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PEPINO Y CERVERA, DOS FIESTAS Y DOS ENCINAS

DOS FIESTAS POR SAN BLAS:

San Blas en Pepino

En los dos pueblos que visitamos hoy se celebra San Blas el 3 de Febrero.

En Cervera se sale de ronda por el pueblo cantando y se lanza pelusa de las espadañas en las calles, un ritual muy antiguo de los llamados de “agravio” que se dan especialmente en las fiestas de invierno.

Lanzando la pelusa en Cervera de los Montes

 

También es significativo que en las dos fiestas se adorne con roscas, cintas y frutos la imagen del santo, lo que nos sugiere que esto es más bien un ritual de fertilidad cristianizado con la advocación de San Blas, protector contra las enfermedades de la garganta cuya devoción se extendió desde antiguo debido a la gran mortandad ocasionada por infecciones como la difteria, que acababan con la vida de muchos niños.

Dando el palo al chozo en Pepino

Otro aspecto de raíz pagana de la fiesta es el gran fuego que se hace en Pepino, el llamado “chozo”, al que se dan palos para que salten chispas, lo que dará buena suerte al año siguiente al que lo hace. Fuego, frutos, pelusa…como vemos, elementos que poco tienen que ver con el santo obispo.

Encina monumental de Meregil en Cervera

Y DOS ENCINAS

La encina de Meregil en Cervera

También nos acercaremos, como indica el plano, hasta la encina Meregil, un ejemplar monumental de este árbol al que se llega por un agradable sendero señalizado y cuyo corazón se haya deteriorado por haberse aprovechado para extraer de él la madera para hacer los badajos de los cencerros.

Se encuentra sobre un plinto redondo de piedra y desde el lugar se contempla una espléndida vista sobre la zona occidental de la sierra de San Vicente y el valle del Tiétar con el farallón de Gredos.

Detalle del «corazón» de la encina Meregil

La encina de Doña Germana en Pepino

Es curiosa la leyenda de esta encina monumental que se encuentra a algo más de tres kilómetros de la población de Pepino en dirección este por el cordel que une esta localidad con San Román de los Montes.

No sabemos por qué se dice que en ella se columpió doña Germana de Foix, la bella y joven noble francesa que se casó en segundas nupcias con Fernando de Aragón tras la muerte de su esposa Isabel la Católica.

Precisamente murió el rey en Madrigalejo, en la provincia de Cáceres cuando para que pudiera yacer con la muchacha, al ya anciano rey le dieron un brebaje compuesto de hierbas y testículos de toro, y a la mañana siguiente amaneció muerto, vamos que falleció víctima de un «viagrazo».Encina de doña Germana en término de Pepino

Puede que en alguno de los viajes de la corte pasaran los monarcas por Talavera y se columpiara en la vetusta encina doña Germana, ¿quién lo sabe? Lo que sí es cierto es que la joven reina tuvo tras la muerte del rey Fernando una apasionada relación con su nietastro Carlos V de la que nació una hija bastarda.

Está el árbol monumental en la misma linde del camino y su tronco está hendido en dos. Su copa es más frondosa y globular que la de la encina Meregil.

Cerca de ella hay otra encina peculiar llamada en Pepino «La Tiesa» por estar podada de forma que ha alcanzado gran altura.

 

UN BAÑO EN EL RECUÉNCANO, PASEO EN GREDOS

Un baño en el Recuéncano

Arquitectura popular en el valle de Minchones

 Aunque nuestro objetivo de hoy está en término de Villanueva de la Vera, vamos a partir desde Madrigal por la pista que lleva a El Burreño. Preguntaremos por su comienzo a las afueras del pueblo, en su extremo norte. Después seguiremos por la pista asfaltada entre castaños y robles hasta llegar a un pinar donde se acaba el asfalto. A la derecha vamos viendo las huertas y majadas veratas repartidas por el arroyo de Helechoso y El Burreño. Trasponemos después al valle de Minchones parándonos a contemplar las magníficas vistas.

La garganta de Minchones desde el collado de Burreño

Pasamos entre robles y llegamos a la majada de “Los Abuelitos” continuando hasta llegar al puente de tubos que cruza la garganta de Minchones. Allí pararemos y subiremos por la orilla oriental hasta llegar a una poza de grandes dimensiones. 

Higos puestos a secar en El Alcornocal, cerca de la garganta de la Hoz

Se encuentra en la garganta de la Hoz, un afluente de Minchones que desemboca en la orilla izquierda  y que, como su nombre indica, discurre en gran parte de su trazado por un cañón de grandes pendientes con numerosas pozas de aguas limpias y de color esmeralda de las que la más conocida y frecuentada es la del Recuéncano, una charca de grandes dimensiones con una enorme roca granítica por la que los bañistas se deslizan a modo de un gran tobogán, aunque el recorrido completo de esta garganta,3 o 4 kilómetros río arriba, nos deparará numerosas sorpresas y parajes solitarios de gran belleza.

Garganta de la Hoz desde el arroyo del Molinillo

Desde el mismo puente podemos también bajar por una senda en la misma orilla de saliente hasta la confluencia de La Hoz con Minchones, en el hermoso paraje de Las Juntas, aunque en el camino encontraremos otras pozas.

 Recorrido aproximado 14 kilómetros 3 horas y media

Quesera en El Alcornocal, por encima de El Recuéncano

 

HASTA EL CIRCO DE GREDOS POR EL CAMINO DE LOS NEVEROS

HASTA EL CIRCO DE GREDOS POR EL CAMINO DE LOS NEVEROS (o al Almanzor por Peña Chilla)

 El punto de partida de esta excursión comienza en uno de los lugares más altos accesibles con vehículo todo terreno o en bicicleta, aunque podemos hacer andando el recorrido completo desde el Raso o desde el aparcamiento de la garganta Tejea, al final del camino del castro.

Vista de algunos edificios de la majada de Braguillas

 

Partimos de El Raso y tomamos el camino del castro vettón que podemos visitar de paso, continuando por la misma pista casi hasta el final de la misma, en el paraje de Pinillos. Doscientos metros antes del aparcamiento asciende otra pista en dirección sur que tomaremos, aunque si vamos en coche o en bicicleta hay que advertir del mal estado de la misma por las numerosas piedras sueltas del camino.

Como a dos kilómetros de nuestro recorrido encontramos a la izquierda unas rejas que protegen las pinturas rupestres de Peña Escrita, sobre las que ya hemos hablado.

El embalse de Rosarito desde la ruta que vamos a hacer hoy.

La vista panorámica se va haciendo impresionante sobre el valle del Tiétar con los embalses de Rosarito y de Navalcán, los regadíos de la Vera, las llanuras del Campo Arañuelo y al fondo las sierras de La Jara y Las Villuercas. Cruzamos el arroyo de la Vejiga y después de un recorrido total desde El Raso de unos 13 kilómetros habremos llegado al paraje de El Hornillo o Jornillo.

Majada del Hornillo

Desde la pequeña plataforma de aparcamiento vemos a la izquierda, mirando al norte, una vieja majada. A la derecha parte un camino que asciende en dirección nordeste hasta un paraje de grandes bloques graníticos con verdes prados cruzados por el arroyo que parte de la fuente que da nombre al lugar Majalvenero. Aquí es donde podéis equivocaros pues la tendencia natural es seguir hacia el collado desde donde se contempla una magnífica vista sobre la garganta de Chilla y el arroyo del Chorro, pero no es ese el camino mejor, pues nos conviene más subir hacia la izquierda en dirección a otra elevación llena de bloques graníticos para seguir el camino de los Neveros o de Tío Domingo que va más próximo a la cresta y que se transitaba para llegar a un pozos de nieve.

Chorreras de la Vejoga

El camino está marcado con pequeños majanos de piedra y discurre por un paisaje similar de granito con mogorros como el del Helechar y collados como el de El Barril o el de Hinojoso, desde donde contemplamos a uno y otro lado las gargantas de Tejea y Chilla. La vegetación apenas presenta algunos ejemplares de roble pues predominan los piornales y los cantuesares. Pronto damos vista a la peña de Chilla de 2009 metros. El camino discurre por su lado este que es un enorme lanchón inclinado. Por el lado oeste, el que da a la garganta Tejea, es mucho más abrupta y casi siempre rondan buitres en torno a ella. Ya antes habremos visto alguna cabra hispánica que abunda por la zona, sobre todo en los pastos del naciente del arroyo del Chorro.

Bosques en las laderas de nuestro recorrido

A continuación, el camino nos lleva hasta el pequeño collado o silla de La Peña donde el paisaje se hace casi lunar, con el gran bloque pétreo del macizo central de Gredos enfrente.

Desde los casi mil novecientos metros de este collado se asciende hasta los casi dos mil seiscientos del Almanzor en un recorrido sobre el mapa de sólo dos kilómetros, lo que nos orienta sobre la gran pendiente que hemos de subir y lo penoso de esta última parte del recorrido, aunque las vistas nos compensarán del esfuerzo. Pasamos primero el risco Redondo luego el risco del Cachorro, el cuchillar de las Navajas que ya nos sugiere lo  peligroso del paso y por la portilla Bermeja accedemos por fin hasta el Almanzor. Para los no acostumbrados a estas cumbres tal vez sea mejor conformarse con llegar solamente a Peña Chilla.

macizo central de gredos con el Almanzor a la izquierda visto desde nuestro recorrido

Recorrido aproximado desde El Raso 22 kilómetros, desde el aparcamiento de Tejea 14 kilómetros, desde el Hornillo 7 kilómetros. Recorrido completo desde El Raso, solo ida, 7 horas.

SUBIENDO LA GARGANTA LÓBREGA

SUBIENDO LA GARGANTA LÓBREGA

 Es ésta una garganta de longitud considerable que lleva este nombre hasta su confluencia con la Garganta Blanca, donde juntas forman la Garganta de Santa María. Lóbrego quiere decir oscuro y tenebroso, pero aunque algo más umbrosa, no creo que estos hermosos parajes merezcan nombre tan miedoso.

Garganta Lóbrega. majada del Castaño

La ruta que describimos hoy consiste en recorrer en coche la pista de la Garganta Blanca aparcando en el refugio de la Albarea, como hemos indicado también para el acceso a la Garganta Blanca. Desde allí continúa la pista en dirección este, pero se encuentra cerrada por una cadena. Podemos seguir a pie por la pista durante veinte minutos hasta la zona de confluencia de la garganta Lóbrega con la Blanca. La pista finaliza precisamente en el comienzo de la garganta Lóbrega, donde deberemos seguir por una senda que asciende por la orilla occidental, aunque al principio esta senda está casi perdida.

La Garganta Lóbrega desde la majada del Castaño

Pronto pasamos el paraje conocido como la majada de Jacinto y cerca se une el camino que sube desde la propia garganta. Pasamos el arroyo de Parrolejo y el camino mejora hasta la Quebradilla, donde elevada sobre la loma se encuentra la Majada de Riole. Enfrente vemos junto a la garganta las majadas de Robledillo y del Castaño. El camino continúa bastante practicable hasta Las Cerradillas, donde junto a un pequeño castañar se sitúan las ruinas de algunos corrales, casas y un horno de pan.

Visión de la garganta Lóbrega desde La Mira

El camino comienza a ser más árido con más rocas y menos arbolado, pasamos la Vega de los Muertos y en la siguiente vega del Pelicanto podemos seguir la orilla derecha por una senda estrecha, abrupta y poco visible, o pasar a la orilla izquierda, donde el camino es más practicable, a través de varios prados hasta el arroyo del Jocino, donde el camino vuelve a pasar a la orilla oeste. Pasamos por unos corrales y covachones llegando hasta el fondo de la garganta. Allí el camino pasa de nuevo a la orilla izquierda para ascender hacia La Mira, la segunda cumbre de Gredos después del  pico Almanzor.

Berengón en una majada de la Garganta Lóbrega

 Recorrido aproximado desde La Albarea hasta el fondo de la garganta 8 kilómetros, ida y vuelta 4 horas

 Otra posibilidad para acceder a esta garganta es seguir a pie desde Candeleda la garganta de Santa María por el camino que el rey Alfonso XIII hizo construir para acceder mejor a los cazaderos que se encuentran en torno al Refugio del Rey, cerca de las elevaciones del Puerto de Candeleda.

La tercera forma de acceso es mucho más larga pero de gran belleza por el recorrido que nos lleva hasta ella. Iniciamos el acceso desde la carretera que va de Candeleda a Poyales donde, aproximadamente a los cinco kilómetros, parte la pista forestal de la garganta, que sube por el valle del río Muelas para luego girar a la derecha y pasar por la fuente de la Hoya y la Casa del Guarda. Arriba, a la derecha, dejamos un puesto de observación forestal y rodeando el monte vamos a dar entre robledales y pinares a la Garganta de Santa María, pero manteniéndonos todavía a una considerable altura de la ladera.

Otra vista de la Garganta Lóbrega con sus enebrales

Vamos descendiendo por la pista a través de parajes de gran belleza con el macizo central del alto Gredos enfrente y una vista privilegiada sobre el espaldar del circo de la Laguna Grande. Llegamos después de más de doce kilómetros de recorrido hasta la garganta Lóbrega e incluso nos introducimos en ella hasta la majada de Cimorro. Desde aquí deberemos seguir por una senda que nos llevará garganta arriba hasta la majada de Robledillo. Después, la senda asciende hasta un bonito conjunto de arquitectura popular que es la majada del Castaño con varios chozos y un berengón o construcción de techo vegetal que sirve para alojar a las cabras. También desde esta majada podemos tomar un camino que nos lleva a un paraje muy agreste con chorreras en el arroyo del Castaño. La vegetación predominante de la garganta Lóbrega es el enebro con bosquetes de robles.

Inicio de la garganta Lóbrega

EXPLORANDO LA GARGANTA DE CHILLA

Explorando la Garganta de Chilla

Garganta de Chilla al comienzo del camino al que se llega desde la ermita

 A esta garganta le da nombre la Peña de Chilla, un risco prominente que se encuentra sobre la cuerda que la delimita por el oeste. Esta zona es conocida también por encontrarse en ella el santuario de la Virgen de Chilla en las laderas. Partimos desde El Raso hacia el castro celta y en la primera curva tomamos una pista que nos conduce por otro camino hasta una explanada donde podemos dejar el vehículo si lo llevamos. Comenzamos a andar por la orilla oeste y pronto nos cruzamos con el arroyo del Chorro, que desciende formando cascadas y chorreras, dos de las cuales se encuentran cerca del camino, arroyo arriba.

Casa del llano de … el mejor acceso para recorrer el tramo alto de Chilla

En la zona más alta se encuentra una majada hasta la que sube directamente una senda desde la Vega de la Zarza. Pasamos junto a un corral y luego ascendemos algo para pasar por encima de un castañar, hasta llegar a dicha vega de la Zarza en cuyo entorno se encuentran varias majadas y chozos, además de un puente de madera sobre la garganta que es mejor cruzar para seguir por la otra orilla.

Arroyo del Chorro, afluente de la garganta de Chilla

Seguimos nuestro camino ascendiendo y, junto a la confluencia de los dos arroyos que bajan en ese mismo lado, encontramos restos de otras majadas. El paisaje comienza a tomar la forma típica de los cauces altos de las gargantas de Gredos con los grandes bloques graníticos rodados y la vegetación escasa que les caracteriza. Llegamos así a la vega del Enebral desde donde la pendiente se hace mucho mayor formando el gran farallón del macizo central.

Esta planta es parásito de las raíces de otras especies

Podemos volver por una senda muy agradable que llega hasta el mismo santuario de Chilla, junto a la fuente y el altar al aire libre que se encuentra cerca de la ermita. Bajaremos después por el camino indicado hasta el puente de Chilla para subir luego hasta El Raso.

Tramo alto de la garganta de Chilla

Recorrido aproximado 17 kilómetros, 5horas

ASCENDIENDO LA GARGANTA TEJEA

 Ascenso por la garganta Tejea

Pozas en la Garganta Tejea

 Puede que el nombre de esta hermosa garganta, afluente de la de Alardos, derive de la existencia de tejos, especie arbórea hoy en remisión en toda la sierra. Nos podemos introducir en su alto recorrido siguiendo desde el Raso por la pista que lleva al castro vettón.

Puente sobre la Garganta Tejea

Siguiéndola hasta el final llegamos a una zona donde se puede dejar el vehículo y desde donde parte una senda que lleva hasta el puente Pinillos para después, cruzando el puente, seguir por la orilla oeste ascendiendo por la garganta. Pasada la vega de las Berceas (berzas) es mejor coger la senda que sube hasta unas majadas para después llegar a los Chozos de tío Domingo y la fuente del Brial. A partir de aquí el paisaje se va haciendo más árido con grandes canchales de piedra y llegamos a la vega del Zapato, desde donde poco antes sale una senda que asciende por la ladera de la izquierda, aunque luego se pierde. El final de la garganta es muy abrupto y su cauce desciende muy encajonado por la zona de los Barquetes.

Los Hermanitos de Tejea

El paseo es muy ameno, con el sonido de la garganta, los chozos, queseras y majadas, que nos encontramos en el trayecto, y las agradables pozas trasparentes donde podremos bañarnos. No es extraño que veamos cabras monteses.

Aquellos que lo deseen pueden subir por una vaguada hasta los Hermanitos de Tejea, dos picachos gemelos con vistas desde su cara oeste sobre un paisaje de gran belleza con despeñaderos impresionantes. Delante del más sureño de los dos picos se perciben los restos de la muralla de otro castro.

Majada de Braguillas

Podemos también subir desde el aparcamiento final por una pista que sale a la derecha hasta las pinturas rupestres y la majada de Braguillas, a la que igualmente se puede subir por un sendero desde el castro de El Raso.

En el plano solamente figura el trayecto que se realiza desde la pequeña zona de aparcamiento, pues desde El Raso, pasando por el castro, no hay pérdida ya que solamente debemos seguir la pista. Este aparcamiento del que hablamos es también el mejor lugar para darnos acceso a la cabecera de la garganta de Alardos.

 

Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas y media

Con subida a los Hermanitos de Tejea 5 horas

DISFRUTANDO LA GARGANTA BLANCA

DISFRUTANDO LA GARGANTA BLANCA

Garganta al principio de nuestro ascenso desde La Albarea

 La manera más fácil de acceder a la Garganta Blanca es tomar en coche la pista que sale poco antes de tomar la carretera de la ermita de Chilla, recorriendo unos ocho kilómetros y disfrutando de unas vistas magníficas sobre la garganta de Santa María y la garganta Lóbrega, entre hermosos bosques de pinos y robles. Cruzamos entre otros el arroyo Castañarejo, que puede merecer un paseo por sus riberas, y nos detendremos al final del camino, ya en el refugio de la Albarea, junto al puente de la Garganta Blanca.

Refugio de pastores bajo un bolo granítico

Desde allí podemos ascender por la orilla este, pasamos junto a los restos del llamado corral de las Monteses y seguimos, dejando a la derecha el abrupto arroyo de las Alamedas, hasta un pequeño cerrete con grandes bloques de granito en su cima, al que  llega la senda, y desde donde se contemplan magníficas vistas de la garganta Blanca y de la espalda del circo de Gredos. Enseguida encontramos los grandes bloques graníticos que distinguen las cabeceras de todas estas corrientes de la vertiente sur de Gredos.  Continuamos por la mal marcada senda que discurre entre los bolos berroqueños, quedando a la derecha el arroyo de las Cañas y poco después el arroyo de la Ribera que nace junto al risco del Fraile, que vemos elevarse solitario en la cumbre.

La garganta Blanca nace en la espalda del circo de Gredos en un paisaje granítico imponente

El camino se va haciendo cada vez más penoso y la corriente a veces desaparece bajo las grandes piedras. Llegamos finalmente a la zona de los Covachones, desde donde se levanta el gran macizo pétreo del circo. Arriba vemos a los Tres Hermanitos y su portilla, desde donde bajan en chorreras que cortan la piedra dos arroyos que dan origen a la Garganta Blanca. Antes hemos dejado a la derecha otro arroyo que nos permitiría subir hasta la portilla del Morezón con relativa facilidad. La zona de los Covachones es llamada así por las cuevas y grandes fracturas y grietas que han dejado con el tiempo el agua y la erosión. Los que estén preparados para el montañismo pueden incluso subir hasta la cresta del circo y ver abajo la laguna de Gredos.

Una de las bellas pozas de la garganta Blanca en su tramo bajo

Haremos después la segunda parte de la excursión. Apenas una hora de camino hay desde este mismo refugio de la Albarea hasta la conjunción de la garganta Blanca con la de Santa María, junto al puente del Camino al Puerto de Candeleda y el refugio del Rey.

Garganta Blanca desde la Hiruela Baja

Este tramos es un agradable paseo entre bosques serranos con la garganta despeñándose en pozas y chorreras muy bellas, siguiendo una senda bastante bien marcada que baja por la orilla oeste. La vuelta la podemos hacer subiendo por el camino del Puerto desde el puente del mismo nombre hasta el carril que viene desde el refugio de la Albarea, volviendo así al punto de partida.

Recorrido aproximado: Subida de la garganta, ida y vuelta 6 kilómetros, dos horas

Descenso hasta desembocadura, ida y vuelta 5 kilómetros, 1 hora y media

RECORRIENDO EL RÍO ARBILLAS EN GREDOS

RECORRIENDO EL RÍO ARBILLAS EN GREDOS

Es curioso observar que en la Sierra de Gredos a unas corrientes se las llama gargantas y a otras muy similares se las denomina río, sin que haya una causa clara que lo explique, pues regímenes y caudales son muy similares. Es el caso del río Arbillas, que cuenta con hermosos parajes y que está vinculado al pueblo de Poyales del Hoyo.

Chorreras en el Arbillas

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ASCENDIENDO A LA MIRA POR LOS GALAYOS

ASCENDIENDO A LA MIRA POR LOS GALAYOS

 Partimos desde Guisando por la carretera que sube por el valle del río Pelayos, que en su naciente se conoce como vertiente de Los Galayos. Llegaremos junto a un puente que se halla cerca de un campamento juvenil. Por él podremos acceder, si vamos con tiempo o en alguna otra ocasión, al llamado “Pino Bartolo”, un árbol singular de grandes dimensiones que vale la pena visitar por ser un pino albar de 500 años de antigüedad que se encuentra rodeado de los “bartolitos”, otros pinos que forman un ameno conjunto. El camino es empinado pero vale la pena subir por lo solitario del lugar y por haber sido acondicionada e indicada la senda recientemente.

Pino Bartolo

 

Pero volvamos a la ruta principal. A Los Galayos se accede por una senda que parte de El Nogal de El Barranco, lugar en el que se acaba la carretera y en el que se sitúa un monumento a la cabra montesa autóctona, la Capra Hispánica.

Poco después de pasar el refugio, un poco más arriba, unos indicadores nos llevarán a una majada de cabreros restaurada en la que podemos ver los edificios que tradicionalmente constituían estos conjuntos ganaderos. En primer lugar cuenta con el chozo en el que habitaba la familia, en el que observamos una piedra que sobresale del muro en el lugar donde se hacía el fuego, para evitar así que las chispas prendieran en el techo de piornos. Solamente alguna alacena completa la sencilla estructura de estas construcciones.

«La cabra» del Nogal del Barranco

También podremos ver la quesera, otra especie de chozo circular situado siempre en zonas umbrosas y por cuyo suelo de piedras discurría una corriente de agua que mantenía fresco el queso producido en estos puestos de cabreros. Se trata en realidad de una ingeniosa nevera que permitía a estos ganaderos conservar el queso para no tener que hacer continuos viajes para vender su producto a las zonas habitadas. También podemos ver un pintoresco horno de pan, cochineras y chivitiles para guardar los cerdos o los cabritos respectivamente, o el berengón, otra construcción cubierta de techo vegetal pero con planta rectangular donde se guardaban las cabras.

Horno del puesto rehabilitado en el puesto de

La subida hacia los Galayos es al principio relativamente suave, aunque tanto el piso de la senda, como la pendiente, nos lo van haciendo cada vez más difícil. Pero al llegar junto a Los Galayos no nos arrepentiremos del esfuerzo, pues el paraje granítico con sus elevadas agujas pétreas es sobrecogedor. Los aficionados a la escalada tienen grandes alicientes para la práctica de este deporte en aquellas verticales paredes de piedra y, tanto los montañeros como los excursionistas pueden alojarse en el refugio Víctory, donde podemos curiosear el el mundillo y el ambiente de los escaladores.

Macizo de los Galayos

Seguimos subiendo por una senda donde nos tropezaremos con las monteses, para llegar al refugio en ruinas de Los Pelaos, y un poco más allá, por las praderas y piornales de las cumbres, accederemos a La Mira, gran elevación de 2343 metros de altura, el segundo pico más alto de Gredos después del Almanzor y de los picachos que forman el circo de la Laguna Grande. En su cumbre se levanta todavía una pequeña atalaya construida a piedra seca desde la que disfrutaremos magníficas vistas panorámicas sobre ambas vertientes de Gredos. La torreta se levantó para hacer señales telegráficas luminosas con espejos cuando no había otros medios de comunicación. Las praderas y arroyuelos de estas alturas con sus impresionantes vistas panorámicas harán que nuestro esfuerzo sea rentable.

Recorrido aproximado 15 kilómetros ida y vuelta, 7 horas y media.

Berengón para guardar el ganado en el puesto de cabreros

Hay también en la zona este del término de Guisando un pino resinero de unos doscientos años llamado el pino de La Víbora, y cerca del pueblo, una antigua casa forestal se ha habilitado como Casa del Parque, un aula de interpretación de la Sierra de Gredos que se puede visitar todos los días menos los martes. Si seguimos descendiendo por el río Pelayos por debajo del caserío encontraremos una senda por su orilla oeste que nos llevará hasta la carretera de Arenas a Poyales, donde hay un merendero. Antes habremos pasado por la Charca Verde, un lugar de baño con encanto natural.

RUTA A LAS CUEVAS DEL ÁGUILA POR LOS LLANOS

 RUTA A LAS CUEVAS DEL ÁGUILA POR LOS LLANOS

Ermita al inicio de nuestra ruta

Hoy vamos a conocer ese primer núcleo habitado que dio origen a esta población de Arenas y también iremos a las famosas Cuevas del Águila, que se encuentran en el término de Arenas de San Pedro. 

Compuertas de las conducciones de agua del antiguo martinete de Juan Ruliere en Arenas de San Pedro

Desde el llamado puente romano de Arenas tomamos el camino que sale inmediatamente después de cruzarlo por la calle del Martinete, llamada así por haberse situado allí un martinete de batir cobre construido por el francés que fue director de las reales Fábricas de Seda de Talavera y alcalde de Arenas de San Pedro don Juan Rulière. Todavía se puede ver el canal que llevaba el agua hasta esta instalación industrial de siglo XVIII, aunque sus edificios ya han sido sustituidos por naves modernas.

Rótulo de la fuente de Las Brujas en el inicio de nuestro recorrido coincidente con la senda de los Pescadores

Seguimos el camino y dejamos a la derecha, en la otra orilla, las depuradoras de aguas residuales de Arenas. Vamos entre pinos y algunos robles con el monte muy agreste de la otra orilla. Llegamos a la confluencia con el río Pelayos y ascendemos por su orilla norte hasta un viejo puente por el que cruzaremos a la otra orilla para tomar después una senda que desciende paralela al río Arenas aunque bastante elevada sobre el cauce.

Senda de los pescadores por la pista que seguimos en nuestra ruta

Esa senda coincide durante un tramo con una pista forestal que deberemos abandonar para seguir de nuevo la senda que desciende hasta Los Llanos, antiguo despoblado habitado al menos desde el siglo XIV del que solamente se conservan las ruinas de la iglesia junto a un viejo puente desafortunadamente restaurado. A partir de ahí el río discurre por la vega entre regadíos y pequeñas parcelas de huerta hasta su desembocadura en el Tiétar.

Parajes del antiguo despoblado de Los Llanos

Seguimos después por la pista que nos lleva a las cuevas del Águila, descubiertas por unos niños jugando, aunque pusieron en riesgo su vida pues se les acabó la vela o candil que llevaban, y hubieron de buscar la entrada a tientas. Sus grandes salas, muy bien iluminadas, nos hacen disfrutar de una gran variedad de tonalidades en sus formaciones calizas y de caprichosas formas en sus estalactitas y estalagmitas, que a veces sugieren a la imaginación curiosas figuras. 

Restos de Iglesia de Los Llanos

Volveremos a Arenas por la carretera de Los Llanos, que llega a las elevaciones situadas al sur del casco, discurriendo entre parcelas de higueras, cerezos, olivares y huertos con buenas vistas sobre el valle del Tiétar. O también podemos volver siguiendo el margen izquierdo u oriental del río Arenas siguiendo la llamada Senda de los Pescadores que ya hemos descrito en otra entrada de este blog.

Una de las formaciones calizas de las Cuevas del Águila

 Recorrido aproximado 14 kilómetros, 3 horas y media más la visita a las cuevas del Águila

Flora en Arenas de San Pedro