EL PLAN DE NAVEGACIÓN DE SIMÓN PONTERO

EL TAJO DIECIOCHESCO

EL PLAN DE NAVEGACIÓN DE SIMÓN PONTERO

La ermita de Ronda en El Carpio de Tajo y la barca actualmente restaurada

 Durante el reinado de Fernando VI, el Alcalde de Casa y Corte D. Carlos Simón Pontero retoma el proyecto de navegación hasta Talavera para mejorar los abastecimientos de la capital de España y conseguir además dinamizar la economía agrícola de las comarcas ribereñas. De esta forma expresan sus impresiones al respecto los ingenieros encargados del reconocimiento don José Briz y don Pedro Simó:

            Las cosechas de vinos, aceites y granos son copiosísimas en este gran pedazo de tierra desde Toledo poco poblada, pero muy dispuesta en hacer feliz a Madrid si se proporciona la navegación, porque se da la  mano con Extremadura.

La vega de Talavera causaba impresión en los ingenieros que hacían los planes de navegación

En 1756 se forma con apoyo del rey una compañía de cuarenta y seis accionistas  interesados en desarrollar el proyecto pero, solucionados los problemas de abastecimiento a Madrid de productos alimentarios, el sueño vuelve a caer en el olvido.

Casa del barquero de El Carpio de Tajo

Los planos de este proyecto carecen de las distancias aproximadas que se reseñan en el de Carducci, se señalan especialmente las plantas de las presas e instalaciones molineras de cuya observación se deduce, por la forma de los cuerpos y tajamares de los edificios entre los que se aprecia un espacio donde gira una rueda, que todavía nos encontramos en la mayor parte de los casos ante aceñas, es decir ante los antiguos molinos de rueda vertical, aunque es en este siglo en el que se difunde un nuevo tipo de molino, el llamado “de regolfo”, ingenio que se mueve ya por la energía centrífuga del agua y que es el antecedente directo de la turbina hidráulica. Se señalan también en este proyecto las presas arruinadas, los castillos, las ermitas y pueblos e incluso alguna fuente.

Plano de Navegación del proyecto de Simón Pontero con los molinos y la barca de Cebolla

 Descripción del río en el proyecto de Simón Pontero

Vuelven a aparecer los molinos de Corralejo en Malpica con un edificio de cuatro cuerpos o tajamares que alojarían cuatro aceñas o cuatro regolfos aprovechando su presa uno de los brazos del río. Se puede ver el castillo de Malpica con el de Villalba enfrente, y en la ribera del río lo que se denomina en el plano Soto de Malpica que nos da idea del paisaje ribereño de la época, más arbolado antes de convertir esa vega en regadíos.

Molinos de Corralejo en Malpica de tajo

Se reflejan en este proyecto varias barcas como ésta de Malpica que se sitúa por delante de la desembocadura del Pusa. La ermita de San Illán, famosa por sus aguas que según el vulgo curaban la rabia, y aguas abajo aparece el molino de Cebolla con la barca que lleva el nombre de este mismo pueblo, aunque no se refleja la de Montearagón cuya caseta aún se conserva hoy día.

Talavera y sus molinos en el plano del proyecto de navegación de Simón Pontero

El río Alberche es representado con su puente y la venta que se situaba en uno de sus extremos y que hoy, muy arruinada, permanece en pie. Llegando a Talavera aparece la ermita de la Virgen del Prado y sí que figura en este caso como molino perdido el del primer ojo del puente que por su aspecto da la impresión de haber sido también una aceña. Los molinos de Arriba, también en el puente, aparecen como pertenecientes a los jerónimos y se señalan además las presas de Palomarejos y la de Los Sifones que conducían el agua hacia los molinos como hoy todavía lo hacen hacia la vieja central eléctrica. Los molinos de Abajo no se han dibujado por no pretender este proyecto la navegación más allá de Talavera.

La ermita de San Illán en Cebolla, se representa en estos planos del proyecto de Navegación.

AZAÑA, FERNÁN GÓMEZ Y BRENAN EN TALAVERA

AZAÑA, FERNÁN GÓMEZ Y BRENAN EN TALAVERA

El teatro Victoria en el que «invernaba» la compañía de Fernando Fernán Gómez

El presidente de la segunda república, don Manuel Azaña, pasa por Talavera a la vuelta de un viaje al parador de Gredos, como cuenta en sus diarios:

“Al pasar por Talavera el calor era sofocante. Mientras tomábamos gasolina se han acercado al coche unos chicuelos que hablaban entre sí y no los entendía; tan cerrado era su acento. Esta es la tierra donde se dice “lo cerdoha” en vez de “los cerdos”. Don Manuel sufre la canícula talaverana y observa en nuestro modo de hablar las características eses aspiradas de nuestro lenguaje.

Manuel Azaña

Por aquellos mismos años andaba Fernando Fernán Gómez recorriendo nuestras carreteras en una compañía de comedias. Todas sus experiencias sobre aquella vida ajetreada las refleja en esta novela, basada en la cual luego se rodó la película “El viaje a ninguna parte”. Talavera aparece en varias ocasiones en la obra como destino de los cómicos, que refieren aquí la competencia de un actor radiofónico llamado Doroteo Martí que les hacia aquí la competencia.

En la novela de Eduardo Alonso publicada por Austral “Los Jardines de Aranjuez” aparecen varios personajes vinculados a nuestra ciudad, desde una viuda a un cacharrero o un perillán con distintos oficios.

Otros libros en los que aparece Talavera puede que no brillen por su calidad literaria pero aportan una serie de datos interesantes y escenas pintorescas de nuestra ciudad. Es el caso de Féliz González Robles, cuando describe las ferias y mercados de los años cincuenta con curiosas anécdotas y datos entrañables en su libro “Un muchacho en Talavera de la Reina” de Huerga Fierro Editores.

Una calle de la Talavera pobre de posguerra que conoció Gerald Brenan

En la obra de Gerald Brenan “La Faz de España” el escritor inglés describe su paso por Talavera. La impresión que da nuestra ciudad al autor de “Al sur de Granada” es de lo más negativo. Llega a Talavera en los años cuarenta, cuando es una población que había sido machacada por la Guerra Civil y todavía no había experimentado el desarrollo de los sesenta y setenta. Habla Brenan de la vinculación de Talavera con Fernando de Rojas y con el Padre Juan de Mariana, “pero esos antecedentes no han impedido que hoy sea un lugar desagradable y una de las pocas ciudades de España que uno puede llamar escuálidas. Sus calles son polvorientas y están mal pavimentadas, sus edificios o feos o insignificantes y su propia disposición desordenada y sin un plan concreto. Uno no ve ninguna casa encalada. Viniendo del sur con su culto a la elegancia cívica y a la formalidad, uno se siente impresionado por la indiferencia mostrada hacia las cosas estéticas e incluso a la limpieza ordinaria. Talavera consigue combinar las peores cualidades de Castilla y Extremadura”.

Sin embargo, parece que el río le causa una buena impresión. “Pero el río Tajo es hermoso. Es un río realmente grande, con un caudal diez veces el volumen de agua del Guadiana, y con la consistencia y la fuerza de los ríos septentrionales. Así pues, pese a la sequía, discurría en dos amplios canales que ocupaban más de la mitad de su amplio lecho. Su color era de un amarillo intenso -dorado a los ojos de un poeta- y sus orillas estaban flanqueadas con altos álamos de tronco blanco y arbustos de gigantescos tamariscos. El viejo puente, viejo y con muchos arcos, resultó dañado por las crecidas, y un nuevo puente funcional metálico y feo había sido erigido a su lado” El río todavía conservaba su vegetación autóctona y el trasvase no había disminuido su caudal hasta convertirlo en el arroyo de aguas fecales que es hoy día. Don Geraldo, como le llamaban en Las Alpujarras, pasa después junto a la fábrica de cerámica de Ruiz de Luna y le llaman la atención las murallas que “en cualquier ciudad distinta a ésta alegrarían la vista”, y la pena es que en eso tiene razón y seguimos como entonces. Se sorprende también de que no hay agua corriente y que las mujeres pasan horas haciendo cola en las fuentes e incluso se montan jaranas con guitarras para hacer la espera más agradable. Da como explicación al mal estado de la ciudad “que durante los últimos sesenta años las autoridades municipales han sido corruptas y negligentes”.

El gran río Tajo, todavía limpio y caudaloso, que conoció Gerald Brenan

Hay un párrafo en el que el escritor se deja llevar por la melancolía y lo paga con Talavera: “Regresamos al hotel, caliente y lleno de polvo. Se había levantado un molesto viento y, en esas calles que nunca han sido barridas ni regadas, los montones de polvo y las hebras de paja y los papeles se alzan y remolinean por todas partes. Estaba sonando la llamada del Ángelus –un sonido duro y como irritado-, y en el deslustrado café con sus oscuras y cuarteadas paredes, decoradas con frisos de papel que mostraba los efectos de los bichos, y en las cuales colgaba un retrato de Franco lleno de cagadas de moscas y coloristas carteles de corridas. Las fuertes y roncas voces de los hombres sin afeitar que discutían el último partido de fútbol producían una sensación deprimente.”

En fin, parece que a este tan bien considerado snob británico que, como a tantos de su nación les gustaba recorrer el mundo con aires de superioridad pero con una poco disimulable envidia por ciertos aspectos de la forma de vida de los españoles, no le gustó nuestra ciudad y se siente deprimido por encontrarse en “una ciudad fea, un día lluvioso y un hotel desagradable”. Este inglés que tuvo una hija con una adolescente durante su estancia en Las Alpujarras, era sin embargo sumamente delicado en sus apreciaciones sobre nuestra ciudad y sus habitantes, que seguro no intentó conocer con cierta profundidad, como se deduce de lo poco informado que parecía estar con respecto a nuestras tradiciones, pues, por ejemplo, habla de una fiesta del Toro de San Marcos que aquí nunca se celebró y no parece haber visitado ninguno de sus monumentos.

ARQUITECTURA POPULAR VI LA ARQUITECTURA POPULAR EN LAS RELACIONES DE FELIPE II

 

Chozos de Navalcán junto al Tiétar techados con escoba

Las Relaciones de Felipe ll como fuente de datos en cuanto a la utilización de materiales:

No parece que hace quinientos años fuera generalizado el uso de la piedra en nuestras construcciones, sino que su empleo ha ido aumentando paulatinamente desde entonces, en pueblos donde las edificaciones de piedra son hoy la mayoría, como en Castillo de Bayuela, en 1572 “son pocas aunque piedra hay mucha” o el caso de Gamonal donde solamente había «algunas casas de piedra tosca en los cimientos». Puente del Arzobispo es el único lugar donde además de los cimientos son también de piedra «algunas fronteras» (fachadas). Otros pueblos con piedra en los cimientos son San Martín de Pusa y La Estrella, donde además se especifica que la piedra es pizarrosa.

Muro de cantos rodados de cuarcita con ripio de fragmentos de teja en Alcaudete de la Jara

Es curioso constatar que en La Jara, donde tan rica ha llegado a ser la arquitectura de pizarra, sólo hubiera en aquel entonces muros de mampostería y barro en Aldeanueva de San Bartolomé y que en el resto de lugares jareños no se haga alusión nada más que a construcciones de tierra.

Talavera tenía edificios de «calicanto y ladrillo» y en Villanueva del Horcajo se utilizaba, como hoy en el cercano Montearagón, el aparejo de pequeño canto rodado con cal. En Cobisa, despoblado cercano a Calera, solamente se utilizaba la piedra para «esquinas y pilares». La mayor parte de los lugares de estas tierras de Talavera tenían sus edificaciones de barro y en las Relaciones así aparece. Dicen sus vecinos tener casas de tierra, de barro, de tapias, o de tapiería, y algunas de las Relaciones, como las de Illán de Vacas o Mañosa, especifican si las tapias son de dos, tres e incluso cuatro alturas.

El ladrillo, al contrario de lo que ocurre con la piedra, sí que aparece ya en el siglo XVI en los mismos lugares en los que todavía hoy se conserva la tradición de su utilización: Talavera, Valdepusa (San Martín), El Horcajo (Cerralbos, Cazalegas) y proximidades de Talavera ( Las Herencias, Cobisa). Tejares como los de Carrizo, próximos a Cebolla, o los de Talavera debían tener bastante centralizada la producción de tejas y ladrillos ya que, por ejemplo, en el caso del primero hay varias alusiones en los pueblos de su entorno en los mismos lugares en los que todavía hoy se conserva la tradición de su utilización.

En algunos lugares de construcciones terrizas se alude a las «rafas» o verdugadas de ladrillo y a los «machones» del mismo material que reforzaban las endebles edificaciones de barro. Aunque los tejados de retama o de paja  abundan más en los pueblos de La Jara, no son exclusivos de esta comarca, y así por ejemplo en Gamonal, Calera y Chozas y Alcañizo abundan las cubiertas vegetales en las casas. Todos son pueblos situados al oeste por lo que nos preguntamos si no tendría este hecho explicación por una influencia cultural extremeña.

En Robledo del Mazo se habla incluso de techos de zarzas. En Alcañizo o el Casar, por ejemplo, son de paja y en la mayoría de los pueblos son de retama con una mayor o menor proporción de viviendas tejadas.

Los muros en algunas ocasiones se revocaban con cal y arena

Son numerosas las referencias al tipo de madera que se utilizaba en las construcciones y concretamente al abastecimiento de pino desde Gredos, a través de Talavera en los pueblos situados al sur del Tajo.

Además de las maderas abundantes en el entorno de las villas y lugares a los que nos hemos referido en el capítulo anterior hay algunos datos interesantes que nos ilustran sobre la menor degradación del medio ecológico en aquella época, por ello se utiliza la madera de madroño en algunas localidades de La Jara, o el enebro, que no ha retrocedido tanto, en la Sierra de San Vicente y se utiliza por ejemplo en El Bravo o en Cardiel de los Montes.

Muros de mampostería granítica en Sotillo de las Palomas

En el Catastro de Ensenada podemos encontrar datos sobre tejares, hornos caleros y canteras que nos ayudarán a comprender el abastecimiento de materiales de construcción en el siglo XVIII.

Madoz en su Diccionario aporta algunas noticias sobre las construcciones en la Campana de Oropesa, y por ejemplo en 1845 son en Herreruela las casas “de piedra de grano sin labrar, con bastantes tapias toscas y de poco precio”, en El Torrico son de «piedra pizarrosa». En La Jara sí que es generalizado el uso de la piedra como describe Madoz en los apartados de Puerto de San Vicente y de Navalmoralejo.

Sencillo herraje para cerraduras muy numerosos en la Campana de oropesa y muchos de ellos fabricados por Bernardo Igual, herrero de Alcolea de Tajo

HIERRO:  Los herrajes, cerraduras, rejas, toda la clavazón y las grapas y abrazaderas de los muros y del maderamen eran generalmente fabricados por el herrero local, o adquiridos en Talavera, donde también conseguían el hierro estos artesanos.

UN PASEO POR EL RINCÓN DE ANCHURAS

UN PASEO POR EL RINCÓN DE ANCHURAS

Puente sobre el río Estenilla en Anchuras

Aunque actualmente se halla inexplicablemente incluido en la provincia de Ciudad Real, Anchuras y sus pequeñas aldeas de Gamonoso, Encinacaída, Huertas del Sauceral y Enjambre, es una parte del territorio de La Jara, históricamente vinculada a Talavera de la Reina y formando desde la Edad Media parte de su extenso alfoz.

En principio, su término formó parte del de Sevilleja, hasta que se separó de ella como otros pueblos de esta parte extrema y fronteriza de la geografía jareña. El pueblecito de Enjambre fue en realidad la primera población de este enclave de Anchuras, pues ya era un grupo de chozas en tiempos de Felipe II  con el nombre de La Nava de las Enjambres.  A finales del siglo XVII nace Encinacaída y a finales del XIX, Huertas del Sauceral. La finca en la que se aloja el caserío de Gamonoso perteneció a una capellanía hasta que en 1878 la compraron catorce vecinos de Aldeanovita.

Grabados rupestres del río Estenilla

Los mayores atractivos de Anchuras son sus recursos naturales, su agreste naturaleza que hace de la caza una de sus principales actividades económicas, junto con el olivar, la ganadería y el incipiente turismo que aprovecha también la cercanía al embalse de Cijara, magnífico enclave para la práctica de la pesca.

En cuanto al patrimonio, hemos de destacar la arquitectura popular en pizarra tanto de los pueblos como de las majadas y labranzas dispersas por la zona con sus chozos, zahúrdas, corrales, molinos e incluso algunos puentes como los del río Estenilla. Las iglesias son todas relativamente  modernas, pues la más antigua es la de Anchuras que fue levantada a finales del siglo XVII y está coronada con espadaña. Hubo una imagen que algunos remontan a tiempos Visigodos en la ermita de Nuestra Señora de Gamonal.

Una de las muchas bocamina de Anchuras

Durante la excursión que proponemos hoy podremos visitar junto al río Estenilla, un grabado que podemos enmarcar en el arte rupestre de la Edad del Bronce, se trata de soles espirales y un homúnculo, todo ello arte esquemático  como el que aparece en muchos dólmenes y menhires del mundo celta, desde España hasta Irlanda.

Por su monte cerrado y su aislamiento siempre fue Anchuras una zona en la que hicieron sus correrías los golfines, los bandoleros, las partidas carlistas o los maquis después de la guerra Civil, especialmente las partidas de Quincoces y Chaquetalarga. Durante siglos el bandolerismo fue perseguido por los cuadrilleros de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera. Como en otros lugares de La Jara y de los Montes de Toledo existen cuevas, parajes y anécdotas sobre el famoso bandido Moraleda del que ya hemos hablado en la ruta de Santa Ana de Pusa.

Era y labranza en Anchuras

Otro de los recursos históricos de Anchuras fueron las numerosas explotaciones mineras que se repartían por sus montes. Se han documentado algunas ya en en el siglo XVI y hubo cierto aumento del número de ellas en el XVII, aunque puede que algunas de las explotaciones se remonten a la prehistoria o a tiempos de los romanos. La última de estas minas jareñas que se cerró en los años ochenta, fue la mina de plata que dejó al menos un embalse del que se abastece actualmente el pueblo de agua potable. Aunque hay otras muchas bocaminas repartidas por el término, alguna de ellas protegidas por las colonias de murciélago que habitan en su interior.

LA EXCURSIÓN

UN PASEO POR ESTENILLA

Partimos de la propia localidad de Anchuras y tomamos el camino que discurre en dirección a levante hasta Los Alares. Recorridos algo menos de cuatro kilómetros nos desviamos en dirección sur, tal como indica el plano, para acercarnos al valle del río Estenilla, que seguiremos por su orilla occidental. Al llegar al arroyo de Guaperosilla bajamos por el camino que discurre paralelo a la corriente. Vamos recorriendo la ribera, a veces cerca del río o a media altura si los riscos nos impiden el paso hasta llegar a un molino situado en nuestra misma orilla. El paisaje es típicamente jareño con suelos pizarrosos y el río discurriendo entre pozas que pueden servir para practicar la pesca o para darnos un chapuzón.

Continuamos después hasta encontrarnos con un pintoresco puente sobre el río que daba servicio al camino que desde Anchuras se dirige hasta Huertas del Sauceral. Continuamos por la ribera del río unos quinientos metros más abajo hasta encontrarnos una poza con riscos en su orilla oriental y, justo enfrente, sobre una lancha que sobresale en nuestra misma orilla podemos ver dos imágenes que representan  a un sol esquemático simbolizado por círculos concéntricos, junto a algún otro signo de más difícil interpretación y que desarrolla otra entrada de este blog que reproduce un artículo de Domingo Portela y mío

https://lamejortierradecastilla.com/nuevos-grabados-rupestres-en-la-jara

Volveremos después sobre nuestros pasos y tomaremos de vuelta a Anchuras el camino indicado desde el puente de Estenilla, volveremos por donde hemos venido, o también podremos seguir río abajo hasta la carretera y regresar al pueblo por ella.

EL PALENQUE O CONVENTO JESUITA DE SAN ILDEFONSO

SAN ILDEFONSO

Vista parcial de una foto de Ruiz de Luna, donde se obserba la cúpula del templo de los jesuitas de San Ildefonso
Vista parcial de una foto de Ruiz de Luna, donde se obserba la cúpula del templo de los jesuitas de San Ildefonso

 

HISTORIA

 Durante el siglo XVII, el arzobispo don Gaspar Quiroga, siguiendo la resolución del Concilio de Trento que recomendaba la creación de colegios y seminarios en las poblaciones importantes, dispuso crear uno en Talavera encomendándolo a los padres de la Compañía de Jesús. Primero se instalaron frente a la iglesia de la Santa Hermandad, en las inmediaciones de la Puerta de Zamora, más tarde parece que el mismo Felipe II dona a los jesuitas unas casas, conocidas como de la Encomienda de Calatrava y, además, amplían el solar con la Huerta de la Cárcel (probablemente se refiere a la prisión del concejo situada cerca del Palenque y no a la de la Santa Hermandad). Se construye así el convento en su localización definitiva ocupando la manzana de los actuales Mercado de Abastos y teatro Palenque.

Palenque y fachada del convento jesuita de San Ildefonso, más tarde cine Palenque y Mercado de Abastos
Palenque y fachada del convento jesuita de San Ildefonso, más tarde cine Palenque y Mercado de Abastos, en postal de J.Camino. El nombre de San Agustín es debido a queque tras la expulsión de los jesuitas fue ocupado por los agustinos, al igual que los jesuitas al volver a España se alojaron durante el siglo XIX en lo que hoy conocemos como San Prudencio

La financiación inicial corrió a cargo del arzobispo que donó 1000 ducados y del concejo que aportó otros 200 para que en el colegio se impartiera “lengua latina, doctrina cristiana y buenas costumbres”, comenzando su actividad docente en 1582 con dos maestros de latín y uno de teología moral.

Durante el siglo XVII se van construyendo los edificios colegiales. La iglesia se finaliza en 1710 con diversas aportaciones de clérigos y particulares que, con sus memorias y fundaciones, llegan a dotar a la institución de un considerable patrimonio.

Postal en que se ve el templo de los jesuitas. También se ve a la izquierda la torre del Salvador y a la derecha se vela torre de San Miguel y la espadaña de las agustinas
Postal en que se ve el templo de los jesuitas. También se ve a la izquierda la torre del Salvador y la iglesia de Santo Domingo, y a la derecha se vela torre de San Miguel y la espadaña de las agustinas

 DESCRIPCIÓN

 En el archivo municipal se conserva el libro de obra y fábrica de este templo cuyo autor fue Melchor de Bueras. Es un ejemplo de cómo la obra de Fray Lorenzo de San Nicolás  dejó su influencia en Talavera.

Como el colegio se puso bajo la advocación de San Ildefonso, en la portada del templo aparecía representada la imposición por la Virgen de la casulla a este santo.

Portada de la iglesia de los jesuitas, que se situaría en el actual mercado de abastos
Portada de la iglesia de los jesuitas, que se situaría en el actual mercado de abastos. El relieve representa la imposición de la casulla por la Virgen a San Ildefonso

La iglesia tiene una planta típicamente jesuítica con sus tres naves, alojando las dos laterales las capillas que tienen sobre ellas otras sobrecapillas abalconadas. Una de ellas estaba bajo la advocación de San Matías por haber sido el canónigo Matías González gran protector de la institución, asumiendo la dirección de la obra y dando el impulso definitivo para su finalización. Estatuas de San Ildefonso, San Francisco de Borja, San Estanislao y San Luis fueron encargadas para ser expuestas en otras capillas. Antonio Ponz, a su paso por Talavera, critica un tabernáculo rematado por una estatua de la resurrección con decoración, a su parecer, decadente de la época.

Otra postal de la fachada y del Palenque y la iglesia de los jesuitas
Otra postal de la fachada de la iglesia de los jesuitas con las características típicas de la arquitectura de fray Lorenzo de San Nicolás.

 

La obra estaba ejecutada principalmente en ladrillo aunque un zócalo corrido fue levantado con piedra extraída de la muralla, contribuyendo así a su deterioro. La cal se trajo de Pepino donde todavía pueden verse los hornos de la finca La Calera y otras explotaciones más pequeñas en el paraje conocido como “Los Calerones”.

El templo tenía considerables proporciones y estaba rematado con una enorme cúpula en media naranja rematada con linterna, cruz y bola de grandes dimensiones.

CURIOSIDADES

En 1755 hubo un gran terremoto que derribó todo el remate de la cúpula. Será esa tal vez la bola a la que se refiere el dicho talaverano para referirse a personas muy obesas cuando se comenta “ Fulano está como la bola del Palenque” aunque también puede que se refiera a las bolas de remate de los pináculos que decoran la plataforma sobre la que se situaba el edificio de los jesuitas y en la que hoy se levanta el Mercado de Abastos.

En el convento se refugió el general San Juan cuando, acusado injustamente por un cura trabucaire de haberse retirado de la defensa de Somosierra durante la guerra de la Independencia contra los franceses, fue asesinado por la turba y su cuerpo expuesto junto a la ermita y disparado por los soldados.

San Agustín en Azulejería Talaverana

SAN AGUSTÍN

San Agustín en un azulejo del siglo XVI. Situado sobre la puerta de entrada al antiguo convento en la Corredera

Este obispo y gran doctor de la iglesia, al que se le considera el mayor teólogo de la cristiandad, nació allá por el año 354cerca de Hipona, en la región africana de Numidia. En el año 384 viaja a Milán para hacerse cargo de la cátedra de retórica y conoce a San Ambrosio. En el año 387 se produce su conversión cuando, tumbado bajo una higuera, escucha una voz de niño que le dice “Toma y lee”, y abre el libro de las Epístolas de San Pablo por el párrafo que decía: “No viváis en la inmoralidad y la impureza, sino revestidos de Nuestro Señor Jesucristo”. Llevó en su juventud una vida disoluta por lo que a veces se le representa con el pecho atravesado con flechas como símbolo de su arrepentimiento. Su madre le acompaña en muchos de sus viajes pero muere en Ostia y el santo vuelve solo a su patria, donde se hace sacerdote en 391 y es consagrado obispo en el 395. Vive en una comunidad como un monje, combatiendo las herejías de los donatistas y los maniqueos, entre cuyos miembros se contó antes de su conversión. Muere en el asedio de Hipona por los vándalos y durante esos días escribe “La Ciudad de Dios”.

El libro y el corazón como atributos de San Agustín

Otro pasaje de su vida, y tal vez el más conocido y representado desde el siglo XV, es el que se basa en una leyenda popular que relata cómo Agustín tenía profundas dudas sobre el dogma de la Santísima Trinidad. Iba pensando en ello paseando por la playa y encontró un niño que quería llenar un agujero en la arena con el agua del mar mediante una concha. Cuando Agustín quiso hacer ver al muchacho lo inútil de su esfuerzo, el niño, a veces representado como un ángel, le respondió que era todavía más inútil que una inteligencia humana intentara comprender el misterio de la Trinidad.

San Agustín en un panel de Ruiz de Luna en la iglesia de Arenas de San Pedro

 *Iglesia parroquial de Arenas de San Pedro. Panel lateral sobre el muro norte. Siglo XX. Policromía. Juan Ruiz de Luna. Figura del santo enmarcada por arco apuntado sobre columnas con decoración vegetal en intrados. El santo aparece revestido de obispo con el corazón en la mano simbolizando su amor a Dios.

*Convento de las Madres Agustinas. Talavera de la Reina. Siglo XVI. Policromía. Enmarcado en cenefa de cordoncillo, se trata de un azulejo encastrado sobre la portada de acceso del antiguo convento de las agustinas en la Corredera. Revestido de Obispo con el báculo y el libro como atributo. (en la imagen de inicio)

*Convento de las Madres Agustinas. Talavera de la Reina. Siglo XVIII. Policromía. Enmarcado en cenefa renacentista en azul y blanco que imita a otra igual en policromía del siglo XVII de los cuadros cerámicos de la basílica. Es un panel de gran calidad para la época en que fue realizado. Llama la atención la detallista decoración de las vestiduras y atributos del santo, aunque los rostros y el cuerpo del niño no tienen excesiva calidad en el dibujo. Los árboles de follaje escalonado rellenan los huecos posteriores de la composición.

*Iglesia de Piedrescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Retablo de San Cristóbal. Siglo XVI. Policromía. El santo aparece investido de obispo con el Libro y el corazón como atributos.

*Convento de las madres agustinas de La Calzada de Oropesa (Toledo). Autor J. Cerro. Siglo XX. Gran panel que representa la escena del niño y la concha en un marco de atardecer junto al mar con acantilados El santo no viste como obispo sino como un hombre de su época, llevando el Libro en alusión a su obra y sabiduría, mientras escucha al niño en actitud dubitativa.

VIAJEROS POR TALAVERA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

TALAVERA EN LA LITERATURA

Viajeros por Talavera en los siglos XVIII y XIX

La calle Carnicerías surcada por diversos albañales que causaban tan mala impresión a los viajeros.. Dibujo de Enrique reaño sobre foto se Ruiz de Luna
La calle Carnicerías surcada por diversos albañales que causaban tan mala impresión a los viajeros.. Dibujo de Enrique reaño sobre foto se Ruiz de Luna

Un anónimo viajero que pasa por Talavera en 1700 contempla, como muchos otros, que las recientes lluvias torrenciales han derribado el puente Viejo; y a su paso por El Real de San Vicente anota que se está representando una comedia y que después de correr un toro “furioso” lo matan.

Es agradable la sensación que le produce nuestra ciudad al ilustrado viajero Antonio Ponz en 1784, pues comienza su descripción de ella diciendo: “El territorio hasta Talavera es de más de una legua; y siendo vega muy llana, se podría regar parte de ella con las aguas del Alberche, que me parece vienen someras. Esto, me dijeron, se ha pensado varias veces, pero no se ha hecho. Logra esta villa, que es una de las principales del arzobispado de Toledo una situación tan ventajosa como ninguna otra de cuantas he visto. Está fundada en medio de de la referida vega. Baña el Tajo sus murallas por el lado del mediodía, y en la situación es muy parecida a la ciudad de Córdoba. Dichas murallas se ven bastante arruinadas en aquel lado, y más en otras partes. De los antiguos nombres que dan nuestros escritores a Talavera, como Libura, Evura, Evora o Talabrica, escoja usted el que le parezca que sirve de origen al de hoy”.

La vega de Talavera siempre llamó la atención por su fertilidad y posibilidades de aprovechamiento
La vega de Talavera siempre llamó la atención por su fertilidad y posibilidades de aprovechamiento

A continuación el documentado visitante va describiendo puntualmente y con bastante extensión cada uno de los monumentos de Talavera, además de las Reales Fábricas de Sedas y de los alfares que todavía producen en su época la loza talaverana, aunque ya en franca decadencia.

Ya a principios del siglo XIX pasa por Talavera el francés Laborde: “Éntrase luego en una hermosa llanura circuida a lo lejos de pequeñas montañas, por cuyas raíces corre el Tajo. El camino es bastante bueno, pero mal cuidado. Desde ella se distingue ya a Talavera en toda su extensión, formando con sus grandes edificios, torres y chapiteles, un grupo de diversas pirámides, cuyo golpe de vista agradable, da una idea de la opulencia de esta ciudad. Llégase por fin a ella por una deliciosa alameda, pasando junto a la iglesia de la Virgen del Prado”.

Puerta de Mérida según grabado de la obra de Laborde en 1809. Recreación en dibujo de Enrique Reaño
Puerta de Mérida según grabado de la obra de Laborde en 1809. Recreación en dibujo de Enrique Reaño

Aparte de la agradable visión que le producen los numerosos monumentos de la ciudad, también describe la situación de Talavera en una “llanura descubierta, muy fértil, hermosa y alegre, y bajo un cielo bellísimo” Sin embargo, cuando se adentra en la ciudad dice que está mal planteada y que sus calles son estrechas y tortuosas, mal empedradas y algo sucias, impresión que como veremos será común a muchos otros viajeros.

Ya se habla de la existencia de dos paseos en Talavera: el del Prado y el llamado Paseo Francés que no es otro que el situado en la parte occidental de la ciudad y que se traza cuando en su entorno se levantan los edificios de las Reales Fábricas de Seda, en la zona que ahora conocemos como paseo de los Leones. También se refiere a la hermosura de la Plaza del Pan y a las murallas y sus puertas.

Del puente dice que tiene ¡35 arcos!, y que algunos son de madera. Hace después una descripción minuciosa de los principales monumentos de la ciudad y de las Reales Fábricas y también apunta la posibilidad de hacer el Tajo navegable y utilizar sus aguas para regadíos y así “asegurar las cosechas que no perecen sino por sequedad. Su vega amena y deliciosa produce mucho trigo, vino, aceite, seda, hortalizas y legumbres, los pastos de sus dehesas mantienen mucho ganado lanar, vacuno y de cerda”.

El viajero Francés Laborde que llega a Talavera en el siglo XIX señala también a algunos hijos ilustres de la ciudad y en el capítulo de “Usos y Costumbres” aparecen algunos datos curiosos sobre la vida en Talavera en 1809: “Los habitantes de Talavera son quietos y pacíficos; las diversiones son sencillas y poco diversificadas; alguna parte del año se representan comedias, se celebran algunos bailes, y uno de sus placeres es cantar en las calles por la noche, acompañándose de la zambomba. Esto dura desde todos los santos hasta Navidad en que cesa el uso de la zambomba y se sustituye por el pandero. Se conservan en Talavera algunos usos consagrados por la antigüedad. La mañana de Pascua de Resurrección, se levanta una hoguera en una de sus principales plazas, y se coloca en ellas una estatua colosal vestida a la moda que representa a Judas, y cuando pasa la procesión que se celebra del misterio de la Resurrección, se le da fuego y se reduce a cenizas”.

Panoramica de Talavera de la historia de Torrejón con las torres y chapiteles referidos en
Panoramica de Talavera de la historia de Torrejón  del siglo XVIII con las torres y chapiteles referidos en el texto.

Hace después una descripción sucinta de la fiesta de Las Mondas con datos ya conocidos y luego nos habla del clima: “El de Talavera es bellísimo, su cielo puro y sereno, los inviernos templados, las aguas muy buenas y los alimentos de sabrosa calidad; pero el verano es muy cálido, de lo que provienen tercianas intermitentes, o más bien de las aguas corrompidas que se encharcan en las calles y en los alrededores de la ciudad, lo que podría evitarse dándoles desagüe”.

Como vemos, el viajero observa, al igual que otros posteriores, lo caluroso de los veranos de Talavera e intuye que la causa de las fiebres tercianas, llamadas así porque la calentura le subía al paciente cada tres días, y que no son otra cosa que el paludismo, tienen algo que ver con las aguas estancadas, aunque piensa que se debe a su corrupción y no, como sabemos hoy día, a que en ellas se desarrolla el mosquito Anopheles que transmite con su picadura la enfermedad.

RUTA POR DONDE MORABA “EL MARAGATO”

POR DONDE MORABA “EL MARAGATO”alberche2

Salimos del valle del naciente del Alberche en dirección a Navalsauz por una zona donde el río va más encajonado, girando su cauce hacia el sur. Navalsauz es otro pueblecito en el que debemos destacar también su arquitectura popular, el bonito enclave en el que se
encuentra, elevado su caserío sobre un rincón en el valle del Alberche. La pequeña iglesia se sitúa en el cementerio y tiene una curiosa torre exenta.

El pueblo de Navalsauz en Gredos
El pueblo de Navalsauz en Gredos

Este camposanto llamó la atención del gran escritor nicaragüense Rubén Darío, cuando vino a este pueblecito a conocer a la familia de su tercera mujer y observó que era un cementerio sin cruces. Y es que el poeta conoció a Francisca Sánchez en un paseo por la Casa de Campo en Madrid con su amigo Valle Inclán. Era una muchachita de apenas dieciséis años y analfabeta, pero de una gran belleza, por lo que el nicaragüense que ya había contraído matrimonio con su primera mujer, ya fallecida, y se había separado de la segunda, convivió durante años con la joven abulense. Con ella tuvo un hijo y una hija, pero ambos murieron prematuramente. Un hijo de Francisca que llevaba el apellido de Rubén Darío vivió en Villarejo del Valle, donde editó algunas de las obras del gran hispanista. La casa de Francisca todavía se conserva y una placa la recuerda sobre la puerta.

Torre exenta de la iglesia de Navalsauz
Torre exenta de la iglesia de Navalsauz

La carretera de Ávila cruza sobre el Alberche y sigue descendiendo en dirección sur, paralela a la carretera en dirección a la Venta del Obispo, fundada en 1803 por el obispo Gómez de Salazar, no es la única que encontramos en el camino, pues el trasiego de gentes y mercancías por el Puerto del Pico ha sido por su situación estratégica muy intensa desde la prehistoria, y para muestra basta observar la calzada romana magníficamente conservada que sirve para unir las dos mesetas y de la que hablaremos en otro capítulo.

La cañada junto al Alberche camino de la Cueva del Maragato
La cañada junto al Alberche camino de la Cueva del Maragato

Desde el Puerto del Pico desciende el río Piquillo hasta confluir con el Alberche, y en su trayecto encontramos la venta de San Miguel, la venta Rasca, la venta Rasquilla, frente a la que se encuentra otro hostal en un edificio con aspecto de haber sido construido en el siglo XIX, además de la venta del Obispo. Pero no son las únicas, ya que si seguimos ascendiendo camino de Ávila, antes de subir hacia la cueva del Maragato, vemos que la calzada discurría antiguamente por el lado opuesto al que hoy día va la carretera. Se intentó arreglar para mejorar el tránsito en época de Carlos III, aunque no se finalizaron las obras. En él se encontraba el venturro del Quinto y más adelante, junto al cruce de Navalacruz, estaba la venta de Marchamalo, de la que sí permanece en pie el edificio con su horno. Junto al cruce de Cepeda la Mora están las ruinas de la Posada de Santa Teresa, cuyo edificio se intentó modificar de forma poco afortunada, aunque quedan alguna puerta y sillares del viejo edificio que nos demuestran su construcción en el siglo XVI. Había algunas ventas más hasta llegar a Ávila pero se salen del ámbito del valle del Alberche que vamos recorriendo.

Arroyo del Pinar en San Martín del Pimpollar
Arroyo del Pinar en San Martín del Pimpollar

El río, al llegar frente a la venta de Rasquilla recibe las aguas del río Arenillas. Alegre riachuelo que entre prados y berrocales desciende paralelo a la carretera de San Martín del Pimpollar, pueblo que junto a Hoyos de Miguel Muñoz, se encuentra también en el valle del Alberche. San Martín cuenta con dos puentes antiguos y pintorescos y en su iglesia parroquial vemos una antigua cruz reutilizada para los caídos en la Guera Civil. Celebra sus fiestas el 11 de Noviembre, día del santo que le da nombre. En su entorno son de destacar algunos lugares en torno al río del Pinar, con un paraje de vistosas cascadas camino de Los Trampales. Cerca del casco urbano se encuentran tres antiguos molinos de agua.

Hoyos de Miguel Muñoz es uno de esos pueblos abulenses que llevan el nombre del repoblador que lo fundó. Se trata de una pequeña localidad que celebra sus fiestas el día de San Lorenzo, el diez de agosto, y la Purísima en diciembre. Además de su pintoresco casco urbano con edificios de granito y tinados techados de piornos para guardar los carros, tiene parajes interesantes como la barrera del Sanar, donde un viejo dicho popular asegura que hay tesoros o metales preciosos. También podemos subir a una elevación en la que se han situado varias antenas y desde la que hay una magnífica vista panorámica de estas sierras. Desde este pueblecito un tanto mágico acuden los vecinos en torno al día de San Lorenzo a ver las perseidas o lágrimas de san Lorenzo, una lluvia de pequeñas estrellas fugaces que se producen en torno a la fecha de celebración del santo. También hay una excursión interesante a la fuente de la Mora, donde dicen que se peinaba y lavaba una muchacha en la época de dominación musulmana.

La Cueva del maragato señalada por la flecha
La Cueva del maragato señalada por la flecha

LA EXCURSIÓN

 A la Cueva del Maragato

 Hoy vamos a visitar la Cueva del Maragato siguiendo una ruta que parte del cruce de la carretera de Navalsauz con la de Ávila. Seguimos hacia Navalsauz por la cañada leonesa, que en este tramo coincide con la carretera, hasta que a unos trescientos metros nos desviamos por la propia cañada que va paralela al Alberche por su orilla occidental. Aquí el río es coto truchero y lo recorremos hasta pasar frente al molino Parranca. Poco después llegaremos a un antiguo puente conocido como la puente Mocha, nombre que tienen muchos de los antiguos puentes medievales y romanos que no cuentan con los pretiles protectores. Más adelante llegaremos a unas viejas majadas desde donde subiremos por la calzada hasta la cueva del Maragato que podemos visitar desviándonos un poco hacia el risco en el que se encuentra. Bajaremos nuevamente hasta las majadas y ascenderemos por las riberas del Alberche hasta otro molino que se encuentra junto a unas chorreras, para desde allí subir hasta Navalsauz, visitando el patrimonio referido en el texto anterior y volviendo después por la carretera al punto inicial.

 Recorrido aproximado 13 kilómetros, tres horas

LA JARA ÉPICA Y ESTÉTICA

HOMENAJE A D. FERNANDO JIMÉNEZ DE GREGORIO

CONFERENCIA 18-3-1998

LA JARA ÉPICA Y ESTÉTICA

Este es el texto de la conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza con motivo del homenaje que organizado por los colectivos de La Enramá y Arrabal, tributó Talavera a Don Fernando Jiménez de Gregorio

Chozo de pizarra en La Jara
Chozo de pizarra en La Jara

Es una satisfacción poder hacer una aportación personal con esta conferencia al homenaje que sin duda nuestra ciudad debía tributar al maestro, amigo y paisano que hoy preside esta mesa. Paisano que lo es y por partida doble, pues ya es talaverano de hecho y derecho pero también porque es jareño, nacido en uno de esos pueblos que fueron aldeas de Talavera, que ejerció de madre de todas ellas y también a veces, porqué no decirlo, un poco de madrastra.

Ahora que los grupos mediáticos dominantes nos dicen cual es la épica que debemos consumir, los humanos, siempre anhelantes de motivar nuestras aburridas vidas con lo heroico, y ahora que nuestros chavales son asaltados por la industria cinematográfica norteamericana, que antes de hacer una película ya sabe cuantos millones de dólares va a recaudar. Ahora que la gente joven piensa y hasta viste como deciden las grandes marcas multinacionales – a veces hasta visten de “yanquis pobres” como denuncia con ironía Camilo José Cela- a mí realmente se me llevan los demonios cuando veo que los héroes consumidos por nuestra juventud son musculosos héroes estúpidos cuyo nombre hay que traducir y además envueltos en una visión de la historia que hasta es ofensiva y sesgada para nosotros los españoles. Es el caso de la visión de la Inquisición que nos ha hecho tragar el mundo anglosajón en la que parece que España ha sido la madre de todas las infamias, cuando sabemos por ejemplo que el número de los que fueron quemados en la hoguera en muchos países de Europa es muy superior al de los que murieron en España a manos de tan terrible institución. Ahora, por ejemplo, debemos tragarnos en una película realizada por los descendientes de los cultivadores de algodón, una imagen de España como paradigma de nación esclavista. Una sarta de disparates en fin que además degustamos con delectación y lo que es peor, pagando por ello.

Pues bien, en un territorio pobre y olvidado que tenemos aquí cerca hay toda una épica, argumentos para mil novelas, madera humana para esculpir mil héroes en la imaginación. Porque quiero decirles que hoy mis palabras no quieren ser palabras de historia sino palabras de fantasía, de la fantasía que despiertan la historia y las gentes de La Jara en mi imaginación .

Dolmen de Azután
Dolmen de Azután

Y puestos a imaginar y a buscar aventuras, vayamos cuatro mil años atrás y veamos con nuestra neuronal máquina del tiempo cómo un grupo de hombres comienza a colonizar nuestro territorio jareño, imaginemos cómo traen por primera vez desde poniente la sabiduría de la agricultura. La humanidad ya no debe levantarse cada día por la mañana sin saber si va o no va a tener ese día un bocado que llevarse a la boca. La agricultura produce excedentes que deben ser custodiados del ataque de tribus cercanas y esto conlleva jerarquización de los pueblos. Esa renuncia de la libertad individual conduce sin embargo a poder llevar a cabo empresas ambiciosas como la construcción de dólmenes. Dólmenes como éste de Azután que podemos imaginar durante su construcción con esos primeros jareños sociales manejando rulos, palancas y toscas herramientas para cortar y transportar los enormes ortostatos de granito que conforman este primer monumento de La Jara.

Esas gentes que ya deben proteger de los enemigos cercanos sus primeros excedentes alimentarios o su valiosa producción mineral, se asientan en cerros elevados y fortificados con amurallamientos y empalizadas que dominan los valles de los ríos, verdaderas autopistas prehistóricas, para adentrarse en el fragoso terreno de nuestra tierra hasta llegar a las pobres pero superficiales y fácilmente aprovechables vetas de minerales jareños. Imaginemos la batalla entre los hombre de la Edad del Bronce que ocupaban por ejemplo las elevaciones del Jébalo contra otra tribu en el Pusa que hubiera perdido su cosecha por un incendio. Imaginemos guerreros como éste que aparece en la estela de Las Herencias con su casco su espada, su carro y su ajuar.

Estela de guerrero de Las Herencias de la Edad del Bronce
Estela de guerrero de Las Herencias de la Edad del Bronce

Un milenio después unas curiosas tribus célticas que van salpicando de extrañas esculturas de toros y cerdos nuestra tierra. Recorren los incipientes caminos ganaderos con su pobre ajuar de pueblos pastores en busca del aprovechamiento estacional de los pastos. Unos odres para el agua, una escudilla de madera y una mochila de cuero. Un pueblo este de los vettones que no ha dejado por ello casi restos arqueológicos. Solamente sus mágicos animales de piedra repartidos por toda La Jara y el resto de las tierras de Talavera.

Estos y otros pueblos son derrotados y deben descender de las elevaciones donde se asientan porque así lo consideran más seguro para su imperio los colonizadores romanos que van dejando pinceladas arqueológicas en los muros de nuestros modestos pueblecitos. Inscripciones y aras de una cultura latina sobre la que se levantará la nueva cultura cristiana. Hasta en las piedras sillares de las iglesias hallamos esas raíces romanas o en esas grandes tégulas y piedras de molino de mano que tropezamos en las orillas de cualquier arroyo, restos de esta nueva colonización que dejará repleto el territorio de “villares y villarejos”. Una recolonización más de esta tierra que lleva como un estigma en su nombre de “La Jara” la marca indeleble del inseguro desierto en que se convertirán una y otra vez sus tierras.

Capitel visigodo de Mohedas de La Jara
Capitel visigodo de Mohedas de La Jara

Otro pueblo más, el visigodo, se aventura a intentar sembrar estas duras tierras y suben por sus ríos y arroyos en una dispersión ruralizante a la que sucederá otra nueva fase de desierto. Dejan sus tumbas hechas de lajas de pizarra donde reposan hombres de buena envergadura pero que, en nuestro caso, apenas se acompañan en su último viaje de una jarrita junto a su cabeza y algún pequeño pendiente de nácar. De nuevo la épica de la supervivencia en una naturaleza dura, casi hostil.

Sepultura hecha de lajas en el prado de la Moneda en Los Villarejos en Alcaudete, hoy sumergido por embalse del Jébalo
Sepultura hecha de lajas en el prado de la Moneda en Los Villarejos en Alcaudete, hoy sumergido por embalse del Jébalo

España es conquistada por los musulmanes. Tariq y Muza se encuentran en la capital de La Jara, en Talavera, y aquí nos gusta creer en la leyenda de cómo el general presenta a su señor nada menos que la mesa de Salomón elaborada con oro y piedras preciosas que había arrebatado a los visigodos de Toledo, para así calmar sus iras. La Jara y Talavera se repueblan de aguerridas gentes norteafricanas, bárbaras según los propios árabes, los llamados bereberes, que en realidad se nombran a sí mismos como el pueblo amazigh. Guerreros que como tantas veces en la historia del Islam siguen al primer iluminado que quiere guardar las esencias de su religión. Ahmed ben Muáwiya, un cordobés apodado Ibn al-Quitt, que se hace pasar por Mahdí (es decir, por un imán misterioso, miembro de la familia de Mahoma que debía venir a restablecer la fe corrompida y someter a todo el universo al Islam), predica la guerra santa a los bereberes de la frontera inferior y media y les promete conquistar la fuerte ciudad de Zamora. Las gentes de Talavera y su alfoz se unen masivamente a la iniciativa. Al-Quitt consigue reunir un ejército de 60.000 hombres. Le ayuda el jefe de la fortaleza de Nafza, identificada con nuestra ciudad de Vascos, donde queda instalado el cuartel general. Cercada Zamora, fue derrotado y muerto el imán al Qitt en el año 901 y su cabeza colgada durante muchos días como trofeo de victoria en una de las puertas zamoranas.

Alcazaba de la ciudad de Vascos con el reculaje del embalse de Azután en el Uso
Alcazaba de la ciudad de Vascos con el reculaje del embalse de Azután en el Uso

Cuanto misterio encierra la ciudad de Vascos, una ciudad completa hispanomusulmana abandonada en un paraje tan agreste y hermoso junto a los despeñaderos del Uso. Pero no es la única, la fortaleza de Castros con los estribos de su puente, el castillo de Espejel, el castillo de Alija y el desaparecido de Canturias formaban esa impenetrable línea “maginot”, una casi inexpugnable línea defensiva que los árabes trazaron junto al Tajo para impedir así el avance de los cristianos. Era frontera de la marca media con los politeístas, como denominaban los musulmanes a nuestra tierra.

Puerta norte de la ciudad de Castros
Puerta norte de la ciudad de Castros

Esos castillos, pero sobre todo infinidad de torres, torrecillas y torrejones como esta de Alcaudete salpican La Jara. Desde ellas los musulmanes vigilaban el avance de los cristianos dicen algunos que avisando a los suyos con señales de humo. Más tarde, también los cristianos escudriñaban el horizonte temiendo las razzias del islam. Cuanto valor, cuanta necesidad obligaría a los pioneros repobladores de uno y otro bando que se atrevían a internarse en los desiertos jareños con sus rebaños y sus colmenas. Gentes con el miedo en el cuerpo, en una permanente inseguridad, viviendo miserablemente en sus chozas retamizas tantas veces quemadas, con sus ganados tantas veces robados, con sus mujeres violadas.

Torre medieval de Alcaudete de La Jara
Torre medieval de Alcaudete de La Jara

Conquista Alfonso VI Talavera y La Jara se convierte en la tierra de nadie donde solamente se atreven a internarse cazadores, pastores y colmeneros que inician la verdadera conquista de una tierra, conquista que no es la militar sino la aventura de la repoblación de LaJara por estas humildes gentes, siempre al límite de la supervivencia en una tierra salvaje. Nuevos caudillos integristas mueven a los mismos pueblos que hoy día se ahogan en sangre en Argelia, a penetrar nuevamente en territorio cristiano a sangre y fuego, son los almohades, los almorávides e incluso los benimerines, los que con sus continuas incursiones obligan a esos primeros y humildísimos jareños a refugiarse en las moradas, elevados escondrijos toscamente amurallados como el que lleva ese nombre, Risco de Las Moradas, el pico más alto de La Jara.

En el interiordel propio muro de la muralla castreña de la Sierra de la Estrella hay refugios o "moradas"
En el interiordel propio muro de la muralla castreña de la Sierra de la Estrella hay refugios o «moradas»

Después de la batalla de Las Navas de Tolosa se consolidan las fronteras y se afianza esa pequeña gran epopeya que fue la repoblación de los territorios jareños. Son colmeneros los primeros habitantes que van asentándose por toda La Jara con sus posadas de colmenas. Una especie de corral situado en pendiente y fabricado con muro de mampostería algo elevado para impedir el acceso de los osos, que además siempre debía situarse cercano a una corriente de agua por ser necesario para las abejas. Las colmenas hechas de corcho con virus de jara se cerraban con barro y boñiga de caballo. Esos colmeneros que basaban su industria en la escasez de edulcorantes de la época fueron también cultivando las tierras cercanas a sus colmenas, cultivando primero pequeños huertecillos y alguna tierra de pan llevar para después, junto a pastores y cazadores ir agrupándose en pequeñas aldehuelas que irían dando origen a los pueblos actuales. Sobrecoge la soledad y la incomunicación de aquellos pioneros jareños.

Pero aquellos colmeneros debían protegerse de los muchos bandidos que infectaban la Jara y que aprovechaban esas soledades para cometer todo tipo de atropellos contra ellos. Es así como se organiza un sistema de autoprotección popular que a principios del siglo XIV se sustanciaría en la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera que mediante expeditivos métodos justicieros asaeteaba atados a un árbol a los delincuentes atrapados in fraganti. ¡Cuantas escenas de persecuciones y llamadas nocturnas de favor a campana tañida podemos imaginar, cuantos miles de argumentos novelescos guarda el archivo de la Santa Hermandad.

Cuerda de presos custodiados por los cuadrilleros de la Santa Hermandad
Cuerda de presos custodiados por los cuadrilleros de la Santa Hermandad

Esa Santa Hermandad, que los historiadores de la Guardia Civil consideran como la más directa y antigua precursora de su instituto armado, vestía de verde, color que más tarde imitaría el Duque de Ahumada. El yugo y las flechas de los Reyes Católicos o las colmenas fueron algunos de símbolos de nuestra Hermandad.

Esa institución tan paradigmáticamente talaverana tenía su sede en el edificio y cárcel que junto a la puerta de Zamora se levantaba en torno a la iglesia de Rocamador y que fue lamentablemente destruido hace unos años. La Santa Hermandad era una institución simbólica de la identidad talaverana que se reunía en pie de igualdad con las hermandades de Toledo y Ciudad Real en las llamadas Llegas, reuniones que se producían en puntos generalmente equidistantes de las tres ciudades como Navas de Estena o El Molinillo.Estas reuniones se llevaban a cabo con un estricto protocolo y ceremonial en el que las grandes comitivas se acompañaban de los cuadrilleros con sus vistosos trajes e incluso arrastraban a una gran concurrencia de gentes como músicos, danzantes o titiriteros.

Imaginemos a los cuadrilleros hermandinos recorriendo la Jara de pueblo en pueblo buscando pruebas y testimonios de los delitos cometidos en despoblado, investigando robos, asaltos, violaciones, delitos de cuatreros, incendiarios, bandoleros, falsificadores y timadores. ¿Qué falta nos hace acudir a Holliwood o al salvaje oeste cuando todos sus personajes, todos sus héroes y víctimas ya estaban inventados en La Jara cientos de años antes de que el imperialismo cultural americano nos hiciera tragar sus personajes de cartón piedra..

La jara fue históricamente refugio para gentes perseguidas, para gente marginada o automarginada de la sociedad que se echaba al monte por los más variados motivos, desde los golfines, considerados como el primer ejemplo de bandolerismo por los historiadores de este fenómeno social tan español, hasta los contrabandistas que cruzando sierra tras sierra desde Portugal o desde Andalucía utilizaban la Jara como lugar estratégico de paso hacia la capital del reino y el interior peninsular.

Maquis capturados por la Guardia Civil
Maquis capturados por la Guardia Civil

O los maquis que a partir de los primeros huidos de la represión de comienzos de la Guerra Civil, que tantos restos de fortificaciones dejó en nuestro territorio, forman grupos de guerrillas en las sierras jareñas que intentarían resistir hasta que una hipotética victoria de los aliados en la guerra europea hubiera precipitado una caída de la dictadura que nunca llegó. Otro episodio éste de la épica jareña en el que, como en toda actividad del hombre se produjeron hechos de valor y grandeza junto a otros de sangre, venganza y miseria humana. Nombres de maquis, “los de la sierra” como se conocían en La Jara, como el de Quincoces o Chaquetalarga están vinculados a una etapa de la historia que por razones obvias ha sido poco desentrañada, poco analizada objetivamente. Talavera, fue centro de referencia de las guerrillas antifranquistas de Gredos, La Jara y Extremadura que cuando iban sus mandos a reunirse en la huerta del tío Matapulgas, junto a la estación de ferrocarril fueron sorprendidos muriendo en la acción varios activistas que tenían su contacto y proveedor de armamento en un maquinista de la línea Madrid -Lisboa.

Los viajes y peregrinaciones son fuente inagotable de experriencia humana y de contacto entre los pueblos y las culturas, pero también de picaresca y delincuencia. Nuestra tierra fue recorrida por miles de peregrinos que cruzando el Puente del Arzobispo se encaminaron al segundo objetivo más frecuentado en la historia de las peregrinaciones españolas, me refiero a Guadalupe que desde la Edad Media atrajo a nobles, reyes y gentes modestas entre los que se mezclaban numerosos oportunistas y pícaros que se encargaba de vigilar la Santa Hermandad de Talavera, ya que Guadalupe pertenece a esa Gran Jara que después se dividiría por cuestiones políticas y burocráticas. Todavía permanecen en pie los hospitales de Puente, Villar del Pedroso y el Hospital del Obispo que recogían a los peregrinos enfermos, pero mientras que otras rutas de peregrinación son potenciadas y financiada su rehabilitación, nuestro Camino de Guadalupe sigue olvidado.

Capiteles del Humilladero de Guadalue, desde donde los peregrinos daban vista al monasterio por primera vez
Capiteles del Humilladero de Guadalue, desde donde los peregrinos daban vista al monasterio por primera vez

¿Qué más queréis en cuanto a personajes de aventura se refiere? ¿ Queréis fiebre del oro?, pues también la tuvimos, la Jara fue tierra mineral donde desde la antigüedad se intentaron explotar sus recursos. La mina de oro más rica de España de la época moderna se encontraba en La Nava de Ricomalillo, de ella se extraía el oro que serviría para acuñar las doblas Jaeñas, la mina de La Oriental, y tal era su riqueza que el rey tuvo que intervenir en cierto episodio del siglo XVIII cuando por un problema de concesiones fueron arrasadas y quemadas las chozas de los mineros por una tropa al mando del alcalde de Talavera. Pero no fue esta la única mina de La Jara, otras de hierro o de galenas argentíferas salpicaron el territorio y fueron bautizadas con nombres tan sugerentes como: Madmoiselle, Sultana, Fortuna, Feliz, Nueva California, Demasía, Potosí y muchas otras con nombre de mujer. Un borrico, unos serones, un pico y una pala era todo el armamento con el que estos mineros de fortuna se enfrentaban a la Jara más profunda dejándonos solamente las galerías abandonadas y las pobres casas donde residieron. Aunque verdaderas instalaciones industriales como las ferrerías del Mazo o de el Fresnedoso en Anchuras han quedado como abandonado recuerdo de aquella peculiar fiebre del oro jareña.

Bocamina en Anchuras
Bocamina en Anchuras

También podemos hacer películas de safaris en la Jara. La actividad cinegética ha sido y es todavía una de las actividades más características de las gentes jareñas. Ya en los grabados del Martinete aparecen arqueros y ciervos. Según los medievalistas, fue en estas tierras de Talavera donde se practicó por primera vez la caza con cimbel por ejemplo, o los osos, jabalíes y venados que cazaba Alfonso el Onceno por estos lugares. y aunque ya no hay osos en La Jara, hay que decir que la Santa Hermandad pagaba ciertas cantidades por acabar con algún ejemplar de ellos, lo cual se tenía que demostrar aportando la cabeza y las garras del animal, que eran exhibidos en las puertas de la Cárcel de la puerta de Zamora. El enfrentamiento a los animales salvajes era frecuente en las sierras y por ejemplo así describen las gentes de Robledo del Mazo su cercanía con las bestias salvajinas, como decían entonces: “ y ha sucedido en este lugar de cuatro a séis días a esta parte, entrar en el dicho lugar de día un lobo y encontrarse con las gallinas que andaban en el exido que está junto a las casas de este dicho lugar y andar retozando con ellas y echarle perros para ver si le podían matar y hacerles rostro y los perros volverse de miedo y volver el dicho lobo a retozar en las urracas que andaban en el dicho exido”. A quienes hayan visto la película bailando con lobos les sonará esta escena. O el más conocido episodio que da explicación al nombre de Robledo del Mazo cuando “ para evitar el dicho daño de los osos en las colmenas hicieron en el arroyo que dicen de los Regatos del Mazo, un argumento que la misma agua del arroyo a un mazo que le pusieron hechizo, daba grandes golpes de noche y de día para con ello espantar a los dichos osos”.

Calco de un cérvido en los grabados de El Martinete
Calco de un cérvido en los grabados de El Martinete

Cientos de kilómetros de cañadas y cordeles cruzan nuestro territorio camino de Extremadura o de la sierra de Gredos. Talavera y su tierra jareña tuvieron una gran relación con la trahumancia y su organismo regulador, el Honrado Concejo de la Mesta. Esta relación no fue siempre satisfactoria y numerosos enfrentamientos jalonaron la relación entre los serranos que deambulaban con sus merinas y los labradores linderos que se veían perjudicados por los abusos de tan omnipotente institución. Podemos imaginar al todopoderoso alcalde entregador impartiendo justicia en los humildes pueblos jareños sobre las usurpaciones de cañadas, aplicando la ley con suma dureza y seguido con gran pompa de un cortejo que en ocasiones llegaba a las trescientas personas.

Oveja de raza talaverana
Oveja de raza talaverana

Pero no son los cuadrilleros, bandoleros, mineros, cazadores, golfines o peregrinos o trashumantes los personajes que a mí más me sobrecogen de nuestra querida Jara. Son sus sencillos habitantes que durante siglos vivieron al límite de la supervivencia, como relataban los vecinos de uno de sus pueblos también en el siglo XVI “ que es lugar de pocos aprovechamientos e que antes saben que el dicho lugar viene de cada día en disminución que en crecimiento por ser la tierra miserable y de pocos aprovechamientos, lo cual es causa de irse a otros pueblos por la nescesidad”.

La verdadera epopeya de La Jara es la de sus gentes humildes y laboriosas que sacaban cuatro espigas de centeno a las pedregosas laderas, que conseguían hacer un huerto sobre la ribera de un arroyo donde antes solamente parecía que podrían crecer las pizarras y los cantuesos, que día y noche vivieron en las sierras con sus cabras rodeados de lobos y de soledad o que plantaron los nobles olivos sobre sus empinadas laderas, en fin la epopeya de la supervivencia con el único recurso del trabajo de unas manos que extrajeron su escaso fruto a esta tierra poco agradecida de rañas y canchales.

Placa de cerámica de Las Herencias que alude a una epidemia de cólera
Placa de cerámica de Las Herencias que alude a una epidemia de cólera

Gentes que por si esto fuera poco veían además como la naturaleza se ensañaba con ellos, gentes que dedicaban sus fiestas a los santos que les libraban de las pestilencias, el pedrisco, el pulgón o la langosta y celebraban por ejemplo en esta placa de cerámica de Las Herencias que una casa se hubiera podido construir en tiempos de cólera. Hombres y mujeres que durante siglos estuvieron íntimamente en contacto permanente con la muerte, que se vivía como algo cotidiano que sin embargo se olvidaba al llegar la fiesta, representada con numerosos y arcaicos rituales religiosos unos y con evidentes raíces paganas otros como estos que veis de la vaquilla de Aldeanueva o la subida de la bandera al mogorro para protegerse las gentes de La Nava de las tormentas, que siempre fueron las inclemencias del tiempo duras y caprichosas con La Jara que hasta tiene una fiesta en fuentes que conmemora una nevada en Agosto.

Pero esa es precisamente la belleza de esta tierra, la belleza de la sobriedad castellana que siglos de vida austera marcaron en el carácter de los jareños, que sin embargo tienen un algo de sureño en su amabilidad, en la buena acogida al forastero y en su habla peculiar y socarrona. Una belleza que además de en el paisanaje, se observa en un paisaje duro, casi bronco de tierras antiguas

Olivares en las rañas de La Jara
Olivares en las rañas de La Jara

La Jara es bella en su luz intensa, en su sol abrasador que ya dibujaron junto al estenilla los hombres de la Edad del bronce,

en su luz azul castellana y mesetaria,

en su suelo arisco y mineral donde hace millones de años vivieron extraños seres hoy petrificados en sus cuarcitas y pizarras.

en su olor de mil plantas aromáticas.

en sus rañas y secanos pardas que se encienden con el sol rojo que se refleja en sus tierras rojas en los atardeceres de verano.

en sus sierras, en sus cumbres,

en sus castillazos y atalayas.

en sus valles,

en sus barrancos

en sus riberos

es hermosa en sus arroyos

en sus lagos y represas

sus lagunas efímeras

en sus ríos molineros

y en el Tajo que es su linde

es hermosa en sus espacios gigantescos

y en sus broncos cañones

en su pavorosa soledad

y en su deliciosa soledad

en su monte bajo

y en su alto monte

en sus casi volcánicos canchales

y en sus frondosos castañares

sus iglesias

sus ermitas

en sus casas

y en su arte

y en sus gentes

y en sus gentes

y en sus gentes

SAN MATEO EN AZULEJERÍA DE TALAVERA

SAN MATEO EN AZULEJERÍA DE TALAVERA

San Mateo en azulejería del siglo XVI en la iglesia de Higuera de las Dueñas

San Mateo, primer evangelista, era publicano o cobrador de impuestos de Cafarnaúm antes de su conversión. Cristo pasó por delante de su caseta de aduanas y le dijo sígueme. Mateo organizó un banquete al que invitó a sus antiguos compañeros y a otros pecadores, lo que causó el escándalo de los fariseos y Jesús les respondió que “no había venido a llamar a los justos sino a los pecadores”.

Primero predicó en los alrededores de Judea y escribió su evangelio hacia el año 50 en la lengua popular de los judíos, el arameo. Por ello se le considera el evangelizador de los hebreos. En su evangelio describe muchos detalles de la infancia de Jesús y su objetivo principal es demostrar que es el Mesías.

San Mateo en azulejería del siglo XVI en la iglesia talaverana de El Salvador

Los textos apócrifos dicen que, tras la dispersión de los apóstoles, Mateo, el que San Marcos llama Leví hijo de Alfeo, va a Etiopía donde predica el evangelio durante treinta y tres años. Allí dos magos acompañados de dos dragones se hacían adorar como dioses pero triunfa sobre ellos. También resucita a Ifigenia, la hija del rey Egipo que se convierte al cristianismo junto a toda su familia pero muere y su hermano, el rey Hirciaco, quiere casarse con su sobrina Ifigenia y le ofrece a Mateo la mitad de su reino si consigue convencerla, pero a ello se opone el evangelista. Invita al monarca a ir a misa el siguiente domingo y allí delante de todos dice que el que se atreviera a raptar a la mujer del rey debería ser castigado con la muerte y como Ifigenia quiere ingresar en un monasterio con otras doscientas doncellas, su esposo es Dios e Hirciaco no debe atreverse a casarse con la esposa de su rey celestial. Furioso por ver así burladas sus expectativas el rey ordena a uno de sus esbirros que asesine a Mateo, lo que hace con un hacha decapitándolo, para otros muere por lapidación, y una tercera versión asegura que fue quemado vivo.

San Mateo en la iglesia de Piedraescrita

Hirciaco junto a su hijo prendió fuego al monasterio, pero las llamas no le afectaron y sin embargo saltaron al palacio del rey que se quemó completamente. El hijo fue poseído por un espíritu maligno que le obligó a confesar su crimen ante el sepulcro de Mateo. El rey contrajo la lepra y se suicidó arrojándose sobre su propia espada, reinando después un hermano de Ifigenia.

San Mateo en azulejería talaverana del siglo XVII en la basílica del Prado

La representación más frecuente del santo lo pinta sentado escribiendo el evangelio bajo la inspiración del ángel, más bien un hombre alado, que es su símbolo y uno de los “cuatro seres vivientes” apocalípticos del sueño de Ezequiel que representan a cada uno de los evangelistas. También es su símbolo el hombre por hacer hincapié en la humanidad de Cristo. Como apóstol puede llevar una bolsa o una tablilla de contador en recuerdo de su antiguo oficio, por lo que a veces también se representa la escena en que sentado en su oficina cobrando impuestos es llamado por Jesús.

El libro con citas de su evangelio es uno de los atributos de Mateo. Basílica del Prado

Otro de sus símbolos es el hacha en recuerdo de su ejecución. Sus atributos como evangelista son el libro, en el que a veces se pueden leer varias inscripciones de su evangelio, como es el caso del de la basílica, la pluma, el tintero y el hombre alado. Como apóstol viste túnica talar y palio. Es patrón de los funcionarios de hacienda y aduanas, los cambistas y los contables.

San Mateo en cerámica de Ruiz de Luna del siglo XX en la iglesia de Castillo de Bayuela

Aparece en los evangelistas representados en la iglesia de Higuera de las Dueñas y en Castillo de Bayuela se encuentra representado en el púlpito junto a los otros tres evangelistas en obra de Ruiz de Luna.

En su evangelio describe la genealogía de Cristo por lo que antes de los paneles que la representan en la basílica de El Prado aparece la imagen del apóstol. También puede que se le represente por ser patrón de una de las cofradías o gremios que financiaron los azulejos.

San Mateo de Ruiz de Luna en el púlpito de Bayuela

San Mateo es un santo también vinculado a Talavera por celebrase en su honor las ferias del 21 de septiembre, día de su festividad.