RUTA DEL CERRO DE LOS MOROS
Recorrido aproximado 13 kilómetros, 4 horas
Comenzaremos la excursión de hoy en la ermita de la Virgen del Valle, muy cerca de Torrecilla de la Jara, que es de planta rectangular con una sola nave y la capilla mayor rematada en falsa bóveda con pinturas del siglo XVIII. La construcción data de 1673 aunque ha sufrido numerosas reformas. Está dotada de un campanil y un pórtico sujeto por siete pilares en la cara sur, aunque la entrada se realiza por otra puerta cubierta por un pórtico moderno.
Sin duda el más conocido de los festejos torrecillanos es la romería que el último domingo de Agosto celebran los lugareños y no pocas gentes de los pueblos cercanos hasta la ermita de la Virgen del Valle. Según la tradición se apareció a un porquerillo que estaba con su ganado en las orillas del río Fresnedoso y tanto se asustó el zagal, que con su honda disparó una piedra a la señora que se le aparecía, de manera que a este incidente achacan el hecho de que la imagen tenga una pequeña mancha en la mejilla, el hematoma producido por la rusticidad defensiva del pastor.
El último domingo de agosto se celebra allí una interesante romería en la que además de las tradicionales pujas por las andas o por determinadas partes de la imagen, se baila una antigua danza que todavía se conserva aquí y en los pueblos aledaños como Retamoso, La Fresneda o San Bartolomé. Es el baile de La Pera al son del cual se recogen donativos de los danzantes que evolucionan en la pradera cercana a la ermita. También se levantan castillos humanos, no tan elevados como los de las fiestas catalanas, pero muy curiosos por lo inhabitual de esta costumbre en nuestras latitudes.
Medio kilómetro, bajando el río, en la orilla oeste se encuentra el Cerro de los Moros, donde todavía puede observarse una necrópolis visigoda desgraciadamente destrozada por desaprensivos «buscatesoros».
Desde allí seguimos el cauce del río Fresnedoso hasta llegar a la confluencia con el Sangrera, y unos cuatrocientos metros más abajo encontramos el bonito molino de agua de El Grajo que también fue pequeña fábrica de harinas movida por motor cuando faltaba caudal en el río. Por el margen derecho del río seguimos unos dos kilómetros y medio hasta el paraje de Cerro Gordo, donde hay unas magníficas vistas sobre el pequeño cañón del río que allí se forma. Si es tiempo en que corra el río podemos bajar a sus orillas y disfrutar de sus charcas y riberas. De vuelta ya pasaremos por Retamoso.