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POR LA CAÑADA A LA ESTRELLA

Chozo cerca de la cañada a su paso por término de Navalmoralejo
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CAÑADA LEONESA ORIENTAL 12

LA ESTRELLA

 Recorrido aproximado 7 kilómetros, 2 horas

Con desviación a La Estrella 17 km, 4 horas y media

En esta etapa salimos de Navalmoralejo y por un recorrido típicamente jareño entre sembrados, prados cercados, encinares y jarales solitarios vamos a recorrer el entorno occidental de La Estrella, pueblo al que podemos desviarnos para conocerlo tomando a la izquierda el camino que lo une con Carrascalejo.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0066-2.jpg

Las gentes del Calcolítico hace más de cuatro mil años construyeron el dolmen de La Aldehuela, en la linde de Aldeanovita con el término de La Estrella. Hay quien quiere hacer derivar el nombre del pueblo, Estrella, de “stella” por haberse encontrado enterramientos con estelas que llevan grabadas inscripciones sepulcrales romanas en las que aparecen nombres latinos como Sereno, Apiano o Ifito. Jiménez de Gregorio sugiere que el nombre de “El Estrella” quiere decir en realidad “El castillo”, y pudiera que dicha fortaleza fuera el castro céltico situado en la cumbre de Sierra Ancha. Después de la ocupación de Talavera por Alfonso VI en 1085, se fue repoblando el territorio que se encontraba al sur del Tajo, con el consiguiente abandono por las huestes bereberes de la cercana ciudad hispanomusulmana de Vascos. A toda la Jara comienzan a acudir pioneros, sobre todo colmeneros y ganaderos, que desde Talavera, cabeza del alfoz, van habitando las aldeas dependientes de la villa.En el siglo XIV Alfonso XI  la describe en su Libro de la Montería como “Real Monte”.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0001-8.jpg

LA IGLESIA: La parroquia madre de esta zona de La Jara se situaba en el despoblado de Santiago de Zarzuela pero, arruinada la iglesia y despoblado el lugar, pasó esta preeminencia a la iglesia de La Estrella de la que llegaron a depender hasta doce templos jareños bajo la advocación de Santa María de los Villares. Hoy se encuentra bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, se construyó en el siglo XVI y se compone de tres naves divididas por tres pares de columnas con capiteles sencillos en cinco tramos iguales y un sexto más corto. Su capilla mayor está cubierta por un alfanje octogonal con lacería mudéjar tardía en forma de estrella mientras que las naves están cubiertas por un sencillo artesonado. El coro se sustenta por tres arcos carpanel rebajados. Las dos portadas son platerescas y de cierta calidad. La del norte está precedida por un atrio moderno a tres aguas sobre columnas y realzado con medias columnas jónicas sobre un basamento decorado con rosas y hornacina de concha en la parte superior. La puerta del sur o “del Sol” es de medio punto con frontón, un escudo en su interior y decoración almohadillada en las dovelas. Las ventanas y las cornisas delatan su estilo gótico aunque de transición al renacimiento. La torre es de dos cuerpos y adosada al piecero con decoración de perlas. La imagen de Nuestra Señora de la Asunción fue realizada por Nicolás Soria Tirado, alumno de Benlliure.

ARQUITECTURA POPULAR DE LA ESTRELLA: Vale la pena dar un paseo por el pueblo observando la bonita arquitectura popular de pizarra frecuentemente blanqueada, aparte de algunas casonas de interés, como la casa curato con inscripción del siglo XVIII, la casa de la orden de Calatrava con patio de columnas y escudo sobre la portada y una torre que al parecer perteneció a un convento. Son curiosas algunas ventanas con un cubreaguas de pizarra sobre el dintel siguiendo la tradición de los alfices mudéjares, así como los esquinazos de algunos edificios rematados en paredes curvas. En el entorno del pueblo se reparten graciosas fuentes cubiertas, pozos y chozos.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0150-674x1024.jpg

LUGARES DE INTERÉS: Río abajo de la cañada que viene desde la Vía Verde podemos visitar un puente de sillería y mampostería granítica construido por el concejo de Talavera en el siglo XVI para facilitar el paso de los muchos ganados que bajaban a los pastos extremeños. A unos tres kilómetros del casco urbano en dirección oeste, por la pista que va a Carrascalejo, se sitúa el paraje de “La Puente” llamado así porque sobre el arroyo Andilucha cruza un puente de aspecto medieval, de buena factura y con el piso bien empedrado. Aguas arriba y aguas abajo del puente se sitúan sendos pozos con sus pilas de lavar en un conjunto ameno para visitar. Por este camino de Carrascalejo, podemos acceder al pueblo de La Estrella y visitarlo, aunque se requiere un paseo de cinco kilómetros de ida y cinco de vuelta.

En la cima de la Sierra Ancha, la mayor de las dos elevaciones que forman la Sierra de La Estrella, podemos visitar los restos del amurallamiento de un castro de la Edad del Hierro en el que es curioso observar los huecos disimulados en el grueso del muro  que servían como refugio. Probablemente, estas cuevas camufladas también fueron utilizadas como escondite por los cristianos que, tras la reconquista, se atrevían a repoblar estas tierras inhóspitas batidas por las razzias de almohades y almorávides que les obligaban a refugiarse en estas alturas que eran denominadas “las moradas” por los esos asustados repobladores que dejaron en otras elevaciones de La Jara topónimos y murallas similares. En la Buha, el cerro más puntiagudo, se sitúa una explotación minera antigua. La forma del monte y la cueva minera han hecho que la fantasía popular haya querido ver un antiguo volcán en la cumbre de esta montaña.

Otro paraje curioso es la Cabeza del Conde, una elevación granítica formada en su cumbre por grandes bloques de piedra entre los que se refugiaron los hombres de la Edad del Cobre, más tarde gentes que se escondían durante los inseguros tiempos del medievo,  bandoleros y, más recientemente, los maquis. Unos quinientos metros río abajo de Cabeza del Conde podemos visitar las ruinas de un antiguo molino.

FIESTAS Y ARTESANÍA: No hay restaurantes ni hostales pero siempre habrá algo de comer en los bares de la localidad. En cuanto a la artesanía existe una asociación en la que se pueden adquirir bordados elaborados en el pueblo con diseños tradicionales de Lagartera. La fiesta principal se celebra el 15 de Agosto y está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
GASTRONOMÍA: Para los esparragueros, la zona de la hoz del Uso, junto con la inmediata sierra de La Estrella, es un magnífico lugar para hacernos en su época con un buen manojo de espárragos “de cambronera”, que se diferencian de los trigueros por su mayor grosor, su sabor algo más amargo. La caza es también abundante y forma parte de su gastronomía tradicional junto con la matanza.

Llegamos así por la cañada a las inmediaciones de la finca de la Aldehuela, donde se halla un dolmen que por hallarse en término de Aldeanovita, describiremos en el capítulo siguiente. Muy cerca también podemos ver las minas de cobre de La Borracha, yacimiento mineral cuya explotación puede estar relacionada con los muchos vestigios de pueblos antiguos de la zona, como por ejemplo el también cercano yacimiento de La Argamasa.

DESDE PUENTE A NAVALMORALEJO POR LA CAÑADA

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Chozo en falsa cúpula en navalmoralejo

PUENTE- NAVALMORALEJO

Recorrido aproximado 9 kilómetros, con desviación al puente del Andilucha y atalaya del Castillejo, 13 km, 3 horas y media.

Salimos de Puente y la cañada va paralela a la carretera de Villar del Pedroso, de la que saldremos siguiendo la vía pecuaria en la curva indicada en el plano. Recorremos un tramo de encinar y chaparreras para, después de unos cuatro kilómetros, llegar a  Navalmoralejo, pequeña aldea jareña entre hondones y piedras caballeras, al que cariñosamente llaman los pueblos vecinos “El Cuco”. En él no debemos dejar de visitar el pequeño museo de interpretación de la Ciudad de Vascos, que nos dará una idea general sobre el yacimiento, pues se encuentra en su jurisdicción, ya que fue absorbido por su ayuntamiento el término del desaparecido pueblo de Fuentelapio, del que solamente queda la finca que lleva su nombre y por la que pasamos camino de la ciudad hispanomusulmana.

Torre de la iglesia de Navalmoralejo

Navalmoralejo cuenta, además de con tan interesante yacimiento que describimos en la ruta correspondiente, con una bonita arquitectura popular en mampostería de pizarra con muchos de sus muros blanqueados y su templo modesto pero encantador. Podemos observar en él, formando parte del muro de la espadaña, un ara romana, en la que se perciben los gastados rostros esculpidos de dos personajes. El templo es de planta rectangular y cubierto por un sencillo artesonado de estilo mudéjar.

Silla de la iglesia de Navalmoralejo que es un ara romana de una pareja de romanos con el rostro erosionado

Además, es interesante visitar con un breve paseo desde el pueblo un paraje muy pintoresco con el viejo puente sobre el Andilucha, y cerca de allí, río abajo, acercarnos a una elevación en la que, además de disfrutar de las vistas, veremos los restos de una atalaya musulmana en el paraje del Castillejo.

Puente sobre el Andilucha en Navamoralejo

Si pasamos por aquí el día de San Antón tendremos oportunidad de observar un curioso ritual en el que los habitantes de Navalmoralejo se deslizan por la llamada Piedra Fariza para que el año entrante sea venturoso.

Cruz a las afueras de Navalmoralejo

Salimos de Navalmoralejo para continuar por un terreno más deforestado hasta llegar al ámbito del pueblo de La Estrella.

Torre de observación musulmana en Navalmoralejo

 

NOS DESPEDIMOS DE PUENTE CON SU ARTESANÍA Y FESTEJOS

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PUENTE: ARTESANÍA Y FESTEJOS

 

Alfarero de Puente del Arzobispo en el torno

La construcción del puente  con el trasiego de gentes, ganados y mercancías que supuso, unido a las exenciones de impuestos de una villa franca como ésta de Puente del Arzobispo, atrajo desde su fundación a una abundante población de artesanos y comerciantes entre los que se encontraban numerosos judíos.
CERÁMICA: La artesanía es por tanto una actividad que nace con el propio pueblo, conocido hasta hoy día por su cerámica principalmente. La historia de la cerámica de Talavera y Puente discurre por caminos paralelos y, como se deduce de las excavaciones realizadas en su testar —lugar donde se han ido arrojando durante siglos los cascotes y piezas defectuosas cocidas en los hornos—  todas las variaciones que en el transcurso del tiempo sufrieron las decoraciones y técnicas de su cerámica han sido bastante similares. Aún así, hay ciertas características que tradicionalmente se han asociado con el arte del barro de Puente. Una de ellas es el tono verde esmeralda de muchas de sus producciones, la segunda es el fondo más cremoso de su vidriado que lo diferencia del más blanco de la cerámica talaverana debido a la mayor cantidad de estaño en su composición. En tercer lugar, algunos de los motivos más repetidos por sus pintores, como “elpino”, que en realidad tiene forma de ciprés y aparece sólo o en número de tres decorando muchos de sus platos.

Piezas de cerámica en un escaparate de Puente del Arzobispo

Otro motivo típico en la cerámica de Puente es la “cola de gallo” acompañada de diversos motivos florales y la encantadora “pajarita”, un ave estilizada también abundante entre los motivos de esta alfarería. La cerámica de Puente del Arzobispo siempre ha tenido fama, sobre todo en sus producciones antiguas, por los motivos populares en los que se ve la mano del humilde artesano que decora su obra con sencillez artística llena encanto y de sabor popular. De todas formas, otras series famosas similares a las de Talavera, como la de las “mariposas”, la “tricolor”, las alcoreñas, los cántaros del siglo XIX con motivos de héroes de la Guerra de la Independencia a caballo o con la efigie del rey Fernando VII y otros, no han tenido nada que envidiar a los de la hermana ciudad alfarera, aunque sus precios también fueran más populares.

Herramientas de espartero de un artesano local de Puente

Actualmente producen cerámica alrededor de sesenta talleres que en muchos casos comercializan su propia producción. No debe el trashumante marcharse sin llevar una de esas piezas de cerámica de Puente. En cuanto a la cacharrería, siempre fue bueno el barro de Puente para “agua”, no para “fuego” siendo sus botijos y cántaros  muy apreciados, aunque hoy día los podemos ver sobre todo en su versión vidriada y decorada de cerámica.

Representación del rito de mojar la vara en el río Tajo por los gitanos de Puente

LAS FIESTAS: Como ya hemos dicho, el Arzobispo Tenorio era muy devoto de Santa Catalina y por ello puso bajo su advocación muchas de sus fundaciones. Esta es la patrona del pueblo cuya fiesta se celebra el 25 de noviembre con la “Quema del Chozo” por la noche entre otros actos.

Como no podía ser menos, en Puente se tiene también devoción a las santas alfareras Justa y Rufina, patronas de los ceramistas, cuya festividad es el 19 de julio. Pero el acontecimiento festivo que fue desde siempre más conocido y concurrido en Puente del Arzobispo es la Feria de San Juan. Ese día se celebraba antiguamente un mercado de ganados al que acudían los serranos y veratos a comerciar con sus cerezas y gentes de diversos lugares que traían sus ajos para vender. Venían a esta feria agricultores, ganaderos y tratantes, entre ellos los de raza gitana que bajaban al Tajo a mojar sus varas para tener más suerte en sus negocios, un ritual de los muchos que tienen que ver con el agua en el día de San Juan y que se pueden encontrar repartidos por toda nuestra geografía. Por último, la romería a la ermita de la Virgen de Bienvenida se celebra los lunes de Pascua y es muy concurrida por los puenteños, aunque antiguamente venían gentes de toda la comarca.

El día de Santa Catalina se hace la tradicional quema de los chozos.  Hogueras repartidas por todo el pueblo en cuyas brasa se asan las viandas que comparten sus vecinos.

Quema de los chozos en Puente del Arzobispo

Salimos de Puente y cruzamos el río para tomar la cañada que va paralela a la carretera de Villar del Pedroso, y que en este tramo coincide además con el antiguo camino real a Guadalupe que tantos peregrinos llevó al monasterio de las Villuercas. Incluso quedan las ruinas de algunas ventas situadas en la orilla de la cañada, pero antes de seguir nuestro camino haremos una excursión hasta la fortaleza de Castros que conoceremos la semana próxima.

Escena en azulejería popular de la ermita de Bienvenida en Puente del Arzobispo

EL PATRIMONIO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

POR LA CAÑADA LEONESA ORIENTAL XIII

EL PATRIMONIO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

ROLLO JURISDICCIONAL DE pUENTE DEL ARZOBISPO

 

El símbolo del privilegio de villazgo de Puente del Arzobispo se conserva todavía y es un magnífico rollo jurisdiccional. Se sitúa a la entrada del pueblo por la Cañada Real y se ha datado a finales del siglo XV. Se asienta sobre una gradería labrada en granito como el resto del monumento. La columna es claramente de estilo gótico tardío y su fuste se compone de nueve tambores. Dos de sus caras están decoradas por sendas piletas labradas pero sin imágenes y las dos opuestas con las cabezas de dos animales fantásticos. En el capitel destacamos los escudos y los cuatro canes que recuerdan a las gárgolas góticas.

DETALLE DECORATIVO DEL ROLLO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

La afluencia de romeros a Guadalupe era tal que se hizo necesaria la institución de dos hospitales que acogieran por un lado a las mujeres y niños expósitos y por otro a los hombres. Sus dependencias se situaban en torno a dos patios y su estructura general se conserva, pues formaban parte del edificio que ocupa todo el lado oeste de la plaza mayor puenteña. El concepto medieval de hospital es muy diferente del actual y en su mayor parte eran simplemente edificios donde se cobijaban de las inclemencias del tiempo los viajeros pobres sin que su fundación conllevara, en la mayor parte de los casos, la manutención ni los servicios de médico o barbero-cirujano propios de la época. En el caso de los hospitales de esta villa, el arzobispo Tenorio dejó ordenada la entrega de pan a los peregrinos y para hacer frente a los gastos les dotó de una serie de rentas que durante mucho tiempo permitieron su mantenimiento, como las de la Dehesa del Carrizal, el huerto, el batán, los molinos harineros, los diezmos y el pontazgo que se cobraba a los ganados mazariegos, pues el impuesto que se cobraba a los ganados mesteños o trashumantes correspondía a las monjas de San Clemente como compensación por los perjuicios que ocasionó el nuevo puente a las rentas del suyo de Pinos en Azután. Todas estas rentas fueron aumentando a lo largo de los años por las donaciones realizadas por particulares en sus testamentos, de manera que ya en el siglo XVIII los enfermos tenían asistencia médica y también se abastecían sus dependencias de leña y alimentos.

ANTIGUO HOSPITAL DE PUENTE DEL ARZOBISPO, HOY RESIDENCIA DE ANCIANOS

El edificio actual, en el que se alberga una residencia de ancianos, está construido en aparejo mudéjar con los huecos protegidos por rejas, de las que es especialmente llamativa la central con una reja-mirador de grandes proporciones. En el interior se conserva un patio cuadrado con doble galería y en el exterior podemos distinguir una espadaña de construcción más moderna y un pasadizo que comunicaba directamente con la iglesia. Por otra parte, en la hospedería se refugiaban los viajeros que no estaban aquejados de ninguna enfermedad.

IGLESIA PARROQUIAL DE PUENTE DEL ARZOBISPO

La iglesia parroquial de Puente del Arzobispo conserva poco de la primitiva edificación del siglo XV pero en detalles como la torre con los escudos del arzobispo Tenorio, la escalera de caracol de piedra, una portada mudéjar y la lacería gótica de la capilla bautismal persisten muestras de su antigüedad, a pesar de haber sido reedificada en su mayor parte en el siglo pasado debido a los destrozos ocasionados por los enfrentamientos con los franceses durante la Guerra de la Independencia. Es curioso el remate de la torre en un campanil de planta octogonal y decorado con cerámica del siglo XVII.

SOPORTALES DE PUENTE DEL ARZOBISPO, DONDE DESCANSARON MUCHOS PEREGRINOS A GUADALUPE

La plaza donde se sitúan el hospital y la iglesia cuenta con mobiliario urbano decorado con cerámica puenteña al igual que alguno de los edificios del entorno. Delante de la fachada del hospital se ha erigido un monumento al fundador y benefactor de Puente, el arzobispo Tenorio. La arquitectura popular puenteña es en el caso de las viviendas humildes una arquitectura, como la de Alcolea, edificada en adobe y tapial, aunque todavía sobreviven algunas construcciones antiguas porticadas con columnas graníticas de curiosos capiteles. Podemos imaginar a los muchos peregrinos que por aquí deambulaban descansando o guardándose de la lluvia bajo estos pórticos.

CONVENTO FRANCISCANO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

El convento franciscano de Puente, del que persiste la iglesia todavía en pie, fue construido con las limosnas de toda la villa y en especial con las de Juan de Villaroel, personaje local que deseaba que se trasladaran sus restos y los de su familia a este monasterio. Su hermano fue Diego de Villaroel, capitán en la conquista de América y fundador de San Miguel de Tucumán.

Ya nada queda de los dos claustros, las celdas y la huerta. En el templo se veneraba la Virgen del Majano, llamada así por haberse aparecido sobre un majano o montón de piedras a un sacristán de Alía. Construida en 1620 es de sillería en las esquinas con mampostería en el resto y ladrillo moldurado en sus cornisas. A los pies tiene una espadaña herreriana y el interior es de una sola nave de buenas proporciones con cúpula sobre pechinas.

MOLINOS DE PUENTE DEL ARZOBISPO EN EL TAJO

LOS MOLINOS DE PUENTE: Varados en el río se hallan los olvidados molinos de Puente que por su importancia etnográfica e histórica bien merecerían la atención de las diferentes administraciones para su conservación. En el siglo XVIII se dice de ellos que “no hay en el Tajo otros mejores ni más resistentes”, pues tenían nada menos que mil fanegas anuales de trigo de utilidad, es decir de ganancia a efectos fiscales. Estos molinos presentan en la actualidad un aspecto impresionante con su gran edificio de al menos siete cuerpos con cuatro tajamares y hasta once piedras, cada una con su propio nombre: Rayo, Vapor, Espolique, San Juan, Santa Catalina etc. Tres de ellas se sitúan en un edificio construido en un nivel más elevado, se trata del molino de invierno que se utilizaba cuando las otras piedras estaban inundadas por las crecidas. Contaban también estas aceñas o molinos con otras dependencias para cernedero, almacén de los costales e incluso una pecera para mantener frescos los barbos y las anguilas que se pescaban en el “cañal” del mismo molino. El conjunto se complementa con otro edificio también rematado en tajamar donde se situaban la carretería y la herrería, las cuadras y los alojamientos.

Estos molinos eran la más jugosa fuente de ingresos para los hospitales de Puente y gracias a sus beneficios se atendió a miles de peregrinos y enfermos. Es posible que existieran ya en época musulmana aunque más tarde el arzobispo Tenorio los heredó de su madre, legándolos luego para sus obras pías y poniéndoles por nombre Santa Catalina. Era muy devoto de esta santa ya que puso también bajo su advocación a los hospitales y a la iglesia de Puente, así como a otras fundaciones suyas como el monasterio de jerónimos de Talavera o el puente de esta misma ciudad. El edificio molinero, que a su entrada tiene labrada en la piedra la rueda dentada con que se martirizó a esta santa, es digno de que curioseemos en su interior y tiene su mejor perspectiva desde la orilla opuesta del río.

ALCOLEA Y DOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

CAÑADA LEONESA ORIENTAL X

DOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS Y ALCOLEA

En el entorno del muro del embalse de Azután hay dos yacimientos arqueológicos que visitaremos así como el aula de interpretación de los mismos que se halla en el poblado de El Bercial, uno de esos «pueblos nuevos» de colonización para a continuación visitar el pueblo de Alcolea  siguiendo con la cañada.

Yacimiento paleolítico de Puente Pino

Cerca del muro del embalse, se sitúan dos importantes yacimientos arqueológicos que están siendo excavados actualmente, uno de ellos es el llamado de Puente Pino, pertenece al paleolítico y está junto al aparcamiento de la presa, dentro de un pinar. Se han encontrado en su estudio numerosos útiles tallados de piedra.

Recreación de taller paleolítico de Puente Pino en el aula de interpretación del yacimiento en El Bercial

También se está excavando un castro de la segunda edad de hierro, Seguir leyendo ALCOLEA Y DOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

LA CAÑADA POR LOS PÁRAMOS DE ALCAÑIZO

LA CAÑADA LEONESA ORIENTAL VIII
NOS DESVIAMOS A ALCAÑIZO

Patio interior de la antigua Casa de Postas donde comienza nuestro recorrido de hoy

Recorrido aproximado 14 kilómetros (con desviación a Alcañizo) 3 horas y media
Desde la Casa de Postas tomamos nuevamente la cañada atravesando por un puente sobre la autovía Nacional-V. Comenzamos así un nuevo trecho de nuestro camino trashumante, sumamente deforestado pero que en invierno o primavera es agradable  recorrer por las llanuras de cereal y pasto que nos rodean, con la panorámica de las sierras de La Jara al sur y de Gredos al norte, rompiendo solamente la monotonía algunos chopos en los arroyos que dan algo de verticalidad al paisaje.

Puente de Alcañizo sobre el arroyo del mismo nombre

A unos dos kilómetros cruzamos una pista que nos llevaría a Calera tomándola hacia la izquierda y otros dos kilómetros más tarde, para amenizar el estepario trayecto que llevamos, podemos tomar un camino a la derecha que nos lleva a la población de Alcañizo, recorriendo sólo unos cuatro kilómetros. También tenemos la opción de seguir desde la Casa de Postas el cordel que va paralelo a la autovía para llegar a Alcañizo, para luego volver desde el pueblo a la Cañada Leonesa que venimos siguiendo desde Velada.

Son pocos los hallazgos arqueológicos del término, aunque en las orillas del arroyo de Alcañizo se encuentran algunas lascas paleolíticas similares a las de los yacimientos del Guadyerbas. Pero tal vez, el primer indicio de ocupación nos lo da el propio nombre del pueblo, de evidentes raíces árabes y que para algunos significaría lugar de cañaverales o cañizares y para otros “las iglesias”.

La Cañada Leonesa a su paso por los páramos de Calera y Alcañizo

El historiador arañuelo Miguel Ángel Reviriego sacó a la luz un documento de la Colegial de Talavera por el que doña María de Portugal, la reina que entonces era señora de esa ciudad, concede en el siglo XIV al alguacil de la misma, don Juan García de Palomeque “que pueda convertir en dehesa la casa de Alcañizo del Campo Arañuelo”. Esto es un dato que nos sugiere la pertenencia de Alcañizo a las Tierras de Talavera antes de pasar al señorío de Oropesa. Lo confirmaría el hecho de que al hacerse cargo los arzobispos toledanos del señorío de Talavera, se les permite ocupar el castillo de Alija y el lugar de Alcañizo que habían sido tomados contra ley por el feudal de Oropesa.

Arquitectura popular de Alcañizo

Pero antes de la fecha de estos datos históricos se pueden encontrar algunas otras referencias a lugares situados en el término de Alcañizo. Aparecen en deslindes de Ávila o del señorío de Velada con Talavera durante el siglo XIII, cuando aparecen por ejemplo lugares como Mengacenar o las Ventas de Perobenegas, topónimo hostelero del que es curioso constatar su pervivencia, pues todavía hoy día, después de setecientos años se mantiene el edificio de dichas ventas convertido en hotel de carretera junto a la autovía, habiéndose dedicado a estas funciones ininterrumpidamente durante ochocientos años. Pocos establecimientos podrán exhibir en España tal antigüedad. En esta venta salían a recibir los feudales de Oropesa a los reyes en viaje por estas tierras, y aquí esperó el señor de Oropesa la llegada del emperador Carlos I en viaje hacia Guadalupe.

Uno de los balnearios populares en el ámbito de la Dehesa del Horcajo, aunque estos son los baños de Torralba.

Cerca de allí, en la hermosa Dehesa del Horcajo, se halla unos de esos balnearios populares, apenas unas charcas de barro entre juncales, a los que las gentes han atribuido tradicionalmente propiedades curativas para el reuma, con la consabida leyenda de que una señora llegó a bañarse tullida en un carruaje sin poder apenas moverse desde hacía meses y salió de su chapuzón completamente restablecida y por su propio pie. Estos baños han tenido siempre fama sobre todo entre las gentes de la Vera que se desplazaban hasta aquí para intentar aliviar sus dolencias. El entorno de estas dehesas y arroyos del norte del término de Alcañizo es agradable para pasear entre sus encinares y los bosquecillos de ribera de sus arroyos. Ya en Alcañizo, podemos dar una vuelta por el pueblo. Veremos algunos ejemplares de arquitectura popular en adobe y ladrillo, algunas fuentes y lavaderos de granito y su rincón más pintoresco, el que rodea al puente que, construido en el siglo XVIII, tiene tres arcos con bóveda de cañón en ladrillo sobre pilares de granito, probablemente más antiguos que la actual construcción. Está rematado con barandilla de mampostería y en una de sus piedras puede verse la fecha de su construcción, 1760.

Otros elementos de arquitectura de Alcañizo en adobe y tapial

También visitaremos al otro lado del puente la iglesia parroquial bajo la advocación de Santiago. Se trata de un templo de una sola nave con ábside poligonal de cinco lados. La capilla mayor se separa del resto mediante arco rebajado y el coro está a los pies sostenido por una sola columna El acceso se realiza por dos puertas enfrentadas con arco rebajado de ladrillo, la del norte bajo soportal adintelado de dos columnas. Son curiosas las tres espadañas que se han ido superponiendo durante las diferentes fases constructivas y en el interior, las tablas pintadas del siglo XVIII, probables restos de un retablo.

Lavadero de Alcañizo

Además de la Venta de Perobenegas, o Pelabanegas que se dice ahora, en Alcañizo hay algunos bares y en su gastronomía hay que destacar un plato local, las patatas a la alcañizana, que podemos acompañar con los dulces característicos de la zona como floretas, mangas o suspiros. También son típicas las puches que se hacen sobre todo en las vísperas de boda. Como en todos los pueblos de la Campana de Oropesa, la artesanía del bordado está presente en Alcañizo. Entre las fiestas tradicionales es de destacar la soldadesca con el baile de la bandera y las cuestaciones típicas. Son también fiestas de verano las de Santiago el 25 de Julio y la de la Virgen del Rosario el último domingo de Agosto. A su ermita se celebra también una romería el último sábado de Mayo y en ella se ha instalado la campana de la capilla del Dehesón del Encinar.

RETOMAMOS LA CAÑADA LEONESA

Después de conocer Alcañizo volvemos a la cañada y continuamos nuestro trayecto rodeados de un paisaje cada vez más árido entre los barbechos de las llanuras cerealistas de Calera y Alcolea. El arroyo Torrejón va paralelo a la cañada al final del recorrido. Junto a la labranza que le da nombre  se sitúa una fuente de aspecto antiguo en la que se ha utilizado un sepulcro de granito, probablemente romano, para dar de beber al ganado. Podemos acercarnos a alguna de las arruinadas labranzas que se sitúan en las elevaciones cercanas y observar la arquitectura popular característica de Alcolea con la utilización mayoritaria del adobe como material de construcción.

VISITAMOS VELADA Y SALIMOS PARA ALCOLEA

VISITAMOS VELADA Y SALIMOS PARA ALCOLEA

Recorrido aproximado  12 kilómetros, 3 horas y media

Palacio arruinado de los marqueses de Velada

 

Seguimos conociendo el patrimonio de Velada antes de seguir por la cañada. Lamentablemente los restos del palacio apenas se tienen en pie, sin que nadie haga nada por remediarlo, las ruinas del palacio de los Marqueses de Velada, famoso en otros tiempos por sus jardines con fuentes y estanques y sus plantaciones de “naranjos, limones y cidros y zamboos y otros árboles y  flores de mucha fruta”. Hasta hace poco se apreciaban en su interior las grandes estancias, la bodega, la repostería y la sala cubierta de azulejos talaveranos del siglo XVII, sobre la que se ve todavía una linterna de ladrillo y cupulilla rematada por una cruz. También quedan restos del estanque y alguna reja de interés. El escudo de los marqueses ha sido repicado en el dintel de la entrada principal. Sus muros mantienen aún el rótulo de Cuartel de Milicias Falangistas, destino que tuvo el edificio durante la Guerra Civil. También poseían los marqueses de Velada un magnífico palacio frente a la catedral de Ávila que ha sido rehabilitado como lujoso hotel y restaurante.

Este retrato pintado por Goya de la familia y corte del infante don Luis de Borbón pudo haberse pintado a caballo entre Velada y Arenas como se deduce por la edad de la condesa de Chinchón y su hermana nacidas y bautizadas en Velada

El templo parroquial ha sufrido diferentes reconstrucciones de las cuales, la más importante fue ocasionada por un incendio acaecido en 1541 cuando una noche de febrero “habiéndose dexado los niños que andaban con la iglesia una texa con brasas en la tribuna, se debió caer alguna brasa y se incendió la tribuna que era de madera de pino…”. El desastre afectó al campanario, a la techumbre y a los retablos siendo el destrozo casi total.

Iglesia parroquial de Velada

En aquella primera rehabilitación se debió instalar el artesonado que podemos contemplar actualmente y que es plano, de estilo mudéjar tardío con cuadrados policromados que presentan piña central en algunos de ellos. Más tarde, en 1750 se construyó la esbelta torre actual. En el año 1779 se hicieron las portadas con sus pórticos. Los franceses ocasionaron graves destrozos y robaron toda la plata y vestiduras ricas. Parece que el segundo retablo era muy parecido a uno de los de la catedral de Plasencia pero fue destruido en 1936. El templo es espacioso, de una sola nave y se compone de dos cuerpos separados por el arco toral. El presbiterio está cubierto por bóveda y en los dos altares laterales aparecen, aunque deteriorados, frontales de antigua cerámica de Talavera. El ábside plano se cubre con sencilla bóveda de crucería y en el coro, situado a los pies, se encuentra el órgano. En el entorno de la iglesia se sitúa el cementerio, sobre cuya portada se puede ver una calavera dibujada en panel de azulejos del siglo XVIII.

Estilizada torre dieciochesca de la iglesia de Velada

Junto a la cabecera de la iglesia corre una fuente abrevadero con las armas de la casa de Velada. En la plaza del Rollo vemos el rollo jurisdiccional  que le da nombre y que se ha reconstruido basándose en la de San Román de los Montes por haber pertenecido ambas poblaciones al mismo señorío, aunque existían algunas de las piezas antiguas y testimonios fotográficos. Es obra del siglo XVI sobre gradería y base con detalles florales, rematada en pináculo con escamas del que salen los canes. En el penúltimo tambor de granito presenta escudo y argollas.

Elrollo de Velada en dibujo de Enrique Reaño

También podemos bajar a la plaza del ayuntamiento presidida por fuente granítica y pasear por el casco viejo de Velada, donde todavía se observan numerosos ejemplares de viviendas de arquitectura tradicional en mampostería granítica, a veces de grandes bloques y generalmente enjalbegada, con algunos rincones pintorescos.

Fuente y pilón de Velada con los escudos de los Dávila y los Álvarez de Toledo

En cuanto a las fiestas es de destacar en Mayo la concurrida romería a la ermita de la Virgen de Gracia con las típicas pujas y baile celebrados en su agradable entorno. En septiembre la “fiesta de los toros”, típica fiesta veraniega con toros, peñas, actuaciones y una cena colectiva al final con el guiso hasta hace poco de las reses toreadas. La sencilla fiesta patronal se celebra en honor a San Bernardino de Siena el día veinte de Mayo.

Ermita de Santa Ana en Velada

Junto al palacio de los marqueses de Velada el curioso puede visitar un convento franciscano cuya iglesia se ha restaurado hace unos años y actualmente se dedica a actividades culturales Se fundó este convento en 1572 por doña Juana de Toledo, madre del segundo marqués de Velada. El marqués fundador era ayo de Felipe III, a cuyo servicio se encontraba también Francisco de Mora, maestro mayor de obras y arquitecto real que realizó las trazas del convento. El edificio es de planta rectangular y está precedido por un atrio cercado. La portada es curiosa, adintelada entre semicolumnas, luce en el segundo cuerpo un bonito panel de azulejo talaverano de 1715 que representa a San Antonio de Padua y sobre él una columna dórica exenta que remata el conjunto y que en realidad es el tiro de la chimenea del refectorio conventual.

Convento franciscano de Velada, hoy centro cultural

En principio, el convento debería haberse unido al palacio por un arco del que se aprecian los restos de los enjarjes y bajo el que hoy discurriría la calle que lleva a la fuente que primitivamente daba agua a Velada y a las dependencias y jardines palaciegos. Por una puerta que se encuentra bajo el coro, a los pies de la iglesia, se comunica la iglesia con el convento propiamente dicho que cuenta con un peculiar claustro de reducidas dimensiones levantado en buena sillería de granito y en torno al que se reparten las celdas de los franciscanos.

SALIMOS DE VELADA PARA ALCOLEA

Menhir de la laguna del Conejo, en término de Gaminal y junto a la cañada

Partimos desde Velada en dirección sur por la cañada y cerca del paraje conocido como la laguna del Conejo, a la derecha de nuestro camino, se encuentra sobre una elevación un curioso menhir que. Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos. Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos.

Dejamos el menhir y seguimos por la cañada que, hemos de advertir, en época de lluvias tiene algunos lugares a lo largo de este tramo hasta Alcolea con barrizales, “trampales” según el lenguaje local, que pueden darnos algún disgusto si circulamos en todoterreno. Cuando la cañada va a cruzar la autovía, vemos a la derecha un edificio semiarruinado levantado en buen aparejo de ladrillo. Nos podemos acercar a curiosear en él pues se trata de una casa de postas. Se construyeron en el siglo XVIII ésta y otras similares, como la de Calzada de Oropesa o la de Cazalegas, a lo largo de las grandes vías de comunicación para hacer más rápido y cómodo el viaje, el servicio de correos y el transporte de mercancías. En ellas se cambiaban las caballerías por otras de refresco y descansaban los viajeros. Todavía conserva restos de las caballerizas en el piso bajo, las habitaciones en el primer piso y las chimeneas en las salas de espera. Puede ser sugerente imaginar entre estas ruinas el ambiente tantas veces descrito por los viajeros románticos con las prostitutas, jugadores, soplones de los bandoleros, soldados, comerciantes y arrieros. Está declarada Bien de Interés Cultural pero la administración hace bien poco por conservarla.

Interior de la casa de postas junto a la cañada y la nacional V

 

LLEGAMOS A VELADA POR LA CAÑADA LEONESA Y NOS DETENEMOS EN SU HISTORIA

CAÑADA LEONESA ORIENTAL VII

VISITAMOS VELADA  y nos detenemos en su historia

Industria paleolítica de la cultura del Guadyerbas

Y después de haber recorrido El Baldío, llegamos por la Cañada Leonesa Oiental a la villa de Velada.  Es interesante detenerse porque tiene un patrimonio considerable, aunque poco conocido. Nos introduciremos en su historia diciendo que en las riberas del Guadyerbas a su paso por el término se encuentra gran densidad de materiales paleolíticos tallados principalmente en sílex. Son piezas, de pequeño tamaño en general, como raederas, puntas de flecha, escotaduras, raspadores, núcleos y algunos microlitos. Tienen una gran variedad de colorido y se han datado en el Paleolítico Medio y Superior, lo que les hace únicos en la meseta, donde estos hallazgos son realmente escasos pues suelen ser más habituales en cuevas, pudiendo tal vez definir una peculiar “cultura del Guadyerbas” durante el pleistoceno.

También se han encontrado fragmentos de cerámica con fondos de cabaña de la de la Edad del Bronce y de la Edad del Cobre o Calcolítico. Pertenece a esta época el menhir de Velada, monumento megalítico junto al que luego pasaremos en nuestro recorrido por la cañada. Son numerosos los restos romanos encontrados en yacimientos rurales de datación tardía, como un capitel de una villa junto al Guadyerbas hallado por el autor.

Capitel tardorromano de una villa de Velada hallado por el autor

Cuando Alfonso VI entra en Ávila va acompañado de sus caballeros, entre los que se encuentra Blasco Ximeno. Éste tuvo un hijo del mismo nombre que llegó a ser gobernador civil y militar de la ciudad del Adaja y que casó con doña Menga Muñoz, fundadora del pueblo del mismo nombre cerca de Ávila.

La labranza de El Barrero se levanta sobre las ruinas de las murallas y torre de Las Atalayuelas de Guadyerbas, localización original de lapoblación de Velada

Hijo de ambos fue Blasco Blázquez de Ávila que toma el nombre de la ciudad como apellido con el que continúa toda su descendencia. Su nieto Blasco Gómez Dávila sirvió a Fernando III el Santo en las conquistas de Sevilla y Murcia y por estos y otros servicios de armas, Alfonso X el Sabio le hizo primer Señor de Velada, dejando a su muerte como heredero del señorío a su hermano Blasco Blazquez o Velasco Velázquez Dávila, segundo señor de Velada, que recibió nuevos territorios y prebendas reales.

El palomar de El Barrero se sitúa sobre una de las torres de Las Atalayuelas de Guadyerbas

De estos tiempos medievales quedan todavía huellas en el término de Velada, curiosamente en el ámbito de una gran dehesa que es conocida como Cerro Dávila, topónimo que con toda probabilidad deriva del nombre de su repoblador. En el paraje llamado hoy El Barrero se localizan los restos de la que fue la primitiva población de Velada, llamada Atalayuelas del Guadyerbas y descrita así en las relaciones de Felipe II: “parece haber habido un castillo que está arruinado y caído, tiene una torre que tendrá veinticuatro pies de alto…la puerta principal está hacia oriente hacia una iglesia que está por debajo dél como doscientos pasos que se dice Santiago de Velada…hay un campo raso donde fue la población antigua y así lo parece de los solares y hornos que hoy día aparecen.”  Si visitamos esta finca todavía podemos percibir las ruinas de los muros sobre los que se ha levantado una labranza y la torre sobre la que hay actualmente instalado un palomar. Es curioso constatar también que el setenta por ciento de los habitantes de Velada llevan el apellido Gómez, como su primer señor.

Dibujo de Enrique Reaño en el que aparecen el palacio y el convento de los marqueses de Velada

Tras varias generaciones, el undécimo señor de Velada, Gómez Dávila y Dávila fue nombrado por merced de Felipe II primer Marqués de Velada. Gómez Dávila y de Toledo, segundo marqués de Velada fue, junto al talaverano padre Juan de Mariana, preceptor del Felipe III y presidente de sus consejos de Estado y de Guerra. Antonio Sancho Dávila y de Toledo, tercer Marqués de Velada fue militar famoso en las guerras de Flandes y de Orán además de gobernador de Milán en el siglo XVII.

Antonio Pedro Sancho Dávila y Osorio, cuarto marqués de Velada y segundo marqués de San Román, fue embajador en Roma, virrey de Valencia y Nápoles, capitán General de Artillería y presidente del consejo de Estado. Al no tener sucesión dejó el marquesado a su hermana Ana Dávila y Osorio que tuvo por hijo a Melchor de Guzmán Osorio Dávila, sexto marqués de Velada, cuya hija Ana de Guzmán Osorio fue la octava y última marquesa de Velada, pues casó con el conde de Altamira incorporándose esta casa a dicho título.

Blasón de los marqueses de Velada

La Casa de Velada tuvo grandes toreros de a pie y a caballo entre sus miembros y así aparece en algunos textos de Moratín o Quevedo y en las relaciones de las fiestas reales celebradas en la Plaza Mayor de Madrid, donde en cierta ocasión un toro empitonó a uno de los marqueses de Velada continuando éste la faena con los intestinos fuera del abdomen, anécdota que relata Américo Castro como ejemplo de la soberbia y el “honor español”.

Entrada a la repostería del palacio de los marqueses

Lamentablemente los restos del palacio apenas se tienen en pie, sin que nadie haga nada por remediarlo, las ruinas del palacio de los Marqueses de Velada, famoso en otros tiempos por sus jardines con fuentes y estanques y sus plantaciones de “naranjos, limones y cidros y zamboos y otros árboles y  flores de mucha fruta”. Hasta hace poco se apreciaban en su interior las grandes estancias, la bodega, la repostería y la sala cubierta de azulejos talaveranos del siglo XVII, sobre la que se ve todavía una linterna de ladrillo y cupulilla rematada por una cruz. También quedan restos del estanque y alguna reja de interés. El escudo de los marqueses ha sido repicado en el dintel de la entrada principal. Sus muros mantienen aún el rótulo de Cuartel de Milicias Falangistas, destino que tuvo el edificio durante la Guerra Civil. También poseían los marqueses de Velada un magnífico palacio frente a la catedral de Ávila que ha sido rehabilitado como lujoso hotel y restaurante.

RUTA POR LA CAÑADA A NAVAMORCUENDE

CAÑADA LEONESA ORIENTAL IV

DE ALMENDRAL A NAVAMORCUENDE

Recorrido aproximado 8 kilómetros, 2 horas y media

A la salida de Almendral se sitúa una de las fuentes más bonitas de todo el camino ganadero y, justo enfrente, un antiguo lagar convertido en bar y casa rural.  Reiniciamos el camino y, también en medio del cordel, nos encontramos con la ermita de San Sebastián
que, como muchas otras de la sierra, tiene planta cuadrada y está levantada en sillería granítica. Guarda en su interior una graciosa imagen popular del santo atravesado por las flechas de su martirio.

Continuamos el camino y vamos ascendiendo entre jarales, encinas y rebollares, mientras contemplamos al norte la sierra de Gredos con los pueblecillos colgados de su falda.

Navamorcuende rodeado de prados

Llegamos a Navamorcuende, que es la capital señorial del occidente de la sierra de San Vicente. Se trata de uno de los señoríos más antiguos, pues ya fue otorgado por el rey Alfonso X el Sabio en 1276, cuando lo recibe el caballero Blasco Ximénez por sus señalados servicios al monarca, con facultades de repoblación y vasallaje. Esta familia formaba parte del mismo tronco de caballeros abulenses de la familia Dávila, famosos guerreros en la Edad Media y estirpe de la que derivan varias casas nobiliarias como la de Velada, casa con la que los señores locales mantuvieron largos pleitos cuando se creó el marquesado de Navamorcuende en 1641, pues reclamaban su titularidad. Comprendían sus estados las localidades de Marrupe, Sotillo, Buenaventura, Almendral y Cardiel. El Conde de Cedillo llegó a conocer el rollo jurisdiccional que daba al pueblo categoría de villa.

Cúpula granítica en la entrada de la iglesia parroquial de Navamorcuende

Es obligada una parada para visitar la magnífica iglesia parroquial de Santa María de la Nava, una soberbia construcción de sillería granítica de armónicas proporciones y adornada de contrafuertes y pináculos renacentistas rematados en bolas. En ella cabe destacar también la impresionante torre y la cúpula pétrea del pórtico principal y de la sacristía, dependencia que probablemente pertenece a una construcción anterior como indica su bóveda ojival del siglo XV. El ábside está decorado con dos grandes pilastras dóricas. Otros detalles que realzan el edificio son la ventana del baptisterio, las bolas de granito que rematan las columnas y balaustradas y el escudo de los Dávila en el exterior del ábside. El edificio está rodeado por un pretil de piedra y es obra de Pedro de Tolosa, discípulo de Juan de Herrera que trabajó también en El Escorial. En el interior se guarda una imagen barroca interesante de Cristo “amarrao” a la columna.

Fuente con inscripción de Carlos IV junto a la iglesia de Navamorcuende

El templo da a dos plazas, la mayor tiene una de las mayores tradiciones taurinas de la comarca, y en la otra podemos ver una graciosa fuente del siglo XVIII con una inscripción de Carlos IV. También hay un crucero junto a la iglesia y algún pilón.

Ermita del Cristo en Navamorcuende

La arquitectura popular es también interesante, aunque no quedan muchos edificios tradicionales de mampostería granítica. Sí podemos visitar algunos edificios singulares, como el palacio inacabado de los marqueses, edificio del siglo XVIII hoy arruinado, salvo la zona reutilizada como bar. También podemos acercarnos a la salida del pueblo hasta la ermita del Cristo de los Remedios, un edificio dieciochesco de considerables proporciones para su fin y pintoresco por su espadaña y su portalillo cubierto. Otros edificios de interés son los molinos de arroyo Lugar y otros tres situados ya en el Piélago que dejaremos, junto a otras muchas cosas de interés, como el convento, para un viaje específico a este paraje singular situado en la sierra y sobre el que hemos descrito una de las rutas de la Sierra de san Vicente.

Robledales de Navamorcuende bajo el arco iris

Sus taurinas fiestas se celebran del 7 al 11 de septiembre en honor de Nuestra Señora de la Nava. Antes de reiniciar nuestro camino trashumante podemos recuperarnos en uno de los restaurantes del pueblo en los que destacan los asados.

Un viejo azulejo nos indica todavía el nombre de una calle dedicada a maese Leví, un judío de la numerosa aljama de Navamorcuende que tenía a finales del siglo XV una reconocida fama de “galeno sangrante”. Ejerció también en Talavera y parece que su fama llegó incluso a la corte, donde reclamaron sus servicios, aunque también fue procesado por la muerte del hijo del alguacil de Sotillo, con el que parece se pasó de sangrías. Hubo en el pueblo otros judíos que fueron procesados por la inquisición, como el pescadero del pueblo que era a su vez cobrador del señor feudal.

UN PASEO POR EL RINCÓN DE ANCHURAS

UN PASEO POR EL RINCÓN DE ANCHURAS

Puente sobre el río Estenilla en Anchuras

Aunque actualmente se halla inexplicablemente incluido en la provincia de Ciudad Real, Anchuras y sus pequeñas aldeas de Gamonoso, Encinacaída, Huertas del Sauceral y Enjambre, es una parte del territorio de La Jara, históricamente vinculada a Talavera de la Reina y formando desde la Edad Media parte de su extenso alfoz.

En principio, su término formó parte del de Sevilleja, hasta que se separó de ella como otros pueblos de esta parte extrema y fronteriza de la geografía jareña. El pueblecito de Enjambre fue en realidad la primera población de este enclave de Anchuras, pues ya era un grupo de chozas en tiempos de Felipe II  con el nombre de La Nava de las Enjambres.  A finales del siglo XVII nace Encinacaída y a finales del XIX, Huertas del Sauceral. La finca en la que se aloja el caserío de Gamonoso perteneció a una capellanía hasta que en 1878 la compraron catorce vecinos de Aldeanovita.

Grabados rupestres del río Estenilla

Los mayores atractivos de Anchuras son sus recursos naturales, su agreste naturaleza que hace de la caza una de sus principales actividades económicas, junto con el olivar, la ganadería y el incipiente turismo que aprovecha también la cercanía al embalse de Cijara, magnífico enclave para la práctica de la pesca.

En cuanto al patrimonio, hemos de destacar la arquitectura popular en pizarra tanto de los pueblos como de las majadas y labranzas dispersas por la zona con sus chozos, zahúrdas, corrales, molinos e incluso algunos puentes como los del río Estenilla. Las iglesias son todas relativamente  modernas, pues la más antigua es la de Anchuras que fue levantada a finales del siglo XVII y está coronada con espadaña. Hubo una imagen que algunos remontan a tiempos Visigodos en la ermita de Nuestra Señora de Gamonal.

Una de las muchas bocamina de Anchuras

Durante la excursión que proponemos hoy podremos visitar junto al río Estenilla, un grabado que podemos enmarcar en el arte rupestre de la Edad del Bronce, se trata de soles espirales y un homúnculo, todo ello arte esquemático  como el que aparece en muchos dólmenes y menhires del mundo celta, desde España hasta Irlanda.

Por su monte cerrado y su aislamiento siempre fue Anchuras una zona en la que hicieron sus correrías los golfines, los bandoleros, las partidas carlistas o los maquis después de la guerra Civil, especialmente las partidas de Quincoces y Chaquetalarga. Durante siglos el bandolerismo fue perseguido por los cuadrilleros de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera. Como en otros lugares de La Jara y de los Montes de Toledo existen cuevas, parajes y anécdotas sobre el famoso bandido Moraleda del que ya hemos hablado en la ruta de Santa Ana de Pusa.

Era y labranza en Anchuras

Otro de los recursos históricos de Anchuras fueron las numerosas explotaciones mineras que se repartían por sus montes. Se han documentado algunas ya en en el siglo XVI y hubo cierto aumento del número de ellas en el XVII, aunque puede que algunas de las explotaciones se remonten a la prehistoria o a tiempos de los romanos. La última de estas minas jareñas que se cerró en los años ochenta, fue la mina de plata que dejó al menos un embalse del que se abastece actualmente el pueblo de agua potable. Aunque hay otras muchas bocaminas repartidas por el término, alguna de ellas protegidas por las colonias de murciélago que habitan en su interior.

LA EXCURSIÓN

UN PASEO POR ESTENILLA

Partimos de la propia localidad de Anchuras y tomamos el camino que discurre en dirección a levante hasta Los Alares. Recorridos algo menos de cuatro kilómetros nos desviamos en dirección sur, tal como indica el plano, para acercarnos al valle del río Estenilla, que seguiremos por su orilla occidental. Al llegar al arroyo de Guaperosilla bajamos por el camino que discurre paralelo a la corriente. Vamos recorriendo la ribera, a veces cerca del río o a media altura si los riscos nos impiden el paso hasta llegar a un molino situado en nuestra misma orilla. El paisaje es típicamente jareño con suelos pizarrosos y el río discurriendo entre pozas que pueden servir para practicar la pesca o para darnos un chapuzón.

Continuamos después hasta encontrarnos con un pintoresco puente sobre el río que daba servicio al camino que desde Anchuras se dirige hasta Huertas del Sauceral. Continuamos por la ribera del río unos quinientos metros más abajo hasta encontrarnos una poza con riscos en su orilla oriental y, justo enfrente, sobre una lancha que sobresale en nuestra misma orilla podemos ver dos imágenes que representan  a un sol esquemático simbolizado por círculos concéntricos, junto a algún otro signo de más difícil interpretación y que desarrolla otra entrada de este blog que reproduce un artículo de Domingo Portela y mío

https://lamejortierradecastilla.com/nuevos-grabados-rupestres-en-la-jara

Volveremos después sobre nuestros pasos y tomaremos de vuelta a Anchuras el camino indicado desde el puente de Estenilla, volveremos por donde hemos venido, o también podremos seguir río abajo hasta la carretera y regresar al pueblo por ella.