a su propietario Alfonso Fernández Coronel, dueño del mismo desde que se deshizo la orden del temple en Castilla. Luego pasó a los Téllez de Girón señores de Montalbán.

En el pueblo de San Martín de Montalbán podemos visitar su iglesia parroquial y algunos rincones de arquitectura popular granítica. Cerca  del casco urbano se halla en el arroyo Torcón una zona de pic-nic desde la que podemos ascender río arriba viendo los restos de tres molinos y el llamado puente Canasta que se levanta sobre un pequeño desfiladero del río y que por su aspecto de gran antigüedad algunos consideran de construcción romana. También hay cerca de San Martín los restos de un dolmen y varios sepulcros rupestres.

EL REY HUYE DE TALAVERA

EL REY HUYE DE TALAVERA

Cuadro del siglo XIX que representa la ejecución de don Álvaro de Luna
Cuadro del siglo XIX que representa la ejecución de don Álvaro de Luna

Al principio de su reinado, debido a que el rey Juan II, que sería el padre de Isabel la Católica, se encontraba en minoría de edad, Castilla es en realidad gobernada por sus parientes los infantes de Aragón, don Juan y don Enrique, que se reparten de hecho el poder,  hasta que       surgen desavenencias entre ellos.

Castillo de Villalba en Cebolla
Castillo de Villalba en Cebolla

El Rey tiene siempre a su lado a don Álvaro de Luna, es hijo ilegítimo de un noble y le acompaña desde su infancia, primero como paje y luego como amigo y consejero. Cuando el infante don Juan va a contraer matrimonio a Navarra, su hermano Enrique da un verdadero golpe de estado en Tordesillas e intenta tomar el poder en solitario, secuestrando prácticamente al joven rey. Lo lleva consigo a Ávila y luego a Talavera, para intentar así acercarse a los territorios de la orden de Santiago, donde se siente más seguro por ser el mismo don Enrique su Maestre.

Durante el camino desde Ávila a nuestra ciudad, el infante consigue convencer a Catalina, hermana del Rey, para que contraiga matrimonio con él, y consolidar así sus ambiciones de poder. Al principio, Catalina se opone e incluso se encierra en sus habitaciones para evitarlo, pero en noviembre de 1420 se celebran en Talavera las nupcias presididas por el rey Juan, haciéndose grandes fiestas en la villa. También durante esos días contrae matrimonio en Talavera don Álvaro de Luna con Elvira de Portocarrero y el Rey, como regalo, hace a su fiel paje y amigo conde de San Esteban de Gormaz.

Pero los planes del muy ambicioso don Álvaro pasan por sustraer al Rey del secuestro en que le mantiene don Enrique y aumentar así su influencia sobre él, y por ello decide emprender la huida de Talavera con el monarca. El día 29 de Noviembre, don Álvaro de Luna, su suegro Martín Fernández, Pedro Suárez de Toledo, señor de Oropesa, Diego López de Ayala y el halconero mayor del Rey, que dejó un vivo relato sobre lo sucedido, salieron de Talavera con el pretexto de cazar un gran jabalí, o una gran garza para otros, en un soto cercano, tal vez el de Entrambosríos por hallarse al este de la ciudad. Pero en lugar de iniciar su jornada  cinegética, emprendieron por sorpresa la huida al galope. El conde de Trastámara y el conde de Benavente acompañados por cincuenta hombres, única fuerza con la que contaban, se unieron a los huidos en el trayecto.

Castillo de Montalbán
Castillo de Montalbán

Después de dos horas, llegan todos al castillo de Villalba, fortaleza que se encuentra hoy en ruinas al  norte de la carretera, cerca del cruce con Malpica. Se trata de un castillo estratégico pero con pocas posibilidades defensivas debido a su relativa accesibilidad, por lo que la expedición decide seguir camino hasta la fortaleza de Montalbán, mucho más fuerte por su emplazamiento junto a los impresionantes barrancos del arroyo del Torcón, cerca de San Martín de Montalbán.

Pero antes, deben cruzar el Tajo en este frío día invernal y lo hacen por la barca de Malpica, con peligro de zozobrar por la crecida corriente del río. Llegan exhaustos a las inmediaciones del castillo de Montalbán y observan que un hombre ha salido a por agua dejando abierto uno de los portillos de la muralla. Es entonces cuando, en una acción de gran audacia, el halconero Pedro Carrillo y Diego López de Ayala entran en el interior y consiguen tomar la fortaleza.

Don Álvaro de Luna
Don Álvaro de Luna

Aun así, la situación de los huidos no es segura en absoluto pues son muy pocas las fuerzas a su disposición, hasta el punto de que el rey envía presuroso cartas que consiguen que algunas cuadrillas de la Santa Hermandad acudan en su auxilio. Tampoco tienen víveres ni leña.

Mientras tanto, en Talavera el infante Enrique queda desconcertado tras la huida, y más cuando llegan falsos rumores de que el infante don Juan ha vuelto de Navarra y va a asaltar nuestra villa con su ejército. Al final Enrique pone sitio al castillo de Montalbán, aunque con el asedio no consigue que el Rey vuelva con él y se ve obligado a levantar el campamento cuando sabe que el duque de Peñafiel viene ya por Móstoles en auxilio del Rey con sus fuerzas.

Así comienza la influencia de don Álvaro de Luna sobre el rey, aunque es el mismo Juan II el que tras toda una vida de amistad ordena degollar a su valido, el español más poderoso de su época.

Sepolcro de Alvaro de Luna y su esposa en la catedral de Toledo
Sepolcro de Alvaro de Luna y su esposa en la catedral de Toledo