En la biografía «Pío Baroja y su máscara» de Marino Gómez Santos se nos describe el estudio del gran escritor y cuando se habla de su mesa de trabajo dice:
«Y la mesa de trabajo. Larga y amplia como de refectorio de convento. Sobre ella hay varias carpetas de cartón y cintas diferentes, hechas por el propio Baroja. A la derecha está colocado un gran jarrón de Talavera, al que le han colocado una pantalla de tela para que sirva de lámpara…»
La afición de la generación del 98 por las manifestaciones culturales tradicionales españolas y la coincidencia en el tiempo con el mayor prestigio de Ruiz de Luna, nos permite sospechar que la lámpara en cuestión hubiera sido cocida en el alfar del famoso ceramista. Buscando en el catálogo de piezas de Ruiz de Luna, mi amigo Pedro García del Pino Ruiz de Luna considera que la lámpara es similar aunque no igual a la que lleva el número 12 en dicho catálogo.
Su diseño se basa en un aguamanil del siglo XVIII del hospital de San Antonio Abad que se encuentra en la ermita del Prado. Sugiere Pedro que probablemente se utilizó el agujero del grifo para introducir el cable.