RUTA: UNA VUELTA POR EL ENTORNO DE LAGARTERA
Recorrido aproximado 8 kilómetros, 2 horas y media
Podemos dar un agradable paseo por el extrarradio de Lagartera conociendo algunos elementos de interés de su paisaje y su patrimonio. Para ello preguntaremos por el camino que va hacia el calvario. En dirección sureste, tomaremos a la izquierda la senda que entre olivares va siguiendo las cruces graníticas de las estaciones del viacrucis. Las tres cruces de la estación del calvario se levantan sobre un plinto también de piedra cerca del que podemos ver un pequeño altarcillo en forma de hornacina coronada por una cruz, y junto a él una roca completamente enjalbegada donde suelen dejar pequeñas cruces hechas de palitos de olivo o de hinojo los lagarteranos que suben hasta aquí haciendo el viacrucis. Vale la pena detenernos en estas alturas desde donde se contempla el núcleo histórico oropesano que destaca al este, el murallón de Gredos al Norte y el caserío de Lagartera delante de nosotros, dominando sobre él la esbelta torre de la iglesia. Al sur se adivinan las sierras jareñas.
Bajamos del cerro del Calvario y nos encaminamos de nuevo hacia el sur. Van aumentando las encinas y el paisaje se hace más adehesado, tomando a la derecha, según indica el plano, el camino que une Oropesa con el Torrico hasta su confluencia con el camino que sube desde Lagartera paralelo al arroyo de los Tenderos.
Cerca veremos la Cruz de Tomás Arroyo. Las tropelías de los franceses durante la ocupación napoleónica hicieron que muchos españoles se levantaran contra sus abusos. Uno de ellos fue Tomás Arroyo Alía, lagarterano humilde que encontró su final luchando contra los franceses a unos centenares de metros al sur del pueblo, en el paraje de Los Berrocales. Era el jefe de un grupo de paisanos que se habían echado al monte y que se encontraron con una compañía francesa cuando se dirigían al frente de Puente del Arzobispo. Los gabachos cercaron a los guerrilleros y su jefe se vio sorprendido junto a una roca donde luchó hasta el final. Los franceses vengaron su resistencia con los muchos desmanes que después cometieron cuando bajaron al caserío tras la refriega.
Seguimos después hacia el sur por el camino de Puente del Arzobispo hasta llegar al arroyo de los Molinos, en el paraje de Corralejo. Allí queda una presa entre solitarios encinares y los restos del canal y el edificio de un viejo molino.
Volveremos después desandando el recorrido ya hecho, o por el camino paralelo indicado, de nuevo hasta la Cruz de Tomás Arroyo y desde allí bajaremos hacia el pueblo por el camino de los Tenderos, donde es curioso observar junto al arroyo los numerosos espacios vallados como huertecillos que están dotados de su pozo, su pila de lavar en muchos casos, y algunas pequeñas construcciones para animales o almacén, todo ello en granito. Puede que el nombre del arroyo provenga de que, una vez lavada la ropa, se tendía en su entorno. Es una concentración de estos elementos muy curiosa y con cierto parecido al arroyo de los Pozos Nuevos en Valdeverdeja.